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La muerte del estalinismo en Bohemia (Jan Svankmajer, 1991)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
La muerte del estalinismo en Bohemia
Konec stalinismu v Cechách (The Death of Stalinism in Bohemia)
Jan Svankmajer (Reino Unido, 1991) [10 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity | página oficial)


Sinopsis:

    Relato animado, de carácter estrictamente visual, sobre la historia checa desde 1948 hasta la "revolución de terciopelo" de 1989.

Frank Rubio, en COSAL, el 18 de julio de 2015, se escribió:La muerte del estalinismo en Bohemia es una obra de animación característica del autor, maestro indiscutible de la stop-motion. Con una duración de cerca de diez minutos da cuenta, en clave metafórica y de sátira, del devenir de más de cuarenta años de dominación estalinista en su país. Fue realizada en 1990, un año después de la “revolución de terciopelo” que acabó con el monopolio del Partido y estableció la democracia parlamentaria. Y es que, no en vano, la obra fue subtitulada Un trabajo de agit-prop, pues en ella, y a la contra ideológicamente, se utilizaba la mecánica propagandística contra sus habituales artífices. No para afirmar las más pedestres tergiversaciones de la realidad, y así encauzar a las masas hacia la sumisión, sino todo lo contrario: para mostrar a los conocedores de la historia checoslovaca reciente el absurdo y el crimen vivenciados durante estos más de cuarenta años de diluvio mortífero ultra policial y marxista leninista.

Una estatua animada de Stalin (1878-1953) es sometida a disección y de su cabeza surge un busto de Klement Gottwald (1896-1953), dirigente fiel a las instrucciones del Gran Hermano. A partir de aquí se desgrana una historia de la Checoslovaquia contemporánea donde el sonido y los afiches propagandísticos, así como las fotos de época, se combinan con el marionetismo característico del cineasta, Jan Svankmajer (Praga, 1934), surrealista puro, que fue acusado por la burocracia de realizar un trabajo fílmico ideológicamente “pesimista” e “individualista”, leamos: que no podía ser utilizado como robusta propaganda comunista. Y, así, permaneció cerca de seis años (1973-1979) en el dique seco a pesar de ser el más reconocido maestro de la animación checoslovaca de su tiempo.

El filme recorre los momentos básicos de la historia del país: tras la muerte de Stalin y el posterior defenestramiento de Kruschev (1894-1971) o la Primavera de Praga (1968) desarrollada por el ínclito Brezhnev (1906-1982), ambos “proletarios ejemplares”, llegamos al presente (1989) de la caída del régimen. Entonces, y muy significativamente, el taller de elaboración de la película que ha aparecido continuamente en la obra será repintado con la bandera tricolor en un entorno exterior de satisfacción generalizada y de cantos por la libertad. Ha llegado la democracia tras décadas de tiranía insensata, de distopía…

Vuelve a perpetrarse la disección del coco del Tío Joe que retorna para caminar entre nosotros, ahora coloreado y camuflado de demócrata (¿debería decir “posmoderno”?), volviendo a oírse en los últimos segundos de metraje, aunque ya no se muestra el rostro ni la cabeza del futuro avatar del nuevo estalinismo, el llanto de una tiranía, aún sin rostro visible, sita en el futuro. Lúcida reflexión sobre el Poder que augura un regreso del viejo despotismo, con otras claves, en momentos distantes.


Ficha técnica

    Guión: Jan Svankmajer.
    Fotografía: Svatopluk Malý.
    Productora: British Broadcasting Corporation (BBC), Nomad Films.

Reparto: Animation.





Secuencias






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Nota Dom Sep 18, 2016 3:40 pm
Davilochi, en "Un repaso por cuarenta años de la historia checoslovaca", en Filmaffinity, el 9 de abril de 2011, escribió:Estamos ante una genialidad extraordinaria de Jan Svankmajer, artista y director de cine nacido en Praga.

El director empieza en tono provocador advirtiendo de que estamos ante un trabajo de agitprop, lo cual es significativo en tanto que esta corriente artística surgió en la Unión Soviética completamente subordinada a los intereses del Partido Comunista. Su fin no sería otro que el uso del arte y la literatura (realismo socialista) como medios para el adoctrinamiento y movilización de las masas en pos de unos determinados objetivos. Lo que Savankmajer hace aquí es un ejercicio de relativismo contra los mitos de la política y la historia para tratar de desnudar la esencia del régimen socialista que se instauró en Checoslovaquia en 1948 e intentar poner alerta a la opinión pública frente a las situaciones indeseables que podría desencadenar la reciente Revolución de Terciopelo (1989). Para ello se sirve de su conocida maestría con la técnica del stop-motion.

