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HARVEY, David

NotaPublicado: Sab Ene 30, 2010 8:46 pm
por Duarte
David Harvey


(wikipedia | dialnet | página personal | twitter)


Introducción

En Wikipedia se escribió:Gillingham, Kent (Inglaterra), 1935. Geógrafo y teórico social británico. Actualmente es profesor en la City University of New York (CUNY) y Miliband Fellow de la London School of Economics. Es uno de los geógrafos académicos más citados y autor de numerosos artículos y libros de gran influencia en el desarrollo de la geografía moderna.

Harvey se graduó en Cambridge con una tesis sobre el condado de Kent en el siglo XIX siguiendo la gran tradición en Geografía Histórica regional de esta universidad. De hecho, la atención al dinamismo de los fenómenos será una constante en toda su obra a partir de entonces. A mediados de la década de 1960 comienza a interesarse por el gran desarrollo de los métodos cuantitativos y de la filosofía neopositivista y popperiana en las ciencias sociales, contribuyendo así al desarrollo de la geografía cuantitativa. En 1969 publica Explanation in Geography, texto fundamental en esta corriente. Las raíces de este trabajo están en la propia Universidad de Cambridge, en cuyo departamento de geografía también trabajaron otros famosos geógrafos cuantitativos como Dick Chorley y Peter Haggett.

A principios de la década de 1970 Harvey se traslada a Baltimore (EE. UU.), concretamente a la Universidad Johns Hopkins. Será entonces cuando su carrera dé un giro de ciento ochenta grados provocado en gran medida por la situación de los EEUU en ese momento. Harvey se unirá al movimiento emergente dentro de la Geografía, la geografía radical, y especialmente a su desarrollo desde la teoría marxista. Colaborará activamente en la revista de geografía radical más leída de lengua inglesa, Antipode. En 1972 publica un famoso ensayo sobre la formación del gueto donde argumenta a favor de la creación de una teoría revolucionaria que debería ser verificada a través de la práctica revolucionaria.

En 1973 publica Social Justice and the City, obra que recopila seis ensayos donde el autor muestra su evolución desde perpectivas liberales de izquierda (cercanas a los planteamiento de John Rawls) a perspectivas radicales (cercanas a la tradición marxista). Los temas centrales del libro giran en torno a la ciudad y sus problemas (vivienda, guetos, teoría de la renta, gentrificación...). Supone un hito claro en el desarrollo de la Geografía urbana.

Su siguiente obra de importancia será Limits to Capital (1982), de fuerte contenido teórico, y muy crítica con toda la tradición marxista por haber prestado poca atención a los aspectos geográficos del capitalismo. De hecho, toda la parte final de Limits... está dedicada a desarrollar estos aspectos a partir de la teoría del desarrollo geográfico desigual del capitalismo.

En 1989 publica The Condition of Postmodernity ("La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural"), quizás su obra más famosa y citada donde critica el avance de la filosofía posmoderna y analiza su desarrollo como la dimensión cultural del capitalismo tardío o postfordista.

Justice, Nature and the Geography of Difference (1996) se centra en la justicia medioambiental aunque en discusión continua con muchos de los planteamientos del ecologismo. Spaces of Hope (2000) tiene como tema la utopía y analiza cómo construir nuevos espacios sociales donde se materialice el cambio social. En Paris, Capital of Modernity (2003) estudia el desarrollo de París bajo el Segundo Imperio de Napoleón III continuando así la vertiente más empírica de sus estudios, aunque estando siempre enmarcados éstos en la teoría del materialismo geográfico–histórico propuesto por él mismo.

El ataque a Estados Unidos por parte del movimiento islamista y la consiguiente reacción de EE.UU. provoca en gran medida la publicación The New Imperialism, obra en la que expone la importancia adquirida por la "acumulación por desposesión", que considera como un proceso de colonización de nuevos yacimientos de recursos para los capitalistas: desde los servicios de agua, electricidad, vivienda o salud, hasta la apropiación de los más diversos recursos naturales y el despojo de millones de pequeños propietarios y comunidades en todo el mundo, de manera que todo trabajo y todo recurso sea para enriquecer al capital. Harvey argumenta, además, que la invasión de Iraq permite a los neoconservadores de EE.UU. desviar la atención de los graves problemas económicos de la superpotencia.

Uno de sus trabajos más recientes es A Brief History of Neoliberalism (2005), donde examina histórica y geográficamente la teoría y la practica del neoliberalismo desde mediados de la década de 1960. Considera que el neoliberalismo fue una respuesta a la crisis de acumulación sufrida por el capitalismo en los años setenta, caracterizada por una baja de los rendimientos de las inversiones simultánea con un incremento de las luchas sociales. El neoliberalismo pudo establecerse aprovechando que la crisis provocó la debilidad de los estados frente a los bancos, los cuales pudieron imponer las privatizaciones y la reducción de las garantías laborales. Para Harvey, aunque el neoliberalismo ha tenido éxito en incrementar el capital y el poder de los estratos altos de la sociedad, pero ha ampliado la brecha entre estos y las mayorías empobrecidas, poniendo en primera plana, otra vez, la lucha de clases. La crisis de acumulación reaparece, no fue definitivamente resuelta y ello traza los límites históricos del modelo neoliberal.

En 2001 Harvey se traslada a la City University of New York como Distinguished Professor. Ha sido maestro de geógrafos actualmente relevantes como Neil Smith, Richard Walker, Erik Swyngedouw o Michael Johns.

En suma, los escritos de David Harvey han contribuido enormemente al actual debate político sobre las estrategias espaciales de la globalización, así como al conocimiento de la geografía humana. Experto analista de la ciudad contemporánea, su labor se ha centrado en investigar la distribución y organización del territorio en las economías capitalistas avanzadas. Pero en su obra también tiene cabida un pensamiento más especulativo, que busca imaginar y aportar fórmulas alternativas de producción espacial.





Ensayo (fuente)





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NotaPublicado: Sab Ene 30, 2010 8:49 pm
por Duarte
Recursos de apoyo


NotaPublicado: Sab Ene 30, 2010 8:49 pm
por Duarte
fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63025


Entrevista con David Harvey, geógrafo y catedrático de antropología en Nueva York

Intento crearle ardor de estómago a la bestia del capital



Manuel Planelles

Rebelión // 9 de febrero de 2008




    David Harvey es geógrafo, sociólogo urbano e historiador social de reputación académica internacional. Entre sus libros traducidos al castellano en los últimos años: Espacios de esperanza (Akal, Madrid, 2000) y El nuevo imperialismo (Akal, Madrid, 2004).



Se ha celebrado durante la primera semana de febrero de 2008, en la ciudad de Córdoba en España, la II Conferencia Europea sobre “Ciudad y Cultura. La invención de las ciudades”. El encuentro, que organiza por segundo año consecutivo el Ayuntamiento cordobés, pretende replantear los parámetros sobre los que se aborda actualmente la construcción de las urbes y el efecto que tienen los grandes eventos culturales en las ciudades. Profesores universitarios han ofrecido su visión sobre estos asuntos durante esta semana. El encargado de abrir el congreso el pasado 4 de febrero fue el geógrafo David Harvey. Este investigador considera que el desarrollo urbanístico en el litoral español ha supuesto “un desastre medioambiental”. En su opinión, “parece increíble cómo se ha podido llevar a cabo todo ese desarrollo urbanístico”. “Sospecho que la corrupción ha tenido mucho que ver”. La solución para este problema es complicada según este profesor británico. “Los ciudadanos han adquirido derechos sobre esas viviendas, no se les puede decir ahora que las casas deben desaparecer por motivos medioambientales”, sostiene Harvey. Tuvimos la oportunidad de dialogar con él.

¿Dónde estaba usted cuando las Torres Gemelas fueron atacadas el 11 de septiembre de 2001? David Harvey (Kent, 1935) estaba trabajando en su casa de Nueva York. Hacía sólo tres semanas que este reconocido geógrafo se había trasladado a vivir a esta ciudad estadounidense. “No me enteré de lo que pasó hasta dos horas después”. Sólo notó la ausencia: “Todo se quedó en silencio”. Dice Harvey, catedrático de Antropología del College University de Nueva York, que la ciudad cambió tras el ataque terrorista. “La gente se unió con mucha solidaridad. Durante tres o cuatro días, el capitalismo se paró. Ni siquiera se emitían anuncios en la televisión. Fue sorprendente”. Pero el sueño se acabó rápido. “Bush no hacía nada más que salir en la televisión diciendo que había sido un ataque contra los valores norteamericanos y pidiendo por favor a la gente que volviera otra vez a comprar”. Harvey, considerado internacionalmente como uno de los renovadores de la geografía moderna, es el invitado de honor de la II Conferencia Europea sobre Ciudad y Cultura que se ha celebrado durante esta semana en Córdoba. Es uno de los mayores exponentes de la geografía radical, que parte del análisis del urbanismo a través de la teoría del materialismo histórico de Marx. Miembro de la London School of Economics y profesor durante tres décadas en Oxford y Baltimore, no tiene “intención de jubilarse”. “Estoy en la década de los setenta y tengo todavía muchos proyectos”. Y tampoco concibe por el momento dejar de residir en Nueva York. “Es un sitio muy interesante para vivir, es el mejor lugar para ver cómo funciona el capitalismo […]. Vivo en el corazón de la bestia e intento crearle ardores de estómago”. No tiene problemas con que se le denomine el “urbanista rojo”: “Utilizo la teoría de Marx y soy muy crítico con el capitalismo”. Pero Harvey, que se crió y se formó en Inglaterra, no siempre vio la vida desde la misma perspectiva. “Cuando llegué a Estados Unidos hace casi 40 años no era marxista, ni siquiera había leído a Marx. Dicen que cuando los liberales europeos llegan a este país toman dos direcciones opuestas: o van hacia la extrema derecha o hacia la extrema izquierda. Yo me fui a la extrema izquierda”. Fue en el año 1969 cuando desembarcó en Norteamérica. “El país estaba en plena ebullición, con los movimientos antibélicos y las luchas sociales... Yo quería comprender qué estaba ocurriendo y ninguna de las ciencias sociales que había visto hasta ese momento me daba respuestas. Se me ocurrió leer a Marx. Y, de repente, todo cobró sentido. Era el único marco teórico que me parecía que funcionaba”. Desde entonces reside en Estados Unidos, un curioso país que es capaz de engendrar un movimiento tan ultramontano como el creacionismo y, a la vez, cobijar en sus universidades a pensadores de una izquierda radical como Noam Chomsky o el propio Harvey. “Es un país con muchas contradicciones. Tiene su propia idea de libertad y en teoría todo está permitido. Pero en la práctica no es así […]. Por ejemplo, ningún periódico de Estados Unidos publica mis intervenciones. Cuando salgo fuera y voy a Argentina, a México o a España, siempre hay alguien que quiere entrevistarme, pero dentro hay un apagón”. Según Harvey, uno de los problemas básicos del urbanismo en el sistema capitalista es que ha servido “para absorber todos los excedentes” que había en el mercado, lo que ha provocado incidentes como el de este verano con las hipotecas subprime. Harvey sostiene que el urbanismo está dominado actualmente por proyectos “absurdos que no tienen ningún beneficio para el ser humano ni son sostenibles”. “Mi ejemplo favorito está en Dubai, donde se están construyendo espectaculares hoteles de lujo y centros comerciales gigantescos con pistas artificiales para esquiar. ¿Cuál es la utilidad de todo eso? […] En Oriente Medio hay muchísimos problemas y vemos cómo se gastan el dinero del petróleo en cosas tan absurdas como esas. Es un crimen”.

