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Silvio Rodríguez

Discos y autores.

Silvio Rodríguez

Nota Mié Mar 31, 2010 7:42 pm
Silvio Rodríguez

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(wikipedia | página oficial)


Introducción:

    [fuente] Silvio Rodríguez Domínguez (San Antonio de los Baños, 29 de noviembre de 1946) es un cantautor, guitarrista y poeta cubano, exponente característico de la música de su país surgida con la Revolución cubana, conocida como la Nueva Trova, que comparte con otros reconocidos cantautores tales como Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.

    Su infancia la vivió en la época de la transición del gobierno de Fulgencio Batista y el inicio de la Revolución cubana. Colaboró para esta última desde sus inicios, como educador, dibujante, escritor, compositor, militar y político. Su carrera musical la inició ejerciendo como conductor de televisión, para luego integrarse al Grupo de Experimentación Sonora, entidad dirigida por Leo Brouwer, y finalmente consolidándose como solista.​

    Con más de cuatro décadas de carrera musical, ha escrito al menos quinientas cuarenta y ocho canciones​ y publicado una veintena de álbumes, siendo uno de los cantautores de mayor trascendencia internacional de habla hispana. Acabando el siglo XX, fue elegido en su país junto a Ernesto Lecuona como el mejor compositor cubano del siglo, mientras que a nivel internacional fue galardonado, junto a Joan Manuel Serrat, como el mejor cantautor hispanoamericano de la segunda mitad de siglo​ y en 1997 como Artista Unesco por la Paz.​ En el siglo XXI, por su parte, recibió el premio ALBA de 2010,​ además de recibir el grado de doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos del Perú,​ la Universidad Veracruzana de México​ y la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina.

    De acuerdo con diversas clasificaciones musicales, entre los discos más relevantes del cantautor pueden mencionarse algunos de los primeros, tales como "Días y flores" (1975), "Al final de este viaje" (1978), "Mujeres" (1978), "Rabo de nube" (1980) y "Unicornio" (1982).

Comentario personal:

    Uno de los enormes de América Latina.

Benedetti, la introducción a Silvio, memoria trovada de una revolución, escribió:Por muchas razones, y hasta sinrazones, Silvio Rodríguez es un cantante fuera de serie. Cofundador, con Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú, Eduardo Ramos, Sergio Vitier (y aunque nadie sabe quién la bautizó así) de la Nueva Trova, ha aportado su indudable prestigio a un movimiento que revitalizó la canción cubana y la catapultó en el plano internacional. No obstante, aún dentro de un núcleo tan fermental, con el que siempre se sintió plenamente identificado, Silvio es un talante inconfundible.

Curiosamente, su voz no es cálida ni grave ni particularmente seductora, sino más bien aguda, de un timbre casi metálico y sin embargo frágil. Al escucharlo, uno llega a temer que en cualquier momento se le quiebre, y ese riesgo (que en su caso no es deliberadamente buscado sino más bien lo asume como algo irremediable) también forma parte de su extraño atractivo. Con características que en cualquier otro cantante serían anticarismáticas, Silvio funda precisamente su carisma. Quizá el secreto resida en que siempre transmite una gran sinceridad, una honestidad a toda prueba, un no aparentar lo que no es, y, en estos tiempos de famas prefabricadas, de engendros de la machacona y mistificadora publicidad, esa actitud, a la que el público accede sin intermediarios, significa una bocanada de aire fresco en un ámbito, como el del espectáculo, por lo común tan especulativo como artificial.

Salvo en casos excepcionales, Silvio es autor de la letra y la música de sus canciones. Como en los ejemplos de Pablo Milanés, Chico Buarque. Viglietti, Serrat, Aute y no muchos más, esa doble autoría otorga a sus producciones una unidad esencial. Sean o no el resultado de un desarrollo paralelo, letra y música aparecen como gemelas (jimaguas, diría en Cuba), copartícipes en el acto de la parición. Fundamentalmente, las letras de Silvio, sobre todo las que crea a partir de una duramente adquirida madurez, tienen un nivel textual tan afortunado que (algo no demasiado frecuente en los cantores populares) conservan su validez política aun sin el básico soporte de la música. Alguna vez he sostenido, y su trayectoria posterior corrobora ni diagnóstico marginal, que Silvio es un poeta que canta, y más aun: que es uno de los poetas más talentosos de su generación.

Siempre recordaré como conocí a Silvio y a Pablo en La Habana, allá por el año 1966. Era mi primera visita a Cuba. Unos amigos me habían invitado a cenar en su casa y me anunciaron que más tarde vendrían dos cantantes muy jóvenes, todavía casi desconocidos. Por fin llegaron con sus guitarras y cantaron cinco o seis canciones cada uno. Tuve la rara sensación de que asistía a un viraje importante de la canción cubana: por un lado estaba presente la tradición trovadoresca, y por el otro una propuesta asombrosamente innovadora, que transformaba, enriqueciéndolos, los ritmos heredados e insertaba en las letras un sentido tan comunicativo como el de la poesía conversacional, entonces en pleno desarrollo en América Latina. Varios años después, escuchándolos de nuevo en textos y música de más rigurosa factura, les pedí que cantaran aquellas letras primigenias que les había escuchado en el 66. Pero no las recordaban. Lo cierto es que en ese lapso habían creado tan frenéticamente nuevos cantos, que aquellos iniciales, tan importantes para mí, habían sido cubiertos por su propio olvido.

Este libro de Joseba Sanz tiene un valor inapreciable: inserta la obra del cantante en su vida, las sigue a ambas paso a paso, estrofa a estrofa. No es sólo una cronología ampliada, sino un curriculum espiritual, una efemérides de estado de ánimo. Por primera vez el oyente de Silvio podrá aquilatar no sólo una ruta artística sino también un recorrido vital. Podrá comprobar así que el mayor compromiso (palabra hoy tan subestimada por la dejadez postmodernista) de Silvio es con la vida, a la que no canta de lejos sino metida en ella hasta en los tuétanos. Participando en la campaña de alfabetización, embarcando hasta África en el barco pesquero Playa Girón, empuñando un fusil para defender su Revolución, arriesgando su vida en Angola, cantándole al amor desde el amor, aprendiendo a tratar de igual a igual a las mujeres de su vida, creciendo con sus hijos, la trayectoria de Silvio es el hilo conductor de su canto, y cuando los públicos, leales y fervientes, de cualquiera de los tres mundos, lo aplauden con denuedo y naturalidad, no sólo están premiando su arte, también su coherencia, su fidelidad a la Revolución y a sí mismo, su capacidad de trabajo y su rigor, su calidad humana. Silvio nunca será un mito; no viaja con su pedestal a cuestas. Sus públicos lo saben y tal vez por eso lo tratan como a un querido y sencillo compañero, que les canta y les dice las felicidades y las desdichas que ellos también quisieran cantar y decir tan entrañablemente como él.





Discografía (1975-2015) (en un solo archivo)





Discografía (1975-2010) (en varios archivos)





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