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Guerra nuclear (o atómica)

NotaPublicado: Lun Nov 28, 2022 5:35 pm
por Duarte
Guerra nuclear (o atómica)



Introducción

    [propia] En 1945 el imperialismo estadounidense anuló definitivamente al japonés con un bombardeo atómico que dejó casi cuatrocientos mil muertos en cuestión de segundos. Desde entonces, el cielo nuclear ha amenazado con caer sobre nuestras cabezas, sobre todo en el marco del enfrentamiento entre las dos grandes potencias resultantes de aquel conflicto, y hasta la disolución en 1991 de una de ellas, la Unión Soviética. En ese intervalo, el de la Guerra Fría, fueron innumerables las producciones cinematográficas que imaginaron el mutuo aniquilamiento, el apocalipsis y el invierno nuclear.

Pepe Ortega, en "Una historia siniestra", en Diagonal, nº 28, 12-26 de abril de 2006, escribió:El 6 de agosto de 1945 empezó una larga pesadilla que llega hasta nuestros días y ensombrece el futuro de la humanidad: la posibilidad de que una guerra nuclear acabe, si no con toda, con buena parte de la vida en la Tierra. Ese día EE UU lanzaba sobre Hiroshima la primera bomba atómica, con una potencia de 15 kilotones, que acabó con la vida de 110.000 personas. Tan sólo cuatro años después, la URSS hizo explosionar en Kazajistán su primera bomba atómica. Empezaba la Guerra Fría y otros estados se iban sumando al club de las potencias nucleares: Reino Unido (1952), Francia (1960), China (1964). Esos estados, además, desde una situación de privilegio, con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, gobernaban la política mundial. Y al poco, empezaron a preocuparse por la aspiración de otros estados de conseguir la “bomba”, por la llamada “proliferación nuclear”. Cierto es que el resto de la Comunidad Internacional también estaba horrorizada ante la posibilidad de una guerra nuclear entre los dos bloques militares, y empezaron los esfuerzos que condujeron el 12 de junio de 1968 a la firma del Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP). Y para su control, se creó la Oficina Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero el tratado nacía discapacitado: las cinco potencias nucleares tenían derecho a mantener sus arsenales, mientras el resto de los firmantes se comprometían a no tenerlos.

Si bien era importante administrar medidas que impidieran la proliferación, también lo era, y aquí aparece la principal objeción, que el TNP aceptaba el doble rasero moral de otorgar un derecho a unos mientras se lo negaba a otros. Esa situación no impulsaba al optimismo, sobre todo porque pocos años después, las dos principales potencias ayudaron a conseguirla a otros Estados no firmantes del TNP: la URSS lo hizo con la India (1998); EE UU con Israel y Pakistán (1998); y en 2003 se anunció que Corea del Norte, con la ayuda de China, también poseía la bomba. Además, en 1990 los arsenales alcanzaban la cifra de 50.000 ojivas nucleares con una potencia de 20.000 megatones, lo que equivale a un millón y medio de veces la bomba arrojada sobre Hiroshima y con capacidad de arrasar 15 veces el planeta.

El riesgo de las bombas nucleares no sólo estriba en el propio artefacto, sino también en tener la capacidad tecnológica de arrojarlas contra enemigos situados a miles de kilómetros, y por tanto de disponer de bombarderos o misiles capaces de transportarlas. Y ahí empezó otra carrera armamentista a la que se sumaron muchos países, pues poseer un misil o avión con esa capacidad otorga una ventaja estratégica. Otro peligro eran las pruebas nucleares que preocupaban al resto de la comunidad internacional. Ambas cosas condujeron a un sinfín de acuerdos de reducción de sistemas balísticos, de moratorias de pruebas nucleares, de zonas libres de armas atómicas. El más significativo surgió al final de la Guerra Fría: los acuerdos START I y II (1991-93) firmados entre Bush padre y Gorbachov, luego Yeltsin, que reducían los arsenales nucleares de ambas potencias entre 3.000 y 3.500 ojivas, lejos de las 45.000 que habían llegado a poseer. Estos acuerdos tuvieron continuidad en mayo de 2004 entre Bush hijo y Putin, que anunciaron la reducción a 1.700 y 2.200 las ojivas por bando.

