Mientras los nuevos autoritarismos, ora tecnoliberales, ora cesarofascistas, se van posicionando, el nombre del socialismo sigue usurpado para estrategias que tienen como fin desarrollar las clases medias, una sociedad de consumo de masas y ciertas garantías sociales. Y el margen para aspiraciones tan modestas no para de estrecharse.
Receta para orillar esto o minimizar daños. Independencia política (autonomía) del proletariado. Autodefensa, porque "sólo" nos tenemos a nosotros. Internacionalismo, pero de clase, no lameculos de estados burgueses. Retaguardia como forma de ordenar y trabajar las condiciones de producción y reproducción de la política: saneamiento de los modos de subjetivización de la misma mediante ejercicios individuales y grupales + apoyo mutuo como salario indirecto razonado desde dispositivos específicos partiendo de la crítica de la economía política y el anticapacitismo. Al fin, recolocar todo lo que se reprobó en el infantil ciclo anterior para beneficio de un tercerismo folklórico, un populismo académico-pymero o un híbrido limitante de ambos, coladero de oportunistas y ascensor social para hacer política desde el privilegio. Cuando se tenga consolidado ese eje de referencia, ya hablaremos de bloques históricos y gobiernos. A ver quién se subordina a quién.
Mucho ánimo a quienes están en eso. La chavalada que ha roto con la socialdemocracia, ecologistas intransigentes y feministas socialistas (marxistas, anarcofeministas). Ahí reside la mejor oportunidad de superar lo menos dolorosamente posible la crisis civilizatoria. Os echan y seguirán echando raudales de caca. Que si secta -dicen desde espacios gobernados por parejas y sagas familiares... Que si idealistas -dicen los que ven en los fondos covid un giro keynesiano... Que si ya se os pasará -dicen los que rabiaban porque los padres del 78 les infantilizaban hasta que les reconocieron como hijos legítimos (ay, Edipo)... En el mercado de los partidos y movimientos todo lo nuevo es leído como competencia, como potencial robo de clientela. No os envenenéis con esta mentalidad de tendero chiquiburgués y centraros en lo que estáis haciendo, porque se apreciará a largo plazo. No rindáis pleitesía a lo que ahora es tendencia. Nunca hemos necesitado una izquierda unida, sino una fuerza con una estrategia adecuada, singular, poliédrica, iconoclasta y sincrética, aunque se enfrente a todas las demás.
De independencia política del proletariado tal vez no sea ejemplo Dimitrov, aunque quizá sí Juan Antonio Bardem. Os dejamos la visión del segundo sobre el primero. El viento en Europa sigue soplando de levante.
-> La misma nota en telegram
