¡Qué bueno es buscar que el otro nos entienda! qué bueno cuando se abandona la retórica épica y se aparca la descalificación; es decir, cuando nos quitamos de en medio y damos prioridad a la sustancia de lo que decimos sobre nuestra propia persona (cosa que efectivamente se hace cuidando las formas en las que expresamos las ideas): solamente lamentamos que cuando se tiende la mano no se nos tienda a todas.
No podemos más que estar de acuerdo con muchos de los planteamientos del señor Rubiera - por mucho que sus palabras fueran dirigidas a otro; y no podemos sino disentir de otros tantos. Es evidente que quien considere a Zizek genial por la oscuridad de su pensamiento (mal del que adolecen muchos filósofos, especialmente franceses) no hace más que repetir la actitud del que se maravilla ante las galas del emperador cuando el emperador en verdad desfila desnudo. Es indudablemente cierto que si la labor de la filosofía además de interpretar el mundo es transformarlo y lo deseable por lo tanto es que la filosofía se transforme en una fuerza material al difundirse entre las masas (según propone Marx en la ideología alemana) nuestro objetivo común es hacer universalmente asequible la cultura y el conocimiento. Y que por lo tanto a nadie se le nieguen las herramientas que le permitan disfrutar de la danza de José Esquivel o Aurora Bosh o del Fausto de Goethe.
Sinceramente, (y esperamos que esto se entienda ahora sin la menor maledicencia) no nos parece honesto retratarse como "bruto idiota" cuando se hablan (y leen) varios idiomas, se manejan un buen número de programas informáticos y se tiene una extensa cultura que nos permite citar a Brecht o a Ludo Martens o haber visto películas de
Lina Wertmüller. Verá, como usted muy bien expone hay trabajadoras y trabajadores a los que se le ha negado la más mínima instrucción y o bien son por completo analfabetos o analfabetos funcionales. Cuando Dorado plantea el carácter pequeño burgués de España (hablando además de españolidad o españolez) olvida que esa España que él pinta no es la que muchas de nosotras habitamos; la España que muchas de nosotras conocemos (urbana o rural, el campo también existe) la compartimos extemeños, marroquíes, búlgaros, ecuatorianos, senegaleses, aragoneses, gitanos, rumanos, congoleños, argelinos, alcarreños, colombianos, armenios y un sin fin de gentes que tienen como patria la nostalgia. Esa "ilusión de ciudadanía" que comparten muchos habitantes de España o Alemania o del primer mundo en general tiende a invisivilizar la realidad de la miseria y de las formas más radicales de la explotación en las "sociedades desarrolladas"; es de hecho una nueva forma ideogizada de racismo; un racismo que otorga falsos privilegios de ciudadanía consumidora (en realidad sometimiento a necesidades creadas permanentemente insatisfechas mediante el consumo) a un minoría por su lugar de origen, por haber nacido en determinados lugares de determinados países. Sinceramente, y entiéndase de nuevo como una crítica a los planteamientos y no como un juicio a las personas; ¿No es sobre todo estéril enarbolar banderas frente a la pantalla del ordenador, no es pequeño burgués lanzar preguntas grandilocuentes frente a una conexión de banda ancha? No es incompatible leer a Zizek y encontrar en su obra argumentos que nos permitan interpretar la realidad para transformarla (sobre todo si nuestra instrucción nos permite hacerlo) con esforzarse por alfabetizar a nuestros compañeros y compañeras trabajadoras que vienen de Costa de Marfil (por poner un ejemplo bastante común) de trabajar desde los nueve años en las plantaciones de cacao, a poner ladrillo sobre ladrillo para que los capitalistas españoles se enriquezcan a su costa, no es incompatible buscar los resortes que pueden ayudarnos a luchar contra la opresión en Zizek, con enseñar a amas de casa y obreros jubilados a manejar el ratón del ordenador y a leer y escribir y a que puedan compartir la sabiduría de Antonio Machado.
