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FERNÁNDEZ ROMO, Emilio "Indio" (1904-1986)

Aquí recopilamos toda clase de material relacionado con un tema o un director de cine concretos.
Emilio Fernández Romo, "Indio"

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(wikipedia | IMDb)


Introducción

    [propia] Director, actor y productor.

    «Perdóneme, Su Santidad, pero yo soy indio mexicano, de esos que no lograron conquistar los españoles. Yo sigo creyendo en Huitzilopochtli, y de santos y milagros no entiendo nada». Así, contestó el “indio” Fernádez cuando Pío XII le ofreció un contrato de diez años para filmar películas devocionales. Emilio “el Indio” Fernández, el director más exitoso y reconocido a nivel internacional en la historia del cine mexicano.

    Él creó un cine muy sencillo, movido por ideas básicas como dignificar al pueblo indígena y campesino; exigir que se cumplieran los objetivos y valores por los cuales se luchó en la Revolución Mexicana y buscar la estética en la manera de vivir. En él y en su obra, destaca su carisma y su compromiso político con la clase más pobre. Este director fue severa- mente criticado porque las temáticas de sus películas eran supuestamente repetitivas: "el pueblo, la escasez de agua, la pobreza, etc. Sin embargo, esto no era expresión de una limitante creativa sino de una profunda convicción política de mostrar ante los ojos del mundo las condiciones de miseria en las que vivían millones de mexicanos."

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    El "Indio" Fernández

    Inscrito en el movimiento cultural nacionalista, que tuvo lugar durante las primeras décadas del siglo XX, Emilio Fernández Romo, conocido por el alias de Indio, se sitúa como uno de los directo-res más importantes de la llamada Época de Oro del cine mexicano. Nacido en Mineral del Hondo, Coahuila, el 26 de marzo de 1904, Emilio Fernández Romo fue hijo de un general revolucionario y una mujer indí-gena de origen kikapú. De sus padres heredó el profundo sentimiento y amor por la patria, así como a las costumbres, creencias y pensamientos indígenas que lo llevaron a forjar su personalidad como hombre de carácter impetuoso. Desde sus primeros años y a lo largo de su vida, se caracterizó por una personalidad recia, carácter impetuoso y fuerte arraigo indígena, rasgos forjados a través de la gran influencia que su familia ejerciera en él. De su padre, hombre estricto, valeroso y apasionado coronel de la Revolución Mexicana, aprendió el amor por la patria, la convicción de defender el honor, la hombría y los ideales, incluso a costa de la vida; de su madre, mujer de origen kikapú (tribus de Ámérica del Norte), asimiló las creencias, costumbres y pensamientos indígenas, que edificarían su enraizado amor hacia las tradiciones culturales.

    Siendo un adolescente, un fatal acontecimiento lo obligó a huir del hogar y a enrolarse en las filas de la Revolución, poniéndolo en contacto con las maniobras militares que lo impulsaron, tiempo después, a ingresar al Colegio Militar (donde en 1954 le fue conferido el grado de Coronel). Intervino en el levantamiento de Adolfo de la Huerta contra del gobierno de Álvaro Obregón en 1923, pero dicha insurrección fracasó y fue recluido en prisión, de donde se fugó, para abandonar el país, y exiliarse primero en Chicago y después en Los Ángeles. Ahí se ganó la vida como empleado de lavandería, camarero, estibador, ayudante de imprenta, y finalmente, albañil en construcciones cercanas a los estudios de Hollywood; circunstancia que favoreció su incursión en el cine como extra y doble de estrellas de la talla de Douglas Fairbanks.

    Su irrupción en dicha industria aunque casual en un principio, se convirtió en una convicción, reforzada incluso, por el mismo De la Huerta, quien le comentó:

    "México no quiere ni necesita más revoluciones Emilio, está usted en la meca del cine, y el cine es el instrumento más eficaz que ha inventado el ser humano para expresarse. Aprenda usted a hacer cine y regrese a nuestra patria con ese bagaje. Haga cine nuestro y así podrá usted expresar sus ideas de tal modo que lleguen a miles de personas. No tendrá ningún arma superior a ésta. Ningún mensaje tendrá más difusión".

