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La trinchera infinita
Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga (España, Francia; 2019) [147 min]



(wikipedia | filmaffinity)

[propia] España, 1936. Higinio es concejal por el Frente Popular en su pueblo, en Huelva, cuando el enemigo de clase da un golpe de Estado con la intención de barrer la onda expansiva democrática de aquel ciclo. Incapaz de escapar de una villa controlada al milímetro por el nuevo poder franquista, que ha puesto precio a su cabeza, se va a ver obligado a llevar una vida clandestina, de reclusión doméstica; un "topo" sostenido enteramente por el sacrificio personal de su compañera Rosa, no alineada políticamente.

Su retrato de la represión con mecánicas de suspense y peli de acción conecta muy bien con el gusto dominante, eso es un plus. Otro, que sus protagonistas sean lo que era la mayoría social entonces en Andalucía, braceros sin tierra. La ambientación y transición entre las épocas, maravillosas. Muy buena dirección y un elenco del diez. Supera ampliamente a "Los girasoles ciegos". Políticamente... le vamos a dar un 3/10. Si uno quiere concederle algún mérito, tiene el de servir como alegoría de una sociedad secuestrada en su propia casa (país), como recoge el compañero Broncano (ver más abajo).

Pero no hay mucho más rescatable. En las primeras escenas se justifica la represión franquista en boca del protagonista, concejal depuesto. Le dice a un compañero que no habría que haber "solucionado las cosas a tiros", ni "tocado" a los caciques y los curas. Estamos de acuerdo, lo de los curas no debió suceder y no vamos a escurrir el bulto. Pero cuando esa explicación viene a continuación de una secuencia donde unos oficiales del glorioso ejército colonial cazan en montería a los nuestros, lo que nos está transmitiendo sin ambigüedad es que hay una relación causa-efecto que históricamente no hubo. El Golpe sobrevino para paralizar una de las vías de modernización en España y activar otra, no para detener una hipotética persecución religiosa, del mismo modo que EE.UU. no programa sus intervenciones "humanitarias" para amparar movimientos democráticos o minorías sociales, sino que los utiliza de coartada para defender los intereses condensados en su estado. En las siguientes escenas el guión completa este razonamiento al alinearse con la tesis liberal de "la guerra fratricida" y las rencillas personales como motor de la represión política.

Pero allá los vascos Garaño, Arregi y Goenagaque con su visión sobre lo que pasó en Andalucía, después de haber rodado una película de sensibilidad carlista como fue "Handia". Resulta incomprensible que se critique por su distanciamiento brechtiano a su coetánea "Mientras dure la guerra" y a este artefacto Netflix de la "memoria lacrimógena", y no antagonista, se le pase la mano por el lomo por lo bien que dibuja el "drama humano" sin agobiarnos con las motivaciones políticas de un bloque y otro, que al cine venimos a sentir, no a pensar. La única secuencia en la que se habla algo de esto resuelve en 68 segundos (los he contado) sobre un metraje de dos horas y media que el desdibujado bloque de "los republicanos" luchaba por reparto de tierras, educación y sanidad, y que el franquismo buscaba una despolitización general para acometer su empresa política, que no era otra que la empresa económica. Cuando Higinio se encuentra con un joven militante comunista de la década de 1960, le recomienda que no se meta en líos y viva la vida, que es lo que la película deja de moraleja. No porque se alinee con la élite política, sino porque "La trinchera infinita" no indaga en las causas estructurales del golpe de Estado (propiedad de la tierra, colonialismo tardío, rechazo de un movimiento obrero con proyecto de sociedad propio), haciendo ver que no serían tan poderosas nuestras razones "pa' liar la que lió el pollito", que tarde o temprano "tó ce orvida" y la amnistía llega tan naturalmente como la seguridad social, así que "vente pa' Torremolinos, premoh". Sin explicar ni 68 segundos (de nuevo: en un metraje de dos horas y media) que "la amnistía del 69" era el vértice del empuje de las primeras huelgas masivas con la picardía del aparato del estado, entre cuyos elementos no pocos andaban calculando los pasos hacia nuevas fórmulas.

Tampoco es reivindicable en su conjunto como obra feminista, aunque lo intenta (la violación, la subordinación de ella a él...), porque la lectura de los cuidados de Rosa para con su marido está filtrada por la centralidad de Higinio, el "verdadero doliente", como explica más abajo la compañera Ana Manteca. También aquí queda por debajo de "Mientras dure la guerra", en la que todas las mujeres de izquierdas sufren al arrogante Unamuno con un didactismo que hasta el más lento puede pillar. Que Rosa no tenga posición política, pero se preste a una operación política de envergadura durante treinta años, es algo que a guionistas más conscientes les habría sugerido unas reflexiones que entonces y ahora son urgentes: que sin la mitad de la población proletaria en su pleno potencial no va a haber contención antifascista ni cambio social. Eso supone, mal que pese a algunos, no sólo reconocer lo común, sino también la particularidad, su diversidad. Por eso es muy agradecer el episodio en el que el concejal depuesto y la mujer secuestrada por su amor se alían con el exponente LGTB del pueblo. Que últimamente hay mucha ida de olla / violencia intraclase con esto.

