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BAGIEU, Pénélope

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...

BAGIEU, Pénélope

Nota Dom Mar 18, 2018 7:06 pm


Introducción

En Dibbuks se escribió:Pénélope Bagieu (1982) nació en París. Es ilustradora y dibujante de cómic. En 2006 se graduó en la Universidad de Arte y Diseño de Central Saint Martins donde se especializó en multimedia y animación. Poco después realizó un corto de animación titulado "No more laughter" y realizó ilustraciones para campañas publicitarias.

En 2008 publicó su primer cómic, Josefina (Océano), cuyo personaje fue encargado por la revista Femina. Y posteriormente, para la revista Oops, creará el personaje de Charlotte, una chica atrevida que está a la vanguardia de las tendencias de la moda.

En 2010 publicó Cadáver exquisito (Norma) con el que ganó el Premio SCNF del Festival de Angoulême en 2011. Y, en 2013, fue nombrada Caballero de las Artes y las Letras por el Ministro de Cultura y comunicación, Aurélie Filippetti. En 2016 publicó el primer volumen de la serie Valerosas (Dibbuks).

Mara González, en “Valerosas de Penélope Bagieu”, en La Tribu, el 18 de octubre de 2017, escribió:[...] Penélope Bagieu, autora de Josephine (2008) y California Dreamin (2017) comenzó a relatar estas historias en forma de cómic por entregas en el blog “Les Culottées” del diario Le Monde. El título hacía mención a esa expresión francesa venida de aquellas primeras mujeres que usaron la famosa prenda masculina. Juntas por fin y traducidas al castellano, estas historias componen los volúmenes 1 y 2 bajo el título de Valerosas editado por Dibbuks. Como en el jardín de Georgina Reid cada historia es una planta que ayuda a sustentar el terreno, a enriquecerlo. Ese terreno estaría formado por la sociedad al completo y evitaría que hombres y mujeres cayéramos en un precipicio de ideas retrógradas y superficiales. Además de su función divulgativa y pedagógica, Penélope Bagieu se suma a esa tendencia que pretende ennoblecer el anonimato de las acciones humanas. Con la humildad de quien recoge las historias de los demás en lugar de inventar otras nuevas, la autora ha comentado que las mujeres tuvieron doble mérito porque lucharon contra unas condiciones más adversas que los hombres. Ese rol secundario que debían mantener durante la definición de sus vidas alguna vez fue puesto en cuestión por sus protagonistas. Uno de sus mayores logros, quizá sea el de recordarnos que nada es así para siempre y que podemos cambiar las cosas de un momento a otro.





Bibliografía compilada





¡Mi vida es lo más! (Publicaciones Océano, 2008)

Josefina (Publicaciones Océano, 2009)

Cadáver Exquisito (Norma, nº 38 de la colección Nómadas, 2011) (v. aquí)

Valerosas (Dibbuks, 2017) (v. aquí)

Las brujas Adaptación de la obra de Roald Dahl (Alfaguara, 2020)

California Dreamin' (Ponent Mon/Catarata, 2020) [fuente]

Intrèpides (Ed. Finestres, 2021)

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Re: BAGIEU, Pénélope

Nota Dom Mar 18, 2018 7:19 pm
Cadáver Exquisito
(Norma, 2011)

Portada
(Tebeosfera | Lamansion-crg | Normaeditorial)



    La vida de Zoe es un desastre: trabaja para una agencia de azafatas, un día en el Salón del automóvil y otro en el del queso disfrazada de gruyere, y su novio está parado y se pasa el día en el sofá viendo la tele y tirándose pedos. Pero esa vida se tiene que acabar. O eso es lo que Zoe piensa cuando un día y por casualidad conoce a un tímido y estrafalario escritor que vive encerrado en su casa.