NotaPublicado: Sab May 15, 2010 11:50 pm
por Duarte
fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20081027 ... /creciendo


Entrevista con David Harvey, profesor y geógrafo social

El neoliberalismo buscará espacios para seguir creciendo


Portada



L. Altarriba / B. Bermejo

Gara // 27 octubre 2008




Hace cuarenta años que imparte un curso de lectura de El Capital, de Marx, en la Universidad de Nueva York. Este geógrafo social anima a leerlo para entender cómo funcionan el capitalismo y la crisis actuales. Es autor de El nuevo imperialismo (2004) y Breve historia del neoliberalismo (2007).


Oímos decir a los medios de comunicación que la raíz de la crisis actual son los malos usos de algunos agentes financieros. ¿Comparte este diagnóstico?

No, el problema es que las respuestas a por qué ha sucedido la crisis no van al fondo del problema; la avaricia de los agentes de bolsa de Wall Street no es fundamental, no va a la raíz, ni tampoco el hecho que se tengan que hacer algunos cambios legislativos. Yo estaría de acuerdo que se pongan mecanismos de control y penalización a los agentes de Wall Street y que se mejoren las leyes, pero nada de esto resuelve su origen real.


¿Cuál es el fondo de la cuestión?

Que la economía capitalista necesita crecer. El capitalismo necesita continuar invirtiendo y reinvirtiendo el dinero para generar más dinero, se tiene que expandir constantemente. En los últimos años el instrumento que han usado es el desarrollo inmobiliario y la urbanización de grandes espacios. Han fomentado que la gente se endeudara para que el sistema siguiera funcionando. Es la expansión inmobiliaria lo que en todos los países ha provocado un crecimiento del 3% o más y, en el caso chino, el espectacular 10%.


¿En qué situación se encuentran las clases trabajadoras para afrontar la crisis?

La ofensiva neoliberal ha mantenido los salarios sin aumentos significativos desde los años 70. A su vez, el poder se ha encargado de desmantelar las organizaciones sindicales y ha flexibilizado las jornadas de trabajo. Pero, paralelamente, han endeudado a la gente: «Si no tienes dinero ahora -les decían- te hacemos un préstamo». Así han hundido a miles de trabajadores que entraron en el juego de las hipotecas, que es lo que ha servido para pagar el capitalismo financiero, y ahora éste les deja sin casa y sus gobiernos se dedican a rescatar estas entidades y pagan a los directivos miles de dólares. ¿Qué tipo de sistema es éste?


¿Cómo justifican ante la opinión pública esta inversión en las entidades financieras?

A través de la amenaza de «si nosotros caemos, el mercado entero caerá, se parará y el capitalismo entero entrará en crisis. Y todos sufriréis las consecuencias». Y es cierto. Pero, ¿por qué en vez de dar el dinero a las entidades financieras no lo dan directamente a las personas que tienen problemas para pagar las hipotecas? Porque los financieros de Wall Street son en realidad el Gobierno de los EEUU.


Ésta no es la primera crisis que sufre el capital financiero.

Cierto. En 1982 el Estado mexicano quebró, no podía pagar las deudas que había ido adquiriendo con los bancos de Nueva York. A través del FMI y de las políticas estructurales neoliberales, se obligó a México a pagar la deuda con los banqueros de los EEUU. La teoría neoliberal, entonces, como ahora, deja de existir con este plan de intervención estatal para salvar las finanzas. Pero la práctica neoliberal no deja de existir sino que ahora asistimos a la época de máxima plenitud.


¿Por qué dice que es de máxima plenitud?

Porque frente al conflicto entre salvar las instituciones financieras o salvar a la gente y sus necesidades, los gobiernos escogen salvar las instituciones financieras. Esto es la práctica neoliberal. Los gobiernos abren espacios y crean entornos favorables a los negocios.


¿Esta crisis podría significar el fin del neoliberalismo como lo hemos conocido hasta ahora?

No, en absoluto. Lo que harán los capitales financieros es buscar nuevos espacios de negocio, privatizando más aún, desposeyendo a más capas de población, como las clases medias, para obtener mayores beneficios.


¿Pero esto no puede ser peligroso para ellos cuando la clase media ha sido base para sostener el sistema capitalista?

Cierto, y ya lo he visto con algunos amigos, que hace dos años me tildaban de loco por declararme comunista, pero que ahora me empiezan a dar la razón en algunas cosas que les decía.


¿Puede la crisis condicionar las elecciones estadounidenses?

Sí, cada vez que la crisis va a más, el candidato demócrata aumenta la ventaja sobre el republicano. Conozco bastante gente que hasta hace dos semanas decían que votarían McCain (y lo querían hacer por motivos racistas), pero ahora que ven peligrar sus pensiones han decidido dar su voto a Obama.


Si gana Obama, ¿tendrá capacidad y voluntad de cambiar cuestiones de fondo del sistema?

Es evidente que los demócratas forman parte del sistema y están vinculados a las grandes corporaciones, pero es mejor un presidente más moderado, que en algunos aspectos se puede equiparar a la socialdemocracia europea, que no la continuidad respecto a los neocons.


Más allá de las posibilidades de Obama de introducir mejoras, ¿considera que hay posibilidades de transformar el sistema?

Yo tengo esperanza. Hoy se ha demostrado la falsedad total de la ideología neoliberal, lo de trabajar para el individuo y no para la colectividad. La idea que repetía Thatcher que no hay alternativa posible, no es verdad, y lo han demostrado ellos mismos.


¿Cree que la izquierda se encuentra en una buena posición por aprovechar esta deslegitimación del sistema?

Respecto a la izquierda real, a los partidos comunistas, a la izquierda revolucionaria... no tienen una fuerza real. Claro está que no acabaremos con el sistema sin violencia, sin luchar para recuperar nuestros derechos, pero los partidos clásicos no tienen capacidad para hacerlo.


¿Quién podría hacerlo?

Hay una serie de movimientos sociales, fragmentados y locales, que son la única esperanza del cambio. Tienen que lograr recuperar parte de poder estatal para apoyar al pueblo y sus necesidades. El problema es que una parte importante de ellos no se plantea acceder al poder. Pero, entonces, ¿cómo puedes transformar el sistema?

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Mié Nov 17, 2010 3:06 pm
por Volodia
Entrevista a David Harvey

"El crecimiento sirve siempre a los intereses de los más ricos"



Jade Lindgaard

Viento Sur


Traducido para Viento Sur por Alberto Nadal.



Paradoja de la actual crisis económica: a pesar de la mundialización, no es verdaderamente global. Violenta en los países industrializados en los que el paro progresa, sólo toca superficialmente a los grandes países emergentes del antiguo tercer mundo, que conocen insolentes tasas de crecimiento. Para el geógrafo David Harvey es un giro geopolítico: a partir de ahora, las riquezas emigran del Oeste hacia el Este. Esta nueva cartografía de los flujos de capital es fuente de inestabilidades políticas y sociales. Pero no modifica en nada la profunda naturaleza de desigualdad del crecimiento, que sigue sirviendo, en su opinión, a los intereses de los más ricos. Plantea, a la inversa, la instauración de verdaderas políticas de desarrollo que beneficien a la mayoría.

Jefe de fila de la "geografía radical" ("radical geography"), corriente constituida en los años 1960 sobre una base antiimperialista y anticapitalista, David Harvey es una de las figuras de la izquierda intelectual americana. Nacido en Gran Bretaña, enseña en los Estados Unidos desde hace muchos años, hoy en la universidad de New York (Cuny). Muchas de sus obras están publicadas en castellano por Akal, particularmente, Espacios de Esperanza, El nuevo imperialismo, Breve historia del neoliberalismo…


¿Cambia algo la crisis económica y financiera actual en la "geografía de la dominación"?

David Harvey: Ratifica una situación ya perceptible anteriormente. En 1987, a la salida de una de las precedentes crisis económicas, los Estados Unidos habían llegado a la conclusión de que, cualquiera que fuera su estrategia económica, en adelante no podían ya actuar solos. Tenían necesidad de los demás países. En 2010, la mitad del mundo se comporta de forma keynesiana y la otra mitad es monetarista. Pero los gobiernos de los países en crisis no han cambiado nada hasta ahora en las políticas que llevaban. Intentan prolongar el mundo tal como era antes. La economía de antes de la crisis era favorable a los más ricos. La política era dirigida por los más ricos, la utilizan para mantener su dominación.


