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¡Votad, votad, malditos! (Llorenç Soler, 1977)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
¡Votad, votad, malditos!
Llorenç Soler (España, 1977) [23 min]

Portada
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    [fuente] Las más importantes y primaverales elecciones que se han celebrado en el Estado español datan de 1977. Tal efemérides hizo salir a la calle al realizador independiente de origen valenciano Llorenç Soler para captar el ambiente preelectoral y recoger así en vivo el parecer del "personal de a pie", material de carácter periodístico, entre el reportaje y el documental, que configuró el corto "¡Votad, votad, malditos!".

Ficha técnica

    Guión: Llorenç Soler.

Intervenciones:

    Electores.

Idioma original: Castellano.





DVDRip VO - AVI [240.1 Mb]
detalles técnicos u otros: mostrar contenido
General
Nombre completo : Votad.votad.malditos.avi
Formato : AVI
Formato/Info : Audio Video Interleave
Tamaño del archivo : 240MB
Duración : 23min.
Tasa de bits total : 1 456Kbps
Aplicación de codifición : VirtualDubMod 1.5.10.2 (build 2540/release)
Librería de codificación : VirtualDubMod build 2540/release

Video
ID : 0
Formato : MPEG-4 Visual
Formato del perfil : Advanced Simple@L5
Ajustes del formato, BVOP : 1
Ajustes del formato, Qpel : No
Ajustes del formato, GMC : No warppoints
Ajustes del formato, Matrix : Default (MPEG)
ID Códec : XVID
ID Códec/Pista : XviD
Duración : 23min.
Tasa de bits : 1 318Kbps
Ancho : 688pixeles
Alto : 512pixeles
Relación de aspecto : 4:3
Velocidad de cuadro : 25,000fps
ColorSpace : YUV
ChromaSubsampling : 4:2:0
BitDepth/String : 8bits
Tipo de exploración : Progresivo
Bits/(Pixel*cuadro) : 0.150
Tamaño de pista : 217MB (91%)
Librería de codificación : XviD 1.2.1 (UTC 2008-12-04)

Audio
ID : 1
Formato : MPEG Audio
Formato de la versión : Version 1
Formato del perfil : Layer 3
Format_Settings_Mode : Joint stereo
Format_Settings_ModeExtension : MS Stereo
ID Códec : 55
ID Códec/Pista : MP3
Duración : 23min.
Tipo de tasa de bits : Constante
Tasa de bits : 128Kbps
Canal(es) : 2canales
Velocidad de muestreo : 48,0KHz
Tamaño de pista : 21,1MB (9%)
Alineación : Alineación entrelazado
Entrelazado, duración : 40 ms (1,00fotograma de video)
Entrelazado, duración de precarga : 504 ms
Librería de codificación : LAME3.98r
Opciones de codificación : -m j -V 4 -q 2 -lowpass 17 -b 128





:str: Reproducción





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Nota Lun May 16, 2011 4:23 pm
Sobre la práctica del voto. Un análisis sobre Ecuador que tiene amplia validez.


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fuente



La decisión política de la democracia liberal



Napoleón Saltos Galarza

ABP Noticias // 14 de mayo de 2005



La democracia es un abuso de la estadística.

- Borges




LA CONSULTA

El dispositivo de votación liberal es la agregación de votos individuales y la opción simplificada SÍ/NO (1/0, input/output), para producir una mayoría cuantitativa. Está en juego la matemática cartesiana simple, sumatoria de puntos. El punto político liberal está en el cruce de la coordenada ciudadanía y la ordenada voto. La ciudadanía y el voto pueden operar a partir de la abstracción de toda cualidad (diferencia e identidad) y la reducción a la cantidad. De esta manera, la Consulta se presenta como la representación de la voluntad general de la sociedad sobre una materia.

Pero para ello tiene que cargar el sistema, no desde la participación que implica un proceso complejo de argumentación, gusto y decisión, sino desde la publicidad y la captación del voto. El resultado es la reducción del tono democrático del sistema y una degradación de la política. El primer efecto es la degradación de dispositivos de democracia directa (o participativa), como la consulta popular o el plebiscito, que pierden su carácter constituyente para transformarse en intentos de relegitimación coyuntural del poder.

