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BORDIGA, Amadeo (1889–1970)

NotaPublicado: Vie Dic 04, 2009 9:47 pm
por Duarte
Amadeo Bordiga


(wikipedia | marxists internet archive | international library of the communist left)


Introducción

En la entrada en italiano de la wikipedia, que traduzco, se escribió:Amadeo Bordiga (Ercolana, 13 de junio de 1889 - Formia, 23 de julio de 1970) fue un revolucionario comunista italiano. Estuvo entre los fundadores del Partido Comunista de Italia. Fue crítico respecto a la involución estalinista de la Tercera Internacional y animador de una nueva forma partido (orgánico).

Su padre Oreste, del Piamonte, fue un estimado estudioso de ciencias agrarias; su tío paterno, Giovanni, fue un matemático, profesor en la Universidad de Padua, militante del radicalismo del "Risorgimento" tardío; su madre, Zaira, descendía de una antigua familia florentina; y su abuelo materno tomó parte en las luchas del "Risorgimento". El ambiente familiar fue fundamental en la formación del joven revolucionario. Bordiga se licenció en ingeniería en el Politécnico de Nápoles en 1912. Ya se había aproximado al movimiento socialista durante la enseñanza secundaria, a través de un profesor de física militante del partido socialista italiano.

Tuvo un papel activo en la oposición de los socialistas radicales a la guerra de Libia, tanto en las asambleas como en la calle. En abril de 1912 fundó junto a otros jóvenes compañeros el Círculo Carlos Marx, grupo que se salió de la sección napolitana del PSI sin escindirse del partido a nivel nacional. Reingresó un poco más tarde y, bajo su influencia, la sección napolitana del partido se convirtió en el núcleo de una combativa corriente que poco a poco se hizo un hueco en la juventud socialista y en los congresos nacionales del partido. Vivía entonces en el área industrial del este de Nápoles, que era en aquel entonces una de las más desarrolladas de Italia.

Desde el principio fue profundamente hostil a la democracia representativa, que consideraba vinculada estrechamente al electoralismo burgués: "Si existe una total negación de la acción democrática, hay que buscarla en el socialismo" (en Il Socialista, 1914). Era, además, partidario de la subordinación de los parlamentarios socialistas a la dirección del partido, frente a libertad de acción que, de hecho, el partido les concedía. Era también contrario a la masonería.

Al estallar la guerra mundial, en 1914, se distinguió por su campaña rigurosamente antimilitarista. En 1915 fue llamado a filas y tuvo que suspender su actividad abierta contra la guerra. Exonerado del servicio activo por su grave miopía, retomó la actividad política presentando en el partido en 1917 una moción contra la consigna ambigua de "ni adherirse ni sabotear" la entrada de Italia en la contienda. El resultado de la moción sorprendió a los dirigentes del partido: 14.000 votos para la moción de la Izquierda y 17.000 para las agrupaciones alineadas con la dirección. En agosto de 1917, Bordiga animó la fracción intransigente revolucionaria de cuya tesis política fue autor, aceptada por casi unanimidad en el siguiente congreso de la Federación Juvenil.

Al estallar la revolución rusa en octubre de 1917 se adhirió al movimiento comunista internacional y constituyó la Fracción Comunista Abstencionista dentro del PSI. La fracción se proclama abstencionista, ya que se oponía a la participación en las elecciones burguesas. Confluyó esta con la corriente turinesa de l'Ordine Nuovo, dirigida por Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti. Ambas se escindieron del PSI y fundaron el Partito Comunista d'Italia (PCd'I). Era el epílogo de una larga división interna en el seno de los socialistas que, desde 1919, se encontraban en el dilema de si aceptar o no, integralmente, las condiciones impuestas por el leninismo para adherirse a la III Internacional.

Durante la disputa de estas condiciones, Bordiga, como delegado en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista en 1920, pidió que se añadieran dos condiciones a las 19 ya fijadas por Lenin. A pesar del apoyo de Lenin a los comunistas italianas contra los reformias del PSI, la posición abstecionista de Bordiga fue criticada por el mismo Lenin en El izquierdismo: enfermedad infantil del comunismo.

