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Celuloide colectivo. El cine en guerra (Óscar Martín, 2009)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Celuloide colectivo
El cine en guerra
Óscar Martín (España, 2009) [85 min]

Portada
IMDb
(filmaffinity)


Sinopsis:

    [fuente] En julio de 1936 tiene lugar el levantamiento militar contra la República que inicia la terrible Guerra de España. Las calles son tomadas por la clase trabajadora, para los anarquistas empieza la revolución social. Los espectáculos públicos pasan a ser socializados, surgiendo un modelo de producción y exhibición de películas nunca antes visto en la historia del cine. Así, los trabajadores son los dueños y gestores de la industria, mediante el sindicato.

    Entre la amplia producción de películas realizadas, destacan los documentales educativos y de propaganda, largometrajes de ficción, comedias, musicales infantiles, y la película más costosa del cine español hasta la fecha. Bajo tan ecléctica producción vemos folletines dramáticos, antecesores del neorrealismo, influencias del realismo francés, vanguardismo de inspiración soviética. Una variopinta y fascinante cinematografía.[...] Los ojos de la cámara registran la palpitante realidad de unos hechos que hoy poseen un extraordinario valor documental, como testimonios vivos de la historia.

Comentario personal sobre el AVI:

    Este documental fue publicado por naranjasdehiroshima en Patio de Butacas. Fue anunciado como un DVDRip, pero me temo que se trata de un screener, debido a los siguientes defectos: imagen un poco obscura, segunda línea de subtítulos recortada (cuando los entrevistados hablan un idioma distinto al español), imagen recortada también en el lado derecho. Sin embargo, el documental tiene un gran valor, como ya dejaba ver la entrevista con los realizadores traída al foro por HerrK, y como la temporada de screeners está abierta :o lo posteo aquí (iba a abstenerme) mientras aparece un ripeo mejor.

Ángel Malatesta, en "Silencio, se rueda cine libertario", en Regeneración Libertaria, el 23 de mayo de 2015, escribió:

[...] Entre julio de 1936 y mayo de 1937 gran parte de la industria cinematográfica española pasó a manos de los trabajadores debido a la labor revolucionaria de la CNT y de la FAI, que abolieron la propiedad privada de los medios de producción.

Durante este periodo, la producción se multiplicó llegando a realizarse cerca de un centenar de películas en menos de un año, la mayoría de carácter documental sobre diversos aspectos de la Revolución social.

El entusiasmo revolucionario desatado organizó y propulsó todas las actividades cinematográficas y teatrales de Barcelona desde agosto del 36 hasta mayo del 37. Se comenzó este proyecto uniformando los salarios para todas las características de trabajo de las distintas ramas de la industria del cine. Se establecieron algunas medidas laborales como el subsidio de enfermedad, invalidez, vejez y paro forzoso. Todo este sistema organizativo permitió dar trabajo a unas seis mil personas y mantuvo abiertas 114 salas de cine, 12 salas de teatro y 10 salas de música.

En el plano político, la colectivización del cine supuso una nueva manera de entender el arte cinematográfico radicalmente distinta al sistema burgués y capitalista. No hubo un criterio único en el proceso creativo, no se impuso el dogmatismo entre bastidores ni detrás de las cámaras, además la situación bélica propició una nueva forma de hacer reportajes documentales al sacar las cámaras directamente a las calles para rodar lo que ocurría a su alrededor. Se había puesto en marcha la movilización popular para contar lo que veía el pueblo directamente, generando la contrainformación que sustituía a la información del poder.

La producción cinematográfica anarquista fue una experiencia única y sin antecedentes. Sin embargo, a pesar de ser uno de los grandes acontecimientos de nuestra historia silenciados y olvidados desde el régimen franquista hasta nuestro tiempo más reciente, es una labor encomiable recuperar toda esta información del pasado y difundirla en nuestros días como ejemplo de creatividad artística y organización laboral.


Ficha técnica

    Guión: Óscar Martín, David Martín.
    Música: Javier Ibáñez, Guillermo Torres.
    Fotografía: Juan Plasencia.
    Productora: Nadie es perfecto / Just Films / ICAA / UJI.

Intervenciones:

  • Juan Mariné.
  • Vicenta Estívalis.
  • Basilio Martín Patino.
  • Luis Rubio Chamorro.
  • Ken Loach.
  • José María Claver Esteban.
  • Román Gubern.
  • Juan Antonio Ríos Carratalá.
  • Alfonso Del Amo.
  • Just Casas.
  • Julio Pérez Perucha.
  • Albert Girona.
  • Josep Lluis Sirera.
  • Colette Durruti.

