BRECHT, Bertolt (1898-1956)
Publicado: Mié Abr 21, 2010 8:38 pm
Introducción
Higinio Polo, en "Bertolt Brecht, en la Chausseestraße", en El Viejo Topo, nº 175, 2003, pags. 68-74, escribió:[...] Brecht, como Ernst Toller, es hijo del desastre de la primera guerra mundial, del hundimiento de un mundo que apenas unos años atrás del estallido de la gran guerra no podía siquiera imaginar que una generación entera moriría entre el barro de las trincheras.
Un mundo que había pasado de la conciencia del absurdo, en Franz Werfel, y del vacío de Nietzsche, a la exaltación de la guerra y después a la ferocidad de la muerte, a la agonía viscosa y pestilente de las patrias, a la conciencia de la inutilidad del sacrificio que Karl Kraus mostraba ya en 1918 en Los últimos días de la humanidad.
En esos años de aprendizaje Brecht había anotado sus impresiones, con la llegada de la penuria tras la guerra, en cuadernos que él mismo fabricaba, envuelto en la efervescencia del expresionismo que inundaba el arte y la literatura, ese expresionismo que, pese a su radicalismo, para Lukács, no dejaba de ser un anticapitalismo romántico.
Son los años en que Brecht trabaja con Max Reinhardt, en el Deutsches Theater de Berlín, comparte amistad e ideología con el escritor comunista Lion Feuchtwanger, y se interesa por el teatro proletario que había creado Piscator en 1920 apartando el nihilismo imperante que parecía asumir la totalidad del rechazo social al espanto de una época que había visto el horror de la gran guerra.
Es en ese Berlín de los años 20 en el que Brecht sorprende al mismo Piscator que, en medio del cansancio de los ensayos del Theater am Nollendorfplatz, agotados los actores tras semanas de preparativos, viendo llegar el amanecer tras una noche de agotador ensayo, se maravilla de que Brecht estuviese fresco, tranquilo, fumando sus puros. Esa imagen de Brecht, tranquilo, reflexivo, embutido tras sus gafas, es la que tenemos con nosotros.
Un contemporáneo lo veía entonces como "un condenado de Sing-Sing" y afirmaba que había en él "algo del secretísimo comisario secreto enviado por un misterioso departamento de agitación y propaganda de Moscú". En realidad, con sus gafas de alambre, con su austeridad, era un hombre tímido, aunque inspirara temor según algunos: ya se sabe que la timidez y la soberbia, a veces la pedantería, tienen confusas fronteras.
Sabemos cómo era, entre otras cosas, porque su amigo Lion Feuchtwanger lo plasmó en su novela Erfolg en la figura de Kaspar Proökl.
El Brecht de menos de 30 años vive sus años de formación y de bohemia, pero también de compromiso político, que ya se había manifestado: aunque sea muy desconocida, durante su participación en la gran guerra, destinado en las salas de un hospital de retaguardia, figura como miembro del consejo de soldados del hospital, y sus inclinaciones, aún confusas, le llevarán a participar en el proceso revolucionario que crece en distintas regiones de Alemania y que será derrotado por la conjunción de la vieja derecha y de la socialdemocracia.
En el propio Augsburgo, en su Baviera natal, Brecht participa en la proclamación de una república soviética de Baviera, que será aplastada sin piedad. Había invertido una parte de su juventud en la taberna de Gabler, en su Augsburgo natal, o en el Romanisches Café de Berlín, y su temprana significación política le llevará a estar incluido en la lista de personas que debían ser arrestadas durante el fracasado putsch de Hitler en Munich.
Ya instalado en la capital alemana, se relaciona con Feuchtwanger, con Piscator, con Reinhardt, Grosz, Mehring --otro dramaturgo, fundador del Politische Cabaret, que coincidiría después con Brecht en el exilio norteamericano--. Se inclina por el socialismo, aunque eso no le impide apreciar a Chesterton: Brecht es un joven inteligente.
Tiene también dudas sobre el bolchevismo, envuelto en la guerra civil, por el racionamiento de alimentos y por el servicio militar obligatorio que impone.
De esos años son sus Tambores en la noche y En la espesura de las ciudades, donde nos habla de la revolución espartaquista y del Chicago de cabarets y de matones, prototipo de ciudad corrupta y sucia, cuya idea le había llegado con la lectura de Jensen y de Kipling, reparando en que nadie había hablado de la ciudad como de una jungla.