Tras el colapso de un edificio dinamitado desde sus cimientos nos queda constancia de que tanto el hombre como lo creado por el hombre acaba dejando a lo sumo un inmenso rastro polvoriento, metáfora del desmantelamiento del comunismo en Europa del este, cuyo polvo ha sido respirado largo tiempo después del año 89 en muchos países. Al son de un conocido tema del Coro del Ejército Rojo nos aparece un mural con el rostro de Stalin en posición central acompañado por la mítica en que la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin en el Viejo Continente: el 9 de mayo de 1945 (o 9.5 visto en clave). El georgiano fue percibido en buena parte de Europa como el gran artífice de esta gloriosa victoria frente al fascismo. A continuación se suceden imágenes de la liberación en la que los soviéticos, liderados por el general Koniev (que aparece con la pechera cargada de medallas) son recibidos con flores. Como colofón aparece una fotografía del atractivo Julius Fucik, mártir de la resistencia comunista checoslovaca que se oponía a la ocupación alemana convertido en mito del Partido Comunista Checoslovaco. Durante su estancia en la cárcel previa a su ejecución a manos de los alemanes dejó una famosa obra escrita en papel de fumar ("Notas desde la horca") donde apostaba por un futuro mejor bajo el comunismo. De ahí que bajo su nombre se pueda leer "Lide Bdete", algo así como "Os observa", traducido al castellano. Éste fue elevado al altar de la patria, convertido en símbolo y ejemplo de abnegación y entrega a la causa, algo similar a lo que Franco hiciera con José Antonio aquí en España.

Así pues nos encontramos con un cirujano diseccionando un busto de Stalin, del cual saca un busto más pequeño de Klement Gottwald - primer presidente de la Checoslovaquia comunistsa - unido por un cordón umbilical al del georgiano. Nada más clarificador para destacar que fue la fotocopia de Stalin en el país centroeuropeo, una figura política que desencadenó unas tremendas purgas políticas que acabarían llevando al país a uno de sus periodos más negros en lo político al instalar un clima de paranoia política insoportable (llegados aquí recomiendo la fantástica película de Costa-Gavras "La confesión"). Curiosamente, este monstruo nacido - bañado de sangre, por cierto - de los sueños de la razón de Stalin murió nueve días después de éste, seguramente de pena. En cualquier caso éste se alzó con el poder en el "glorioso UNOR de 1948", lo que no fue más que un golpe de estado llevado a cabo en el mes de febrero de dicho año. Y es justo a partir de ese momento que comienza la construcción del nuevo hombre socialista, hecho de granito (como afirma en "Ucho" el intérprete del presidente Novotny) y concienzudamente elaborado por el Partido y el Estado en base a un único molde.

Todo esto requerirá enormes sacrificios, de ahí el papel omnipresente de la horca que cumple el papel aleccionador de llevar a cabo ciertos ajusticiamientos -que no asesinatos- selectivos que enseñen a las masas y a las élites intelectuales y políticas a ocupar el lugar que les corresponde: la subordinación al Comité Central del Partido y a las directrices marcadas por éste. Fue un trabajo digno del propio Stalin el que hizo posible que durante cuarenta años una sociedad avanzada en lo político, lo social y lo económico quedara subordinada a un Estado totalitario que asfixió todo atisbo de libertad.

Y entonces, tras un breve interín de Jruschev -cuya fotografía es arrugada por el proceso histórico por inservible- llegó ese sucedáneo de Stalin llamado Brezhnev (véase el bigote de pega) -siempre desde la perspectiva de Svankmajer- que hizo imposible que la Primavera de Praga, aquel sueño de dar lugar al socialismo con rostro humano, pudiera acabar de florecer al enviar los tanques del Pacto de Varsovia contra Checoslovaquia el 21 de agosto (SRPEN) de 1968 (de ahí la metáfora del rodillo). La muerte se lo acabaría llevando, como a todos. Con él llegaría al poder en Praga Novotny, quien dio pan y cerveza (ahí quedan las Pilsner Urquell que han hecho a la República Checa mundialmente famosa) a los checoslovacos, primando la industria del consumo sobre otras, creando la ficción de la estabilidad basado en el bienestar material.

Hacia el final vemos varios planos donde enormes juegos de llaves cubren la pantalla, símbolo de la gran cárcel en que fue convertida Checoslovaquia, un auténtico Estado policial que dejó un enorme legado de muerte y tortura y al que muchos sobrevivieron cambiando la bandera roja por la tricolor.


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