Idioma original: Castellano.





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Tipo de Bitrate (CBR o VBR): CBR
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Imagen





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Nota Jue Feb 24, 2011 10:18 am
Muchas gracias por este documental sobre el cine anarquista de la guerra civil, es un tema que me interesa mucho.

Descargando por la mula, hay que potenciar el p2p como sea, xdd.
La anarquía es la más alta expresión del orden.

¡Viva la anarquía!

Nota Sab Feb 26, 2011 3:22 pm
Qué buena pinta, gracias

Nota Mar Mar 08, 2011 6:00 am
¡Hola a tod@s!

Pues aunque no lo parezca sí que es DVD-RIP del original, lo de la oscuridad que comentas por desgracia es cosa o de la edición en DVD o del etalonaje del film en sí.

Más no pudimos hacer.

Por suerte, sabemos de buena mano que en breve se editarán en el estado español las películas de las que se habla en este docu en DVD, habrá que estar atent@s.

Gracias por difundir!!!

Salud y libertad!!

http://naranjasdehiroshima.blogspot.com

Nota Lun Mar 28, 2011 1:02 pm
Mis agradecimientos a los compañeros de Naranjas de Hiroshima (desde aquí recomendamos siempre su blog) y a Haller.

Hace unos meses me regaló una persona extraordinaria (besos a t. también desde aquí) un ejemplar de la revista Historia 16 con un estudio pormenorizado sobre las experiencias de producción cinematográfica en la guerra; conviene recordar que no sólo fue una respuesta natural al vacío de poder tras la huida de los mal llamados productores (inversores), sino un alarde de inteligencia e imaginación "económica" en el contexto de la crisis general abierta en el ancien régime capitalista desde 1929 (apliquémonos el cuento, porque el paralelismo está servido). Este estudio, digo, tiene más de setenta páginas, así que no me atrevo a transcribirlo, pero si alguien pudiera hacerse con el ejemplar y digitalizarlo no se me ocurre mejor complemento a este documental.

Sólo un fragmento para abrir boca:

Emeterio Díez, en "Cine libertario. El cine bajo la revolución anarquista", en Historia 16, año XXVI, nº 322, febrero 2003, pp. 50-123, escribió:[...] En concreto, el cambio revolucionario consiste en unos casos en que los sindicatos del espectáculo (o si éstos no existen, los trabajadores) asumen la propiedad de los bienes de producción y la dirección de las empresas de cine, imponiéndose, por lo tanto, el sistema conocido como socialización (control del sindicato) o colectivización (control de los trabajadores). Es la política que adoptan los anarquistas en la mayor parte de las poblaciones de Cataluña, Aragón y Levante. En otros casos, el que asume la propiedad de los bienes de producción y la dirección de la industria es un organismo del Estado: un ayuntamiento, una junta, un Gobierno autónomo, un ministerio, etc. Este sistema recibe el nombre de nacionalización y en ciertas circunstancias admite la propiedad privada de pequeñas y medianas empresas (siempre supervisadas por un comité obrero de control), aproximándose entonces a un modelo socialista de política dirigida. Es la opción que los socialistas y los nacionalistas vascos adoptan para Vizcaya y que los comunistas y socialistas imponen en Asturias y desde 1937 en Madrid.

Cuando la empresa queda bajo el poder de sus obreros agrupados en un régimen de cooperativa se trata de un sistema cooperativista. Dicha actitud es más bien minoritaria por más que la UGT la defiende en todos sus congresos. Por otra parte, aunque al final de la guerra los anarquistas también aceptan el cooperativistmo, no siempre está claro si lo entienden como los socialistas o más bien se refieren al cooperativismo sindical o gremial, un paso más en la socialización en el sentido de que el poder del Estado se reduce a su mínima expresión.

Finalmente, cuando la propiedad privada de los medios de producción se mantiene, pero el mercado se subordina al interés superior del Estado, es un sistema de producción fascista. El bando nacional escoge esta opción que sus enemigos califican de contrarrevolucionaria.

