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Jimmy's Hall
Ken Loach (Reino Unido, Irlanda, Francia; 2014) [Color, 109 min]



(wikipedia | filmaffinity)

[propia] Historia de la construcción y vicisitudes de un centro social en el condado de Leitrim (Irlanda), en 1932; de los militantes que lo sostenían, de los vecinos que lo frecuentaban y del militante comunista que lo impulsó, Jimmy Galtron, culto trabajador manual y referente de su comunidad.

En la tónica habitual, todas las sinopsis en internet dicen de esta película que va de un señor, por casualidad comunista, al que se expulsa de Irlanda por montar una sala de fiestas. Uno duda si los señores que escriben las sinopsis ven las mismas películas que nosotros o son otras con el mismo título, pues a menudo nos vemos obligados en RBM a reescribir aquellas cuando descargan de toda intención política el producto e imprimen un sesgo de protagonista único hecho a sí mismo sobre el que pivota toda la realidad, aún cuando la narración, más que sugiere, corre en sentido opuesto, como es el caso.

No es que esta película sea "El acorazado Potemkin", pero el protagonista es ante todo un ambiente, el centro social Pearse-Connolly (en honor a Patrick Henry Pearse y James Connolly, cuyos retratos presiden su sala principal), ubicado en una comarca rural irlandesa. Un centro social que hoy estaría entre los punteros. En este centro, el pueblo organizado se enseña el antaño proscrito gaélico, deportes como el boxeo, oficios como carpintería, artes como canto y dibujo; es sala de lectura, lugar de tertulia literaria y política y salón de baile. El centro concita las simpatías de jóvenes (hambrientos de un espacio que puedan llamar propio), familias obreras y de los últimos combatientes del IRA con vocación social; el apoyo del entonces revolucionario Fianna Fáil y del movimiento de desempleados. Desde este centro, se dirige una actividad política contra los desahucios. Y es teatro de operaciones de Jimmy Galtron, a la sazón militante del Revolutionary Worker's Group, precursor del Partido Comunista de Irlanda, sin que haya en ello nada casual. Porque el centro es una estrategia intuitiva o consciente para condensar los rescoldos del poder popular que brotara durante la lucha por la independencia y que -suele suceder- se iría apagando en paralelo a la institucionalización del nuevo estado irlandés.

Para explicar este conflicto interior, Loach no escatima en escenas. La más significativas se dan cuando, en un litigio de tierras, el nuevo estado se pone del lado del latifundista de turno y ordena el desalojo de las familias productoras que hasta ese momento ocupaban la hacienda; el grupo organizado en torno al Pearse-Connolly se movilizará para paralizar los desahucios ("¿De qué coño sirve este centro si no le damos apoyo a todas esas personas?", dice un militante durante una reunión de la junta directiva), apelando a las resoluciones del tribunal popular que en los años de la guerra ya había resuelto las disputas en favor de los campesinos. En el primer caso, la policía irrumpirá acto seguido en el centro al grito de que el gobierno desautoriza "la anarquía" de los tribunales populares.

A resaltar: las reuniones políticas son más serias de lo que suelen serlo en las películas de Loach. Se proponen soluciones creíbles, estratégicas. Por ejemplo, tiene mucho interés la manera en que Galtron y los suyos intentan relajar la presión que sobre el centro ejerce la institución religiosa dominante, constituida en aparato ideológico del nuevo estado y que razonablemente teme que el local popular le desplace en su papel (irradiación de moral, monopolio de la enseñanza, control comunitario...). Los cuadros populares no se decantan por la algarada anticlerical, sino que deciden en un intenso debate interno dar un lugar al padre Sheridan en la junta directiva del centro. Galtron se esfuerza con el cura, pone el acento en lo común, en la libertad de religión y de conciencia, algo de lo que podría tomar nota el jipi posmodernizante y liberal de hoy. Para infortunio de todos, al cura le pesará más el estado que el pueblo.

Guión: Paul Laverty, basado en la obra de teatro de Donal O'Kelly.
Música: George Fenton.
Fotografía: Robbie Ryan (Color).
Producción: Rebecca O'Brien, Pascal Caucheteux, Andrew Lowe, Vincent Maraval, Grégoire Sorlat.
Productora: BFI, Film4, IFB, Wild Bunch, Sixteen Films, Why Not Productions, Element Pictures.

