11-S
Pocos días después de la extraña muerte de Al Zarqawi en Irak, detuvieron en Chicago a un grupo de supuestos islamistas que pretendían volar la torre Sears.
La torre Sears fue adquirida en marzo de 2004 por un grupo de especuladores, todos ellos socios de Larry Abraham Silverstein, entre los que destacaba Lloyd Goldman. Resulta que Silverstein y Goldman fueron los principales firmantes del contrato de alquiler de las torres gemelas sólo siete semanas antes de que se desplomaran el 11 de setiembre de 2001.
Es más: el dinero con el que se compró la torre Sears provino del cobro del seguro de las torres gemelas de Nueva York.
¿No es para sorprenderse?
El proyecto de edificar las torres gemelas se presentó en 1964 por la autoridad portuaria de Nueva York con un coste presupuestado de las obras de 525 millones de dólares. Sin embargo, su construcción efectiva, concluida en 1973, costó 1.500 millones de dólares (casi tres veces más de lo proyectado), pero su destrucción, cubierta por un seguro de 3.500 millones de dólares, rentó más del doble de su edificación.
El capitalismo es así: el verdadero negocio no está en edificar sino en destruir.
Silverstein y su camarilla de especuladores firmaron un contrato de alquiler por 99 años de las torres gemelas en el verano de 2001, sólo siete semanas antes de su derrumbamiento. Casi en su totalidad el alquiler de las torres fue cubierto por la unidad financiera de la General Motors.
El alquiler de las torres gemelas formaba parte de la privatización de algunas de las funciones accesorias de la autoridad portuaria de Nueva York.
Las torres gemelas eran tres
Pero las torres gemelas no eran dos sino tres. La tercera se la conocía como 7WTC, un edificio de 47 pisos. Aparentemente el 7WTC era un anexo comercial, aunque albergaba albergaba oficinas de la CIA, del departamento de Defensa, Servicio de Inmigración y Naturalización, Comisión de Seguridades e Intercambio de EEUU, Oficina de Manejo de Emergencias del Alcalde, Consejo Regional del Servicio de Renta Pública y de la Agencia Central de Inteligencia. Muchos de los expedientes del escándalo de la contabilidad de Enron fueron destruidos cuando el edificio se vino abajo.
El 7WTC no sufrió el impacto de ningún avión; apenas sufrió daños, sólo incendios menores en los pisos siete y doce. Además estaba separado de las torres gemelas por otros edificios que no se derrumbaron y por una avenida. Pero se derrumbó unas ocho horas después de los ataques, en menos de 10 segundos.
Silverstein también era propietario del 7WTC y cobró 861 millones de dólares de Industrial Risk Insurers, la compañía que aseguraba el 7WTC. El mismo día 11-S en un documental del Servicio de Difusión Pública, hablando de 7WTC dijo al jefe del departamento de incendios que lo más inteligente sería tirarlo.
Conocido promotor inmobliario de Nueva York, Silverstein había asegurado el complejo inmobiliario con 22 aseguradoras, incluyendo SR International Business Insurance, una unidad de Swiss Re, con sede en Zurich. ¿Por qué tantas aseguradoras? ¿Quiénes integran las 22 aseguradoras? ¿Acaso no contaban con seguros las torres hasta que Silverstein las alquiló? ¿Qué tipo de seguro tenía contratado la autoridad portuaria? ¿A cuánto correspondía el cobro del seguro en caso de siniestro?
Silverstein contrató un seguro que cubría daños de propiedad e interrupción de los negocios por 3.500 millones de dólares. Parecía diseñado a la medida de los atentados que ocurrieron siete semanas más tarde.
En base al contrato, Silverstein reclamó unos 3.500 millones de dólares adicionales, ya que, a su juicio, el ataque de dos aviones constituía dos ataques terroristas separados, es decir, exigió el doble de lo asegurado, como si el WTC hubiera sido destruido dos veces, lo cual naturalmente fue objeto de un pleito judicial.
Silverstein y su camarilla de especuladores fueron los granes beneficiarios del desplome del 11-S. La enorme desgracia de muchos fue el negocio de unos pocos.
Blackstone
Pero el 7WTC tenía deudas y en octubre de 2000 el grupo Blackstone tuvo que prestar dinero a Silverstein para salir del atolladero comprando la participación hipotecaria (que vencía este año 2006) de Teachers Insurance y Annuity Association con un descuento significativo frente a los precios imperantes en el mercado. Se trataba de una inversión atractiva, debido a la escasez de oficinas comerciales en Manhattan. Las cláusulas adicionales de la transacción nunca fueron reveladas. ¿Lo serán algún día? ¿Por qué se alquila tan barato en medio de tanta escasez?
No se entiende el alquiler de Silverstein siete semanas antes del 11-S, sin develar la previa adquisición de la deuda del 7WTC por Blackstone.