Los grandes países industrializados atraviesan una crisis económica y social fuerte, pero no es el caso de China o Brasil. ¿Cambia la geopolítica de las economías?

Es un momento clave desde el punto de vista geopolítico. Hasta ahora las riquezas iban del Este hacia el Oeste. Pero hoy tienen tendencia a seguir la trayectoria inversa: del Oeste hacia el Este. Se oye mucho que es una crisis mundial, pero no lo creo. O entonces, todas las crisis desde hace treinta años lo han sido, salvo que cada vez afectan a ciertas partes del mundo más duramente que a otras. Si estuvieras en China dirías: "¿qué crisis?". Pero en 2001, cuando Argentina conoció una enorme recesión con el 30% de paro, los americanos no veían la crisis. Mis amigos argentinos me dicen hoy: "¡Atravesaréis un programa de ajuste estructural! Ahora vais a saber lo que es…". Esto podría crear una situación incómoda, incluso peligrosa.

Casi en todas parte crece una fiebre antiinmigrantes: en Europa, en los Estados Unidos, en Asia oriental. Hay también una recuperación de los nacionalismos y de los estereotipos nacionales. La lectura de los periódicos alemanes en el momento de la crisis griega era muy dolorosa. En Europa, la idea de una solidaridad entre los países ha saltado en pedazos. En los Estados Unidos, se desarrolla la expresión política de un miedo al declive. Las últimas recesiones americanas han sido seguidas de episodios de crecimiento que no creaban empleos. Esta vez es aún peor, porque el paro continúa aumentando mientras la recesión ha terminado oficialmente. Alrededor de la mitad de las pérdidas de empleos de los países industrializados se concentran en los Estados Unidos.

La loca reacción de la derecha americana, con el movimiento del Tea Party, pero también la actitud de la derecha del Partido Demócrata que no ha defendido el balance de Obama, son indicadores de que mucha gente tiene miedo. El gobierno americano está tentado de endurecer su posición respecto a China. Pero los chinos no quieren que los maltraten. La suspensión por China de sus exportaciones de tierras raras [nombre dado a un conjunto de metales raros] es también por su parte una forma de provocación. Hemos vivido un episodio de "guerra de las divisas". Emergen antagonismos que no son aún terribles, pero que podrían serlo.


La tentación proteccionista de las economías desarrolladas puede verse como una reacción antichina, pero es también una forma de proteger las industrias nacionales y el empleo.

Pero la única fuente de mejora de las condiciones de vida de los trabajadores americanos desde hace veinte años proviene de ¡las importaciones muy baratas de China! Si os protegéis contra eso vais a provocar inflación y la gente se sentirá menos rica. Los trabajadores de las industrias tienen quizá interés en el proteccionismo, pero no todos los demás.

Si tomas medidas proteccionistas y aumentas los salarios, será diferente. Pero tengo tendencia a no defender el proteccionismo. Creo que el control de los flujos de capitales es más importante. A corto plazo, instaurar una tasa sobre las transacciones y el capital para frenar la especulación. A largo plazo, habría que obligar al capital a asumir los costes políticos, sociales y medioambientales que implican sus desplazamientos. Por ejemplo, tasando las empresas para hacerles pagar el coste social de sus deslocalizaciones.


Mencionas los costes medioambientales de la actividad económica. Para los ecologistas, son tan elevados que hay que salir del modelo del crecimiento, y algunos llegan incluso a plantear un decrecimiento. ¿Qué piensas de esto?

A largo plazo será preciso el crecimiento, pero débil. No hay forzosamente necesidad de crecimiento para desarrollarse, contrariamente a lo que se nos sigue diciendo. Desde hace treinta años el crecimiento no ha servido en absoluto para el desarrollo. Al contrario, ha producido subdesarrollo, incluso en los Estados Unidos: la desindustrialización ha transformado vidas estables en vidas inestables, muy precarias. Lo mismo ha ocurrido en Europa.

El crecimiento sirve siempre a los intereses de los más ricos, no los de la amplia mayoría de la población. Se nos ha dicho siempre que era más fácil redistribuir con un crecimiento más fuerte. Pero esto no es lo que ha ocurrido. Mira los países que tienen un fuerte crecimiento hoy, India por ejemplo: el año pasado, el número de multimillonarios se duplicó allí. Algunos salen muy bien. Pero no todo el mundo se beneficia de ello. Lo mismo en China, donde las desigualdades sociales son gigantescas.

Sin embargo la noción de crecimiento cero me plantea problemas. Estamos en situación de crecimiento demográfico. Proponer el decrecimento en África no me parece razonable. La situación actual es muy interesante: no es verdaderamente crecimiento cero, pero no se está muy lejos con un muy débil crecimiento en el mundo industrializado capitalista. No es forzosamente un problema en sí mismo. Son los planes de rigor en la educación, las economías en los gastos sociales los que son problemáticos. Los poderes políticos, para preservar los intereses de los más ricos atacan a lo que permite el desarrollo del resto de la población. Sólo los movimientos sociales pueden esperar cambiar este curso de las cosas, a imagen de las manifestaciones en Francia contra la reforma de las jubilaciones.


Sin embargo este movimiento de las jubilaciones no ha logrado proponer alternativas radicales y ambiciosas a la política de alargamiento de la duración del trabajo. Según las movilizaciones, los sindicatos continúan reclamando más poder de compra, más empleos, por tanto más crecimiento.

La izquierda tiene tendencia a ser muy conservadora y a llevar a cabo batallas dictadas por las condiciones económicas y políticas de hace treinta o cuarenta años. No es cierto para todos los sindicatos, pero para un cierto número de ellos seguimos en los años 60. En aquella época, se creía que el crecimiento era algo bueno, y que la izquierda haría de él mejor uso que los capitalistas. Eso no se puede creer hoy. La izquierda no juega su papel. No sabe verdaderamente porqué luchar. Con Seattle en 1999, y luego la experiencia de los foros sociales, hubo signos esperanzadores pero no han sido concluyentes. La izquierda sigue sufriendo los mismos problemas: está dividida y atrapada por su fetichismo de las formas organizativas. Cada grupo tiene su visión de lo que es una organización perfecta, pero independientemente de los problemas con que se encuentran. Es como si un médico propusiera el mismo tratamiento para un simple arañazo en el dedo o una grave gripe.

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Mié Ago 20, 2014 4:10 pm
por Duarte
fuente: http://www.la-razon.com/index.php?_url= ... 89245.html



Encuentro con David Harvey

"Lo cotidiano es el semillero de la nueva organización política"



Iván Bustillos Zamorano

La Razón (La Paz) // 17 de agosto de 2014



 
David Harvey, geógrafo y teórico social británico, visita el país la próxima semana. Para quienes siguen el curso de los movimientos sociales en Europa, como el de los Indignados, no les es extraño este profesor inglés.

En días recientes, en España, tuvo lugar un diálogo entre el Colectivo Escribas, un “grupo de análisis y producción de discurso” de la organización política española Podemos, y David Harvey. De esa plática, enviada en exclusiva para Animal Político, se extracta los pasajes de mayor actualidad y referencia para Bolivia y para la región.

Parte de los Indignados, del M-15 español, solidarios con movidas similares, como el Occupy Wall Street norteamericano y, en general, con todos los movimientos sociales no “tan asociados a un partido o a una ideología política”, los Escribas de Podemos ciertamente le cuestionan a Harvey que él no tenga reparos en “echar mano del concepto de la izquierda y su tradición como fuente de cambio social”.

Harvey responde. Para él, los partidos tradicionales de la izquierda y las organizaciones laborales siempre privilegiaron a los trabajadores de la fábrica y al proletariado industrial (organizado en sindicatos) como la vanguardia para producir un cambio social gradual y para la construcción de una alternativa socialista.

Pero “pienso —complementa— que ha llegado el momento de centrarse en la vida cotidiana, en sus dificultades y sus satisfacciones, como nuevo semillero para la organización política.

He argumentado siempre que tendríamos que reconocer el carácter de clase de muchos de los movimientos sociales urbanos e intentar crear alianzas entre ellos y los trabajadores organizados para así cambiar la vida cotidiana”.

Acudiendo al político italiano Antonio Gramsci (1891-1937), Harvey recuerda que éste ya propuso en su tiempo un similar enfoque: “La organización de los consejos de fábrica, argumentaba Gramsci en 1919, debe ser paralela a la creación de comités en los barrios o distritos. Estos deberían ‘tratar de incorporar delegados de otras categorías de trabajadores que viven en el barrio: camareros, taxistas, conductores de tranvías, del ferrocarril, barrenderos, empleados privados, oficinistas y otros. El comité de barrio tendría que ser la expresión de la totalidad de la clase trabajadora que vive en el barrio, una expresión que es legítima y vinculante, que puede hacer cumplir una disciplina espontánea delegada y respaldada por las potencias y que puede ordenar el cese inmediato y completo de todos los trabajos en el barrio’”, cita Harvey.

“¡De ninguna manera es esto una descripción del proletariado industrial clásico!”, exclama el geógrafo inglés. Además, insiste en que hay que tener en cuenta “que ésta es la única manera en la que podrían representarse los intereses de toda la clase obrera y movilizarse su poder colectivo. Esto es lo que enfatiza el derecho a la ciudad” (“Derecho a la ciudad”, movimiento anticapitalista urbano en Europa).


Ciudad. Pero el británico no deja de ser crítico ante dicho movimiento de “derecho a la ciudad”: como cualquier movimiento, dice, es siempre susceptible de ser cooptado y hasta puede ser “demasiado fácilmente reconvertido hacia fines neoliberales”. Aunque ello, claro, no debe disuadir a sus seguidores de que de todos modos se trata de un movimiento cuyo fin es la transición hacia una alternativa anticapitalista.