Claro que entre estos cuatro sistemas, y sobre todo entre las propuestas obreras, caben otras muchas situaciones intermedias, a menudo incoherentes con el ideario de quien las adopta. Por ejemplo, 12 de los cines de Lérida son incautados por la CNT, mientras otros 18 pasan a la UGT y cada organización gestiona sus propios locales. En la ciudad de Valencia, los dirigentes de la CNT, ¡y también los de la UGT!, deciden en agosto de 1936 la incautación y la socialización de los espectáculos, para lo cual crean un Comité Ejecutivo de Espectáculos Públicos CNT-UGT, organismo en el que, sin embargo, ambas organizaciones se enfrentan continuamente. Igualmente en Jaén quienes deciden la socialización de los cines Iris-Park y Teatro Cervantes son los trabajadores del espectáculo de la UGT. Mientras tanto, en Canella, en Olot y en otras poblaciones con presencia amplia o mayoritaria de la CNT, los espectáculos son nacionalizados, esto es, gestionados por el ayuntamiento. Asimismo, hay empresas incautadas por partidos y asociaciones y hasta se tolera la producción de ciertas películas por empresas privadas o burguesas, mientras prácticamente no se toca el régimen de propiedad de la rama de la distribución, ya que su capital suele ser extranjero.

Esta presencia de sistemas económicos distintos explica que el cine español producido durante la Guerra Civil deba clasificarse de la siguiente forma:

    1) Cine privado: herencia del periodo anterior, supone una última manifestación del sistema de producción capitalista.

    2) Cine gubernamental o financiado por el Estado republicano, el cual continúa la idea de poner el cine al servicio de la acción del Gobierno, sólo que ahora las películas turísticas o agrícolas son sustituidas por películas de guerra y propaganda.

    3) Cine nacionalista, que es una segunda forma de cine oficial al estar sostenido por los gobiernos autónomos catalán y vasco.

    4) Cine de partido (de partido marxista), que también existía antes del conflicto, pero que ahora logra unos índices de producción desconocidos dada la ayuda soviética y, sobre todo, el creciente peso del PCE en la España republicana, al punto de que parte del cine gubernalmental u oficial también es un cine marxista.

    5) Cine libertario o socializado, que representa una absoluta ruptura con el sistema de producción precedente.

    6) Cine fascista, que también es una total novedad, pues toda la industria termina poniéndose al servicio del Estado, el cual unas veces produce directamente y otras se sirve de empresas privadas, ya que éstas reciben promesas de futuros privilegios comerciales (incluida la financiación pública) a cambio de seguir las consignas oficiales, acatar una fuerte censura y aceptar la represión de los profesionales disidentes.


La socialización de la industria del cine

Dentro del bando republicano, donde unos 45.000 trabajadores viven de la Industria de Espectáculos Públicos, la socialización y la colectivización son las alternativas que los anarquistas aplican en las zonas geográficas bajo su control. La socialización, en concreto, se impone en las grandes poblaciones urbanas, pues en ellas están radicadas empresas cinematográficas abundantes y de todo tipo y, en consecuencia, existe una organización sindical cenetista del espectáculo. Las colectivizaciones, en cambio, se practican en las localidades donde la industria del espectáculo se limita a una o a unas pocas salas de cine y, por lo tanto, el número de trabajadores es tan escaso que deben militar en el Sindicato de Oficios Varios. También hay una tercera fórmula. Se aplica en ciertos pueblos de Aragón. Allí lo que se colectiviza es toda la economía de un municipio, de modo que el cine o los cines pasan a ser un servicio más de la comunidad y en algunos casos es gratuito.

Entre las muchas poblicaciones que viven alguno de estos cambios revolucionarios hay que mencionar a Gerona, Hospitalet, Badalona, Gavá, Manresa, Valencia, Alcoy, Alcorisa, Binéfar, Torredelcampo o Málaga. [...]

En Barcelona, la propuesta anarquista está plenamente vigente entre el 9 de agosto de 1936 y el 1 de mayo de 1938. Después de esta última fecha, la gestión anarquista es intervenida por la Generalitat. En Madrid, la socialización es mucho más breve y también de menor envergadura industrial.

Como se ha dicho, la socialización consiste en que los trabajadores dedicados a una actividad industrial, en este caso la producción de entretenimiento, asuman a través de su sindicato local la propiedad de todos los bienes de producción que dicha industria posee en su territorio. Esto incluye la incautación de estudios, laboratorios, salas de cine, tecnología, materias primas y, sólo a veces, el capital financiero. En Barcelona, por ejemplo, se deja prácticamente intacto el dinero depositado en los bancos por los exhibidores, ya que al no asumir el activo el sindicato puede justificar que tampoco asuma las deudas que aquéllos tienen con los distribuidores o los bancos. Asimismo, los trabajadores toman la dirección de la industria, pues uno o varios comités obreros diseñan la política sobre los salarios, acceso a la profesión, programación, precios de taquilla, producción de películas, etc.

