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WILKERSON, Travis

NotaPublicado: Jue Nov 08, 2018 1:09 pm
por Duarte
Travis Wilkerson
(EE.UU. de América, 1969)

Portada
(wikipedia | IMDb | página oficial | vimeo)


Introducción

En Tlaxcala se escribió:Travis Wilkerson tiene un Máster del Instituto de las Artes de California y es profesor asistente de estudios de cine en la Universidad de Colorado en Boulder.

Un encuentro casual en La Habana con el legendario documentalista cubano Santiago Álvarez cambió el curso de la vida de Travis Wilkerson, que a partir de ahí decidió hacer películas en la tradición del "tercer cine", en el cual introduce la política de forma indivisible. Su obra más conocida es un documental en el que reivindica el "Manifiesto comunista" de Marx y Engels a través del linchamiento del sindicalista wobbly Frank Little, bajo el título "An Injury to One" (2002). Entre sus otras películas posteriores se encuentran "Accelerated Underdevelopment" y "Proving Ground". Es un cineasta de culto entre la izquierda mundial.

Cristina Bernaldo, en "Distinguished Flying Cross", en Blogs&Docs, el 3 de julio de 2011, escribió:Profesor de la Universidad de Colorado y miembro del PSL (Party for Socialism and Liberation), partido que defiende el activismo social y el cambio revolucionario, Travis Wilkerson ya había alcanzado el reconocimiento internacional con "An injury to one" (2002), película con la que la revista Film Comment le posicionó entre los mejores cincuenta cineastas vanguardistas de la década. [...]

Marcela Vargas, en "El incendiario Travis Wilkerson", en Gatopardo, el 8 de febrero de 2018, escribió:Nacido en una familia arraigada en los valores extremadamente conservadores del sur de los Estados Unidos, no sorprende que el cineasta Travis Wilkerson se separara de ese legado y se transformara en un activista contra las injusticias y el racismo en su país. De acuerdo con la revista Sight & Sound, Wilkerson es la voz de la conciencia de los Estados Unidos del siglo xxi. A través de su trabajo fílmico, la aproximación crítica y aguda que hace a los problemas contemporáneos de la sociedad en la que vive le ha ganado la reputación de incendiario. A diferencia de los reflectores mediáticos que caracterizan a Michael Moore, Wilkerson filma por su cuenta, casi de manera silenciosa, para provocar una chispa que alimente el fuego del cambio social. En su octava edición, del 28 de febrero al 6 de marzo, el Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM) celebrará a Wilkerson con una retrospectiva de su obra.

Por casi dos décadas, Travis Wilkerson (Denver, 1969) se ha movido entre la ficción, el performance y el documental para hacer honor a una tradición surgida en los años sesenta en Latinoamérica, cuyo principal interés estaba en la denuncia radical de la injusticia: el Tercer Cine. Con mínimos recursos y una multiplicidad de roles que lo llevan a ser editor, escritor, productor, director y hasta fotógrafo de sus propias películas, este realizador denuncia las malas prácticas públicas y privadas de distintos sectores de su país, inspirado en su ídolo, el cineasta cubano Santiago Álvarez.

“Estados Unidos es un país tan poderoso, pero nuestra incapacidad para reconocer nuestros errores es un enorme signo de debilidad. Es un signo de deshonestidad y cobardía”, dijo Wilkerson a la revista Little White Lies en 2017, tras el estreno de su cinta y performance más reciente "Did You Wonder Who Fired The Gun?". En esta pieza, Wilkerson voltea a ver a sus antepasados para descubrir la verdad sobre un hecho racista que se ha convertido en leyenda para su familia: el asesinato impune de un hombre negro a manos del bisabuelo del director. Para él, este acontecimiento empata con el clima de hostilidad y violencia racial en los Estados Unidos en tiempos de la presidencia de Donald Trump. En su historia familiar, el cineasta encontró una manera de hablarle al público sobre el presente.

