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NotaPublicado: Mié Jul 18, 2007 7:59 am
por ponchomx
Este escrito de el filosofo mexicano Alejandro Tomasini Bassols, sobre Stalin, me parecio interesante como un aporte a este hilo.



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Stalin: el Incomprendido

(5 de marzo de 2001)

 

Hoy, hace 48 años, murió el estadista más decisivo del siglo XX: José Visariónovich Dhugashvili, mejor conocido como “el de hierro”, esto es, Stalin. Quisiera dedicarle unas cuantas palabras.

 

      Como prácticamente todo mundo, yo también padecí lo que podríamos llamar la ‘versión hollywoodense’ (si es de divulgación) o churchilliana (si es política) de Stalin, es decir, la visión distorsionada y superficial de un villano todopoderoso, semi-ignorante, sediento de sangre y culpable de toda clase de crímenes en contra no sólo de su pueblo, sino de la humanidad. Lo grave de caricaturas como esa no es la “crítica moral” subyacente (que ciertamente no son los gobiernos norteamericano o británico los más autorizados para emitir), sino la descarada deformación de la historia que implica. En este punto, es menester percatarse del sutil y ambiguo rol que juegan en las reconstrucciones históricas y para nuestra comprensión del pasado el espacio y el tiempo. Nosotros, para bien o para mal, pertenecemos a la zona de influencia de la cultura anglosajona, a cuyos intelectuales les correspondió, después del triunfo, escribir la primera versión de la Segunda Guerra Mundial, de los hechos que a ella condujeron y de sus implicaciones. Difícilmente habríamos podido sustraernos a la influencia de las interpretaciones y los puntos de vista de los vencedores. Por otra parte, es innegable que el tiempo juega un papel curioso en la gestación de nuestras tomas de posición, dependiendo de cuán cercano o alejado nos resulte un personaje o un evento particular. Así, y no sin razón, admiramos la labor colonizadora de algunos de los grandes conquistadores del pasado. No hay más que poner los pies en el Medio Oriente para sentir la grandeza de Alejandro, echarle un vistazo a La Guerra de las Galias para entender qué clase de hombre superior era César o hacer un recorrido por Europa Central para captar el genio del general Bonaparte. Todo ello y más es factible en parte al menos porque discurrimos sobre seres extraviados ya para nosotros en el flujo de la vida. En cambio, si nos topamos con un personaje de características semejantes y de esas mismas magnitudes sólo que, por así decirlo, palpable o tangible, la actitud histórica de veneración hacia los héroes del pasado automáticamente se transmuta en su opuesto. Es, en efecto, altamente probable que hasta el más fanático de los admiradores de Alejandro o de César, de haber sido testigo de la destrucción de Persépolis o de haber presenciado alguno de los feroces asaltos de las legiones romanas, en lugar de admiración lo que sentiría sería repulsión y rechazo. Hay, pues, un elemento de contingencia temporal del cual es preciso desprenderse si queremos tratar de llegar a lo que sería la apreciación más objetiva posible en historia. Es ese enfoque atemporal e “ingeográfico” que quisiera adoptar aquí para hablar de Stalin.

 

      Tomo como punto de partida un principio existencialista: el hombre actúa siempre “en situación”. Por consiguiente, si queremos comprender el fenómeno Stalin, lo primero que tenemos que preguntarnos es: ¿cuál fue el contexto social de ese hombre, es decir, qué mundo le tocó a él vivir? La respuesta, en unas cuantas palabras, es básicamente la siguiente: la horrenda realidad del zarismo, la protesta espontánea y desprotegida frente a la miseria y la injusticia, la vida en la clandestinidad, el destierro y la permanente y agobiante labor política, las abrumadoras desgracias personales, la paciente labor constructiva de organización, la infausta guerra civil, la lucha encarnizada por la orientación del nuevo país y la destrucción de la oposición, los terribles y agotadores  procesos de nacionalización de la tierra e industrialización a marchas forzadas, las grandes purgas de infiltrados, espías y enemigos potenciales, las colosales tensiones del frente diplomático, la más cruenta guerra de todos los tiempos y la necesaria expansión hacia Occidente. En términos humanos, el espectáculo del cual José Stalin fue testigo es el de alrededor de 60 millones de muertos. En circunstancias como estas, lo que sólo a un débil mental o a un hipócrita demagogo se le podría ocurrir sería culpar o acusar en forma descontextualizada a un individuo por desenvolverse exitosamente en condiciones tan poco envidiables. Por eso, lo que ya es hora de entender es que, en el fondo, lo horroroso de la vida de Stalin no es su actuación o su persona, sino las circunstancias en las que tuvo que desempeñarse. Pero es más que evidente que Stalin no creó su contexto histórico más de lo que crea el suyo cualquier individuo, hombre o mujer, por insignificante que sea. Aunque sinceramente lo dudo, si se le hubiera preguntado él quizá habría preferido haber nacido entre pañales de seda, como descendiente del duque de Marlborough, y no en la humilde choza de una campesina inculta y de un zapatero alcohólico y golpeador. Pero no tuvo esa “fortuna”, no fue ese su sino. De ahí que lo fantástico de la vida de Stalin sea precisamente que fue un hombre exitoso, un triunfador total, en un contexto particularmente tenebroso, desde luego no elegido por él, un mundo en el que todos sistemática y fatalmente fracasaban y caían. No olvidemos que desde los 16 años Stalin se enfrentó a toda clase de autoridad hostil, de policías siniestros, de políticos intrigantes, de militares depravados y crueles y, en general, de rivales que no esperaban otra cosa que un faux-pas de su parte, el más leve error, para decapitarlo. Que quede claro de una vez por todas: sus adversarios no fueron nunca inocentes párvulos, abnegadas monjitas o moralistas desinteresados, sino gente capaz, con posibilidades y dispuesta a todo con tal de desplazarlo. El problema es que no pudieron porque, y aquí el parangón con Fidel Castro es inevitable, Stalin simplemente se volvió indispensable, insustituible: quien sabía tanto de producción de trigo como de producción de cañones, de ingeniería civil como de las perfidias de la diplomacia internacional, era Stalin. Por ello, dejando de lado preferencias políticas, me parece que hasta el más acérrimo de sus enemigos o detractores (que con toda seguridad habría estrepitosamente fallado allí donde él salió vencedor), si fuera honesto habría de reconocer que estamos hablando de un hombre de estado con quienes muy pocos, en el millón de años que tiene el homo sapiens, podrían equipararse en carácter, astucia y congruencia política.

 

      ¿Por qué pudo Stalin convertirse en irremplazable y salir airoso en esa peligrosa selva política que era el Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética? No por casualidad ni porque sus “colegas” le hubieran de buena gana concedido tal privilegio! La verdad es que las cualidades de nuestro personaje son tan obvias que resulta hasta trivial mencionarlas. En primer lugar, era un hombre valiente. No conozco a nadie todavía que se atreviera a escaparse completamente solo de lo que eran las prisiones zaristas del norte de Siberia y a caminar cientos de kilómetros por la estepa helada con no otro fin que el de reincorporarse a la lucha social. En segundo lugar, Stalin tenía grandes dotes de organizador: congregaciones estudiantiles, células de sabotaje, grupos de resistencia obrera, corporaciones partidistas, órganos de represión, redes diplomáticas, etc., todas esas formas (y muchas más) de acción coordinada se beneficiaron de su destreza. En tercer lugar, Stalin era un hombre con genuinos ideales políticos. Es evidente hasta para el más despreciable de sus denostadores y calumniadores que ni en sus peores momentos hubiera sido posible “comprar” a Stalin. Éste pertenecía a esa minúscula familia de humanos formidables que, independientemente de sus convicciones, no están dispuestos a hacer concesiones, no transigen, no negocian, no claudican. Así son los serios y los puros y Stalin era uno de ellos. En cuarto lugar, Stalin era, en el marco de una perspectiva particular y asumida conscientemente, un hombre de teoría. Su célebre ensayo sobre las nacionalidades no ha sido en lo esencial superado, sus consideraciones de materialismo histórico son siempre ilustrativas y, aunque limitadas, sus especulaciones sobre las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento son magníficas. Evidentemente no era, en el sentido más purista y estrecho de la expresión, un “académico” (pero ¿qué académico podría organizar un plan quinquenal, dirigir el contra-ataque en Stalingrado o conducir las negociaciones con Churchill en Teherán?). Yo de todos modos estoy convencido de que era un hombre que, a los 60 años, hubiera podido impartir en las mejores universidades del mundo y mejor que nadie una cátedra que hubiera podido llamarse ‘Sobre la vida’. Empero, si bien podía enseñar, y mucho, no era esa su función. La de él era mandar y construir y eso es algo que, como argumentaré en breve, dejó en claro que sabía hacer.

 

      Yo pienso que, después de lustros de sistemática desfiguración (y, por ende, incomprensión) histórica ha llegado el momento de hacerle un poco de justicia a Stalin. Para ello, lo primero que hay que hacer es desligarlo de Lenin, quien a final de cuentas le sirvió como catalizador y canal para su propio desempeño político. Lenin, lo sabemos, dio un audaz golpe de estado y se entronizó en el poder, pero es innegable que hacia el final de su vida ya no tenía un programa político inequívoco y que, con tal de mantenerse en su posición de líder supremo (y de la cual era extraordinariamente celoso), estaba dispuesto a llegar a acuerdos con fuerzas sociales retrógradas y a pactar con quien fuera necesario hacerlo, enemigos incluidos. Su famosa Nueva Economía Política es el mejor testimonio de ello. Pero se topó con Stalin, quien venía con otra trayectoria, esto es, una trayectoria de contacto directo con los obreros reales y no nada más con la figura teórica del explotado, con la policía real pisándole los talones y no cómodamente organizando desde Suiza la sublevación. Y Stalin logró lo inconcebible: desplazó a Lenin y al poco tiempo, y sin mayores trabajos, a Trotsky. Se produjo entonces un corte en la historia de Rusia, y en verdad del mundo, porque lo que con Stalin ya al frente del gobierno como líder indiscutido se inició fue algo completamente nuevo, ni más ni menos que la invención y la construcción de la Unión Soviética. Por ello, dan ganas de decir: “A Lenin lo que es de Lenin, a Stalin el socialismo real”. Así, eso que pasó a la historia como ‘Unión Soviética’ es la gran creación de José Stalin. En este sentido, tal vez sólo Alejandro sea comparable a él. Lo que Stalin forjó, en efecto, y a un costo – es cierto – gigantesco, fue una cultura que no tenía precedentes, un sistema totalmente nuevo de relaciones de propiedad y humanas, una nueva concepción del hombre, un arte nuevo y todo ello, oh! paradoja, en nombre precisamente de Lenin: estadios Lenin, avenidas Lenin, montañas Lenin, metro Lenin, museos Lenin, escuelas Lenin, etc. No es a otro sino a Stalin a quien Lenin debe su transformación en semi-dios. Así, pues, el primer gran logro de magnitudes seculares que se le puede atribuir a Stalin fue la creación de la primera gran sociedad socialista de la historia. Desde mi perspectiva, la civilización soviética fue una sueño de la historia, un sueño que en mi opinión alcanzó su zenit en 1935, que fue (dicho sea de paso) cuando el filósofo más grande de todos los tiempos, Ludwig Wittgenstein, pasó tres meses en lo que ya para entonces era un pujante país. Y el segundo gran logro histórico de Stalin, uno que no le rebate ni el más reaccionario de los torys, es el de haber derrotado al ejército más poderoso de la época: la Wermacht hitleriana. A mí me parece incuestionable que ser creador de una cultura nueva y derrotar a un enemigo de la talla de Adolfo Hitler es haberse hecho acreedor a un puesto singular, único, en la historia de la humanidad.

 

La vida personal de Stalin fue tan fascinante como su vida pública. Particularmente impresionante resultan su modestia, su total indiferencia frente al lucro, el glamour y demás productos de sociedades parasitarias y desiguales. Tuvo dos esposas, una de ellas, la primera, una mujer de una rara belleza que lo adoró apasionadamente. Murió de tifo, durante la guerra civil, después de dos años de casados. Se cuenta que, durante su sepelio, Stalin le confió a un amigo lo siguiente: “Con ella se acabaron mis últimas ternuras para con los hombres”. La segunda esposa, y esto último está ahora plenamente acreditado, se suicidó en el Kremlin, después de una tormentosa cena con amigos. O sea, contrariamente a lo que siempre se insinuó, es ya un hecho establecido que no fue Stalin quien la mató. Se sabe, además, que este lamentable desenlace le resultó a Stalin sumamente doloroso. Tuvo dos hijos y, el gran amor de su vida, una hija, Svietlana Alliluyeva (autora, por cierto, de un conmovedor y muy recomendable librito intitulado ‘Veinte cartas a un amigo’). Winston Churchill, probablemente el representante más decidido de todo lo opuesto al stalinismo, cuenta en sus memorias cómo, durante su primer viaje a Moscú (a donde llegó vestido de overol), después de las conversaciones con Stalin éste invitó a la delegación inglesa a su parte residencial en el Kremlin. Churchill narra cómo de pronto apareció Svietlana, una niña todavía. Se vivía entonces uno de los peores períodos de la Gran Guerra Patria. Stalin abrazó a su hijita de un modo tal que Churchill no pudo más que ofrecer en su libro una lectura sorprendentemente tierna de la escena. Ni mucho menos era, pues, Stalin el hombre desprovisto de afectos, filiales o maritales, que nos han pintado. Lo que sí es un hecho es que, por fuerte que fuera su amor filial, nunca lo antepuso a los supremos intereses históricos que lo animaban. Por eso, y con gran dolor (hay testimonios de ello) nunca accedió a intercambiar a su hijo, oficial del Ejército Rojo hecho prisionero por los alemanes, por oficiales germanos. Es, si no me equivoco, en relación con este triste acontecimiento que profirió su famosa tautología, tan llena de sentido: “La guerra es la guerra”.