Los integrantes de Escribas le recuerdan a Harvey que él había afirmado que lo importante en el cambio social era la cultura y la política, y no tanto la determinación económica.“Gramsci —responde— dijo una vez que cuando los asuntos políticos son traducidos a cuestiones culturales se vuelven imposibles de responder. Con esto estoy seguro de que no quiso decir que los asuntos culturales sean irrelevantes. La deconstrucción de las muchas máscaras culturales de la desigualdad social es crucial para la acción política”.

En el libro Breve historia del neoliberalismo, recuerdan los miembros de Podemos, se señala cómo el contraataque neoliberal utilizó todos sus “poderes  de  persuasión, cooptación, soborno y amenaza para mantener el clima de consentimiento necesario para perpetuar su poder”. ¿Qué quedaría de esa hegemonización neoliberal en 2014, a la vista de las dificultades que esta retórica encuentra para ganar consenso?, se preguntan.

“El neoliberalismo fue y todavía es un proyecto de dominación de clase diseñado para restaurar y consolidar a la clase económica dominante y su poder político. Como tal, tiene una dimensión ideológica en la que las concepciones mentales están moldeadas hacia el individualismo y hacia ciertas formas de subjetividad política, tales como la responsabilidad personal”, responde concluyente Harvey.

Y es que el proyecto neoliberal ha tenido un éxito extraordinario en la mayoría de los lugares, afirma: “La concentración de riqueza y poder en una oligarquía global ha tenido lugar a buen ritmo y de hecho se ha acelerado a través de los años de crisis hasta nuestros días. A nivel ideológico, sin embargo, se puede cuestionar la legitimidad de este proyecto y de sus resultados, en los cuales le va muy bien al capital corporativo y a la élite capitalista, mientras que a la gente, más en general, le va muy mal”.

Con tanto control de los medios (de comunicación) e incluso de la educación, “por no hablar de la compra al por mayor del proceso político”, para la disidencia organizada, remarca, resulta muy difícil prosperar. “En su lugar vemos irrupciones sociales efímeras por todas partes, pero pocas señales de un movimiento social de base amplia a largo plazo con el propósito de construir una alternativa”.

Los integrantes de Escribas recuerdan que Harvey este año habló del surgimiento de “partidos locos en Europa”, aquellos cuyos “líderes carismáticos intentan captar lo que está ocurriendo en las calles”. En Latinoamérica —arriesgan los activistas españoles— esos liderazgos han sido importantes en el proceso de resistencia frente a la lógica global del desarrollo capitalista.


Fetichismo. “Cuando dije eso (la aparición de los “partidos locos”) me estaba refiriendo, por supuesto, al surgimiento de movimientos fascistas, particularmente en Europa (siendo un ejemplo Amanecer Dorado en Grecia). Yo defiendo estos días una nueva forma de hacer política pero al mismo tiempo me opongo a lo que llamo el ‘fetichismo de formas organizativas particulares’, que condena a la impotencia a cierta izquierda contemporánea frente al poder de clase capitalista fuertemente centralizado, movilizado en la actualidad a través de un aparato estatal represivo”.

En algunos segmentos de la izquierda —afirma— hay un miedo profundo a la jerarquía y por extensión, a estructuras de fuerte liderazgo, y “pienso que la emergencia de tales estructuras en Venezuela, Bolivia, Ecuador y en otras partes no debería desestimarse por carecer de elementos positivos, aunque crea que es fundamental construir mecanismos para hacer rendir cuentas al liderazgo”.

Desafortunadamente, concluye Harvey, “en la tradición política latinoamericana siempre existe el peligro de caer en el estilo de gobierno peronista y de ‘caudillo’, de modo que no estoy defendiendo que todo eso esté bien. Pero se necesita un liderazgo fuerte para hacer frente a las inmensas concentraciones de poder político y militar en el estado capitalista”.

En su visita a Bolivia, Harvey estará en La Paz, El Alto y Cochabamba. En la ciudad de La Paz, el martes 19 de agosto, brindará la conferencia “Espacios críticos frente al nuevo imperialismo” (Auditorio del Banco Central, a las 19.00); en El Alto, el miércoles 20, hablará sobre las “Ciudades rebeldes” (Auditorio de la Universidad Pública de El Alto, UPEA, a las 18.30); y, en la ciudad de Cochabamba, el jueves 21, disertará acerca de “El enigma del capital: neoliberalismo y crisis” (Auditorio de la carrera de Economía de la Universidad Mayor de San Simón, UMSS, a las 18.30).

David Harvey nació el 31 de octubre de 1935 en Gillingham, Kent, Inglaterra. Entre sus obras figuran: Justicia social y la ciudad (1973); La urbanización de la capital (1985); La condición de la posmodernidad (1989); Espacios de esperanza (2003); El nuevo imperialismo (2004); Espacios del capital (2007); Breve historia del neoliberalismo (2007); París, capital de la modernidad (2008); El enigma del capital y las crisis del capitalismo (2012); Ciudades rebeldes; Del derecho de la ciudad a la revolución urbana (2013).





En Europa, el poder local es insuficiente

En Europa, señala el Colectivo Escribas, “es sabido que las élites financieras desempeñan una función fundamental en la acumulación capitalista, así como en los gobiernos europeos”; así, cabe preguntarse ¿cuál es la escala territorial más prometedora de cara a construir nuevos proyectos políticos? ¿los gobiernos locales y municipales, los departamentales franceses o las comunidades autónomas españolas?

“Siempre he pensado que la forma cómo abordó esta cuestión el Manifiesto Comunista (Carlos Marx y Federico Engels, 1848) fue ejemplar —reflexiona Harvey. Comenzamos al nivel del individuo que reconoce su propia alienación. Los individuos se reúnen en lugares de trabajo (a los que yo añadiría ahora centros comunitarios) y reconocen su alienación mutua. Entran en alianzas con trabajadores en otros lugares y otras comunidades, y así comienzan a trabajar juntos en el nivel regional/urbano. Entonces reconocen la necesidad de conquistar el poder estatal y de pasar a un nivel de política nacional antes de que, al final de la argumentación, lleguemos a pensar en los trabajadores (y habitantes) del mundo uniéndose para liberarse de sus cadenas en todas partes”.

En otras palabras, continúa, es importante desplazarse a través de estas diferentes escalas o niveles (espaciales o territoriales) y no privilegiar una sobre las demás.

“En el pasado se enfatizó demasiado el poder del Estado, pero ahora gran parte de la izquierda prefiere trabajar en el nivel local. Esto es un error. No puede afrontarse la pregunta crucial de las infraestructuras organizativas físicas y sociales que los movimientos locales autónomos necesitan para prosperar y para colaborar e integrar sus actividades de apoyo mutuo a través del espacio y el tiempo. Necesitamos encontrar maneras de conectar a través de diferentes escalas y trabajar juntos, así como escalas móviles, con el fin de maximizar nuestra efectividad política”, concluye el teórico social británico.

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Jue Dic 04, 2014 1:36 am
por pauete
Breve historia del Neoliberalismo
A Brief History of Neoliberalism

David Harvey




Este libro describe la genealogía del neoliberalismo como la construcción de un arma de consenso ideológico y de un instrumental de gestión macroeconómica y de ordenación microeconómica de la empresa y del Estado. Lejos de tratarse de una adaptación natural y de una respuesta técnicamente neutra a las dificultades experimentadas por las economías occidentales y por las estrategias de desarrollo del Sur global tras la crisis de la década de 1970, David Harvey demuestra cómo el neoliberalismo fue una contundente y articulada respuesta política concebida por las clases dominantes globales para disciplinar y restaurar los parámetros de explotación considerados «razonables» tras la onda de luchas que recorrieron el planeta tras la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con el análisis efectuado por Harvey, el objetivo del neoliberalismo era modificar el equilibrio político y la relación de fuerzas existente en el conjunto de la economía-mundo capitalista recurriendo para ello a todo el arsenal de la violencia económica, estatal y militar. El anverso y reverso de la estrategia neoliberal está constituido en opinión de Harvey por la profunda convicción de que las relaciones sociales están irremediablemente gobernadas por la violencia de clase y por la certidumbre de que para obtener la victoria en tal entorno complejo las clases y las elites dominantes han de implementar un planteamiento integral que pueda asegurar un impacto suficiente amplio como para modificar drásticamente las relaciones sociales vigentes. La violencia de los mercados debe conjugarse con la violencia política, militar, ideológica y estatal si las transformaciones nacionales y globales han de encontrar una misma unidad de proyecto y de diseño estratégico. Lejos de debilitar el Estado, la estrategia neoliberal supone, pues, una reinvención de su violencia estructural para modificar en beneficio de las clases dominantes los parámetros de convivencia social y de dominación política.


Primera edición: Reino Unido, 2005
Idioma original: Inglés

https://www.youtube.com/watch?v=ISALYHhH4S8




[Editado por el comité de RBM para incluir el enlace en el primer mensaje. Muchas gracias, compañero pauete.]

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Mié May 10, 2017 7:10 am
por tachanky
Buenos días, recientemente hemos escaneado la obra de Harvey "Los límites del capitalismo y la teoría marxista", buscando en redes p2p parece que no está. Nos gustaría colgarla en la mula, pero no sabemos cómo hacerlo, ¿alguien nos puede echar un cable?

Un saludo

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Jue May 11, 2017 7:48 pm
por Duarte
Te he mandado un privado ;)

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Mar Ago 15, 2017 12:16 pm
por tachanky
Bon dia!

Finalmente hemos subido a la Mula en lanzamiento: "Los límites del capitalismo y la teoría marxista" (1982), escaneado y OCR en calidad aceptable. El paquete pesa una 40 megas.
Echábamos a faltar esta obra en la extensa biblioteca...

