RebeldeMule

Los vivos de Stalin

Planta/anuncia un debate, noticias sueltas, convocatorias políticas o culturales, campañas de mecenazgo, novedades (editoriales, estrenos, próximas emisiones de tv...).

Nota Sab Ago 11, 2007 12:40 am
Bueno, en eso me expresé mal: cambiemos la frase por : "la vanguardia es un periódico reaccionario" y listo.

Por lo demás..... permítame que me tronche de risa.....


:lol: :lol: :lol:

en fin....


Consejo: Antes de escribir un mensaje, lean todos los anteriores PLEASE !!!

Nota Sab Ago 11, 2007 8:22 am
Tronchate todo lo que quieras, estás en tu derecho, ese que Stalin , por cierto, no reconocía a sus camaradas, o quizás debería decir súbditos, cuando de quien se reían era de él.

Pero por mucho que te rías no convertirás a Stalin en un héroe, ni convertirás al stalinismo en la corriente perfecta del comunismo.

Os veo muy preocupados por entender como pudo fracasar el comunismo después de estar decenios arraigado en un país como la antigua URSS. Os voy a dar una respuesta obvia y evidente gratis:

Ninguna dictadura, ni la del proletariado, puede ser eterna.

El pueblo no tenía el poder efectivo, ni tan sólo lo tenía la clase obrera. El poder lo tenía la oligarquía del Partido y abusaba de él. El Pueblo esto lo veía y en cuanto la situación económica de la URSS, con una falsa economía sustentada en las transacciones con otros países comunistas, fue insostenible y tuvieron que empezar a abrirse a cambios , la famosa Perestroika de Gorbachev, los oprimidos de la URSS y los demás países de la órbita soviética iniciaron la contrarrevolución para deshacerse del yugo comunista que los había estado oprimiendo durante decenios.
Que proletariado más desagradecido pensareís. Pues de desagradecido no tuvo nada, puesto que poco les dió la Revolución a ellos. Ni iniciaron la Revolución, ni la vivieron y los principales beneficiarios de la Revolución fueron los altos cargos del Partido. ¿Esto es igualdad del proletariado?¿Esto es el equitativo reparto de la riqueza entre los proletarios?

Lo peor de todo es que resentidos con el comunismo y con los antiguos cargos del KGB metidos a empresarios, lo que fué la URSS se ha convertido en un país más desigual que nunca, casi más que en tiempos de los zares, con un capitalismo salvaje y gobernado por un déspota , ex oficial del KGB, que lo gobierna como lo hacían los dirigentes de la URSS, con mano de hierro, y el Pueblo, como peude comer en McDonalds, el que se lo puede permitir, tiene elecciones libres, o eso se creeen los pobres, y las potencias occcidentales le dan apoyo, piensa el Pueblo, que viven en la mejor Rusia de todos los tiempos.

No se puede limitar la libertad del individuo en pro del bien común para compensar sólo a unos pocos. Se destronó a los zares para colocar a los "padrecitos" como Stalin, por suerte irrepetible, que oprimieron al pueblo más. Eso sí les dieron educación gratuita, casa, orgullo de clase proletaria pero olvidaron lo más importante : libertad individual, libertad de pensamiento y libertad de expresión. Esas mismas que los comunistas reclaman para sí en los países decadentes de Occidente pero que sin embargo son incapaces de respetar en los países gobernados por ellos, afortunadamente para la Humanidad ya pocos. Espero que un día también queden pocos gobernados por una sociedad capitalista, pero eso de momento parece más dificil. Nos tendremos que seguir conformando con el recorte de nuestros derechos laborales por las leyes que cada vez se promulgan con más frecuencia en los países democráticos para quitar a los trabajadores aquello que habían conseguido con la lucha durante más de un siglo. Ahora que no hay el peligro del coco comunista, el Capital no se ve amenazado por una Revolución Coomunista en su casa y empieza a recortar todo lo cedido antes por miedo a esa Revolución. Nos esperan años de retroceso en este aspecto. Esto puede ser nuevo caldo de cultivo para el comunismo en sociedades industriales, como las que presuponía Marx, y vuelta a empezar. Esperemos que esta vez si se consigue el mpoder por la clase obrera se obre con más sentido común y más respeto por todos los humanos, tanto los partidarios como no.

Sino se corre el peligro de repetir la historia y que la famosa frase de Marx referida a la perversión por el Capital de los medios de produción, esa de " ...la han ahogado en las frías aguas del Cálculo egoísta" con que empezaba el Manifiesto Comunista se deba aplicar a la Revolución Proletaria en vez de al Capital.

E pur si muove.

No sé si me entiendéis.

Edito: Se me olvidaba, respecto a la reconstrucción y manipulación de la historia por parte de los actules gobiernos de la antigua URSS o de los nacionalismos de esos países:

La historia la escriben los vencedores .

El comunismo hizo lo mismo y hace lo mismo cada día. Está muy bien reclamar para uno lo que este no da a los demás.

Dicho esto , debo coincidir en que es abominable la reinvención y manipulación de la historia. Recuerdo también que:

Toda historia, o suceso como querráis, tiene tres versiones: la mía, la tuya y la verdad.

