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VANEIGEM, Raoul 'Ratgeb'

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VANEIGEM, Raoul 'Ratgeb'

Nota Jue Jun 10, 2010 11:48 am
Raoul Vaneigem, 'Ratgeb'

Portada
(wikipedia | dialnet)


Introducción

En Wikipedia se escribió:Escritor y filósofo. Nació en Lessines, Hainaut (Bélgica) en 1934. Después de estudiar filología románica en la Université Libre de Bruxelles (Universidad Libre de Bruselas) desde 1952 a 1956, participó en la Internacional Situacionista desde 1961 a 1970.

Vaneigem y Guy Debord fueron los dos principales teóricos del movimiento situacionista. Aunque Debord era el pensador más disciplinado, fueron las consignas de Vaneigem las que frecuentemente se veían pintadas en las paredes de París durante el Mayo Francés de 1968. Su libro más famoso, y a la vez el que contiene las famosas consignas, es La revolución de todos los días (en francés el título era más elaborado: Traité de savoir-vivre à l'usage des jeunes générations).

En su libro Le mouvement du libre-esprit aparece condensado buena parte de su pensamiento, que mantiene un correlato con el anarquismo individualista del siglo XIX.

Después de abandonar el movimiento situacionista, Vaneigem escribió una serie de libros polémicos defendiendo la idea de un orden social libre y autorregulado. Usó varios pseudónimos: "Julienne de Cherisy", "Robert Desessarts", "Jules-François Dupuis", "Tristan Hannaniel", "Anne de Launay", "Ratgeb" y "Michel Thorgal". Recientemente ha abogado por una nueva clase de huelga, en la que obreros de transporte y servicios provean los servicios gratis negándose a cobrarlos.

De la web http://www.nothingness.org: "Junto a Guy Debord, la voz de Raoul Vaneigem fue una de las más fuertes entre los situacionistas. Contrariamente al estilo polémico y político de Debord, la prosa de Vaneigem era más espiritual y poética. La Revolución de Todos los Días (Traité de savoir-vivre à l'usage des jeunes générations), publicada en el mismo año que La sociedad del espectáculo, ayudó a ampliar y equilibrar la presentación de la teoría y práctica de la IS. Vaneigem fue uno de los miembros por más tiempo de la IS y frecuente editor de la revista Internationale Situationniste. Finalmente abandonó la IS en noviembre de 1970, exponiendo las fallas de la organización así como las suyas propias en su carta de renuncia. Poco después, Debord respondió con su típico estilo acerado denunciando tanto a Vaneigem como a su crítica de la Internacional Situacionista".





Bibliografía compilada





Ensayo





Sobre R. Vaneigem (artículos)





Relacionado:



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Nota Jue Jun 10, 2010 11:50 am
En la editorial Tierradenadie se escribió:Raoul Vaneigem podría pasar por ser un autor anómalo, especializado en nadar contra la corriente. En realidad, sin embargo, se trata de otra cosa: Vaneigem sólo nada contra-corriente porque la corriente que recorre es una bien distinta, que comparte con la que el transcurso de los días nos presenta el caudal y el curso, pero que discurre en un sentido inverso al de aquella: no hacia la desembocadura y la muerte sino hacia las fuentes y el resurgir continuo de la vida. Una corriente que no busca situarse por encima de nadie sino, precisamente, que nadie pueda situarse por encima: un mundo de amos, pero sin esclavos. Así, mientras que otros han apostado por lanzarse a la corriente de la promoción personal y por la construcción espectacular de una imagen de marca que les permitiese medrar de manera adecuada, Vaneigem ha optado por el rechazo de la promoción en nombre del tiempo y del goce, por el rechazo de la supervivencia y del universo mercantil en nombre de la gratuidad, de la exuberancia y de la relación simbiótica con una realidad entendida como manifestación continua de la vida.

