Sinopsis:
- [propia] Secuela de "Adiós, cigüeña, adiós". La pequeña Paloma, de tan solo 13 años, da a luz a un niño, de espaldas a la familia, la propiedad privada y el estado. Lo ha logrado con el apoyo del padre, Arturo, 15 años, y toda la pandilla de amigos. La gestión colectiva del embarazo les ha ligado a tal punto que deciden continuar la experiencia, ahora para organizar la crianza. El mundo de los adultos no va a tardar en inmiscuirse, haciendo el mayor daño posible.
En el guion se escribió:- Paloma: Tengo miedo.
- Arturo: ¿Miedo de qué?
- Paloma: De que algún día no me quieras.
- Arturo: No digas eso, por favor. Yo te querré toda la vida. ¡Además, piensa que los hijos atan mucho!
Comentario personal:
- La premisa de "Adiós, cigüeña, adiós" sigue intacta y se radicaliza. Se estructura en tres tiempos dialécticos: revolución, reacción y resistencia a la reacción.
- Un formato para la emancipación social. La comuna de niños pasa de la gestión del embarazo a la gestión de la crianza. La fraternidad alcanza sus máximos históricos cuando deciden que la paternidad no dependa de la concepción, sino del apego, que se deduce de una relación social. «El padre somos todos». Gestación y crianza son estadios diferenciados que no tienen por qué organizarse linealmente.
En la comuna no se dividen por género las tareas de la crianza. Los varones cambian pañales y lavan los platos, y se saltan las clases del cole para cumplir (hoy lo llamarían "conciliación familiar"). Una escolarización orientada al trabajo asalariado no es tan importante como proteger una vida vulnerable. Y con el mismo desapego a los mandatos del estado, se olvidan de registrar al niño en la administración. Aunque sí lo bautizan, que es el ritual por el que el nacido es reconocido por su comunidad. Ser aceptado por los iguales va por delante de la aprobación de un estado que les produce extrañamiento. - Reacción de los aparatos del estado al cuestionamiento de clase y género. Mantener esta realidad paralela será cada vez más difícil. La familia se despliega en todo su potencial represivo para proteger los bienes, la herencia, el estatus del clan. ¡Y en alianza con el médico, otra temible institución disciplinaria en el tardofranquismo! Reensamblar el pacto social requerirá una ofrenda sacrificial: la mujer. Paloma es apartada de su criatura y recluida por un año en un reformatorio. El padre de Arturo llega a dudar de la paternidad del niño; si Paloma es moralmente laxa, no es improbable que se haya encamado con otros hombres. Arturo, que forzó a Paloma, se va de rositas.
Pero Paloma no es moralmente laxa, todo lo contrario. No es capaz de disfrutar de su sexualidad, que ahora, para colmo, ha quedado soldada al trauma. El guion no compadrea con Arturo, que queda como el becerro que es cuando aún defiende su necesidad de follar como un "derecho". Este distancimiento se confirma en el cierre de la película. Una nueva generación, la de los más pequeños, ha aprendido por las consecuencias del embarazo no deseado lo que es el consentimiento: «Voy a tener un niño contigo», dice un niño; «lo pensaré», contesta la niña. Atención: «lo pensaré». No «yo siento que». Superar el emotivismo es condición de una sexualidad no dominante. - Oposición política de base generacional. Los niños deciden recuperar al hijo de Paloma y Arturo. Como la ley no está del lado de la justicia, se la saltan, con esa naturalidad de quien no ha sido todavía deformado por la costumbre. Organizan entonces un comando para infiltrarse en el orfanato-convento en el que ha sido abandonado el niño. El comando, como todo entre ellos, es revolucionario en su orden interno: «Aquí no hay jefes. Lo robaremos entre todos, como buenos hermanos». El asalto de los nenes al convento es una osadía mayor. En 1973, cualquier profanación de "sagrado" representada en pantalla remitía históricamente a los distintos asaltos proletarios a iglesias y conventos en el XIX y XX, y con ello a los socialismos y republicanismos laicos derrotados en la guerra del 36. Además, la forma que tiene Summers de presentarlo está en la onda de los "jóvenes airados" del Free Cinema; es la venganza de una infancia aturdida por una enseñanza "en serie", fabril, y doctrinal, limitante. Es inexplicable que este segmento pasara la censura. Hasta para la crítica más descafeinada es un cisma mayúsculo en la ideología del momento. No es el único desacato a la ley. También hay guiños a un prematuro movimiento okupa. Es fascinante la facilidad que tienen estos críos para hacer de cualquier lugar muerto un hogar. Se la trae al paíro el problema de la vivienda en Madrid.
Ficha técnica
- Guión: Manuel Summers.
Música: Antonio Pérez Olea.
Fotografía: José Luis Alcaine.
Productora: Kalender Films International.
Reparto:
- María Isabel Álvarez (Paloma).
- Francisco Villa (Arturo).
- Curro Martín Summers (Curro).
- Beatriz Galbó (Mamen).
- José Rodríguez (niño).
- Luis A. de la Peña (niño).
- Alicia Peramó (niña).
- María Rosa Torrico (niña).
- Miryam Torrico.
- Joaquín Goma (niño).
- Felipe Anaya.
- Mari Carmen Heras.
- María Luisa Lorenzo.
- José Ignacio Villa.
- Manuel Luis Martín.
- Abel Alonso.
- Carlos Alonso.
- Mercedes Borqué.
- Teresa Gisbert.
- Alfredo Santacruz.
- Enrique Navarro.
- Ángel Menéndez.
- Pilar Gómez Ferrer.
- Francisco Pierrá.
Idioma original: Castellano.
HD 1080p VO - MP4 (AVC1- AAC) [3.61 Gb] (fuente)
detalles técnicos u otros: mostrar contenido
- El.niño.es.nuestro.(Manuel.Summers,.1973).(Spanish).HD.1080p.AVC1-.AAC.(clan-sudamerica.net).mp4 [3.62 Gb]
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