La más dificil de conocer siempre es la última. Sin embargo, es la única válida. Paradojas de la vida.
Estado se llama al más frío de los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y esta es la mentira que se desliza de su boca : " Yo, el Estado, soy el Pueblo" F.Nietzsche, Así habló Zaratustra, Del nuevo ídolo

Nota Sab Ago 11, 2007 10:19 am
Si al menos fueras más original uno se dignara a dar una respuesta, pero es que estos dictados de escuela que escribes realmente aburren.
Con permiso...
ImagenImagenImagenImagenImagen

Nota Sab Ago 11, 2007 3:37 pm
rubiera escribió:Si al menos fueras más original uno se dignara a dar una respuesta, pero es que estos dictados de escuela que escribes realmente aburren.
Con permiso...
ImagenImagenImagenImagenImagen

El recurso fácil,

Nadie me dicta lo que digo. Hace tiempo que aprendí a pensar por mi mismo. A pesar de que algunos se obstinaran en contarme lo malos que eran los rojos y lo buenos que eran los nacionales, (rebeldes golpistas en el mejor de los casos). Sigue aburriéndote pero eso no cambiará los hechos.

Salud!


Edito: He recordado una frase de Voltaire ( seguro que aquí lo acusaréis de todo lo habido y por haber y seguramentemuchos ni lo habéis leído) que tiene en su firma en otro foro un amigo que me descubrió este. Ya me advirtitió que estaba fuertemente politizado:
" Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo."

Curiosamente dudo que algunos de los que postean en este hilo suscriban la frase más bien suscribirían esto:

" Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice y le fusilaría para que usted no pudiera decirlo."

Aunque lo diría de manera más épica y embaucadora como:

" Los enemigos del proletariado deben ser eliminados"

Y todo por tener ideas propias. Aunque claro, el idiota soy yo por esperar un diálogo justo de unos reaccionarios estalinistas que abjuran de Dios pero adoran al nuevo ídolo Stalin con más ahinco que los católicos a su propio Dios o que los zombies de Al Qaeda a Alá. Curioso , sustituyen a un Dios que les da libre albedrío por uno que es humano y no les deja ni pensar por sí mismos. Bueno en fin ya no incordio más, veo que están más preocupados por contar batallitas y hacerse las víctimas, coño clavaditos a Acebes y Zaplana ¿Será verdad que los extremos se tocan?, que por quitarse la venda de los ojos y ver que hay más cosas en el mundo aparte de la URSS . Yo creo que realmente no les interesa averiguar los verdaderos motivos del derrumbe de la URSS sino buscar 2 o 3 superficiales para poner unos parches al modelo y venderselo a 4 incautos que piquen y estén dispuestos a seguirles a una revolución sin sentido que sólo traerá más derramamiento de sanfre, más vejación de derechos humanos y más mentiras disfrazadas de grandes logros del comunismo. Me despido recordándoles una verdad como un templo, en mi humilde opinión de izquierdista no etiquetado:

Quien más daño ha hecho al comunismo y a los comunistas ha sido Stalin
Estado se llama al más frío de los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y esta es la mentira que se desliza de su boca : " Yo, el Estado, soy el Pueblo" F.Nietzsche, Así habló Zaratustra, Del nuevo ídolo

Nota Sab Ago 11, 2007 11:02 pm
En fin, la verdad es que llebaba tiempo intentando contener mis ganas de opinar aqui, pero la verdad es que lo voy a hacer, más que otra cosa por que considero que la opinión que tengo, si bien no es muy docta ni muy interesante, vale la pena exponerla (para mi)
Yo creo que para eliminar todos los mitos y falsedades de Stalin, que opino es un personaje maltratado por la historiografía en general a la orden del capital, aparente vencedor del mundo actual, es necesario un estudio y un analisis profundo de el personaje historico. No se puede pretender contrarrestar las criticas falseadas con otras criticas falseadas por el lado contrario, ni se puede empezar un estudio partiendo de una idea que no más que un prejuicio contra otro prejuicio.
No soy stalinista, pero creo que Stalin es solo un hombre. Ni angel ni demonio (si se me permite la expresion religiosa), sencillamente un político, hijo de su tiempo. Fué un dirigente de su tiempo, tiempos turbulentos. Quiza Rusia (la URSS) necesitase de las muertes que el llevó a cabo para existir como estado socialista. Quiza no. Pero creo que, aun que no lo exima de las culpas, y la Historia lo debe contemplar, se puede llegar a entender a Stalin como politico. No como pensador ni como dirigente poderoso, sino como un hombre que tuvo que tomar decisiones dificiles, y acertara o no, estoy seguro de que yo no lo hubiese hecho mejor (lo cual tampoco es decir demasaido).
Por otra parte, me parece que es muy importante entender que la Rusia de Lenin no es contínua hasta el final de la decada de los 80 en que se convierte en un estado pseudodemocrata. Hay una degeneracion, que hay que detectar, estudiar con ojo crítico y comprender con objetividad, pues es posiblemente la enfermedad de la que han muerto y moriran otros estados socialistas, y hay que intentar minimizar sus efectos y erradicar ese peligro.
Hay que entender que ese estudio debe comenzar por cuestionar las formas, nunca el fondo ideológico, sino la manera de llevarlo a cabo, y seguir adelante. Por ello, critiar o estudiar a Stalin y la "dictadura del partido" de la que hablaba Trotski no es una forma de traición, sino una manera de comenzar a buscar las causas de esa degeneración.
No soy historiador, ni tnego intención alguna de serlo. No me creo capaz de detectar esos errores ni esas virtudes del sistema soviético, ni mucho menos leyendo cuatro textos seleccionados y unos pocos libros. No quiero siquiera profundizar en las posibilidades que tenía la URSS de fracasar. Eso es trabajo de otros.
Por último, decir que no me parece que el compañero Duarte merezca el trato que klaudia le ha dado, pues me ha parecido interesante, más alla de que la autora de la discusion en el otro foro sea ella misma, ver a otra gente opinando de un mismo tema. Y esto sin apoyar a uno ni a otro, solo como comentario. No volvere a escribir en este post porque no tengo más que aportar. Ahorrense las criticas Dorado y compañía, no voy a darme por aludido
Cada duda es una bala, una barricada en cada respuesta
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Nota Dom Ago 12, 2007 8:19 am
muy bien kaos.
Tu sentido crítico ha mejorado mucho, se nota.
Gracias por tu contribuciön:
un saludo