• Barry Ward (James Gralton).
• Simone Kirby (Oonagh).
• Andrew Scott (padre Seamus).
• Jim Norton (padre Sheridan).
• Brían F. O'Byrne (O'Keefe).
• Shane Cullen (Guard).
• Paul Fox.
• Sorcha Fox (Molly).
• Aisling Franciosi (Marie).
• Karl Geary (Seán).
• Denise Gough (Tess).
• Aileen Henry (Alice).
• Seamus Hughes (Ruairí).
• Martin Lucey (Dezzie).
• Chris MacManus (Taighe).
• Francis Magee (Mossy).
• Conor McDermottroe.
• Mikel Murfi (Tommy).
• Shane O'Brien (Finn).
• Chelsea O'Connor.
• John O'Dowd (Higgins).
• Donal O'Kelly (Cian).
• Rebecca O'Mara (Nora O'Keefe).
• Seán T. Ó Meallaigh (periodista).

Drama histórico, Drama político / Música, Irlanda, Comunismo, Iglesia Católica, Adaptaciones literarias (teatro).

Sección oficial largometrajes a concurso en el Festival de Cannes (2014).

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Subtítulos: incluidos en castellano e inglés

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- [etiqueta] Lucha por la independencia de Irlanda (1916 en adelante)
- [etiqueta] Movimiento de centros sociales (casas del pueblo, okupación, etc.)

En un diálogo de la película se escribió:

- Jimmy Galtron: Los caquis quemaron el centro parroquial de Gowell hará un año, así que decidimos construir el nuestro.
- Periodista: ¿Con qué dinero?
- Jimmy Galtron: Traje algunos ahorros de EEUU y cuento con algunos amigos.
- Periodista: Entonces, si es su dinero y su terreno, ¿significa que el centro es suyo?
- Una militante: No. Lo construyen voluntarios de la comunidad y está dirigido por un comité elegido.

Un miembro de la junta directiva del centro, también sobre el papel del guión, escribió:

Construimos el centro con nuestras manos y nos entregamos a él en cuerpo y alma, ¡lo dimos todo! Además, no es sólo un edificio, ¡es lo que somos! Lo es todo. Y debemos protegerlo. No sólo para nosotros, sino para los jóvenes que vendrán detrás.

Jimmy Galtron, interpelando al sacerdote en la película, escribió:

He visto muchas cosas y cometido muchos errores. Pero a pesar de todos nuestros defectos, creo en mi vecino, en mi semejante, en mi clase; en reunirnos y esforzarnos por entender nuestras vidas lo mejor posible. Estando solos, aislados, pereceremos. El centro es un espacio seguro donde poder pensar, hablar, aprender, escuchar, reír y bailar. Es un buen sitio. Si yo fuera creyente, como usted, lo llamaría un lugar sagrado. Saca lo mejor de nosotros. No tenga miedo. Vaya y conózcanos. Háblenos, cuestiónenos, pero trabaje con nosotros. Ya hay suficiente con la miseria que hay en el mundo.

Brais Fernández, en twitter, el 14 de agosto de 2021, escribió:Hablando de Ken Loach, ayer vi su peli "Jimmy's Hall". Es un homenaje a la militancia obrera, a su capacidad de tejer comunidad, espacios de libertad y conocimiento, frente al modelo de comunidad reaccionaria del poder tradicional. Si quieren sentir nostalgia de la buena, mírenla.

Ken Loach, en entrevista con El Periódico de Catalunya, el 24 de noviembre de 2014, escribió:Muchos países europeos están atrapados por las garras del neoliberalismo y, si estuviera vivo hoy, Jimmy sin duda lucharía contra los grandes poderes fácticos, las multinacionales que lo controlan prácticamente todo. Estoy convencido que es ahí donde la lucha debe tener lugar.

