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MING, Wu

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...

MING, Wu

Nota Mar Oct 23, 2007 3:25 pm


Introducción

Wu Ming (nombre completo: Wu Ming Foundation) es el pseudónimo de un grupo de escritores italianos que trabajan de forma colectiva creado en el año 2000. Formaban parte de la sección boloñesa del Luther Blissett Project.

Contrariamente al pseudónimo abierto "Luther Blissett", "Wu Ming" corresponde a un preciso grupo de personas, activo y presente en el panorama cultural a partir de enero del año 2000. El colectivo es autor de numerosas novelas, traducidas y publicadas en muchos países, consideradas como parte del corpus (o "nebulosa") de la "nueva épica italiana".

Wu Ming privilegia la importancia de la obra y no la fama de quien la produce. Esta opción está conectada con su posición respecto a los derechos de autor: desde el sitio oficial del grupo se pueden descargar los textos de sus obras, bajo licencias Creative Commons no comerciales u otras modalidades de licencias del tipo copyleft, cuya reproducción (completa o parcial) se permite en cualquier formato siempre y cuando no sea con fines comerciales.





Narrativa





Ensayo





Artículos





Sobre Wu Ming (artículos)





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Nota Mar Oct 23, 2007 3:27 pm
Wu Ming 1, en "El copyleft explicado a los niños. Para desmontar algunos equívocos", en Il Mucchio Selvaggio, número 526, el 25 de marzo de 2003, escribió:imagen“Pero... si cualquiera puede copiar vuestros libros y pasar sin comprarlos, ¿de qué coméis vosotros?”. Esta pregunta nos es hecha a menudo, la mayor parte de las veces seguida de la observación siguiente: “El copyright es necesario, ¡hace falta proteger a los autores!”.

Este género de afirmaciones revela cuánto humo y cuánta arena ha conseguido arrojar la cultura dominante (basada en el principio de propiedad) y la industria del entretenimiento a los ojos del público. En los medios y en nuestras mentes se perpetúa la ideología confusionista en materia de derechos de autor y propiedad intelectual, pese a que el renacer de los movimientos y la transformación en curso la estén poniendo en crisis. Sólo a parásitos y gorrones conviene hacer creer que “copyright” y “derecho de autor” son la misma cosa, o que exista la contraposición entre “derecho de autor” y “piratería”. No es así.

Los libros del colectivo Wu Ming son publicados bajo la siguiente nota: “Está permitida la reproducción total o parcial de esta obra y su difusión telemática siempre y cuando sea para uso personal de los lectores y no con fines comerciales”. Esta nota está basada en el concepto de “copyleft”, inventado en los años ochenta por el “movimiento por el software libre” de Richard Stallman y compañía, y está siendo aplicado en muchos sectores de la comunicación y la creatividad, de la divulgación científica y de las artes.

“Copyleft” (un denso juego de palabras intraducible) es una filosofía que se traduce en diversos tipos de licencias comerciales, la primera de las cuales fue la GPL [GNU Public License] del software libre, nacida para tutelar a éste último e impedir que nadie (por ejemplo, Microsoft) se apropie y privatice los resultados del trabajo de comunidades libres de usuarios y programadores. Para quien no lo sepa, el software libre se caracteriza por tener el “código abierto”, lo que lo hace potencialmente controlable, modificable, mejorable y copiable por los usuarios.

Si el software libre hubiera sido simplemente de dominio público, antes o después hubiera caído bajo el control de los buitres de la industria. La solución fue revertir el copyright como si de un calcetín se tratase, haciendo que pasase de ser un obstáculo a la libre reproducción a ser la garantía suprema de esta última. En palabras llanas, si yo pongo copyleft sobre mi obra, yo soy su propietario, y este hecho me otorga poderes suficientes para decir que con dicha obra tú puedes hacer lo que te plazca. Puedes copiarla, difundirla, modificarla, etc. Lo que no te está permitido hacer es prohibir que otro haga lo mismo, es decir, no puedes apropiarte de ella e impedir su libre circulación: no puedes poner copyright sobre ella, porque ya hay uno puesto y me pertenece, y además si lo haces te buscas la ruina y te las ves conmigo.