Esperanza de un desarme nuclear total que, a tenor de los hechos más recientes, se ha convertido en una imposible utopía. Sobre todo si nos remitimos a cómo ha evolucionado el panorama estratégico mundial. La responsabilidad es primero de EE UU como primera potencia militar, pues puso en marcha varios programas militares estratégicos: reanudó el programa del escudo antimisiles con la pretensión de convertir su territorio en invulnerable; anuló el tratado ABM de 1972, que impedía el despliegue de defensas antimisiles; se retractó del acuerdo de abolición de pruebas nucleares (CTBT); puso en marcha un programa de satélites militares XSS-11 para facilitar el lanzamiento de cilindros de tungsteno, titanio o uranio, un arma para atacar cualquier objetivo en tierra; un programa de armas nucleares de nueva generación y baja potencia para destruir búnkeres en el subsuelo; impulsó a sus aliados en Taiwán, Japón e Israel a incrementar la compra de sofisticados equipos de armas.

Además, persiste un hecho paralelo que no debemos olvidar. Las centrales nucleares tienen un riesgo añadido, aparte del peligro de accidente (Chernobil): ofrecen la posibilidad de mercados ilegales de uranio y plutonio enriquecido que servirán para la obtención de nuevas armas atómicas. Por ello se deben erradicar las centrales nucleares. Si bien debemos dar por bienvenidos los acuerdos de reducción de armas nucleares, la mejor manera de impedir la proliferación es el abandono de las centrales, pues es la única garantía de alcanzar algún día la desnuclearización total. Un último recordatorio. En 1955 se publicaba el Manifiesto Russell-Einstein, donde ambos advertían que la posesión de armamento atómico conduciría tarde o temprano a una guerra nuclear de exterminio global. Pero ese Manifiesto era más ambicioso y apuntaba un objetivo final para impedir la utilización de armas de destrucción masiva, abolir la guerra como método para resolver los conflictos entre estados.