Vive su juventud en esos años 20 en los que el mundo estaba cambiando, con la radio, el cine, con el gusto por la velocidad o por el boxeo, rareza que nos hermana a Brecht con Cortázar. Tiene ya en Berlín, y en buena parte de Alemania, una clara significación política. En 1932 viaja a Moscú, con Eisenstein, que está enfermo. En la estación, nos dice él mismo, le esperan Piscator, Reich, Lacis, Deutsch, Tretiakov. Recorre la ciudad con Tretiakov, y va a ver el mausoleo de Lenin.
Volverá a Moscú en 1935, momento en que conocerá al actor chino Mei Lan Fang, un hombre importante para su evolución teatral. Todos le consideran ya un escritor comunista y Brecht quiere que su teatro camine con la revolución, pero Hitler, el pintor de brocha gorda, estaba ya cerca del poder.
De esos años, antes del exilio, es su admiración por Döblin, el autor de Berlín Alexanderplatz: Brecht lo leía y él mismo nos da cuenta de la impresión de su lectura, de El combate de Wadzek, por ejemplo, aunque no deja de apuntar el peligro que supone el barroquismo de Döblin, como el dramaturgo lo llama.
Brecht abandona Alemania en febrero de 1933, al día siguiente del incendio del Reichstag. No fue una decisión precipitada: su vida, como la de muchos otros, peligraba, aunque el mundo no fuera todavía consciente de lo que suponía el nazismo.
La ferocidad de la represión es tal que el escritor y dramaturgo comunista, el berlinés Erich Mühsam, que había participado como Brecht en la revolución soviética de Baviera, muere apenas un año después, en 1934, en un campo de concentración nazi, y las obras del propio Brecht son quemadas públicamente en la gran pira frente a la Ópera de Berlín, dos meses después de su marcha al exilio. Más tarde, el régimen nazi le privaría de la nacionalidad alemana.
[...] Brecht se dirige primero a Checoslovaquia, después a Austria, y finalmente a Dinamarca: allí recibiría a Walter Benjamin en 1934, y en 1936, y de nuevo en 1938, a ese Benjamin que sostenía que el teatro épico de Brecht era el "teatro del héroe apaleado", porque quienes no sufren no llegan a la reflexión.
Brecht estuvo viviendo durante cinco años "en una casa de pescadores". Aun vivió en otros países nórdicos, Suecia, Finlandia.
Desde el primer momento, combate al nazismo con su actividad y con su inteligencia: junto con Feuchtwanger y Willi Bredel dirige la revista Das Wort, que se distribuye desde Moscú, y que será una de las más importantes tribunas de la izquierda intelectual alemana, participa en el Congreso internacional de escritores reunido en 1935 en París, y, en plena guerra, su obra teatral consigue versos como fusiles en Madre Coraje, Galileo o El círculo de tiza caucasiano.
En 1941 viaja de nuevo a la Unión Soviética, de paso, para dirigirse hacia los Estados Unidos. Con él, va Margarete Steffin, la joven actriz militante comunista del KPD que le había acompañado en el exilio de Escandinavia, y que había sido su amante.
Demasiado enferma para seguir, Margarete muere en un hospital moscovita, mientras Brecht --que no puede hacer otra cosa-- continúa el viaje: no sin dificultades consigue billetes de tren en Moscú y el 30 de mayo sale hacia Vladivostok, atravesando Asia. Cinco días después, cuando el tren había superado el lago Baikal, le llega un telegrama anunciando la muerte de Margarete Steffin. Es un duro golpe.
Años después, cuando Brecht evoca las dificultades del exilio, escribe: "la guerra nos iba siguiendo como nuestra propia sombra". Podía haber añadido que también les acechaba la muerte. Esos dos jinetes del apocalipsis le persiguen: dos años después de la muerte de Margarete Steffin en Moscú, muere su hijo Frank, al que habían incorporado al ejército, también en la Unión Soviética.
Después, ya instalado en los Estados Unidos, trabaja como guionista en Hollywood, con Fritz Lang, y allí pudo encontrarse de nuevo con Feuchtwanger, con Thomas y Heinrich Mann, conocer a Chaplin, trabajar en el cine y, también, enfrentarse al McCarthysmo que comenzaba a emponzoñar América. En ese momento es ya una figura indiscutible del teatro mundial.