 

      Una faceta particularmente brillante de la personalidad de Stalin es la del diplomático. Puede sostenerse que si su gran creación finalmente se derrumbó, ello no se debió a “dificultades intrínsecas” al sistema, sino a situaciones imprevisibles e imposibles de controlar por él. En este punto, me parece importante trazar una cierta distinción, no reconocida generalmente por nadie. El dirigente de Alemania Oriental, Eric Honnecker, profirió alguna vez una frase impactante. Dijo: “La Unión Soviética dejó de existir por una traición llamada Perestroika”. Creo que en un sentido tenía razón, pero en otro, más profundo, no. Lo que quiero decir es lo siguiente: la genuina Unión Soviética, la verdadera construcción de Stalin, murió el 1 de junio de 1941 cuando, sin declaración de guerra, de la manera más artera posible y violentando un pacto de no agresión firmado tan sólo un par de años antes, fue alevosamente invadida por tres millones de soldados y todo su territorio occidental, desde Bielorrusia hasta Moscú y de Estonia hasta el Caúcaso, literalmente arrasado. El país de Stalin sufrió entonces una profunda transformación y rápidamente se convirtió en otra cosa, i.e., en un sistema esencialmente burocrático y policíaco. Pero dicha transformación ya no tuvo su origen ni en el sistema mismo ni en Stalin. El gran aniquilador de la obra de Stalin (por lo cual importantes historiadores ingleses, como David Irving, lo reivindican cada vez con más fuerza) fue, a pesar de su derrota militar, Adolfo Hitler. Deberíamos, por lo tanto, hablar no de una sino de dos “Uniones Soviéticas”: la que Stalin construyó y que duró hasta la Segunda Guerra Mundial y la que sobrevivió hasta la rendición de Michail S. Gorbachov. Mientras vivió, antes y después de la brutal e históricamente torpe agresión nazi, Stalin supo defender su creación como un padre a su hijo: obligó a los mandamases del Imperio Británico a reconocer oficialmente a la Unión Soviética, llevó a Hitler a buscar un tratado de no agresión (lo cual le dio todavía dos años de respiro), recuperó tierras ancestralmente ligadas al imperio del zar (los Países Bálticos y Finlandia), impulsó la labor internacional por la paz, propició el triunfo de Mao, sin el cual China muy probablemente sería hoy una gigantesca colonia maquiladora y bananera (recuérdese tan sólo la guerra de los boxers, de principios del siglo pasado) e impuso un sistema cuyos valores palpitan todavía en la mente de millones de personas, dentro y fuera de lo que fue su país, y que lo seguirán haciendo. Todo eso es una construcción que sólo ingenieros sociales muy avezados estarían en posición de elaborar.

 

      Sería absurdo negar que bajo Stalin y en su nombre se cometieron multitud de tropelías. Hay que decirlo: Stalin fue implacable. La vieja guardia leninista y el Alto Mando del Ejército Rojo, Katyn y Berlín, los kulaks y la oposición bujarinista, por no citar más que unos cuantos casos, podrían fácilmente testificar al respecto. Pero es obvio que limitarse a argumentar desde la perspectiva de las víctimas sería meramente ignorar el fundamental hecho de que lo que se fraguaba en aquel inmenso país era un cierto proyecto histórico, independiente por completo de Stalin, y que él fue poco a poco surgiendo como el elegido para llevarlo a cabo, lo cual puntualmente hizo. El cumplimiento de su misión exigió el sacrificio de mucha gente y ciertamente no me atrevería a minimizar el sufrimiento del pueblo soviético. Sin embargo, también aquí hay matices que es importante no pasar por alto. Muy probablemente (aunque debo decir que nunca he leído nada concreto al respecto), durante sus años de rebelde clandestino o durante la guerra civil como comisario al mando de ejércitos, Stalin personalmente habrá ejecutado a más de un enemigo. Ya en el poder, nunca. Ciertamente eliminó a la oposición, interna y externa, mediante complejos mecanismos burocráticos para los cuales obtuvo siempre el apoyo (y las firmas) de los otros miembros del grupo en el poder. Pero esto nos lleva de regreso a sus condiciones reales de existencia: era en ellas en donde él tenía que actuar y esas condiciones eran de vida odiosa, terrible, de lucha sin cuartel. Ese era el medio en el que él se movía. Nada más absurdo, por lo tanto, que esperar o exigir de alguien así actitudes de predicador. Stalin fue exitoso en situaciones de infierno, en las que nunca quisiéramos encontrarnos, pero lo que debería repugnarnos más que su conducta son las condiciones mismas, el hecho de que los humanos sean susceptibles de conformar situaciones como esas, en las que la gente tiene que actuar en forma inhumana para sobrevivir y para realizarse. Cuando se sabe cómo se tomaban las decisiones y sobre todo cómo se implementaban, se llega a entender que no había muchas alternativas. Por ello, sostengo que es sólo cuando se tiene presente el panorama real que la crítica a Stalin (o a cualquier otro hombre de historia) es digna de ser tomada en cuenta. La pregunta que siempre se debe uno hacer es: si yo me hubiera encontrado en la situación de Stalin y hubiera tenido que enfrentar los dilemas y las encrucijadas que él enfrentó ¿cómo habría procedido? Si alguien, conociendo los detalles del caso, presenta vías de conducta diferentes y realistas, entonces su crítica a Stalin, o a cualquier otro de los grandes conquistadores de la historia, puede ser valiosa y habrá de ser atendida. De lo contrario, se estará de regreso a la visión hollywoodense del asunto y ésta, huelga decirlo, no nos interesa.

 

Hay un sentido en el que la figura de Stalin es profunda y paradójicamente trágica. Ninguna de sus grandes biografías, pero en especial la (para mi gusto) mejor, esto es, la del almirante neozelandés y gran sovietólogo británico, Ian Grey, permiten dudas al respecto. Stalin no era un hombre que pasara su existencia en pos de beneficios personales, alguien que quisiera “disfrutar la existencia”, “pasarla bien”, elevar sus niveles de consumo, mejorar su “calidad de vida”, etc. No. Independientemente de que estemos de acuerdo con él o no y del balance final que hagamos de su actuación, no hay más remedio que admitir que Stalin era de esos extraños hombres que trabajan para el mundo, para la humanidad, que dedican su vida a luchar en contra de la humillante desigualdad social, de la degradante hambruna, de la miseria humana. Y es aquí que surge lo trágico de su destino, pues mientras más se esforzaba él en ello, más terrible resultaba su lucha; mientras más bienestar quería promover, más coherente en la dureza se hacía; mientras más amor por el género humano lo imbuía, menos compasión tenía por sus congéneres. Eso es tragedia de dimensiones homéricas. Confieso que no sé qué lección extraer de la vida de José Stalin. Tal vez debamos contentarnos con la banal constatación de que los seres humanos tanto pueden, llevados por inconfesables motivaciones, aportarle a la humanidad grandes bienes como, movidos por los mejores y los más bellos ideales imaginables, hacer germinar los más espantosos de los males.


Fuente:http://www.filosoficas.unam.mx/~tomasini/Stalin.htm

NotaPublicado: Mar Jul 24, 2007 7:48 pm
por rubiera
Algunas diferencias entre Leninismo y Trotskismo.

cuando los trotskistas atacan a Stalin por traicionar la revolución mundial para mantener un estado de terror para saciar sus ansias de poder vemos que, en el fondo, lo que hacen es profanar y negar a Lenin.
Partido Comunista Obrero Español (http://www.pcoe.net) [22.07.2007 22:20] -


BREVE ESQUEMA SOBRE ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE LENINISMO Y TROTSKISMO.



1. introducción.



Sirvan estas breves líneas como esquema para patentar algunas diferencias importantes entre Trotskismo y Leninismo. Existe mucha documentación al respecto deLenin, Trotsky y Stalin. No obstante, los trotskistas tratan de presentar a Trotsky como compañero y brazo derecho de Lenin y a Stalin como un trepa enfermo de avaricia, ávido de poder y capaz de hacer cualquier cuestión para alcanzar dicho objetivo.



Los trotskistas siempre atacan la figura de Stalin, pero en realidad no atacan a Stalin sino que reproducen los ataques que Trotsky efectuó contra Lenin, porque en el fondo, como veremos a continuación, Trotsky y el Trotskismo es enemigo feroz del Leninismo y de Lenin.



2. El trotskismo no es leninismo.



El trotskismo es la negación del leninismo, para ello prestemos atención al desarrollo de los siguientes tres puntos, en los que comprobaremos la divergencia de principios entre trotskismo y leninismo.



2. 1. análisis del imperialismo.



“El imperialismo – según definición de Lenin – es el capitalismo en la fase de desarrolloen que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes” [1]



La ley fundamental que caracteriza el imperialismo según el análisis leninista es la Leyde desigualdad del desarrollo económico y político. “La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países capitalistas, o incluso por un solo país capitalista” [2]



Trotsky confronta a esta ley leninista del desarrollo desigual económico y político su teoría de la revolución permanente. Lo que hace Trotsky es tergiversar el concepto de Revolución Permanente de Marx y de Engels –que vivieron en el capitalismo premonopolista -que consideraban que la Revolución Proletaria podría triunfar únicamente como revolución simultanea en los países capitalistas más desarrollados. Trotsky, con su teoría de Revolución Permanente, señalaba que "el triunfo de la revolución socialista es inconcebible dentro de las fronteras nacionales" [3] y respecto a la URSS afirmaba que "la división mundial del trabajo, la subordinación de la industria soviética a la técnica extranjera, la dependencia de las fuerzas productivas de los países avanzados de Europa respecto de las materias primas asiáticas, hacen imposible la edificación de una sociedad socialista independiente en ningún país del mundo"[4].



La Historia ha demostrado la certeza de la teoría del desarrollo desigual económico y político de Lenin y, por consiguiente, ha demostrado errónea la teoría de la Revolución Permanente de Trotsky que, como hemos visto, niega al leninismo. Por tanto, cuando los trotskistas atacan a Stalin por traicionar la revolución mundial para mantener un estado de terror para saciar sus ansias de poder vemos que, en el fondo, lo que hacen es profanar y negar a Lenin. La URSS o en la actualidad Cuba son ejemplos empíricos que Lenin tenía razón y que la Revolución Socialista mundial se iniciará por varios países o incluso un solo país.



2. 2. etapas de la revolución.



Como citamos en el punto anterior, vivimos en la fase de capitalismo monopolista o imperialismo y, por consiguiente, en la fase de la Revolución Proletaria Mundial. De esta concepción surge la necesidad de prever y de tener en cuenta las distintas etapas o fases de la revolución en los distintos países.



Lenin considera que se debe completar una fase para pasar a otra, es pura dialéctica. Así, partían de un régimen zarista, medieval, y consideraba que los socialdemócratas –así se llamaban los bolcheviques – debían apoyar una revolución democrático-burguesa, que se completase dicha fase para, posteriormente, en la medida de las fuerzas del proletariado con conciencia de clase y organizado, avanzar hacia la revolución socialista. Esto se visualiza en el siguiente extracto de Lenin:



“Quien comprende verdaderamente cuál es el papel de los campesinos en la revolución rusa victoriosa, será incapaz de decir que el alcance de la revolución se reduce si la burguesía le vuelve la espalda, pues, en realidad, la revolución rusa no comenzará a adquirir su verdadero alcance, no comenzará a adquirir realmente la mayor envergadura posible en la época de la revolución democrático-burguesa, hasta que la burguesía no le vuelva la espalda y el elemento revolucionario activo sea la masa campesina, en unión con el proletariado. Para ser llevada consecuentemente hasta su término, nuestra revolución democrática debe apoyarse en fuerzas capaces de contrarrestar la inevitable inconsecuencia de la burguesía (es decir, capaces precisamente de "obligarla a volver la espalda", lo que temen, en su simplicidad, los partidarios caucasianos de Iskra ).

El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para des trozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía. Tales son las tareas del proletariado, que los partidarios de nueva Iskra conciben de un modo tan estrecho en todos sus razonamientos y resoluciones sobre la amplitud de la revolución.” [5].

Trotski, contrariamente a Lenin, reflexiona de manera no dialéctica y se “come” etapas o fases de la Revolución. En los años de la Revolución de 1905 Trotsky daba la consigna de "Sin Zar, por un gobierno obrero". El Trotsky que agitaba esa consigna formaba el bloque con los mencheviques desde 1901 hasta 1905. Trotsky repudia la fase democrático-burguesa, se la salta, como se aprecia cuando afirma "La tendencia de la Internacional Comunista de imponer actualmente a los pueblos orientales la consigna de la dictadura democrática, superada hace años por la historia, no puede tener más que un carácter reaccionario".[6].

Laconcepción trotskista era, y es,la no distinción de las etapas dentro de la Revolución. La suya fue una crítica a todos aquellos que plantearan una línea de alianza obrero-campesina (como la quería primero Lenin y luego Mao, Ho Chi Minh, Fidel Castro y el Che Guevara), afirmando que renegaban de la lucha por el socialismo.

La historia volvió a dar la razón a Lenin pues primeramente junto con los campesinos se alzaron contra la monarquía y su sistema semimedieval, configurándose una revolución democrático-burguesa para, posteriormente, en alianza con los campesinos pobres y los explotados transformar dicha revolución democrático burguesa en revolución socialista.



2.3. tipo de partido.

El partido según el leninismo es una organización superior de la clase obrera, de cuadros, de revolucionarios profesionales, es decir, su vanguardia organizada en torno a un objetivo (la revolución y la instauración de la dictadura del proletariado) y unas tácticas. Trotski, que ingresó en el partido bolchevique en agosto de 1.917, siempre apoyo la fracción. Esto que citamos lo explica Lenin de la siguiente forma: "Trotsky representa únicamente sus vacilaciones personales, y nada más. En 1903 fue menchevique, abandonó el menchevismo en 1904, volvió al menchevismo en 1905, haciendo gala de una fraseología ultrarrevolucionaria; en 1906 se apartó de nuevo; a fines de 1906 defendió los acuerdos electorales con los Kadetes (es decir, de hecho estuvo de nuevo con los mencheviques). Y en la primavera de 1907, dijo en el Congreso de Londres que divergía de Rosa Luxemburgo más sobre ´matices individuales de las ideas que sobre tendencias políticas´. Trotsky plagia hoy los bagajes ideológicos de una fracción, mañana de otra y como consecuencia, se proclama ubicado por encima de ambas fracciones. En teoría Trotsky no está de acuerdo en ningún punto con los liquidadores y otzovistas, pero en la práctica está en un todo de acuerdo con ellos".[7]

Trotsky tenía una concepción espontaneísta sobre el partido, y no planteaba fronteras entre la vanguardia y la masa.

Por consiguiente, ante la concepción leninista de un partido que, abarcando la vanguardia, tenga mil vínculos con las masas se opone la concepción de Trotsky en la que puede ser miembro "todo huelguista" o cualquiera que así lo considere oportuno, independientemente del grado de conciencia de clase, de si es vanguardia, o de si pasaba por allí. Me recuerda mucho a IU.



3. construcción del socialismo.



3. 1. La paz de brest-litovsk.

El imperio alemán, apoyándose en que Rusia no tenía casi fuerzas armadas, que estaba construyendo el socialismo sin clase obrerapresentó una serie de reclamos territoriales y económicos. Frente a esto Lenin dijo que había que ganar tiempo. Trotsky fue como canciller soviético a estas negociaciones, procedió de acuerdo con Lenin durante algún tiempo, y luego lo desobedeció. No firmó la paz con los alemanes y desmovilizó al ejército. Esto creó condiciones para que los alemanes avanzaran y la Rusia soviética tuviera que pagar con más territorio y más dinero, aparte de tener que ceder Ucrania, Finlandia, Estonia y otros territorios que los alemanes reclamaban. Este hecho implicó que en el VII Congreso del Partido Trotsky afirmara que era una traición haber firmado la paz de Brest Litovsk. La oposición "de izquierda" (Trotski-Bujarin) se coaligó contra Lenin-Stalin a propósito de esta cuestión. Habló – Trotsky - de que se traicionado la revolución alemana, entregado Finlandia, etc. Nuevamente aquí comprobamos un “efecto colateral” o error de la teoría de la Revolución Permanente y no le preocupó ni rifar el débil estado socialista ni derramar la sangre de los soviéticos en una contienda donde el estado soviético estaba en desventaja.