Conviene, con todo, no contribuir a mitificar lo que no puede ni quiere ser mitificado. Vaneigem no es un “alma pura”, ni la suya puede ser incluida en un catálogo de “vidas de santos”: la vida sólo puede ser vivida en las condiciones en que ello se hace posible, y por eso, en las sociedades en las que domina el espectáculo y la mercancía, sólo puede materializarse como supervivencia. Vaneigem no sólo lo sabe, sino que ha distinguido claramente, entre sus propios textos, aquellos que corresponderían a un propósito de “investigación radical” y aquellos otros que, cargados de erudición (algunos incluso firmados con seudónimo: y esa es una más de las cosas que le separan de Debord, que en el Panegírico se vanagloriaba de no haber utilizado nunca ese recurso), responden a un impulso que podríamos llamar, en sentido amplio, “alimenticio”. Hay, aún así, una enorme diferencia entre sobrevivir cómodamente en los espacios que no pueden ser suprimidos por mera exigencia biológica y hacerlo en una continua búsqueda del intersticio por el que ese espacio biológico se torne potencia germinal, rizomática proliferación de raíces-palanca capaces de hacer saltar la superficie plana de la vida aparente. El texto que tenemos entre las manos lo señala claramente: “por muy obligado que pueda estar a trabajar para sobrevivir y, del mismo modo, a reaccionar violentamente para defenderme, no se conseguirá que esté de acuerdo ni con la virtud del trabajo ni con la legitimidad del talión”.

Nacido en Lessines (Hainaut, Bélgica) en 1934, Vaneigem estudió filología romana en la Universidad libre de Bruselas, y allí se licenció en 1956 con una memoria sobre Lautréamont (que sólo fue aceptada después de que fuesen “censurados” los “excesos” que contenía). Profesor (1956-1964) de la “École normale” de Nivelles (posteriormente lo sería en otros centros y trabajaría como redactor para diversas publicaciones), en 1961 entra en contacto con Kottany, Bernstein, Debord, y se integra en la Internacional Situacionista (I.S.), colaborando en su revista e iniciando, con Trivialidades de base, una actividad teórica y crítica que “nunca ha dejado de atribuirse como tarea única el aniquilamiento de la organización social de supervivencia a favor de la autogestión generalizada” (palabras del propio Vaneigem acerca de la Internacional Situacionista en su “brindis a los obreros revolucionarios”, de 1972 –entre las páginas 291 y 295 de la edición castellana del Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, Barcelona, Anagrama, 1977-).

Tanto como La sociedad del espectáculo de Debord, el Tratado del saber vivir se convirtió pronto en uno de los elementos teórico-políticos que articularon la mirada del 68 parisino, y Vaneigem pasó a ser uno de los principales inspiradores de una corriente que, rompiendo con los moldes escleróticos del pensamiento y de la acción de los partidos y grupos de la izquierda proletaria, ponía en primer término la necesidad de componer una nueva forma de vida, alejada de la espectacular primacía de lo económico (y ello en todos los sentidos: primacía del plusvalor para el capital, pero también primacía de la reivindicación económica y del pensar económico entre los diversos partidos obreros) que, poniendo la atención prioritaria en las necesidades de una vida no sometida a constricciones sistémicas, permitiera el desarrollo libre de la individualidad y, con él, la organización de una forma de cooperación social sustentada en la autonomía y en la autogestión generalizada: priorizar la vida y la necesidad de acabar con las formas en que se articula la supervivencia, pues, como revolución auténtica y, además, como única revolución en sentido pleno, como afirmación de la autonomia y la libertad contra todas las formas de la mediación. En 1970 (un par de años antes de su disolución) Vaneigem abandona la I.S., pero no lo hace como una rendición sino, precisamente, en calidad de reafirmación de la validez y de la actualidad del mismo impulso revolucionario. Así, mientras otros protagonistas de la radicalidad de los años 60 se entregan a la derrota o se reintegran, de una manera más o menos consciente, en el espectáculo, Vaneigem apuesta por la continuación del mismo proyecto de vida y de pensamiento: no sólo porque se niegue sistemáticamente a convertirse en un personaje en el mundillo mediático (lo cual, por sí sólo, podría ser pura anécdota), sino porque sus escritos, a partir de ese momento, se enfrentan a la tarea de mostrar (mientras otros se empeñan en sobrevivir en la derrota) hasta qué punto el mundo de la economía se desploma provocando en su caída la de los miedos y las prohibiciones que sometían la vida a los imperativos de la producción de plusvalor.

Así, el Aviso a los vivos insiste en las mismas línea de pensamiento que, después de la I.S., Vaneigem avanzó en El libro de los placeres (1979) en un tono marcadamente polémico y plagado de referencias críticas al activismo proletario que en la década de los setenta fuera recorrido por los sectores más radicales del izquierdismo. En realidad, podría decirse que el Aviso a los vivos es una sistematización de lo que El libro de los placeres planteaba desde la urgencia de la implicación en las luchas en curso y en el marco de las polémicas que en ella se abrían con una singular virulencia.

Nota Vie Jul 15, 2011 10:10 pm
Actualizado.


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