Guion: Luiso Berdejo, José Mari Goenaga.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Javier Agirre Erauso.
Productora: La Claqueta PC, Manny Films, Irusoin, Moriarti Produkzioak.

• Antonio de la Torre (Higinio, concejal por el Frente Popular en un pueblo de Huelva, depuesto por el Golpe de Estado).
• Belén Cuesta (Rosa, mujer de Higinio).
• Vicente Vergara (Gonzalo).
• José Manuel Poga (Rodrigo).
• Adrián Fernández (Jaime, hijo de Rosa e Higinio, de niño).
• Emilio Palacios (Jaime, hijo de Rosa e Higinio, de joven).
• Nacho Fortes (Enrique).
• Marco Cáceres (Juan).
• Joaquín Gómez (padre de Higinio).
• Esperanza Guardado (Mari Carmen, mujer del guardia civil asesinado).
• Óscar Corrales (Damián).
• Enrique Asenjo (Emilio).
• Estefanía Rueda (Isabel).
• Carlos Bernardino (activista falangista #1).
• Fran Machado (activista falangista #2).
• José María del Castillo (activista falangista #3).

2019: Premios Goya: Mejor actriz (Belén Cuesta) y sonido. 15 nominaciones.
2019: Festival de San Sebastián: 4 premios, incluyendo Mejor dirección y guión.
2019: Premios Feroz: Mejor actriz (Belén Cuesta). 6 nominaciones.
2019: Premios Forqué: Mejor película. 3 nominaciones.

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- [filmo de ficción] Los girasoles ciegos (2008)
- [dazibao] Modesta filmografía sobre militancia, masculinidad y LGTB

Francesc Miró, en "'La trinchera infinita', la historia de los 'topos' republicanos que vivieron décadas escondidos para escapar del franquismo", en El Diario.es, el 25 de septiembre de 2019, escribió:En 1939, después de haber intentado escapar de España por todos los medios, Manuel Cortés decidió que regresaba a casa. Había sido alcalde de la localidad malagueña de Mijas durante la Segunda República. Sabía que los militares le buscaban pero él quería volver a ver a su mujer. Y lo consiguió: tras varios días de viaje a pie, pasando la noche escondido entre matorrales y arbustos, Cortés volvió con su amada. Pero no tuvo una larga y pacífica vida junto a ella, porque si le veían en casa, si le encontraban allí, le esperaba un pelotón de fusilamiento. Así que a Manuel se le ocurrió una idea: abrir un hueco en una pared de su casa donde pudiera esconderse de los ojos de visitantes, vecinos y desconocidos. Pasó allí treinta años hasta que vio la luz del sol en marzo de 1969, año en el que la dictadura franquista promulgó un decreto por el que prescribían todos los presuntos delitos cometidos antes del fin de la guerra.

[...] La historia de Manuel Cortés se dio a conocer gracias al documental "30 años de oscuridad", dirigido por Manuel H. Martín y producido por La claqueta e Irusoin. Ambas empresas con las que habían trabajado los realizadores vascos Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga. Los tres pensaron que con ese material podían hacer una buena película, y así nació "La trinchera infinita", film presentado en el Festival de San Sebastián y que llegará a los cines el próximo 31 de octubre. [...]

Ana María Manteca Parada, en "'La trinchera infinita' de las mujeres", en Píkara Magazine, el 26 de febrero de 2020, escribió:Rosa es un personaje funcional, que explica al verdadero protagonista, su marido Higinio. Le da coherencia, veracidad histórica, sirve como punto de apoyo para mostrar el arco de transformación del personaje desde el punto de vista del deterioro de su estado mental. Pero carece de evolución propia. Tan solo contiene un ligero esbozo evolutivo que viaja a saltos como reacción a los cambios del protagonista. Una decisión de guionistas y directores. No del trabajo interpretativo de la actriz, Belén Cuesta, quien aporta gran profundidad, dignidad y ternura a esta heroína.

A Rosa la vemos casi siempre con los ojos de Higinio o en relación con todo lo que a él le acontece. Sabemos de ella poco más allá de su deseo de tener hijos, de su naturaleza cuidadora, hasta el límite de matar o morir. Y aunque se desvela por terceros que no participa en activismo político, desconocemos sus convicciones sobre la vida o sobre la guerra. Tan solo una idea se presenta como propia del personaje. Para introducir un chiste sobre Franco bastante misógino, puesto en boca de Rosa con la finalidad de que resultara inofensivo. Están ausentes sus pensamientos en privacidad. No sabemos cómo gestiona como ser humano todo lo que le ocurre. Y es demasiado para pasar por encima de puntillas sin mirarlo. [...]