Los hechos probaron, y dejaron a Trotsky en su sitio, que hubo socialismo durante muchas décadas. Y que vino la revancha soviética, conducida por Stalin, cuando los ejércitos rusos llegaron hasta Berlín, en la II Guerra Mundial, aplastando al hitlerismo y liberando a media Europa.

4. leninismo unitario, trotskismo fraccionador



4.1. frente único, frentes antifascistas, frentes populares.



La III Internacional comunista en su VII Congreso de 1935 a iniciativa del camarada búlgaro Jorge Dimitrov se plantea la necesidad de constituir Frentes Populares o Frentes Únicos para combatir al fascismo.

En oposición a este planteamientode la III Internacional, Trotsky dijo en el documento de la IV Internacional del año 1938: "La primera condición necesaria para la lucha revolucionaria contra el fascismo es el desenmascaramiento de la teoría y práctica del Frente Popular". Siempre dividiendo, Trotsky planteaba que para luchar contra el fascismo había que romper los Frentes Populares.

La historia demostró que los frentes populares sirvieron, y sirven,para luchar contra el fascismo. Así se probó en España, China, Vietnam o laEuropa del Este. Los frentes no sólo eran antagónicos con el fascismo sino que negaban a Trotsky. Ciertamente,el imperialismo se benefició con la labor escisionista de los trotskistas y de Trotsky, por ello hoy les financia.


[1] V.I. Lenin: El imperialismo fase superior del Capitalismo.

[2] V.I. Lenin: Obras Completas, 4ª edición tomo XXI.

[3] Leon Trotsky: Las lecciones principales, qué es la Revolución permanente, tesis fundamentales.

[4] Leon Trotsky: Las lecciones principales, qué es la Revolución permanente, tesis fundamentales.

[5] V.I. Lenin: Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, 1905.

[6] Leon Trotsky: La Revolución Permanente.

[7] V.I. Lenin: Contra el Trotskismo

NotaPublicado: Mar Jul 31, 2007 4:41 pm
por klaudia_daniela
MILLONES DE MUERTOS:
DE HITLER Y HEARST A CONQUEST Y SOLZJENITSYN


La historia de los supuestos millones de presos y muertos en los campos de trabajo y los muertos por el hambre en la Unión Soviética en los tiempos de Stalin.

En el mundo en que vivimos, ¿quién escapa de las terribles historias de muertes y supuestos asesinatos en los Gulag, campos de trabajo de la URSS?
¿Quién logra escapar de las historias de millones de muertos por el hambre y de los millones de opositores ejecutados en la Unión Soviética en los tiempos de Stalin?
En el mundo capitalista se repiten infinitamente estas historias en los libros, en los periódicos, en las radios, la televisión, en el cine y el mito decenas de millones de víctimas que el socialismo habría causado, han crecido ilimitadamente en los últimos 50 años.
Pero en realidad ¿de dónde provienen estas historias y cifras? ¿Quienes están detrás de todo esto? Y otra pregunta: ¿qué hay de verdad en éstas historias? Por ejemplo: ¿cuál es la información existente en los archivos de la URSS que anteriormente eran secretos y que fueron abiertos en 1989 por Gorbatjov?
Según los mitómanos, todas esas historias de millones de muertos en la Unión Soviética de Stalin se confirmarían el día en que los archivos fuesen abiertos. ¿Fué lo acontecido? ¿Fueron confirmados tales mitos?
En el artículo a continuación mostraremos de dónde vienen y quiénes están detrás de estas historias de millones de muertos en campos de trabajo y por el hambre en la Unión Soviética de Stalin.
El autor del texto, después de haber estudiado el resultado de las investigaciones efectuadas en los archivos de la URSS, nos informa con cifras concretas sobre el verdadero número de presos, años de prisión y verdadero número de muertos y condenados a muerte en la Unión Sovética. ¡La realidad es bien diferente a los mitos!


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En linea recta através de la historia: ¡De Hitler y Hearst a Conquest y Solzjenitsyn!

En 1933, la situación política en Alemania sufrió transformaciones las cuales han dejado huellas en la historia mundial. El 30 de enero de aquel año, Hitler fue nombrado canciller y una nueva forma de gobernar comienza a delinearse con violencia y sin respeto por las leyes.
Para consolidar el poder, los nazis convocaron a nuevas elecciones para el dia 5 de marzo, utilizando toda la propaganda a su alcance para asegurar un resultado victorioso.
El 27 de febrero -una semana antes de las elecciones- los nazis incendiaron el parlamento acusando a los comunistas de ser los autores del delito. El partido comunista fue prohibido y muchos militantes comunistas fueron arrestados.
En las elecciones, los nazis obtubieron 17,3 millones de votos y 288 diputados con un 48% del electorado. En Noviembre de 1932 habían obtenido 11,7 millones de votos y 196 diputados.
Después de ilegalizar a los comunistas, los nazis comenzaron ha perseguir a los socialdemócratas y al movimiento sindical. Los primeros campos de concentración fueron abiertos llenándose con hombres y mujeres de izquierda.
Mientras tanto, continuaba aumentando el poder de Hitler en el parlamento con el apoyo de la derecha. El día 24 de marzo, Hitler logra la promulgación de una ley en el parlamento que le confirió poderes absolutos para gobernar Alemania durante 4 años sin necesidad de consulta parlamentaria.
A partir de ese momento comenzaron las persecusiones abiertas a los judios enviándolos a los campos de concentración en donde ya se encontraban comunistas y socialdemócratas de izquierda.
Hitler continuó la carrera por el poder total rompiendo con todos los acuerdos internacionales de 1918 que imponían restricciones armamentistas e impedían la militarización de Alemania. El rearmamento de Alemania se acceleró.
Esta era la situación política internacional cuando el mito de los millones de muertos en la Unión Soviética comenzó a crearse.


Ucrania: ¡Espacio vital de Alemania!

Junto a Hitler en el gobierno alemán se encontraba Jossef Goebbels, Ministro de Propaganda y máximo responsable de inculcar en el pueblo alemán el sueño del nazismo: un pueblo de raza pura viviendo en la Gran Alemania y un país con un gran espacio vital. Una parte de este espacio -un territorio mucho mayor que Alemanía- sería conquistado en el Este e incorporados a la nación alemana.
En 1925, en el libro”Mein Kampf”, Hitler había señalado ya que Ucrania era parte del territorio alemán. Ucrania y otras regiones del Este de Europa pertenecerían a la nación alemana para ser utilizadas en forma ”correcta”.
Según la propaganda nazi, la espada alemana ”liberaría” esas tierras para luego ¡undir el arado alemán!
Con las técnicas y las empresas alemanas, Ucrania se transformaría en una tierra productora de cereales para Alemania. Pero primero los alemanes tenían que liberar a Ucraina de los ”seres humanos inferiores” que allí habitaban, los cuales -según la propaganda nazi- serían utilizados como fuerza de trabajo esclava en los hogares, en las fábricas, en la agricultura y en todos los lugares donde la economía alemana lo necesitase.
La conquista de Ucrania y otras regiones de la Unión Soviética implicaba necesariamente la guerra en contra de la URSS y era necesario prepararla a largo plazo. Para estos efectos el Ministerio de Propaganda nazi diriguido por Goebbels inició en 1934 una campaña de supuesto genocidio hecho por los bolcheviques en Ucrania. Esta se trataba de una terrible catástrofe de hambre que habría sido provocada por Stalin para someter y obligar a los campesinos a aceptar una política socialista. El objetivo de la campaña nazi era la de preparar a la opinión pública mundial para la ”liberación” de Ucrania por las tropas alemanas.
A pesar de grandes esfuerzos y que los textos de la propaganda alemana fueron publicados en la prensa inglesa, la campaña nazi sobre el ”genocidio” en Ucrania no fue un gran susceso a nivel mundial. Era evidente que Hitler y Goebbels necesitaban ayuda para respaldar las calumnias sobre la Unión Soviética. !La ayuda la encontraron en los EEUU de Norteamérica!

William Hearst, un amigo de Hitler.

William Randholph Hearst era un multi-millonario norteamericano que ayudó a los nazis en la guerra psicológica contra la URSS. Hearst era un redactor norteamericano conocido como ”el padre” de la prensa amarilla y sensacionalista.
William Hearst comenzó la carrera de redactor en 1885 cuando su padre, George Hearst (millonario de la industria minera, senador y redactor), le regaló la dirección del periódico San Francisco Daily Examiner. Así comenzó también el imperio periodístico de Hearst que de una manera definitiva dejaría huellas profundas en la vida diaria y en los conceptos de los norteamericanos.
Después de la muerte de su padre, William Hearst vendió todas las acciones de la industria minera que heredó y comenzó a invertir el capital en los medios de comunicación. La primera compra que hizo fue el New York Morning Journal, un periódico de tipo tradicional que Hearst transformó totalmente en un diario sensacionalista.
Las noticias eran compradas a cualquier precio y cuando no había crueldades o crímenes violentos para contar, los periodistas y fotógrafos debían de ”arreglar” el asunto y justamente esta es una de las carecterística de la ”prensa amarilla” escribir mentiras y crueldades arregladas como verdades.
Las mentiras de Hearst lo hicieron millonario y una de las personas más importantes del mundo del periodismo, siendo en 1935 uno de los hombres más ricos del mundo con una fortuna avaluada en 200 millones de dólares.
Después de la compra del Morning Journal, Hearst continuó comprando y fundando periódicos y semanarios por todos los EE UU. En la década de los años cuarenta, William Hearst era propietario de 25 periódicos, 24 semanarios, 12 emisoras de radio, 2 agencias de noticias, un servicio informativo para el cine, la empresa cinematográfica Cosmopolitan y mucho más. En 1948 compró una de las primeras estaciones de televisión de los EEUU, la WBAL-TV en Baltimore. La prensa de Hearst vendía ¡13 millones de ejemplares! y tenía cerca de ¡40 millones de lectores al día! ¡Casi un tercio de la población adulta de USA leía diariamente la prensa de Hearst! Y aún más, millones de personas en el mundo recibían la información de la prensa de Hearst através de las agencias de noticias, películas y una serie de revistas que eran traducidas y editadas en grandes cantidades en todo el mundo.
Las cifras anteriormente mencionadas muestran muy bien de que manera el imperio de Hearst influenció la vida política norteamericana y la vida política del mundo en general durante muchos años. Entre otras cosas por ejemplo: en contra de la participación de EE UU al lado de la URSS en la Segunda Guerra mundial y las campañas anti-comunistas de McCarty en la década de los años cincuenta.
Las ideas de William Hearst eran extremadamente conservativas, nacionalistas y anti-comunistas. Su política era una política de extrema derecha. En 1934 hizo un viaje a Alemania donde fue recibido por Hitler como invitado y amigo.
Después de este viaje, los periódicos de Hearst se volvieron aún más reaccionarios y siempre con artículos en contra del socialismo, en contra de la Unión Soviética y en especial en contra de Stalin.
Hearst intentó tambien utilizar abiertamente sus periódicos para hacer propaganda nazi através de una serie de artículos de Herman Göring, la mano derecha de Hitler. Pero producto de las protestas de muchos lectores fue obligado a suspender la publicación y retiró los artículos de Göring.
Después de visitar a Hitler, los periódicos sensacionalistas de Hearst salían llenos de ”revelaciones” sobre acontecimientos terribles en la Unión Soviética. Asesinatos, genocidios, trabajo esclavo, lujo de los gobernantes y muerte para el pueblo eran a diario las grandes ”noticias”. El material era entregado a Hearst por la Gestapo, la policía política de la Alemania nazi.
En las primeras páginas de los periódicos había muchas veces caricaturas con imágenes falsas de la Unión Soviética donde Stalin era retratado como un asesino cuchillo en mano. No debemos olvidar que estos artículos eran leidos por ¡40 millones de personas en los EE UU y millones en otras partes del mundo!


El mito del hambre en Ucrania.

Una de las primeras campañas de la prensa de Hearst en contra de la URSS fue los supuestos
millones de muertos, víctimas del hambre en Ucrania. La campaña se inició el 18 de febrero de 1935 en el periódico Chicago American con un titular en la primera página: ”Seis millones de muertos por el hambre en la Unión Soviética”.
Utilizando material llegado desde Alemania nazi, el magnate de la prensa y simpatizante del nazismo William Hearst, comenzó a publicar historias fantásticas sobre un genocidio provocado por los bolcheviques con el resultado de millones de muertos por el hambre en Ucrania.
La realidad era bien diferente. Lo que había sucedido en la Unión Soviética al comienzo de la década de los años treinta era una gran lucha de clases en que los campesinos pobres y sin tierras se levantaron en contra de los grandes terratenientes ricos -los Kulakos- e iniciaron la lucha por los colectivos agrícolas, Koljozes. Esta gran lucha de clases que envolvió directa o indirectamente a 120 millones de campesinos, causó inestabilidad en la producción agrícola y en algunas regiones la falta de productos alimenticios.
La falta de comida debilitaba a las personas y contribuía a aumentar las víctimas de epidemias infecciosas. Este tipo de epidemias era un acontecimiento tristemente común en el mundo por aquella época.
Entre 1918 y 1920 una epidemia conocida como la gripe española produjo millones de muertos en los EE UU y 20 millones murieron en Europa, pero nadie acusó a esos gobiernos de matar a sus ciudadanos. El hecho es que los gobiernos nada podían hacer en contra de epidemias de esa índole.
Durante la Segunda Guerra mundial apareció la penicilina y las infecciones pudieron ser combatidas con éxito a fines de la década de los años cuarenta.
Los artículos de la prensa de Hearst sobre los millones de muertos por el hambre en Ucrania que había sido ”provocada por los comunistas” eran detallados y terribles. La prensa de Hearst utilizó todo a su alcance para hacer de las mentiras una realidad haciendo que la opinión pública en los países capitalistas se volviese fuertemente en contra de la Unión Soviética. Así se originó el primer mito de los millones de muertos en la URSS.
Una ola de protestas contra el hambre ”provocada por los comunistas” continuó en la prensa Occidental y nadie quizo escuchar los desmentidos de la Unión Soviética. ¡Las mentiras de la prensa de Hearst en 1934 tuvieron que esperar hasta 1987 para ser completamente desenmascaradas!
Durante más de 50 años y basados en estas calumnias varias generaciones en todo el mundo fueron influenciadas para tener una visión negativa del socialismo y de la URSS.

El imperio de Hearst en 1998.

William Hearst murió en 1951 en su casa de Beverly Hills, en California. Hearst dejó un imperio de las comunicaciones de masa que aún hoy continúa repartiendo por el mundo sus mensajes reaccionarios.
La empresa The Hearst Corporation es una de las más grandes del mundo y cuenta con más de 100 compañias donde trabajan 15.000 personas. El imperio hoy día cuenta con periódicos, revistas, libros, radio, televisión, TV-Cable, agencias noticiosas y multimedia.


