RebeldeMule

Un día la tierra tembló, o mas bien fue un golpeó constante y arrítmico en el suelo del planeta, originado principalmente por puños izquierdos, aunque también derechos. Ello produjo cierta intranquilidad, pero con el paso de los días, meses, años, aquella anormalidad se convirtió en cotidiano.
Un día el suelo de la tierra se hizo transparente, quedando visibles millones de cuerpos, que sin desorden golpeaban la coraza que los sepultaba. Lo hacían sin rencor, sin odio, sin egoísmo, mas bien ese golpeo parecía un recuerdo, un consejo, una advertencia. Esto produjo en la población dudas, preguntas, sospechas. Ante ello las autoridades iniciaron un proceso para cubrir el suelo de la tierra, mediante nuevos hospitales, colegios, carreteras, aeropuertos, comisarías, cárceles, campos de fútbol, pabellones deportivos, centros comerciales, fábricas y fábricas y fábricas, y casas y pisos y urbanizaciones. Con ello se evitó cualquier certidumbre o evidencia o lucha.
Pero un día, de la tierra surgió o mas bien floreció un puño ensangrentado y a este le surgió un segundo, un tercero, un cuarto, un quinto y así sucesivamente, derribando universidades, rompiendo puentes, destrozando residencias, arrasando todo tipo de edificios. Las autoridades decidieron que la única medida posible era podar esa epidemia, logrando cortar uno, dos, tres, cuatro, cinco y así sucesivamente, hasta que a un puño rojo le siguió un brazo y a este un hombro, una cabeza; con ojos, con nariz, con orejas y con boca, tras ello surgió un torso, unas piernas y otro brazo, otro puño. A esta salida le siguió una segunda, una tercera y así sucesivamente. La tala no logró ser tan rápida como la recolección.
La población vio su reflejo en los salidos, notando sus cicatrices, sus arrugas, sus marcas, observando su sangre, su mirada y escuchó su voz: AHORA, VOSOTROS.

El viajero arribó a la región ya de noche. Fue al día siguiente cuando se dirigió a las montañas. Alli sin dificultades encontró al rebaño, "¿Son ellas?", "Si", dijo de manera sobría el anciano pastor ausente de perro, "¿Podría?", y con simple, cansado y repetitivo gesto le indicó que tenía el permiso. El tiempo que el viajero permanecio junto a las ovejas no fue ni menor ni mayor que los que lo habían precedido, bien pudieron ser días o meses o años, escuchando la sabiduría de aquel rebaño. Hablaron de todo, de la vida, de la muerte, del tiempo y del espacio, de filosofía, de la ontología del ser social, del materialismo historico, del capitalismo, del neoliberalismo, de la lucha de clases, de la democracia y de la dictadura del proletariado, de la crisis economica, social y existencial, de música, de cine, de literatura, de la verdad y la mentira, de la corrupción, de los mitos, del socialismo, del comunismo, del anarcosindicalismo, de ecologismo y europeismo, de la internacional, de los derechos y libertades, del federalismo y del independentismo, de la constitución, de la monarquia y de la republica, de la guerra, del hambre, de la carcel, de la lealtad y la traición. Pero al igual que todos un día las abandona y dirigiendose al pastor las alaba con mil y un adjetivos y le indica la suerte que tiene de poder disponer de todo el tiempo para estar con ellas y es entonces, cuando le pregunta por la indiferencia que presenta ante ellas,por su lejania hacia ellas, por el trato que las da, como simples ovejas, y es entonces cuando el pastor, a modo de despedida, abandona la sombra del arbol y observando al rebaño dice, "Solo hablan, nunca actuan"

Me voy dando cuenta que todo lo relacionado con el troskysmo peca de menosprecio de clase.

Si los borregos son la clase obrera lo veo inadmisible ¿porque cual es la posicion entonces del pastor, tan crítico con la clase obrera?

¿que posicion de clase ocupa el pastor para valorar de esta manera a los que el mismo ayuda a llevar al matadero?