En La cárcel de papel se escribió:Las etiquetas tienen atractivo, es indudable. Por alguna razón profundamente instalada en alguna parte de nuestro cerebro de reptil, nos encanta poner etiquetas a las cosas. Quizás la burocracia no tiene nada que ver con la civilización y sí con la genética humana, quién sabe. Ponemos etiquetas y las dejamos ahí puestas, bien grandes, expuestas y con cierto ánimo de perpetua eternidad, alegres y felices de haber ordenado el mundo a nuestro alrededor. Lo que no está muy claro es si las cosas llevan su etiqueta o si, al final, el mundo se va adaptando a esas etiquetas cual Matrix mutable, transformando el ligero papel del post-it en duro mármol de lápida que entierra cualquier futuro cambio. Divago, pero me explico: ¿hasta qué punto la etiqueta que le ponemos a un autor condiciona su obra? En estos tiempos de tags y web semántica, parece que la costumbre que parecía haber alcanzado su cénit con la invención del Dymo se haya exacerbado exponencialmente, hasta el punto que lo que era calificativo pasa a ser identidad pura y dura. Si no tienes etiqueta, no sales en Google, y si no sales en Google, no eres, finito. Lo de pienso, luego existo ha pasado a la historia: estoy en Google, luego existo. Si a un autor le plantamos la lápida-etiqueta de “costumbrista” o “autobiográfico” o “novelagrafista” o lo que sea… ¿puede sobrevivir a un cambio de etiqueta?¿Se puede quitar alegremente esa etiqueta sin caer en el olvido mediático 2.0©? En su día, la diversidad, la riqueza y adaptabilidad del artista eran valores y méritos, pero en esta sociedad que funciona a velocidad de F1 (no el coche, sino la tecla), como cambies de tag demasiadas veces, Google no te pone en los primeros puestos y, chas, desapareces. Y sin banda sonora de Alex y Cristina (gran chica, proclamo).
Pongo un ejemplo: llega una joven autora, que se lanza allá por 2007 a eso de la internet para contar su vida en uno de los mejores webcomics (o webBD) que se hacen por las galias (referente absurdo, reconozcámoslo, en un tiempo donde la geografía sólo tiene sentido para la geolocalización de tiendas próximas): Ma vie est tout à fait fascinant (algo así como “Mi vida es completamente fascinante”). Blog/webcomic donde la autora demostraba chispa, ingenio e inteligencia para esto de la historieta y que la lanzaría a la fama mediática. Fue conocida y le encargaron series que enlazaban con los contenidos de las etiquetas de Google: “joven”, “mujer”, “autobiografía”. Y le fue bien la cosa: revistas femeninas que le encargan series, buenas ventas de los libros que recopilan sus historietas en web…
¿Pero podría escapar de las lápidas? ¿Era Penélope Bagieu un ejemplo más de la rapidez con la que internet encumbra y entierra, de esa capacidad indecible para crear humo con forma de nube de tags?
Pues ni idea, la verdad. Pero ha dado un argumento incontestable en forma de tebeo que demuestra que conseguirlo, quién sabe si lo logrará, pero merecerlo, lo merece sobradamente: Cadáver exquisito. Una ficción que cuenta la historia de Zoe, joven y con una vida de mierda. Cualquier estudio académico la catalogaría automáticamente en el cajón de incultas o casi analfabetas, con un novio en el paro que duerme con los calcetines puestos mientras se tira pedos y un trabajo de azafata que no parece la aspiración de su vida. Una existencia gris que encuentra un día un punto de inflexión total cuando conoce a un escritor sin inspiración, ermitañado en su casa. Contado así, parece el comienzo de una nueva película de un Rohmer redivivo, pero puede asegurarles a ustedes que el devenir de los acontecimientos es tan sorprendente como bien aderezado de una sana mala leche que acerca más a la joven autora a la acidez del genio de un Lauzier que a la plácida bonhomía del cineasta. A Bagieu no le tiembla el pulso y va dinamitando los tópicos, lanzando salvas a diestro y siniestro y dándole la vuelta a la tortilla para beneplácito de un lector que poco a poco va tomando partido hasta casi lanzar olés ante el quiebro final que reconvierte a Zoe en heroína completa de la picaresca industrial. No en vano, la obra apareció originalmente en la colección Bayou, demostrando que Joann Sfar tiene tanto ojo creando tebeos como fichando nuevos valores para el noveno arte. Vamos, que la señorita Bagieu se merece que toda la ristra de lápidas que se le encalomaron en su día se derrumben para dejar sólo una: la de una excelente autora.