Los empleados justifican la incautación de las empresas con el argumento de que, ante el abandono o huida de los empresarios, son ellos mismos los más interesados en mantener el funcionamiento de la industria del cine, tanto para evitar la pérdida de sus puestos de trabajo como para impedir que otras fuerzas republicanas ajenas a esta actividad se les adelanten y les dejen sin medios de vida con su mala gesitón. Porque, se preguntan, ¿alguien piensa que los empresarios van a volver y van a poner su dinero para rodar una película, para mejorar un estudio o para abrir una sala de cine cuando saben que por culpa del Alzamiento se ha derrumbado su sistema económico? La patronal entiende que para mantener activa la industria del cine no importa tanto que ésta sea de su propiedad como que el resto de las actividades económicas ajenas al cine, el sistema financiero o las leyes de la oferta y la demanda se mantengan al margen de la convulsión revolucionaria, lo que, desde luego, no está sucediendo. Por otra parte, los anarquistas se preguntan cómo se va a rodar un cine nuevo si el capital (el consejo de administración) se mantiene al frente de la industria. Cuando un empresario invierte dinero en una película, argumentan, espera a cambio obtener más dinero. Para ello escoge un guión sin importarle las repercusiones éticas que tenga sobre el público. En segundo lugar, contrata un equipo de profesionales dejando claro que el éxito comercial está por encima de su expresión como artistas. El capital, concluyen, fomenta en el espectador los deseos de lujo, el hedonismo, el vicio, la violencia y el gusto por la pornografía, al tiempo que convierte a las actrices en mercancías sexuales y a los directores en traductores de modas obsoletas o extranjeras: la zarzuela, lo taurino, los curas, los gitanos, los bandidos, las copias hollywoodienses, etc. En definitiva, el capital es nocivo, salvo que, naturalmente, proceda del Gobierno o, mejor aún de una organización obrera.

Por supuesto, hay quien ve en la socialización un simple acto de pillaje. Incluso así piensan algunos políticos republicanos.

[...] Por otra parte, es sabido que al terminar la guerra el franquismo niega que anteriormente hubiese existido en España una industria del cine y hasta un cine español. Ambas conquistas serían obra suya. La verdad es que industria y cine español existen antes de 1939. Lo que los nacionales aportan es un nuevo sistema de producción y, con él, un cine español distinto en el sentido de películas atentas a los valores del régimen. Pues bien, también los anarquistas hablan de que antes de la revolución del 19 de julio la cinematografía en España era inexistente o se caracterizaba por el fracaso industrial, el paro, la ausencia de un cine propio y el control y especulación de las compañías norteamericanas. Son ellos quienes con el sistema de socialización ponen las bases para el nacimiento de una verdadera cinematografía nacional. [...] en realidad el sistema socializado y después el sistema de producción fascista se montan sobre una infraestructura industrial que antes del Alzamiento había hecho de España el séptimo mercado mundial por número de salas y uno de los 12 primeros países por producción de películas.

fuente: http://shangrilaediciones.com/pages/tex ... evista.php


Entrevista a Óscar Martín y David Martín sobre "Celuloide colectivo: un cine en guerra"

El cine como un ideal



Rubén Higueras

Shangrila // Septiembre de 2010



Portada




Celuloide Colectivo ha disfrutado de una calurosa acogida gracias al enorme interés que ha suscitado un tema tan poco estudiado como son las producciones cinematográficas anarquistas y sindicalistas durante el período de la Guerra Civil. Se trata de un documental austero, sólido y riguroso que ha logrado sacar a la luz muchos filmes que se creían desaparecidos y destruidos. Tres días después de la proyección en la Filmoteca Valenciana, celebrada el 27 de mayo, sus dos principales artífices, Oscar Martín (realizador, coguionista) y David Martín (coguionista, montador), nos abrieron acogedoramente las puertas de su casa para mantener una enriquecedora entrevista, mediante la cual pudimos constatar la mesura y humildad de dos jóvenes apasionados del cine que apuestan por defender y desvelar nuestro patrimonio cultural.

Rubén Higueras: El documental ve la luz coincidiendo con el centenario de la CNT. Podemos decir, aunque suene a coletilla, que el azar siempre es objetivo. ¿Cómo surgió la idea del proyecto?

