RebeldeMule

Que viene el lobo (P. F. Christensen et al., 2020)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Que viene el lobo
Ulven Kommer
Pernille Fischer Christensen, Samanou Acheche Sahlstrøm, Niclas Bendixen, May el-Toukhy (Dinamarca, 2020) [55 min cada episodio]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    [fuente] Holly, una niña de 14 años, ha llamado la atención del profesorado tras escribir una redacción escolar donde expone con detalles el supuesto comportamiento violento de su padrastro. El asunto se traslada a Lars Madsen, un veterano trabajador social que decide profundizar en el caso y cuya primera decisión es separar provisionalmente a Holly y a su hermanastro, Theo, de su familia mientras se lleva a cabo una investigación. Los padres niegan las acusaciones y mantienen que la niña se ha inventado todo en un arranque de rebeldía adolescente. ¿Quién miente entonces y quién dice la verdad?

Luis Roca Jusmet, en facebook, el 25 de marzo de 2021, escribió:La figura del mediador ni se ha de sobrevalorar ni se ha de plantear fuera de contexto. Tiene sentido en un conflicto entre iguales que está atascado y hace falta un tercero para facilitar el diálogo. A veces funciona y a veces no.

Pero si hablamos de violencia entonces lo que se necesita no es un mediador. Lo que se necesita es poner los medios para neutralizar al individuo o al grupo que la ejerce. Neutralizar quiere decir aplicar la ley. Porque en este caso no hay conflicto, hay agresores y víctimas.

Mi amiga Lorena, en una conversación informal, escribió:La manera de "ayudar" a quienes maltratan es excluirlos, enfrentarte a ellos y marginar comportamientos y responsabilizarlos completamente de sus actos, aunque para explicar estos teóricamente podamos remitirnos a la cultura. Son diferentes niveles en los que trabajar, sencillamente. El conflicto es necesario, porque si hay posibilidad de reinserción se logrará tratándolos como lo que son, agresores, gente a quien expulsar de la sociedad y no tratándolos como víctimas, aunque sufran. Todo lo demás no vale. Si hay posibilidad de reinserción de un maltratador no se logrará empatizando con él y tratando de comprenderlo, sino excluyéndolo completamente, y si tiene recursos para poder comportarse de otra manera los pondrá en práctica cuando se vea sin ningún tipo de apoyo; si se trata de comprenderlos y ayudarles desde la empatía son un pozo sin fondo.


Comentario personal:

    Es cuando te extirpan de cuajo de las relaciones que te alimentan que puedes meditar con profundidad sobre ellas. Esto es verdad para todo el mundo, no sólo para el violento. El no violento involucrado en situaciones de violencia suele buscar o aceptar su soledad de grado como oportunidad de pensarse y rehacerse, como le va pasando a Holly. Es lo que se suele decir de tomar distancia, darse un tiempo, para ver los problemas con perspectiva. Pero al violento... esta fórmula hay que imponérsela; es un adicto, no acepta porque no puede y si es violento es porque su ascendiente sobre otros se lo permite, y ya sabemos que ningún rey ni reina baja de su trono por propia voluntad. Habrá que aplicar esta ley del ostracismo cuando el daño sea terrorífico, haciendo cálculo utilitario.

    De otro modo, si el corte en los vínculos que les hacen fuertes es superficial, los depredadores reentrarán pronto en la relación con más tiento, con más cuidado de su imagen, o se pasarán los años aguardando una oportunidad de regresar al lugar de dominio que creen que les corresponde por derecho de nacimiento. Las mujeres, como grandes guardianas de la normatividad que son, suelen ser las primeras en proteger ese vínculo, a menudo bajo retóricas del bien común (la familia, el grupo, etc.). En palabras de mi compañero Pepe: «las dependencias femeninas con los machos alfa a pesar de los hijos son muy heavys». En la serie te lo dan masticado, deglutido y digerido. Y en la militancia pasa, vaya que pasa, no es una estructura social distinta a las demás.