[Editado por el comité de RBM para incluir el enlace en el primer mensaje. Muchas gracias, compañero Tachanky.]

Un saludo!

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Dom Sep 17, 2017 2:28 am
por sesparza
Hola, ¿me lo pasas? Lo necesito, estoy escribiendo mi tesis y no lo consigo

sergio.esparza1991@gmail.com

Gracias

tachanky escribió:Bon dia!

Finalmente hemos subido a la Mula en lanzamiento: "Los límites del capitalismo y la teoría marxista" (1982), escaneado y OCR en calidad aceptable. El paquete pesa una 40 megas.
Echábamos a faltar esta obra en la extensa biblioteca...

[Editado por el comité de RBM para incluir el enlace en el primer mensaje. Muchas gracias, compañero Tachanky.]

Un saludo!

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Vie Nov 17, 2017 3:52 pm
por Ivanjoe
fuente: https://marxismocritico.com/2016/09/06/ ... liberal-2/

“Estamos volviendo a las condiciones de trabajo del siglo XIX, que es a lo que apunta el proyecto neoliberal”: David Harvey

Por Alexandra Prado Coelho / La Haine. 26 julio 2016.

Portada

En la crisis del mercado inmobiliario de 2007-2008 en los EE.UU., mejor hubiese sido dar dinero a la gente para que pudiesen pagar sus deudas a los bancos y continuar en sus casas, en lugar de dársela a los bancos que “sólo se salvaron a sí mismos “, sostiene el geógrafo británico David Harvey.

Cuando se quiere presentar a David Harvey se suele usar dos palabras, “geógrafo marxista”. Esto es una reducción para describir a este británico de 81 años que desde hace varias décadas vive en EEUU, donde es profesor de Antropología y Geografía de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Autor de más de dos docenas de libros, es profundamente crítico del sistema capitalista, que analiza a la luz de las teorías marxistas, y es un defensor de la idea del “derecho a la ciudad”, que incluye las exigencias actuales de la calidad de vida en las ciudades. En su página web (davidharvey.org) ofrece un curso en video de ayuda a una lectura contemporánea del Capital, de Karl Marx.

Harvey fue orador invitado en la inauguración de la conferencia IX Congreso Portugués de Sociología, del 6 al 8 de julio en la Universidad de Algarve. Comenzó su discurso de dos horas hablando de la cantidad de cemento que China consumió los últimos tres años, “más que los EEUU en todo el siglo pasado.” Según Harvey fue China la que “salvó al capitalismo de la gran depresión que pudo haber ocurrido” tras la crisis que comenzó en 2007-2008 en los EEUU, con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Una de las consecuencias de esta crisis ha sido un enorme aumento del desempleo en China, que es uno de los principales proveedores de materias primas para la construcción en EEUU. Para absorber esta masa de parados y evitar el malestar social, China se lanzó a un auge de la construcción (que según cifras citadas por Harvey, absorbió 27 millones de trabajadores), creando nuevas ciudades, algunas todavía sin habitantes.

La carrera por construir, dice el geógrafo, es una salida clásica de las crisis: fue lo que hizo EEUU cuando tuvo que absorber los soldados que regresaban de la Segunda Guerra o lo que hizo Luis Bonaparte en la Francia del Segundo Imperio, a partir de 1848. En todos estos casos “fue la urbanización lo que salvó la economía capitalista del colapso económico.” Pero, recuerda Harvey, esto se hace a costa de un enorme aumento de la deuda pública.

El gran problema, señala, es que “las nuevas formas de urbanización son una locura” no sólo por la escala y el hecho de que las ciudades se llenan de casas vacías que se compran más que nada para especulación y no para vivienda”. Hoy en día, gran parte del capital se concentra en bienes raíces y rentas” Y, advierte Harvey, el malestar social está surgiendo vinculado cada vez más a las cuestiones de la vida cotidiana en las ciudades, como ocurrió en Brasil en las protestas que estallaron en 2014 por el transporte público. Al final de la conferencia, el geógrafo habló con el público acerca del “Brexit”, el futuro del trabajo, las crisis y las posibles alternativas al capitalismo.

ENTREVISTA

¿Ves al “Brexit” como la democracia funcionando, una distorsión de la democracia en la que las personas han sido manipuladas, o una forma de protesta contra la desigualdad?


En primer lugar, hay una pregunta en cuanto a lo que constituye la democracia. Tenemos democracias parlamentarias en que la mayoría de las decisiones se toman en otros lugares, hay un déficit democrático en los EEUU y Europa. No entiendo por qué el primer ministro británico David Cameron convocó a un referéndum que era una locura. Creo que nunca creyó que perdería. El resultado debe ser interpretado como un gran voto de protesta. Es el equivalente a decir “no”, y la gente habría dicho “no” a casi todo.

Hay un enorme descontento que fue canalizado en esta votación. Una parte no tiene nada que ver con la UE, sino contra la forma en que las élites toman las decisiones, les dijeron que estas decisiones beneficiarían a todos, y la mayoría no ve ningún beneficio en su nivel de vida o su ingreso. De hecho, muchos han perdido en los últimos siete u ocho años.
Hay algunas buenas razones para que la gente se pregunte sobre para qué quieren esta UE cuando hace lo que hicieron Grecia y ahora está amenazando con hacer a Portugal. Se supone que es una unión de ayuda mutua y parece ser cada vez más una unión de los grandes sin ningún sentido para los pequeños. Por eso hubo algunas buenas razones para el voto, más allá de lo que comúnmente se conoce como xenofobia. Hay un lado de la xenofobia, pero sería erróneo interpretar el voto únicamente como resultado de eso.
Se argumenta que el descontento de la población tiene más que ver con las condiciones de vida en las ciudades que con problemas de desempleo. ¿Por qué? Siempre he sostenido que el descontento que se plantea en el espacio en que vivimos es tan importante como lo que tiene que ver con el desempleo.
La izquierda tiende a enfatizar el tema del empleo y devaluar las protestas sobre la calidad de vida.
Pero muchas de las grandes protestas globales que han surgido en los últimos 15 años tienen que ver con la calidad de vida en las ciudades. La política de la vida cotidiana es un área a la que se debe estar muy atento. Mucha explotación ocurre allí. Pregunten a la gente si están satisfechos con cómo funcionan las tarjetas de crédito y las empresas de comunicación que cobran cargos adicionales, una gran cantidad de riqueza se extrae de la vida cotidiana.

Por lo tanto, ¿el desempleo no es la preocupación dominante?

Sin duda es una preocupación, pero si le preguntas a la gente que tiene empleo, sienten que está haciendo un trabajo de relleno, con poco sentido. No sólo hay una gran cantidad de personas que no tienen ingresos por el trabajo, también una gran parte que vive una existencia sin mucho sentido en relación al trabajo que hace. Se han realizado estudios recientes en los EE.UU., preguntando a la gente si estaban satisfechos con su trabajo y el 70% dijo que lo odiaban o le era indiferente. Hay un problema más grande que el desempleo, y los políticos ponen demasiado énfasis en la idea de empleo, empleo, empleo, en lugar de preguntar ¿qué tipo de trabajo? Se requieren trabajos en los que las personas sientan que están contribuyendo a la sociedad, y del que estén orgullosos.

Se habla ahora mucho del espíritu empresarial, que la gente cree sus propios puestos de trabajo, nuevas empresas por todos lados. ¿Cómo ves esto?

Hay maravillosas historias de personas que se han convertido en empresarios brillantes, pero hay muchos que han intentado y han fracasado. Aun cuando los resultados implican inmensa auto-explotación. Hay cálculos sobre la cantidad de trabajo que se hace colectivamente en Internet y les pagan menos de dos dólares la hora. Y sólo se cuentan los casos de éxito que aparecen en los periódicos. ¿Cuántas personas fracasan? ¿Cuántas hacen el trabajo del que otros se apropian? Las organizaciones como Google o Amazon son grandes en apropiarse del trabajo de otros.

¿Qué valor tiene hoy el trabajo en comparación con otros períodos históricos?

Solía enseñar Marx, cuando había un mundo socialdemócrata que nos rodeaba, y no tenía mucho sentido. Pero trata de leer ahora el Libro I de ‘El Capital’ y verás que es exactamente lo que está sucediendo.

Leer a Marx hoy tiene sentido. En cierto modo, estamos volviendo a las condiciones de trabajo del siglo XIX, que es a lo que apunta el proyecto neoliberal: reducir el poder de los trabajadores y ponerlos en una posición en la que no sean capaces de resistir los procesos de explotación masiva.
Luego está el desarrollo de tecnologías que hacen del trabajo cada vez más redundante. En Baltimore, en 1969, había 37.000 personas que trabajan en la industria del acero. En 1990, la industria producía la misma cantidad de acero con 5.000 personas. Esta ha sido una característica de los últimos 30, 40 años. Mucho trabajo se ha vuelto redundante por primera vez en la industria manufacturera y ahora también en el sector de servicios. Cada vez más, como consumidor, soy yo el que hago el trabajo. Soy explotado en el consumo. Terminamos en una masa de personas sin medios de producción y que va haciendo pequeños trabajos aquí y allá.

La teoría de la destrucción creativa -en parte, por cierto, el pensamiento de Marx- dice que cada avance tecnológico importante se destruye muchos puestos de trabajo y tipos de trabajo, y emergen otros nuevos. ¿No ocurrirá ahora lo mismo?

Rápidamente un trabajo de ser una tarea que requiere una cierta calificación pasa a ser algo que cualquiera puede hacer. Hace 20 años, los programadores de computadoras eran muy hábiles, ahora todo el mundo sabe cómo crear un sitio web. Surge la necesidad de trabajo especializado que se descalifica casi al instante. Al capital no le gusta que el trabajo tenga algún poder de monopolio en el mercado, por eso se asegura que una gran masa desarrolle estas habilidades rápidamente. Los programadores informáticos ya no reciben salarios como los de hace veinte años. Y esto sucede en todas las áreas.