Nota Dom Ago 12, 2007 2:30 pm
Estoy básicamente de acuerdo con Kaos, si bien mis posiciones son más proclives a la defensa del compañero Stalin. No obstante, estoy de acuerdo con la posición de algún socialdemócrata que dice que lo importante es ver si los represaliados durante el mandato de Stalin eran o no contrarrevolucionarios (o, más bien, si lo eran en su mayoría; esperar que no hubiese víctimas inocentes sería algo ingenuo). Lo que ocurre, en mi opinión, es que eso exigiría un trabajo titánico y un acceso a documentación que, sencillamente, a quienes por aquí pululamos nos resulta imposible, al menos a día de hoy, por lo que acabamos moviéndonos por simpatías u opiniones, que dan lugar a intercambios agrios en los que no se aprende nada.

Mi opinión (que, como toda opinión, en el fondo no vale nada) es que la construcción de un régimen socialista, y más en las condiciones de la URSS en los años 30, lleva consigo la generación de grandes corrientes opositoras, por los sacrificios que plantea. Si a esto le sumamos la imposibilidad de esta oposición para organizarse de manera legal, se hace inevitable que ésta tome formas contrarrevolucionarias. No hay más que relacionar los resultados de las elecciones a la Asamblea Constituyente con los enormes sacrificios que la construcción del socialismo imponía a los campesinos para ver que la confrontación estaba servida. Este peligro, de hecho, fue explícitamente citado por Lenin en su Carta al Congreso (ésa que los trotskistas emplean siempre de manera sesgada), en la que señala que el mayor peligro es una escisión del partido a consecuencia de la ruptura de la alianza entre obreros y campesinos.

La cuestión, en el fondo, no deja de ser si podría haberse hecho de otra manera, que hubiese exigido menos sacrificios humanos. Aparte de que es un ejercicio estéril, quienes piensen que Trotski (por poner un ejemplo típico) hubiese sido menos duro, sencillamente no conocen al Trotski real. El Bronstein liberal es tan mítico e irreal como el Stalin despótico, basta ver su biografía plagada de tics autoritarios que hacía ver que "la armadura de Napoleón le sentaba muy bien". Sea como fuere, mi opinión es que no me parece descabellado que la mayor parte de los represaliados fueran, efectivamente, contrarrevolucionarios, y que se podrá discutir acerca de la dureza de la fuerza empleada contra ellos, pero no contra la inevitabilidad y le necesidad de ésta. Otra cosa es que la necesidad de una represión dura, combinada con ciertas tendencias panrusistas, introdujese determinados hábitos en la sociedad soviética que acabaron contribuyendo a su colapso. Pero eso es ya otra historia, de la que difícilmente puede culparse, de una manera personal y clara, al camarada Stalin, que, como todos, era también hijo de sus circunstancias. Un saludo.

Nota Dom Ago 12, 2007 4:23 pm
Opino, como anteriormente en varios mensajes en Rebeldemule, (lo cual no está lejos de la opinión de Kaos y Wlad) que evidentemente una revolución se hace contra algo y ese algo se vuelve automáticamente contrarrevolucionario, por lo tanto es absurdo pensar que una revolución se pueda defender sin reprimir la contrarrevolución. Nadie aquí pretende negar las represalias en el período de Stalin pero sí al menos ser lo suficientemente honestos para no reducir la labor de los dirigentes soviéticos a criminales ávidos de poder que eliminaban a sus oponentes, que a su vez resultarían que fueran los verdaderos comunistas.

En realidad no tenemos acceso directo a los archivos del Comité Central del PCUS, pero al dar opiniones lo menos que podemos hacer es ser honestos, a parte del rechazo o simpatía que puede suscitar alguna personalidad. Sin embargo, tenemos elementos para dar opiniones que se acerquen a la realidad desde que estos archivos se han "abierto" (en realidad llegan a nosotros desde la mano de los herederos de la contrarrevolución y no de la de los comunistas), en los cuales historiadores rusos se han basado para aportar una serie de cifras que no están ni siquiera cercanas a las divulgadas por la mitología fascista y trotskista. Bueno, ahora que tenemos los datos aparentemente reales de la represalia a la contrarrevolución en la URSS de Stalin, podemos dar opiniones basados en estos datos. Por supuesto, uno puede opinar y al mismo tiempo mentir, demostrado por Grover Furr en su artículo sobre el "análisis" de Radosh sobre la guerra civil española basado en los archivos soviéticos. Por lo tanto, en el mayor de los casos vamos a seguir opinando, como todos aquí, pero poniendo pruebas concretas.

