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Democratic Socialism Simulator (Molleindustria, 2020)

Juegos con textura política. De base analógica o digital.
Democratic Socialism Simulator
Molleindustria (Italia, 2020)

Portada
(página oficial)


Sinopsis:

    [propia] Milagrosamente, los estadounidenses han escogido un gobierno socialdemócrata. Su tarea es jugar la mejor baza en cada encrucijada.

Comentario personal:

    Narrativo, simpático, elemental.

Álvaro Arbonés, en "Socialismo, patria y rey. Análisis de 'Democratic Socialism Simulator'", en EuroGamer, el 27 de marzo de 2020, escribió:Estados Unidos, como el resto del planeta, se encuentra ante una disyuntiva. El cambio climático, la aparición del coronavirus y que el sistema parece vivir ya en una crisis económica permanente ha hecho evidente que es necesario un cambio. Que seguir fingiendo que todo irá a mejor si seguimos haciendo exactamente lo mismo no nos llevará a ninguna parte. Por eso, mientras algunos siguen abogando por más mercado y otros se abrazan al fascismo, en el seno del partido democrático ha surgido una propuesta diferente: el socialismo democrático. Es decir, un giro a la izquierda representado en el candidato presidencial Bernie Sanders.

Como es lógico, alrededor de su figura han surgido muchos discursos, algunos hasta hace poco imposibles. De repente, se puede discutir sobre socialismo en Estados Unidos, un país que, tras el macartismo, tildaba de comunista cualquier cosa más a la izquierda del liberalismo rampante. El mundo del videojuego no ha sido impermeable a este fenómeno, dándonos algunos títulos claramente influenciados por el actual clima social, incluso si no son estrictamente sobre lo que está intentando hacer Sanders y otros tantos como él.

Entre esos juegos está "Democratic Socialism Simulator", un sencillo simulador que nos pone en el sillón de la presidencia de EE.UU. como un presidente potencialmente socialista y demócrata. Es decir, alguien que tendrá que lidiar con toda la gente a nuestra derecha, lo cual significa, en esencia, prácticamente todo el establishment y los medios estadounidenses salvo Chapo Trap House.

Adentrándonos ya en lo mecánico el juego es, esencialmente, un clon de "Reigns". Comenzamos asumiendo la presidencia de los EE.UU. y, a partir de ahí, diferentes consejeros y lobistas nos harán propuestas que tendremos que aprobar, pasando la carta a la derecha, o rechazar, pasando a la izquierda. De ese modo iremos gestionando unas políticas que, en el caso de "Democratic Socialism Simulator", tienen una serie de particularidades propias que lo convierten en un juego con personalidad propia.

Para empezar, nuestras decisiones no son absolutas. Ciertas leyes tendrán que pasar por el congreso y, si bien empezamos con una cantidad decente de apoyo (cuatro sextos de la cámara, nada menos), las leyes más controvertidas, es decir, las más a la izquierda, pueden necesitar de un apoyo aún mayor. Esto nos lleva a la segunda de sus mecánicas: las elecciones. Acabado cada periodo, consistente en dos años, habrá unas elecciones. Primero al congreso, luego a la presidencia, y luego repetir otra vez lo mismo. Las primeras decidirán nuestro poder de actuación, pues nos permitirán tener más o menos congresistas de nuestro color, y las segundas decidirán si podemos continuar el juego, pues si no salimos re-elegidos difícilmente podríamos legislar nada, algo que le da una dimensión mucho más cercana a la política democrática.

Ahora bien, la cosa no es tan sencilla como asegurarnos nuestra re-elección. Cada perfil de votante tiene unos intereses particulares que podemos ver en un pequeño mapa donde, al mover cada una de las cartas a uno u otro lado, nos indicarán su contento o descontento ante la misma, algo que deberemos sumar a otro factor más, que es que, como en Reigns, tenemos tres factores diferentes. Con uno para el dinero, otro para la justicia social y otro para el ecologismo, debemos tener en consideración que todas nuestras decisiones tendrán efectos sobre los mismos. Con el dinero empezamos en una situación neutra, pudiendo alcanzar valores positivos (superávit) o valores negativos (déficit), teniendo así que tener en consideración nuestras arcas antes de tomar una decisión que nos vaya a costar dinero. La justicia social empieza a cero y representa la agencia que tiene la ciudadanía sobre sus derechos, especialmente en el caso de los más vulnerables. Y el ecologismo empieza con la barra llena, la cual tendremos que vaciar tomando medidas para crear unos Estados Unidos más verdes. Esto se demostrará mucho más difícil de lo que parece a simple vista, ya que mantener el equilibrio entre todos estos aspectos es, en última instancia, algo prácticamente imposible, especialmente cuando descubramos que las medidas de justicia social y de ecología no van necesariamente en la misma dirección.

Por desgracia, es precisamente en el seno de sus mecánicas donde encontramos el grueso de los problemas del juego, y es que el sistema heredado de "Reigns" tiene algo que choca frontalmente con la intencionalidad del juego: un presidente de una democracia no es un rey, por más similar que sea la política en su superficie. [...]


Ficha técnica





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