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ARTICULOS DE TELESFORO MONZON (1904-1981)

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MONZONEN ARTIKULUAK (1904-1981)
ARTICULOS DE TELESFORO MONZON (1904-1981)


EL RECONOCIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL DEL PUEBLO VASCO

Telesforo Monzón Ortiz de Urruela (1904-1981)

1978/7/6


Voy a tratar de expresar lo más claramente posible la forma en que, a mi juicio, debiéramos actuar los patriotas vascos en el momento en que se nos abre una de las etapas más cargadas de consecuencias que haya conocido jamás la historia de nuestro pueblo.

Es un cruce de caminos el que se presenta ante nosotros, que lo mismo puede llevarnos hacia la liberación definitiva de nuestra patria, o conducirnos a un estado caótico de lucha y odio entre abertzales que prefiero no pensar siquiera hasta dónde nos pudiera hacer llegar.

Para mí existe hoy, por consiguiente, un primer dogma en el que debemos creer, que es éste: presentarnos los abertzales desunidos, y en posiciones abiertamente opuestas en tales circunstancias, sería pura y simplemente un caso de suicidio nacional.

Y el peligro existe. Porque el Gobierno español va a seguir valiéndose de todos los medios y ocasiones posibles, como hasta ahora, para lograr que los patriotas vascos se sigan enfrentando entre sí. Y la ocasión, la táctica ahora pudiera ser la siguiente: abrir justo, justo, lo suficiente la puerta de la Constitución española para que el EAJ-PNV se creyera en la obligación de entrar por ella, dejando fuera a los demás partidos abertzales que juzguen lo contrario. Y provocando con ello, entre los propios patriotas, un odio a muerte que, en los actuales momentos, insisto, no sé hasta dónde nos conduciría.

Yo no creo que la vocación de las organizaciones abertzales sea tan buena como para tenerse que presentar eternamente unidas de la mano y cantando en corro. Entre abertzales existen diferencias profundísimas, filosóficas, políticas, económicas, sociales, y hasta intereses totalmente opuestos que habrán de llevar a éstas a enfrentarse entre sí más de una vez en un futuro Estado Libre Vasco como sucede con los demás partidos de diferentes ideologias en otros paises y naciones.

Pero es que la situación, en este momento, pudiera ser nacionalmente decisiva y es particular. Porque de lo que ahora se trata, lo que ahora nos jugamos, no es dar un tinte más o menos blanco, o rojo, o verde, o amarillo a la futura Euskal Herria; sino la facultad para nuestro país de coger -¡por fin!- la llave de casa en la mano. Es decir, lo que se halla en juego, en este instante, es el reconocimiento, o no, de la soberanía de la nación vasca y de su derecho a la autodeterminación. Es ahí donde se halla hoy para los abertzales de esta ideología el fondo de la cuestión y la razón suprema de su batalla. Digo bien: hoy. Y en esa batalla, nacionalmente fundamental, no se concibe que -volviendo la espalda al ejemplo de otros pueblos y naciones amigas del mundo- se presenten enfrentados entre sí los patriotas vascos.

Yo por lo menos, lo digo francamente, no lo concibo. Lo concebiría perfectamente mañana, en otras circunstancias, tal vez, en un Estado Libre Vasco como he dicho anteriormente. En las presentes, no lo concibo.

¿Por qué? Pues sencillamente porque la primera obligación auténticamente revolucionaria, progresista y popular, en este momento, es luchar contra el imperialismo -del color que sea- que pretende evitar que nazcamos al mapa de Europa como nación.


A Quienes Consideramos Abertzales.

Digamos inmediatamente que, cuando hablamos de acción concertada entre abertzales, no nos creemos ni por un momento autorizados para distribuir o recusar patentes de abertzalismo. Pero, con carácter general, sí insistiremos en decir que para nosotros son hoy abertzales, llámense o no por ese nombre, todos los vascos, nativos o inmigrados que, reconociendo a Euskal Herria como su patria, recaban para ella la plenitud de soberanía y el ejercicio pleno de su derecho de autodeterminación.