!52 años para desemascarar una mentira!


La campaña de desinformación de los nazis referente a Ucrania no terminó con la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra mundial. Las mentiras nazis fueron retomadas por la CIA y el MI 5 británico y tuvieron siempre garantizado un lugar en la guerra de propaganda en contra de la Unión Soviética.
Las campañas anti-comunistas de Mc Carthy en los EEUU después de la Segunda Guerra mundial,
también sobrevivieron a costa de ”los millones de muertos por el hambre en Ucrania”.
En 1953, fue publicado en los EEUU un libro sobre este tema bajo el título:”Black deeds of the Kremlin” (Los Sucesos Negros del Kremlin). La publicación fue pagada por refugiados ucranianos en los Estados Unidos. Gente que había colaborado con los nazis durante la Segunda Guerra mundial y que el gobierno de los Estados Unidos había otorgado asilo político presentándolos al mundo como demócratas.
Cuando Reagan fue elegido presidente de los EEUU e inició su campaña anti-comunista en la década de los años 80, se reanudó la propaganda de los ”millones de muertos en Ucrania”.
En 1984, un profesor de la Universidad de Harvard editó un libro con el título: ”The Human life in Russia” (”La vida humana en Rusia”) en el cual estaba incluido el material falso de la prensa nazi de Hearst de 1934. Así fueron reeditadas en 1984 las mentiras y falsificaciones nazistas de los años 30, pero ahora con la fachada respetable de una Universidad norteamericana.
La historia no termina aquí. En 1986 se publicó otro libro sobre el tema con el título: ”Haverst of sorrow”, escrito por el ex agente de la policía británica Robert Conquest que es hoy día profesor de la Universidad de Stanford en California. Por el ”trabajo” con este libro recibió 80.000 dólares de la Asociación Nacional Ucraniana. Esta misma asociación pagó también una película cinematocráfica en 1986 con el nombre: ”The Harvest of Despair” que entre otras cosas utilizó el material de Conquest. A estas alturas, las cifras presentadas en los EEUU acerca de los ”muertos por el hambre en Ucrania” eran ¡ya 15 millones! No obstante, el material presentado en la prensa, libros y películas norteamericanas era completamente falso.
El periodista canadiense Douglas Tottle, demostró con rigor esa falsificación en su libro ”Fraud, Famine and Fascism; The Ucrainian Genocide Myth From Hitler to Harvard ”, editado en Toronto en 1987. Entre otras cosas, Tottle demostró que el material fotográfico presentado (fotografías horribles de niños desnutridos), fue sacado de publicaciones del año 1922 cuando millones de personas murieron en la guerra y por el hambre cuando 14 ejércitos extranjeros invadieron la URSS durante la guerra civil de 1918 a 1921.
Douglas Tottle nos lleva también a las fuentes periodísticas de 1934. Los reportajes sobre el hambre y las reseñas de viajes de los periodistas nos muestran la mezcla de mentiras publicadas en la prensa de Hearst. El periodista que durante mucho tiempo había enviado reportajes y fotografías de las llamadas zonas de hambre, un cierto Thomas Walker, nunca había estado en Ucrania. El había visitado Moscú durante cinco días.
Este hecho fue revelado por el periodista Louis Fisher por aquel tiempo corresponsal en Moscú del periódico norteamericano The Nation. Fisher reveló también que el periodista M. Parrott, un verdadero corresponsal en Moscú de la prensa de Hearst, había enviado reportajes que nunca fueron publicados sobre las cosechas con muy buenos resultados en 1933 en la URSS y sobre una Ucrania soviética en desarrollo.
Tottle nos muestra también que el periodista que hacía los reportajes sobre el hambre para Hearst, el tal Thomas Walker, en realidad se llamaba Robert Greeen y era un condenado, ¡fugado de una prisión estatal de Colorado!
Este Walker alias Green, fue recapturado cuando regresó a los EEUU y confesó ante un tribunal que él jamás había estado en Ucrania. Todas esas mentiras sobre los millones de muertos de hambre en Ucrania en los años treinta ”provocada por Stalin” ¡solo vinieron a ser conocidas y comprobadas en 1987!
El nazista Hearst, el agente de la policia Conquest y otros, han engañado a millones de personas con sus mentiras y falsos reportajes. Aún hoy día aparecen las historias del nazista Hearst en libros recién editados por escritores pagados por la derecha.
La prensa de Hearst con una posición monopolista en muchas ciudades de los EEUU y con agencias de noticias en todo el mundo fue un gran megáfono de la Gestapo en el mundo. En un mundo dominado por el capital monopolista fue posible a la prensa de Hearst transformar las mentiras de la Gestapo en verdades en muchos periódicos, estaciones de radio y, más tarde, en la televisión de todo el mundo.
Cuando la Gestapo desapareció, continuó la guerra sucia de propaganda contra del socialismo en la Unión Soviética, ahora patrocinado por la CIA.
Las campañas anti-comunistas en la prensa norteamericana continuaron al mismo nivel. Negocios como siempre; primero la Gestapo, después la CIA.


Robert Conquest: La fuente de los mitos


Este hombre ampliamente citado en la prensa burguesa -un verdadero oráculo para la burguesía- merece aquí una presentación muy concreta.
Robert Conquest es uno de los autores que más han escrito sobre los ”millones de muertos” en la Unión Soviética. En realidad, el verdadero ”padre” de casi todos los mitos y mentiras sobre la URSS difundidas después de la Segunda Guerra mundial. Conquest es conocido principalmente por sus libros: ”El gran terror” de 1969 y ”Harvest of sorrow” (Colección de amarguras) de 1986.
Conquest escribe sobre millones de muertos por el hambre en Ucrania y en los campos de trabajo (Gulag) y durante los procesos de 1937 a 1938, utilizando como fuentes de información a los exiliados ucranianos en los EEUU pertenecientes a los partidos de derecha que colaboraban con los nazis en la Segunda Guerra mundial.
Muchos de los héroes de Conquest son conocidos como criminales de guerra que dirigieron y participaron en los genocidios de los judios en Ucrania. Uno de estos es Mykola Lebed, condenado como criminal de guerra después de la Segunda Guerra mundial. Lebed era jefe de seguridad en Lvov durante la ocupación nazi y cuando se realizaron las terribles persecusiones a los judíos en 1942. La CIA llevó a Lebed a los EEUU en 1949 donde a trabajado como desinformador.
El estilo en los libros de Conquest es de un anti-comunismo violento y fanático. En el libro de 1969 nos dice Conquest que el número de muertos por el hambre en la URSS entre los años 1932 y 33 fue de 5 a 6 millones de personas, la mitad de estas en Ucrania. Pero durante la campaña anti-comunista de Reagan en 1983, Conquest extendió los años del hambre hasta 1937 y los muertos a ¡14 millones! Tales declaraciones le valieron un trabajo bien pagado cuando en 1986 fue escogido por Reagan para escribir el material del libro de la campaña que preparaba al pueblo norteamericano en caso de una invasión soviética. El libro se llama: ”¿Qué hacer cuando los rusos vengan? !Un manual de sobrevivencia!” Un trabajo extraño para un profesor de historia.
En realidad, esto no es extraño para un hombre que toda su vida a vivdo a costa de las mentiras e historias inventadas sobre la Unión soviética y Stalin. Primero como agente de la policía y después como escritor y profesor de la Universidad de Stanford en California.
El pasado de Conquest fue expuesto en el periódico The Guardian, el 27 de enero de 1978, en un artículo que lo señalaba como un ex agente del Departamento de desinformación IRD (Information Research Departament) de la policía secreta Inglesa.
El IRD fue una sección creada en 1947 teniendo inicialmente el nombre de Comunist Information Departament. La tarea principal era combatir la influencia de los comunistas en todo el mundo através de ”plantar” adecuadas historias en los políticos, periodistas y todos los que influenciaban a la opinión pública.
Las actividades del IRD eran muy amplias, tanto en Inglaterra como en el exterior. Cuando el IRD tuvo que ser formalmente disuelto en 1977 a causa de los contactos con la extrema derecha, se comprobó que en Inglaterra más de 100 de los periodistas más conocidos tenían contacto personal con un agente del IRD que regularmente proporcionaba a ”sus periodistas” material para los artículos a escribir. Esto era rutina en los grandes periódicos ingleses tales como el Financial Times, Times, Observer, Sunday Times, Telegraph, Economist, Daily Mail, Mirror, Express, Guardian y otros.
Los hechos aquí presentados del periódico The Guardian de enero de 1978 nos da una indicación de como la policía política dirige las noticias que llegan al gran público.
Robert Conquest fue agente del IRD desde los comienzos de esta sección de la policía secreta y hasta 1956. El ”trabajo” de Conquest era escribir las así llamadas ”historias negras” de la URSS, historias falsas consideradas como hechos verídicos para ser distribuidas a los periodistas y a otras personas con influencia en la opinión pública.
Después que él formalmente dejó el IRD, continuó escribiendo textos propuestos por el IRD y con el respaldo de esa policía.
En su libro ”El gran terror” -libro básico de la derecha y que trata sobre los ”millones de muertos” durante la lucha partidaria en la Unión Soviética en 1937- es en realidad una recopilación de textos que él escribió durante su vida como agente de la IRD. El libro fue acabado y publicado con el apoyo de la IRD. Un tercio de los libros impresos fueron comprados por la Editorial Praeger que normalmente es conocida por publicar literatura de orígen en la policía política norteamericana, la CIA.
El libro de Conquest ha sido utilizado como obsequios a los llamados ”tontos útiles”, para profesores universitarios y gente que trabaja en la prensa, la radio y la televisión para así garantizar que las

mentiras de Conquest y de la extrema derecha sean apoyadas en bastos sectores de la población.
Conquest es aún una de las fuentes más importantes donde los historiadores de la derecha van a buscar material sobre la URSS.


Alexander Solzhenitsyn.


Otra persona que siempre es asociada a los libros y artículos en los periódicos sobre los supuestos millones de muertos y prisioneros en la URSS, es el ruso Alexander Solzhenitsyn.
Solzhenitsyn es conocido en el mundo capitalista desde fines de los años 60 por su libro titulado: ”El Archipiélago de Gulag” y que trata sobre la situación de los presos en los campos de trabajo en la Unión Soviética. El mismo estuvo preso 8 años, condenado por actividades contrarevolucionarias en 1946 al haber distribuido propaganda en contra del pueblo de la Unión Soviética.
Según Solzhenitsyn, la lucha contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra mundial había sido una lucha innecesaria y todos los sufrimientos impuestos al pueblo soviético por los nazis pudieron haber sido evitados si el gobierno soviético hubiese hecho un compromiso con Hitler.
Solzhenitsyn acusaba también al gobierno soviético y a Stalin por los terribles resultados de la guerra para el pueblo de la URSS, diciendo que éstos eran peores que Hitler. Solzhenitsyn no escondía sus simpatías por los nazis y fue condenado como traidor.
Solzhenitsyn comenzó en 1962 a publicar libros en la URSS con el consentimiento y la ayuda de Nikita Kruchef, siendo el primer libro publicado: ”Un dia en la vida de Ivan Devisovtjs” y que se trataba sobre la vida de un preso.
Kruchef utilizaba los textos de Solzhenitsyn para combatir la herencia socialista de Stalin. Solzhenitsyn ganó en 1970 el Premio Nobel de literatura por su libro ”El archipiélago de Gulag” y sus libros comenzaron a ser publicados en los países capitalistas en grandes cantidades convirtiéndose el autor, en uno de los instrumentos más importantes del imperialismo en el combate al socialismo y a la Unión Soviética. Los textos suyos sobre los campos de trabajo junto a la otra propaganda sobre los supuestos millones de muertos en la URSS, fueron utilizados como verdades en los medios de comunicación capitalistas.
En 1974, Solzhenitsyn renunció a su ciudadanía soviética y emigró primero a Suiza y más tarde viajó a los EEUU. A estas alturas, era considerado en la prensa capitalista como el más grande luchador por la libertad y la democracia. Sus simpatías nazistas fueron enterradas para no perturbar la guerra de propaganda contra del socialismo.
En los EEUU, Solzhenitsyn fue invitado muchas veces para intervenir en reuniones importantes. Por ejemplo: como orador principal en el congreso de los sindicatos AFL-CIO en 1975 y el 15 de julio del mismo año fue invitado para hacer un discurso sobre la situación mundial ¡en el Senado de los Estados Unidos!
Los discursos de solzhenitsyn eran de una agitación violenta y provocativa, argumentando y haciendo propaganda a las ideas más reaccionarias. Entre otras cosas, se manifestó por nuevos ataques a Vietnam después de la victoria éste sobre los EE UU. Además, después de 40 años de fascismo en Portugal cuando los oficiales de izquierda del ejército tomaron el poder en la revolución popular de 1974, Solzhenitsyn comenzó a hacer propaganda por una intervención militar de los EE UU en Portugal deciéndo que ¡éste pasaría a ser miembro del Pacto de Varsovia si los EEUU no intervenían!
En sus discursos, Solzhenitsyn lamentaba siempre la liberación de las colonias portuguesas en Africa, pero está claro que lo principal en los discursos de Solzhenitsyn era siempre la guerra sucia contra el socialismo. Desde supuestas ejecuciones de millones y millones de personas en la URSS hasta las supuestas decenas de millares de norteamericanos presos y esclavizados que existían en Vietnam del Norte.
Esta idea de Solzhenitsyn acerca de los norteamericanos utilizados como esclavos en Vietnam del Norte dió origen a las películas de Rambo sobre la guerra del Vietnam.
Los periodistas norteamericanos que se habían atrevido a escribir sobre la paz entre los EEUU y la Unión Sovética, eran señalados por Solzhenitsyn como traidores potenciales. Este hacía también propaganda por un aumento de la capacidad militar de Estados Unidos, deciéndo que la URSS era más poderosa en ”tanques y aviones de 5 a 7 veces y en armas atómicas que en ”breve serían 2, 3 y 5 veces más potentes que las de EEUU”.
Los discursos de Solzhenitsyn en los EEUU eran la voz de la extrema derecha, pero él iba aún más lejos, en apoyo abierto al fascismo.