Lo cierto es que en nuestros barrios invisibles y en la invisibilidad de la España rural, por desgracia no tienen mucha presencia los partidos de la vanguardia revolucionaria; no había revolucionarios profesionales el otro día en el desalojo fascista de la cañada real, y tampoco se vio a los jóvenes de V de vivienda; había algún cura rojo, algún trabajador social comprometido, algún educador de calle, algún abogado laboralista. Tampoco en Francia los partidos marxistas-leninistas por desgracia (en qué estarán pensando) dirigían organizaciones de masa para conducir el impulso de rebelión de los jóvenes magrebíes de los barrios obreros. Sin embargo si que hay comunistas (marxistas, leninistas) y libertarios y comprometidos de distinto signo que peleamos por realizar una labor pedagógica o promover el asociacionismo (pero lo cierto es que los partidos o los sindicatos no nos aportan mucha ayuda, andan preocupados de otras cuestiones) Cualquiera sabe que las estrategias en estos casos para que los jóvenes, los adultos o los mayores reconozcan que todo es de todos, pasan por dotarles de las herramientas que les permitan reconocer la verdad (que sí, siempre es revolucionaria) y no imponerles ningún doctrinario; educar para la emancipación (Paolo Freire) supone devolver al oprimido el poder enajenado, haciéndole consciente de las contradicciones de la realidad en la que está inmerso. Por eso si se quiere saber lo que un adolescente español (en el coro o en el caño) piensa del “omnia sunt comunia”, lo mejor es ir directamente a preguntárselo, y como el fin común (que supuestamente todas y todos compartimos en estos foros) es a cada cual según sus necesidades y cada cual según sus capacidades, no nos planteemos retóricamente bajo qué condiciones esto sería posible, si no que lo hagamos posible desde ya; seguro que muy cerca se tiene a alguien cuyas verdaderas necesidades se pueden ayudar a remediar si ejercitamos nuestras capacidades (siempre recordando que a quien se le da un pez come un día y a quien se le enseña a pescar come siempre) Así que a veces es mejor apagar la computadora y el pedeá y bajar a patear la calle en busca de los adolescentes para comprender junto con ellos que si todo no es de todos es por que unos pocos se han adueñado de los medios de producir todas las cosas y entre ellas, muy especialmente nuestra propia capacidad de producirlas.
Nostras también preferimos a Hugo Chavez y a Fidel Castro que a Zizek, pero a diferencia de lo que se afirma no vemos que sean incompatibles. De hecho, admiramos, respetamos y seguimos a ambos dirigentes (y a cientos de miles de militantes anónimos, últimos artífices de las transformaciones sociales) mientras que la obra de Zizek nos parece sin más problema interesante y en ella hemos encontrado elementos que estamos seguras pueden convertirse en fuerza material para la emancipación si se difunden entre las masas. Por eso en vez de emplazar a alguien a que realice el trabajo de utilizar a Zizek para ello, lo que uno debería hacer, si está al alcance de sus capacidades es ponerse manos a la obra.
Por eso nos sorprende el uso que se hace del magnífico texto de Brech; justamente lo que venimos criticando se explica a la perfección valiéndose de esa imagen; hay quienes se esfuerzan tanto en podar, en cortar, en condenar y en eliminar para dar a su pensamiento una perfecta apariencia esférica sin fisuras de marxismo-leninismo que de tanto podar acaban por ofrecer la mera forma del marxismo leninismo desprovisto de toda sustancia. Por eso las palabras del infame tonto útil del fascismo globalizado WBush, no hay manera de suscribirlas, por que precisamente transforman el compromiso radical (aquel que va a la raíz de las cuestiones y los problemas, que asume y se adentra en la profundidad propia de toda materialidad) con la enfermedad infantil del extremismo (que se mueve por la superficie ideal de las cosas). Un extremista confunde el apoyo a la liberación del pueblo palestino con el apoyo al anti-semitismo, el compromiso político radical, que es el que verdaderamente niega el término medio al denunciar la falsedad de los extremos, apoya radicalmente la lucha del pueblo palestino y condena de forma radical el antisemitismo por que reconoce que ambas son una y la misma lucha; el radical comprende que la verdad es universalmente valida y por ello es partidista; Marx descubre que la verdad universal que explica la formación social capitalista reside en el proletariado, es decir en una parte de dicha formación social.
Zizek escribió:Así, cuando Lenin dice que "La teoría de Marx es todopoderosa, porque es verdad", todo depende de cómo nosotros entendamos aquí la "verdad": ¿es un "conocimiento objetivo" neutro, o la verdad de un compromiso subjetivo? La apuesta de Lenin - hoy, en nuestra era de relativismo postmoderno, más actual que nunca - es que la verdad universal y la lealtad, el gesto de tomar partido, no son sólo mutuamente excluyentes, sino que nos condiciona: en una situación concreta, la verdad UNIVERSAL puede articularse sólo desde una posición completamente PARTIDARIA - la verdad es por definición unilateral.
Porque resulta que muchos de esos que están “en contra de nosotros” (el nosotros de Bush) están realmente de su parte (de la de Bush) y en contra de la emancipación de las gentes, porque realmente Al Qaeda ¿a quién favorece con sus actos? Evidentemente al pueblo Palestino no, ni al pueblo irakí, ni al pueblo afgano, ni al Iraní, ni a los que buscan el triunfo de la razón y del socialismo; son más bien sin embargo el aliado perfecto de Bush que le permite hacer de su capa un sayo y del mundo un campo de concentración.
Como nos parece evidente que muchas de estas cosas las compartimos todas las personas aquí congregadas, quizá aquí nos esté pasando eso de que al preocuparnos por las islas (nuestra persona individual), no reconocemos el archipiélago que formamos (archipiélago; conjunto de islas unidas por aquello mismo que las separa).
Salud.