Lo que ocurre es que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y en este sentido no podemos decir que reclamar sinceramente para Euskal Herria el derecho de autodeterminación -por mucho que lo incluyan de un modo teórico, y como propaganda, en el escaparate de sus respectivos estatutos-, sea lo que pretenden hacer de él, un vulgar e intranscendente apéndice de la futura Carta Magna española, -verdadera tomadura de pelo, como alguien lo ha dicho- sometido, atado y encadenado a la Constitución española en elaboración.

En este sentido -y lamentándolo sinceramente, porque hay recuerdos comunes que no se olvidan de la época en la que luchamos todos contra el franquismo y su tirania- nos vemos en la obligación de incluir hoy en el mismo saco a AP, a la UCD, al PSOE y al PC. Porque a la hora decisiva del voto los cuatro han venido a decir lo mismo: "Reconocemos a todas las aves el derecho a volar libremente... con tal de que el pajáro de casa no salga de la jaula que le estamos construyendo y en la que le vamos a encerrar".

No. Quede bien claro que, a la hora de hablar de concertación entre los abertzales, nos referimos a todos aquellos, y únicamente a aquellos, que proclaman sin paliativos: "Que los derechos del pájaro a volar libremente son anteriores y superiores a los de la jaula". Y que cuanto a la lengua, ya estamos hartos de que al kardantxolo de casa se le obligue, además de hallarse encerrado, a que aprenda a cantar como el canario del parque de enfrente. Porque la obligatoriedad de todo kardantxolo es la de expresarse como Dios ha dicho que se expresen, pues, por naturaleza, los kardantxolos; y no sólo con gargarismos como el señor, aunque la Constitución española ni ninguna otra constitución del mundo debe sentirse ni anterior ni superior a la Ley Natural.

Por eso, cuando oigo decir que los parlamentarios vascos van a presentar... ¡más de treinta enmiendas!... a la Constitución española, me asusto un poco. Porque a mi modo de ver, con una sola que proclamara para Euskal Herria su soberanía sería suficiente. No hay que detenerse a recoger gotas de rocío en la heredad ajena, cuando a lo que se ha salido es a llenar el cántaro de agua en la fuente comunal.


Como debe de negociarse el caso vasco.

En primer lugar diré que lo de que "los vascos no somos ni franceses ni españoles" que vamos predicando de pueblo en pueblo, y que nos hallamos totalmente decididos a repetir ante el juez si éste se decide a pedirnos cuentas y llamarnos, no es una invención irresponsable nacida al calor de una improvisación. Esa frase constituye, pura y simplemente, la base de nuestra filosofía política y -tanto para el jelkidismo como para el etismo (terminos usados por Telesforo Monzón. Jelkidismo, corriente política del EAJ-PNV y Etismo corriente política de ETA) - la razón de ser más profunda de toda una gloriosa gesta nacional. Y me refiero a los cientos de miles de abertzales de ayer y de hoy que, por haber creído precisamente en esa frase, le han venido dedicando su vida entera, su sangre, sus lágrimas y su libertad. Si esa frase cerraba una mentira, mucho ha hecho sufrir inútilmente a este país quien primero la pronunció. Pero si encierra, como encierra, para nosotros, una verdad profunda, ¿por qué no la tomamos en serio y la proclamamos y la aplicamos en todas sus consecuencias? ¡Si precisamente en esta frase radica toda nuestra fuerza!

Yo también fui diputado en Madrid en la decada de 1930. Por eso no volveré a serlo. Porque ya lo fui una vez. Y no olvidaré nunca aquella terrible inprovisación que quedó para siempre en mis oídos: "Pero, bueno, ¿son o no son españoles sus señorías? Si lo son -y se consideran demócratas-, ¿por qué no han de someterse como los demás a lo que acuerde la mayoría de españoles? Y si no lo son, ¿quieren decirnos qué hacen aquí?". Esa misma frase, la tuvieron que oír, antes de nosotros, los defensores de los Fueros Vascos anteriores a Sabin Arana. Y esa misma frase -se pronuncie o no se pronuncie- se halla hoy en la conciencia de todos y cada uno de los diputados y senadores de las Cortes españolas. Porque si se tratara de una Constitución confederal que partiera del derecho de todo pájaro a volar libremente, nuestra presencia allí tendria sentido. Pero en unas cortes centralistas para quienes la única fuente de soberanía proviene de la jaula, nuestra participación en la forma de fabricarla no tiene razón de ser.