Esta tabla fue publicada por el American History Archive, basado en los datos de los historiadores rusos que se han revisado los documentos de los archivos soviéticos:
Imagen

Como podemos observar la cifra de presos contrarrevolucionarios fue menor que la de los presos comunes. Teniendo esto en cuenta, puedo opinar que esto no desmiente lo que dice Wlad, pero sí lo que se ha dedicado a continuamente a difundir la propaganda anticomunista. Sin embargo resulta curioso cómo aún con los datos más reales disponibles estos incitan a toda una sarta de "analistas" burgueses a seguir repitiendo las mismas cosas que antes decían y precisamente estas mentiras son las que siguen perdurando en la opinión pública. Cuando la burguesía tiene en sus manos la maquinaria de propaganda más grande de la historia de la humanidad, no nos queda otro remedio que divulgar nuestras opiniones basadas en la verdad más cercana que tenemos a disposición y en la lógica, apelando sobre todo a la honestidad de quienes leen lo que publicamos aquí. Pretender que el imperio después de gastarse millones con Hearts y Conquest nos va a poner ahora la verdad histórica en bandeja es ser bastante ingenuo.

Finalmente les dejo una estadística muy mala que he hecho a lo largo de mi peregrinar por varios años en ciudades europeas donde he encontrado a muchos rusos ex-soviéticos. Les he preguntado a algunos de ellos si tienen alguien en la familia que haya muerto en la gran guerra patria, y la respuestas de todos los ha sido "claro que sí, quién no lo tuvo en la URSS". Sin embargo, cuando les pregunto si conocen a alguien cercano mandado a fusilar por Stalin, incluso los antiestalinistas no pueden responder afirmativamente. Saquen ustedes sus propias opiniones.

Nota Lun Ago 20, 2007 8:16 am
Klaudia escribió:muy bien kaos.
Tu sentido crítico ha mejorado mucho, se nota.
Gracias por tu contribuciön:
un saludo

Gracias a ti. No es que yo mejore, solo que tengo más tiempo en vacaciones para pensar, escribir e informarme sobre la marcha...

rubiera escribió:Opino, como anteriormente en varios mensajes en Rebeldemule, (lo cual no está lejos de la opinión de Kaos y Wlad) que evidentemente una revolución se hace contra algo y ese algo se vuelve automáticamente contrarrevolucionario, por lo tanto es absurdo pensar que una revolución se pueda defender sin reprimir la contrarrevolución. Nadie aquí pretende negar las represalias en el período de Stalin pero sí al menos ser lo suficientemente honestos para no reducir la labor de los dirigentes soviéticos a criminales ávidos de poder que eliminaban a sus oponentes, que a su vez resultarían que fueran los verdaderos comunistas.


Ya he visto esa reflexión tuya antes, pero rubiera, me parece que aqui ya entrariamos en la legitimidad de la lucha armada, etc, tema que recuerdo debatimos en el Cineclub a proposito de "El viento que agita la cebada" y que yo abandone entre otras cosas porque el ambiente se estaba caldeando por otro lado. Si quieres, podemos abrir un post sobre el tema, seguro que tanto los compañeros nacionalistas como los comunistas podeis aportar a la sección, y aunque no soy quien para opinar del tema, me encantaría que asi fuese (y no lo abro yo por miedo a crear un hilo condenado a ser otro campo de batalla, prefiero que lo habra alguien con capacidad para enfocarlo sin resultar muy radical o estupido). Por otro lado, no había visto nunca nada de lo que posteas debajo del parrafo que te cito, muy interesante, aunque me pregunto como se decide quien es contrarevolucionario y quien no. Es decir da cifras, pero no creo que toda esa gente llevase un carnet de contrarrevolucionario(algunos si, sin duda). Es a lo que yo me refiero al criticar la URSS de Stalin, no entiendo como se puede estar seguro en muchos casos (hay otros que esta claro) de que estamos matando a un contrarrevolucionario, y la muerte no tiene "ups, nos habiamos equivocado, corregimos".
Salud
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Nota Lun Sep 10, 2007 12:40 pm
Vuelvo a este post (que no se porque tenemos aparcado) para dejar un texto que acabo de leer, que me ha gustado lo suficiente como para hacer mi primer "copy/paste" en Rebeldemule de algo que no es un artículo de prensa...

Muchos son los que aún están fascinados por la idea del “terror”. Les parece que guillotina, fusilamientos, masacres, deportaciones, prisiones (“horca y prisión” me decía recientemente un comunista de los más conocidos) son armas poderosas e indispensables para la revolución y encuentran que, si tantas revoluciones han fracasado y no han dado el resultado que se esperaba, es por culpa de la bondad, de la “debilidad” de los revolucionarios que no han perseguido, reprimido, matado lo bastante.
Este es un prejuicio corriente en algunos ambientes revolucionarios que tiene por orígenes la retórica y las falsificaciones históricas de los apólogos de la Gran Revolución francesa y que se ha reforzado estos últimos años gracias a la propaganda de los bolcheviques. Pero la verdad es otra totalmente opuesta; el terror ha sido siempre instrumento de la tiranía. En Francia sirvió a la retorcida tiranía de Robespierre y abrió el camino a Napoleón y a la consiguiente reacción. En Rusia, ha perseguido y matado a anarquistas y socialistas, ha exterminado a obreros y campesinos rebeldes y truncado en realidad el impulso de una revolución que podía abrir paso a la civilización hacia una nueva era. Aquellos que creen en la eficacia revolucionaria y liberadora de la represión y la ferocidad, tienen la misma mentalidad atrasada de los juristas que creen poder evitar el delito y moralizar el mundo mediante severas penas.
El terror, como la guerra, despierta sentimientos bélicos atávicos, aún mal cubiertos por un barniz de civilización, y pone en evidencia los peores elementos que dormitan en la población. Y, más que para defender la revolución, sirve para desacreditarla, hacerla odiosa a las masas y, tras un período de luchas encarnecidas, conducirla necesariamente a lo que hoy llamaríamos “normalización”, o sea a la legalización y perpetuación de la tiranía. Que venza una parte o la otra, se llega siempre a la constitución de un gobierno fuerte que, a unos, les asegura la paz a expensas de la libertad y, a otros, el dominio sin demasiados peligros...
La revolución es defendida y se desarrolla sin duda con inexorable lógica; pero no puede ni debe ser defendida por medios que contradicen sus fines.
El medio más importante para defender la revolución consiste siempre en quitar a los burgueses los medios económicos de dominio, en armar a todos (hasta que se pueda inducir a todos a tirar las armas como juguetes inútiles y peligrosos) y en interesar en la victoria a toda la gran masa de la población. Si, para vencer, hay que levantar horcas en las plazas públicas, preferiría perder.