Ficción

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    Cloak and Dagger
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1946)
    Dirección: Fritz Lang
    EE.UU., 1944. La OSS detecta movimientos en Europa que revelan el desarrollo incipiente de la bomba atómica por parte de las potencias del Eje. La agencia hace lo que puede para desbaratar el plan alemán. Para este efecto recluta al físico Alvah Jesper...
    Portada
    The boy with green hair
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1948)
    Dirección: Joseph Losey
    EE.UU., posguerra mundial. Un niño con la cabeza rapada es hallado deambulando. No se sabe su nombre. Una vez en comisaría, Evans, médico psiquiatra, va desenredando con paciencia las causas del estrés postraumático que el chico está somatizando...
    Portada
    Filmoteca de ficción. (España, 1956)
    Dirección: Luis García Berlanga
    España, 1956. Jorge pasea por la playa ajeno a las vaivenes internacionales de la Guerra Fría. Pero Jorge no es un simple Jorge; es un científico nuclear fugado a este pequeño refugio mediterráneo para no seguir contribuyendo al desarrollo de armamento...
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    Hiroshima, mon amour
    Filmoteca de ficción. (Japón, Francia, 1959)
    Dirección: Alain Resnais
    Después de rodar una película en Hiroshima, una joven actriz francesa pasa su última noche en un hotel, en compañía de un japonés...
    Portada
    On the Beach
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1959)
    Dirección: Stanley Kramer
    Un holocausto nuclear ha acabado con prácticamente todos los seres humanos, exceptuando un grupo de personas de Australia. El comandante de un submarino trata de buscar supervivientes, mientras la nube radioactiva se acerca sobre el último enclave humano...
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    La jetée
    Filmoteca de ficción. (Francia, 1962)
    Dirección: Chris Marker
    Tras la III Guerra Mundial, la radiación se extiende por la Tierra, y los supervivientes deben refugiarse bajo la tierra. Un prisionero, traumado desde su infancia, es escogido para realizar un experimento de viaje temporal...
    Portada
    Fail-Safe
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1964)
    Dirección: Sidney Lumet
    Un fallo en el sistema de control estratégico del Pentágono manda la orden de que un escuadrón de bombarderos nucleares se dirijan hacia el espacio aéreo de la Unión Soviética con intención de atacar...
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    Dr. Strangelove or: how I learned to stop worrying and love the bomb
    Filmoteca de ficción. (Reino Unido, 1964)
    Dirección: Stanley Kubrick
    Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética...
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    The war game
    Filmoteca de ficción. (Reino Unido, 1965)
    Dirección: Peter Watkins
    Filmada como un falso documental, la película retrata el hipotético bombardeo nuclear en la ciudad inglesa de Rochester...
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    Hadashi no Gen / はだしのゲン
    Filmoteca de ficción. (Japón, 1983)
    Dirección: Mori Masaki
    Hiroshima, verano de 1945. Gen Nakaoka, un chico de 6 años, vive con sus padres, Daikichi y Kimie; y sus hermanos, una família de clase media que vive con problemas pero son felices. Hasta que una bomba atómica cae sobre la ciudad...
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    The Day After
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1983)
    Dirección: Nicholas Meyer
    Década de 1980. Unas maniobras militares del pacto de Varsovia en la RDA inquietan en el rival bloque euroestadounidense. EEUU objeta que obstaculizarán aún más el proceso de desarme nuclear al que ambos bloques se han comprometido. Lo peor está por venir...
    Portada
    Threads
    Filmoteca de ficción. (Reino Unido, 1984)
    Dirección: Mick Jackson, BBC
    Popular producción de la BBC sobre un hipotético ataque nuclear en la ciudad de Sheffield (Inglaterra) y sus consecuencias...
    Portada
    When the Wind Blows
    Filmoteca de ficción. (Reino Unido, 1986)
    Dirección: Jimmy Murakami
    Jim y Hilda Bloggs son una pareja de jubilados que viven en una remota zona rural de Gran Bretaña poco antes del inicio de una guerra nuclear. Profundamente patriotas, tienen absoluta confianza en su gobierno...
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    Pisma Myortvogo Cheloveka / Письма мёртвого человека
    Filmoteca de ficción. (Unión Soviética, 1986)
    Dirección: Konstantín Lopushanski
    Tras una guerra nuclear, los supervivientes se han refugiado en bunkers subterráneos para protegerse del invierno nuclear. Sin embargo, una nueva generación encuentra la forma de crear una nuevo sistema de vida sobre la Tierra...
    Portada
    Kuroi ame / 黒い雨
    Filmoteca de ficción. (Japón, 1989)
    Dirección: Shohei Imamura
    Yasuko vive con sus tíos después de que la bomba nuclear sobre Hiroshima le dejara huérfana hace cinco años. Convertida en una joven atractiva, la muchacha ha empezado a enfermar por las consecuencias que la radiación ha dejado en su cuerpo...
    Portada
    Hachi-gatsu no kyōshikyoku / の狂詩曲
    Filmoteca de ficción. (Japón, 1991)
    Dirección: Akira Kurosawa
    Historia de tres generaciones y sus respuestas al bombardeo atómico de Japón...
    Portada
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 2002)
    Dirección: Kathryn Bigelow
    El Capitán Polenin, además de contar con la confianza y el cariño de sus hombres, es respetado como el capitán de submarinos con mayor experiencia de la Marina soviética. Sin embargo, es destituido del mando del K-19...