Por eso digo y repito que hay que negociar de pueblo a pueblo, de nación a nación, "buruz buru" como diríamos en euskara. Y que someter nuestro caso nacional y nuestra soberanía foral a votaciones indiscriminadas en parlamentos ajenos a nosotros y a cientos de kilometros lejos de Euskal Herria, en las que nos hallamos en proporción de inferioridad numérica ridícula, me parece totalmente improcedente.

Lejos de mi espíritu el criticar a los parlamentarios abertzales cuyo patriotismo no pongo en duda y cuya tragedia de cada día comprendo por haberla yo mismo vivido en tardes históricas inolvidables junto a compañeros ilustres de grupos parlamentarios de los paises ibéricos hemanos: especialmente catalanes y gallegos.

Lo que yo digo es que, si a pesar de los esfuerzos de los parlamentarios abertzales de todo color e ideología en las Cortes españolas actuales, la soberanía de Euskal Herria y el derecho de autodeterminación de nuestro país no quedan rotundamente reconocidos, los diputados y senadores patriotas vascos, llegado el momento, deben de levantarse todos a un tiempo de esos escaños y retirarse de las Cortes españolas.

¿Para qué retirarse? ¿Para hacer qué? Pues sencillamente -si fuera necesario y no hubiera otros medios de convencimiento- para dar comienzo, entre otros muchos medios de lucha a la resistencia pasiva y a la desobediencia civil en Euskal Herria. Hasta llegar a negociar el problema vasco con la otra parte, frente a frente y en torno a una mesa, como han sabido y logrado negociar tantos otros pueblos y naciones que, habiendo acabado por obtener que esa soberanía fuera reconocida, hoy son libres... ¡y cordialmente amigos y aliados de sus antiguos opresores!

Aparte de eso, sólo añadiré y repetiré: que paz en la península pasa ya necesariamente por el reconocimiento de nuestra soberanía nacional y el derecho de nuestra patria a su autodeterminación.

Y que medidas dementes como la tomada sin reflexionar y en caliente, con el actual "Decreto Ley contra el terrorismo" en Euskadi (en Euskadi naturalmente), me parece un nuevo regalo -y no de los menos valiosos- hehco por el Gobierno español a ETA y a la causa de la independencia del pueblo vasco, desde Hasparren hasta Tudela.

Porque creo tener idea de que no es la primera vez que medidas punitivas de este estilo hayan sido aplicadas contra Euskal Herria y el resultado...

Mi pregunta final es está: ¿es así como se pretende lograr que termine de una vez esta horrible e inhumana guerra de exterminio que el fascismo impuso a nuestro país hace cuarenta años, tanta sangre ha costado y sigue costando estos mismos días de un lado y de otro, y que todavía no ha terminado?




Telesforo Monzonek (1904-1981) 1978. urtean Donostiako Anoeta Belodromoan eskainitako hitzaldiaren zati bat. Euskarazko jatorrizko testuaren azpian gaztelaniazko itzulpena dago.

Extracto del discurso en euskara ofrecido por Telesforo Monzón (1904-1981) en el Velodromo de Anoeta de Donostia en el año 1978. La traducción al castellano se enecuentra debajo de texto original en euskara.


...

Ez!

Ez du arima saldu!

Gaurko Euskal Herria.
Euskal Herri abertzale, borrokari, pentsalariak... ez du bere arima saldu nai, baizik atzeman.

Ez zuten beren arima saldu, atzo, Elgetan, Kalamuan, Solluben, Artxandan... Euskal Herriko mendiak beren odolaz gorritu zituzten gudariek.

Ez dute beren arima saldu, gaur, heien haurrek, ezpata gizonei buruz buru begiratuz, esku-muturrak loturik baina bihotzak libro, euskaraz ohiuka, heriotzaren aurrean kantuz, beren abertzaletasuna eta zuzentasun egarria deadarkatu duten gure anai gazteok. Ez eta borroka hontan beren bizitzako urterik hoberenak nahiz espetxean, nahiz etxetik kanpo daramazkiten abertzaleok.

Izan ala ez izan!

Bizi ala hil!

Horra zertan den gaur gure Herria. Herri gisa zapaldu nai bagaitue, Herri gisa eman behar dugu borroka.