Oscar Martín: La idea del proyecto surge aproximadamente sobre el año 2001. Estábamos estudiando distintos períodos del cine (tenemos un interés por la cinematografía en general y, en concreto, por la española) y entonces llegó a nuestras manos algún libro sobre el período del cine republicano. Los mismos autores citan que es un período muy poco estudiado, que se ha obviado en muchas historias del cine español. De hecho, también llegaron a nuestras manos libros que hablan de cierta etapa republicana hasta 1936 y luego continúan a partir del ’39, y sólo se cita como un período de la guerra en que prácticamente no se hizo cine. Se lo saltan y siguen tranquilamente en el ’39. Empezaron a publicarse algunos libros especializados sobre el período que surgían de tesis doctorales. Nos llamó la atención que era un período muy poco conocido. Empezamos a ver las películas de la CNT y vimos que ahí había un material muy interesante para poder hacer un documental. Durante estos siete, ocho años permanecía la idea de hacer el documental, pero por diversas circunstancias (la documentación, pensar a través de qué formas se financiaría, etc.) se fue dilatando hasta que finalmente empezamos a producirlo en el 2008, cuando hicimos las primeras entrevistas.

R.H.: La narración de unos hechos tan poco conocidos como los que se presentan en Celuloide Colectivo es fruto de un prolongado período de documentación. ¿Cuánto tiempo les ocupó este período?

Portada


O.M.: Ha sido una tarea bastante laboriosa, porque hay partes de ese período que se han estudiado de forma parcial. Por ejemplo: libros que sólo se ocupan del cine en la guerra civil en Aragón. Ha habido que ir contrastando e hilando unas informaciones con otras. Ha sido un proceso bastante, bastante largo: hemos estado documentándonos aproximadamente seis años. Incluso montando, haciendo la postproducción, recibíamos algún dato que veíamos interesante. Lo que queríamos era tener toda la información y no dejar nada al azar.

R.H.: A lo largo del documental, se da voz a 22 entrevistados (entre ellos, Juan Mariné, impagable testimonio de la época), intercalándose sus palabras con fragmentos de los filmes, ilustrando las palabras de los primeros lo que podemos ver a continuación. Una tarea complicada teniendo en cuenta la variedad de voces con que han contado y la ingente cantidad de celuloide recuperado del que disponían, pero han conseguido que la información llegue de manera clara y bien estructurada al espectador. ¿Cómo plantearon y diseñaron la estructura del guión?

O.M.: El guión sigue un orden cronológico, salvo el comienzo, que empezamos directamente con la guerra, y después echamos un vistazo atrás, a la etapa de Ramón Acín. Es cierto que a nivel de estructura ha sido algo complejo. Muchas veces el cambiar una secuencia de un sitio a otro lo hemos realizado en la mesa de montaje, porque, aparte de la temporalidad de los hechos que van ocurriendo durante la guerra (los hechos de Mayo del ’37 y demás hechos importantes), estábamos hablando de sucesos que ocurrieron en Barcelona, en Aragón, en Madrid, en Valencia,…. El ir saltando de un lugar a otro, y que eso fuese paralelamente también a la evolución cronológica de la cinematografía, ha sido complejo, nos costó bastante hilarlo. Es algo que hemos ido revisando versión tras versión del montaje.

Portada


David Martín: Teníamos el estallido de la guerra, en Julio del ’36, que es el principio del guión; después teníamos que comentar lo que pasa en Barcelona, la ciudad de mayor importancia en cuanto a la producción cinematográfica; luego en Aragón, porque ahí van los primeros operadores a firmar al frente (todos los primeros documentales están rodados en Aragón); lo que pasa en Madrid también es muy importante, porque está Carne de fieras; también queríamos hablar de Andalucía, porque se suele obviar; y en Valencia se habla un poco más adelante enlazándolo. Hablar de todo esto en el mismo mes era complejo. Al final, con tanta documentación, nos preocupamos de eliminar lo superfluo para que adquiriese un ritmo fluido.

O.M.: El tema de saltar de un sitio a otro era fundamental para entender cómo, por ejemplo, mientras en Cataluña la CNT era hegemónica y decidían ellos mismos qué política iban a seguir, en Valencia, a nivel de espectáculos en general, la CNT y la UGT prácticamente estaban a la par. Ya no es el mismo modelo que en Cataluña. En Madrid van por libre: el Partido Comunista coge unos cines, la UGT otros, la CNT otros… Es casi como un capitalismo donde los dueños de cada cine no son de la CNT… Es un caso distinto… En Aragón es donde está el frente, donde van los reporteros... Cada lugar geográfico tenía unos elementos distintos y había que tratarlos. Se puede decir que es lo que más nos ha costado del documental, el buscar cómo contar todo eso.

