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Laëtitia o el fin de los hombres (J-X. de Lestrade, 2019)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Laëtitia o el fin de los hombres
Laëtitia
Jean-Xavier de Lestrade (Francia, Bélgica, Suiza; 2019) [45 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    [fuente] Laëtitia Perrais, de 18 años, desapareció una fría noche de enero de 2011 en La Bernerie-en-Retz, al oeste de Francia. Encontraron su moto abandonada a 50 metros de su casa. Los agentes de policía estaban seguros de haber encontrado al criminal, pero no encontraban el cuerpo de la joven. Basándose en la historia real y en la novela homónima de Ivan Jablonka, Jean-Xavier de Lestrade reconstruye el crimen que conmovió a toda Francia.

Comentario personal:

    Tiene tres grandes méritos.

    El primero, explicar que la familia no es el lugar seguro que describe la propaganda idealista. La mayoría de abusos sexuales se dan ahí, protegidos los victimarios por la esfera privada burguesa, ocultos de las miradas de la calle. En la serie, los tres agresores, que por lo demás entre sí no tienen nada que ver, escogen la casa, su propiedad, inviolable propiedad, para violar. Tres hechos calcados son una pauta, no una casualidad. De "porque es mío me lo follo como quiero" a "en mi casa me follo lo que quiero" no hay ningún paso. En relación, recomiendo "Cuando el destino nos alcance", donde las mujeres eran parte del mobiliario que venía con la compra de una vivienda.

    El segundo, hacer genealogía de la violencia, analizar las causas estructurales. Todo nos prepara para ejercer y recibir violencia; ya asiente jerarquías, ya nos resarce de ellas, interiorizamos pronto que, junto al dinero, es la vía rápida a la satisfacción del deseo. Los verdugos espejan la violencia que en su día les modeló y el objeto de su depredación llega a aceptar el rol que complace al agresor, erosionada su voluntad por la cadena de humillaciones. Nadie toma la decisión de ser así; te vas acostumbrando, llega un momento que no sabes hacer otra cosa y desprogramarte cuesta, como dejar de fumar. Se ve en varios personajes de la serie, pero ninguno duele tanto como Jessica. Duele su necesidad de ser querida de cualquier modo con tal de compensar las carencias.

    El tercero, destapar las trampas del relato. La imagen Instagram que hace de sí Patron, de hombre que jamás haría eso, porque él es un santo que colabora con la comunidad. Patron: ¿cuánto nos condiciona un nombre? La asociación con "Padre patrón" es inevitable. Y es que, de la galería de zombies emocionales, ninguno es tan terrorífico como este. La gente más temible es la que sonríe siempre, celosa de cómo le ven los demás, que compra su prestigio con favores y "trabajo social", y no la gente que lleva la oscuridad en la mirada, que en su aspereza manifiesta su propia flaqueza. Los peores monstruos son los que nacen de la obsesión de ajustarse a la norma, pues el apego forzado a la norma casi siempre es más cuestión de estética (imagen, artificio) que de ética (proceso, interiorización), por muy de izquierdas que la norma sea.

    Porque Patron es un perfil sociológico tentador para el campo de la izquierda: ex-empleado de la naval, trabajador social, 54 criaturas acogidas en casa, entrenador de los equipos locales de judo, gimnasia y fútbol. ¿Cuántos militantes borrarán intencionada o inconscientemente con labores reconocidas socialmente las huellas de una depredación sexual? La práctica del buitreo, que objetiva el sexo como un indicador de éxito social, ha sido tolerada y celebrada en ambientes "comunistas" masculinizados que conozco bien, incluido hacia compañeras y simpatizantes. ¿Vamos a eludir trabajar estas cuestiones en nuestro campo?

Ficha técnica


Reparto:


Idioma original: Francés.