Errico Malatesta
(Pensiero e Volontà, 1 octubre 1924)
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Nota Lun Sep 10, 2007 9:42 pm
Bravo kaos!! con esto has aportado muchísimo al foro.
Con este artículo empezaré a pensar que Stalin era un asesino, que en Cuba se cometieron muchos crímenes, y que en todas las revoluciones la injusticia era la protagonista. Entonces me haré liberal. No al comunismo.
Perfecto.

Me voy a leer libertad digital , o algo del grupo prisa, a ver si encuentro algo sobre el criminal Stalin, y lo copi-pego.

:twisted:

Nota Lun Sep 10, 2007 10:55 pm
klaudia_daniela escribió:Bravo kaos!! con esto has aportado muchísimo al foro.
Con este artículo empezaré a pensar que Stalin era un asesino, que en Cuba se cometieron muchos crímenes, y que en todas las revoluciones la injusticia era la protagonista. Entonces me haré liberal. No al comunismo.
Perfecto.

Me voy a leer libertad digital , o algo del grupo prisa, a ver si encuentro algo sobre el criminal Stalin, y lo copi-pego.

:twisted:


Tu eras la reina del analisis crítico, ¿verdad?
Para empezar, el autor del texto no es un liberal, de modo que podrías informarte antes de burlarte (luego me acusas a mi de esto mismo)

Para seguir, el texto no alude directamente ni a Stalin, ni mucho menos a Castro, de modo que sigo sin comprender.
Pero lo que más me divierte de todo es que el texto da una opinión (opinión que me ha parecido interesante) sobre la pena de muerte en la Revolución, al igual que la que expresó Rubiera unos post antes, igual que la que propuse postearan otros en un hilo aparte (que por razones como este pso no me atrevo a empezar yo).

Por último, decirte que si solo por un texto vas a cambiar de posición ideologica, poco convencida estabas. Yo no he cambiado la mia por ningún texto posteado por otro forero, si bien me han interesado o me han dado en que pensar. Esa era la intención, no hacer pensar que Stalin era un asesino.
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Re: Los muertos de Stalin

Nota Mié Jul 29, 2009 2:35 pm

Vitali Shentalinski en los archivos de la Lubianka
Jesús Aller
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=89301

En enero de 1988, en plena Perestroika, Vitali Shentalinski, periodista y escritor siberiano nacido en 1939, dirige una carta a la Unión de Escritores de Moscú pidiendo la constitución de una comisión que trate de rescatar lo que pudiera quedar en los archivos de la Lubianka, sede de la policía política, de los documentos incautados a autores detenidos y represaliados en la URSS. Tras una lenta deliberación en las alturas y mucha resistencia, Shentalinski se convierte al fin en “el primer escritor que entra por su voluntad en el temido caserón moscovita”, y al poco tiempo comienza a publicar en Ogoniok (Llamita), una revista que en ese momento apoyaba a Gorbachov, los artículos de una serie que toma por título la propia rúbrica que tutelaba los manuscritos hallados: “Conservar a perpetuidad”. Estos textos dieron lugar después a tres libros de los que existe versión castellana (I: Esclavos de la libertad, 2005; II: Denuncia contra Sócrates, 2006 y III: Crimen sin castigo, 2007; Galaxia Gutenberg, traducción de Marta Rebón). La trilogía contiene abundante documentación inédita y resulta imprescindible para reconstruir la historia de la literatura rusa en los años de la Unión Soviética.

En los libros se aportan nuevos datos, fragmentos de obras y sobre todo material valiosísimo de escritos incautados, declaraciones y procesos. El primer autor estudiado es Isaak Bábel (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=60622). Estremece leer las líneas en que este fino humorista y enorme poeta, sometido a la más extrema presión, denigra lo mejor de su propia obra en una prosa inconfundiblemente suya: “Caballería roja me sirvió de pretexto para manifestar mi horrible estado de ánimo, que no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo en la URSS. De ahí todas las descripciones exageradas sobre la crueldad y lo absurdo de la Guerra civil, la introducción artificial de elementos eróticos, la sucesión de episodios escandalosos y chocantes, así como el olvido total del papel del Partido en la organización de esa gran unidad del Ejército Rojo que era el Primer ejército de Caballería (…). En lo que respecta a mis Cuentos de Odessa, éstos reflejaban sin duda el mismo deseo de alejarme de la realidad soviética, de contraponer a la cotidiana labor de edificación, el pintoresco mundo casi mítico, de los bandidos de Odessa, cuya descripción romántica incitaba involuntariamente a la juventud soviética a imitarlos…” Al final de sus notas, resume así su trayectoria: “Soldado del frente literario, empecé mi trabajo con el apoyo y la atención del lector soviético y trabajé bajo la dirección de Gorki, el escritor más grande de nuestra época. Pero deserté: abrí el frente de la literatura soviética a los estados de ánimo decadentes y derrotistas, turbando y desorientando así al lector (…). Unas cuantas frases no sirven para medir mi trabajo de destrucción, pero ahora percibo sus verdaderas dimensiones con claridad insoportable, con dolor y arrepentimiento.” El poeta enjaulado, que ama la vida y sólo acierta a desear ver otra vez el rostro de su hija, es capaz de “comprender” el castigo al que es sometido, trata de “racionalizar” a sus verdugos para que su “arrepentimiento” pueda crear una chispa de luz al final del túnel. Sólo así comprendemos que contemple su obra incomparable “con dolor y arrepentimiento”.