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    El "Indio" Fernández"

    En 1930 vivió una experiencia que marcó notablemente su carrera como creador: su estancia en Estados Unidos, coincidió con la llegada a dicho país de Sergei Eisenstein (director de cine ruso). Acudió a las proyecciones privadas de sus cintas y, El acorazado Potemkin lo impresionó sobre manera, revelándole una forma y estética distintas a las utilizadas en Hollywood; tres años después afirmó dicha influencia, ya que al ver fragmentos de ¡Qué Viva México! (filme que Eisenstein hiciera en dicho país), consolidó su propósito de hacer películas con un estilo implacable y directo, donde fuera evidente la exaltación tanto de la fuerza, como de la belleza de México. Con el tiempo, esto resultó evidente en gran parte de su filmografía, en la que la estética de la revolución, la evocación hacia lo naturalmente mexicano y la exaltación de lo patriótico son una constante. Sobre sus influencias el Indio Fernández afirmó en una ocasión:

    "Eisenstein fue para mí una revelación; a él le debo el tomar conciencia de que el cine es el más espléndido de los medios de expresión. México, inquietante dualidad: un pueblo de máscaras y de total transparencia" El "Indio" Fernández

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    Regresó a México en 1933, gracias a la amnistía concedida a los delahuertistas, con la firme decisión de continuar su carrera en el cine, sin embargo durante el primer año se ganó la vida como boxeador, clavadista en Acapulco, panadero, maestro de tiro, camaronero y aviador, hasta que en 1934 participó en la película "Cruz diablo", de Fernando de Fuentes, con quien también realizó "Allá en el Rancho Grande" (1936, cinta de gran valía para el cine nacional); "Janitzio" (1934) de Carlos Navarro; "Celos" (1935) del alemán Arcady Boytler; "Adiós Nicanor" (1937) de Rafael E. Porras, donde además de actuar se desempeñó como guionista; "Juan sin miedo" (1938) de Juan José Segura, "Los de abajo. Con la división del Norte" (1939) de Chano Ureta, entre otras.

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    El Indio conocía perfectamente las intenciones norteamericanas de mantener a México ocupado en la realización de melodramas y filmes folkloristas, alejados de las contradicciones, el desamparo y la fatalidad de las clases humildes, pero en el interior de este director bullía el deseo de regresar y salir en defensa de la historia, de la cultura y de la identidad nacional. Es por eso que en 1941, gracias al apoyo económico del general Juan F. Azcárate y al impulso de su amigo y actor David Silva (entonces estudiante de Leyes), realizó la cinta La isla de la pasión. Clipperton, con la que hizo su debut como director. Ese mismo año viajó a Cuba donde conoció a la que sería su primer esposa Gladys Fernández, joven de sólo 16 años, con quien procreó a su hija Adela.

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    Para 1943 estableció contacto con Films Mundiales, compañía en la que se concentraban los principales talentos del cine nacional de aquel momento; trabajando ahí surgió el equipo que lograría los mayores éxitos cinematográficos de la época: Emilio Fernández (director), Mauricio Magdaleno (guionista), Gabriel Figueroa (fotógrafo), Dolores del Río y Pedro Armendáriz (actores). Sus primeros trabajos juntos fueron Flor silvestre, película con la que Dolores del Río debutó en el cine mexicano, y María Candelaria, cinta de gran relevancia, debido a que resultó ganadora de la Palma de Oro, por mejor fotografía, en el Festival de Cannes, Francia; con ello, se logró llevar al cine mexicano fuera de sus fronteras, y ponerlo, acaso, a nivel del las mejores cinematografías del mundo.

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    Más tarde realizó Bugambilia, Las abandonadas y Pepita Jiménez, entre otras, y en 1945, basándose en la historia del escritor estadounidense John Steinbeck (quien realizó la adaptación cinematográfica en colaboración con él), filmó La perla, una de las películas más importantes de entre su larga filmografía, considerada por la crítica como una obra de arte; en ella se cuenta una historia de ignorancia y miseria humanas, en la que se logró, mediante la magnífica fotografía de Figueroa y la rigurosa dirección de Fernández, una alegoría sobre los límites de maldad del hombre en su afán de codicia y poder. Con esta cinta, nuevamente trascendió a nivel internacional, al ganar el premio por Mejor Fotografía, y una mención por la Mejor contribución al progreso cinematográfico, en el Festival de Venecia (1947). Recibió también, el Ariel de Plata (1948) a Mejor Película, Dirección, Actuación Masculina, Papel de cuadro masculino y Fotografía; el premio de los Corresponsales Extranjeros en Hollywood (1949), y el premio por Mejor fotografía en el Festival de Madrid (1949).