Bajo el liderazgo carismático de Bordiga, el PCd'I empezó a ser una organización muy diferente de los otros partidos adheridos a la III Internacional. Su composición mayoritariamente obrera no había producido la habitual jerarquía interna piramidal con intelectuales en su cumbre. Por otro lado, su rigurosa disciplina interna no se basaba en las disposiciones estatuarias, sino más bien en su programa y en su "centralismo orgánico". Esta peculiar situación fue explicada y reivindicada ya en 1921 como elemento distintivo de la Izquierda Comunista italiana. En un artículo del mismo año, Bordiga aclara que el partido revolucionario se caracteriza por ser ya el proyecto, la base fundante, de la sociedad futura, de la que procede su específica naturaleza y estructura, mientras que rechaza cualquier mecanismo interno inspirado en la sociedad presente.

Bordiga fue elegido para el comité central del PCd'I, del que fue miembro hasta su encarcelamiento en 1923. En junio él y otros dirigentes presos fueron retirados de la dirección del partido por órdenes de Moscú. En 1926 participó en el Congreso clandestino de Lyon (Francia) donde la izquierda quedó en minoría frente a los alineados con Moscú (Gramsc, Togliatti, Terracini).

Justo después del Congreso de Lyon, donde se presentaron las últimas tesis que la Izquierda Comunista pudo escribir en defensa de la Internacional, Bordiga participó en el VI ejecutivo ampliado de la Internacional Comunista, donde intentó, por última vez, intervenir en defensa de los principios fundacionales de aquello que tenía que ser el partido (comunista) mundial. En el mismo año fue encarcelado y confinado en la isla de Ustica, donde contribuyó a organizar la vida de los presos políticos junto a Gramsci. Una vez excarcelado, estuvo cada vez más marginado de la actividad política hasta que el 20 de marzo de 1930 fue expulsado por haber defendido a L. Trotski, a pesar de sus divergencias políticas con él. Durante algunos años no pudo desempeñar un papel político activo, ya que estaba controlado día y noche por la policía fascista.

Al principio de la posguerra, tuvieron lugar las primeras reuniones conjuntas con viejos compañeros del partido comunista, pero Bordiga rechazaría tomar reintegrarse si éste renacía sobre las bases de la vieja internacional degenerada. Entonces empezó a colaborar con el periódico Battaglia Comunista, en 1945, órgano del recién fundado Partido Comunista Internacionalista.

Para el primer número de la revista Prometeo, órgano teórico del mismo partido, en 1946, escribió un boceto de programa que tenía que servir como referente. En 1949 empezó a escribir una serie de 136 artículos con el título "Sobre el hilo del tiempo", orientado a probar la necesaria continuidad entre los orígenes del movimiento comunista y las tareas actuales. Sobre la base de esta configuración teórica escribió una gran cantidad de artículos y ensayos para demostrar que había que considerar a la URSS como un país capitalista fundado en un "industrialismo de Estado". Esta postura era irreconciliable con el estalinismo y el togliattismo que sostenían, en cambio, la idea de que en Rusia se estaba construyendo el "socialismo en un solo país".

Desde 1945, apoyó desde afuera la organización del Partido Comunista Internacionalista. Afirmó que no quería estar presente en ninguna conferencia o congreso para no influenciar con su carisma al conjunto de la militancia. Algunos artículos como "Bussole impazzite" ("Brújulas enloquecidas") fueron escritos contra la confusión que reinaba en el joven partido, como también el esbozo de tesis "Naturaleza, función y táctica del partido revolucionario". En 1951, preparó con varios compañeros de partido, las "Tesis características", por la cual se consumó la escisión de la corriente que dirigía Onorato Damen. Desde entonces, la actividad propagandística de Bordiga prosiguió de forma anónima en el periódico Il programma comunista, que se volvió el órgano de prensa de un nuevo "Partido Comunista Internacionalista" que, tras otra escisión en 1964, adquirió la denominación de Partido Comunista Internacional.