Re: BAGIEU, Pénélope

Nota Dom Mar 18, 2018 7:36 pm
Valerosas
Dibukks, 2017

Portada Portada
(Tebeosfera | Lamansion-crg | dibbuks)


    Penelope Bagieu recibió este encargo del periódico francés Le Monde. Realizó en total 30 retratos de una selección de mujeres valerosas, dueñas de su destino y que marcaron nuestra sociedad.

    Desde científicas, actrices o activistas, estas mujeres son valerosas, atrevidas, decididas y lucharon por conseguir sus sueños y salir adelante en sus respectivos periodos históricos. Muchas de ellas hicieron saltar por los aires los prejuicios sociales y nos demostraron que echarle valor y perseverancia no es cosa solo de hombres. Algunos ejemplos son: Wu Zetian, emperatriz china que creó un esbozo del actual derecho laboral e instauró los méritos para poder acceder a cargos públicos; Margaret Hamilton, la actriz “aterradora” especializada en papeles del mal que hizo de su extraña belleza un referente en Hollywood; o Agnodice, ginecóloga griega que tuvo que vestirse de hombre para poder trabajar y conseguir que las mujeres pudieran ejercer la medicina en su país; Temple Grandin, diagnosticada con autismo, promovió una reforma total de la agricultura tradicional. Thérèse Clerc crea la residencia Baba Yagás para mujeres de más de 65 años que tienen pocos recursos y muchas ganas de vivir. Frances Glessner Lee descubre de modo accidental la medicina forense y, de forma autodidacta, establece el protocolo actual utilizado por la policía en las escenas del crimen.

    Rapera afgana o astronauta, reina de los bandidos o vulcanóloga, inventora o periodista de investigación, las valerosas nunca se rinden.

María Pérez Recio, en 13 Millones de Naves, escribió:Los sistemas patriarcales han ignorado sistemáticamente a las mujeres desde siempre. Se ha intentado por todos los medios relegarlas exclusivamente a la vida doméstica y despojarlas de la libertad de elección. Y a pesar de todo han hecho cosas. Continuamente. Han sido científicas, escritoras, luchadoras, gobernantes de países, han tenido éxito económico y artístico… La habitación propia que pedía Virginia Woolf para escribir aquí se podría traducir como un espacio en la historia de la humanidad, un modo de reclamar los logros y la excelencia de la mitad de la población.

En el segundo tomo de Valerosas, como ya pasaba en el primero, nos encontramos ante una forma de recuperar esos nombres que la historia ha borrado, en este caso abarcando desde el siglo XIX a la actualidad. Con el dibujo sencillo y fresco de Pénélope Bagieu (París, 1982) se nos contará la vida de quince mujeres de todo tipo, desde la periodista Nellie Bly, hasta Sonita Alizadeh, una rapera afgana; pasando por muchas otras como Betty Davis, Hedy Lamarr o la astronauta y trekkie Mae Jemison.

Mil veces hemos podido leer argumentos negando esta falta de visibilidad, alegando que las mujeres no han hecho nada y que sólo pasan a la historia las que se lo merecen de verdad. Sin embargo, simplemente leyendo este tebeo podemos ver todas las trabas puestas por la sociedad a los logros femeninos. A veces con de leyes o reglas injustas, otras veces recurriendo directamente a la violencia física y el asesinato.

Valerosas refuta este argumento de una manera simple y accesible. Su tono ameno y celebratorio (a pesar de las injusticias que cuenta) hace que sea una lectura agradable y dinámica, en mi caso lo leí entero en una sentada porque no podía despegar los ojos de las páginas. Tras cerrarlo encendí el ordenador y me puse a investigar sobre la vida de las mujeres que había leído. Poco a poco van surgiendo plataformas que dan visibilidad a autoras, científicas o artistas y Valerosas es genial para iniciarse en ellas.

Gerardo Vilches entrevistó a Pénélope Bagieu en la Revista Cactus donde escribió:En primer lugar, me gustaría preguntarte por el origen de Valerosas, que surge como un blog de Le Monde.