En resumen, un ciudadano normal, que no tiene dinero para comprar un libro de Wu Ming, o que no quiere comprarlo encuadernado, puede tranquilamente fotocopiarlo, escanearlo usando OCR o -solución mucho más cómoda- descargarlo gratis de nuestro sitio web http://www.wumingfoundation.com. Esta reproducción no es con ánimo de lucro, y por tanto está perfectamente autorizada por nosotros. Ahora bien, si un editor extranjero quiere hacerlo traducir y comercializarlo en su país, o si un productor cinematográfico quiere trasladarlo a la gran pantalla, eso es una reproducción con ánimo de lucro, y por tanto estos señores deberán ponerse en contacto con nosotros y pagarnos una cantidad, porque es justo que nos “lucremos” nosotros también, ya que el libro lo hemos escrito nosotros.

Volviendo a la pregunta inicial: ¿no estamos perdiendo dinero?

La respuesta es simplemente no. Cada vez más experiencias editoriales demuestran que la lógica “copia pirata = copia no vendida” no tiene nada de lógica. Si no fuera así, no se comprendería el hecho de que nuestra novela Q, descargable gratuitamente desde hace tres años, haya llegado a la duodécima edición y haya superado las doscientas mil copias vendidas.

En realidad, en el ámbito editorial, cuanto más circula una obra, más vende. Otros ejemplos de ésto vienen incluso de un país obsesionado con la propiedad intelectual como es EEUUA, y han sido descritos con cristalina precisión por mi colega Wu Ming 2 en un artículo que puede leerse aquí: http://www.wumingfoundation.com/italian ... copyright1.

Incluso sin incomodar al Massachusetts Institute of Technology, basta con explicar lo que está pasando con nuestros libros. Un usuario X se conecta a nuestro sitio y descarga, digamos, 54. Si lo hace desde el trabajo o la universidad y lo imprime allí, no se gasta un duro. X lo lee, y le gusta. Le gusta de tal manera que decide regalarlo, y por supuesto no puede presentarse en la fiesta de cumpleaños con un tocho de folios A4. Por tanto, se encamina a la librería y lo compra. Una copia “pirateada” = una copia vendida. Hay quien ha descargado nuestro libro y, a continuación de leerlo, lo ha regalado seis o siete veces. Una copia “pirateada” = varias copias vendidas. Incluso aquellos que no tienen dinero para regalos comentan a otros que han leído el libro y que les ha gustado, con lo que tarde o temprano alguien lo comprará o seguirá el proceso anteriormente descrito (descarga-lectura-compra-regalo). Si hay alguien a quien el libro no le gusta, por lo menos no se habrá gastado ni un céntimo.

De este modo, como sucede con el software libre y con el Open Source, se reconcilia la exigencia de una justa recompensa por el trabajo realizado por un autor (o más precisamente por un trabajador del saber) con la salvaguarda de la reproducibilidad de la obra (es decir, de su uso social). Se exalta el derecho de autor reprimiendo al copyright, en la cara de los que creen que son la misma cosa.

Si la mayoría de las editoriales no se han percatado todavía de esta realidad y son conservadoras en materia de copyright es por cuestiones más ideológicas que mercantiles, aunque creemos que no tardarán en abrir sus ojos. El mercado editorial no está en riesgo de extinción como la industria discográfica: son distintas las lógicas, son distintos los soportes, son distintos los circuitos, la forma de consumo también es diferente y, sobre todo, el mercado editorial no ha perdido todavía la cabeza, no ha reaccionado con redadas en masa, denuncias y procesos a la gran revolución tecnológica que “democratiza” el acceso a los medios de reproducción. Hace unos cuantos años, una grabadora de CDs estaba disponible únicamente para un estudio de grabación, mientras que hoy la tenemos en casa, en nuestro ordenador personal. Por no hablar del peer-to-peer, etc. Esto es un cambio irreversible, frente al cual toda la legislación sobre propiedad intelectual se convierte en obsoleta, se queda en estado de putrefacción.

Cuando se inventó el copyright, hace tres siglos, no existía ninguna posibilidad de “copia privada” o de “reproducción sin ánimo de lucro”, ya que sólo un editor tenía acceso a la maquinaria tipográfica. Los demás estaban obligados a renunciar al libro si no podían comprarlo. El copyright no era percibido como anti-social, era el arma de un empresario contra otro, no de un empresario contra el público. Hoy la situación ha cambiado drásticamente, el público ya no está obligado a comprar, tiene acceso a la maquinaria (computadores, fotocopiadoras...) y el copyright es un arma que dispara contra la multitud.

Quedan muchas cosas que decir, y debemos volver a lo básico: partimos del reconocimiento de la génesis social del saber. Nadie tiene ideas que no hayan sido directa o indirectamente influenciadas por las relaciones sociales que mantiene en las comunidades de las que forma parte, y si la génesis es social, el uso debe permanecer social a su vez. Pero esto es otra larga historia. Espero haberme explicado bien. Para más información: giap [arroba] wumingfoundation.com.

