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Pussy Riot: Una plegaria punk (Lerner, Pozdorovkin, 2013)

NotaPublicado: Lun Sep 11, 2017 1:09 am
por Ivanjoe
Pussy Riot: Una plegaria punk
Pokazatelnyy protsess: Istoriya Pussy Riot
Mike Lerner, Maxim Pozdorovkin (Reino Unido, Rusia; 2013) [90 min]

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IMDb
(filmaffinity)


Sinopsis:

    [fuente] Filmada a lo largo de seis meses "Pussy Riot: Una plegaria punk" narra la historia de Nadia, Masha y Katia, tres jóvenes miembros del colectivo feminista de arte Pussy Riot, que realizaron una plegaria 'punk' de cuarenta segundos en el interior de la catedral del Cristo Salvador de Moscú. Esta actuación provocó su arresto bajo la acusación de odio religioso y convirtió al grupo en icono del activismo político.

    Con material e imágenes exclusivas, la película muestra a los personajes reales detrás de sus ya famosos coloridos pasamontañas. Mientras Nadia, Masha y Katia defendían sus convicciones desde la jaula de la sala de audiencias, los miembros de Pussy Riot en libertad planeaban nuevas acciones de guerrilla para acrecentar el movimiento de protesta en todo el mundo.

    Pasando de la farsa a la tragedia, y viceversa, la película explora cómo el incidente pudo zanjarse con una multa, un arresto o una pena de trabajos sociales, pero se convirtió en un pulso personal contra el sistema representado por Putin.

    Ganadora de un premio especial del jurado en el Festival de Sundance y del premio al mejor documental en los premios del cine independiente británico.

Pablo García Márquez, en "Pussy Riot: Una plegaria punk (Mike Lerner, Maxim Pozdorovkin)", en Cine Maldito, el 2 de febrero de 2014, escribió:Portada

Es fácil relacionar el nombre del grupo Pussy Riot a aquel movimiento musical y feminista de principio de los noventa de los Estados Unidos conocido como Riot Grrrl, del cual hace no mucho hablé en la web, movimiento que me entusiasma en cualquiera de sus expresiones, sea artística o política, tan irremediablemente unidas en su feminismo combativo que destilaban.

Así que cuando el jefe de todo esto me designó por encima del resto de compañeros en una purga a la soviética para asistir al preestreno del presente documental mi alegría era máxima. Desgraciadamente la experiencia resultó poco enriquecedora, pero sí interesante para escribir mis pajas mentales habituales.

En primer lugar el documental se centra casi en exclusiva en la parodia del juicio mediático que tuvieron, dejando en segundo lugar lo relacionado a su creación como grupo artístico lleno de “performances” y, sobre todo, centrándose más en su actividad política contraria al régimen de apariencia democrática de la Rusia de Putin que en su música. Vaya, que de documental musical tiene poco. Porque todo se resume en una cinta de consumo occidental y es aquí donde comienza a patinar peligrosamente.

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Hay por tanto casi más que decir de las contradicciones en la manera en que se enfoca el documental que del documento en sí. Sin duda es un alegato contra la situación particular que se vive en el país eslavo y como tal es tan necesario y loable, pero desde luego es fallido y hasta discordante en más de un aspecto. Tal vez el problema resida en un servidor, ya que esperaba encontrar cierta luz sobre su feminismo, su ideario político, su música y el entorno del movimiento, explicando sus acciones y reivindicaciones. Hay poco de eso, aunque cuando se nos explica mínimamente su pasado, el documental coge cierto vuelo.

Es cierto que no se pierde interés, todo sucede de manera rápida y sirve para no olvidar las contradicciones de la Rusia post-comunista. Es aquí donde mejor funciona la película y cuando de manera velada se entiende que las protagonistas son las hijas de la Perestroika, de los desechos del comunismo moribundo de los 80 y de la crisis de los 90, con sus privatizaciones y unos pocos quedándose con todo. Unas chicas de esa clase media comunista que huyen tanto de ese oscuro pasado como de la alianza del presente formada por el poder político liberal y la iglesia ortodoxa.

Las Pussy Riot han recibido la atención mediática de medio mundo de la misma manera que el apoyo de algunos artistas de renombre. Lo paradójico es que al final ha terminado distorsionándose su imagen hasta simplificarlo en «las dos Pussy guapas y la otra», y no hay más que meterse en la wikipedia y buscar a las tres integrantes y que se le quede a uno la cara de idiota al ver que cuanto más atractiva se es, más palabras se han escrito sobre ella. Puede que Rusia no sea una plena democracia, pero la mirada de occidente ha sido lamentable, prejuiciosa y sí, machista. Y hasta el documental se contagia de esto cuando imprime más atención, incluso nos regala una música épica de manera vergonzosa, en los alegatos finales de las tres chicas, otorgándole mayor interés a una por encima de las otras, teniendo en cuenta la fama mediática de una con respecto a las demás.

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Esto no es culpa de las integrantes, obvio, pero no es justo para con su postulado feminista, político y musical. En resumen, han sido engullidas tanto por la maquinaria del poder ruso a las órdenes de Putin como de la noticia simplista por Occidente disfrazada de libertad con aroma a maquillaje de la que el documental peca algunas pocas veces. Sí, es demasiado simple y termina siendo algo peligroso, pues como es habitual, comienzan a surgir los ladridos tipo «hay que ver cuánta atención se le da a estas tías y lo poco que se le da a los de Greenpeace encerrados», que siendo cierto o no, no es algo buscado por las integrantes Maria, Nadezhda o Yekaterina, con afiliación en la propia organización en algún caso.