Desde el principio tenía decidido que serían treinta historias, con un máximo de seis u ocho páginas, que irían apareciendo de una en una en el blog, pero también tenía claro que al final las recopilaría en un libro. De hecho, creo que fue el mismo día que contacté con Le Monde, periódico con el que había trabajado antes, y con mi editorial en Francia, Gallimard. A Le Monde le propuse publicar durante treinta semanas estas historias, si les interesaba. Fue un proyecto concebido de manera global.

¿Cómo escoges a las mujeres de las que vas a hablar?

Algunas de ellas las conocía desde hace años, como Josephine Baker o Katia Krafft. Ellas fueron el punto de partida de mi reflexión. A otras las fui encontrando en lugares diferentes, por todas partes, por ejemplo, en las biografías de otras personas. A veces escogía a mujeres que han destacado en campos científicos… Algunas fueron sugerencias que me hacían en el blog cuando el proyecto ya estaba en marcha. Las encontraba en diferentes lugares, obviamente no hay una enciclopedia de mujeres famosas a la que acudir. Pero sí intentaba no escoger necesariamente a las mujeres que habían hecho las cosas más importantes, o con las vidas más heroicas, sino aquellas a las que me sentía más cercana, por una razón o por otra, que muchas veces no es obvia vista desde fuera; pero hay siempre fuertes conexiones a un nivel personal.

Como dices, no escoges a las más famosas; sorprende no encontrar a Marie Curie o Virginia Woolf, por ejemplo…

Uno de los puntos de mi proyecto era precisamente no tratar a Marie Curie, a Frida Kahlo… Muchas veces son la excusa de otros libros de biografías: «oh, hemos puesto a una mujer…» De alguna forma, es una forma muy conveniente de mostrar siempre a unas pocas mujeres, siempre las mismas, y así no tener que mostrar a todas las demás. Yo quería centrarme en las mujeres desconocidas, pero que deberían conocerse. Eso es lo que resulta extraño de estas mujeres: por un lado, la mayor parte de la gente no las conoce —incluyéndome a mí en los casos en los que las encuentro de manera accidental—; por otro, una es una emperatriz china, otra es un Premio Nobel de la Paz… no son precisamente personas anónimas; son mujeres increíbles que alcanzaron grandes logros. Pero sus nombres no están en ningún sitio, o aparecen en último plano. Yo quería traerlas al centro del escenario. La más famosa seguramente sea Josephine Baker, pero, incluso con ella, quería centrarme en los aspectos de su vida que la gente conoce menos: su trabajo como espía, o su activismo por los derechos civiles. Intentaba arrojar luz a los aspectos más ocultos de estas mujeres.

Hablas de mujeres de épocas muy diferentes, desde la antigüedad hasta la actualidad. Supongo que tu documentación a veces podía ser complicada.

Sí, totalmente; al hablar de mujeres no demasiado conocidas, a veces era difícil encontrar información. En algunos casos pude leer autobiografías, que al final son la mejor fuente de información. Cuando no tenía esa herramienta, recurría a museos, o a los libros sobre otras personas. A veces estas mujeres trabajaron junto a hombres famosos que sí escribieron autobiografías. Incluso, en casos recientes, he podido hablar con gente que las conoció y han respondido mis preguntas. Fue un trabajo complejo con muchas fuentes, de modo que tuve que comprobar los hechos y asegurarme de que no cometía errores que hubieran echado a perder todo el proyecto, porque la gente habría pensado que me invento las cosas. Por otro lado, tenía muy poco tiempo para trabajar, porque tuve que hacer una historia por semana. En realidad, esto fue positivo, porque me ayudó a centrarme: no podía perderme en un millón de libros, sino que tuve que ser muy selectiva. No es un trabajo de periodismo, ya que yo no soy periodista.

Me gusta especialmente el modo en el que eres capaz de sintetizar toda la información de un modo divertido, porque creo que el humor es una parte importante de tu trabajo. No sé si el humor es también una forma de evitar el exceso de información.

Claro. Como te decía, no soy periodista, ni historiadora. Quería contar historias que engancharan a la gente, porque el cómic es un arte muy popular. Si hubiera querido hacer auténticas biografías habrían sido diez veces más largas. Tiendo a desanimarme, por no decir aburrirme, con las típicas biografías en cómic; creo que el cómic no está para eso. Lo que he intentado es hacer breves semblanzas de estas mujeres, y quizás así plantar una semilla en el público, animarle a que buscara información para saber más sobre ellas. Por eso era importante ser amena, atraer a la gente a las vidas de las protagonistas.