La nueva organización se basaba en el centralismo orgánico, ya proclamado en la década de 1920, y ahora más significativo que nunca, en el sentido que era un rechazo del "centralismo democrático", modelo organizativo propio de la III Internacional. De todas formas, seguía criticando la URSS desde la izquierda, de acuerdo con los principios del marxismo y de Lenin.

En 1964-1966 fijó en nuevas tesis las que tenían que ser las bases históricas y organizativas del partido revolucionario, acompañadas por el intenso trabajo de defensa del programa y de restauración teórica iniciado en la posguerra. En 1969, sufrió una semiparálisis. Este hecho no le impidió dejar una larga entrevista, en junio de 1970, un mes antes de morir, que fue casi un testamento político.





Bibliografía compilada (fuente)





Ensayo





Artículos





Sobre Bordiga (ensayos)





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NotaPublicado: Sab Dic 05, 2009 10:30 am
por Rodrigo
Se agradece, lo estaba buscando!

NotaPublicado: Sab Feb 06, 2010 11:17 am
por Duarte
fuente: http://www.quinterna.org/lingue/espanol ... korsch.htm

Publicado por primera vez en Prometeo, 1928

Traducido por Balance (octubre 2003)


Carta de Amadeo Bordiga a Karl Korsch




Nápoles, 28 de octubre de 1926.


Querido camarada Korsch,


Las cuestiones son hoy tan graves que sería verdaderamente necesario poder discutirlas cara a cara, amplia y detenidamente: pero esta posibilidad por ahora no la tendremos, desgraciadamente. Ni siquiera la de escribirnos detalladamente sobre todos los puntos de su plataforma, algunos de los cuales podrían dar paso a una útil discusión entre ambos.

Por ejemplo su "modo de expresarse" sobre Rusia no me parece correcto. No puede decirse que "la revolución rusa es una revolución burguesa". La revolución de 1917 ha sido una revolución proletaria, aunque sea un error generalizar las lecciones "tácticas". Ahora se plantea el problema de en qué cosa pueda convertirse la dictadura proletaria en un país si no se produce la revolución en los demás países. Quizás una contrarrevolución, o quizás una intervención extranjera, o bien un curso degenerativo del que habría de descubrirse y definirse los síntomas y sus reflejos en el partido comunista.

No puede decirse simplemente que Rusia es un país en el que se desarrolla el capitalismo. La cuestión es mucho más compleja: se trata de nuevas formas de la lucha de clases que no tienen precedentes históricos. Se trata de mostrar que toda la concepción de las relaciones con las clases medias, sostenida por los estalinistas, es una renuncia al programa comunista. Parecería que usted excluyese la posibilidad de una política del partido comunista ruso que no equivaliese a la restauración del capitalismo. Esto equivaldría a dar una justificación a Stalin, o a sostener la inadmisible política de "dimitir del poder". Sin embargo es necesario decir que una política correcta y clasista en Rusia habría sido posible sin la serie de graves errores de política internacional cometidos por toda la "vieja guardia leninista" conjuntamente.

Tengo además la impresión -me limito a vagas impresiones– que en sus formulaciones tácticas, aún cuando son aceptables, otorga un valor demasiado preponderante a la sugestión de la situación objetiva, que hoy puede parecer haber girado a la izquierda. Debe saber que nosotros, la izquierda comunista italiana, hemos sido acusados de negarnos a examinar las situaciones: esto no es cierto. Siempre hemos intentado la construcción de una línea de izquierda verdaderamente general y no ocasional, que se fortalece a sí misma a través de fases y desarrollos de situaciones distantes en el tiempo y variadas, probándolas todas en el buen terreno revolucionario, sin ignorar las distintas características objetivas.

