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ROJO, Vicente (1894-1966)

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ROJO, Vicente (1894-1966)

Nota Lun Sep 09, 2013 11:50 pm
Vicente Rojo

Portada
(wikipedia)


Introducción

En la Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores se escribió:Vicente Rojo Lluch. Era comandante y había sido profesor de Táctica en la academia de Toledo, gozando de general respeto por su capacidad. Sirvió en el Estado Mayor reformado de Largo Caballero; fue jefe de Estado Mayor de la defensa de Madrid y en mayo de 1937 fue nombrado jefe de Estado Mayor del ejército republicano, siendo en calidad de tal, autor de los planes de combate de las principales batallas en que estuvo implicado el ejército republicano. En quince meses pasó de comandante a general. Después de la derrota de Cataluña se mostró renuente a regresar a España y dimitió de su cargo. Tras haber transcurrido muchos años exiliado en América Latina, regresó a España en 1957, siendo procesado y condenado a 30 años. Naturalmente fue indultado. Pero 20 años después de la guerra que se le tratara así, le afectó mucho. Falleció en 1966.





Bibliografía compilada (fuente)





Ensayo





Sobre Vicente Rojo (ensayos)





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José María Laso Prieto, en "Vicente Rojo, el general que humilló a Franco. A propósito del libro del coronel Carlos Blanco Escolá", en El Catoblepas, número 28, junio de 2004, página 6, escribió:Así titula el coronel Carlos Blanco Escolá su libro dedicado a analizar la destacada personalidad del militar que tras haberse distinguido en la defensa de Madrid, contra el intento de conquistar la capital de España por las fuerzas militares sublevadas contra la república, llegó después a ser en Jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de la República y el cerebro militar que planificó las batallas de Brunete, Belchite, Teruel y El Ebro. El coronel Blanco Escolá es también autor de las obras La Academia Militar de Zaragoza (1928-1931), Franco y Rojo, dos generales para dos Españas, La incompetencia militar de Franco y General Mola, el ególatra que provocó la guerra civil. El último libro del coronel Blanco Escolá que, además de haber sido director de la Academia Militar de Zaragoza, en su nueva etapa democrática es licenciado en Historia, se presentó en Madrid el 23 de septiembre de 2003. En la reseña del acto dice J. R. M. en el diario El Mundo:

    «"Realmente, el general Vicente Rojo, humilló a Franco", sostiene Carlos Blanco Escolá, historiador. Pero ¿cómo le humillo si perdió la guerra?, cabe preguntarse. "Porque en el planteamiento de las grandes estrategias le sacó ventajas siempre y fue la falta de medios del ejército republicano la que decantó el resultado", afirma Blanco Escolá que ayer presentó su libro en Madrid. Y prosigue el reseñista: "El caso es también reivindicar la figura de este militar honesto, cabal, católico de fuertes convicciones, anticomunista, partidario de la legalidad vigente, enemigo de los africanistas y de los golpistas del 36, sabio militar, cuyo objetivo era diseñar un ejército de hombres con conocimientos, algo para lo que fundó como editor la revista Colección bibliográfica militar, respetado por sus enemigos, aglutinador y fundador de las milicias populares... «Rojo ordenó el caos en la guerra civil y fue un maestro en estrategia, entendiendo como tal la utilización del elemento sorpresa", asegura Escolá. "Pero sus hazañas bélicas fueron difíciles de perdonar por Franco, a quien trajo de cabeza durante la lucha." Su vida tras la derrota está contada también en el libro. "Se fue a Argentina y luego a Bolivia, donde se le reconoció su rango y pudo enseñar en su academia militar. En los años cincuenta quiso volver a España, pidió autorización y le dejaron. Pero le esperaban a la vuelta de la esquina. Le llegó una citación judicial por rebelión militar, algo surrealista. Le condenaron a cadena perpetua, pena que no cumplió por una amnistía, pero le rebajaron la graduación y le humillaron. Ahí Franco actuó con espíritu de venganza."»

Desde hace años he sido un gran admirador del general Rojo. He leído y tengo todos sus libros que forman parte de mi biblioteca militar que casi alcanza los dos mil volúmenes, incluida la Colección bibliográfica militar dirigida por los entonces capitanes Rojo y Alamán. En la década del setenta ya publiqué en la prensa asturiana un artículo enaltecedor de Vicente Rojo y después publiqué en la revista El Basilisco el trabajo «Franco y Rojo: dos estrategias en la guerra de España» y, en la misma revista, «El Arco de Fuego (la batalla de Kursk)», sobre la batalla más decisiva de la Segunda Guerra Mundial. Desde tal perspectiva, quiero hacer dos observaciones: es posible que Franco fuese humillado objetivamente por Rojo. Si embargo, no creo que lo fuese subjetivamente, ya que considero que Franco no tenía suficiente conciencia autocrítica para tener tal sensación. Por otra parte, es muy discutible calificar a Vicente Rojo de anticomunista. Con independencia de su cosmovisión cristiana, Rojo elogió muchas veces la combatividad y disciplina de las unidades comunistas que actuaban bajo sus órdenes, y la eficacia de los jefes militares surgidos del V Regimiento de Milicias Populares. En reciprocidad los citados jefes, Líster, Modesto Tagüeña, etc., siempre elogiaron, en sus memorias, la capacidad militar de Rojo así como su honestidad profesional. Lo mismo ha hecho, años después, Santiago Carrillo.