Ficha técnica


Reparto:


Premios:

    2021: Göteborg Film Festival: Premio Nordisk Film & TV a Maja Jul Larsen (guionista).

Idioma original: Danés.





HDTV VO - MKV [4.88 Gb] (fuente)





HDTV VE - AVI [5.90 Gb]





WEB-DL 1080p Dual (VO/VE) - MKV [16.3 Gb]





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Muchas gracias por el aporte. Me ha parecido una historia muy emocionante y auténtica. Personalmente, creo que es un acierto plantear el tema desde el punto de vista de la posibilidad de reinserción, pues casi siempre y sobre todo en el cine estadounidense, cuando se tratan estos asuntos se hace de forma maniquea y desde el punto de vista de la venganza y del "Derecho penal del enemigo", lo que a la postre lleva a legitimar ciertas opciones políticas reaccionarias como la pena de muerte. No creo que el enfoque de la serie sea ingenuo ni "buenista", como demuestra la inviabilidad de la familia protagonista, pero la conversación final entre Lars y Simon pone el foco en la responsabilidad de toda la sociedad sobre el comportamiento antisocial de algunos de sus individuos.

Nota Mar Jun 14, 2022 12:42 pm
Paula Llaves, en twitter, el 11 de junio de 2022, escribió:El otro día me preguntaba un conocido, en un tono un tanto capcioso, qué haría yo con los hombres acusados de ejercer violencia contra sus parejas. No soy yo muy punitivista, así que le hice esta propuesta: crearía centros residenciales para ellos, con las puertas abiertas, por supuesto, pero asegurándonos de que mantiene un perímetro de seguridad de varias paradas de metro para que nadie de su entorno sepa dónde está.

Le prohibiría acercarse a los lugares frecuentados por su expareja, amigos comunes y familia de ella, así como a su anterior vivienda. Obviamente podría darse el caso de que no pudiera ir a trabajar, pero no pasa nada, le garantizaría una ayuda de 460€ durante seis meses.

Y claro, haría una legislación para que su empresa pueda trasladarle a otro punto geográfico a trabajar o reservarle el puesto hasta la confirmación del juicio si lo hubiere. Obviamente no haría falta que su pareja interpusiese denuncia ni tuviese orden de protección para esto.

En el centro compartiría habitación con otros hombres en sus circunstancias, se le impondrían rutinas de higiene personal y doméstica, habría supervisiones diarias y horarios cerrados. No podrían regresar al centro más tarde de las 11, en verano, 10 en invierno, so penalización.

Me aseguraría de que sus redes sociales están desactivadas, de que no hace fotos o videollamadas desde el centro, por supuesto, le impediríamos usar la localización del teléfono. Su dieta dependería absolutamente del centro, puesto que no podría acceder con comida de fuera.

Tampoco podría fumar dentro del centro, ni hablar, claro, de beberse una cerveza. Si tomase medicación se la gestionaría el mismo centro. Si la presión le llevase a tomar "demasiada" medicación, se le administraría cada toma bajo vigilancia.

Por supuesto, le pondría un eficientísimo equipo de educadores, trabajadores sociales, psicólogos y abogados... que analizarían su caso y su conducta minuciosamente, dispuestos a ayudar en todo lo necesario para modificar aquellos patrones que le han puesto en esa situación.

En el hipotético caso de que tuviera hijos, tendríamos a su disposición un psicólogo infantil que estudiaría su relación con los menores, los errores pedagógicos que haya podido cometer y el apego de los pequeños, dándole herramientas para construir una relación sana.

La salida del centro sería a otro centro de características similares, pero de larga estancia, en caso de que la resolución judicial fuera en su contra, y a la calle en caso de que no, eso sí, manteniendo la prohibición de pasar por las zonas mencionadas al inicio.

Durante la estancia se evaluaría su compromiso con la intervención, el cumplimiento de la normativa del centro, se pondrían diversos niveles de amonestación que determinarían las condiciones de su salida. Pero le garantizaríamos algo de ocio, especialmente en vacaciones o navidad.