Y se da además otro paso importante con la evolución de la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial conducirá a una transformación radical del sector de servicios. Del mismo modo que vemos la desindustrialización por los cambios tecnológicos en los años 70 y 80, veremos el equivalente en el sector de los servicios en los próximos años.

Estás hablando de altos niveles de desempleo…

Sí. Y esto nos lleva a un tema que plantean algunos en Silicon Valley: si sucede eso, ¿cómo se va a alimentar el consumo en el mercado? De ahí que este sector, y también en la izquierda, se haya comenzado a discutir la cuestión de la renta básica. Porque si no hay tal estrategia…

… No podemos ser consumidores

Exactamente. Hay que darle a la gente medios para que pueda seguir consumiendo y que el sistema se mantenga.

¿Crees en un escenario en el que no necesitemos trabajar, y sólo tengamos que consumir?

Es posible, ya tenemos una cierta experiencia en este sentido, como el “Bolsa Familia” en Brasil, que da a la gente un ingreso mínimo. Es una redistribución del ingreso que permite que el mercado siga funcionando y que está condicionado a cosas como mandar a sus hijos a la escuela.

Enviar a sus hijos a la escuela para que puedan tener un trabajo cuando no hay trabajo…

Exactamente. Pero tenemos que pensar que la educación deberá centrarse más en que las personas adquieran conocimientos para desarrollar diferentes actividades que las satisfagan. Hay un crecimiento considerable en el mundo de la cultura, con la gente haciendo actividades culturales en las que no ganan mucho dinero, sino diversión. Y hay trabajo voluntario para hacer, porque esas necesidades existen, incluso siendo tareas no remuneradas. En la industria del cuidado, por ejemplo. Las familias abandonan el cuidado de la gente de tercera edad a menos que haya una retribución para los que lo hacen. Hay mecanismos de este tipo, algunos que funcionan bien, pero no resuelven el problema macro, que es la dinámica del cambio tecnológico basada en convertir la mano de obra en cada vez más redundante, en un momento en que hay cada vez más fuerza de trabajo. Antes de los años 80, China no era parte de la fuerza de trabajo, así como todo el antiguo bloque soviético. Además, está el crecimiento de la población, hay muchas más personas disponibles para trabajar, y al mismo tiempo la dinámica de la transformación capitalista tiene por finalidad ahorrar trabajo.

¿Cómo podemos pagar ese ingreso mínimo para toda la población?

Veamos lo que sucedió durante la crisis financiera de 2007/2008. Las autoridades dijeron básicamente esto: tenemos que salvar al sistema bancario y financiero. Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero – la flexibilización cuantitativa – y este dinero se dirigió al mercado de valores, lo levantó, dio buenos rendimientos a las clases más altas. Ahora, podría haber hecho lo mismo pero que se beneficiase a las clases más bajas, apoyando el derecho del pueblo a tener un hogar. Y todas estas propiedades que estaban en manos de los bancos podrían estar en las de las personas que las necesitan. Con la crisis, las clases altas en los EE.UU. aumentaron sus ingresos en un 12%. Estos 12% debería haber ido a las clases más bajas. Hubo una clara opción, se podría salvar a los bancos y hacer que las personas perdiesen sus hogares, o darles el dinero y evitar que se diese la crisis bancaria, porque las personas pagarían los préstamos. Pero si en el momento en que dijésemos esto, ellos dirían “esto es ridículo”, y no lo verían como una opción.

Esta es una decisión política. ¿No deberían los políticos tomar en cuenta a la gran masa de los votantes?

Depende del país. En los EE.UU. tenemos la corrupción generalizada del proceso electoral. No hay control sobre la capacidad de los ricos de comprar elecciones. Al principio de la campaña republicana este año, 136 familias fueron las principales contribuyentes a los candidatos. Hubo una fotografía en The New York Times en la que veían los hogares de seis de estas familias en la misma zona. Hay que sacar el dinero de los procesos electorales y garantizar el libre acceso a la televisión. La prensa es otro problema: es un medio capitalista, por lo que muchas de las decisiones políticas se nos presenta en una forma distorsionada.

Pero el poder que tenemos como consumidores, ¿no es muy grande?

Hay algunos grupos que lo utilizan. Hay algunos ejemplos en Internet, hemos visto que en la campaña Bernie Sanders en EE.UU., por ejemplo. El gran problema es cómo convertirlo en un movimiento social que se mantenga unido.

Cuando se trata de salvar a los bancos, el argumento es que son esenciales para el funcionamiento de la economía.

No estoy diciendo que hay que dejar caer a los bancos, pero si hubiéramos estado tratando con la crisis en el mercado inmobiliario de otro modo, los bancos tampoco irían a la quiebra. Se guardaron a sí mismos, sin salvar a nadie. Sólo digo que hay otras opciones.

¿Hubo cambios significativos en relación con el control del sistema financiero después del estallido de la crisis?

Esto sería algo extraordinario en el capitalismo. Siempre pensamos que un capitalismo justo y razonable es posible, pero hay que ver la cantidad de ilegalidades y robos que suceden. Ellos deben ser controlados, y allí es donde el Estado entra, pero es muy difícil de controlar muchas de estas cosas como vimos con los documentos de Panamá. Lo que es extraordinario es que estamos hablando de personas inmensamente ricas que podrían pagar impuestos, pero que se toman una gran cantidad de trabajo para no pagar nada. Ellos pusieron el dinero en Panamá o las Islas Caimán para evitar el pago de impuestos. La idea de que el capitalismo puede ser desarrollado con honestidad… en un momento nos preguntamos si esto es posible.

¿Esto es en gran parte debido a la globalización ha hecho que sea posible llevar las cosas a otro nivel?

¿Cuál es la forma de capital que puede ser más movido fácilmente? Se puede mover una unidad de producción, pero todo el mundo verá que cambiar dinero de un lugar a otro es lo fácil. Se hace un montón de dinero con estas manipulaciones financieras. Era necesario resolver el problema de los paraísos fiscales, pero ocultar el dinero es un arte que ya existía en la clase capitalista en el siglo XIX.

¿No ves, entonces, posibilidad de un capitalismo más ético?

Hoy en día existe mucha literatura sobre el capitalismo ético y responsable. No digo que todos los capitalistas son piratas, hay por supuesto personas que se preocupan y que quieren crear un capitalismo con ética. Lo que les puedo decir es: tengo muchas dudas, pero me alegro de que haya personas que quieren probar “buena suerte, espero que tengas éxito, avísame cuando lo logres”.

Las reglas para controlar el sistema tendrían que ser integrales y aplicadas por todos, lo cual es difícil. No es imposible. La mayor parte de la deuda es en dólares, y, como hemos visto, en el caso de la quiebra de la Argentina las negociaciones terminaron en los tribunales de Nueva York, debido a que el contrato era en dólares. En los años 90, cuando se argumentaba que había que seguir la pista del dinero, nos dijeron que era imposible. Después del 11 de septiembre se empezó a investigar y se ha demostrado que se puede hacer. La pregunta es cómo van a utilizar esta información.

Si no crees en el capitalismo “con rostro humano”, ¿qué abogas como sistema alternativo?

Los cambios revolucionarios no suceden de la noche a la mañana, pero hay muchos que creen que algo mejor es posible. Si vas a China, verás que ocurrió una transformación revolucionaria y todo el mundo es optimista acerca de la idea de que se puede cambiar el mundo y hacerlo muy rápidamente.

Por otro lado, soy lo suficientemente viejo para recordar al mundo antes del neoliberalismo, era un mundo muy diferente, las relaciones sociales existentes, e instituciones en que las que las personas confían o no. Mucho de esto se ha terminado. Hubo una revolución, o más bien una contrarrevolución, que nos llevó de la socialdemocracia a esta política de austeridad de derecha.

¿Estás hablando de los 50, 60?

Sí, los 70 y 80 fueron el punto de inflexión. Estos grandes cambios ocurren. Esta es una historia que no ha sido bien contada. La clase capitalista estaba hasta ese momento bastante desorganizada, y se organizó en los años 80, el nivel ideológico y de estrategia. La izquierda ha fallado por varias razones, en parte por la represión sobre muchos de sus movimientos, pero también por tener ideas equivocadas sobre cómo podría funcionar una economía alternativa. Por desgracia, el modelo soviético no es un buen modelo, el chino se convirtió varias veces en un desastre, por lo que la izquierda quedó muy confundida acerca de qué tipo de modelo alternativo podría ser creado. Esto permitió que el neoliberalismo ganase espacio. Hoy en día hay experimentos en marcha en torno a una economía solidaria, o formas colectivas de propiedad, o formas alternativas de gobierno y los sistemas monetarios. No sabemos qué va a resultar de ellas al pasar a una escala mayor, debido a que muchas de estas experiencias son apenas locales. Sin embargo, hay una forma sencilla de empezar a pensar en estas cosas. En mi tiempo, la educación superior era gratuita. Desde entonces se ha convertido cada vez más en un commoditie. Bernie Sanders vino a defender un sistema de educación superior gratuita. No hay ninguna razón para no hacerlo. Se acabaría con las enormes deudas que tienen los estudiantes. Y muchos piensan ahora, “eso no es una mala idea”. No parece molestarles que eso sea socialismo, si tiene sentido para ellos. Debe haber un sistema de salud para todos y terminar con esta tontería de las compañías de seguros, que pierden su tiempo y el nuestro en un trabajo inútil como es el de buscar como negarnos nuestros derechos.

Hablas de socialismo y marxismo, pero para mucha gente son palabras estrechamente asociadas con regímenes represivos sin libertad política…

Las personas pueden preferir ser libres sin acceso a la salud. Marx siempre hablaba de la libertad: los trabajadores son libres en un doble sentido, para hacer un contrato con quien quieran, y también libres de cualquier acceso a los medios de producción. Tienen que comprarlos. Si usted no es capaz de comprar, pasa hambre. Sí, hay un intercambio. Hay un sistema de completa libertad. Un sistema libre siempre se basa en un porcentaje de falta de libertad. La libertad es a menudo un contexto de ciertos tipos de dominación.