Abertzale guztiok elkarturik, agintaritza baten menpean.

Ta... borroka hori oraindik luzea eta latza izanen baita, bidean anaia erortzen bazait, lepoan hartu...


Eta segi aurrera!

...




Traducción al castellano del texto original en euskara:

...

¡No!

¡No ha vendido su alma!

La Euskal Herria de hoy en dia. La Euskal Herria abertzale, luchadora, intelectual... no quiere vender su alma, sino reencontrarla.

No vendieron su alma los gudaris que, ayer, en Elgeta, en Kalamua, en Sollube, en Artxanda... enrojecieron las montañas de Euskal Herria con su propia sangre.

No han vendido sus almas los hijos de aquellos, hoy, estos nuestros jovenes hermanos que mirando cara a cara a los hombres de las espadas, con los brazos atados pero con los corazones libres, gritando en euskara, cantando ante la muerte, proclaman su patriotismo y sed de justicia. Ni tampoco lo han hecho los abertzales que han dado los mejores años de sus vidas sea en prision, sea exiliados de sus hogares.

¡Ser o no ser!

¡Vivir o morir!

He aqui en que reside el dilema de nuestro País. Si nos quieren oprimir como País, como País debemos de presentar batalla.

Todos los abertzales unidos, bajo un unico mando.

Y... ya que esa lucha aun sera larga y cruel, si en el camino cae un hermano, carga con el encima...

¡Y sigue adelante!




EL JARRON ROTO

Artículo de Telesforo Monzón (1905-1981) en el diario EGIN.

1980/VII/24


La naturaleza entera está impregnada de violencia. Los animales y las plantas la practican, en defensa de su propia existencia, obedeciendo a un instinto natural. La historia de la humanidad es una sucesión de violencias ininterrumpidas. Y es cierto que, hace veinte siglos, la figura de Jesús de Nazaret surge, solitaria y desconcertante, mandándonos pagar el mal con el bien y ofrecer la segunda mejilla a quien nos haya abofeteado en la primera. No es menos cierto que a la Iglesia, que se reclama de Cristo, le cabe la responsabilidad de habernos enseñado, ella también, a usar de las armas como medio de Poder y a emplear la hoguera como instrumento de convicción. Pocos pueden pues presumir, en este mundo, de tener sus manos totalmente limpias de lágrimas y de sangre.


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Telesforo Monzón a finales de los 70 en Donibane Lohitzune (Lapurdi, Iparralde, Euskal Herria)


Pero ahora resulta que las cosas son distintas a como las veíamos nosotros. Que nos hallámos equivocados. Que jamás la sangre había enrojecido el suelo de este planeta. Que el mundo había venido siendo hasta hoy un campo de perfumadas violetas y mariposas nupciales. Y que ha sido el nacimiento de ETA -producido por generación espontánea y culpa propia, sin la menor responsabilidad ajena- la que por primera vez ha hecho conocer al hombre el horror de la violencia, de las lágrimas y de la sangre.

¿Las Cruzadas? Nada. Simples Asociaciones de objetores de conciencia. ¿Santa Juana de Arco, recientemente canonizada? Nada. Una jovencita de Orleans que se limitó a pedir a los ingleses que, por favor y por las buenas, se fueran de Francia. ¿Simon Bolívar, a quien ofrecemos discursos emocionados y coronas de flores todos los días? Nada. Un hijo de emigrantes vascos pacifista que, sin disparar un tiro, logró la independencia de Améica discutiendo con Madrid un problema de transferencias. ¿Los navarros Daoiz y Belarde? Nada. Unos buenos españoles razonables que no creían en independentismos ni utopías y se fueron a Baiona a pedirle a Napoleón un Estatuto de Autonomía para una parte de España llamada Vascongadas, dentro, naturalmente, de la Constitución francesa. ¿Los comunistas internacionales correligionarios del pacifista señor Carrillo? Nada. Unos perfectos caballeros que siguen logrando imponer la ley a medio mundo rezando por las noches el rosario en familia. ¿Los yanquis? ¿Los yanquis, dice usted? Bastante favor les debemos por haber bombardeado Hiroshima, acortando con ello la guerra para evitar mayores sufrimientos a la humanidad. De las bombas atómicas no hablemos, porque todos sabemos que han sido inventadas para destruir la polilla. Y en cuanto a la Cruzada franquista con su millón de muertos a la espalda... txisssst! De eso no hay que hablar, eso hay que olvidarlo, seguir hablando de eso resulta... de mal gusto. Aquí no hay que hablar más que de la ETA y sólo de la ETA, única inventora, responsable y causante de la violencia en el mundo.

