RebeldeMule

Retrato de familia
Antonio Giménez Rico (España, 1976) [92 min]



(wikipedia | filmaffinity)

[propia] España, 1936. El Frente Popular tiene opciones de ganar las elecciones. Los miembros de una familia de la burguesía industrial castellana se ven cuestionados por las nuevas circunstancias.

Película de transición al R78 que se roba noventa minutos de tu vida para convencerte de que la República, como la entiende la corriente liberal, era misión imposible.

Los socialistas la maleaban, era un medio para su propio fin, "la república popular", y así se hace ver en distintas secuencias: los discursos del Frente Popular en el arranque; las tertulias de casino acerca de que el voto al FP no es para Azaña, moderado, sino para Largo Caballero, el "Lenin español" (min 18); los revolucionarios atentando contra comercios al azar ("la revolución no distingue de matices", min 20) y asaltando a los ricos en el camino como bandoleros (min 16), hechos que no ocurrieron. El empresaurio Cecilio votó república en 1931 (min 6), él se esfuerza por ser liberal en lo político..., ¡pero es que los obreros no le dejan! Pobre Cecilio.

Los fascistas, por su parte, revientan los mítines de sus adversarios, corrompiendo el proceso electoral, y son valedores de un empresariado sin virtudes públicas, ni conciencia nacional, cobardón y pícaro, que malcría y consiente a sus hijos (min 38, min 50), compra su exención del servicio militar (min 63), engaña al seguro pasándole facturas de reformas que no vienen al caso (min 20), se interesa por la política sólo cuando peligran sus negocios y se arrepiente de la guerra sólo cuando le toca cerca (min 79). Encima se amanceba con un pueblo de baja fibra moral, de cuya corrupción participa mediante el adulterio, el soborno y los chanchullos.

La película puede ser "crítica" con el bloque fascista en ese sentido, pero señala a los obreros como instigadores originales de la violencia por querer más de lo que la república les ofrece (la secuencia original). En eso hay un hedor falangista o nacional-católico muy fuerte que termina por apoderarse de la película. Se describe un pueblo irresponsable, inmaduro para el voto, que es representado sobre todo por las mujeres: campesinas violentas (min 14), la amante artista (Paulina) y las prostitutas o cabareteras (min 56). Esa asociación entre género femenino, libre sexualidad, analfabetismo, arte y degeneración sugiere dos cosas. Que el pueblo republicano confundió libertad con libertinaje. Y que las mujeres son el mejor indicador de la reserva moral de una sociedad, en tanto sean o no sean "respetadas" en el modo en que hay que "respetar" a la virgen María. Hay una clara condena moral de la relación entre Cecilio y Lina por ser adúltero él, y de la relación entre Cécil y Lina por ser ella mayor, emparentándola con el incesto ("podría ser tu hijo", min 41). Y diría que hay hasta un tic homófobo que pasa por realismo o costumbrismo (min 40). El paralelismo entre desorden social y desorden moral se reitera y llega a tal descaro plástico que el director planta banderas republicanas en el piano de un prostíbulo y suena "El himno de Riego" cuando una prostituta se acuesta con un menor. El pueblo sólo es decente cuando es un chivato ("yo que usted me iría cuanto antes a su pueblo" -el camarero a Cecilio en el min 45).

Esto a la fuerza lleva a la idea de que "alguien", un capitán, haría falta para poner orden en este sindiós. Justo después de estas secuencias vemos otra de extremaunción de la matriarca familiar, en la que afirma rotunda que el tiempo de la monarquía ha pasado ("cuando algo se acaba... como esa pareja de Romanones y Aznar... tontos, la monarquía tiene menos vida que yo, que ya es decir"), o sea, que a la crisis republicana no corresponde una restauración borbónica, luego si ni una cosa ni otra... ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!

Esta película colecciona todos los tópicos que justificaron la tutela militar del estado durante las cuatro décadas siguientes. La escena del bidé (min 19) y una conversación con una carabetera (min 44) dan en el clavo, la moraleja: si aprendemos a votar bien y no interrumpimos con demandas sindicales al capital, en dos generaciones habrá un baño en todas las casas. Tras pasar por el desarrollismo, con un Seat en cada garage y una lavadora en cada casa, el público debió de captar en su estreno, en el 76, la sutileza del mensaje. En ese momento seguramente ayudó a aceptar el pacto que inauguraría el orden constitucional vigente.