Al final se descubre la trivial explicación de todo. Nikolái Yezhov, el enano sangriento de la Lubianka, arrastra en su caída en 1938 a algunos enemigos personales a los que atribuye en su confesión actividades de espionaje. Son su exmujer, Yevguenia (Gladún) Yezhova, y el que había sido hacía años amante de ésta, el escritor Isaak Bábel. En el verano de 1939, éste dirige una carta a Lavrenti Beria, nuevo responsable del NKVD en un intento desesperado de salvar la vida. En enero de 1940 se celebra la vista del juicio, en la que Bábel se declara inocente de los cargos de traición y espionaje pero es condenado a muerte. Será fusilado el 27 de enero de 1940. El 2 de febrero le toca a Meyerhold y a Koltsov, el 4 a Yezhov… Tras la muerte de Stalin, su viuda comienza la lucha por la rehabilitación y el 18 de diciembre de 1954 la corte militar del tribunal supremo determina “anular la sentencia a I. E. Bábel como resultado de los nuevos hechos descubiertos y poner fin a toda la instrucción.”

Se presenta después la historia de Mijaíl Bulgákov (1891-1940), un escritor crítico con el poder soviético que llega a ser, sin embargo, dramaturgo de éxito con Los días de los Turbín, obra atacada ferozmente por los sectores más duros del régimen y que es prohibida varias veces (fueron no obstante muy comentadas las carcajadas que salían del palco de Stalin durante una representación de la obra). El bigotudo del Kremlin toleraba una cierta disidencia en los que él consideraba “grandes escritores” y así se salvaron de la quema Pasternak (eximio traductor de poesía georgiana), Ehrenburg o Bulgákov, que lograban siempre enderezar su destino en misteriosas conversaciones telefónicas con el vozhd. Eran ocasiones en que el exseminarista aprovechaba para ganarse fama de gobernante sabio y justo. Shentalinski nos describe también como las entrañas de la Lubianka regurgitan el diario desaparecido de Bulgákov. Éste le había sido incautado en un registro en 1925 y cuando tras desesperadas peticiones le fue devuelto en 1929, Bulgákov lo quemó considerándolo comprometedor. La copia realizada por los chekistas fue hallada y publicada por Shentalinski, haciendo verdad la frase de Voland en El maestro y Margarita: “Los manuscritos no arden”.

Por el primer tomo desfilan otros personajes bien variados, como el sabio padre Pável Aleksándrovich Florenski, un padre Aller ruso, que unía a su condición de pope ortodoxo extraordinarias dotes de filósofo, físico, matemático e ingeniero. Había sido perseguido por la policía zarista por sus protestas contra las ejecuciones y bajo el poder soviético sufre destierro y en 1937 es fusilado. Deportado en el mar Blanco se entretenía diseñando un sistema para extraer el yodo de las algas marinas que en la guerra salvó miles de vidas. Las garantías de un proceso en aquellos años las expresó claramente Lavrenti Beria: “Denme a quien sea y en veinticuatro horas le obligaré a reconocer que es espía británico”.

Otros escritores más o menos conocidos desfilan también por el primer volumen, Esclavos de la libertad, y se aportan numerosos datos sobre su calvario: Nina Hagen-Thorn (1900-1986), que sobrevive gracias a la poesía en el blanco infierno de Kolymá. Gueorgui Demídov (1908-1986) resulta ser gracias a las investigaciones de Shentalinski, autor de Dubar, la novela que circuló como anónima por la URSS en los circuitos clandestinos del samizdat, crónica de la vida en los campos. Borís Pilniak (1894-1938), el brillante prosista crítico con el régimen que en cierta ocasión comentó a Víctor Serge (así lo recuerda éste en sus Memorias de un revolucionario): “En este país no hay un solo individuo capaz de reflexionar que no piense en la posibilidad de ser fusilado…” A finales de los años 20, la GPU le impuso un ayudante para pulir ideológicamente sus obras, nada menos que un joven Nikolái Yezhov en el comienzo de su carrera. Sus libros fueros confiscadas después de su detención en las bibliotecas y librerías. El simple hecho de conservarlos era considerado delito. Eran los tiempos en que en la URSS circulaba este chiste:“-¿Por qué estás en la cárcel? -Por pereza. -No es posible, por eso no encarcelan a nadie. -¡Sí! Una tarde estuve hablando de política con un amigo. Decidí ir a denunciarlo al día siguiente por la mañana. Pero el reaccionó más deprisa y acudió a los Órganos antes de irse a la cama…”

Se hace público también el expediente de Ósip Mandelshtam (1891-1938), genial poeta, autor de un epigrama sobre Stalin, “El montañés del Kremlin”, que valía una sentencia de muerte en aquel tiempo. Tras una primera detención en 1934 el golpe fue parado por una conversación telefónica entre Stalin y Pasternak, que le salvó al reconocerlo como “un maestro”. Tras un segundo arresto en 1938 es enviado al Gulag (su muerte es recordada en “Sherry-brandy”, uno de los Relatos de Kolymá de Varlam Shalámov). Los intentos de rehabilitar a Mandelshtam fueron infructuosos hasta 1987, durante la Perestroika. Otro autor estudiado es Maksim Gorki. Su expediente revela cómo su hijo Max fue alevosamente asesinado en 1934 por un Guénrij Yagoda en el ápice de su poder, pero ¡por amor! Tras su caída en 1937, las actas de su proceso descubren que estaba enamorado de la mujer de Max y trataba de eliminar así obstáculos a su pasión.