Respaldo al Fascismo de Franco


Después de la muerte de Franco en 1975, el régimen fascista español comenzó a perder el control de la situación política y al comienzo de 1976, los acontecimientos en España tomaron un carácter tal que cautivaron la atención de la opinión pública mundial.
Huelgas y manifestaciones exigían democracia y libertad. El heredero de Franco -el rey Juan Carlos- fue obligado a iniciar una liberalización muy cautelosa para calmar la agitación social.
En ese momento importante para la vida política española aparece Alexander Solzhenitsyn en Madrid
y es entrevistado en el programa ”Directísimo”, el sábado 20 de marzo por la noche en el mejor horario
televisivo (periódicos ABC y YA del 21 de marzo de 1976).
Solzhenitsyn, que previamente había recibido las preguntas, aprovechó la oportunidad para hacer todo tipo de declaraciones reaccionarias. La intención suya no fue de dar un amplio apoyo a la llamada liberalización del Rey. Al contrario, Solzhenitsyn prevenía a las personas contra las reformas democráticas!
En su intervención en la TV declaró que: ”110 millones de rusos murieron víctimas del socialismo” y comparó ”la esclavitud a que estaban sometidos los soviéticos con las libertades que se disfrutaban en España”.
Solzhenitsyn acusó también de utópicos a los ”círculos progresistas” porque consideraban a España como una dictadura. Los progresistas eran toda la oposión democrática desde liberales hasta socialdemócratas y comunistas. Solzhenitsyn decía: ”En el otoño pasado la opinión pública mundial estaba preocupada por la suerte que corrían los terroristas españoles (los cinco anti-fascistas condenados a muerte y ejecutados por el régimen de Franco. Nota del autor MS). Cada vez más la opinión pública progresista exige reformas políticas inmediatas; al mismo tiempo apoya los actos terroristas”… ” Los que quieren reformas democráticas rápidas: ¿sáben lo que sucederá mañana y pasado mañana? España podrá tener democracia mañana, pero pasado mañana: ¿se puede evitar caer en un totalitarismo después de la democracia?”
Ante las cautelosas preguntas de los periodistas si acaso estas declaraciones no podían ser vistas como un apoyo a los regímenes en donde no existía la libertad, Solzhenitsyn respondió: ”Conosco solamente un lugar en donde no hay libertad, ese lugar es Rusia”.
Las declaraciones de Solzhenitsyn en la TV española fueron un apoyo directo al fascismo español (una ideología que él aún mantiene). Esta es una de las causas por las cuales Solzhenitsyn desapareció cada vez más de los discursos públicos durante sus 18 años de exilio en los EEUU y uno de los motivos por los cuales los gobiernos capitalistas no le dieron total apoyo político. Los capitalistas están muy agradecidos por haber podido utilizar a un hombre como Solzhenitsyn en su guerra contra el socialismo. Pero todo tiene sus límites.
En la nueva Rusia capitalista, el apoyo del mundo occidental a los grupos políticos es determinado pura y simplemente por las posibilidades de hacer negocios con buenas ganancias. El fascismo como alternativa política para Rusia no es considerado como una política que estimule los negocios. Por eso es que el proyecto político de Solzhenitsyn para Rusia no tiene vigencia en lo que respecta al apoyo del mundo occidental. Lo que Solzhenitsyn quiere como futuro político para Rusia es: ¡la vuelta al sistema autoritario de los Zares, ligado a la Iglesia ortodoxa rusa!
Ni siquiera los imperialistas más arrogantes están interesados en respaldar una estupidez semejante. Para respaldar a Solzhenitsyn en el mundo occidental existe solo la idiotez intelectual de la extrema derecha.


!Nazistas, policías y fascistas!

Así son aquellos, los más dignos representantes de los mitos burgueses de los ”millones de muertos y presos en la Unión Soviética”. El nazista Hearst, el agente de la policía Conquest y el fascista Alexander Solzhenitsyn.
Conquest ha tenido el papel principal, siendo sus informaciones utilizadas por los medios de comunicación capitalistas en todo el mundo y formando incluso una escuela dentro de ciertas Universidades. El trabajo de Conquest es sin duda un trabajo de desinformación policial de primera clase.
En la década de 1970, Conquest otorga una gran ayuda a Solzhenitsyn y a una serie de figuras de segunda categoría como por ejemplo: Andrei Sakharov y Roy Medvedev. Todos ellos aparecen esporádicamente por todo el mundo como especuladores en muertos y presos a quienes la prensa burguesa siempre pagó el precio en oro.
Pero, la realidad de los hechos fue por fin presentada y muestra la verdadera cara de todos estos falsificadores de la historia. La órden de Gorbatchov de abrir los archivos secretos del partido a las investigaciones históricas tuvo consecuencias que nadie pudo prever.

Los archivos muestran las mentiras de la propaganda.

Las especulaciones sobre los millones de muertos era una parte de la guerra sucia de propaganda en contra de la URSS y es por esto que los desmentidos y esclarecimientos oficiales de los soviéticos nunca fueron tomados en serio y jamás tuvieron espacio en la prensa capitalista. Los desmentidos soviéticos eran motivo de burla debido a que los ”especialistas” comprados por el capital tenían todo el espacio necesario para difundir sus fantasías puesto que ¡fantasías eran en realidad!
Lo que todos los millones de muertos y prisioneros mencionados por Conquest y otros ”críticos” tenían en común, es que son productos de aproximaciones y métodos de tipo casero.

Métodos falsos

Conquest, Solzhenitsyn, Medvedev y otros utilizaban la estadística publicada por la URSS como por ejemplo: los censos nacionales de población a los que sumaban un supuesto aumento de la población sin tener en cuenta la situación real existente en el pais. Así llegaron a la conclusión de cuantas personas debían de haber en el pais al final de ciertos años. Las personas que faltaban eran presentadas como muertos y presos a cuenta del socialismo. Un método simple, pero totalmente falso.
Este tipo de ”revelaciones” de acontecimientos políticos tan importantes nunca sería aceptada si las revelaciones fuesen sobre el mundo occidental. En ese caso, hubiese habido con toda certeza, profesores e historiadores que se alzarían en contra de tales engaños. Pero como la que estaba en cuestión era la Unión Soviética, entonces la falsificación podía dejarse pasar.
Uno de los motivos es, ciertamente, que los profesores e historiadores anteponen las posibilidades de avanzar en sus carreras profesionales a su honradez profesional.
En cifras: ¿cuáles fueron al final las conclusiones de los ”críticos”? Según Robert Conquest (en una evaluación hecha en 1961) murieron de hambre 6 millones de personas en la URSS a pricipios de la década de los años 30. Esta cifra fue aumentada por Conquest a 14 millones en 1986.
Según Conquest, en lo que respecta a los campos de trabajo (Gulag), estaban allí detenidos 5 millones de prisioneros antes del comienzo de las depuraciones en el partido, en el ejército y en el Estado (en 1937). Después de comenzadas las depuraciones llegaron más de 7 millones de prisioneros durante 1937 y 38, haciendo un resultado total de ¡12 millones de presos en estos campos de trabajo en 1939!
El lector debe tener en claro que los 12 millones de Conquest ¡son solamente presos políticos! Según Conquest, en los Gulag habían también delincuentes comunes los cuales eran una cantidad mayor que los presos políticos. Esto significa que habían de 25 a 30 millones de presos en los campos de trabajo de la URSS. También según Conquest, fueron ejecutados entre 1937 y 39 un millón de presos políticos mientras que 2 millones se morían de hambre. Según Conquest, el resultado final de las depuraciones de 1937 al 39: ¡9 millones de presos políticos y 3 millones de muertos!
Estas cifras fueron inmediatamente sometidas a ”apreciaciones estadisticas” por Conquest para llegar a la conclusión de que los bolcheviques habían matado nada menos que 12 millones de presos políticos desde 1930 al 1953. Sumando estas cifras a los muertos por el hambre en los años 30, Conquest llega a la conclusión de que los bolcheviques habían matado 26 millones de personas. En una última apreciación estadística dice Conquest: ”¡En 1950 habían 12 millones de presos políticos en la URSS!
Alexander Solzhenitsyn utilizó más o menos las mismas apreciaciones estadísticas de Conquest, pero esta vez usando los métodos pseudo-científicos con nuevas suposiciones. Con otras premisas llega a conclusiones aún más extremas.
Solzhenitsyn acepta las cifras de Conquest de 6 millones de muertos de hambre en 1932 y 1933. Mientras tanto, con respecto a las depuraciones de 1936 al 39, Solzhenitsyn considera que murieron un mínimo de ¡un millón por año!
Haciendo un resumen, nos dice que desde las colectivizaciones en la agricultura hasta la muerte de Stalin en 1953, los comunistas habían matado 66 millones de personas en la Unión Soviética. Además de esto, acusa como culpable al gobierno soviético por la muerte de 44 millones de rusos que según sus afirmaciones murieron en la Segunda Guerra mundial.
La conclusión de Solzhenitsyn es que ”110 millones de rusos murieron víctimas del socialismo”. En lo que respecta a los presos, Solzhenitsyn nos dice que el número de personas en los campos de trabajo en 1953 era de ¡25 millones!



Gorbatchov abre los archivos

La colección de cifras fantásticas anteriormente presentadas (producto de fantasías muy bien pagadas), han salido en la prensa burguesa desde la década de los años 60, siendo siempre presentadas como hechos verídicos obtenidos en base a métodos científicos.
Detrás de estas falsificaciones estan las policías políticas occidentales principalmente la CIA de los Estados Unidos y el MI 5 de Inglaterra.
La influencia de los medios de comunicación es tan grande que hoy las cifras son consideradas como auténticas en grandes sectores de la población de los países occidentales.
Esta situación lamentablemente ha empeorado. En la propia URSS, donde Solzhenitsyn y otros ”críticos” como por ejemplo, Andrei Sakharov y Roy Medvedev no encontraban un respaldo a esas cifras fantásticas, hubo un cambio significativo en 1990.
En la nueva ”prensa libre” durante el período de Gorbatchov todo lo que se le imputaba al socialismo era presentado como positivo. Esto tuvo consecuencias desastrosas. Una inflación sin igual aumentó la cantidad de muertos y prisioneros durante el socialismo que ahora se mezclaban con un solo grupo de decenas de millones de ”víctimas” de los comunistas.
La histeria en la nueva prensa libre de Gorbatchov realzó las mentiras de Conquest y Solzhenitsyn. Al mismo tiempo fueron abiertos por Gorbatchov los archivos del Comité Central a las investigaciones históricas lo cual era exigido por la prensa libre.
La apertura de los archivos del Comité Central del partido comunista es en realidad la cuestión central de esta historia confusa. Esto por dos razones: por una parte, porque en los archivos se encontraban los datos que podían esclarecer la verdad y por otra parte, aún más importante, porque todos los especuladores en muertos y presos de la URSS han dicho durante años y años que el día que los archivos fuesen abiertos, las cifras por ellos presentadas serían confirmadas. Todos ellos afirmaron que así sería. Conquest, Solzhenitsyn, Medvedev y los demás, pero cuando los archivos fueron abiertos y los estudios de los documentos existentes comenzaron a ser publicados, aconteció algo muy extraño. ¡Ni la prensa libre de Gorbatchov ni los especuladores en presos y muertos estaban interesados en los achivos!
Los resultados de las investigaciones hechas en los archivos del Comité Central por los historiadores rusos Zemskov, Dougin y Xlevnjuk y que comenzaron a publicarse en 1990 en revistas científicas, ¡pasaron totalmente desapercibidos!
Los informes con los resultados de las investigaciones históricas iban en contra de la corriente inflacionaria de muertos y presos de la prensa libre. Estos resultados permanecen desconocidos. Los informes fueron publicados en revistas científicas de poco tiraje, prácticamente desconocidas para el gran público. Por lo tanto los informes científicos no podían concurrir con la histeria de la prensa, ganando las mentiras Conquest y Solzhenitsyn apoyo en muchos sectores de la población de la URSS, la actual Rusia.
También en Occidente pasaron desapercibidos los informes de los investigadores rusos sobre el sistema correccional durante la época de Stalin, sin noticias en primera plana o reportajes en la televisión. ¿Por qué?


DESCARGAR EL INFORME COMPLETO CLICANDO EN :

<a href="http://files.filefront.com/MILLONES_DE_MUERTOSstalin.pdf/;8321515;/fileinfo.html" title="MILLONES_DE_MUERTOSstalin.pdf">MILLONES_DE_MUERTOSstalin.pdf</a>

El autor del texto, Mario Sousa es militante del Partido Comunista KPML(r) de Suecia y el artículo fue escrito en sueco para el periódico del partido Proletären (El Proletario), donde fue publicado en abril de 1998.

NotaPublicado: Mié Ago 01, 2007 4:25 pm
por klaudia_daniela
De youtube:

"This is Chapter 1 of my history project "Truth about Stalin" with my audio commentary. In this chapter I will talk about the GULAG and repressions. I will present real numbers and real GULAG prisoners."





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algunas páginas de interés ( todo es en inglés ):

http://www.geocities.com/redcomrades/pers-cult.html

http://www.oneparty.co.uk/index.html?ht ... ushch.html

http://www.red-channel.de/books/books.htm

http://www.geocities.com/CapitolHill/Em ... icles.html

http://www.geocities.com/CapitolHill/Em ... -pics.html

NotaPublicado: Sab Ago 11, 2007 11:01 pm
por rubiera
He incluido en el primer mensaje el libro de Grover Furr "Stalin y la lucha por la reforma democrática". También he incluido la "Constitución de la URSS de 1936" la cual, al igual que el discurso de Stalin "Sobre la constitución" pueden cotejarse con este libro. El interesado podrá por si mismo comprobar si es cierto o no el mito ampliamente divulgado sobre Stalin el dictador burócrata.

Para que conozcan al excelente historiador Grover Furr, les dejo una entrevista suya en inglés. Si alguien interesado no entiende este idioma podría hacer el esfuerzo y traducirla lo mejor que pueda al español. Basta que me lo diga.

Friday, May 12, 2006

Interview with Grover Furr

Recently I had the oppurtunity to interview college Prof. Grover Furr. David Horowitz attacked Prof. Furr in his new book because he has defended Stalin. So, I thought it would be good to hear how Prof. Furr viewed things. I do not agree totally with what Furr has said, but I am also very greatful to him for granting me this interview, and people like him can be useful in setting the record straight about the Soviet Union, at least in my view.



Q: You do something not many people, even among the leftists of the world, will do, that being upholding Joseph Stalin. Why do you think it is important to do so?

A: Before beginning, I’d like to thank you for asking me to answer these questions. They are important issues, and ought to be of concern to everyone who is disgusted with capitalism and wants to study the experience of those who have struggled for a world free from exploitation.

I don’t “uphold Stalin” as such. I try to uphold the truth.

In the Communist Manifesto Marx and Engels said that the proletariat “has nothing to lose but [our] chains.” I take that to mean that we cannot afford to let any prejudices, personal preferences or biases, etc., stand in the way of our search for the truth.

We can’t hope to overcome capitalism unless we base ourselves on objective reality – something that the capitalist cannot possibly do, because objective reality exposes the horrendous exploitation and brutality of capitalism.

So I try to be objective, and study the history of the USSR by the light of the best evidence available.

Q: The common story of Joseph Stalin is that he was a paranoid, power hungry mass murderer, Those who oppose Stalin will point to the purges and "great fear" as evidence of this. What is your attitude toward this period?

A:If the evidence supported this view of Stalin, then I’d agree with it. But the evidence doesn’t support it at all.