El coronel Blanco Escolá inicia su último libro describiendo cómo surgió la casta militar africanista que junto con el rey Alfonso XIII, involucró a España en las campañas de Marruecos y fue el núcleo decisivo de la rebelión contra la República que fracasando como alzamiento, se convirtió en guerra civil y, después, en conflicto internacional. En el capítulo titulado «Bailando al son del maestro», Blanco Escolá expone las razones de la superioridad militar de Rojo sobre Franco. Así dice: «Mientras que Franco mostraba su supina ignorancia en todo lo relacionado con la estrategia (no había tenido ocasión de estudiarla ni practicarla en ningún momento cuando realizaba su fulgurante carrera). Rojo procuraba desenvolverse en el marco de la más pura ortodoxia tratando de compensar con su acertada conducción de la guerra la aplastante superioridad de medios del adversario. En definitiva, Rojo parecía asumir resueltamente esta máxima del mariscal Montgomery: 'Hay que obligar al enemigo a bailar al son que se le toque'. Franco, ciertamente, se pasó la guerra bailando al son que tocaba Vicente Rojo». Después de algunas páginas, Blanco Escolá se centra en la última gran ofensiva republicana: «La maniobra del Ebro, planeada y dirigida por Vicente Rojo, causó gran sensación en su día, y llegó, incluso, a ser estudiada como modelo en las escuelas militares de la extinta Unión Soviética: las tropas republicanas prepararon esta difícil operación a lo largo de cincuenta días, a escasos metros de las posiciones del adversario. En la medianoche del 25 de julio de 1938, utilizando doce puntos de paso, comenzaron a cruzar el río las seis divisiones de los Cuerpos V y XV del Ejército del Ebro, cogiendo al enemigo por sorpresa y logrando desarticular su dispositivo de fuerzas. Por la mañana, con las vanguardias situadas a la otra orilla dominando los puntos esenciales, y pese a la presencia de la aviación franquista, que acudió con rapidez a la cita, el grueso inició la travesía sin encontrar demasiados problemas, a la par que se llevaban a cabo las acciones demostrativas previstas; al finalizar la jornada, los republicanos habían alcanzado los objetivos previstos para el primer avance y, tres días después, tenían al otro lado todos los elementos que debían pasarlo, con los diversos puestos de mando y escalones de servicio instalados. La maniobra del Ebro había terminado y las fuerzas republicanas se dispusieron a afrontar la consecuente batalla defensiva». Según Blanco Escolá, «A la elegancia y brillantez demostrada por Rojo, con la maniobra del Ebro, Franco respondió con los ataques frontales y el empleo de la fuerza bruta, es decir haciendo gala de los dos rasgos que caracterizan a los militares incompetentes». Según Enrique Líster, toda la táctica y el arte militar de Franco se redujeron a las del mazo.

Félix Población, en "La voz del general Rojo y la de Queipo de Llano", en La Marea, el 23 de enero de 2013, escribió:Hace unos días, TV3 ofreció en Cataluña el que se considera único mensaje conocido, a través de la radio, del general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central de la segunda República durante la Guerra de España. El mensaje fue emitido el 18 de enero de 1939, dos años y medio después del inicio del conflicto armado y pocas fechas antes de que el ejército rebelde del general Franco entrase en Barcelona, que ya había sido brutalmente bombardeada por la aviación fascista italiana en marzo de 1938. Este valioso documento lo encontraron los familiares descendientes del general Rojo entre la documentación del militar republicano.

Vicente Rojo, que afirma no haber comulgado con ningún veneno sectario y dice hablar en su condición de hombre apolítico y bueno, cristiano y español, dirige su alocución a los compatriotas de uno y otro lado del frente, a sus compañeros de ayer y de hoy, a fin de que encuentren en su voz el eco de su propia conciencia. No es exaltado el tono de voz del general, sino mesurado y firme. Asegura que habrá resistencia en los montes y ciudades de Cataluña frente a la crueldad tan bárbara como innecesaria de quienes han vulnerado la voluntad del pueblo con la ayuda de potencias extranjeras, y que la victoria militar no podrá extinguir las verdaderas causas de la lucha, porque el combate militar que ha dividido en dos a España, la de Franco y la de la ley republicana, tiene unas raíces más profundas.

Es seguro que, a las razones esgrimidas por el general en ese sentido, deberíamos prestar una especial atención en las circunstancias que actualmente vive nuestros país, pues Vicente Rojo afirma que la lucha está desarrollada “en los planos de la escala social”, según expresión literal del militar republicano- y está planteada entre la España caduca, corrompida y venal y el pueblo español, que aspiraba y aspira a redimirse.

Una vez escuchado el mensaje del Jefe del Estado Mayor de la segunda República, no estaría de más que el curioso lector prestara su atención a las alocuciones emitidas por el general felón Queipo de Llano a través de Radio Sevilla, a fin de contrastar la interpretación que de la Guerra de España tuvieron ambos. Las casi 600 arengas de Queipo, transmitidas diariamente a las diez y unos minutos de la noche, se prolongaron hasta el 1 de febrero de 1938, tuvieron como objetivo la presión, el amedrentamiento, la burla y la burda exaltación de la violencia, y han sido calificadas por algunos historiadores como auténticos alegatos de sangre y miedo. De entre todos los fragmentos más conocidos es de destacar el que sin ninguna duda podría estimarse como más demostrativo ejemplo de la personalidad y valores humanos del mentado:

“Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad (…) Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen. (…) Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad”.


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