No ficción

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    Filmoteca de no ficción. (Cuba, 1962)
    Dirección: Santiago Álvarez
    Noticiario de actualidad cubano del ICAIC que compendia información variada, dedicando más espacio al tramo final de la conocida "Crisis de los Misiles", que tuvo su apogeo en octubre de 1962...
    Portada
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 1982)
    Dirección: Jayne Loader, Kevin Rafferty, Pierce Rafferty
    Documental sobre la inocencia política y la actitud conformista y relajada del ciudadano norteamericano promedio conocido en la lengua coloquial como “John Doe” ante los planes del gobierno en lo tocante a la producción de armamento atómico...
    Portada
    Filmoteca de no ficción. (Reino Unido, 1983)
    Dirección: John Pilger
    Documental sobre la propaganda estadounidense durante la Guerra Fría y la amenaza nuclear...
    Portada
    Trinity and Beyond: The Atomic Bomb Movie
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 1995)
    Dirección: Peter Kuran
    Historia de la bomba atómica desde sus comienzos en 1945 hasta 1968, cuando se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear....
    Portada
    Vanunu and the bomb
    Filmoteca de no ficción. (Reino Unido, 2007)
    Dirección: Matthew Wortman
    El Dr. Mordejái Vanunu es un extécnico nuclear israelí que divulgó que Israel posee armas nucleares. Cuando Israel supo del acto, Vanunu fue raptado por el Mossad, juzgado en secreto y sentenciado a 18 años de cárcel. Salió en libertad el 21 de abril...
    Portada
    White light black rain: The destruction of Hiroshima and Nagasaki
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 2007)
    Dirección: Steven Okazaki
    En agosto de 1945, dos bombas atómicas acabaron con la vida de miles de personas en Hiroshima y Nagasaki. Los supervivientes son llamados hibakusha y algunos de ellos comparten sus historias, tras superar el ataque nuclear...
    Portada
    La face cachée de Hiroshima
    Filmoteca de no ficción. (Francia, 2012)
    Dirección: Kenichi Watanabe
    Muestra las decisiones de los científicos del Proyecto Manhattan y su deseo de experimentar con civiles preparó el camino hacia la bomba atómica. Y, por primera vez, cómo el proyecto continuó después del bombardeo de Japón...




Cómic

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    Hadashi no Gen
    Biblioteca. (Japón, 1973)
    Autor: Keiji Nakazawa
    Pies descalzos no muestra solo los efectos de la bomba atómica sino que pone encima de la mesa los dilemas éticos a los que debe enfrentarse una familia que solo ansía vivir en paz en el marco de una cultura conservadora y entregada a una causa bélica...




Recursos de apoyo





Relacionado:

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    Filmoteca de ficción. (Reino Unido, EEUU de América, 2019)
    Dirección: Craig Mazin, Johan Renck
    En 1986, estalla un reactor de la central nuclear de Chernóbil, en la República Socialista Soviética de Ucrania, liberando una nube radioactiva que amenaza la vida en parte de Europa y Eurasia...
    Portada
    The China Syndrome
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1979)
    Dirección: James Bridges
    Los Ángeles (EEUU). Un equipo de KXLA, canal de tv local, se desplaza a la central nuclear para hacer lo que promete ser un publirreportaje encubierto sobre las ventajas de la energía nuclear. Sin embargo, en su visita se revela una grave disfunción...
    Portada
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1983)
    Dirección: Mike Nichols
    Oklahoma (EE.UU.), 1974. Karen Silkwood trabaja en una planta de combustible nuclear. Doblan turnos por sistema, las medidas de seguridad son muy flojas, hay casos de intimidación sexual y una gestión fraudulenta de los controles de calidad del producto...

NotaPublicado: Jue Mar 28, 2024 5:36 pm
por Duarte
Pilar Ruiz, en "Radiactividad mon amour", en CTXT, el 12 de junio de 2019, escribió:El 6 de agosto de 1945, a las 08:15, el bombardero Boeing B-29 Superfortress –llamado Enola Gay, como la madre del piloto– suelta una bomba nuclear sobre la ciudad de Hiroshima. La ciudad japonesa queda completamente arrasada. Tres días después otra bomba cae sobre Nagasaki. El genocidio sobre la población civil supuso la victoria de los Aliados, el fin de la Segunda Guerra Mundial, el comienzo de la Guerra Fría y de la Era Atómica. Los aprendices de brujo del Proyecto Manhattan aún no conocían del todo lo que ponía en juego la fisión de átomos y menos sus efectos sobre los seres humanos, aunque lo cierto es que la radiactividad ya era popular: "Madame Curie" (Marvin LeRoy) se estrena en 1943 con gran éxito.