Re: HARVEY, David

NotaPublicado: Dom Dic 03, 2017 3:41 pm
por e-trax

Ignasi Gozalo-Salellas, Álvaro Guzmán Bastida y Héctor Muniente, en entrevista con David Harvey, con el título “Todos debemos participar en un proceso revolucionario que nos aleje de la locura del capitalismo”, en CTXT, el 22 de noviembre de 2017, escribió:
Portada

David Harvey, legendario geógrafo y teórico marxista, es el primer entrevistado de la serie. De su mano, "Qué Hacer" se embarca en un viaje tras la estela de los flujos del capital en el planeta. Harvey encuentra en dichos flujos los orígenes de las crisis que nos afectan -- la social, la climática y la política-- incluido el ascenso político de Donald Trump. Pero el profesor emérito de la City University of New York también observa puntos de tensión en el sistema que origina esas crisis. Tan implacable en sus métodos como ecléctico al elegir dónde poner la lupa, el académico británico ofrece un análisis totalizador, que nos invita a pensar qué nos trajo hasta aquí para así poder afrontar cómo salimos de esta.



CTXT: Esta serie arranca con una premisa para enfocar soluciones políticas a tiempos convulsos: ‘Qué hacer?’Usted ha dicho alguna vez que si la energía que se emplea hoy en día en la ayuda humanitaria se dedicase a desarrollar modelos para superar el capitalismo nos iría mucho mejor como sociedad. Partiendo de esa base, ¿cómo respondería a la pregunta ‘Qué hacer?’

D.H.: La revolución es un proceso. No es un acontecimiento, y es un proceso que tarda mucho en salir adelante y tiene que avanzar en diferentes frentes. Supone transformaciones en conceptos mentales sobre el mundo, las relaciones sociales, las tecnologías y también en estilos de vida. Ahora bien, cada uno de nosotros tiene una posición en nuestra sociedad, donde puede contribuir en alguno de estos frentes. Yo soy académico y puedo intentar influir en los conceptos mentales del mundo, pero sé que no es lo único que hay que hacer. Así, todos tenemos que emplear nuestras habilidades para lograr un proceso revolucionario que nos aleje de la locura del capitalismo contemporáneo para crear una sociedad cuerda en la que cada uno de nosotros tenga una vida decente y unas condiciones de vida decentes y conceptos razonables sobre un futuro decente.


CTXT: Ha dedicado gran parte de su vida al estudio y la difusión de la obra de Marx. Muchos críticos del marxismo hoy en día --tanto en la derecha como en la izquierda-- señalan que si bien esas ideas pudieron ser útiles para el siglo XIX, han dejado de ser relevantes. Usted no tiene inconveniente en abordar asuntos aparentemente dispares, según el mundo que le rodea cambia, desde el desarrollo tecnológico a la crisis climática. Para quienes no conozcan la obra de Marx o no la hayan leído, ¿por qué sigue teniendo valor, en pleno siglo XXI, dados los retos a los que nos enfrentamos, y el mundo en que vivimos?

D.H.: Hay una historia del marxismo que es problemática, y tiene cosas muy buenas y cosas muy malas. Es como el capitalismo. Es como todo. Después están los escritos de Marx, que me impresionan particularmente. Lo que hacía era abstraerse de las actividades cotidianas de una economía y trataba de contribuir al entendimiento del modo en que funciona el capital. El capital tan solo es la producción de valor y plusvalías a través de una serie de configuraciones y actividades, y en la época de Marx, ese sistema de llevar el pan a la mesa y todo ese tipo de cosas, ese sistema existía sólo en un relativamente pequeño rincón del mundo. Ahora, el mundo entero está atrapado es el modo de producción capitalista. Si vas a China, lo ves. Si vas a India, lo ves. Si vas a Brasil, lo ves. Vayas adonde vayas, lo ves.

De modo que no escribía sobre el siglo XIX. Escribía sobre algo llamado capital y sobre cómo funciona el capital. El capital sigue con nosotros, y sigue haciendo cosas muy perjudiciales y sigue haciendo algunas cosas muy fascinantes, y Marx tiene un modo de analizarlo que examina sus contradicciones. Por una parte, desarrolla tecnologías nuevas. Por otra parte, observamos cómo estas nuevas tecnologías no se emplean para liberar a los seres humanos y emanciparlos, sino para generar más riqueza y poder para unos pocos. La economía contemporánea tiende a evitar las contradicciones. No le gustan las contradicciones, así que finge que no existen. Ahora bien, Marx va y dice que el capital por definición es contradictoria, y si quieres un análisis sobre el funcionamiento de las contradicciones, tienes que ponerte y tienes que estudiar a Marx.


CTXT: Se habla ahora mucho del espíritu empresarial, que la gente cree sus propios puestos de trabajo, nuevas empresas por todos lados. ¿Cómo ves esto?

D.H.: Hay maravillosas historias de personas que se han convertido en empresarios brillantes, pero hay muchos que han intentado y han fracasado. Aun cuando los resultados implican inmensa auto-explotación. Hay cálculos sobre la cantidad de trabajo que se hace colectivamente en Internet y les pagan menos de dos dólares la hora. Y sólo se cuentan los casos de éxito que aparecen en los periódicos. ¿Cuántas personas fracasan? ¿Cuántas hacen el trabajo del que otros se apropian? Las organizaciones como Google o Amazon son grandes en apropiarse del trabajo de otros.


CTXT: Ha desarrollado en su trabajo la idea de que el modo en que salimos de una crisis --la manera en que nos enfrentamos a las contradicciones que nos arrojaron a ella-- determina la siguiente crisis. Me pregunto, una década después de la última gran crisis financiera, ¿ha observado algo en la manera en que salimos de ella que le ayude a explicar la situación política en EE.UU. y el resto del mundo?

D.H.: A toda crisis que ha tenido lugar desde la década de 1980 le ha seguido lo que llamamos una recuperación sin empleo, que es como se encuentra la clase trabajadora que no se ha recuperado de la crisis. El capital se ha recuperado, pero la gente no. En 2009, las estadísticas oficiales mostraban que nos habíamos recuperado, pero todo el mundo sabía que no había trabajo. No había trabajos decentes. Las crisis son una de las maneras que tiene el capital para renovarse, de modo que no suponen el final del capitalismo. En realidad son un modo de reconfigurar el capitalismo, y creo que cabe preguntarse si 2007, 2008 era el modo en que iba a reorganizar el capital. Bien, en múltiples aspectos no se reorganizó en absoluto. Mi interpretación del neoliberalismo fue que desde el principio fue un proyecto político acerca de la consolidación y la creciente concentración de la riqueza y el poder dentro de la clase capitalista, y que la concentración ha continuado.


CTXT: Algunos leímos la elección de Trump, de la mano del Brexit y otros fenómenos, como una señal del fin de la era neoliberal. Como, entre otras cosas, historiador del neoliberalismo, ¿la leyó usted del mismo modo? Me refiero en concreto a su decisión de sacar a EEUU de acuerdos comerciales como el TPP o el NAFTA, sus promesas de crear puestos de trabajo, etc. Un año después de su elección, ¿cómo interpreta el ascenso político de Trump y su encaje con el proyecto neoliberal?

D.H.: Los únicos que verdaderamente se han beneficiado de la crisis de 2007-2008 fueron el 1% más rico y el 0,1% más rico, mientras que todos los demás perdían. Una de las cosas que ha cambiado es que después de 2007-2008 ya no era posible alegar ideológicamente que los mercados lo resolverían todo. El neoliberalismo era inestable y era probable que evolucionara en algo que se haría muchísimo más autoritario. El neoliberalismo generó una gran desilusión. Las poblaciones cada vez se sentían más alienadas en sus puestos de trabajo. De modo que los trabajos dignos cada vez eran más difíciles. La vida cotidiana cada vez era más agobiante, y la política no hablaba de esa alienación. Entonces apareció Donald Trump y habló de ello de un modo u otro, de forma que las poblaciones alienadas no necesariamente votan a la izquierda. Pueden volverse neo-fascistas. Pueden ir en cualquier dirección y creo que existía cierto anhelo, en muchos sectores de la población alienada, de que se produjera una alteración de algún tipo.

Lo que Donald Trump prometió fue alteración y lo que por supuesto ha proporcionado ha sido alteración. Creo que es significativo que haya recurrido a Goldman Sachs para sus nombramientos económicos y que Goldman Sachs haya controlado el Departamento de Tesoro de EE.UU. desde aproximadamente 1992. Trump ha eliminado normativas que detenían la concentración de mayor riqueza y poder, de modo que no ha adoptado ninguna medida en absoluto en ese sentido. Solo ha continuado el proyecto neoliberal porque él es la quintaesencia del hombre neoliberal en persona. Hay un estancamiento general, y, a la vez, la continua acumulación de riqueza y poder por parte de los que cada vez se están convirtiendo más en una especie de oligarquía global. Entonces surge la pregunta: ¿de quién es la culpa?