    Para ese momento su carrera se situó en la cima del éxito, vinieron después los filmes que consolidaron su estilo y fortalecieron su renombre en el mundo, entre los más trascendentales se encuentran: Enamorada, con María Félix; El Fugitivo (The Fugitive) en la que colaboró en la dirección con el afamado realizador estadounidense John Ford; Río Escondido (ganadora del premio a Mejor fotografía en el Festival de Karlovy Vary en Checoslovaquia); Pueblerina, con su entonces esposa Columba Domínguez (dicha cinta ganó del premio a Mejor fotografía en el Festival de Karlovy Vary, y Maclovia, entre las más importantes; todas ellas impregnadas de un realismo nacionalista y con un marcado carácter indigenista y campirano, donde evidenció su amor por el paisaje mexicano y la belleza en los rasgos indígenas, atributos que, para aquel tiempo, conformarían la imagen de México en el mundo. En 1948, con Salón México, recreó una historia simbólica de clase media, en la cual se cuenta la vida de una mujer (Marga López) que ante sus circunstancias socioeconómicas, se ve en la necesidad de llevar una doble vida para poder sostener la educación de su hermana (ganó el premio a Mejor fotografía en el festival de Bruselas, Bélgica). Siguiendo con filmes urbanos, realizó en 1950 Víctimas del pecado, con la rumbera Ninón Sevilla como protagonista y Cuando levanta la niebla con Columba Domínguez y Arturo de Córdova.

    Emilio Fernández estaba también poseído por un profundo espíritu martiano. Así pudo demostrarlo en 1950, cuando rodara Un día de lluvia, basada en la vida de Lucio Reyes, militar revolucionario mexicano, condenado a muerte por las tropas gubernamentales, donde cita frases del apóstol cubano, y la periodista que aparece en el filme procede de la isla caribeña. Esta simpatía por Martí lo condujo a aceptar en 1953; en Cuba, realizó La rosa blanca, historia sobre la vida de José Martí: La rosa blanca, fue concebida por la comisión organizadora de las actividades por el centenario del apóstol, pero aunque en 1954, fecha de su estreno, fue la más taquillera de las películas exhibidas en Cuba, su estreno mundial apenas logró cubrir los gastos de producción. Ese mismo año asumió la dirección de La red, donde dirigió a la actriz italiana Rossana Podestá, dicha cinta resultó un fracaso en taquilla, no obstante la belleza de sus imágenes, le ganó el premio especial por La historia mejor narrada en imágenes, en el Festival de Cannes, Francia.

    Pasaron los años, la estética del Indio Fernández, parecía ya no ser propia del tiempo, se le criticó otorgándole el adjetivo de "preciosista", se le acusó de mostrar al mundo una imagen errónea de México, al respecto la escritora mexicana Rosario Castellanos diría:

    "Como las máscaras nunca se confiesan, jamás tendremos conocimiento de lo que en verdad la gente piensa del Indio. A veces noto que hay resentimientos y envidias en sus compañeros de profesión, un odio por sus logros y mucha felicidad por sus desatinos. Y también he visto a gente exaltar su obra, se sueltan hablando no de sus valores artísticos sino de su poder carismático como persona. Otros destrozan su obra porque les repugna su forma de ser y de vivir. Nos preguntamos ¿qué es lo que se juzga a la obra o al hombre?".

    La década de los sesenta representó una época de escaso trabajo como director, a pesar de esto en 1961 hizo Pueblito, con la que ganó el premio Las perlas del Cantábrico, del Festival de Cine de San Sebastián, en España; por el contrario, en el campo de la actuación sus participaciones fueron abundantes y apareció en: La bandida (1962), de Roberto Rodríguez; Yo el valiente (1964), de Alfonso Corona Blake; La noche de la iguana (E.U.A., 1964), de John Houston, donde compartió créditos con Richard Burton y Ava Gardner; Los hermanos muerte (1964), de Rafael Baledón; Duelo de pistoleros (1965), de Miguel M. Delgado; El regreso de los siete magníficos (E.U.A., 1966) de Burt Kennedy, The appaloosa (E.U.A., 1966), de Sydney J. Furie, protagonizada por Marlon Brando, entre muchas otras. En 1973, en el declive de su carrera como director, filmó La Choca, película con la que ganó el Ariel de Plata por Mejor Dirección, Actuación femenina, Coactuación femenina, Fotografía y Edición, en 1973; así como el premio a Mejor Dirección en el Festival de Karlovy Vary en Checoslovaquia.