El segundo volumen, Denuncia contra Sócrates, arranca comentando los nuevos datos aparecidos sobre un curioso incidente ocurrido una fría noche moscovita de diciembre de 1918, cuando el coche en que viajaba el mismísimo padre de la revolución fue asaltado y retenido en la calle por unos delincuentes comunes que les robaron y les dejaron marchar, andando. Este es relato obtenido de la declaración de testigos presenciales: “En un primer momento, el camarada Lenin pensó que era una patrulla revolucionaria y exigió: -¿Qué pasa? Soy Lenin. –Me importa un bledo que seas Levin (sic). Yo soy Koshelkov. ¡El amo de la ciudad cuando anochece!” La persecución posterior de Koshelkov es una trepidante novela policiaca que llegó a escribirse (por Martínov, un jefe de la Cheká, y en su reelaboración intervino el propio Bábel), pero no fue publicada. El manuscrito reaparece ahora.

Se analizan después las relaciones con el poder soviético de figuras literarias como Vladímir Korolenko (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=38797), que en sus últimos años protestaba desde su residencia de Poltava (Ucrania) por el régimen de terror imperante y trataba de interceder por sus amigos detenidos. O Aleksandra, la hija de Lev Tolstói y responsable del archivo de Yásnaya Poliana, que llegó a ser arrestada con absurdas acusaciones de conspiración contra el poder. Borís Viktórovich Savinkov merece un capítulo aparte. Miembro destacado del partido Socialista Revolucionario y líder del sector que optaba por la vía terrorista, participó en varios asesinatos y conoció la cárcel y el exilio. En 1917 llegó a ocupar un ministerio en el Gobierno Kérenski, pero en el transcurso de ese mismo año se declara furiosamente contrarevolucionario y colabora en la revuelta de Kornílov. A partir de Octubre, se convierte en “enemigo número uno” de los bolcheviques y lucha sobre todo con su arma favorita, el terror. En 1924 es atraído engañado a Rusia y detenido. La promesa de colaborar con sus captores le permite sobrevivir con cierta comodidad varios meses e incluso soñar con la libertad, pero en mayo de 1925 salta desde el quinto piso de la Lubianka. Savinkov había logrado fama, con el pseudónimo de Roshin, como autor de varias novelas notables, y los fragmentos de su diario desvelados ahora son el testimonio intenso de un hombre que repasa su vida y busca un sentido a lo inexplicable. Su trayectoria de verdugo y víctima ilustra como pocas la tragedia rusa del comienzo del siglo XX.

Denuncia contra Sócrates describe también las dificultades con el nuevo poder de los pensadores Berdiáev y Karsavin, expulsados del país en 1922 en el llamado “barco de los filósofos”, los poetas Andréi Bieli, Maksimilián Voloshin y Marina Tsvietáieva, los novelistas Andréi Platónov y Mijaíl Bulgákov (su trayectoria se retoma en este segundo volumen), el periodista Mijaíl Koltsov e incluso Nikolái Erdman y Vladímir Mass, guionistas de la primera y más famosa comedia musical del cine soviético, Los chicos felices (1934). Sobre todos ellos se descubre en el libro información inédita.

En el tercer volumen de la trilogía, Crimen sin castigo, les toca el turno a dos de los principales poetas rusos del siglo XX, Anna Ajmátova y Nikolái Gumiliov, unidos en matrimonio entre 1910 y 1918. Él es detenido en 1921 en relación con el caso Tagántsev, una oscura y anémica conspiración que sirvió a los bolcheviques para deshacerse de una muchedumbre de opositores. En agosto de ese año es fusilado. Años más tarde, Anna lucha para conseguir la liberación de su hijo Lev Gumiliov y su tercer marido, Nikolái Punin, historiador del arte, arrestados varias veces por actividades antisoviéticas que no pasaban de “terrorismo verbal”. Punin muere en el Gulag unos meses después que Stalin. Lev Gumiliov, etnógrafo e historiador, sobrevivió hasta 1992. Se penetra también en la confrontación de corrientes literarias vivida en la URSS: los “trotskistas” agrupados en torno a Aleksandr Voronski, fusilado en 1937, o los narradores de estirpe popular como Artiom Vesioli, fusilado en 1938. Un papel esencial en esta represión lo realiza Leopold Averbaj, presidente de la Asociación de Escritores Proletarios, pionero del realismo socialista y máximo censor de la literatura soviética. Íntimo de Guénrij Yagoda, cae con él y es fusilado en 1938.

Son años plenos de biografías truncadas. Leonid Kanneguísser era un prometedor poeta y militante del partido Socialista Popular de Kérenski que, conmovido por la ejecución de un amigo íntimo, asesinó en agosto de 1918 a Moiséi Uritski, presidente de la Cheká de Petrogrado, acelerando con ello la instauración del Terror Rojo. Es fusilado en septiembre con veintidós años de edad. Buceando en las historias a través de los escritos inéditos de sus protagonistas, sus declaraciones y los comentarios de los jueces, logramos una perspectiva privilegiada sobre la locura de aquellos tiempos. Intocable sin embargo fue el eminente fisiólogo Iván Pávlov, con inmenso prestigio internacional y primer ruso laureado con el premio Nobel. Fue uno de los pocos que pudo expresar sus opiniones críticas impunemente dentro de Rusia. En una ocasión afirmó: “Yo no sacrificaría ni el anca de una rana por este experimento social que llevan a cabo los bolcheviques”.