Pepe Gutiérrez-Álvarez, en "Jimmy's Hall, un Loach de base", en facebook, el 1 de febrero de 2020, escribió:Esta importante contribución de Ken Loach estuvo entre los filmes seleccionados para competir por la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2014, y supone un brioso relato a favor de la creación de las sociedades de trabajadores, hombres y mujeres que no quieren seguir bajo el yugo. En 1932, tras haber vivido diez años en los Estados Unidos, James Gralton vuelve a su Irlanda natal para ayudar a su madre a llevar la granja familiar. Un nuevo gobierno está en el poder en Irlanda, diez años después de la guerra civil irlandesa. Para satisfacer las necesidades de los jóvenes del condado de Leitrim, Jimmy, a pesar de no querer incomodar a sus antiguos enemigos (la Iglesia y los terratenientes locales), decide reabrir el Hall, un centro para un público joven, libre y abierto a todo el mundo, donde los jóvenes se reúnen para bailar, estudiar o conversar. Pronto tiene mucho éxito, pero la creciente influencia de Jimmy y de sus ideas radicales no gusta a todos los habitantes del pueblo. La trama se centra en las tensiones políticas entre la iglesia católica, el Estado y el movimiento republicano, con el que Jimmy estuvo en contacto antes de emigrar…

La posición política de Jimmy no es el motivo central de la película, su sufrimiento viene más bien originado por su asociación con el comunismo, por ser un librepensador dedicado a la liberación ciudadana a través de la educación, y también por haber estado en contacto con la cultura del jazz norteamericano (un sermón de la iglesia local advirtió de los riesgos de los ritmos y pasiones de la "África más negra", y condenó los peligros del Hall), aunque Jimmy no es comunista declarado. Pero el apoyo de la prensa comunista local promueve la participación del estudio y el baile, que evolucionan como actividades claves del Hall. El Hall, al comienzo de la película, se conocía como el Pearse-Connolly Hall, reflejando el hecho de que Jimmy había abandonado Irlanda poco después del fallado levantamiento de Pascua, que dio el estatus de mártires a James Connolly y a Pádraig Pearse, lo que subraya el apoyo de la comunidad local al antiguo movimiento republicano. Loach no se olvida de dejar constancia del peso de la Iglesia católica irlandesa a la hora de salvaguardar los intereses creados, por más que la verdad del mensaje evangélico esté del lado de “los herejes”. La intención de la película es claramente la humanización y justificación de las políticas de izquierda, con las que simpatiza el propio director, Ken Loach. Sin resultar una de las mejores de su autor, la película incide en un punto de la máxima importancia, contando cómo donde no existía una resistencia organizada, esta surge por el encuentro entre la propia gente que se pone en movimiento por sus derechos y por un ideal que la humanidad necesita actualmente más que nunca.

En "El contagioso espíritu de libertad de Ken Loach", en La Gran Ilusión, el 19 de noviembre de 2014, se escribió:Barry Ward da vida en la nueva película de Ken Loach a James Gralton, un líder comunista irlandés, que se convirtió en un símbolo de la libertad en su vuelta a casa. Tras diez años en Nueva York, regresó con su madre al condado de Leitrim y allí, animado por los más jóvenes, volvió a abrir, con la ayuda de sus vecinos, un local que ya había servido tiempo atrás de lugar de encuentro para la comunidad. Escuela de música y de danza, espacio para lectura, punto de reuniones políticas y también de fiestas, el local de Jimmy alegra la vida de casi todo el mundo. Los terratenientes de la zona y el sacerdote, sin embargo, se concentrarán en que desaparezca ese rincón de libertad y harán todo lo que sea necesario para recuperar el control.

Simone Kirby, Jim Norton, Francis Magee o Aileen Henry son algunos de los intérpretes que acompañan a Ward en el reparto de la película, un trabajo que nació cuando alguien le contó la historia de Gralton a Paul Laverty. El guionista comenzó entonces una labor de investigación y documentación, y encontró a testigos directos de aquella historia, personajes que lucharon hombro con hombro con Jimmy Gralton y que disfrutaron de su contagioso espíritu de libertad y de su sentido de comunidad.

Sus declaraciones y recuerdos y las informaciones aparecidas en los periódicos de la época permitieron construir una historia que podría ser la continuación, diez años después, de su anterior película, "El viento que agita la cebada", en la que Loach narraba el proceso de lucha de la guerrilla irlandesa contra las tropas británicas, las divisiones dentro del IRA y la posterior Guerra Civil.