Voy sin más a su táctica. Para expresarme con fórmulas coloquiales y no… oficiales, diré que me parece todavía, en las relaciones internacionales del partido, demasiado elástica y demasiado… bolchevique. Todo el razonamiento con el que justifica la posición respecto al grupo Fisher, esto que contaba con empujarlo hacia la izquierda, o, si rehusaban, desvalorizarlo a ojos de los obreros, no me convence y me parece que tampoco en los hechos ha dado buenos resultados. En general, creo, que en primer lugar, hoy, más que la organización y la maniobra debe emprenderse un trabajo previo de elaboración de ideología política de izquierda comunista internacional, basada en las elocuentes experiencias atravesadas por el Comintern. Estando muy atrasados en este punto, cualquier iniciativa internacional se hace muy difícil. Son escasas las coincidencias en nuestras posiciones respecto a la cuestión de la izquierda comunista rusa. Es significativo que hayamos visto las cosas de forma muy distinta: vosotros que desconfiabais de Trotsky, habéis aceptado rápidamente el programa de la solidaridad incondicional con la oposición rusa coincidiendo más con Trotsky que con Zinoviev (comparto esta preferencia). Hoy, que la oposición rusa ha tenido que someterse, habláis de una declaración en la que debería atacársela por haber abandonado la bandera, cosa que yo no sería partidario de hacer ya que antes nosotros no hemos creído oportuno "fundirnos" bajo esta bandera internacional cuando era sostenida por la oposición rusa.

Zinoviev y Trotsky son sobre todo hombres que tienen un gran sentido de la realidad; y han comprendido que es necesario encajar golpes sin pasar a una ofensiva abierta. No estamos en el momento de la clarificación definitiva, ni de la situación exterior ni de la interior.

1. Compartimos las críticas de la izquierda comunista rusa a las orientaciones de la política estatal del partido comunista ruso. La dirección emprendida por la mayoría del Comité central es combatida por nosotros porque prepara la degeneración del partido comunista ruso y de la dictadura del proletariado, y les conduce fuera del programa del marxismo revolucionario y del leninismo. En el pasado no combatimos la política de estado del partido comunista ruso mientras ésta se limitó al campo delimitado en el discurso de Lenin sobre el impuesto en especie y el informe de Trotsky al IV Congreso mundial. Aceptamos las tesis de Lenin en el III Congreso.

2. Las posiciones de la izquierda comunista rusa sobre la táctica y la política de la Comintern, a parte de la cuestión de la responsabilidad pasada de muchos de sus miembros, sin insuficientes. Ni siquiera se aproximan a cuanto dijimos desde el inicio de la Internacional Comunista sobre las relaciones entre partido y masa, entre táctica y situación, entre partidos comunistas y el resto de partidos también llamados obreros, sobre la valoración de las alternativas de la política burguesa. Se acercan algo más, pero no del todo, a las cuestiones sobre el método de trabajo en la Internacional y a la interpretación y funcionamiento de la disciplina interna y del fraccionalismo. Son satisfactorias las posiciones de Trotsky sobre la cuestión alemana de 1923, como suficiente es su juicio sobre la presente situación mundial. No puede decirse lo mismo de las rectificaciones de Zinoviev sobre la cuestión del frente único y de la Internacional Sindical Roja, y sobre otros puntos que tienen valor ocasional y contingente y que no dan fe de una táctica que evite los pasados errores.

3. Dada la política de presión y provocación de los dirigentes de la Internacional y de sus secciones, todo intento de organización de los grupos nacionales e internacionales contra la desviación derechista presenta peligros escisionistas. No hay que desear la escisión de los partidos y de la Internacional. Hay que dejar que madure la experiencia de la disciplina artificiosa y mecánica, siguiéndola en sus absurdos procedimientos hasta donde sea posible, sin renunciar jamás a las posiciones de crítica ideológica y política, y sin solidarizarse nunca con la dirección que hoy prevalece. Los grupos ideológicos que poseen una posición de izquierda tradicional completa no podían solidarizarse incondicionalmente con la oposición rusa, pero no pueden condenar su reciente sumisión, que no supone una conciliación, sino que es sólo consecuencia de unas condiciones que no tenían más alternativa que la escisión. La situación objetiva y externa es aún tal que ser expulsado de los cuadros del Comintern significa disminuir la capacidad, no solo en Rusia, de modificar el curso de la lucha de la clase obrera respecto a la que se tiene si se permanece en el interior de los partidos.