This view of Stalin stems from two sources, both of them utterly unreliable: Trotsky and Khrushchev, with the latter being far more influential. Both of them lied, to an extent that is hardly imaginable!

Documents from the Soviet archives published since the end of the USSR (or, in fact, a little before) allow us to be certain of this now, though many suspected as much earlier.

In Russia since the end of the USSR there has been a huge resurgence of interest in Stalin. For the first time some objective scholarship on Stalin has begun to appear.

The evidence is that Stalin was a truly remarkable man – something that a great many of his contemporaries recognized too.

The Trotsky-Khrushchev portrait of Stalin, popularized during the Cold War and still the dominant – in fact, the required – view in Soviet history today, is a complete fabrication. It can be sustained only by utterly dishonest work that does not deserve the name of scholarship.

Right now I’m finishing a lengthy study of Khrushchev’s infamous “Secret Speech” that he made at the 20th Party Congress on February 25, 1956. In this speech Khrushchev made many statements blaming Stalin for terrible crimes. The speech shattered the communist movement, and of course delighted anti-communists and Trotskyists.

During the past couple of years of research I have discovered a shocking fact. Every single “revelation” Khrushchev made about Stalin and Lavrentii Beria is a lie! So far, I have not discovered a single instance in which Khrushchev told the truth.

I recently wrote a bit more about this in an article titled “(Un)critical Reading and the Discourse of Anti-communism,” which the good people at The Red Critique were generous enough to publish, despite the fact that their journal is mainly theoretical, and my article mainly historical. It is at

http://www.redcritique.org/WinterSpring ... munism.htm

My detailed study of the falsehoods of Khrushchev’s “Secret Speech” should be out before the end of 2006.

Q: Another attack on Stalin is that he carried out a man-made famine in which he forced millions to starve in the Ukraine. Is this in any way an accurate account of what happened during that period?

A: This is completely false.

This tale actually stems, ultimately, from the Nazis, who began spreading it in the mid-30s. In the USA it was picked up by the Hearst newspapers, which were extremely anti-communist.

The late Doug Tottle nailed these facts in his book Fraud, Famine and Fascism. The Ukrainian Genocide Myth from Hitler to Harvard (Toronto: Progress Books, 1987). Tottle was affiliated with the Canadian Communist Party, and some of his statements are apologetic. But he did his homework on the fraudulent nature of this myth.

After WW2 the “man-made famine in Ukraine” myth became the credo of the pro-Nazi Ukrainian Nationalist groups, many of whose leaders were settled in the US by the CIA, and were funded to carry on their anti-Soviet propaganda. Until the early 1960s these fascist Ukrainian nationalist groups had terrorist cells within the USSR as well.

Today this myth is an integral part of the nationalist ideology of the state of Ukraine. The reactionary capitalists and former CPSU members who rule it have to construct a history that legimitizes Ukrainian nationalism.

This myth of the “man-made famine” is an integral part of the project of historical formation for Ukraine. Since Ukrainian nationalism has been fascist from the beginning, the only way it can be “legitimized” is by ferocious anti-communism.

There are some very good books, written by Cold War anti-communists who were nevertheless good historians, that demonstrate how fascist Ukrainian Nationalism has always been. I recommend:

John A. Armstrong. Ukrainian Nationalism. NY: Columbia University Press, 1963.

Alexander Motyl. The turn to the right : the ideological origins and development of Ukrainian nationalism, 1919-1929. NY: Columbia U.P. 1980.

The excellent research by Prof. Mark Tauger, of the University of West Virginia, and others, has thoroughly exploded this Nazi-born myth of the “Man-Made Famine.” His research is now available online at his own website,

http://www.as.wvu.edu/history/Faculty/Tauger/

In addition I recommend the following article by two professional demographers:

Barbara Anderson and Brian Silver, “Demographic Analysis and Population Catastrophes in the USSR.” _Slavic Review_ 44, 3 (Autumn, 1985), pp. 517-536. Available through JSTOR.

Robert Conquest, the most famous anti-Soviet phony “scholar” during the past half-century, was paid $80K by Ukrainian Nationalist groups to write Harvest of Despair, the main English language book that spreads this notion. He drew heavily upon Nazi propaganda as his so-called “evidence.”

There are a couple of good reviews of his book, and of this issue. They are:

• Jeff Coplon, “In Search of a Soviet Holocaust,” Village Voice Jan. 12, 1988. At http://chss.montclair.edu/english/furr/vv.html

• Jeff Coplon, "Rewriting History: How Ukrainian Nationalists Imposed Their Doctored History on our High-School Students". Capital Region magazine (Albany, NY), March 1988. At http://chss.montclair.edu/english/furr/ ... ting88.pdf

• “The Hoax of the Man-Made Ukraine Famine of 1932-33.” Six-part series originally published in Challenge-Desafio, the newspaper of the Progressive Labor Party, beginning on February 25, 1987. At http://www.plp.org/cd_sup/ukfam1.html and following.

• In addition, I recommend Arch Getty’s review of Conquest from the _London Review of Books_, January 22, 1987, pp. 7-8. I do not have permission to put it on line, but will be happy to email a PDF copy to anyone who asks.

• Doug Tottle’s book also analyses both Conquest’s work and the fraudulent Ukrainian nationalist film “Harvest of Despair.” It is well worth reading. As it’s long out of print, I can provide a PDF copy to anyone who wishes one.

Q: David Horowitz, the right-wing intellectual, has recently mentioned you in his book The Professors. What is the significance of this to you? What do you think of the state of affairs here in the United States of America?

A: It’s to be expected. Horowitz is an apologist for exploitation, as are all conservatives – and liberals too, for that matter.

What is known as “conservatism” is simply an ideological defense for a more open, authoritarian, and violent version of capitalist exploitation. Every ideological position that “conservatives” advocate – and Horowitz is among them – is a crude justification for authoritarianism; making labor cheap and wages low; reducing social services to a minimum; empowering employers and reducing employees to powerlessness.

Some time ago I wrote a couple of short essays that briefly explain how this works. They are at

http://chss.montclair.edu/english/furr/ ... ives1.html

and

http://chss.montclair.edu/english/furr/ ... ives2.html

With all its weaknesses the communist movement was, during the 20th century, by far the major force for human liberation and the empowerment of working people. The communist movement was the only bright spot of hope in a century of capitalist horrors.

So it is axiomatic that all defenders of capitalist exploitation, and of the various ideologies that sustain it, will be strongly anti-communist, and will not hesitate to lie about the history of the communist movement – as, indeed, they lie about almost everything else.

Horowitz is doing the bidding of his right-wing sponsors – trying to direct attention away from the huge de-funding of higher education in the United States with the absurd claim that the “left” has taken over the colleges!

Q: What is your opinion of Trotsky, his criticism of Stalin, and the overall attitude of Trotskyists in general regarding the Soviet Union?

A: Trotsky was a very intelligent, but also very limited, man. His ideas combined Bolshevik and Menshevik positions, and he was on the right – the economic determinist – pole of the Bolshevik Party.

That in itself would not have been sufficient for his expulsion. After all, the debate among holders of different ideas was healthy and strong in the 1920s.

But Trotsky was dishonest. Since his ideas were defeated again and again in the Bolshevik Party Congresses and Conferences during the ‘20s, he kept forming factions to try to get power by other means. After his exile from the USSR in 1929 he spent the rest of his life scheming to get back into power.

Documents from the former Soviet archives provide good evidence that the charges leveled against Trotsky in the three public Moscow Trials of 1936-8 were true. Trotsky’s followers certainly did form a “bloc” with Rightists to plot to overthrow the Soviet government and assassinate Stalin and others.

There is also good evidence that Trotsky was in touch with German military leaders and with the Japanese, as charged in those same trials. By “evidence”, I don’t mean the Trial testimony – though I think it is truthful and accurate -- but additional evidence, from the former Soviet archives. This evidence confirms the basic charges made against the Trial defendants, and against Trotsky as an absent co-conspirator.

Trotsky was extremely arrogant and dictatorial. He seldom listened to criticism even from his closest followers. He created the “cult of personality” around himself which characterized the Trotskyist movement during his own lifetime, and still does.

There’s a pretty good article about Trotsky in Communist, the Progressive Labor Party’s journal, for Spring 2004, at

http://www.plp.org/communist/communistspg04.pdf

Q: Do you consider the Post-Stalin Soviet Union to be Revisionist, Social-Imperialist, Socialist, Social-Fascist, or anything similiar to that, and if so why? Or was capitalism restored in the Soviet Union prior to Perestroika?

A: All the post-Soviet states are capitalist of an especially predatory kind. Since the end of the USSR the new rulers have made sure that the standard of living of workers, and employees generally – the vast majority of the population – has fallen catastrophically.

This was obviously the main motive of Gorbachev, Eltsin, and the CPSU leaders who privatized the publicly created and owned wealth of the USSR – to drastically increase the rate of exploitation of labor and thereby create great wealth for a few capitalists.

This process had begun under the old USSR. Introducing overt capitalism and privatization was a qualitative step in greatly accelerating the process.

Q: What writings do you recommend for those who want to know the truth about what went on during the time of Stalin?

A: The truth is still emerging. There are a number of good works in Russian, but only a few in English.

For a list of what I have found to be the best to date, see the bibliography and notes in my two-part article “Stalin and the Struggle for Democratic Reform” in the on-line journal Cultural Logic in 2005:

http://eserver.org/clogic/2005/furr.html

and

http://eserver.org/clogic/2005/furr2.html

You can always find links to my own research on my Home Page,

http://chss.montclair.edu/english/furr/

Q: What political group in America do you see as having the most correct line in regards to Stalin?

A: The Progressive Labor Party – http://www.plp.org/

They have a pretty good four-part series, though rather old now: “Review of PBS Series: Stalin (May - June 1990).” It starts at
http://www.plp.org/cd_sup/pbsstal1.html

Q: What is your impression of Project "Set the Record Straight"?

A: I’d like to answer by saying something about the “cult of personality.”

The history of the Bolshevik and Chinese revolutions is a great textbook for all those who want to fight for an egalitarian communist world. But it’s up to us to learn those lessons. Specifically, we have to recognize the serious errors they made – errors that resulted in the defeats of these revolutions from within.

Among these serious errors was the “cult” of individual leaders. The lesson of the communist movement is unequivocal. Cults of “great leaders” are fatally incorrect. There can’t be any progress until they are decisively rejected.

One of the things I respect most about the Progressive Labor Party is that they have done this. They studiously avoid building a “cult” around any party leader. Neither the party chairperson nor any other leading members are ever named in any of their literature. They have no “spokespersons.” Every party member has to learn to represent the organization.

Stalin always strongly opposed the exaggerated praise and adulation that eventually poisoned every aspect of Soviet politics and culture. He pointed out many times that it was a “socialist-revolutionary”, not a Marxist, notion, and should be rejected.

If he had really been the “all-powerful dictator” the anti-communists falsely claim he was, he would have done away with it. Of course he never was an “all-powerful dictator,” and was not able to squelch this disgusting “cult.”

This “cult” did tremendous harm. It enabled careerists, saboteurs, and conspirators to remain hidden. Khrushchev dishonestly denounced the “cult” in his “Secret Speech” of 1956. But everything Khrushchev said about it was wrong.

And Khrushchev himself was second to none in creating the “cult.” When he was dismissed in October 1964 he was denounced for his own “cult” by the Central Committee members who removed him.

The Chinese Communist Party learned exactly the wrong lesson from this. They deliberately built up a “cult” around Mao that dwarfed that around Stalin.

And it contributed tremendously to the reversal of workers’ power in China. Under the cloak of “loyalty to Chairman Mao” right-wingers and anti-communists confused and subverted the Left forces, and took over the CCP before Mao’s death.

Disguised by their participation in the “cult” of Mao, the pro-capitalist forces within the CCP leadership were able to gain key positions. When Mao died, it took them little time to seize power and reverse all the gains of the heroic Chinese revolution.

The difference was this: Stalin opposed this “cult.” We can see today that, if anything, he should have done so even more fiercely. But Mao deliberately encouraged the “cult” around himself.

Mao and the CCP had sharply, and rightly, criticized the Khrushchev leadership of the Soviet Union. But in this case Mao deliberately chose to imitate one of the worst features of Soviet socialism, and one that had helped Khrushchev get into power and sabotage the struggle for communism.

Mao was a great revolutionary thinker and leader in many ways – one of the greatest! But in the case of the “cult of Mao” he acted in an unprincipled way.

-

He supplied the following statement to introduce himself:

I don’t have any formal criteria that would qualify me to do research on the history of the Soviet Union during Stalin’s time. I can’t imagine what such qualifications would be!

As a graduate student from 1965-69 I opposed the US war in Vietnam. At some point somebody told me that the Vietnamese Communist Party had to be bad, because they were “Stalinists”, and “Stalin had killed millions of innocent people.

I read the first edition of Robert Conquest’s book _The Great Terror_ when it was published – around 1974 or so. I was shaken! But I could read the Russian language, because I had already been studying Russian literature for a long time.

So I studied Conquest’s book carefully.I discovered Conquest was dishonest in his use of sources. His footnotes did not support his anti-Stalin conclusions! Basically, he used any source that was hostile to Stalin, regardless of whether it was reliable or not.

Eventually I decided to write something about the so-called “Terror.” It took a long time, but in 1988 I finally published “New Light On Old Stories About Marshal Tukhachevskii : Some Documents Reconsidered.
http://chss.montclair.edu/english/furr/tukh.html

During the 1980s and 1990s I studied the research being done by the new school of historians on the Soviet Union that included Arch Getty, Robert Thurston, Roberta Manning, Sheila Fitzpatrick, Jerry Hough, Lewis Siegelbaum, Lynne Viola, and others. At that time they were sometimes called the “Young Turks” or “revisionists.”

By carefully studying the evidence already available, and – most important – by trying hard to be objective – they were already showing that all the Cold-War, Trotskyist, Khrushchevite, and later the Gorbachev-Eltsin “history” was fatally compromised by political bias. They proved it was not history but anti-communist propaganda.

In 1999 a Moscow-based researcher, Vladimir Bobrov contacted me. He told me about the publication of documents from the former Soviet archives, sent me some, and pointed me towards others. These documents provided evidence that demanded a complete rewriting of Soviet history, including the role of Stalin.

Since then I have been trying to make some small contribution towards discovering the true history of the Stalin period. I am glad that you too think this is an important project!

I wish you success!
-

Though I do not agree with some of his statements, I am glad I was able to conduct this interview and give a voice to those defending the history of Socialism in the Soviet Union.

Chistka y proverka

NotaPublicado: Lun Ago 13, 2007 12:02 am
por HerrK
Adjunto una crítica ecrita por Ted Talbot del libro Origins of the Great Purges: The Soviet Communist Party Reconsidered, 1933-1938 de Arch Getty. Este historiador está entre los recomendados por Grover Furr, y si bien ni siquiera tengo criterio para coincidir o no en lo que expone, me da la impresión que puede ayudar bastante a comprender el fenómeno del estalinismo.