Este es el panorama idílico que nos quieren pintar doña Hipocresia y don Fariseo, mientras nos bailan -¡con los ancianos que son ya los pobres!- su danza macabra en torno del engaño y de la mentira. Pero no todos nos tragamos el anzuelo ni pretendemos hacérselo tragar a los demás.

No ha sido ETA la que ha engendrado la violencia. Ha sido la violencia la que ha engendrado a ETA. No fue su manantial. Ha sido su fruto. ETA nació en un charco de sangre. Pero esa sangre no había sido vertida por ETA. El nacionalismo vasco no había nunca cogido las armas para hacer triunfar sus ideas. Su actuación había sido exclusivamente social, cultural, política. Fueron otros -todos sabemos quiénes- los que en 1936 obligaron a coger el fusil en la mano a unos hombres que, por esencia propia, por civilización propia, sentían horror a matar. Y el nacionalismo vasco, obligado a coger el fusil para defender el País, trató de humanizar la guerra hasta un punto inconcebible. Los propios perseguidores franquistas, cuando se veían en peligro,-por miedo a muchos que hoy se rasgan las vestiduras, socialistas y comunistas-, llamaban a la puerta de sus propios perseguidos vascos para pedirles protección y defensa. Así hizo la guerra el nacionalismo vasco.

Pues bien, esta actitud mereció un pago y ese pago fue una particular saña y persecución precisamente contra el pueblo vasco. Por eso, amigos míos, mal que os pese, ETA es vuestro fruto. La habéis engendrado vosotros. Es el resultado de vuestra violencia y de vuestra ingratitud. Es la tempestad nacida del viento que sembrasteis. Nuestro País es un País sensible. Una muestra de generosidad y de grandeza por vuestra parte, producida a tiempo, hubiera podido ayudar a resolver, o al menos a encauzar, sin más sangre, el problema vasco. No lo hicisteis y seguís sin quererlo hacer, desdeñando toda negociación seria andáis queriendo comprar nuestro País al más bajo precio posible, pero los hombres dispuestos a dar su vida no han sentido nunca vocación de cicatería, de engaño, de violencia y de ingratitud... que continúan. Los gudaris de hoy son los hijos de los gudaris de ayer del 36. Pero ciertamente, ya no son los mismos. Ya no hacen la política ni la guerra de la misma manera. Si no son de vuestro agrado, no os quejéis. Sois vosotros los que los habéis reformado.

¿Habláis de violencia?¿Quién sigue invitando diariamente a la violencia? Dejando prisiones, torturas y otros métodos convincentes de lado, ¿era violencia la celebración del Aberri Eguna en Iruñea? Y la prohibistéis. ¿Es violencia salir a la calle -incluidas madres y hermanas de los presos- a pedir la amnistía? Y la habéis prohibido. ¿Qué quereis? ¿Convertirnos en cobardes degenerados que déjen a sus jovenes y hermanos presos pudrirse a la sombra? ¿Es así como vais a convencer a la juventud de nuestro País de que la lucha armada ya no tiene otro objetivo ni razón de ser, porque ya están plenamente en sus manos la libertad y la democracia? ¿Así? ¿Movilizando más guardias que manifestantes, enviándonos tanquetas con los fusiles a la vista y convirtiendo las plazas y calles de Euskal Herria -tómese a Hernani como ejemplo- en villas ocupadas?


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Acto político a finales de los años 70 en Leire (Nafarroa) con dirigentes de la izquierda abertzale. Telesforo Monzón se encuentra en la mitad leyendo una proclamación.

