Estamos de acuerdo en que no hay dos tipos distintos de ciencia en función de la clase social y quizá deberíamos añadir también que no hay dos tipos de ciencia en función del país. Por tanto, si es incorrecto que Lysenko diga que hay una "ciencia proletaria" también lo será cuando otros dicen que hay una "ciencia francesa" o de cualquier otro país.
Pero un punto de vista sociológico permite afirmar que lo mismo que Lysenko habla con más corrección de "dos tendencias" dentro de una misma ciencia, también puede ser posible -de hecho así sucede- hablar de "tendencias nacionales" dentro de una misma ciencia.
En ese sentido, en 1948 cuando estalla el "caso Lysenko" existía en Francia una corriente en biología muy distinta que en Inglaterra. De hecho, los cien años de historia de la ciencia que van desde el "Origen de las especies" en 1859 al debate de 1948 son diferentes en Francia y en Inglaterra y no solamente en la biología sino en las prácticas políticas que de ellas se derivaron. Además, esas diferencias afectaron de manera importante a los comunistas de ambos países.
A diferencia de Inglaterra, en Francia Lamarck estaba sólidamente instalado en la biología. Además, a mediados del siglo XIX en Francia predominaron las tesis de Pasteur en varios sentidos coincidentes:
a) Pasteur reforzaba las posiciones lamarckistas en biología por la incidencia del medio ambiente en el organismo a través de factores externos como virus y bacterias
b) Pasteur condujo a una biología centrada en los aspectos médicos y no en los agrícolas
Como consecuencia de ello, en Francia existió toda una corriente francamente opuesta a las tesis mendelianas, personalizada en científicos como Felix Le Dantec, que no se dio en los países del eje germánico-anglosajón. Evidentemente en un contexto científico como el francés Lysenko no sólo no era un extraño sino que encajaba como un guante en la mano.
El peso de la ideología dominante en Gran Bretaña era otro y eso se apreció primero en la deriva del darwinismo en su propio país, en la degeneración neodarwinista y sociodarwinista, la recuperación de Mendel para luchar contra Darwin y luego todos los intentos de conciliar ambas corrientes.
Eso influyó en los comunistas británicos y fue precisamente uno de ellos, Haldane, el que elaboró la síntesis del darwinismo con el mendelismo mediante métodos estadísticos. En Francia no se encuentran artículos como el de dos comunistas británicos R.G.Davies y J.L.Fyfe publicado en 1947 (un año antes del informe de Lysenko) en "Modern Quaterly" afirmando que las posiciones de Lysenko, aparte de absurdas, son "fundamentalistas" y propias de "discusiones teológicas".
El caso de J.D.Bernal no fue la regla sino la excepción tanto dentro de la biología como del comunismo británicos. Por eso su posición sólo se sostuvo en la medida en que el PCUS se mantuvo en las posiciones del marxismo-leninismo y a medida que los soviéticos fueron retrocediendo a partir de 1956, Bernal también lo fue haciendo progresivamente. Aunque en lo sustancial se mantuvo dentro de unas posiciones científicas correctas, las fue matizando y suavizando.
Inglaterra es la patria de Darwin y la introducción de Mendel en aquel contexto se tiene que explicar también por las propias incongruencias y limitaciones del darwinismo. Después de su fundador, los que decían ser sus seguidores supieron explotar sus peores facetas malthusianas para acabar fundiéndolas con su opuesto, el mendelismo.
Inglaterra también es la patria de la genética por antonomasia y allí, unida a la eugenesia y al racismo, se había convertido en un verdadero culto y eso llega hasta los tiempos actuales. Allí el marxismo fue devorado por el yugo abrumador de aquella ideología racista e imperialista incluso sin presentar batalla. La propia dominación imperialista omnímoda de Inglaterra sobre el resto del mundo, explica la fuerza de su ideología genetista y la claudicación de los comunistas ante ella.
En Francia las cosas era muy distintas de modo que la batalla contra Lysenko de 1948, entre otras muchas cosas que ya hemos apuntado, también fue una batalla contra la influencia de Lamarck y Pasteur, una batalla por sustituir las influencias científicas autóctonas por otras de origen foráneo.
Esa diferencia entre ambos países se percibe, por ejemplo, en la manera de abordar la etiología de determinadas enfermedades, como la tuberculosis. Mientras unos manuales de medicina la conciben como una enfermedad hereditaria, es decir, genética, otros atribuyen su origen a causas ambientales, al aire, a la alimentación, etc.
Cualquiera que sea la posición que se mantenga al respecto, la mera alusión a las enfermedades hereditarias da una fisonomía distinta de la genética que no se aprecia en la agricultura, en los melones, en el maíz y en los tomates.
Ahí es donde se aprecia uno de los mayores fraudes científicos de los genetistas convencionales, que conciben la enfermedad como uno de esos rasgos característicos del fenotipo. Pero la enfermedad no es eso; en todo caso lo que podríamos decir es que la enfermedad es el reverso de la salud, es decir, que al enfermo le falta o tiene alterado el fenotipo propio del organismo sano.
Y eso no es un juego de palabras sino dos cosas bien distintas sobre las que merece la pena añadir algunas cosas que Lecourt "se olvidó" poner de manifiesto. Me refiero a los famosos experimentos del genetista norteamericano T.H.Morgan con la "drosophila melanogaster" (a la que los vulgares llamamos "mosca del vinagre").