Con oficinas en Nueva York y Londres, el grupo Blackstone es un banco privado de inversiones fundado en 1985 con sólo 400.000 dólares por Peter G. Peterson y Stephen A. Schwartzman. Según la revista Elite Watch (noviembre de 2003) Blackstone ha invertido 3.500 millones de dólares en 32 empresas en asociaciones que suman más de 40.000 millones. Entre esas corporaciones se encuentran la petrolera British Petroleum Amoco, AT&T, Union Carbide, Union Pacific, IBM, la mafiosa empresa contable Arthur Andersen (en quiebra), Kissinger Asociados y otros.
El presidente de Blackstone es Peter Peterson, de 76 años, formado en la Universidad de Chicago. Fue director tanto de la Reserva Federal de Nueva York como del Consejo de Relaciones Exteriores y nada menos que fundador del Instituto de Economía Internacional.
Peterson había sido uno de los capitostes de la correduría Lehman Brothers-Kuhn-Loebb, y su segundo en Blackstone es Stephen Schwarzmann, de 56 años, también miembro del Consejo de Relaciones Exteriores y del consejo directivo del banco J.P. Morgan-Chase.
También es miembro destacado de Blackstone, Marshall A. Cohen, que fue director de Barrick Gold Corporation donde figura Bush padre, que contribuyó a desatar la guerra civil en el antiguo Zaire para apoderarse de sus yacimientos de oro.
Llama la atención la alianza estratégica de Kissinger-McLarty Asociados con Blackstone para ayudar a proveer servicios de consultoría financiera a las corporaciones que buscan consejos de alto nivel estratégico. McLarty es el conocido impulsor del Tratado de Libre Comercio que descuartizó a México.
El 21 de febrero del año 2000, es decir, unos 18 meses antes de los atentados del 11-S se incorporó a la alianza de Blackstone y Kissinger-McLarty Asociados nada menos que a Maurice Greenberg, mandamás de la poderosa reaseguradora (que asegura a la aseguradoras) American International Group (AIG). Greenberg fue uno de los puntales de la recaudación de fondos para la elección de Bush hijo.
Henry Kissinger
Henry Kissinger, presidente de la consultoría jurídica Kissinger Associates, forma parte del consejo directivo de AIG y presta sus servicios a cerca de 30 multinacionales al mismo tiempo que administra varias de ellas.
Fue Premio Nóbel de la Paz en 1973 y simultáneamente está acusado de ser responsable de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad. Por citar solo algunos ejemplos demostrados: tomó la decisión de bombardear a poblaciones civiles en Laos y en Camboya; supervisó golpes de Estado en América Latina, en particular el derrocamiento del presidente
Allende en Chile que curiosamente tuvo lugar también un 11 de septiembre; apoyó intentos de asesinatos políticos, como el de monseñor Makarios en Chipre; estimuló el genocidio en Timor Oriental, etc.
Lo más macabro de todo es que Bush hijo nombró a Kissinger para presidir la comisión de investigación del 11-S, lo que provocó una enorme conmoción. Cuando se le pidió a Kissinger que develara la lista completa de sus asociados, prefirió dimitir de su cargo.
El nombramiento inicial de Henry Kissinger como presidente de la Comisión Nacional de Investigación del 11-S es sólo un detalle cínico que ya echó por tierra toda la credibilidad que pudiera esperarse de esa comisión. El director ejecutivo de la Comisión fue Philip Zelikow, que había escrito un libro con Condoleezza Rice.
Infame informe
La Comisión de Investigación del 11-S presentó el infame informe que se esperaba de ella (sin Kissinger) el 22 de julio 2004. El documento oficial, de 567 páginas, es una cortina de humo para ocultar a los verdaderos responsables que organizaron el 11-S.
El 13 de junio de 2005 el Washington Times dijo que la versión oficial sobre el derrumbamiento de las torres gemelas es falsa y que es mucho más probable que fuese una demolición controlada lo que destruyó las torres gemelas y el edificio adyacente 7WTC.
El informe del 11-S excluye la cuestión más importante generada por el 11-S: la conexión de la CIA con Al Qaeda y si el gobierno de Bush permitió deliberadamente o participó activamente en la perpetración de esas atrocidades para proveer el pretexto necesario para llevar adelante su programa imperialista en Asia Central y Oriente Medio y represiva en el interior de su propio país.
Incluso el defectuoso informe oficial reconoce que ninguno de los jefes (de bomberos) presentes creía que fuera posible un colapso total de ninguna de las dos torres. La tesis de que el carburante de los aviones originó un incendio que, a su vez, causó el derrumbe de las torres gemelas, es insostenible.
Nunca había sucedido algo semejante antes del 11-S en un rascacielos. Nunca antes edificios con armazón de acero se habían derrumbado por un incendio, y tenemos un reciente ejemplo muy claro en el incendio del Windsor en Madrid, un edificio que ardió mucho más intensamente y durante mucho más tiempo.