Pero no seamos ingenuos. No perdamos de vista el bosque por mirar al árbol. La mayor violencia hoy contra el Pueblo vasco no se juega en torno a las tanquetas que se pasean por Gipuzkoa. Se juega en torno a Nafarroa. La estrategia es clara. Se trata, simplemente, de rompernos en cachos la nación vasca con la esperanza de que cada trozo salte en direcciones distintas haciendo imposible la reconstrucción del jarrón. Y a esta alta estrategia, elaborada en Madrid por las derechas del tiempo de Franco, esta colaborando con entusiasmo el Partido Socialista Obrero Español. Las declaraciones del señor Urralburu del Partido Socialista de Nafarroa, las del gobernador civil de Nafarroa y las del general Santamaría respecto a Nafarroa se hallan perfectamente orquestadas. Todo lo demás hoy, incluidas las mayores o menores transferencias, son puro divertimento. La estrategia es la de rompernos el jarrón. Y si para ello hay que emplear la violencia y el soborno, se emplearán. Como se emplearon en el Teatro Gayarre de Iruñea quel terrible día de 1931 en que, habiendo quedado sellada y proclamada por la mañana la unidad de Euskadi Sur, por la tarde -gracias a la compra de votos combinada de derechas e izquierdas españolistas entre bastidores- quedó nuevamente Euskal Herria lo suficientemente rota para que, cinco años más tarde, los Molas y los Beorlegi pudieran traspasar a cañonazo limpio la frontera entre Nafarroa y Gipuzkoa.

Esta es la terrible lección en la que a muchos nacionalistas de aquel tiempo, incluido el que escribe estas líneas, le cabe una responsabilidad.

No vayamos a caer hoy en el mismo pozo, en el que nos empantanamos ayer, dejando sola a Nafarroa y siguiendo con las Vascongadas. Sería una reincidencia sin perdón. La historia debe de servirnos de algo y la experiencia también. Porque es cierto que las circunstancias hicieron que, en aquella época, viniera luego un primer Gobierno Vasco totalmente nacional y soberano con el Lehendakari Agirre al frente. Pero también es cierto que tuvo que luchar contra los navarros que habían invadido Gipuzkoa por Oiartzun. Y eso, no. El consejero del primer Gobierno Vasco, el navarro Manuel Irujo -a quien desde aquí envío mi más apretado abrazo, seguro de su restablecimiento porque Manuel es un mocete navarro eterno e inmortal- se acordará de aquella espantosa y subrealista escena que sólo puede darse en las guerras más absurdas en que hizo su entrada en la Diputación Foral de Gipuzkoa la veintena de chicos del navarro Valle del Baztan del bando franquista, hablando euskera, hechos prisioneros por los gipuzkoarras también euskaldunes como los navarros. Al ver a los prisioneros navarros grité a Manuel Irujo: "Esto se ha termiando Manuel. Yo no lucho contra estos hombres. Mi puesto está junto a ellos". A lo que el navarro Irujo me contestó: "¡Y el mío también! Pero qué quieres que le hagamos, chico, si al entar a Gipuzkoa han fusilado a más de diez nacionalistas".

Pues bien. ¿De quése trata, de repertirnos la escena? Sin Nafarroa, no queremos nada, nada, nada. Sin Nafarroa, ni un solo paso. No caeremos nuevamente en la trampa. Preferimos el jarrón entero, aunque sea vacío, que cachitos del jarrón roto envultos en papel de transferencias.

Resulta ridículo e indignante oír hablar de que Nafarroa... ya vendrá, ya se incorporará, ya se sumará a las intistituciones vasgongadas. Nafarroa no tiene qué venir a ninguna parte, ni incorporarse a anda, ni sumarse a nadie. A Nafarroa le correspode Estar y Ser (Egon eta Izan). Nafarroa es Nafarroa.

Nafarroa comienza en las playas del Cantábrico, que es el mar de Nafarroa. Nuestra lengua es la "Lingua Navarrorum". El Arrano Beltza da sombra a todos los vascos de la tierra. Iruñea es la capital histórica de Euskal Herria entera.

Ante la provocación y la violencia con la que nos quiere lanzar el jarrón al suelo para hacerlo añicos, jóvenes abertzales de Euskal Herria, patriotas vascos del mundo entero, cualquiera que sea vuestra ideología por muy divididos que nos hallemos hoy, una sola consigna suprema, un solo grito por encima de todos los otros: Gora Nafarroa Batua!


http://es.wikipedia.org/wiki/Telesforo_Monzon

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