Sinopsis:
- [propia] Una perspectiva bioartística de Francisco Franco, general del ejército y mando fascista español, autoridad del estado entre 1939 y 1975, contrastándala con los hitos históricos sobre los que se superpuso su vida: su servicio colonial en Marruecos, superficialmente, su golpe del 36 y la guerra que le siguió.
Capi Vidal / José María Fernández, en "Basilio Martín Patino", en Reflexiones desde Anarres, el 18 de agosto de 2017, escribió:[...] El retrato de Franco es un inteligente análisis de una personalidad autoritaria, que siguió controlando y oprimiendo la sociedad española hasta el último momento.
Pepe Gutiérrez-Álvarez, en facebook, el 30 de marzo de 2019, escribió:Después de su deslumbrante debut en "Nueve cartas a Berta" (1966) Basilio Martín Patino filmó la que es considerada como su obra cumbre: "Canciones para después de una guerra" (1971). A pesar de su apariencia “inocente”, resultaba una radiografía implacable de aquella posguerra con la que la gente del pueblo tuvo que pagar una guerra que nunca quiso y que perdió a todas por todas. La célebre magdalena proustiana activaba sus sensaciones más profundas ante un torrente de imágenes más cine-verdad que nunca, ante un collage de signo naíf, rescatados de la escombrera del olvido: canciones de significados opuestos, desde las de vacua exaltación patriótica o religiosa repetidas hasta el agotamiento hasta las canciones populares que sentían por la radio pasando por los pliegues de las escenografías del hambre, del miedo, de la desolación, del desprecio y el “usted no sabe con quién está hablando”. La reacción oficial fue tardía, según parece fueron algunas señoras principales las que encontraron el film insoportable. El rechazo se manifestó en diversos informes en los que podían leerse comentarios como los siguientes: “Nada se salva de la implacable sátira, ni la Monarquía, ni la Falange, ni la Iglesia. Hasta con Auxilio Social se ceba la saña rencorosa del autor”; “No aparece ni una sola de las conquistas y logros del régimen, sino todo lo que pueda malinterpretarse”; “Se socavan los cimientos mismos de la Patria”, y un largo etc. Desde entonces, Basilio quedó “señalado”.
Pero en vez de escoger el exilio, se decidió a hacer cine lejos del control policial. Basilio rueda a lo largo del año 1974 "Caudillo", el primer trabajo de montaje sobre el personaje cuando todavía le quedaban unas cuantas penas de muerte que firmar mientras los “reformistas” del régimen aplaudían o miraban hacia otro lado. Este documental de imposible distribución representó una ruptura en toda regla con el régimen, un ejemplo de lo que tocaba hacer. Basilio y su reducido equipo se aventuraron en una intensa búsqueda de imágenes y sonidos de archivos lejos de los organismos oficiales, parte de los cuáles serán destruidos o secuestrados por la casta militar y la burocracia adicta, interesada en borrar las “huellas del crimen”. (...) “La película fue para mí –declaró Patino a una revista madrileña- la necesidad de conocer la guerra civil. Más que una película sobre Franco, que sería origen del terror y la violencia. Y la hice como reto liberador, cuando creí que debía hacerla, en plena vida del dictador, para sentirme vivo, porque ya experimenté una vez hacer cine con miedo y prometí no volver a dejarme avasallar”. Patino se erigió como el representante más consecuente de un cine militante que ha quedado como triple testimonio por lo que trataba, cómo lo hacía y porque representaba un desafío del “Jefe de Estado”, al que nadie le puede discutir. Una triple desafío que no siempre se ha valorado, pero que representa una hazaña sin parangón en la historia el cine español, y con pocos paralelismos en el cine universal.
Con el material documental tan arduamente logrado, Basilio realiza una doble exposición de motivos. Lo importante de Patino es que con la carga emocional de que disponía en imágenes no ha hecho un film de provocación, sino un film esclarecedor. Patino, desde luego, sabía de antemano la convocatoria de la que es capaz su película, y se ha responsabilizado de ello, al estar proscritos tras el conflicto suscitado en torno a su obra anterior, para organizarlos después de un modo particularmente imaginativo, en la que no faltan momentos sublimes ni otros de humor, con las inenarrables escenas familiares de propaganda que se rodaron en El Pardo; tampoco de romanticismo, a cargo de las Brigadas Internacionales, entre otras cosas porque el anarquismo de Patino es cualquier cosa menos doctrinario. La tragedia se da en unos pocos planos de Guernica. El autor no se olvida de unos toques de comedia musical, que corre a cargo de la Falange con sus grandes palabras y sus miserias. Luego está la epopeya, la del pueblo consciente de todas esas personas que todavía pagan muy caro haber planteado cara a lo peor de la historia de este país (de países). Una conciencia que nos quieren quitar, pero que anoche jueves (29-3-19) irrumpió con toda su verdad en TV2.
Ficha técnica
- Fotografía: Alfredo F. Mayo.
Guion: José Luis García Sánchez, Basilio Martín Patino; con poemas de Rafael Alberti, Luis Fernández Ardavín, Antonio Machado y Pablo Neruda.
Productora: Retasa.
Idioma original: Castellano, catalán.
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