¿Cómo es posible tan aguda coincidencia de argumentos entre Franco y el liberalismo sobre la imposibilidad de la República, condensados aquí? Fácil: más allá de sus discrepancias sobre la forma del estado, concuerdan en el orden económico. Ahora pasa igual, liberalismo y fascismo se reparten entre varios partidos que llevan en esta década la voz cantante en Europa. No son lo mismo, pero se entienden en lo básico, que es dejar fuera de la competición a los socialismos, obligándolos a subordinarse en fórmulas descafeinadas. Si noventa minutos de una mierda de película pueden servir para algo es para explicarnos por pedagogía inversa que la verdadera pinza que acaba con la democracia es esta, y no la de supuestos extremismos que rebasan una supuesta normalidad histórica.

Comparad este artefacto con una película de micropolítica antifascista y rupturista rodada ¡tres años antes! como es "La prima Angélica", o coetáneas, como "El desencanto" (su contrapunto moral) y "Las largas vacaciones del 36". Estas sí son películas valientes que despejan la mente más que un chicle de menta.

Formato: Largometraje.
Guion: Antonio Giménez Rico, José Sámano; basado en la novela Mi idolatrado hijo Sisi, de Miguel Delibes.
Música: Carmelo A. Bernaola.
Fotografía: José Luis Alcaine.
Productora: Sabre Films.

• Antonio Ferrandis (Cecilio Rubes).
• Amparo Soler Leal (Adela Rubes: así aparece en los créditos, con el nombre de su marido).
• Miguel Bosé (Cécil Rubes, único hijo de Adela y Cecilio).
• Mónica Randall (Paulina, artista, amante de Cecilio).
• Carmen Lozano (Charo).
• Gabriel Llopart (Luis Sendín).
• Encarna Paso (Gloria Sendín: así aparece en los créditos, con el nombre de su marido).
• José Luis Alexandre (Luisito Sendín).
• Carmen Cuesta (Elisita Sendín).
• Mirta Miller (Lola).
• Manuel Andrade.

 Retrato de Familia. [Antonio Gimenez Rico].avi  [702.41 Mb]

 Descargar con Telegram desde RebeldeMule_Cine1

- [etiqueta] II República (1931-1939) y Guerra de España (1936-1939)
- [filmo de ficción] Las largas vacaciones del 36 (1976)
- [monografía] Cine socio-político español II (1976-2000)

En el guion de la película, la propaganda golpista en radio escribió:

¡Capitalista! El Movimiento Nacional, salvador de España, te permite en estos momentos seguir disfrutando de tus rentas. Si vacilas un solo momento en prestarle tu ayuda moral y material con largueza y desprendimiento, a más de un mal patriota serás un desagradecido, indigno de convivir en la España fuerte que empieza a renacer. Tu oro y alhajas deben pasar a engrosar inmediatamente el tesoro nacional. Que pronto un aeroplano lleve inscrito el nombre de nuestra ciudad para pasearlo orgulloso por el frente.

Luis E. Parés, en "Otra maldita película sobre la Guerra Civil (y II)", en CTXT, el 9 de octubre de 2019, escribió:[...] la primera película que se estrenó sobre la Guerra tras la muerte de Franco, "Retrato de familia" (Antonio Giménez Rico, 1976), adaptación de la novela de Delibes, Mi idolatrado hijo Sisí. La película se centra en un industrial de provincias, digno exponente de esa burguesía que apoyó sin miramientos el levantamiento de Franco, obsesionado con que su hijo siguiese sus pasos. Su hijo, sin embargo, es movilizado y muere en el frente. El industrial se dará cuenta ahí de que su vida carece de sentido, que ha sido vaciada a pesar de mantener él sus privilegios. Lo que propone la película, y lo que la hace interesantísima, es el primer retrato de un vencedor que sin embargo no tiene nada que celebrar ni que esperar más que su propia extinción. Era la primera vez que no se hacía una apología del bando vencedor. El tratamiento fotográfico de la película tiene una tonalidad azul mortecina, deliberadamente buscada por José Luis Alcaine, que transmite muy bien esa existencia lúgubre de una clase social que sobrevivió a base de negar sus propios impulsos. [...]