Cosas como ir en grupo a la piscina, hacer talleres de costura o de pulseras en el centro, ir al cine cuatro veces al año. Un educador llevaría los abonos transporte, la visita duraría el tiempo pactado, no podrían separarse del grupo.

Todo esto a este conocido mío le pareció terrible, tremendo, una cosa antidemocrática, una violación de los derechos, un juicio a priori, una presunción de culpabilidad. Pero no tiene por qué preocuparse, porque todo esto es el funcionamiento normal de un centro para víctimas.

Los acusados, si hay pruebas evidentes del riesgo que puedan provocar, tienen una pulserita en el tobillo y una orden de alejamiento, muy rara vez entrarán a prisión y normalmente es por acumulación de delitos. En la mayoría de los casos, ni eso, ellos se quedan en la casa. Muy a menudo, la casa de ella, de los hijos de ella que también serán sacados del colegio, arrancados de sus amiguitos del barrio, de la casa de los abuelos. La casa a la que habrá que ir a recoger las pertenencias con un zeta y una orden policial.

Ellos, que no tendrán que repetir cien veces a decenas de personas distintas, cómo fue aquella agresión, de qué manera, si hubo o no violación, cuántas veces... se quedarán con el barrio, el trabajo, la posibilidad de ver a la familia, de tomar cerveza con amigos hasta las 2 a.m. De fumarse un cigarro en el salón. Ellos se quedan con la posibilidad de poner en todas sus redes sociales que ella es una guarra, una puta, una mentirosa que le ha jodido la vida.

Así que no hay que preocuparse. Porque vivimos en un estado democrático y de Derecho que respeta la presunción de inocencia. De los acusados.

A continuación, peña escandalizadísima, porque se me ocurra fantasear con cómo sería si, en subjuntivo, se aplicase a los acusados el protocolo básico de protección y atención que, en infinitivo, se aplica sistemáticamente a las víctimas de violencia de género. Yo, de ustedes, me lo miraría. Un señor que no ha terminado de leerse el hilo, desde su punto de vista de jurista, ha calificado al sistema de protección para victimas de violencia de género "gulag hipervigilado". Y ¿sabéis qué? Tiene razón. Pero si les parece un «gulag hipervigilado» intolerable para los acusados, no entiendo cómo les parece tan normal que sea el protocolo básico de actuación con las víctimas. A lo mejor es que se os ha quedado un poquito de tutela patriarcal en el diente, hazte así…

Por cierto, que me salten automáticamente con "y los hombres qué", sin preguntarse siquiera si lo que habría que hacer con las víctimas es garantizarles unos ingresos y una vivienda digna en un lugar seguro y que la atención jurídica, psicológica, psicosocial y de intervención sea meramente ambulatoria, para garantizar su recuperación en condiciones de seguridad y dignidad, dejando los casos más graves (ideación suicida, multiproblemáticas, etc) en semitutela deja bastante claro la cantidad de propaganda de mierda y la concepción punitivista que tenemos. "Alguien tiene que pagar a priori, y serán ellas o serán ellos, pero alguien tiene que pagar, y mejor que sean ellas, por denunciar, por chivatas". Telita cómo razonáis. Dais puto miedo, chavaleh.

Por cierto, a los que han llegado hasta el final y aún no han entendido bien de qué va el hilo: lo de arriba es simplemente una transposición simbólica para explicar detalladamente cómo funciona un centro de emergencia para víctimas. El interés del hilo es visibilizar las carencias estructurales que afectan a quienes piden ayuda y protección al Estado, no una propuesta formal de actuación con respecto a los hombres acusados. Esto no es un what if de qué hacer con los maltratadores, ni con las denuncias falsas. Que entre los que no pueden leer más de tres tuits sin demostrar la incontinencia y los que estamos perdiendo la capacidad de análisis de las figuras expresivas del texto está la cosa mu malita. Y esto también es preocupante.


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