D.M.: La mayoría de las cosas se han resuelto en el montaje, eliminando lo que no funcionaba a nivel de ritmo y de datos. O.M.: Para que se entendiera mucho más fácilmente.

Pablo Ferrando García: ¿Habéis tenido que retocar alguna información que hubieseis elaborado en los guiones previos tras las entrevistas?

O.M.: Sí, bastantes cosas. Realmente, donde más hemos escrito el guión ha sido sobre la mesa de montaje. Teníamos muy claro lo que queríamos sacar de cada entrevistado porque nos hemos basado en lo que habían escrito. Hemos intentado recopilar de cada entrevistado todo lo que había publicado, saber lo que nos podía aportar al documental y de qué forma incorporarlo dentro de las secuencias del guión. Pero luego nos llevábamos sorpresas: nos contaban ciertas cosas que no contemplábamos en una primera instancia y queríamos meterlas en el guión, pero también que funcionasen con todo el resto. Por ejemplo, Juan Mariné cuenta cómo rodó el entierro de Durruti, que era una secuencia breve que servía para entender ciertas circunstancias. Y al final, Colette Durruti colabora en el documental. Te encuentras con una serie de cosas que en un primer momento, cuando escribes el guión para que se presente al Ministerio y se subvencione de alguna forma, todavía no tienes claras.

R.H.: Siguiendo con las entrevistas, ¿cuántas horas de filmación obtuvieron a lo largo del rodaje? ¿Cuánto material tuvieron que desechar en la edición?

O.M.: Teníamos 22 horas de entrevistas grabadas y 10 horas de películas de la CNT. También hicimos otras grabaciones que hemos sacrificado a favor del ritmo del montaje. Dividimos el proyecto en 17 o 18 secuencias que íbamos montando individualmente e incorporando las entrevistas y los archivos a cada secuencia según el tema. Después, para darle buena continuidad y pasar con suavidad de un tema a otro, tuvimos que reestructurar y sacrificar algunas cosas. Fue una tarea muy meticulosa: no queríamos dejar ningún cabo suelto. Pese a todo, el resultado final es parecido a lo que habíamos planteado en el guión.

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P.F.G.: ¿Qué criterios manejaron en la concepción visual y formal del documental?

O.M.: En principio, no queríamos insertar ningún elemento externo al tema que tratábamos ni tampoco dotarlo de imágenes de la sociedad actual, de la actualidad. Queríamos un estilo sobrio, sin ornamentos, y diferenciar el formato original de las viejas películas (que son 4:3) de las grabaciones actuales de entrevistas. Por eso elegimos el formato 16:9, para diferenciar una cosa de la otra. También teníamos bastantes ideas que luego, finalmente, no utilizamos. Lo que queríamos era recurrir a las entrevistas, a esas personas que nos cuentan cosas tan interesantes, para luego, con el montaje, darle un rimo ágil y dinámico. Absolutamente todo lo que hemos grabado es en plano fijo. Incluso con Juan Mariné, que tiene distintos tamaños de plano, la cámara nunca está en movimiento ni hace ningún zoom remarcando lo que dice. Buscamos algo muy sobrio, pero a la vez queríamos dotar a la película de dinamismo. Con el abundante material gráfico (fotos, carteles) trabábamos de buscar dinamismo al presentarlo siempre en movimiento. Hay momentos en que aparecen muchísimas fotos a la vez. Esa intención la teníamos clara. Estuvimos trabajando bastante con el grafista. Al comienzo, metíamos ilustraciones para que nos sirviesen de guía durante el montaje. Estoy bastante satisfecho con el trabajo que se hizo a nivel visual.

D.M.: A mí me gustaría destacar el rigor histórico con que está hecho. Pese a que hay mucha documentación, todavía hay bastantes lagunas. Hemos procurado que cada imagen que poníamos hablara del momento al que se está haciendo referencia. Ni siquiera mezclamos meses.

P.F.G.: Sí, nos ha parecido un documental muy transparente, incluso pedagógico para la gente no familiarizada con la información.

P.F.G.: ¿Cuáles han sido las dificultades y adversidades técnicas más complicadas que han debido de sortear?

O.M.: En el documental sólo se utilizan las películas de la CNT. Para otras películas de las que hablamos hemos recurrido a fotografías. Ese material está depositado en filmotecas y, aunque en su día fue rodado en cine, nos llegaba en vídeo de resolución estándar y entrelazado. Las entrevistas las estábamos haciendo en alta definición. Había que limpiar el sonido de los filmes, porque aún no están restaurados, adaptar distintos formatos y pasarlo a progresivo. Digamos que los materiales no estaban en las condiciones que nos hubiese gustado a todos.