La gran diferencia con aquella es que aquí el cineasta intenta transmitir la alegría de vivir, el entusiasmo vital de los jóvenes irlandeses de la época, una generación que llegó a convencerse de que las cosas podrían cambiar. Así, "Jimmy’s Hall" está envuelta en un espíritu positivo que debilita el intento de tragedia en que muchos quisieron que se convirtiera la vida de Gralton. Loach mezcla con gran talento una historia de compromiso y de comunidad con el ánimo vitalista de la juventud.

“Mucha gente se parece a Jimmy Gralton, personas que intentan tender puentes entre los hombres. Esta película rinde homenaje a las personas modestas, que inyectan energía en su pueblo”, dijo el guionista Paul Laverty durante la presentación de la película en Cannes, donde Loach reconoció los grandes paralelismos entre el momento de su historia y el actual.

“Creo que la situación en Irlanda es la misma que en muchos otros países europeos, todos estamos sometidos a los dictados del neoliberalismo –señaló-. Si Jimmy viviera en la actualidad, se opondría a los grandes poderes, a las multinacionales que controlan prácticamente todo. Es ahí donde debe llevarse a cabo la lucha. Creo que si Jimmy estuviera con vida formaría parte de ese combate. Existe un punto en común entre las dos épocas: la alegría de vivir de los jóvenes de esta región de Irlanda, jóvenes que sienten una pasión por la vida que espero que la película haya sido capaz de expresar”.

Alberto Pascual Pérez, en "Lo imperfecto de los maestros", en El Espectador Imaginario, n° 59, febrero de 2015, escribió:Reflexionar sobre la obra de Ken Loach es colocar el cartel de cine social. Es un estigma, no sé si mejor o peor para el señor Loach, pero es así. Estas son las delimitaciones, a veces acertadas y otras no tanto, con las que la crítica, mayestáticamente hablando, intenta indagar en la obra de un autor. Los juicios no son malos, ejercen de puntos de partida y nos ayudan a estructurar. El peligro viene cuando los adjetivos se convierten en férreas sentencias sobre un director, una película o, me atrevería a decir, de todo lo que nos rodea. Ken Loach sabe muy bien dónde poner la cámara y qué historias contar. Quiere, puede y, aunque el resultado varíe su estilo, sus formas son reconocibles.

"Jimmy’s Hall" nos acerca a la figura de James Gralton, un activista de izquierda que regresa de Estados Unidos a su pueblo natal, en Irlanda, para ayudar a su madre en el mantenimiento de la granja familiar. Allí se encontrará con todo aquello que dejó y apenas ha cambiado, incluido sus amigos, que insistirán para que Jimmy vuelva a abrir el centro social que en otros tiempos fue sala de baile, rincón de lectura y lugar de reunión para los vecinos del pueblo y sus alrededores.

Loach tampoco se despega de la realidad en esta película, aunque en este caso, como ya ocurrió en "El viento que agita la cebada", prefiere echar la vista atrás para llevar a las pantallas la vida del activista James Gralton. Jimmy es la figura central del filme, un hombre con gran compromiso político, sin radicalismos descerebrados y con ganas de mejorar su comunidad. Su vuelta y la reapertura del salón consigue que los viejos opositores y enemigos reaviven un odio que, pese a haber pasado una guerra civil y tras unos cuantos años de por medio, nunca enterraron.

Sin entrar a cuestionar ni a valorar la adaptación más o menos verídica de historias y personajes, la cinta se mueve en un terreno pantanoso lleno de dicotomías y moralejas que a veces resultan evidentes. Jimmy y aquellos que le apoyan chocarán una y otra vez con las intransigencias del poder, representado en los terratenientes y la iglesia. Una dualidad que, de lo manoseada que está, necesita de algún revés narrativo para no caer en tópicos una y mil veces contados. En este filme, el posible contrapunto, porque necesitaría más minutos, lo encarna el joven cura crítico y favorable al diálogo frente a las artimañas del poder eclesiástico. Y es en este aspecto, el de los personajes, donde la falta de desarrollo y de profundización opera en detrimento del conjunto de la película.

Todo lo anterior socava, minuto a minuto, un relato que plantea interesantes cuestiones como la emigración, el compromiso social o la lucha para mejorar el mundo, aunque sea el más cercano. La huella de Ken Loach es evidente, pero no tiene nada que ver con la fuerza y el impacto de trabajos anteriores. Lo previsible y la sensación de ver algo que, sin saber dónde, ya está contado es una constante a lo largo de toda la cinta. Aunque, todo sea dicho, no sé si gracias la simpatía por este autor, el metraje se hace llevadero y la historia se deja ver con facilidad, que no es poco. Abandonen esta película si no han visto nada más de Loach, hay joyas con su firma realmente interesantes.