Ahora bien, se puede echar la culpa al capital. Yo culparía al capital, pero a los capitalistas no les gusta que les culpen de las crisis. Les gusta echar la culpa a otros, de modo que los inmigrantes son el problema o la deslocalización es el problema desde las décadas de 1970 y 1980.La pérdida de empleo en la fabricación se debe al cambio tecnológico, no a que se envíe a China, no a que se envíe ahora. Si te presentas a unas elecciones y dices que estás en contra del cambio tecnológico mira lo lejos que puedes llegar. Si te presentas y dices que esa pérdida de empleos tiene que parar, que tenemos que impedir la entrada a los inmigrantes y tenemos que culpar a alguien más, ¿a quién culpamos? A China, y así tenemos ahora mismo las políticas en contra de los inmigrantes y las políticas en contra de China. Ahora bien, esto es interesante. China, dijo Trump, el primer día que suba al poder, me encargaré de eso. ¿Ha sido capaz de encargarse de ello? En absoluto. ¿Quién posee la deuda de EE.UU.? China. Y ese fue un momento interesante en la crisis, que es cuando aparecen Fannie Mae y AIG, las dos grandes compañías aseguradoras. El 60% de las acciones de estas instituciones pertenecían solo a los chinos y a los rusos, y en 2008 los rusos fueron a los chinos y les dijeron: “Vendamos todas nuestras acciones, colapsemos el mercado de Estados Unidos”. Si lo hubieran hecho, habría sido un desastre. Los chinos no lo hicieron porque no tenían ningún interés en arruinar la economía de EE.UU. porque esa economía es su mercado principal. A los rusos les da igual el mercado de EE.UU. porque no es importante para ellos. Pero esta es la situación: si Estados Unidos intenta presionar demasiado a China en cuestiones comerciales, China tiene mucho poder sobre la economía estadounidense. Si EE.UU. empieza a dejar de vender sus productos en el mercado, entonces los chinos dirán, está bien, no tenemos razón alguna para mantener tan precipitadamente el mercado de EE.UU. Vamos a deshacernos de toda la deuda, y entonces veremos qué le pasa con el endeudamiento de Estados Unidos.


CTXT: El imperialismo es un concepto al que ha dedicado gran parte de su trabajo, incluido un libro completo. Sin embargo, últimamente ha dicho que ya no le parece un concepto útil para entender el mundo. ¿Por qué lo cree así? ¿Tiene algo que ver con su análisis de los flujos del capital y el advenimiento de una clase rentista global?

D.H.: No creo que la explotación de la gente en una parte del mundo por alguien que está en otra parte del mundo haya cesado en absoluto. De hecho, se realizan enormes transferencias de valores principalmente en tiempos de crisis. Ese 1% de más ricos en realidad ha alcanzado ese puesto gracias a transferencias masivas de riqueza de la población mundial general a dicha clase, y de este modo, se trata más de una cuestión de clase que del hecho de que una parte del mundo domine a otra.

¿Puede la gente conservar su patrimonio? ¿Puedes obtener ingresos sobre las rentas, sobre alquiler de propiedades, de inmuebles? Y, cada vez más, por supuesto, en los últimos 50 años, se imponen los ingresos sobre la propiedad intelectual. Hay muchas corporaciones capitalistas que creen que unos ingresos sobre la propiedad intelectual es lo único que han de tener y que no tienen que producir nada. De modo que hay organizaciones como Google o Facebook u otras parecidas que son la base de fortunas tremendas que acumulan unos pocos basadas en el cobro de réditos. Cuando se observa la estructura de los activos del 1% o el 0,1% de los más ricos, dos tercios de los activos son en propiedad o similar. La gente muy, muy, muy rica está empezando a dedicarse a este proceso de acumulación de tierras. Un gran pedazo de la Patagonia pertenece a una sola familia.


CTXT: Deteniéndonos por un momento en el medioambiente, ¿cómo relaciona la emergencia de esa oligarquía global con la crisis climática a la que nos enfrentamos? Pareciera que la decisión de Trump de sacar a EEUU del Acuerdo de París no hará más que ahondar en esa crisis. ¿Comparte el diagnóstico?

D.H.: El contexto de esto es que hay algún tipo de relación con la naturaleza, una relación metabólica con la naturaleza. Marx se refiere a esto como regalos de la naturaleza, y para que el capital sobreviva tiene que haber un caudal de estos regalos de la naturaleza, lo cual supone que tiene que estar en posición de apropiarse o si se quiere emplear otro lenguaje, saquear los regalos que ofrece el entorno natural que entonces se puede incorporar en el sistema de circulación.

Por ejemplo, hemos hablado de por qué Trump no organizó un vasto proyecto de infraestructura. ¿Quién organizó un enorme proyecto de infraestructura en 2007, 2008? China. Los chinos consumieron en dos años más cemento, un 40 % más de cemento que los Estados Unidos en 100 años. Necesitaban resolver el problema del desempleo. Resolvieron ese problema descargando en el entorno, y el resultado ahora es un desastre medioambiental en muchos sentidos. Ahora bien, los chinos son conscientes de ello y ahora están diciendo que muy bien, vamos a tener coches eléctricos y a reorganizar la sociedad porque ahora tenemos que solucionar el problema medioambiental. A esto me refiero cuando digo que el capital traslada sus problemas. Tenían un problema de desempleo. Lo solucionaron, pero ahora tienen un problema medioambiental. ¿Y cómo lo van a resolver? Bueno, lo harán con otra cosa y probablemente descubriremos que hay dificultades financieras. Esto está conectado con el hecho de que el capital como sistema tiene que crecer. No puede ser siempre el mismo.

Creo que el Acuerdo de París era sumamente deficiente. Intentó resolver el problema del cambio climático recurriendo a las fuerzas del mercado, y creo que en realidad las fuerzas del mercado son el problema y no la solución. No estoy particularmente molesto con que Trump se saliera de él.

Cómo idear una transición en la que la mayoría de nosotros no pase hambre me parece que tiene que ser parte de lo que consista cualquier revolución o transformación. Creo que sigue habiendo una tendencia en la sociedad que establece esta distinción cartesiana entre humanidad y naturaleza o cultura y naturaleza, y economía y naturaleza como si fueran dos compartimentos separados, pero soy tristemente célebre por decir que no hay nada antinatural en la ciudad de Nueva York. Las hormigas construyen hormigueros. Los seres humanos construyen ciudades. Es decir, que ... los castores construyen presas. Todos los organismos a cierto nivel transforman sus entornos de manera que se suponen positivos para ellos. En lugar de verlo como un conflicto entre cultura y naturaleza, lo veo como un conflicto entre posiciones, si se prefiere o entre poblaciones, que están discutiendo que deberíamos estar yendo en otra dirección.

La cuestión es a quién beneficia todo esto. Ahora mismo, las transformaciones medioambientales son esencialmente las que dicta el capital, que no se está organizando para el bienestar de la población. Aquí en Nueva York, por ejemplo, hay un enorme boom inmobiliario en el que todo son estructuras de inversión para ingresos altos. Tenemos una crisis de vivienda asequible. Estamos construyendo para los multimillonarios de los estados del golfo y Rusia y de allá donde se pueda invertir, de modo que puedan tener un lugar para venir come y quedarse dos semanas al año en las que van de compras o lo que sea. Es una locura. Es una economía demente, y sigo pensando para mis adentros que es tan demente que no entiendo por qué la gente lo sigue tolerando. Esto se debe al hecho de que el proyecto neoliberal de concentración de la riqueza y poder está cambiando la forma de nuestras ciudades convirtiéndolas en ciudades para invertir, no en ciudades para vivir.


D.H.: Hay un concepto que usted desarrolló mucho antes del ascenso de Trump, y que tiene especial resonancia en el momento político actual: la alienación universal. ¿En qué consiste esa idea, qué manifestaciones tiene, y cómo puede ayudarnos a entender el presente e imaginar el futuro?

CTXT: Es interesante, muchas de las revueltas que han tenido lugar en el mundo en los últimos 15 o 20 años han sido en torno a problemas urbanos. El parque Gezi en Turquía, las revueltas en ciudades brasileñas en 2013, etcétera. Mucho descontento en zonas urbanas, incluso sobre asuntos como la vigilancia policial y demás... Estamos viendo muchos disturbios urbanos, y tiendo a pensar que se trata de una de las zonas clave de organización y reflexión, el lugar donde realmente podemos cambiar la naturaleza del capitalismo. No solo luchando por los problemas en el lugar de trabajo, algo que sigue siendo tremendamente importante, pero también luchando por unas nuevas condiciones en el espacio vital donde todos podamos tener un hogar decente y un entorno decente e imaginemos una vida cotidiana decente.

Cuando la gente empieza a decir qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi trabajo, y las encuestas indican que aproximadamente el 70 % de la población en Estados Unidos bien odia su trabajo o bien le es absolutamente indiferente de lo que trata... Cuando piensas en las novedades que ahorran tiempo en el hogar, pero si vas por las casas y preguntas: “¿tienes mucho tiempo libre?”, la respuesta es que no tenemos tiempo libre en absoluto. Una de las genialidades de Marx fue sugerir que el tiempo libre es señal de una gran sociedad, pero el hecho es que incluso la vida diaria en la ciudad te absorbe. Que si llevo la televisión a arreglar e invito a alguien a casa... y las frustraciones de hacer frente al seguro médico... y lo que se te ocurra. El papel de la maquinaria no es la de facilitarte el trabajo. El papel de la maquinaria es establecer una situación donde el capitalista puede obtener más plusvalía. Por este motivo la maquinaria no revertirá en beneficio del trabajo. Siempre se utilizará bajo el capitalismo para beneficiar al capital.

Lo mismo se aplica a los procesos culturales de consumo. Todos hemos visto esa especie de pequeños robots que merodean por el suelo y lo limpian por ti y ese tipo de cosas, pero ¿cuál es propósito de todo eso? ¿El propósito es darle tiempo libre a la gente o en realidad es llevarla a una situación en la que cada vez es más consumista? De modo que el consumismo consiste en liberar a la gente de las labores domésticas para que puedan salir y comprar. Es decir, la gente no tiene tiempo de tumbarse ni el derecho a vaguear. Eso provoca mucho estrés y mucha alienación, porque ves que estás sumamente ocupado, pero ¿con qué propósito y para el propósito de quién? Y sabes que no es tu propósito. Es el propósito de otro. ¿El propósito de quién? Creo que es probablemente uno de los problemas más serios que subyacen en gran parte de las turbulencias políticas que estamos viendo.