Claro esta que la interpretación ha de ser libre, pero en este caso si he de indicar que la intención era que el rebaño fuese la representación de los "intelectuales" o "pseudointelectuales", que "Solo hablan, nuca actuan", o mas bien, "hablan y hablan y hablan, sin nunca pasar a la acción, a la practica".
En ese caso, la clase obrera bien pudiese ser representada por el viajero. ¿Y el pastor?, Eso ya sería mucho contar.
Gracias por su lectura y su respuesta.

Yo también entendí que lso borregos formaban parte de ese sector intelectualoide que se dedica a teorizar y que realmente aporta poco o nada con su acción a la lucha que dicen defender. En mi interpretación, tanto pastor como viajero formarían parte de la clase obrera, el viajero sería alguien sin concienciación política, al que le sorprende encontrar tanto intelectual en la izquierda. El pastor sería un activista concienciado, consciente de lo inutil de los borregos como compañeros de lucha.

No se porque Dorado no lo ha entendido, espero que lo relea y coincidamos.

Él había vivido como los demás vivían; estaba casado, tenía un par de hijos y un trabajo al que dedicaba el máximo esfuerzo para alcanzar algún día el soñado ascenso. Los domingos por la mañana iba a misa y por la tarde al fútbol, así era y así debía ser.
Pero el día que vio aquel muro, todo cambió. Empezó a llegar tarde al trabajo y a salir pronto de él, a no llevar regalos a sus hijos, disminuyendo el interés por su mujer y sus aficiones. Y todo por culpa del muro, por las horas que dedicaba a su visión. Hasta que un día, dejó todo y se dedicó en exclusiva a él.
El muro era grande, inmenso y no comprendía como hasta entonces no se había percatado de su presencia. Era de color blanco, impoluto, y la incidencia de los rayos del sol en él, lo hacían más maravilloso. Se preguntó, “¿Cuántos metros medirá?”, y se dedicó entonces a recorrer su longitud, sin prestar atención a los lugares por los que pasaba, sus ojos en todo momento, salvo cuando dormía, que soñaba con el muro, miraban a la piedra del muro. Pasaron muchos años hasta que un día detuvo la marcha, y es que no sabía si había llegado al lugar de partida, aun le podían quedar muchos años más para alcanzarlo o bien podía ser que lo hubiese rebasado numerables veces. Para saberlo ciertamente, solo tenía que mirar hacía atrás, pero para él, un solo segundo de visión de aquel mundo ya olvidado, era innecesario, a la vez que una infinita perdida de tiempo. Y su incapacidad para conocer la longitud correcta del muro, era debido a la absoluta grandiosidad de este, lo cual hacía que su interés hacía él, creciese más todavía. Tras un periodo de descanso, dedicado a mirar cada milímetro del muro, se preguntó, “¿Cómo será de alto?”, e inmediatamente comenzó a subirlo por las aristas que sobresalían del muro. Al principio pensó, “¿Cómo ha podido cambiar de morfología este liso muro?”, y a medida que iba escalando metros, hallaba más clara su respuesta, “Sé tan poco de él”. Cuando llevaba muchos años y kilómetros ascendidos, llegó a la conclusión, “Él se ofrece de la mejor manera, para que yo pueda conocerle”. No sabía ni cuanto muro había debajo de él, ni encima, ya que sus ojos solo subían lo justo para ver la arista más próxima a la que agarrarse. Un día, viendo que su empresa era imposible, decidió descender, con un único pensamiento en su cabeza, “Su magnificencia es infinita”. Ya con los pies en la tierra, tuvo un ligero deseo de ver, como había cambiado el mundo desde que vio por primera vez este, pero justo en el instante en el que el cuello iba a girar, cayó en el error que estaba a punto de cometer, “¿De qué servía ver lo cambiado?, ya sabía que el mundo iba a ser distinto a aquel que él conoció, ¿qué tiene eso de impresionante?, lo verdaderamente maravilloso e increíble, era Él, puesto que en todo este tiempo no había cambiado, era igual, era eterno”.