Con una mezcla de elementos de archivo, entrevistas a cuadro e interludios musicales —además de su propia narración en vivo en las presentaciones más artísticas de su película—, Wilkerson ofrece al espectador acompañarlo en el duro camino a contracorriente que implicó desentrañar la tragedia. Para él, no es suficiente con dar voz a los marginados o a las víctimas, también es necesario escuchar la voz del opresor, pues le parece fundamental comprender qué es lo que pasa en la mente de quien ejerce ese tipo de violencia. “¿Cómo es que las comunidades más racistas se beneficiarían si dejamos de conectar con su historia de opresión?”, dijo a Little White Lies. “Necesitamos mostrar sus roles en la terrible historia [de opresión] para que podamos hablar sobre ello de manera que signifique algo. La noción de que los oprimidos tienen toda la responsabilidad de reclamar y responder a este tema me parece insana”.

Los proyectos de Wilkerson conllevan elementos experimentales que hacen de su trabajo una experiencia más allá de lo cinematográfico. "Machine Gun or Typewriter?" (2015) y "Distinguished Flying Cross" (2011) son muestras interesantes de la variedad de estilos y formas que usa Wilkerson para contar una historia. Ya sea mediante la hibridación de ficción narrada desde la no-ficción o del documental crudo a partir de las historias terribles de guerras pasadas, lleva temas sensibles a la pantalla y, de alguna manera, exorciza sus propios demonios.





Filmografía

    Portada
    Accelerated Under-Development: In the Idiom of Santiago Alvarez
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 1999)
    Dirección: Travis Wilkerson
    Homenaje al cineasta cubano Santiago Álvarez por el que fuera su pupilo, Travis Wilkerson...
    Portada
    An Injury to One
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 2002)
    Dirección: Travis Wilkerson
    Frente a la explotación de la compañía minera Butte (Montana), el sindicato libertario IWW, con Frank Little a la cabeza, organiza a los trabajadores...
    Portada
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 2011)
    Dirección: Travis Wilkerson
    Peculiar autorretrato en el que el padre del director cuenta a sus hijos sus hazañas como piloto en la guerra de Vietnam, discurso interrumpido por material de archivo filmado en el propio campo de batalla que desmiente el tono del relato familiar...
    Portada
    Filmoteca de no ficción. (EEUU de América, 2013)
    Dirección: Travis Wilkerson
    Wilkerson indaga en las primeras actividades del Escuadrón Rojo de la policía municipal de Los Ángeles, bajo la tutela de William "Red" Hynes, cuya misión era rastrear, expulsar y amenazar a los militantes comunistas...

Re: WILKERSON, Travis

NotaPublicado: Jue Nov 08, 2018 2:32 pm
por Duarte
Juan Pablo Ruiz Núñez, en "Travis Wilkerson. Cine de la lucidez", en Revista de la Universidad de México, en mayo de 2018, escribió:En contra de la indiferencia que anestesia se erigen ciertas miradas y búsquedas estético-políticas que van a contracorriente de la homogeneización de la cultura, la sociedad, la existencia. Existe una obra que indaga en el corazón mismo de Estados Unidos: el cine de Travis Wilkerson. En veinte años de trayectoria nos ha legado piezas cinematográficas para comprender la sociedad e historia de su país, así como realidades contemporáneas delineadas por el capitalismo: racismo, guerras imperialistas, devastación ambiental. A partir del documental autorreferencial y bajo el influjo de figuras tan heterogéneas como las de Santiago Álvarez, Emile de Antonio o Harun Farocki, su trabajo amplía los bordes de lo audiovisual desde un posicionamiento ético sin fisuras.