La trilogía describe en detalle la sangrienta represión de la creación literaria que se vivió en la Unión Soviética. La documentación aportada tiene un valor inapreciable y merece ser leída y meditada con sosiego. El proyecto quedaría completo si estos datos fueran acompañados de una valoración ajustada de su significado y enjundia dentro de la historia universal de la infamia. Sin embargo, en este sentido el autor se limita a resaltar el carácter extraordinario de los que no duda en calificar como “delitos sin parangón en la historia de la humanidad”. Éste es un asunto altamente polémico que nos retrotrae al famoso Libro negro del comunismo y al no menos famoso Libro negro del capitalismo que le respondió, y que por su transcendencia hubiera merecido un tratamiento más extenso y objetivo.

La represión del pensamiento disidente por parte del poder es algo universal y la diferencia está en las formas y grados de esta represión. La persecución de escritores en la época post-estalinista de la URSS analizada cuantitativamente mostraría probablemente índices no muy distintos de los que se dieron y dan en otros regímenes autoritarios. La de los años anteriores, en su intensidad excepcional refleja más que nada la magnitud del experimento social que se llevaba a cabo y la crueldad de un poder dictatorial que con el propósito de construir un mundo nuevo comenzó por actuar sin contemplaciones y acabó enloqueciendo. De todas formas, lo más peculiar de lo narrado no es su brutalidad, pues una en grado equivalente podemos verla en muchos escenarios de la historia, e incluso en nuestros días, sino el hecho de que ésta cayera sobre un grupo humano que suele salir mejor librado de las convulsiones sociales, una muchedumbre de inspirados poetas, narradores más o menos vanguardistas e inofensivos sabios.

http://www.jesusaller.com

Los muertos de Stalin

Nota Mar Ago 11, 2009 3:26 pm
Es curioso este artículo de Jesús Aller. Intenté leerlo cuando se publicó en Rebelión y no lo logré. Ahora vuelvo a intentarlo y tampoco. No puedo con él, sobre todo por el propio inicio, por su primer párrafo, cuando pretende hacernos creer que en 1998 Shentalinski pidió la constitución de una comisión que tratara de rescatar lo que pudiera quedar en los archivos de la Lubianka. Es mentira por tres razones que voy a exponer:

La primera es que los archivos de la Lubianka se conservan íntegros, aún a fecha de hoy, junto con todos y cada uno de los expedientes de los contrarrevolucionarios condenados y ejecutados en la URSS en todas las épocas.

La segunda es que Shentalinski no pudo ser el primer escritor que entró por su voluntad en el "temido caserón moscovita" porque ya antes otros muchos antes que él ya lo habían hecho y se había creado una comisión de investigación que los clasificó.

La tercera es que ese tipo de archivos son conocidos al menos desde 1942. Cuando Smolensk, una ciudad a unos 100 kilómetros de Moscú, cayó en manos nazis, también cayeron los archivos del partido bolchevique y del Estado. En 1945 el contraespionaje nazi en el este de Europa, en manos del general Gehlen, atravesaron toda Europa para llegar a occidente y rendirse a Estados Unidos a cambio de no ser represaliados como criminales de guerra que eran.

Gehlen fue luego el fundador del BND, el servicio secreto alemán de la posguerra, después de poner toda su red de criminales nazis en la Europa del este al servicio de la OSS y luego de la CIA. También puso en manos de la CIA los archivos de Smolensk.

Si se lee con un poco de atención la basura publicada acerca de la "represión stalinista" jamás se cita como fuente dichos archivos. Tampoco los nazis la utilizaron en su momento como instrumento de propaganda, a pesar de que en dichos archivos, que llegan hasta 1942, como ya he dicho, consta la etapa del "gran terror".

¿Por qué?

Los archivos robados por los nazis y entregados a la CIA nunca fueron devueltos a sus legítimos propietarios: los soviéticos. Aún siguen en Estados Unidos. Fueron leídos y clasificados todos y cada uno de los papeles por archiveros e historiadores especializados y sin inutilizables para la propaganda por una sencilla razón: porque no hay nada de lo que están buscando.

A falta de fuentes verosímiles, hay quien se empeña en seguir reinventando la calumnia a cada momento. Por eso Herrk dice que "el mito que hay que deconstruir [?¡?] es el de la propia URSS". Todos sus mensajes van en esa misma dirección.

Por lo que leo aquí, veo que todavía hay quien se imagina que ha habido en la historia alguna revolución sin drama y sin sangre. La pena es que se obstinan en defender que son precisamente los revolucionarios los responsables de ese drama y de esa sangre, y no es así: los revolucionarios han sido siempre y en todas partes quienes más empeño han puesto siempre en evitarlo. Olvidan lo que escribió Hegel: en todo el mundo la libertad se impuso cuando empezó la guillotina. Lamentablemente así ha sido.

¿Sería Hegel stalinista?

Re: Los muertos de Stalin

Nota Mar Ago 11, 2009 5:16 pm
Olvidan lo que escribió Hegel: en todo el mundo la libertad se impuso cuando empezó la guillotina.


Disculpe, pero me picó la curiosidad. ¿En qué texto escribió eso Hegel?

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