Lo miró fijamente, y arrodillándose ante él, le dio las gracias, “Gracias por no ser uno más”, “Gracias por haber encontrado lo único por lo que merece la pena vivir”, “Gracias porque sin ti no tendría sentido la vida”. Recordó aquella pasada vida que tuvo, y al recordarse, sintió pena por aquel que había sido. Un día se preguntó, “¿Qué habrá al otro lado?”. Y eso pasó a ser su mayor y único deseo, el poder ver el mundo que tras Él había, la tierra que Él protegía y cuidaba. Y se dedicó a cavar, para poder pasar al otro lado. Excavó sin parar, durante días, durante años, pero siempre tocaba muro, le ira imposible pasar, “¿Cómo pretender pasar por debajo de Él, si es infinito?, lo es por debajo, por arriba y por lados”. Y vio correcta, la idea que antes de iniciar el descenso había descartado, por ser equivocada e irrespetuosa, “¿Quién soy yo, para hacer tal cosa?”, se había dicho con grave enfado. Pero ahora veía que solo él era digno de hacerlo, solo él podía hacerlo, a ninguno otro ser se lo permitirían, ya que solo él se había dedicado a Él en exclusividad en todas estas décadas, solo él merecía el premio de disfrutar de lo que al otro lado había. Por estas razones, consiguió tener las suficientes fuerzas para acometer, lo que años antes hubiese declarado como el mayor sacrilegio que se podía hacer.
Su intención, era el atravesar el muro, abriendo el suficiente agujero para que su cuerpo pasase tras él, al otro lado. En primer lugar, haría un pequeño orificio por el que poder mirar. Con total delicadeza realizó dicha empresa, hubo un momento, que pasados varios años y no encontrar el final, pensó, “Él también es infinito de ancho”, pero aun seguía viva la llama de la ilusión de que existía otro lado, por ello aun continuó su misión, siendo así como él denominaba el acto que llevaba a cabo. Y un día, ya siendo él anciano, una luz vio. Lloró y lloró, y juró que no podía haber luz más bella que la vista. Cada día se dedicaba a disfrutar de la belleza de la luz y hacer el agujero más grande, “La luz me guía”, “La luz me indica”, “La luz me hace saber que soy digno de estar en el otro lado”. Un día vio agua que caía hacía abajo. Lloró y lloró, y declaró que no podía haber agua más preciosa. Y su corazón le dio un vuelco, el día que vio arcos contiguos de colores distintos. Y lloró y lloró, sentenciando que eso no podía ser otra cosa que el paraíso. El agujero se iba haciendo cada vez más grande y él cada vez más viejo y cada vez eran más las cosas que descubría, siendo lo más impactante, el día que vio unas sombras, descubriendo al poco tiempo, que sus propietarias, eran otras personas. Aquel día no paró de sollozar, día y noche, “No estoy solo”, comprendió que no era nada  dignificante todo lo que había hecho, que como él otras personas más lo habían realizado a lo largo de la historia, que él era solo uno mas, pero de un grupo de privilegiados que no habían desaprovechado la vida, y la habían dedicado a Él. Dio gracias por haberle encontrado aquel antiguo día. Se sentía feliz, no recordaba haberse sentido así en toda la vida, nunca antes se había sentido tan lleno de vida. Había recibido la absoluta felicidad, y por eso sonreía y por eso lloraba, “Soy feliz”, gritaba cada día. Un día reinició su trabajo, nada más quería, que pisar un segundo el otro lado. Varios años después, vio que ya había hecho un agujero lo suficientemente grande para que él pudiese pasar. Miró hacía los lados, hacía arriba, hacía abajo, y dedicó su mirada hacia el muro, su única y querida compañía en toda la vida, y es que nada más recordaba haber tenido a su lado. Se metió en el agujero con gran esfuerzo, y lentamente lo atravesó, hasta alcanzar el esperado, otro lado.
Dejó detrás de él, el muro y vio lo que se le mostraba, “El paraíso”, dijo ante la magnanimidad que a sus ojos se ofrecía. Vio el esplendor de la humanidad.
Vio personas, coches, aviones, bicicletas, edificios de distintos tamaños, árboles, flores, sol, luna, estrellas. Vio tantas y tantas cosas, extrañas unas, sorprendentes otras, pero excepcionales todas, maravillándose con cada cosa, sin prestar atención a la mirada insólita con la que le miraban.
Cuando vio todo lo que sus ojos alcanzaban, los cerró y cayó el suelo.
 