Secuencias






HDTV VO - AVI [2.21 Gb] (fuente)





WEB-DL 1080p Dual (VO/VE) - MKV [8.85 Gb]





Relacionado:



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Nota Mar Jul 06, 2021 7:21 pm
Reseñas breves / abreviadas

detalles técnicos u otros: mostrar contenido
En el guion, en el capítulo 6, se escribió:
    - Toda su vida, aunque fuera corta, siempre fue una víctima de la violencia machista.

    - Resulta increíble, si te paras a pensar. Su padre pegaba y violaba a menudo a su madre. Y su padre adoptivo, que abusó de su posición y de la protección del Estado, también abusó durante años de ellas. Imagina el daño que eso les haría. Y está el asesino, que usa a las mujeres como juguetes y las tira cuando ha acabado.

    - Y no nos olvidemos del presidente, que utiliza su muerte para su beneficio político, y se ventila a los jueces de paso.

    - Sí. Una vida muy dura para 18 años.

    - Como si la violencia machista fuera normal. ¡Como si fuera algo noble, de lo que enorgullecerse!

Alicia Murillo Ruiz, en facebook, el 18 de julio de 2021, escribió:Ey, tú, escucha una cosa: tu versión de lo que ocurrió durante tu infancia es válida, tienes derecho a expresarla y, con toda probabilidad, está más cercana a la realidad que la versión hegemónica familiar.

Te quiero. Importas.

Belén Remacha, en "El 'rey del cachopo' y otros asesinatos de mujeres que no fueron tratados como violencia machista", en El Diario.es, el 30 de noviembre de 2018, escribió:[...] Laëtitia Perrais, de 18 años, fue violada, asesinada y descuartizada en enero de 2011 en Francia. El periodista Ivan Jablonka analizaba extensamente en el libro Läetitia o el fin de los hombres el abuso machista que había sufrido la chica y el tratamiento mediático y uso político de su asesinato. En la vida de Laëtitia, escribía, hubo tres injusticias: la violencia de sus progenitores; su asesinato; y la metamorfosis de su crimen en suceso, es decir, “en espectáculo de muerte”. Jablonka agregaba que un suceso "exige un monstruo que debe ser encerrado" y eso "apunta al advenimiento de una sociedad dividida en buenos y malos".

Max Reyes Hutinel, en "'Laëtitia o el fin de los hombres': el horror de la violencia machista", en Cinemagavia, el 26 mayo de 2021, escribió:[...] El libro en el cual se basa la serie, más que relatar los hechos, se analiza las actuaciones de los personajes implicados. Por medio de entrevistas principalmente, el sociólogo Ivan Jablonka, intenta comprender sus mentes complejas. Tanto el asesino como Laetitia o su hermana, son víctimas de la lacra que supone la violencia machista.

Tony, el asesino, tiene un pasado traumático, con una familia rota que le lleva hacia una camino de drogadicción y misoginia. Laëtitia, por su parte, proviene de un hogar roto y vive en un lugar donde siente que no encaja. Todo este coctel los lleva a encontrarse y provoca el fatal incidente.

En cierta el ejercicio de análisis de Ivan, recae en la serie en la figura del inspector. Busca entender el porqué de la tragedia y los comportamientos de Tony. A pesar de esto, en ningún llega a justificarlos, a pesar de que en cierta manera fue víctima de un sistema que se desentendió de él desde niño, al igual que las gemelas Perrais.

Como ultima puntualización, se resalta lo ”carroñero’’ de una prensa sin escrúpulos, que con tal de conseguir una exclusiva, son capaces de todo. No solo en Francia se ha dado situación, y es importante recalcarla, en pos de un periodismo noble y objetivo.

Aroa Moreno Durán, en "Autopsia en directo", en Info Libre, el 11 de septiembre de 2019, escribió:[...] ¿Por qué un suceso ocupa tanto espacio en la conciencia pública y otros pasan completamente desapercibidos? Jablonka responde explicando que hay casos que se encuentran en la intersección entre una historia, un terreno mediático, una sensibilidad y un contexto político. Todos estos sucesos que ocupan durante semanas diarios y televisiones no alimentan tanto el morbo como purgan la perversidad del lector, a modo de catarsis, ayudándolo a superar los traumas de su época y a mirar, por un segundo, a los ojos de la muerte.