No es mal documental, pero desde luego yo le exijo algo más y a pesar de alguna idea que apunta en buena dirección (esa conversación sobre los medios de comunicación, el poder iglesia-estado, esas chicas como idea de la clase media comunista contraria tanto a su pasado como a su presente, etc) acaba cayendo peligrosamente en el panfleto sin profundidad, en mostrarnos un anuncio bonito e inodoro sobre tres chicas y su lucha contra la injusta justicia rusa y la iglesia ortodoxa.

Documental descafeinado. Le falta garra, gritos, saltos, brincos, escupitajos y letras incendiarias. Te acerca al chiste de juicio que tuvieron y a conocer mínimamente a sus integrantes, pero poco más.

Laura ‘Gaelx’ Montero, en "Lecciones sobre la condena a un colectivo feminista ruso. La victoria de Pussy Riot", en Diagonal, el 3 de septiembre de 2012, escribió:La autora resalta las similitudes entre el proceso a Pussy Riot y los debates de los feminismos en otros Estados aparentemente a salvo de extremismos.

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Concentracion apoyo a Pussy Riot

Las integrantes del colectivo Pussy Riot están dando una lección de honestidad a todo el mundo. Su único crimen, además de ser mujeres jóvenes contestatarias, es hacer una crítica a la situación política de su país –por desgracia muy extendida y común a todas las llamadas democracias occidentales–, en donde la separación entre Iglesia y Estado es tan solo un supuesto, un prerrequisito ideal. Denunciar las injerencias entre las esferas civiles y eclesiásticas se reprime bajo la acusación de blasfemia.En definitiva, se utiliza la ley bíblica, tamizada por los intereses terrenales, para dictar sentenciasen los tribunales civiles y reprimir cualquier crítica al statu quo.

Éste no es, en esencia, un grupo de música. Antes de su detención, cuando sus performances empezaron a acaparar la atención de la prensa internacional, uno de estos reportajes finalizaba con un involuntariamente irónico “Pussy Riot descarta grabar un disco”. Pussy Riot es un colectivo que practica la desobediencia civil y la acción directa. Como tal, ya han conseguido, en parte, su objetivo: denunciar la corrupción de los poderes político y religioso, señalar la falsedad de la separación entre Iglesia y Estado y criticar el carácter autoritario de una sociedad patriarcal.

Quienes las critican como enviadas del Pentágono para minar el poder de Moscú, en una especie de guión de espionaje durante la Guerra Fría en versión post-punk, parecen minusvalorar este tipo de movimientos autónomos de base que se alejan del imaginario tradicional de los movimientos de izquierdas y su gusto por la imagen del militante siempre hombre, siempre serio, siempre sacrificado. Pussy Riot nos han recordado que existen muchas formas de incidir en el cambio social, y la que toma la forma de canción o cualquier otra manifestación cultural y aparentemente festiva no es, necesariamente, más blanda o superficial.

También se ha criticado que su caso y su condena se consideren una situación autóctona de Rusia, fruto de su historia política y cultural. Sin embargo, no están solas en este tipo de lucha. Miles de personas anónimas en todo el mundo están embarcadas en esta lucha feminista, laicista y de reivindicación de la presencia y potencia femenina en los escenarios y en la vida cultural y política de una sociedad.

Tampoco la reacción del poder ante su provocación es ajena a sociedades con una teóricamente mayor salud democrática. Pussy Riot han sido juzgadas y condenadas por “vandalismo y odio religioso”, una acusación similar a la que los abogados del pseudosindicato Manos Limpias realizó contra las mujeres que realizaron una acción simbólica de protesta en la capilla de la universidad pública, y supuestamente laica, Complutense de Madrid. Bajo las figuras jurídicas de “ofensa a los sentimientos religiosos” se disfraza la ademocrática alianza entre el poder eclesiástico y el civil (ya sea el ejecutivo o académico), además de una fuerte misoginia y lesbofobia características de una institución tan patriarcal –también en su sentido más literal– como la Iglesia.

En definitiva, Pussy Riot han dado a conocer internacionalmente los quiebros que los grupos feministas independientes e impredecibles hacen día a día, en todas las ciudades del mundo, al sistema patriarcal y sus más firmes instituciones. Como ellas mismas dicen, a pesar de la sentencia condenatoria y del exilio político al que se han visto empujadas las otras integrantes del colectivo, hemos ganado. Lo que ellas cantaron se repite como un eco en cada muestra de apoyo, en cada persona que lee sus declaraciones y se inspira en ellas.


Ficha técnica

    Música: Simon Russell (Canciones: Pussy Riot).
    Fotografía: Antony Butts.
    Producción: Janet Knipe.
    Productora: Roast Beef Productions.

Intervenciones:


Premios:

    2013: Festival de Sundance: Premio especial de jurado (World Cinema - Documentales)

Idioma original: Ruso.





Secuencias

    Trailer subtitulado en español (HD)




BDRip VE - AVI (XviD+AC3 2.0) [1.54 Gb] (fuente)
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General
Nombre completo                          : Pussy Riot. Una plegaria punk [2015][BDRip][emulizaexploradoresp2p.com].avi
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Vídeo
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Título                                   : Pussy Riot- Una plegaria punk ver online - Pokazatelnyy protsess- Istoriya Pussy Riot Filmin



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