Nota Mar Oct 23, 2007 3:28 pm
Raquel Campuzano, en "Contar historias, transformar la realidad. Entrevista con Wu Ming 2, del colectivo de escritores Wu Ming Foundation", en Diagonal, nº 76, jueves 17 de abril de 2008, escribió:Provenientes del movimiento situacionista del norte de Italia, Wu Ming se dieron a conocer con la novela Q, que firmaron bajo el nombre colectivo de Luther Blisset. En 2003, ya bajo su nombre chino -que significa ‘anónimo’-, publicaron 54. Ahora vuelven a la carga con Manituana, primera parte de una trilogía sobre la Revolución Norteamericana. Desde un explícito rechazo hacia “la máquina de hacer celebridades” que convierte al autor en una estrella, Wu Ming privilegia la importancia de la obra y no la fama de quien la produce. Una opción que les lleva, por ejemplo, a ofrecer sus textos en licencias libres desde su página web.

DIAGONAL: En novelas como Q, Manituana o 54 la traslación pasado-presente es un diálogo continuo...

WU MING 2: El pasado siempre está con nosotros. Y nuestras historias son una manera de mantenerlo vivo, de construir y comprender los hechos para leer el presente. El marco que hemos escogido es lo metafórico, el uso de la analogía, que son estrategias narrativas y también interpretativas. La capacidad de leer las metáforas dota a los hechos de un sentido en sí. El modo en que yo cuento un hecho determina el modo en que lo comprendo. La historia del pasado nos sirve como llave para interpretar los hechos, hacer emerger algo de una vasta masa de información que establezca un cuadro que ayude a la interpretación. Por otro lado, es un modo de convocar el decir del pasado, las figuras del pasado. Historias en su mayor parte de casos marginales, de conflictos un tanto parciales, pero que determinaron el curso de la historia. Así, cuando parece que todo está determinado, que no existe alternativa posible, si uno va hacia el pasado puede ver que existían tantas alternativas posibles. La historia nos enseña que siempre existe una alternativa, una fisura por la cual es posible introducirse.

D.: Decís que hasta 2012 vais a trabajar en la trilogía de Manituana. ¿Y después?

W.M. 2: Wu Ming es un proyecto destinado a durar. Buscamos que haya un proyecto largo, que se desarrolle en el tiempo. Y sentimos que continuaremos escribiendo para que en la literatura, al contar historias, el trabajo colectivo, la colaboración, sean una vía posible. Nuestro modo de trabajar es parte del mensaje que se quiere dar. Que cinco personas puedan escribir conjuntamente, puedan colaborar de forma creativa –cosa que para la mayoría de la gente es algo muy individual, muy ligado al ego– y que en este territorio podamos plantar la bandera de la interacción, es algo importante. De aquí en adelante continuaremos haciéndolo, es una especie de monumento a la posibilidad del trabajo colectivo.

D.: El proyecto Luther Blisset fue una etapa de activismo muy intensa. ¿La reagrupación en torno a Wu Ming Foundation abre una nueva etapa de reflexión teórica?

W.M. 2: Tanto Wu Ming como Luther Blisset (LB) son dos experiencias narrativas. LB estaba más cercano a la acción política directa, pero el objetivo principal del proyecto era contar la biografía imaginaria de este personaje inventado, un nombre colectivo, una identidad múltiple que muchos asumieron y que hizo crecer la reputación virtual y múltiple del personaje. Aunque no era una declaración narrativa en particular, los del grupo de mi ciudad, Bolonia, firmamos como LB una serie de textos que enviábamos a los periódicos. Era una actividad narrativa, realizada a través de las cartas a los periódicos, mediante pequeñas acciones en la ciudad, en un programa radiofónico y otros instrumentos, para evidenciar lo fácil que es crear una noticia, hacer creer a un periodista una cosa absolutamente inexistente, falsa. Aquí el instrumento de verificación quedaba en un segundo plano, lo importante era publicar una noticia. Wu Ming es contar historias de nuevo, aunque esta vez no es para confundir a los periodistas y demostrar cuán infectado está el mundo de la información, sino historias que puede contar una comunidad, que pueden motivar la acción política, servir para leer el presente e interpretar los hechos.

D.: Uno de los significados de la expresión Wu Ming es el de ‘cinco nombres’. ¿Se trata de un grupo cerrado?