Hoy los documentos y hasta el libro de cocina de Marie Curie se guardan en cajas de plomo por su alto nivel de contaminación radiactiva: el mundo sabe cuáles son las consecuencias de la exposición, pero durante décadas fueron clasificadas como “alto secreto” a un lado y otro del Telón de acero. Ni siquiera los cotillas de Hollywood supieron del riesgo de rodar "El conquistador de Mongolia" (Powell, 1956) en el desierto de Escalante, donde la lluvia radiactiva era moneda corriente: estaban a menos de 200 km de los hongos atómicos de la zona de pruebas en Yucca Flat (Utah), la zona más contaminada por bombas nucleares del planeta. Hasta 150 personas del equipo de rodaje murieron en los años siguientes a causa del cáncer, entre ellos el compositor Victor Young, tumor cerebral; el director Dick Powell, linfoma; Agnes Moorehead, cáncer de pulmón; Susan Hayward, tumor cerebral; John Hoyt, carcinoma de pulmón. Pedro Armendáriz se suicidó de un disparo al saber que sufría un cáncer de riñón terminal y John Wayne murió de cáncer de estómago: Marlon Brando siempre creyó que le salvó la vida rechazar la película. En Yucca Flat hubo pruebas nucleares hasta 1992, no hay datos sobre la contaminación de la población de las áreas cercanas y la zona se considera irrecuperable.

A pesar de la KGB, la CIA o los intereses empresariales, la Historia siempre encuentra un fallo por el que fugarse: desde el mismo momento en que se supo del alcance devastador de la energía nuclear, la temática radiactiva se hace presente en la cinematografía mundial contaminando las pantallas hasta el día de hoy. Un buen contador Geiger detectaría su rastro a través del tiempo y en muchos subgéneros: monstruos, catástrofes y cine apocalíptico. También impregna el cine de autor: los franceses tienen la Bomba y dos obras maestras del cine como "Hiroshima mon Amour (1959, Alain Resnais) basado en la novela de Marguerite Duras y "La Jetée" (1962) de Chris Marker, sombra alargada sobre la ciencia ficción contemporánea.

Pero son los cineastas japoneses de la generación de la posguerra quienes conocen de primera mano las consecuencias irreversibles de un ataque nuclear y dejarán testimonio visual de la herida incurable: Los niños de Hiroshima (Kaneto Shindo, 1952) escapa a la férrea censura de las fuerzas de ocupación de EE.UU. aunque tendrán que pasar muchos años hasta "Rapsodia en agosto" (Kurosawa, 1991), "Akira" (K. Otomo, 1988) y sobre todo "Lluvia negra", de Shoei Imamura (1989). Esa misma censura que pretende enterrar en el olvido las secuelas de la bomba –culpa, enfermedades, malformaciones, muerte prematura, rechazo social– dispara la imaginación nipona hasta construir un monstruo gigante imposible de ocultar. Hablamos, claro está, de Godzilla (Gojira), rey de los monstruos radiactivos desde los años 50.

Honda reconoce que la idea de Godzilla nace de un suceso real: en 1954 la tripulación de un pesquero japonés en alta mar se ve envuelta en una nube amarilla: han sido alcanzados por los coletazos de una bomba H detonada en el atolón Bikini por los norteamericanos, quienes seguían haciendo pruebas nucleares por toda la zona. Se sucedieron manifestaciones antinucleares y para acallarlas, el gobierno estadounidense indemnizó a las víctimas con 200.000 dólares.

Como los efectos de jugar a ser Dios con los átomos empiezan a ser más conocidos, las lecturas narrativas amplían los efectos extraños y el “bestiario”: "La mosca" (K. Neumann, 1958) y "El increíble hombre menguante" (Jack Arnold, 1957) que, como los pescadores japoneses, sufre los efectos de una nube radiactiva. Los personajes de Spiderman (Stan Lee, 1962) y Hulk (Stan Lee, Jack Kirby, 1962) que saltarán al cine en mil secuelas durante el siglo XXI, son monstruos super heroicos como consecuencia de la mordedura de una araña radiactiva y los rayos gamma de una prueba nuclear.

Menos de 20 años después de Hiroshima, la energía nuclear está aceptada como una forma más de generar electricidad aunque el uso militar justifique su existencia: hay que continuar con la escalada armamentística de la Guerra Fría. Las centrales nucleares se instalan en todos los Springfields del mundo, la primera de ellas en Calder Hall (1956) inaugurada por Isabel II y en funcionamiento durante 47 años: la central duró menos que la monarca, no así sus residuos –problema poco relevante para la mayoría de gobiernos–, altamente contaminantes durante 300 años, según el Foro de Energía Nuclear.