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P.F.G.: La producción ha corrido a cargo de Nadie es perfecto y Just Films. ¿Con qué presupuesto contó?

O.M.: La verdad, esto deberían contestarlo mejor los productores, porque realmente son cosas que llevan las empresas y yo las desconozco. Lo que sí es cierto es que el documental lo hemos hecho con muy poco dinero y hemos intentado aprovecharlo de la mejor forma que podíamos. En ese sentido, por ejemplo, al principio del documental queríamos también la aportación de Noam Chomsky. Le mandamos información que nos pidió acerca del documental. Nos contestó rápidamente diciendo que le gustaba mucho el proyecto y que le gustaría que le hiciésemos esa entrevista. Pero por falta de presupuesto no pudimos ir a EEUU.

P.F.G.: La banda sonora posee un marcado componente emotivo al comienzo y al cierre del documental. ¿Fue algo pensado desde el comienzo o tomaron la decisión en la sala de montaje?

O.M.: Sinceramente, montamos la película y cuando llegaron los músicos fue cuando empezamos a hablar de ello, con la película ya prácticamente terminada. Luego hicimos algún pequeño ajuste en relación a lo que hablamos con ellos, pero ya estaba acabada a falta de la música.

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P.F.G.: El final me parece muy emotivo, no solamente por lo que manifiesta Mariné a lo largo de toda esa trayectoria y experiencia vital en el cine anarquista, sino también por el propio montaje que habéis elaborado, en el que se establece una relación de continuidad entre los planos del presente de Mariné cuando está filmando frontalmente y la aparición de las imágenes de Aurora de esperanza y Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón.

D.M.: La cámara que maneja Mariné en el plano final es el mismo modelo que usaba en la época. La compró para guardarla de recuerdo y creímos interesante utilizarla para cerrar el documental. Ese montaje fue de las últimas cosas que hicimos. Teníamos las imágenes de Mariné y su declaración en que expresa que el cine es un ideal para él, pero no sabíamos dónde colocarlas.

O.M.: Esa frase la teníamos en grande en el guión para acabar con ella. Pero a nivel visual, ¿cómo contarlo? Sí que le dimos muchísimas vueltas y lo decidimos cuando llevábamos muy avanzado el montaje.

P.F.G.: Es el efecto Kuleshov. Mariné habla en pasado en el off y conjugáis las imágenes del presente con el off y las imágenes adyacentes, las cuales pertenecen a Aurora de esperanza, parecen que establezcan un raccord de miradas…

O.M.: Claro. Queríamos remarcar la sensación, mediante esas imágenes y Mariné filmándolas, que, de alguna forma, gracias a él está todo ese material ahí. Nosotros amamos el cine: nuestros proyectos los hacemos con cariño. Nos sentíamos identificados con Mariné. Para él, el cine era un ideal, y para nosotros también lo es. Tenemos una idea un poco clásica del cine, de las salas cinematográficas (ahora que estamos en una época de debate sobre estos asuntos). A mí me gusta ver las películas en el cine. Queríamos transmitir ese clasicismo y ese amor por el cine.

P.F.G.: A la hora de elaborar el montaje, ¿teníais en mente algunas referentes que quisierais emular?

D.M.: El montaje lo empezamos seleccionando las entrevistas, fue lo primero que cogimos. Fuimos aprovechando lo que servía de ellas y tuvimos que ir recortando, porque al comienzo teníamos cuatro horas que eran buenas. Luego comenzamos a mezclarlo con las imágenes de los filmes de la CNT. Después, fuimos reelaborando las secuencias una tras otra. Nos ocupó bastantes meses.

P.F.G.: ¿Cuáles han sido las experiencias más enriquecedoras que han obtenido al establecer contacto con las personas entrevistadas para su película?

O.M.: Igual que dice Juan Mariné en el documental, para mí el cine también es un ideal, algo que amo y a lo que dedico muchísimas horas de mi vida. Es una pasión. El estar con personas como Mariné, que son historia viva del cine español, que empezaron con el cine de la República, luego hicieron todo este cine, estuvo en el franquismo y que sigue en activo, restaurando películas... esa experiencia vital cinematográfica y su forma de ser es algo que te llega mucho… Entrevistar a personas como Luis Rubio Chamorro o los familiares de Ramón Acín, que tanto han sufrido, y ver que por fin se les puede dar la voz para que cuenten todos los sucesos desgraciados que han ocurrido durante el franquismo, la Guerra Civil, etc., ver de qué forma vivían eso y con qué cariño te lo contaban todo, también son momentos que te llegan bastante.