Había pasado primero, en su juventud, por una etapa de simple denuncia de la enajenación del ser humano en la sociedad capitalista que reconstruye Europa tras la gran guerra; después, en la segunda mitad de los años 20, insiste en el valor de lo colectivo, en aquello que conforma al ser individual, y, en los años 30, Brecht crea sus dramas didácticos en los que enfrenta los conflictos sociales, aunque será en los últimos años de la década, ya en el exilio, cuando Brecht consigue crear sus personajes de Galileo o esa Chen-Te, el alma buena de Sezuan, donde la crítica al capitalismo desnuda los más íntimos mecanismos de la explotación.
Para Brecht las obras clásicas del teatro de todos los tiempos continúan siendo útiles, fuente de enseñanzas, aunque deben ser examinadas con otra mirada, lejos de la gangrena del insípido teatro burgués: su propia obra no podría entenderse sin esa constante referencia al pasado, sin esa reelaboración que hace brotar un nuevo contenido de la experiencia y de la cultura de los pueblos, rechazando siempre el teatro como entretenimiento.
Hacia 1936, en una vuelta de tuerca, empieza a desarrollar la concepción del distanciamiento.
Tras su regreso a Berlín, Brecht y Helene Weigel se instalan en la parte trasera del Hotel Adlon, que estaba casi destruido, al lado de la puerta de Brandenburgo. En 1949 se acomodan en un modesto chalet del barrio de Weissensee, pero Brecht no quiere privilegios, con lo que en octubre de 1953 se instalan en la casa número 125 de la Chausseestrasse. Aquí permanecerá hasta su muerte, como consecuencia de un infarto, un 14 de agosto de 1956. [...]
Teatro
- Brecht, B. - Antígona [1947] [ed. epublibre, 2015].epub [268.8 Kb]
Brecht, B. - El alma buena de Se-Chuan [1953] [2ª ed., Nueva Visión, 1967].pdf [361.1 Kb]
Brecht, B. - Galileo Galilei [1948] [ed. Losange, 1956].pdf [359.2 Kb]
Brecht, B. - La Judith de Shimoda [1940] [ed. epublibre, 2017].epub [739.6 Kb]
Brecht, B. - La ópera de dos centavos [1928] [ed. Losange, 1957].pdf [184.3 Kb]
Brecht, B. - Madre Coraje y sus hijos [1941] [ed. epublibre, 2017].epub [229.1 Kb]
Brecht, B. - Madre Coraje y sus hijos [1941].pdf [485.4 Kb]
Brecht, B. - Terror y miseria del Tercer Reich [1938] [ed. epublibre, 2015].epub [249.7 Kb]
Narrativa
- Brecht, B. - Historias de almanaque [1949] [ed. Alianza, 1987].pdf [420.8 Kb]
Brecht, B. - Historias de almanaque [1949] [ed. epublibre, 2013].epub [431.1 Kb]
Brecht, B. - Los negocios del señor Julio César [1957] [ed. epublibre, 2016].epub [312.4 Kb]
Brecht, B. - Me-ti. El libro de las mutaciones [1939] [ed. Nueva Visión, 1969].pdf [11.94 Mb]
Brecht, B. - Narrativa completa. 1. Relatos 1913-1927 [ed. epublibre, 2013].epub [294.2 Kb]
Brecht, B. - Narrativa completa. 2. Relatos 1927-1949 [ed. epublibre, 2013].epub [292.1 Kb]
Poesía
- Brecht, B. - Poemas y canciones (1960-1965) [ed. Alianza, 1999].doc [345.0 Kb]
Brecht, B. - Poemas y canciones (1960-1965) [ed. Alianza, 1999].pdf [292.1 Kb]
Brecht, B. - Poemas y canciones (1960-1965) [ed. epublibre, 2014].epub [380.7 Kb]
Artículos
Sobre B. Brecht (artículos)
- Althusser, Louis - Sobre Brecht y Marx [1968].pdf [62.2 Kb]
Collado, Ángel - Brecht. ¿Un clásico¿ [Laberinto, nº 15, 2004].pdf [450.8 Kb]
Enríquez del Árbol, C. - La Comuna (2ª parte). La medida, pieza de Brecht, com...º 25, 2007].pdf [586.4 Kb]
García del Campo, J. P. y Sainz Pezonaga, A. - Brecht y el eje dialéctico [1999].pdf [1.95 Mb]
Relacionado:
- - [monografía] Bertolt Brecht
- [discoteca] Ernst Busch
- [biblioteca] Ernst Toller
- [biblioteca] Peter Weiss
[ Add all 22 links to your ed2k client ]