Hablas de mujeres fuertes, que desafiaron las reglas de la sociedad de su tiempo, y les das visibilidad. ¿Consideras que estás haciendo herstory, de alguna forma?

Sí, desde luego. No pretendo pasar por historiadora, como te decía, pero sí creo que mi trabajo se encuentra en algún punto entre la herstory y la cultura pop, ya que muchas de las mujeres de las que hablo provienen del mundo del entretenimiento. He intentado ofrecer variedad en los perfiles.

Es asombroso cuántas mujeres importantes han sido invisibilizadas en la historia: tú hablas de mujeres que han sido fundamentales en sus disciplinas.

Creo que en estos momentos nos hallamos en una fase intermedia en la que, durante un tiempo, tenemos que hacer un esfuerzo especial en mostrar estas mujeres. Ahora mismo puedes encontrar muchos libros acerca de mujeres invisibles, mujeres en la historia… Creo que esto es vital, porque es importante mostrarle a la gente esta realidad para que pronto se convierta en algo normal. Ojalá llegue el momento en el que la gente pueda decir «buf, otra vez con las mujeres olvidadas», pero estamos muy lejos de eso.

¿Cuáles son tus referentes en el cómic? ¿Te inspira algún autor o autora?

Claro. La autora estadounidense Alison Bechdel, por ejemplo. Fun Home es mi novela gráfica favorita de siempre; creo que logró llevar a los cómics a una fase adulta. No quiero decir para lectores adultos, sino que me refiero a la madurez del medio. Es una segunda fase tras la fase de adolescencia de la novela gráfica con gente como la que formó L’Association. Ellos demostraron que el cómic no tenía por qué limitarse al álbum de cuarenta y ocho páginas a color, con temas para niños, o ficción exclusivamente. Que el cómic podía tratar de cualquier cosa, en cualquier formato, y dirigirse a todo tipo de público. Hacían libros simplemente porque tenían la necesidad de crear. Después esto llegó al gran público; creo que Persépolis fue la primera novela gráfica que hizo ver a la gente que se podía hablar de cualquier cosa con un cómic. Marjane Satrapi fue quien logró esto, y era una mujer, lo que resulta interesante en un sector que no siempre es amigable con las autoras. Pero fue Marjane quien llegó el cómic al gran público y a los medios de comunicación. Y creo que Alison ha completado la segunda etapa de este proceso: ha tomado todo lo que se logró en la segunda mitad de los años noventa y los primeros dos mil y ha hecho con ello una obra más personal, con una temática seria que profundiza en la autobiografía para analizar su propia trayectoria. Además, ha logrado llevar la novela gráfica a Broadway con un musical.

Para terminar, ¿veremos más entregas de Valerosas?

No. Como te decía, el proyecto abarcaba a treinta mujeres, que eran especiales para mí por algún motivo, significaban algo. Pero puede que Valerosas inspire otros proyectos, no necesariamente cómics. Ahora hay una serie de animación en fase de producción con una televisión francesa, que terminará el año que viene; el canal que la produce ya me ha dicho muy en serio que les encantaría tener más episodios, así que supongo que no he terminado aún de hacer biografías.


Imagen

Re: BAGIEU, Pénélope

Nota Dom Jun 24, 2018 9:36 pm
Agregado el segundo volumen de Valerosas.

Quince nuevos retratos de mujeres que hicieron frente a todos los obstáculos para llevar la vida que escogieron vivir. Temple Grandin, diagnosticada con autismo, promovió una reforma total de la agricultura tradicional. Thérèse Clerc crea la residencia Baba Yagás para mujeres de más de 65 años que tienen pocos recursos y muchas ganas de vivir. Frances Glessner Lee descubre de modo accidental la medicina forense y, de forma autodidacta, establece el protocolo actual utilizado por la policía en las escenas del crimen. Rapera afgana o astronauta, reina de los bandidos o vulcanóloga, inventora o periodista de investigación, las valerosas nunca se rinden.


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