El nombre y la fama, en algunos casos, no te lo dan todo. Y menos mal. El realizador británico hace ya mucho tiempo que se hizo un hueco en la Historia del Cine y su talento y maestría están más que probadas. La perfección es una cualidad reservada a todo aquel que no sea humano y "Jimmy’s Hall" es una prueba de ello. Es en esa verdad donde reside uno de los aspectos más interesantes del arte, y de la vida.

Fabien Lemercier, en “Entrevista a Ken Loach. Un lugar que simboliza la libertad de pensamiento”, en Cineuropa, el 22 de mayo de 2014, escribió:Pregunta: La trama de "Jimmy's Hall" se desarrolla una década después de aquélla donde se desarrolla "El viento que agita la cebada". ¿Se puede considerar el filme como una especie de continuación?

Ken Loach: Ambos filmes tienen algo en común. En "El viento que agita la cebada", se analiza una época muy compleja de la historia de Irlanda, en la cual se desencadenan la guerra de independencia y la guerra civil. Diez años después, aún quedaba una esperanza y se desarrolla un movimiento en apoyo a los campesinos pobres que padecieron la expropiación. A través de la historia de un hombre tan carismático como Jimmy Gralton, quería mostrar en lo que se convirtió este sueño que había dado origen a la independencia diez años antes, puesto que la realidad era que el Imperio continuaba gobernando Irlanda sin ocuparla: la bandera había cambiado de colores, sin embargo, las cosas no cambiaron mucho. Si bien "El viento que agita la cebada" fue una temática de gran importancia con una trama desarrollándose a lo largo de todo el país, "Jimmy's Hall" se desarrolla en un pequeño pueblo en medio de la nada, donde los jóvenes simplemente tienen el deseo de bailar y hacer poesía, lo que en ese entonces era considerado como peligroso. Mi intención fue analizar un microcosmos.


Pregunta: ¿Qué se tuvo que hacer para recrear el salón de baile?

Ken Loach: Tuvimos que reconstruir todo y todas las escenas de baile se desarrollaron ahí. Después, tuvimos que destruirlo en un gran incendio, pues la trama del filme lo requería. En la historia, el salón de baile representaba un lugar seguro de encuentro para poder expresarse libremente por medio del deporte, la poesía, la discusión e incluso la militancia, ya que Jimmy intenta ayudar a los pobres. También existe un elemento esencial: la alegría de vivir de los jóvenes y de los personajes de la región. Sin embargo, este lugar que simboliza la libertad de pensamiento, sería atacado. Por otra parte, Jimmy y algunos de los personajes poseen una conciencia política, pues vivieron la guerra civil y dan a conocer su experiencia con claridad. Hay que considerar también que en esa época no se toleraba que los miembros de la clase obrera se expresaran; eran considerados como delincuentes. Son personajes extraordinarios que van de acuerdo a un tema que es muy recurrente en mis películas: presentar gente de la clase obrera que toma la palabra en público y comparte sus experiencias.


Pregunta: ¿Cómo desarrolló el personaje del sacerdote que creó la campaña en contra de Jimmy?

Ken Loach: Fuimos muy cautelosos en este punto. Este sacerdote es un hombre dogmático, de principios sólidos, que lanza una campaña en contra del jazz y condena a Jimmy al Infierno. Pero había que hacer que la oposición fuera sofisticada, que el sacerdote fuera reflexivo y que se diera cuenta, sin desviarse de sus principios, de que Jimmy es un hombre íntegro, un adversario digno de enfrentar y que también cree en Dios. Sin embargo, la ferocidad de la Iglesia en Irlanda, en aquella época, no debe ser subestimada. Además, dos o tres años más tarde, envió voluntarios a combatir en España a favor de Francisco Franco. No obstante, no hay que olvidar que también había puntos de vista divergentes dentro de la Iglesia.


Pregunta: "Jimmy's Hall" comienza con imágenes de la crisis de 1929. En todas sus películas, usted trata problemas sociales y toma partido con los movimientos sociales en cuestión. ¿Esta película representa una metáfora de la situación actual?