Mis excusas por el extenso artículo en inglés, pero es que sobre estos temas hay poca literatura en internet. Si alguien tiene problemas con algún párrafo concreto, me ofrezco a intentar traducírselo.

Ted Talbot escribió:
GETTY, Archibald John, Origins of the Great Purges: The Soviet Communist Party Reconsidered, 1933-1938, Cambridge University Press, Cambridge, 1985


METHODOLOGY

In his introduction, The Great Purges As History, Getty notes a vital methodological question for anyone interested in Soviet history. Our understanding of that history has emanated from a fairly narrow range of sources, emigres, defectors and anecdotal accounts. (Page 4)* It can be added that, because of their knowledge of Russian language and culture, the emigres were able to dominate academic positions in the West. None of the diaspora from the Bolshevik revolution were likely to be in a position to comment objectively on its development and many important commentators were in relationships with the Western intelligence services.

Getty relies upon primary historical resource material and rejects "Great Man" explanations of history. He also rejects, and as we shall see with good reason, the theory of "totalitarianism" which pervades much Soviet historiography. "Indeed, both Western and Stalinist writers have been interested in showing that the Soviet bureaucracy was grimly efficient: totalitarian to Western writers, monolithic or solidly united to Stalinists." (Page 3)

In his "Bibliographical Essay", (Page 211) well worth reading in its own right, Getty treats this subject thoroughly. Unpublished, and unattributed memoirs, camp diaries, second hand accounts and simple rumour have been accepted as primary source material in a manner unique for historical research. "For no other period or topic have historians been so eager to write and accept history by anecdote. (Page 5)

As for Trotsky, "Trotsky's location far from events always made him a dubious source for anything except biting editorials on the Great Purges." (Page 214)

Research is beginning to reveal a picture of the Stalin era which is lacking from the sources so far mentioned: internal wrangling inside the party, ad hoc and voluntaristic decision making procedures, and an inability of the party centres to establish control over the periphery.

A more sophisticated image of Stalin is emerging than the monster of bourgeois and Trotskyist demonology. In assessing the research Getty argues that, "None of these works has suggested that Stalin is not the most powerful actor, but some of them have implied that he was not necessarily the author of every initiative. He seems frequently to have exerted his authority by throwing his weight behind one or other faction or alternative." (Pages 5/6) Indeed, this is very much the scenario which Getty reveals for Stalin's activities during the period which he is examining.

Getty's use of source material is meticulous. In all cases he appraises the reader of his source of information, archive material, the Soviet press or secondary source material.

This period is important to understand because what happened then set a trajectory for later Soviet history.


THE C.P.S.U. 17th PARTY CONGRESS

Getty has a novel interpretation of Stalin's "cult of personality". He believes that it was a deliberately accentuated facade in order to conceal the disunity of the party riven by "factions and interest groups". "It may well be that where one finds the loudest affirmations of unity are the place where unity is most lacking." (Page 11)

Amongst the myriad tactical and personal struggles which occupied attention Getty identifies three major issues, economic planning, the fate of the defeated opposition, and the "control and rationalization of the territorial party apparatus".

All of these issues were raised at the Seventeenth Party Congress which took place from January 26th to February 10th 1934. The bold front of the, so called, "Congress of Victors" may have been a sham. The party's "General Line" was by no means uncritically accepted and it is a possibility "that a number of delegates to the congress discussed removing Stalin or reducing his power." (Page 12)

An important argument took place at the congress between "moderates" who proposed an evolutionary approach to economic growth, and the "radicals" who wished to establish extremely high production targets. This conflict between technical expertise and political enthusiasm prefigurated the "better red than expert" debate in China. The pros and cons of each position are complex, but from our point of view it is pertinent to note that both points of view were contained "within a Stalinist bloc that contained elements inclined towards both extremes." (Page 13)

Far from initiating or stifling ideas, Stalin's contributions indicate that he veered between various points of view. As had always been his practice in the Bolshevik party, Stalin sided with a bloc hesitantly and cautiously. (Page 15) In a spirit of compromise the "radicals" were allowed to run the First Five Year Plan and "moderates" the second. During the second plan "radicals" were to concentrate on "agitation, propaganda and political education." (Page 17) Getty informs us that, "all Stalin's public statements in the period suggested that he supported the compromise." (Page 17) The compromise began to break down in late 1935 as the "radicals" used the Stakhanovite movement to challenge the "moderates."

Getty deals with the "vacillating relationship between the Stalinist group and the opposition." (Page 17) The "General Line" was pushed through at the seventeenth congress and the Stalin faction accepted ex-oppositionists back into the party if they publicly accepted the "General Line". The Stalinist group felt so confident of their supremacy in the party that they allowed Zinoviev, Bukharin, Preobrazhenskii and Piatakov to address the congress. Bukharin and Rykov were on the Central Committee of the party. On the other hand, new dissident elements which surfaced between 1929 and 1932 were ruthlessly suppressed. (Page 19) The party leadership were able to suppress what few oppositionists were left with little opposition from the mass of party members who were not threatened by such activity. (Page 20)


THE KIROV CASE

Stalin took advantage of the assassination of Kirov to finally eliminate all opposition in 1935-36. I say "took advantage of" because in a special appendix (page 207), as well as in his main text, Getty convincingly argues that it is most unlikely that Stalin ordered the Kirov murder. In fact, Kirov was a staunch supporter of Stalin and, contrary to the conventional wisdom, a strong advocate of suppressing the opposition. (Page 93)

The Kirov case illustrates Getty's points regarding methodology, "one finds that, before the Cold War, no serious authority argued that Stalin was behind the assassination." (page 207) General Orlov a K.G.B. defector first made this claim in 1953 (in his The Secret History of Stalin's Crimes) and the accusation was picked up and elaborated on. Reprinted works, which previously had not accused Stalin of the crime, had this incorporated in new editions. (Page 207)

Indicative of the fact that the regime had no idea who had committed the crime was the mindless retaliation which it carried out in a typically bureaucratic Stalinist manner. "There was an immediate wave of arrests in Moscow and Leningrad" and "several dozens of people already in prison (and identified as White Guards) were executed in blind retaliation for the crime." (Page 209)

It could be argued that the state carried out such actions in order to cloud its own complicity. This appears unlikely when some of the bizarre actions of the regime are noted. "A number of "former people," including nobles and former merchants, were ejected from Leningrad for violations of residence permits. (According to Leningrad rumours, the police scanned the city directory in an attempt to find someone to repress for the killing." (Page 209) (Note that Getty clearly reports rumours as rumours.)


THE COMMUNIST PARTY OF THE SOVIET UNION-1930s: THE MEMBERSHIP

Chaotic is not too strong a word to describe party administration in the late 1920s and early 1930s. During this period, party membership more than doubled as the organisation attempted to cope with industrialisation and collectivisation. The calibre of membership was abysmally low, "many of the 1.8 million new members had no idea of the party's history or programme and were regarded as politically illiterate." Party surveys indicated that between 32% to 60% of members did not read the party press. (Page 22) Indeed, many of these new recruits did not even know the names of prominent party leaders! (Page 21)

The party had no accurate records of its own membership. People who were members were not recorded and persons who had been expelled, died or had lapsed their membership were still on party records. Many party cards were obtained by deception or were in some way invalid. This was a serious situation given the privileges which a card gave: high prices were paid by ex-Tsarist officials for whom a card gave re-admission to society. (Page 33) The situation in the party regions was even more chronically disorganised and Moscow had no accurate information on what the party organisation situation was at the periphery. The centre had very little control over the regions and many requests for information on party members were simply ignored. (Pages 35/6) The Purges were an attempt by the party centre to force the regions to comply with its directives.

The impression most literature on the Soviet Union gives of the Communist Party, is of a rigidly hierarchical organisation with an authoritarian top down rule. This is how the party looked on paper but Getty shows that in practice the situation was far different. How did the bureaucracy really work? "In fact the chain of command collapsed more than it functioned. The Communist Party far from having penetrated every corner of Russian life, was more an undisciplined and disorganised force with little influence outside the cities." (Page 27) Major population areas had no party cells and the party's lack of influence in the countryside was condemned as a "grievous weakness". The party lacked penetration of important organisations of teachers, students, police and even the N.K.V.D. where one would have expected membership to be de facto compulsory.


THE PURGES: A DEFINITION

For his primary source of information on the purges Getty draws on the "Smolensk Archive". These, thousands of pages, of documents were looted by the Wehrmacht in 1941 and transported to Germany. At the end of the war they were captured by U.S. troops, microfilmed and brought to the West. There is no reason to believe that the situation in the Western Province, which the documents cover, was radically different from the situation in the U.S.S.R. in general so Getty's comments probably have wide application.

In Russian the term chistka means clearing out or sweeping out. Proverka means verification. The former refers to the removal of dead wood from the party apparatus, the latter to the verification of party documentation. It is of the first importance to understand that a purge refers only to measures taken against party members. "No political or nonpolitical trial was ever called a purge, and under no circumstances were operations, arrests or terror involving nonparty citizens referred to as purges. A party member of the time would have been mystified by such a label." The mid-1930s "show trials" and the mass arrests and police terror of the Ezhovshchina (discussed later) were not referred to as purges in the Soviet Union. (Page 38)

Let us be absolutely clear what Getty is saying. He is saying that a precise meaning is attached to the term purge, which should not be confused with general party matters or events which took place entirely outside the party. This is important, because in a review of Getty's work, in Ph.D. format, the U.S. group Progressive Labor carry on using purge to cover all aspects of repression in the U.S.S.R. and imply that Getty is also using it in this way. By so doing they are able to dramatically lower the number of Soviet citizens who were repressed in order to glorify Stalin's regime. ** This is just the type of non-objective assessment that we need to reject. Getty is not saying that many people were not condemned in many serious negations of socialist democracy: simply that this was nothing to do with the chistka's. A purge, in Getty's precise terms, is a "membership-accounting operation" (Page 41)

Purges of the party took place in 1919/21/24/25 but Getty concentrates on the major membership screenings of 1933/35.


THE 1933 CHISTKA

What were the criteria used for excluding people from the party? The hiding of non-peasant or proletarian social origins, if discovered, meant inevitable expulsion. This did not mean that such elements were completely barred from the party and even from a career within it. There was an attempt made to integrate former enemies. (Page 44) The concealing of background was the offence.

Not surprisingly, party members were also expelled for consistent drunkenness, corruption, abusing a position of authority, sexual crimes and theft. (Page 41)

The above categories were reasonably objective, clearly such offences were incompatible with party membership. However, concepts such as "bureaucratism", "shirkers", "self-seekers", and "weaklings" were much more ambiguous. There was only a thin line between being a "bureaucrat" who administered party directives with excessive vigour, or a "weakling" who failed to apply party directives rigorously enough. . In effect, such categories gave a green light for arbitrary denunciations. (Page 42)

A distinction was made between class enemies and those who led "rotten", for example drunken, personal lives inappropriate to a Communist. The former could not be reformed, the latter could. As always in the purges there was a tension between the concern to expel degenerate elements and the use of excessively prying intimate questions which could themselves disrupt party life. Eventually, questions regarding housing, companions and personal possessions were disallowed. (Page 44)

Expulsion from the party was not irrevocable. There was an elaborate appeals procedure for those purged which extended from local level to Moscow. In fact, the records show, many party members succeeded in having their membership restored. Sometimes the expulsion was rescinded but with a warning as to future conduct. (Page 43)

Non-party people were not generally admitted to purge committees, but allowed to participate in various open meetings not directly concerned with the purges. An intense struggle took place between the party centre and the regions. This struggle was complex. The centre was eager to encourage mass participation in order to attack, what they saw as indolent and incompetent local and regional centres, from below whilst the latter wished to protect their "own people". Furthermore, support existed for some local and regional bureaucrats in the centre which further eroded central control. In short, the documents present a picture of the C.PS.U. as far from the monolithic bloc which it pretended to be and which was accepted by Western researchers.

The previous "open door" recruitment policy led to the chistka of 1933. Categories to be purged ranged from "class aliens" to "moral degenerates", but they reveal an explicit concern to rid the party of politically unreliable members.

Officially, the purge was supposed to last from June 1st 1933 to November 1st a period of five months. In fact, it did mot end until December 26th 1935 and even by then had only been completed in the main areas and not even begun in some minor ones. "It seems that the chistka fell victim to desultory conduct, apathy or even sabotage at the hands of local secretaries." Page 53)

This is an incredible contrast to the "totalitarian" thesis which we have been fed by Western commentators. It appears that around 18% of the party were expelled, the great majority of whom had joined since 1929. It appears, then, that the purge was not directed against old oppositionists. (Page 53) In addition the party lost 15% of its members during 1933/34 because people had either moved to another region or simply left without informing the party apparatus. (Page 55)

The 1933 purge having failed the central apparatus decided in 1935 to verify party documents.


THE 1935 PROVERKA

It was difficult for Moscow even to obtain a reply from many local bodies. (Page 53) By May 1935 the Central Committee had given up on them and planned a "coordinated national verification of party documents" which investigations had shown were in an absolute shambles with tens of thousands of cards unaccounted for. The C.C. also blamed itself for handing out blank cards. No one had been allowed to join the party since January 1933 and this was extended until November 1936. Ezhov and Malenkov were put in charge of the verification with the forlorn hope that order would be restored in two to three months. (Pages 58/61)

Once again, the party centre found that administrators did not want to allocate any but the most junior figures to the task and were concerned not to lose competent administrators whose credentials were dubious. Some areas were ordered to repeat rushed verifications and the C.C. finally started removing local level administrators who were less than enthusiastic about the proverka. (Page 66) The C.C. used the mass membership in order to sandwich local leaderships from above and below. (Pages 75/7) All of the C.C.s tactics appear to have been unable to overcome the reluctance of the party machine. The proverka ran six months rather than three, was still incomplete and had a national attrition rate of 9.1% mainly for personal reasons. "If the proverka was to be placed in the context of party purges after 1917, it would rank as one of the mildest, even with the addition of figures resulting from its sister operation, the 1936 Exchange of Party Documents".


THE EXCHANGE OF PARTY DOCUMENTS: 1936

Just as the inadequacies of the 1933 chistka led to the 1935 proverka the 1936 exchange was a recognition of the deficiencies of the proverka.

"The goal was for each member to have a clean, unerased, unaltered and uniformly filled in party card that corresponded to an accurate record in the organisations files." No one who did not already have a valid card could obtain one in the exchange. The aim was to remove passive members. Once again the operation overran its allotted time with, it appears, less than 2% of members being removed. (Pages 88/91) Once again the party apparatus proved to be an unwieldy and incompetent machine.

Chistka and proverka were organisational methods to deal with what were essentially political problems: the extremely low cultural and political level of the great majority of party cadre. However, there was a concern within the party to emphasise political education.