 Un hombre mayor, soltó la mano de la anciana mujer y se acercó al anciano que yacía en el suelo, diciendo con lágrimas en los ojos, “Padre ha muerto”.

...Extirparemos el absceso...


Se cerró la puerta y empezó a sonar una agradable música, pero ya no eran tiempos de engaños, pues la gran mayoría ya conocía su destino al llegar allí.

-¿Por qué lo hacen padre?
-Hijo, no te lamentes.
-Pero.
-Eres aun joven y no logras entender el Tanaj.
-Eso si que no, bien sabes que me sé el Pentateuco de pe a pa.
-Una cosa es saber y otra comprender, sacar el justo significado de las palabras sagradas. Piensa en Yahve, piensa en Abraham, piensa en Jacob, piensa en David, piensa en Israel.

El techo y las paredes empezaron a rugir, pero apenas nadie se estremeció, nada podían hacer excepto rezar-

-¿Y?
-El pueblo judío ha de sacar una gran experiencia de las practicas alemanas. El problema del pueblo judío en este siglo es haber adquirido el papel de sufrimiento y resignación dejando a un lado el de lucha y orgullo. Somos el pueblo elegido y Jerusalem nuestra capital. El pueblo alemán entendió bien que tras la gran guerra de poco les servia lamentarse, que con ello solo conseguían sentirse inferiores, “Inferior un alemán, ¿a quién?”, les vino a decir el V-Mann Hitler. Y aquí los ves, los reyes del mundo, dejando una impronta que nunca se olvidara y nosotras menos que nadie, ¿acaso no buscamos nosotros nuestro Lebensraum?
-Padre, no es lo mismo, nosotros no asesinamos a nadie.



La música era ensordecedora, la ausencia de gritos total.


-Ahora, ¿pero acaso Yahve nos dice lo contrario?Un pueblo grande no se demuestra solo con la mera palabra sino con acciones sin discusión. Solo así volverá el reino de Israel, subyugando a los demás a nuestras leyes. La clemencia no es palabra judía, ni alemana.
-Entonces.
-Hijo, cuando esto acabé, que acabará, los judíos de américa resurgirán de sus cenizas y se dejaran de medias tintas. Recita conmigo, “De las ciudades de esos pueblos que jehova, tu elohim, te da en herencia, no dejarás viva alma alguna; sino que consagrarás a completo exterminio al Hitita, al Amorreo, al Cananeo, al Perezeo, al Jivveo y al Yebuseo, conforme jehová, tu elohim, te ha ordenado; a fin de que no os enseñen a imitar todas las abominaciones que han cometido en honor de sus dioses y pequéis contra jehová, vuestro elohim".

Y el gas empezó a salir.



...de la faz de la tierra...

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Hola, me gustaría saber quién es el autor de la imagen con la bandera palestina que ha puesto "Trozko" en el post anterior.

Fosforo blanco

Fosforo blanco escribió:Hola, me gustaría saber quién es el autor de la imagen con la bandera palestina que ha puesto "Trozko" en el post anterior.

Fosforo blanco

Si no me equivoco la imagen es de Carlos Latuff. Aquí otra del mismo estilo:

En el concurso iraní de Comics sobre el Holocausto (2006), Carlos Latuff quedó en segundo lugar con este dibujo:


Carlos Latuff/Brazil Segundo premio:4000 $ + Trofeo + Mención de Honor

Otros dibujos premiados en el mismo concurso:


La traducción es la siguiente:
[en la base del panel caído se lee MITO DE LAS CAMARAS DE GAS]
¿Quién lo ha tirado por tierra?
Faurisson (conocido negacionista francés del Holocausto Judío)






Narices de Pinocho de los mentirosos judíos con las que destruyen la casa palestina

maurho escribió:En el concurso iraní de Comics sobre el Holocausto (2006), Carlos Latuff quedó en segundo lugar con este dibujo:


Carlos Latuff/Brazil Segundo premio:4000 $ + Trofeo + Mención de Honor

A mí me parece una viñeta magnífica.


Esta otra también es muy buena.

maurho escribió:
Narices de Pinocho de los mentirosos judíos con las que destruyen la casa palestina

No es una metáfora demasiado elaborada, dudo que hiciese falta la aclaración. Aunque no sea demasiado afortunada.