Ken Loach: ¿De qué otra forma podríamos hacer que la gente vea las cosas de otra manera? Aquéllos que están en el poder quieren ocultar ciertos hechos y siempre intentan desechar las voces que piensan diferente. El pensamiento único en Europa es un verdadero problema y hay que darles su lugar a los disidentes, que sus voces sean escuchadas. En el filme, Jimmy representa este espacio de libertad. En la actualidad, Europa vive fuertes problemas de desempleo y se encuentra atrapada bajo la férula del ultraliberalismo con las multinacionales que lo controlan todo, incluidas las democracias, ejerciendo presión. Si Jimmy existiera hoy, seguramente lucharía en contra de ellas.

En SensaCine se escribió:Barry Ward da vida al activista político James Gralton que en 1920 desafió la restricción de la Iglesia Católica sobre libertad de expresión, al abrir un local en las tierras pertenecientes a sus padres donde la gente joven podía ir a aprender, a debatir, a soñar.... Pero sobre todo a bailar. La película nos situará en 1932, cuando Gralton vuelve a su país natal, después de haber pasado 10 años en Nueva York , y reabre el controvertido local.

- James Gralton ha sido el único ciudadano irlandés que ha sido deportado del país por ser comunista.
- Según las declaraciones del director Ken Loach, esta sería su última película antes de retirarse, aunque ya ha hecho estas declaraciones anteriormente y ha continuado con nuevos proyectos.

En Allociné se escribió:1932 - Après un exil de 10 ans aux États-Unis, Jimmy Gralton rentre au pays pour aider sa mère à s'occuper de la ferme familiale. L'Irlande qu'il retrouve, une dizaine d'années après la guerre civile, s'est dotée d'un nouveau gouvernement. Tous les espoirs sont permis… Suite aux sollicitations des jeunes du Comté de Leitrim, Jimmy, malgré sa réticence à provoquer ses vieux ennemis comme l'Eglise ou les propriétaires terriens, décide de rouvrir le ''Hall'', un foyer ouvert à tous où l'on se retrouve pour danser, étudier, ou discuter. À nouveau, le succès est immédiat. Mais l'influence grandissante de Jimmy et ses idées progressistes ne sont toujours pas du goût de tout le monde au village. Les tensions refont surface.