Teresa Díez Recio, en "‘Laëtitia o el fin de los hombres’: morbo y crítica sobre los errores del sistema", en Valencia Plaza, el 28 de mayo de 2021, escribió:[...] Paradójicamente "Laëtitia o el fin de los hombres" no cuenta con el consentimiento de la familia de las niñas, un detalle que llama poderosamente la atención porque, pese a su loable intento de realizar una crítica al sistema judicial y a los servicios sociales franceses, parece que se olvida del respeto hacia las víctimas de carne y hueso. Para ello, la serie se escuda en que se trata de “una historia de ficción basada en hechos reales”, pero la realidad es que se desarrolla en la misma localidad en la que ocurrió de verdad y usa los nombres reales de los implicados en la tragedia.

Sus padres biológicos, aunque fueron apartados de la educación y custodia de las gemelas, poseen la patria potestad. Es por ello que, cuando se arrancó la fase de casting, protestaron ante la opinión pública, recopilando, eso sí, apenas 2.000 firmas: “Hoy, sin nuestro consentimiento, sin ni siquiera haber hablado previamente con la familia, el Sr. Jean-Xavier De Lestrade, documentalista, prepara una miniserie sobre el caso de nuestra sobrina, hermana e hija. Jessica, la hermana gemela de Laëtitia, lucha todos los días por salir adelante en la vida sin su hermana, pero la televisión y los medios se ocupan de recordarle lo que ha vivido, como si para ella fuera fácil olvidarlo”.

    Otras referencias
    :str: Ismael Serrano: "Caperucita" (Atrapados en Azul, 1997).
    - Javirroyo: "El horror", en instagram, 19 de noviembre de 2022.

Nota Vie Mar 31, 2023 2:08 am
Nota adicional

    Publiqué esta miniserie en julio de 2021. En mi reseña, contaba lo fácil que era pasar el filtro de la aprobación izquierdista siguiendo la línea de puntos; modos de estar que no tenían por qué vivirse íntimamente y que, al cabo, servían como mecanismo de valorización simbólica en su campo y hasta para proveer de carnaza al depredador. Seis meses después de esta reflexión, el 30 de diciembre de 2021, un conocido militante asesinó a su hija en Madrid, en un caso de violencia vicaria. En este vídeo se ve lo bien que el mengano se sabe el guion.

    No sé si la madre de Abril leerá esto alguna vez, pero me gustaría pedirle perdón por la parte que me toca. Los grandes casos se alimentan de la tolerancia a los pequeños. En los pequeños puedes llegar a ver la anticipación de un gran caso. Pero no reaccionas, o no reaccionas correctamente. A veces el exceso no te deja pensar (desborde emocional, saturación organizativa), otras por miedo a la presión social (cuántas veces desdeñamos una crítica por no estar arropada por una mayoría suficiente) y siempre por una inexcusable falta de preparación, que es lo que te saca del desborde o la congelación. Sin desmerecer que todos los que ocupamos algún lugar de autoridad en relaciones históricamente asimétricas estamos implicados en el ejercicio de la violencia. También me gustaría decirle que ahí andamos, trabajando garantías de no repetición.

Ana Requena Aguilar, en "Los hombres que te caen bien también pueden matar mujeres", en El Diario.es, el 11 de enero de 2022, escribió:Julien Charlon tenía 47 años, trabajaba como fotógrafo y vivía en el barrio madrileño de Lavapiés. El pasado 30 de diciembre asesinó a su hija de tres años. Acababa de separarse de su pareja, la madre de la niña, que también residía en el barrio. El crimen conmocionó a la sociedad con la especial crueldad que rodea siempre el asesinato de una menor, en esta ocasión, además, a manos de su propio padre. La sacudida golpeó especialmente a Lavapiés y los ambientes en los que se movía. Julien Charlon era conocido por su compromiso ligado a las banderas de la izquierda, un hombre implicado en la vida social y cultural de un barrio atravesado por el activismo. Cuando la noticia del crimen llegó al vecindario, las conversaciones y los chats se llenaron de la misma pregunta: ¿cómo era posible que un hombre así hubiera cometido un crimen machista? Matar a su hija, condenar a su expareja a un sufrimiento de por vida. [...]