    "El alcohol, encabrona, es cierto y lo sé, pero es menester vivir encabronado para combatir y destruir lo que nos molesta y es despreciable. Yo no puedo ser indiferente ni tolerante con lo que me repugna". El Indio Fernández

    Durante los últimos años de su vida, dirigir le resultó imposible, y aunque sus participaciones como actor, en múltiples cintas en México y el extranjero continuaron siendo numerosas, no lograron devolverle la felicidad que la creación le otorgara. A finales de los setenta cayó preso en Torreón, tras resultar culpable de la muerte de un campesino. Salió a los 6 meses bajo libertad condicional, y al faltar a la firma de todas las semanas, debido a un accidente, fue nuevamente encarcelado. Eran tiempos difíciles, en los que lo sostuvo su carácter y su pasión por el cine. Estando en la cárcel realizó la adaptación de Toña Machetes, sobre la novela homónima de Margarita López Portillo, quien estuvo en desacuerdo con este trabajo y comenzó una campaña de desprestigio que cerró para el director las puertas del cine. Era ya un hombre de 74 años, callado y taciturno, que se negaba a reconocer el ocaso de su vida artística. Libre nuevamente, regresó a su mítica casa de Coyoacán, a vivir en soledad y a vender su jardín para poder subsistir. Las actuaciones siguieron, cuando el 6 de agosto de 1986 murió, uno de los directores más importantes de la Epoca de Oro del cine mexicano, y conocido a escala internacional como actor debido a sus papeles de hombre rebelde o macho seductor que en el fondo esconde su ternura. Dejando un vacío en la historia del cine mexicano, legándonos: una filmografía que suma alrededor de 129 películas, un sinnúmero de imágenes bellas de su pueblo, cientos de evocaciones de un México que se proyectó y encantó al mundo, el recuerdo de un hombre que amó su país, sus costumbres y que defendió su identidad a costa de todo.

    Una trayectoria que fue reconocida en varias ocasiones con el Premio Ariel, el Colón de Oro en Huelva, España, y una cátedra con su nombre en la Escuela de cine de Moscú. Emilio Fernández Romo fue conocido por su carácter visceral, pero también por lograr integrar un equipo cinematográfico que atrajo la atención de la cinematografía estadouni-dense y europea, tanto por la fuerza dramática de sus historias como por los temas de carácter indígena.

    Con Gabriel Figueroa como fotógrafo, Mauricio Magdaleno como escritor y con los actores Pedro Armendáriz, Dolores del Río, María Félix, Columba Domínguez y Roberto Cañedo, realizó diversas producciones en las que promovió costumbres y valores nacionales asociados a la Revolución Mexicana.


    Algunas apreciaciones sobre El "Indio" Fernández y su obra

    El Indio Fernández encarna al hombre rebelde y anticonformista... el que deja de ser temeroso para ser temido; el que guarda la ternura en el fondo y muestra gran reciedad en la apariencia... Es el macho seductor, patriarcal, infatigable en sus luchas, cuyo lema en todo es "ganar o morir. Adela Fernández (hija)


    "Janitzio se haría "significativa" en la obra del Indio "por iniciarse allí su forcejeo erótico con las tradiciones. Zirahuén], el personaje sacrificial que interpreta, es el antecedente de Lorenzo Rafail (sic) en María Candelaria y es el perfil hierático que anticipa una cauda de estatuas móviles y simbólicas. Gracias a Janitzio el Indio descubre la 'estética mexicana': la conquista de la Naturaleza por la fotografía, la doma del ser humano por la tragedia." García Riera, E. (1987).




Filmografía

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    Filmoteca de ficción. (México, 1934)
    Dirección: Carlos Navarro
    Zirahuén, un pescador del lago de Pátzcuaro, Michoacán, lucha contra los especuladores que pretenden invadir su área de trabajo. La situación se complica cuando Zirahuén es encarcelado por órdenes de Manuel, quien desea a Eréndira, la novia del pescador...
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    Filmoteca de ficción. (México, 1947)
    Dirección: Emilio
    Un pescador, Quino, y su esposa sufren porque el doctor extranjero del pueblo se niega a tratar a su pequeño hijo, víctima de la picadura de un alacrán. Quino encuentra una valiosa perla en el mar que es objeto de la codicia del doctor y su hermano...
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    La cucaracha
    Filmoteca de ficción. (México, 1958)
    Dirección: Ismael Rodríguez
    Derrotado y casi sin tropas, el villista coronel Zeta llega a un pueblo controlado por los carrancistas. Aunque son aliados, Zeta encarcela y ordena fusilar al coronel Zúñiga y a varios de sus hombres para tomar el control del pueblo...
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    The Wild Bunch
    Filmoteca de ficción. (EEUU de América, 1969)
    Dirección: Sam Peckinpah
    Un grupo de veteranos atracadores de bancos que viven al margen de la ley y que actúan en la frontera entre los Estados Unidos y México, se ven acorralados a la vez por unos cazadores de recompensas y por el ejército mexicano...




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