Máquina de escribir, máquina de pensar

Sus películas son documentos que nos acercan a realidades cruentas y a la vez ocultas de Estados Unidos, un país fundado en el genocidio de miles de habitantes originarios, en un expansionismo patológico, en discriminación racial y de clase profundas. Sus pesquisas y comentarios pueden extrapolarse a toda sociedad capitalista actual. Pensador crítico de lo audiovisual, Travis Wilkerson (Colorado, 1969) ha construido una estética y política unificadas, pues no se entienden una separada de la otra. Investiga en las aguas profundas de la historia, la nación, la autobiografía. Su cine parte de la introspección para recorrer los ámbitos social, histórico e, inevitablemente, político. Desde una arqueología del presente —como ha señalado el crítico Roger Koza—, Wilkerson se aproxima a eventos que han pasado inadvertidos o han sido encubiertos. Buena parte de dicha indagación surge de desentrañar la memoria, hurgar en los recuerdos de familia. No una mirada inocua, sino la voz introspectiva es detonante argumental para transitar hacia una reflexión mayor, hacia los orígenes, silencios, motivaciones de un país obsesionado en construir mitologías y disecar la Historia, con la consecuente incomprensión de su presente. Siempre hallaremos trazas del pasado, aunque el discurso dominante las encubra. La política de despojo del capital sobre cuerpos, pueblos y territorios prosigue en el mundo, México incluido. La masacre de Sand Creek sigue ocurriendo: es Gaza hoy. Eso sugiere su cortometraje "Ecuación Sand Creek" (2012). El punto de vista es crucial, recordó Travis Wilkerson en la Ciudad de México durante su clase magistral en marzo pasado —parte de las actividades de la retrospectiva que le dedicó el VIII Festival Internacional de Cine de la UNAM. Reivindicó también tomar posición (política) frente a las cosas, el activismo como parte consustancial del plano creativo. El pensamiento devenido en praxis. Acción humana que todo lo genera y que, en efecto, lo puede transformar.


Máquina de memoria, máquina de historia

La memoria colectiva y familiar entrelazadas. ¿Cómo esclarecer la memoria encallada, enterrada, velada? Wilkerson, artista radical, busca recuperarlas y esbozar genealogías. En su más reciente trabajo, "¿Te has preguntado quién disparó?" (2017), revisa el caso de Bill Spann, un hombre negro asesinado en una tienda en Alabama en los años 40. El responsable, S. E. Branch, aunque condenado por homicidio, nunca pisó la cárcel. Racista consumado, el asesino era bisabuelo de Wilkerson. De este aparente ajuste de cuentas familiar, el cineasta —bajo un ejercicio de montaje formidable, utilizando películas caseras, fotografías y entrevistas— construye una sólida reflexión a partir de su búsqueda de información sobre Spann. No encuentra nada, ningún familiar, ningún documento salvo el acta de defunción. Tampoco una tumba. Esta obra va a las raíces del racismo estadounidense. Así, por un lado rastrea los orígenes del activismo de Rosa Parks, mediante el testimonio del viejo activista Ed Vaughn. Nos descubre que la acción —no ceder su asiento en el autobús a un blanco, un día de 1955— que la historia oficial marca como el inicio del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, se trató de un acto planeado, desenlace de un activismo de años. En contraparte, la investigación de Wilkerson recala en Cottonwood, donde el Ku Klux Klan tiene raíces profundas, al buscar a una de sus tías, una conocida supremacista blanca. El pasado es sólo un relato, uno entre muchos, que depende de quién lo emite. Con una gran conciencia de él pero enraizado en el ahora, se pregunta Wilkerson en esta película: “¿has estado en un lugar donde sientas que algo terrible sucedió?” Si bien la emite mientras vemos el interior de la otrora tienda del bisabuelo, podría aludir a Estados Unidos por entero. Sobre la devastación de un lugar bajo el capitalismo, Wilkerson elabora su primera obra maestra: "Una herida a uno" (2002). Recoge la historia de Butte, una ciudad minera de Montana ahora casi vacía, luego del abandono de Anaconda, empresa que al irse del lugar dejó una catástrofe ambiental luego de cien años de explotación de cobre. En la historia de la mina se calcula que perecieron unos diez mil trabajadores, ya fuera por enfermedades, accidentes o las terribles condiciones laborales, en especial cuando producía el 10% del cobre del mundo, en el primer tercio del siglo XX. Sobre ese sustrato la película se centra en Frank Little, un sindicalista (de ascendencia cheyene y blanca) sacrificado por el capital. Bajo órdenes de la compañía, un comando lo asesinó por organizar a sus compañeros para exigir mejores condiciones de trabajo. En "Los Ángeles Red Squad: la situación comunista en California" (2013) crea una arquitectura de la aniquilación de los movimientos sindicalistas y de izquierda en Estados Unidos. Recupera la historia de un escuadrón policial, comandado por un tal William Francis "Red" Haynes, diseñado para combatir el movimiento obrero y el comunismo de los años 20 a los 60. Combatir el comunismo implicaba, claro, atacar la libertad de expresión, de reunión, a los grupos de derechos civiles y a las organizaciones en contra de la guerra. La destrucción del movimiento progresista de Estados Unidos ha sido sistemático y, financiado con los impuestos, muestra el autoritarismo de aquel país. Parece no haber movimientos de resistencia: o falta mayor organización o han sido desarticulados, infiltrados, suprimidos.