La Crisis de los misiles de 1962 contagia una histeria colectiva global ante la posibilidad de que una de las dos potencias que se reparten el planeta apriete el botón como en "Teléfono Rojo, volamos hacia Moscú" (Stanley Kubrick, 1964) y deja huella en las imaginaciones más pesimistas. Los cines albergarán infinitas películas de serie B donde el tema principal es la amenaza de la desaparición de la raza humana, es decir, cine apocalíptico y su culmen: "El planeta de los simios" (Shaffner, 1968).

Aunque en España la imagen propagandística del chapuzón de Fraga, ministro de Información Turismo, y su famoso meyba lucido en Palomares (1966) tras caer cuatro bombas termonucleares estadounidenses en el mar de Almería resulta más impactante que la de Charlton Heston en taparrabos gritando "¡Malditos!" ante las ruinas de la estatua de la Libertad. Una sola película española se atrevió a tomar el pulso del miedo global: en "Calabuch" (G. Berlanga, 1958), un científico norteamericano huye de su propia responsabilidad destructiva para esconderse en una Peñíscola neorrealista y, por supuesto, berlanguiana.

En los años 70, a rebufo del movimiento hippie, los peligros de la energía nuclear llegan al cine reivindicativo y político: "El síndrome de China" (James Bridges, 1979) gana nada más y nada menos que dos Palmas de Oro del Festival de Cannes –una para su director y otra para Jack Lemmon– además de 5 nominaciones a los Oscar, Globos de Oro, Baftas y David de Donatello, reconocimientos no tanto a la calidad de la película –solo un , solvente– sino a su capacidad de denuncia. El título hace referencia a que si el núcleo de un reactor nuclear situado en EE.UU. se fundiera, podría atravesar la Tierra verticalmente hasta llegar a China.

La temática sigue presente en los ochenta con "Silkwood" (Micke Nichols, 1983), sobre el caso real de Karen Silkwood, trabajadora de una planta nuclear contaminada por plutonio, y finalmente fallecida en extrañas circunstancias cuando había contactado con The New York Times para contar las irregularidades de la central. Tampoco decae la amenaza de las armas de destrucción masiva incluso en películas destinadas al público adolescente como "Juegos de guerra" (J. Badham, 1983) o la película de animación "Cuando el viento sopla" (J. Murakami), que provocó pesadillas infantiles y conciencia antinuclear a toda una generación. Fue estrenada el mismo año del accidente de Chernóbil: 1986, igual que la rusa "Cartas de un hombre muerto" (K. Lopusahnsky) apocalipsis de tono tarkovskiano con profecía autocumplida.

Tras tantas ficciones, la realidad siempre regresa al lugar del crimen, en este caso, a la explosión, 500 veces más destructora que la bomba de Hiroshima, de una planta nuclear en Ucrania; responsable de un número de muertes aún desconocido y de la del agonizante régimen soviético, esa sí bien conocida. "Chernobyl" (HBO, 2019) bate récords de audiencia con un tour de force visual, un guión tenso como un tambor y un reparto de campanillas, convenciendo al espectador como no lo harían miles de campañas de Greenpeace. También representa un ejemplo espléndido de cine histórico riguroso con las fuentes documentales que deja por los suelos el reclamo publicitario de “basado en hechos reales” y abandona el subgénero de catástrofes para inscribirse en el más grande del Terror: nada más pavoroso que descubrir que las vidas de millones de personas en el mundo entero están –estamos– en manos de insensatos, inútiles, bobos sectarios, patriotas desatados o codiciosos sin escrúpulos.

El éxito de la serie ha caído como una bomba de neutrones en el gobierno nacionalista ruso, heredero directo de la KGB en modos y maneras: responderán con escalada de armas audiovisuales produciendo una serie en la que culpan a la CIA de sabotaje. Ni está ni se espera una serie televisiva sobre el accidente de la central de Fukushima tras el terremoto de 2011 –otra vez Japón bajo la maldición Godzilla–; tendremos que esperar para enterarnos de las dimensiones de este desastre de nivel 7, idéntico al de Chernóbil. Pero como los efectos de una explosión radiactiva de esa magnitud duran 50.000 años, al menos tenemos la certeza de que la historia no pasará de moda.

NotaPublicado: Vie Mar 29, 2024 6:40 am
por comité
Actualizado.