El voto no puede ser representado por un punto, pues no se trata de un resultado abstracto, sino de una decisión concreta, un todo complejo en que se condensan diversas "motivaciones", intereses, argumentos, gustos. Aún más, no se trata de una decisión individual, sino de un campo de interacción de diversas fuerzas y tendencias.

El sistema cartesiano es insuficiente para la decisión política participativa; y sería necesario pasar a un sistema fractal, que nos permita tratar la cantidad y la calidad. Esta orientación es necesaria si queremos buscar los puntos de salto cualitativo, de ruptura y la construcción de sistema políticos avanzados de decisión, con la participación de la sociedad. En general, la tendencia de los políticos liberales es actuar con el resultado de la simplificación sistémica producida por la modernidad capitalista, la versión liberal de la democracia, que tiene como base la ciudadanía, vaciada de su contenido concreto, de las diferencias e identidades, de las cualidades.

Desde esta visión cartesiana la política se convierte en la acción iluminista de los actores poderosos (los que saben) para mover a la masa (ignorante); por ello es fundamental el papel de los líderes, los partidos políticos y la opinión pública.

La simplificación sistémica de la democracia liberal va por el lado de la palanca impulsora: las motivaciones más primitivas, pues las formas más avanzadas se vuelven complejas. Las estadísticas muestran que menos del 5% decide por razones programáticas y que la tendencia de la masa es a decidir por intereses y gustos de corto alcance. En la Consulta, un alto porcentaje del electorado no conocía el contenido de las preguntas y la complejidad de las mismas no produjo el enriquecimiento del debate y de la educación política del pueblo, para que actúe como sujeto. La política deriva en marketing y clientelismo. Lo que importa es el fin, no el medio: el objetivo es captar votos. En el capitalismo tardío se impone una racionalidad cínica.

En nuestro país hay un largo funcionamiento velasquista de los dispositivos de relación del poder con las masas. El punto de partida es la creación de un espacio vertical en torno a un liderazgo carismático que actúa como mediador de las contradicciones sociales, con una respuesta "religiosa" de la población, que se convierte en base política. Por ello la deriva de las consultas hacia el funcionamiento como plebiscitos sobre el líder. Pero la vida rebasa los recursos clientelares y los pequeños juegos de abalorios.

El funcionamiento carismático en la Consulta se enfrentó con dos procesos: desde arriba, la intervención de los dispositivos tradicionales de autoridad y poder; y desde abajo, la presencia fractal de la diversidad política y social que construye un sentido en la oposición. La consulta ofrece una oportunidad para la resurrección de los viejos liderazgos oligárquicos, pero también para la emergencia/retorno de los actores sociales y políticos. El intento de controlar la totalidad termina en formas autoritarias y pierde eficacia ante la presencia de la diversidad, cuando ésta encuentra un cauce de confluencia.

En los resultados de la Consulta hay signos que marcan un cambio de tendencia: la rebelión electoral viene de las provincias en que predomina la población indígena, la marginación y la resistencia al modelo extractivista. Es la confesión de la derrota de la política asistencialista y el retorno de la voz de protesta.

El NO triunfa en la Sierra y en la Amazonía, mientras el SÍ se impone en la Costa. Empieza a cerrarse el ciclo sistémico de pugna y alianza burgués-oligárquica –trazado por Agustín Cueva–, con una recomposición del bloque hegemónico en torno al capital financiero-comercial de la Costa. El giro del gobierno, post 30S, a la agenda de la oligarquía guayaquileña permitió una confluencia implícita de Correa y Nebot, que se expresó en el silencio del Alcalde durante la campaña, y fundamentó el desplazamiento del principal apoyo electoral desde la Sierra, presente en la primera fase del régimen correista, marcada por el discurso del cambio, hacia la Costa, en la fase actual, marcada por el discurso del orden y la segurización de la política.