Fernando Broncano, en facebook, el 2 de noviembre de 2019, escribió:Ayer fui a ver "La trinchera infinita", de Jon Garaño, José Mari Goenaga y Aitor Arregi, un relato de la vida de un topo escondido desde el comienzo de la Guerra Civil hasta la "amnistía" de 1969. Me ha parecido una buena película (quizás al guión le sobran cosas y el resultado es algo largo), bien realizada y efectiva en la creación del clima de claustrofobia y miedo que generaba el franquismo. En realidad, bajo el franquismo, toda la población fue arrojada a la condición de topos confinados en sus viviendas, por ello los topos ejemplifican muy bien la sociedad española durante aquellos cuarenta años. El caso es que los autores han elegido un punto de vista muy profundo y penetrante: la rutina del vencido produce una segunda y más devastadora derrota. El miedo desquicia las puertas de la vida en común. La magnífica interpretación de Antonio de la Torre y Belén Cuesta refleja muy certeramente cómo el franquismo destruyó los hilos que ataban la vida de la gente. Es una película sobre la experiencia del confinamiento que trasciende al franquismo y por ello mismo explica muy bien su infinita insania y crueldad. Más que recomendable.

Daniel Carbonero, en "‘La trinchera infinita’", en El Salto, el 11 de noviembre de 2019, escribió:Otra película de la Guerra Civil. La enésima, sí. Y las que hagan falta. Porque el repunte de los fascismos en toda Europa, con su eco en lugares clave del mapamundi, obliga a revisar y revisitar nuestro pasado más reciente. En el caso de España, aumenta el espacio en el Parlamento que ocupan los franquistas indisimulados. Antes también había, y en varios partidos, pero al menos carecían del estatus que disfrutan en pleno 2019 con sillones propios y con atriles reservados en cada debate televisivo.

Pepe Gutiérrez-Álvarez, en facebook, el 29 de febrero de 2020, escribió:Anoche viernes nos impactó el estreno de esta película de Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga, que todavía no había llegado a nuestra localidad (Ribes, Garraf). Estaba anunciada, pero nos dijeron que esperaban los premios Goya para pasarla, y cuando lo hagan volveremos a verla con la misma pasión en la pantalla grande, como es debido. Es evidente que la proximidad geográfica con mis orígenes, toda esa historia derivada de las atrocidades perpetradas bajo el mando de Queipo de Llano (cuyas locuciones se oyen insistentemente a los lejos al principio de la película), tiene no poco que ver. Se menciona Arahal, que está a unos kilómetros de mi pueblo donde escenas como las descritas en la película formaron parte de aquellos horrores evocados en familia, en una familia a la que la República apenas acababa de llegar. Sus personajes nos resultan muy cercanos: Higinio y Rosa llevan pocos meses casados cuando estalla el golpe militar-fascista y los mal llamados “nacionales (nacionales eran todos, pero los militares se apoyaron en el Gran Dinero, la Iglesia, la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, garantizaron al capital extranjero total garantía, etc.), empezaron una represión que no dejó de matar hasta bien entrado los años cuarenta…

Para Higinio, la vida está amenazada por la muerte violenta. De hecho se escapa por mera casualidad. Con ayuda de Rosa decidirá atropelladamente utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional, se habla de las partidas de maquis en la Sierra, luego de la victoria de los Aliados, los mismo que habían decido “no-intervenir” o sea, dejar las manos libres al nazi-fascismo. El miedo así como la pasión que sienten el uno por el otro les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años, hasta finales de los años sesenta. La dirección colectiva aborda el relato concreto con puntualizaciones históricas para narrar la evolución del régimen sin salir de un espacio mínimo, el de una habitación (y poco más), donde se esconde un superviviente vigilado además por un vecino fascista, uno de aquellos de “las pistolas” que creían que había que estar con los que mandaban. Se trata de una apuesta arriesgada: cómo contar una historia particular en un país como la España de Franco con tan pocos elementos y minimizando los recursos narrativos a través del punto de vista. El sustrato político está presente, pero es la relación doméstica y conyugal entre Higinio y Rosa la que poco a poco terminará por imponerse. "La trinchera infinita" es una historia de lucha silente, de resistencia, de miedo y de mucha soledad, y por supuesto, de contradicciones de pareja y generacionales.

La película evoca una “trinchera infinita”, un combate en el que la quietud, la rutina, las esperanzas frustradas se van dosificando después de un inicio que lo deja todo claro. El desgaste de Higinio y Rosa se convertirá en metáfora de la propia dictadura, así como de una historia en la que cada cual aguanta su cruz: él en el agujero, ella soportando el mundo de fuera que entra en casa a través de un guardia civil violador, y de un vecino que podía haber sido perfectamente interpretado por Ortega Smith.