La madre de Abril, en "Un silencio cómplice", en El Salto, el 1 de julio de 2022, escribió:El asesino, Julien Charlon, vecino del barrio y empleado de La Casa Encendida, en la que trabajaba con niños y adolescentes, con personas con discapacidad, había militado desde 2000 en movimientos sociales vecinales como el Centro Social El Laboratorio; apoyado a movimientos feministas; comprometido con los inmigrantes; participado en varios documentales sociales como "Los Ulises" y "La Grieta"; implicado en proyectos vecinales como Esto es una plaza; escrito un libro: Mundo Lavapiés; participado en el mercado de San Fernando con un puesto; amigo de muchos en el barrio y conocido de muchos. Todos le conocíais: era un “BUEN VECINO”.

Después de seis meses del asesinato de mi hija me pregunto qué tipo de reflexión y de cambio ha hecho un barrio que se dice y tiene fama de súper implicado en lo social. El silencio sin elaboración, sin pensamiento, es sinónimo de complicidad con estos actos y por tanto contribuye a la repetición. Es muy probable que no se sepa cómo hacer, o que las palabras falten, pero, ¿no impone la gravedad de lo ocurrido suspender todo para revisar profundamente lo que lo permitió? ¿No ha servido para nada todo esto? Mejor cubrir un tupido velo y hacer como si hubiera sido un caso aislado, un crimen atroz de los que raramente ocurren.

No, no fue así, el crimen fue la respuesta a un deseo femenino, el de separarme de una persona con la que ya no quería estar. El crimen fue un castigo inesperado, del que yo no tenía ni el mas mínimo atisbo de que pudiera ocurrir, precisamente porque era UN BUEN VECINO, implicado, feminista, de esos que dicen haber hecho una reflexión sobre el machismo y haberse cuestionado hasta la médula su masculinidad. No es un hecho aislado, es el extremo de un comportamiento machista que castiga al deseo femenino porque no puede controlarlo, que lo tacha de loco, lo maltrata y lo descalifica hasta llegar al asesinato. Es el extremo de un continuo en el que caben muchos otros comportamientos rencorosos, de descuido, de silencio cuando los colegas hacen determinadas bromas, de complicidad en los espacios con la ausencia de la palabra y el deseo de las mujeres, de falta de escucha, de invisibilidad de lo que no se pliega al interés masculino, de maltrato en sus múltiples formas hacia las mujeres y que no tiene solo la forma del asesinato, sino también de abandono, el yo soy libre, el no me ates, el amor libre, las posiciones infantiles, el no responsabilizarse de la vida compartida, el castigo…

El objetivo de Julien Charlon era dañarme. No hay excusas para un acto de este calibre. No me vale el estaba loco, le dio un brote, estaba enajenado. Tampoco me valen los prejuicios que culpan a la víctima: ¿cómo ella no se dio cuenta?, ¿estaba desprotegiendo a su hija? Todo esto no tiene cabida, el ACTO HABLA POR SÍ MISMO. Todos en el barrio le conocían, NADIE, ni siquiera yo, hubiera esperado nunca esto, lo que significa que nuestra normalidad convive con esta posibilidad, también en esos círculos. Por ello es necesaria una reflexión de los comportamientos machistas que nos atraviesan. Una transformación real y profunda. No actos políticos ni reivindicaciones. No mirar hacia fuera, sino hacia adentro. No era un loco, él se dijo: “me deja, pues se va a enterar”.

Si no somos capaces de pensar todo esto y generar las condiciones de no repetición, buscar la formas de reparación, un cambio profundo en nuestras comunidades, seremos cómplices de lo ocurrido.



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