Secrets de tournage:
- Encore en compétition au Festival. Ce film est présenté en compétition au Festival de Cannes 2014. Ken Loach est parmi les « recordmen » du Festival en terme de participations : le cinéaste britannique compte pas moins de 17 sélections, depuis 1970 ! Il a reçu 5 prix, dont une Palme d’or en 2006 pour Le Vent se lève.
- Histoire vraie. Pour Jimmy's Hall, le réalisateur britannique Ken Loach s'est inspiré de la pièce "Jimmy Gralton's Dancehall" écrite par Donal O'Kelly, et qui revient sur l'histoire mouvementée de Jimmy Gralton, un activiste communiste irlandais qui a pris la nationalité américaine en 1909. Il retourne sur sa terre natale en 1921 pour y ouvrir un dancing dans le comté de Leitrim. Ce dernier se fera déporter aux Etats-Unis en 1933. Il est le seul à avoir été expulsé de son propre pays sans procès.
- Une équipe qui gagne. C'est de nouveau le Britannique Paul Laverty, fidèle collaborateur de Ken Loach depuis Carla's song (1995), qui signe le scénario de Jimmy's Hall. On lui doit notamment les scénarios de Sweet Sixteen (2002), pour lequel il reçoit le Prix du meilleur scénario à Cannes, ou encore Le Vent se lève, Palme d'or à Cannes en 2006.
- Retour en Irlande. Déjà dans Le Vent se lève, Ken Loach prenait pour cadre les terres irlandaises. Dans Jimmy's Hall, le cinéaste britannique évoque de nouveau le conflit irlandais dans les années 20 et 30 : "Sur le plan historique, les deux oeuvres sont complémentaires : Jimmy's Hall aborde les mêmes enjeux et s’intéresse à la manière dont ils évoluent – l’État libre d’Irlande est en place depuis dix ans et il est intéressant de voir qui détient le pouvoir à présent", décrypte la productrice du film Rebecca O'Brien.
- Ce qu'il reste du Hall. Si le Pearse-Connolly Hall, ce foyer ouvert à tous les Irlandais qui s'y rendaient pour danser, étudier, ou discuter dans les années 20, a été détruit le 31 décembre 1932, on peut y trouver aujourd'hui un panneau en bois rappelant l'existence de cette maison de quartier pensée par Jimmy Gralton : "Emplacement du Pearse-Connolly Hall. À la mémoire de Jimmy Gralton, socialiste originaire de Leitrim, expulsé pour ses convictions politiques le 13 août 1933."
- Un expert sur le tournage. C'est de nouveau l’historien Donal Ó Drisceoil, professeur à l’University College de Cork et spécialiste de l’histoire politique et sociale de l’Irlande, qui a officié comme consultant historique sur Jimmy's Hall, après avoir collaboré avec Ken Loach sur Le Vent se lève en 2006 : "Il nous a apporté une aide précieuse, pour nous documenter sur le climat politique de l’époque, nous donner quantité de détails précis et répondre à nos innombrables questions", confie le scénariste Paul Laverty.
- Parti pris artistiques. C'est dans des conditions réelles que les musiciens du film ont joué de leurs instruments. En effet, Ken Loach a insisté pour que le public puisse voir leur travail en direct et ne soit pas confronté à des pistes sonores préenregistrées : "C’est la seule manière de pouvoir voir des musiciens en train de jouer, et les échanges entre les musiciens et les danseurs, car autrement, on aurait le sentiment que quelque chose sonne un peu faux, ou qu’il manque quelque chose." Quant aux décors, le cinéaste a opté pour reconstruire le Hall de manière naturelle plutôt qu'en studio : "Lorsque l’on tourne en studio, on est tenté de ne pas construire le décor à l’échelle ; par contre, une construction grandeur nature impose une discipline que, à mon avis, le spectateur ressent." Enfin, pour être le plus fidèle possible à l'histoire de Jimmy Gralton, l'équipe du film a posé ses caméras dans le comté de Leitrim en Irlande, là où se trouvait le Hall.
- Des comédiens locaux. La directrice de casting Kathleen Crawford a recruté des acteurs professionnels irlandais qui vivaient dans les alentours du comté de Leitrim : "(...) nous avons tâché de recruter les comédiens sur place, parce que le sentiment d’appartenance régionale est une dimension fondamentale dans le film, qui ne concerne pas seulement les acteurs principaux et les figurants."
- Cours de danse. Pour apprendre les pas de danse du Lindy Hop (danse acrobatique) et du Step Dancing (danse traditionnelle irlandaise), les acteurs de Jimmy's Hall ont répété pendant quatre semaines à Londres puis se sont ensuite rendus en Irlande pour tourner les scènes de danse en question. Si Barry Ward, qui incarne Jimmy, était un piètre danseur à l'origine, sa partenaire dans le film, Simone Kirby, avait pratiqué la danse étant petite et s'est vite remise dans le bain.
- L'ultime film de Ken Loach ? Jimmy's Hall est présenté comme le dernier film de Ken Loach avant sa retraite cinématographique. Selon la productrice du film, Rebecca O'Brien, interrogée par Screen Daily : "[Jimmy's Hall] est probablement le dernier film de fiction de Ken. Il y a quelques idées de documentaires dans l’air, et ce sera probablement la manière de s’en aller, mais ce film est un drame historique sérieux, avec de nombreux passages émouvants, donc c’est quelque chose de conséquent à construire. Je pense qu'on devrait arrêter tant qu’on est au top."

1932. Jimmy Gralton is back home in the Irish countryside after ten years of forced exile in the USA. His widowed mother Alice is happy, Jimmy's friends are happy, all the young people who enjoy dancing and singing are happy. Which is not the case of Father Sheridan, the local priest, nor of the village squire, nor of Dennis O'Keefe, the chief of the fascists. The reason is simple: Jimmy is a socialist activist. So when the "intruder" reopens the village hall, thus enabling the villagers to gather to sing, dance, paint, study or box, they take a dim view of the whole thing. People who think and unite are difficult to manipulate, aren't they? From that moment on they will use every means possible to get rid of Jimmy and his "dangerous" hall (IMDb).

Otras referencias
- Javier Ocaña: "El 'hasta luego' de Ken Loach", en El País, 23 de mayo de 2014.