W.M. 2: Se trata de un narrador con cinco textos, no somos cinco narradores, somos un autor colectivo. Seguramente, respecto a LB, el grupo es más cerrado, en el sentido de que los LB eran “conviértete en Luther Blisset”; hoy no se podría decir “conviértete en Wu Ming”. Porque de hecho, escribir una novela es una actividad bastante complicada que no podemos pensar que involucre de manera definitiva a cualquiera o recurra a un grupo, a un colectivo una y otra vez para cada novela. La participación en Manituana, a través de la web, facilita la posibilidad de entrar en contacto muy directo con nosotros, de intervenir. La comunidad de personas cercanas al proyecto se convierte en una especie de sexto elemento del colectivo. Por ejemplo, los personajes femeninos de nuestra novela los hemos ido mejorando –somos cinco hombres, por lo que tenemos ciertos problemas al respecto– gracias a la interacción con las lectoras que nos han mandado críticas, algunas muy fuertes, sobre este tema.

No es una interacción cuya finalidad sea hablar con los lectores, pero sin cambiar nada al final, porque los autores somos nosotros. Es una interacción que desde mi punto de vista sí ha cambiado y nos ha dado muchos consejos para nuestro trabajo.

D.: Los medios de comunicación se han erigido en los narradores de nuestro presente. ¿Hay que estar fuera de los medios o se puede estar dentro para articular una contranarración?

W.M. 2: Sí, se puede estar en el interior del sistema mediático. Nosotros publicamos en una gran editorial italiana y algunos colaboramos con periódicos, revistas, etc. Hay modos diversos de hacerlo. Nuestra manera de llevarlo a cabo ha sido como una suerte de puerta abierta, como un observatorio que reportara a la comunidad lo que sucede dentro del sistema. No es colarse en el sistema, trabajar desde dentro, en el sentido trosquista de ‘entrismo’ dentro de una estructura.

D.: ¿Las nuevas tecnologías son el único medio de expresión crítica o existen otros canales de difusión?

W.M. 2: Una gran parte de la población de un país como Italia se ha quedado fuera de las nuevas tecnologías por motivos culturales. Pienso en toda la población de más de 50 años a la que le da mucha pereza acceder a sitios como Manituana y que, sin embargo, accede a multitud de contenidos a través de canales tradicionales, como el libro que compra en la librería, o el periódico que consigue en el kiosco. Nosotros aprovechamos el modo de producción del sistema editorial. Cuando publicamos Q en el ‘99, el contrato con la editorial era del ‘96 y de la licencia Creative Commons ni se hablaba. LB, por su naturaleza de identidad múltiple, era un proyecto por el copyleft, aunque vimos que en ese momento era imposible publicar en una gran editorial una novela copyleft, de manera que fuera reproducible. Cuando la editorial Enaudi ha aceptado hacerlo, gran parte del objetivo de LB se ha logrado.





CREATIVE COMMONS

D.: ¿Cómo ves el debate entre las leyes de propiedad intelectual y las licencias libres?

WU MING 2: Creo que la música es el campo más avanzado. La industria discográfica está en crisis e intenta superarla con el control. En lo tocante a nuestro modo de producción, está claro que si la fórmula copyleft que incluimos en nuestros libros hace que los editores no consigan vender libros, probablemente sea una experiencia que no sea capaz de continuar. Aunque en nuestro caso, encontramos la necesidad de tener un modo de subsistencia y el derecho de los lectores a acceder a un texto gratuito. Éste es el desafío.

MING, Wu

Nota Mié Oct 24, 2007 11:54 am
Portada

En otro hilo veníamos hablando de la función de los intelectuales. Esta novela, Q, escrita por el colectivo italiano Wu Ming (que significa anónimo en chino) bajo el seudónimo Luther Blissett, ambientada en las guerras campesinas del siglo XVI en Alemania, me parece un buen ejemplo de cómo hacer buena literatura útil.

Siglo XVI. Dos personajes principales. Uno quiere subvertir el orden establecido y el otro es un espía al servicio de los poderes que lo protegen. Q es un espía contratado por el cardenal Carafa, personaje ultra-conservador y de creciente influencia en la jerarquía de la Iglesia. Una novela épica desde las entrañas de la historia, ambientada en Europa central e Italia septentrional. Algunos han definido a este libro como "un western teológico".


[Editado por el comité de RBM para incluir el enlace en el primer mensaje. Muchas gracias, compañero HerrK.]

Descarga directa con la aprobación de los autores y de la editorial.

Podéis ver más detalles en la web:
http://www.wumingfoundation.com/italian ... ellano.htm


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