Los resultados finales apuntan a una apretada victoria electoral del Gobierno, pero a una derrota política: la deslegitimación del régimen se acentúa.

El dispositivo sistémico no se agota en la captación y emisión del voto; sino que se prolonga en el escrutinio y el manejo de información de los resultados. Es aquí donde tradicionalmente se han operado las alteraciones de la "voluntad popular".

El problema sistémico es la vinculación de los organismos electorales al poder dominante. En el sistema anterior la constitución del organismo electoral se asentaba en la representación de los partidos más votados, lo que permitía un juego aparente de contrapoderes, vaciado de la participación social. En el sistema organizado por Montecristi, el discurso de la participación ciudadana ha desembocado en la práctica de una concentración de poderes en torno al Ejecutivo. La vinculación convertida en principio de regulación altera la conexión entre input y output, entre la emisión del voto y su contabilidad e información.

El impasse trata de ser resuelto a través de dos estratagemas. La de la estadística: cómo convertir la minoría en mayoría. No se trata de las maniobras del fraude, sino de una aritmética de poder: suponiendo que el SI gane en todas la preguntas, no lo hará con la mitad más uno de los electores, sino con la mitad más uno de los votos válidos. Afuera quedarán las abstenciones, los votos nulos, los votos blancos, esa mayoría silenciosa sin voz, "los cualquiera" que no entran en la contabilidad de la "policy". La democracia liberal se basa en esta metamorfosis estadística: el sistema electoral produce la "mayoría" en un proceso que parte de la captación del voto (input) para transformarlo en escaños (output), mediante la creación de mayorías sujetas a las relaciones de poder. La Constitución de Montecristi no altera este fundamento y más bien retrocede en este punto respecto a las disposiciones de la Constitución del 98; y la Ley electoral reproduce una versión clásica de este juego en torno a un sistema D’Hont modificado: el sistema de poder juega a su reproducción autopoiética.

Y la de la información: las encuestadoras –oficiales e independientes– no pueden calcular la complejidad y anuncian el triunfo del poder. Y luego viene la sorpresa: el grito de resistencia. Aunque el eco no encuentra todavía respuesta. Todavía no surgen las pistas para el paso de la rebelión electoral a la rebelión política.


EL PRINCIPIO FRACTAL

Vivimos un tiempo caótico de transición civilizatoria. Las viejas formas han entrado en decadencia, pero no hay todavía un camino alternativo. La paradoja está en una crisis sistémica sin sujeto. No se puede proclamar que "un espectro recorre el mundo, el espectro del comunismo". Es el tiempo de la incertidumbre y la búsqueda.

El paso de la totalidad cartesiana a la visión fractal puede permitir una relación más adecuada entre la complejidad de la vida y la tendencia simplificadora del sistema de poder. El paso desde el Estado uninacional al Estado plurinacional abre cauces para tratar la unidad en la diversidad o la diversidad en la unidad.

Este paso implica moverse en conceptos frontera, como ciudadanía social, civilidad, movimientos sociales, que implican una nueva forma de relación entre lo universal y lo particular, entre la cantidad y la calidad; implica una nueva forma de la política, en particular, una nueva forma de constitución del sujeto, lo que se ubica más allá de los límites del funcionamiento sistémico.

Un primer paso es recuperar la identidad programática: los temas que fueron escamoteados en la consulta oficial y que sirvieron de base a los argumentos para la resistencia de las organizaciones sociales y políticas de izquierda, desde la lucha contra el modelo extractivista y la criminalización de la lucha social, hasta el carácter plurinacional del Estado, pueden ser el fundamento de la reconstitución de la unidad programática de las fuerzas transformadoras.

Desde allí es posible disputar a la derecha el sentido del NO y trazar la independencia ante el proyecto PAIS. Colocarse en la trinchera de la defensa de la Constitución de Montecristi como punto de partida es insuficiente y puede actuar como un nuevo límite para la reconstitución del proyecto histórico revolucionario.

La clave está en recuperar el espacio de la utopía y los sueños. "Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre".

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