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Felicidades, Tovarich
Antonio Eceiza (España, 1995) [95 min]



(wikipedia | filmaffinity)

[fuente] Un abuelo, veterano militante comunista, se escapa el día de su cumpleaños con su nieta Adriana.

Película del montón tirando a mala, deudora de "El puente" de Bardem. Si algún interés tiene es como huella histórica de una época, los apolíticos 90, y por sostener declaraciones en torno a la memoria y la mujer, representadas en el binomio abuelo/nieta, que son premonitorias para 1995.

Al poco de arrancar, la nieta reprocha al camarada abuelo que siempre le cuente historias de hombres. Rabal concede: «así está hecho el mundo, pero tú lo vas a cambiar»: relevo generacional del socialismo histórico (el abuelo) hacia el feminismo hoy ascendente (la nieta) como metáforas concretas de una misma lucha, la que se da contra sociedades que establecen su estratificación por esquemas de opresión y no en si nos gusta la tarta de queso o la pizza con piña, que sería lo suyo. Una continuidad lógica que hoy muchos en el campo propio y ajeno niegan, a pesar de que una conversación así sería impensable entre un fascista y una mujer.

Al paso en carretera por el Valle de los Caídos, cae otra reivindicación. Ésta, de las fuerzas populares vencidas en la guerra de España: «Cuelgamuros. ¡El Valle de los Caídos! Todo esto se lo picaron en la roca los vencidos de la guerra. Entre ellos, mi padre. O sea, tu bisabuelo Benito». Pasaría una década más hasta que se normalizara y amplificara en lo que se dio en llamar el movimiento por la memoria.

Junto a estas corrientes subterráneas que terminarían por emerger, la película tiene otros momentos-fuerza (como eso de las ideas que se puso de moda) que transcribo más abajo. Y llega a saturar con los metacinematográficos, quizá por ser la última película de Eceiza: el gusto de ensayar y jugar sobre su propio arte es su despedida.

Paco Rabal, en su papel de abuelo, en la película, escribió:

¡Mírame a mí! La guerra, la posguerra, la otra guerra, la posguerra de la otra guerra; todo esto para que te terminen llamando "conservador leninista". ¡Tan lógico como "virgen y madre"!

Paco Rabal, en su papel de abuelo, en la película, escribió:

¿Sabes lo que vi un día en México en una librería? Vendían Diez días que conmovieron el mundo. Lo habrás leído, ¿no? Es la historia de la revolución soviética escrita por un americano amigo de Lenin. ¡El no va más! Bueno, pues habían envuelto el libro en una tira de papel, de esas de promoción, y ponía así, en letras grandes: "la película con la que Warren Beatty ganó tres Oscars". ¡Me cago en los Oscars! Es el libro más importante de este siglo y me lo quieren vender por el envoltorio.

Paco Rabal, en su papel de abuelo, en la película, escribió:

Las máquinas están bien para producir cosas, no para dar placer.

Pepe Gutiérrez-Álvarez, en "Francisco Rabal, el último comunista en la pantalla", en facebook, el 30 de agosto de 2019, escribió:Unas pocas de ellas fueron singularmente interpretadas por nuestro Francisco Rabal, trabajador de familia republicana que comenzó trabajando en los estudios Chamartín como electricista para acceder a una carrera de actor más que notable, aunque trufada inicialmente de intervenciones obviamente obligadas en burdos alegatos del régimen contra los “comunistas” convertidos en gente que no merecía vivir ("El canto del gallo", "Murió hace quince años"), dirigidos por Rafael Gil, que fue su mentor. Pero Rabal ingresará en el PCE en la clandestinidad, consiguiendo a continuación una fama internacional trabajando con Luis Buñuel y en el mejor cine italiano. Por otro lado, no fue hasta el final de su vida que Rabal se mostró como un comunista integral, alguien al que todavía en la TV del PSOE se le permitía aparecer defendiendo Cuba, la revolución, el comunismo y todo lo demás; de hecho, una imagen ingenua y entusiasta que contrastaba con el cinismo de intelectuales arrepentidos como Jorge Semprún, tan fervoroso socioliberal entonces como en los años cuarenta-cincuenta fue un estalinista no menos fervoroso.

Así fue que, al final, Rabal se hizo habitual en papeles de comunista “trasnochado” pero íntegro, en películas como "El hombre que perdió su sombra" ("L’Homme qui a perdu son ombre"), una coproducción Suiza-España-Francia-Alemania dirigida por el sesentayochista Alain Tanner y donde Paco estuvo acompañado por Dominic Gould, Ángela Molina y Valeria Bruni Tedeschi. En la misma línea incide la menos valorada "Felicidades, Tovarich" (España, 1995), dirigida por Antonio Eceiza, y que cuenta la historia de un abuelo, viejo militante comunista que en la Murcia de mitad de los noventa se escapa el día de su cumpleaños con su nieta Adriana, cincuenta años más joven que él. [...] Esta y no otra fue la visión concluyente de los años noventa del pasado siglo cuando se rodaron varias películas de una temática similar, la del viejo comunista que no se resigna ante la derrota, y que se reafirma en sus ideales en contra de un tiempo en el que los militantes abnegados y honestos que habían soñado con repetir la revolución de Octubre fueron apareciendo como fuera de lugar. [...]

Guión: Antonio Eceiza.
Música: Antonio Cortés.
Fotografía: Teo Escamilla.
Productora: Serva Films.

• Francisco Rabal (abuelo).
• Ruth Gabriel (Adriana).
• Xabier Elorriaga (Diego).
• Enrique Simón (Manolo).
• María Kosty (Cristina).
• Ginés García Millán (Carlos).
• Susi Sánchez.
• Consuelo Trujillo.

 Felicidades Tovarich.Sat-Rip.XviD.(found.via.clan-sudamerica.net).avi  [957.04 Mb]

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