4. En todo caso sería inadmisible una solidaridad y unas declaraciones políticas comunes con elementos como Fisher y compañía que, incluso en otros partidos como el alemán, han tenido recientes responsabilidades de dirección del partido siguiendo la orientación derechista y centrista, y cuyo paso a la oposición ha coincidido con la imposibilidad de conservar la dirección del partido de acuerdo con la dirección central de la Internacional, y con las críticas hechas por la Internacional a su trabajo. Esto sería incompatible con la defensa del nuevo método y del nuevo curso de la Internacional comunista, que debe suceder al método maniobrero de carácter parlamentario y funcionarial.

5. Con cualquier medio, que no provoque la expulsión del partido, debe denunciarse a la dirección dominante como responsable de llevar al oportunismo y de traicionar la fidelidad a los principios programáticos de la Internacional, que incluso grupos distintos a los nuestros tienen el derecho de defender si se plantean la causa de las deficiencias iniciales – no teóricas, sino tácticas, organizativas y disciplinarias que han hecho que la Internacional sea aún susceptible de caer en peligros degenerativos.

Creo que unos de los defectos de la actual Internacional es el de ser "un bloque de oposiciones" locales y nacionales. Hay que reflexionar sobre esto, por supuesto sin llegar a exageraciones, pero atesorando estas enseñanzas. Lenin derrochó mucho trabajo en intentos de reagrupación material "espontánea" de varios grupos, para intentar sólo después fusionarlos homogéneamente, al calor de la revolución rusa. En gran parte no lo consiguió.

Comprendo perfectamente que el trabajo que propongo no es fácil en ausencia de medios organizativos, de prensa y propaganda, etcétera. A pesar de todo creo que aún debemos esperar. Llegarán nuevos acontecimientos externos, y en todo caso cuento con que el actual estado de asedio acabará por agotamiento antes de vernos obligados a responder a las provocaciones. Creo que no debemos, en esta ocasión, dejarnos arrastrar por el hecho de que la oposición rusa se haya visto obligada a firmar frases contra nosotros, aunque sólo fuera por ceder en algún punto en la tormentosa preparación del documento. También estos actos reflejos entran en el cálculo de los "bolchevizadores". Intentaré enviaros elementos de análisis sobre los temas italianos. No hemos aceptado la declaración de guerra constituida por los procedimientos de suspensión de algunos miembros directivos de la izquierda, y la cuestión no ha tenido continuidad de carácter fraccional. Las baterías de la disciplina han disparado hasta ahora con algodón. No es una línea demasiado hermosa y que nos plazca a todos, pero es la menos mala posible. Os mandaremos copia de nuestro recurso a la Internacional.

En resumen, no creo que sea el momento de hacer una declaración internacional como usted propone, y tampoco creo que podamos hacer nada en el plano organizativo. Sí creo que pueda ser útil hacer, en todos los países, manifestaciones y declaraciones ideológica y políticamente similares en su contenido sobre los problemas de Rusia y del Comintern, sin por ello llegar a caer en el extremo del "complot" fraccional, elaborando cada uno libremente su propio pensamiento y sus propias experiencias.

En esta cuestión interna insisto en que a menudo es mejor la táctica de dejarse llevar por los acontecimientos, que por supuesto en las cuestiones "externas" es muy dañosa y oportunista. Y aún más dado el juego especial del mecanismo del poder interno y de la disciplina mecánica que persisto en creer destinada a infringirse a sí misma.

Sé que he sido poco claro e insuficiente. Perdóneme y acepte mis cordiales saludos.