Es imposible, que fuegos de hidrocarburo como los alimentados por carburante para aviones (keroseno) eleven la temperatura del acero hasta aproximarla a su punto de fusión. Un informe oficial de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de 1991 sobre el incendio del Hotel Meridian Plaza de Filadelfia dijo que el fuego fue tan intenso que las vigas y las vigas maestras se combaron y se retorcieron, pero a pesar de esta extraordinaria exposición, las columnas continuaron apoyando su carga sin sufrir un daño obvio. Un fuego tan intenso con vigas de acero que se combaron y retorcieron como resultado, no tiene ningún parecido con lo que se observó en las torres gemelas.
Los incendios, especialmente en la torre sur y el 7WTC, fueron relativamente pequeños. Cuando fue impactada la torre sur, la mayor parte de las llamas de la torre norte ya habían desaparecido, después de haber ardido durante sólo 16 minutos, lo que las hacía relativamente fáciles de contener y controlar. El fuego no se expandió con el tiempo, se acabó rápidamente el combustible y se estaba sofocando, lo que indica que sin artefactos explosivos adicionales hubiera sido fácil controlar los incendios.
Materia reservada
Pero los bomberos del Departamento de Incendios de Nueva York siguen bajo una estricta orden de silencio del gobierno para que no discutan las explosiones que escucharon y vieron. El personal de la Administración Federal de Aviación también se encuentra bajo una orden similar.
Guillermo Rodríguez, un conserje de la torre norte que rescató a muchas víctimas y fue el último en salir con vida de ella, aseguró escuchar explosiones antes de que el edificio se derrumbara. Ha presentado una querella en los tribunales contra Bush, quien le había condecorado por su heroísmo el 11-S.
Según Morgan Reynolds, Ministro de Trabajo durante el primer mandato presidencial de Bush padre, los expertos en explosivos y construcciones fueron sistemáticamente apartados e intimidados durante toda la investigación dirigida por la comisión de investigación:
Primero, ningún rascacielos con armazón de acero, ni siquiera si está envuelto en llamas durante horas y horas, jamás se había derrumbado anteriormente. De repente ocurren tres sorprendentes derrumbes en unas pocas manzanas urbanas durante un solo día, dos de ellos supuestamente alcanzados por aviones, el tercero no.
Estos extraordinarios derrumbes, después de incendios menores de poca duración, hacían evidente que era importante preservar los restos, en su mayor parte vigas de acero, para estudiar lo que había ocurrido. ¿Pensáis que se guardaron cuidadosamente en un lugar seguro para ser minuciosamente estudiadas por los expertos? Pues no. Se hizo exactamente todo lo contrario, y las vigas se enviaron nada menos que a China.
El gobierno no presentó restos de importancia de ninguno de los cuatro aviones del 11-S. La conocida foto del lugar de la caída del Vuelo 93 en Pensilvania no muestra el fuselaje, ni un motor, ni nada que pueda ser reconocido como un avión, sólo un agujero humeante en el suelo. No se permitió que los fotógrafos se acercaran al agujero.
David Shayler, ex-agente de los servicios secretos británicos, también critica el envío de los restos a China y sostiene que los edificios fueron derribados mediante demoliciones controladas: En realidad, interferir en el escenario del crimen es un delito grave, y aún así en el caso del 11-S todo el metal de los edificios se mandó a China, sin que ningún experto hubiera examinado ese metal. Eso me sugiere que no querían que nadie echase un vistazo a ese metal porque no iba a proporcionar las pruebas que querían para demostrar a la gente que había sido Al-Qaeda... Había agentes del FBI por todo el país... había claramente una gran cantidad de pruebas... No fue un accidente, sabían que había datos de inteligencia que indicaban ese tipo de ataques, hay grabaciones del FBI que lo afirman días antes de los ataques.
Teledirigidos
Exactamente igual que el 11-M en Madrid en 2004, el 11-S también formaba parte de unos ejercicios militares previos. Se ha hablado de que fueron cinco los ejercicios militares previos en la zona, aunque por lo menos se ensayaron 35 dos meses antes del 11-S.
Un oficial de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias ha admitido en una grabación que él estaba allí la noche anterior, el 10 de septiembre.
El mismo Jefe del Estado Mayor ha admitido que no hubo secuestradores; tampoco hubo llamadas de teléfonos móviles. Lo que chocó contra el Pentágono tampoco fue un avión sino un misil de crucero, no fue un avión de control. El Vuelo 93 de United Airlines fue derribado con dos misiles por la Guardia Aérea de Dakota del norte en Pensilvania a las 10:00.
Al año siguiente del derribo de las torres gemelas, en un simposium en Portugal, se hizo público el resultado de una reunión de expertos compuesta por pilotos militares y civiles bajo la dirección del coronel Donn de Grand Pre. Concluyeron que las tripulaciones de los cuatro aviones de pasajeros involucrados en la tragedia del 11 de septiembre no tenían el control sobre sus aviones. Los aviones estaban pilotados a distancia por control remoto, probablemente un avión AWAC o aviones teledirigidos. Hay un sistema llamado Cyclops, que tiene un chip en el morro del avión que permite al personal de tierra sustituir al piloto del avión del control y conducirlo hasta lanzarlo contra las torres. Esa tecnología ee conoce como Global Hawk, que es un sistema de navegación por control remoto.