PARTY WORK - PARTY METHODS

The hectic pace of day to day party work had meant that political education had tended to be neglected. Zhdanov emphasised that this had led to a bureaucratic type of work in the party with too many decisions being made by narrowly based leadership bodies. The party personnel, particularily at local level, were, or had become, economic administrators rather than genuine Communist cadre. Before his death Kirov had asserted that "nine-tenths" of the party's problems could be solved by mass education. There is no doubt that Stalin endorsed these views in a number of major public speeches between 1934/5. Zhdanov was awarded the Order of Lenin and this could hardly have been done without senior leadership approval. (Pages 98/104)

Despite its knowledge of the abysmal quality of much of the cadre the party leadership tended to rely solely on repression unaccompanied by mass education. Zhdanov complained that such methods "had nothing in common with Leninist leadership". (Page 106) On the other hand, reflecting a tension within the party leadership, Ezhov was a strong defender of the 1935 proverka and 1936 Exchange. A significant campaign which took place to restore expelled cadres to party membership may also be indicative of inner-party conflict.


THE OPPOSITION

A year after the shooting of Kirov Stalin decided to use the event to finish off the various remnants of opposition and had the N.K.V.D. forge the necessary evidence. Trotskyists were a special target because of Trotsky's communications with Soviet oppositionists (via his son Leon Sedov) and his success in organising a clandestine "united oppositional bloc" in 1932.

This was no more than a communication bloc, but The regime was only too happy to define the call for a political revolution to remove the bureaucratic elite as "terrorist" activity. The N.K.V.D. had infiltrated the organisation, and Stalin and Ezhov used it as "evidence" to finally rid themselves of Zinoviev and Kamenev. The 1936 show trials, with their absurd charges, ritual denunciations and death sentences, appear to have been meant as a final warning to oppositionists, and especially ex-Trotskyists. (Page 119/23)

This was reinforced with further trials in January 1937 of Piatakov and Radek, ex-Trotskyists who had held top positions in the Soviet government only months before. (Page 133) It is indicative of Getty's iconoclastic approach that he argues that this shows "radical antibureaucratic forces had won the upper hand in Moscow." (Page 133)

In fact, there appears to have been an attempt by sections of the bureaucracy, for example Molotov, to engage grass roots support in order to better pursue bureaucratic infighting. (Page 135) The arguments however, appear to have been contained mainly within the Communist Party apparatus unlike in the Great Proletarian Cultural Revolution in China where mass protest was protracted and public.

The party leadership used the mass support tactic in the local party committee membership elections of 1937.


THE 1937 ELECTIONS

"Between March 6 and 25, numerous articles in Pravda put forth the slogan "Under the Banner of Self-Criticism and Connection to the Masses!" as the focus for the local party elections. (Page 153) The top apparatus clearly hinted that if rank and file party members attacked the middle layers of the apparatus they would be protected against any adverse reactions. Some local secretaries were removed by party activists but simply seem to have secured other administrative jobs. (Page 153)


THE EZHOVSHCHINA

The Ezhovshchina, named after the head of the N.K.V.D. Ezhov, was a massive terror operation mounted against the Soviet people which reached its zenith in 1937. No accusation was too absurd, or conversation too trivial, to result in arrest and imprisonment. As Getty says, "Stalin used police repression of "enemies of the people" to settle old scores and to destroy anyone he chose." This is also true of other top leadership figures. (Page 172) The Ezhovshchina built on its own momentum with endless "chains" of denunciations. Todays denouncers became tomorrows denounced. Some people denounced dozens of others in an attempt to make the Ezhovshchina appear absurd. (Page 173) The Machiavellian nature of Soviet political life at this time is illustrated by a quote from a local party official, later arrested,

"We endeavoured to expel as many people from the party as possible. We expelled when there were no grounds for expulsion. We had one aim in view - to increase the number of embittered people and thus increase the number of our allies." (Page 177)

It is often suggested that the purpose of the Ezhovshchina was to remove the "Old Bolsheviks" who had connections with 1917 in order for Stalin to build an apparatus composed of personnel completely dependent on him for its positions.

Getty believes that this may be too much of a conspiracy theory. A major aspect of the Ezhovshchina's focus was the party leadership. In fact, "Old Bolsheviks fell because of their leadership positions in 1937 and not because of their age or past experience." (Page 176)

Was the Ezhovshchina an example of Soviet totalitarianism? Hardly. Many of those charged could avoid arrest simply by moving. A lot of the warrants were "just local stuff". People were promoted and then arrested. Ex-detainees could achieve important posts upon release. The procedures were arbitrary and reflected the party leadership responding to events rather than initiating them. (Pages 173/9)

By January 1938 the C.C. were beginning to criticise "excesses" and "false vigilance" in the Ezhovshchina campaign. In May 1938 Ezhov was appointed Commissar of Water Transport and he was last seen publicly on January 22nd 1939. All mention of him was eliminated from the Soviet press. (Pages 185/9)


WERE THE PURGES EFFECTIVE?

Stalin and Zhdanov disagreed on the usefulness of the chistka and proverka, although both admitted that they were beset by substantial problems.

Stalin,

"It cannot be said that the cleansings were not accompanied by grave mistakes. There were, unfortunately, more mistakes than might have been expected. Undoubtedly, we shall have no further need to resort to the method of mass cleanings. Nevertheless, the cleanings of 1933-1936 were unavoidable and the results, on the whole, were beneficial."


Zhdanov,

"The objectionable feature of the mass purges is that bearing as they do the character of a campaign, they are attended by many mistakes, primarily by the infringement of the Leninist principle of an individual approach to people." (Pages 191/2)

In effect Zhdanov had the last word as provisions for purges were removed from the party rulebook.


CONCLUSION

Getty's book portrays the U.S.S.R. as far from being a rigidly centralised state. The "totalitarian" thesis is, simply, untenable. The central Communist party apparatus experienced major problems in ensuring its directives were observed in the regional and local areas. The myth of the Bolshevik party as a monolithic machine is further eroded by the clear evidence, from primary sources, of substantial and protracted inner-party discussions and disagreements.

A more objective picture of Joseph Stalin is emerging as a mediator cautiously responding to party disputes. The "cult of personality" was certainly a useful device to allow Stalin manoeuvrability, but it was also useful to the party as a whole in smoothing over profound political disputes. "Zhdanov could press for the primacy of party work; Ezhov could call for more vigilance; Molotov could demand faster industrial tempos; Ordzhonikidze could call for moderation; and all of them could invoke quotations from the great Stalin in support." Ironically, when Stalin attempted to denounce the personality cult in regard to a sycophantic book, supposedly about his childhood, his remarks were suppressed.!

In short, Getty's book is essential reading not only for those interested in Soviet history of the 1930s but the complex development of that society.

* All page numbers refer to Getty's book.

** PROGRESSIVE LABOR PARTY, Progressive Labor Magazine, Spring 1981, Vol 14, No 1. Published by P.L.P. G.P.O. Box 808, Brooklyn, N.Y. 11202.

http://freespace.virgin.net/pep.talk/Getty.htm

NotaPublicado: Dom Ago 19, 2007 10:55 am
por klaudia_daniela
Estos archivos no sé hasta qué punto pueden ser útiles.
Lo que hay que buscar, son los trabajos científicos de dichos historiadores, a partir del año 1990, que es cuando Gorbachev abre los archivos al público. A partir de ahí es cuando los historiadores empiezan a comprobar que la mayoría de los enfoques interpretativos de muchos otros "historiadores" eran totalmente erróneos y estaban basados en la falsedad.

Un saludo

NotaPublicado: Sab Sep 15, 2007 6:17 pm
por klaudia_daniela

NotaPublicado: Sab Sep 15, 2007 6:53 pm
por rubiera


Klaudia, he descargado el documento y tengo problemas para leerlo. Me da un error y sale todo en blanco. Quizás sea yo el del problema, pero me parece raro porque en general puedo leer bien los pdfs.

NotaPublicado: Sab Sep 15, 2007 6:53 pm
por rubiera
Edito: salió duplicado. No entiendo por qué me está pasando esto muy a menudo últimamente.

NotaPublicado: Sab Sep 15, 2007 7:05 pm
por klaudia_daniela
arreglado!

NotaPublicado: Sab Sep 15, 2007 7:10 pm
por rubiera
Descargado y comprobado. Gracias :D

NotaPublicado: Dom Oct 14, 2007 10:09 am
por klaudia_daniela
Extracto de una carta de Joseph Davies enviada a su hija, con fecha Junio 9 de 1938.


Cuando hube presentado mis respectos y la orden de partida al Presidente Kalinín, y también al Prernier Molotov, tuve la satisfacción de escuchar sus expresiones de sentimiento. Dijeron que estaban favorablemente impresionados por la forma en la cual yo el Embajador, había dispuesto mi labor y particularmente por mi aplicación al estudio de las condiciones industriales y sociales de la Unión Soviética y de la objetividad y honestidad que había demostrado en los hechos, y que siempre había sido muy franco en mis actitudes no obstante mis ideas políticas que siempre había asegurado mi confianza fundamental en la filosofía política de mi Patria y en la evolución contra la revolución; que había sido siempre honesto y justo. Me sorprendió la forma en que estaban interiorizados de lo que había hecho y de mis viajes a través del país inspeccionando todas aquellas industrias, y además por el conocimiento íntimo que tenían de mi trabajo cuando ocupé el cargo de Comisionado de las Corporaciones y de Presidente de la Comisión Federal de Comercio bajo la presidencia de Wilson. Más aún claro está, me sentí enormemente halagado al oír estos conceptos, ya que estos hombres componen un grupo enérgico y capaz, y personalmente los tengo en alto concepto por su honestidad y la sinceridad de propósitos y un idealismo basado en el esfuerzo para servir a la humanidad.

Bien, después de dejar la oficina del presidente Kalinín y de ir al departamento del prernier -pocos minutos después de estar sentado- me asombró sobremanera y casi me dejó atónito el ver que entraba por la puerta trasera del salón Stalin solo. No tenía la más remota idea de lo que iba a ocurrir. En primer lugar, él no es el jefe del Gobierno y aparentemente su propósito y el de los suyos es mantenerlo aparte del Estado y como tú sabes ningún diplomático puede entrevistarse en persona con él oficialmente o no. En realidad elude dichos encuentros. Ha sido separado en tal forma del público que cada vez que recibe a un extranjero se torna en suceso histórico.

Bien cuando entró claro está me levanté y me aproximé a él. Me saludó cordialmente esbozando una sonrisa y con gran sencillez pero también con una gran dignidad. Da la impresión de un hombre de fuerte inteligencia, sereno y culto. Su mirada es extraordinariamente amable y suave. Un niño gustaría sentarse sobre sus rodillas. Es difícil asociar su personalidad con esta impresión de amabilidad y suave sencillez con lo que ha ocurrido aquí en las purgas y fusilamiento de los generales del ejército rojo y otras cosas. Sus amigos dicen y el Embajador Troyanovsky me asegura que debió ser llevado a cabo para protegerse contra Alemania y que algún día el mundo conocería su posición.

Nos sentamos alrededor de la mesa y mediante un intérprete mantuvimos una conversación de dos horas. Claro está no puedo escribirte lo conversado, ya que eso es privativo del Presidente, el Secretario de Estado, y nuestro gobierno; pero puedo decirte que la discusión abarcó todo el campo económico, las condiciones industriales de Rusia, problemas de los Estados Unidos, la personalidad del Presidente Roosevelt, la situación europea, la situación en el Lejano Este, todo en general. Fué en realidad una fiesta intelectual, de la cual todos parecíamos gozar. También bromeamos y reímos de tiempo en tiempo. Posee un magnífico humor. Tiene una extraordinaria mentalidad. Es agudo y sobre todas las cosas inteligente, al menos así me pareció a mí. Si se puede concebir una personalidad que sea absolutamente opuesta a lo que el más rabioso antiestalinista pudiera concebir jamás tendrías entonces el retrato de este hombre. Las condiciones que yo sé que existen aquí y su personalidad están tan lejos como los polos. La explicación, por supuesto. debe ser encontrada en el hecho de que los hombres harían por la religión o por una causa cosas que nunca harían de otra forma. Es el fanatismo del mundo que ha traído las más grandes crueldades.

Ha habido algunos detalles divertidos en nuestra conversación. En el curso de la misma le expliqué que siempre había aclarado a los miembros del Gobierno soviético, que yo era un capitalista, a fin de no tener ningún mal entendido respecto a mi posición. "Sí", me respondió sonriendo, "sabemos que Ud. es un capitalista y no puede haber ninguna duda al respecto". A renglón seguido le expliqué mi punto de vista francamente en el sentido de que yo personalmente, como muchos otros capitalistas, o mejor dicho individualistas, en los Estados Unidos simpatizábamos con lo que ellos estaban tratando de llevar a cabo; que deseábamos. asimismo, una distribución más justa de la riqueza, pero que lo estábamos haciendo mejor en los Estados Unidos de lo que lo hacía en Rusia; que estábamos haciendo todo lo posible para eliminar lo peor en un proceso de evolución: que estábamos desarrollando un mejor trabajo en beneficio del hombre común del que estaban haciendo ellos; que estábamos sosteniendo esas libertades que nosotros tanto estimábamos y al mismo tiempo tratábamos de conseguir una distribución más equitativa de las riquezas y mayor igualdad en la oportunidad.


Nota: J.Davies, fue embajador norteamericano en Moscú y autor del libro "Misión en Moscú", en el que se basa la película que lleva el mismo nombre.

NotaPublicado: Vie Dic 21, 2007 11:26 am
por klaudia_daniela
Rubiera, sería interesante también ofrecer las "obras escogidas de Stalin", en la página inicial de este hilo.

Aquí dejo el enlace para la descarga directa:



StalinObrasescogidas.pdf

y también:


Stalin y el culto a la personalidad

NotaPublicado: Mié Dic 26, 2007 10:31 pm
por klaudia_daniela
<center> RESUMEN</center>

La figura de Stalin ha sido objeto de todo tipo de descalificaciones y ferozmente criticada cualquier faceta de su actividad política. La mayoría de historiadores le consideran una especie de encarnación del Mal equiparable a Hitler, Sin embargo, un análisis desapasionado de su obra ofrece luces y sombras.

Excepto aquéllos que ven la Historia con anteojeras doctrinales, nadie negará el inmenso desarrollo económico, científico y cultural que experimentó la URSS en los años treinta gracias a los planes quinquenales impulsados por Stalin. Y tampoco es posible ignorar el trascendental papel que jugó la Unión Soviética en la derrota del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Junto a estos éxitos y logros también existe la cara sombría de la represión contra el propio partido bolchevique.

Lo que pretendemos en este trabajo es enfocar algunos aspectos de la política estalinista desde un ángulo diferente al que generalmente nos ofrecen los libros de historia, apuntando la necesidad de una reinterpretación histórica de Stalin, alejada de los tópicos y lugares comunes habituales en la historiografía sobre el tema. No se trata de justificar nada, sino de mostrar que las cosas son más complejas
de lo que algunos interesadamente nos quieren hacer creer.

Para descargar, hacer clic en el siguiente enlace:
<center>
CUESTIONES SOBRE STALIN </center>