Máquina de resistir, máquina de nombrar

La historia de Estados Unidos es la historia del colonialismo. En "Cruz de vuelo distinguido" (2011), Travis Wilkerson versa sobre la invasión y destrucción estadounidense de Vietnam, y construye una crítica contra el imperialismo. Otra vez, los recuerdos de familia (en una cena informal entre un padre y sus dos hijos) y la condecoración al padre por su trabajo en el ejército se vuelven un relato de la barbarie y la destrucción. Por su parte, en "¿Metralleta o máquina de escribir?" (2015) rompe de nuevo los diques de lo personal para meditar sobre un problema socio-histórico, sistémico. Aquí un locutor (el propio Wilkerson), en una transmisión de radio clandestina, refiere un diario de amor y militancia en el contexto del movimiento Occupy. Este ensayo cinematográfico, homenaje en lo formal a Chris Marker, busca pensar los discursos políticos en tiempos de propaganda, de subversión neutralizada, y vindicar la creación como medio para agrietar la hegemonía. “Ninguna clase gobernante en toda la historia de la humanidad ha abandonado su dominación de forma pacífica”, dice con voz grave y errabunda. Y añade: “¿no te parece mejor intentar cambiar al mundo con ideas, imágenes, con poesía en lugar de violencia? Nadie prefiere una metralleta a una máquina de escribir, salvo un fabricante de armas o un especulador de la guerra”. El paisaje y su representación son claves en la mayoría de las películas de Wilkerson. En "Para el 150 aniversario de la masacre de Sand Creek" (2014) muestra algunas tomas fijas de planicies de Colorado —y su vegetación— donde 150 años antes un batallón del ejército estadounidense asesinó a traición a más de 150 cheyenes y arapajós, en su mayoría mujeres y niños, para que el capitalismo subyugara esos cuerpos y saqueara esos territorios. A la visualidad la acompaña una banda sonora inquietante: fuegos artificiales de un 4 de julio en el vecindario del cineasta. ¿Qué vieron esos árboles, esas hojas de hierba? ¿Cuánta sangre absorbió esa tierra? ¿Cuánta muerte y despojo requiere el sistema para sobrevivir? En "Elegía superior" (2003) un trío de músicos se une para celebrar la vida de un poeta asesinado en circunstancias sombrías. Este ejercicio es atravesado por un hecho inesperado: 11 de septiembre de 2001. Entonces esa elegía íntima toma significados mayores en un país donde los halcones, prestos, empezaron a tocar tambores de guerra. En 22 minutos de imágenes y música distorsionadas, la desolación y el duelo se acusan intensamente. Y en "Para Michael Brown" (2014) rinde homenaje al joven negro de 18 años asesinado por un policía blanco en San Luis (Misuri), el 9 de agosto de 2014. Una situación que no deja de repetirse en Estados Unidos. Un canto fúnebre de cinco minutos de silencio y negro absolutos. Un "4’ 33’’" —la pieza célebre de John Cage— de la ignominia.


Epílogo

El quehacer de Wilkerson nos invita a (re)pensar el cine no sólo como aquello proyectado sobre una pantalla, sino a cuestionar las condiciones de su producción y la relación con el espectador. Genera una experiencia que apela a los sentidos a la par que a la reflexión, una experiencia cinematográfica total, pero no una donde el espectador olvide quién es y dónde está, sino una donde su imaginación y pensamiento se estimulen. La obra de este cineasta ilustra lo que Amos Vogel proponía para un cine más libre y subversivo: complejidad poética e improvisación continua. Cine lúcido y subversivo es aquel que, aunque no cambie el mundo, puede transformar personas. Que siempre va más allá, dejando espacio para la duda, las contradicciones, el aprendizaje.