R.H.: La colectivización de un medio tan arraigado a los intereses capitalistas como el cine fue un acontecimiento único en la historia del cine. Este hecho consiguió que durante un período de carencias, la producción creciera exponencialmente. ¿Fue la implicación personal de los trabajadores un incentivo que lograba superar el adverso contexto histórico?

O.M.: Como dice Mariné, todo estaban contentos dentro de los Estudios Orphea, se respetaban mutuamente y se sentían como hermanos, aunque con los sucesos de la Guerra las cosas empezaron poco a poco a torcerse. Incluso nos contaba el caso de algún empresario de cine que, cuando le colectivizaron su negocio, se alegró porque ya no tenía que ocuparse de las películas, de los pagos, de todo. Entró a trabajar de lo que fuese y decía que le habían quitado un peso de encima. Sí que había una implicación. La mayoría de los trabajadores estaban en la CNT y no es como ahora, que mucha gente está apuntada en un sindicato y simplemente paga su cuota. Las personas de aquella época que estaban en la CNT y en el trabajo del espectáculo tenían una mentalidad y esas ideas las tenían arraigadas. Y cuando tuvieron la oportunidad de ponerlas en marcha para ellos fue un sueño. Tenemos testimonios de personas que afirman que fueron los mejores momentos de su vida y un sueño que se hacía realidad.

R.H.: La CNT nombró una Comisión de Técnicos, que se encargó de redactar un proyecto (formado por 35 artículos) para establecer ese nuevo régimen de trabajo para la industria. Existía, pues, un empeño por lograr un sistema de producción y exhibición que fuera sostenible y perdurable.

O.M.: Era algo como lo que habían hecho en el campo o las fábricas. Aplicaron el modelo sindical de la socialización con muchas dificultades, porque tenemos que pensar que estaban en una guerra civil, con escasez de medios, pero tenían que sacar toda la industria adelante. Como vemos en el documental, había personas infiltradas, quintacolumnistas, etc. También hay que recordar que la Generalitat Catalana, en el caso de Barcelona, aprobaba los decretos de colectivización.

R.H.: El núcleo de la producción estaba conformado por películas de propaganda y reportajes con escenas de la lucha en el frente, pero se suele obviar la importante labor que la producción de cortos y largos de ficción llevaba a cabo: distraer a la gente que vivía en medio de un conflicto armado y pasaba penurias de todo tipo.

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O.M.: Lo que el público buscaba en el cine era distraerse y olvidarse de la guerra y de toda esa escasez que tenían. Una parte también se hacía para recaudar dinero: con el dinero de las taquillas de los cines se producían más películas. Por eso, algunas se hicieron con ideas claramente comerciales, al estilo de Hollywood.

R.H.: Una de las primeras veces que se plantea el conflicto (que sigue durando hasta la actualidad) entre exhibidores y producción es en esa época: los primeros quieren más cine de Hollywood porque es el que mayores ingresos les proporciona.

O.M.: En este caso, la exhibición era de la CNT y la producción también era de la CNT (risas). Lo que pasa es que los exhibidores querían traer también películas americanas para recaudar dinero. ¿Y qué ocurre? Esto creo que lo cuenta Román Gubern: las películas eran de celuloide, se estropeaban con mucha facilidad... Estamos hablando de acuerdos económicos, divisas… Llega un momento en el que a las distribuidoras de Hollywood no les interesa traer películas al territorio republicano, porque el precio lo cerraba el exhibidor, que en este caso (Cataluña) era la CNT. Y quizá el dinero de esos acuerdos comerciales eran luego divisas de la República. Por eso terminaron poniendo películas repetidas, porque no habían tenido acceso a las nuevas producciones americanas.

R.H.: La carga ideológica presente en esas películas muestra una concepción del cine como arma de clase. Las tres líneas de su producción (reportajes de guerra, películas de propaganda y cortos y largos de ficción) estaban impregnadas de la ideología anarquista. Un claro exponente de ello es el monólogo/discurso del protagonista de Aurora de esperanza. Tenían, pues, una gran conciencia del uso del cine como herramienta de difusión y propaganda ideológica de carácter masivo.

O.M.: Como anarquistas, tenían claro que querían plantear un cine revolucionario. Los teóricos (Mateo Santos, Carrasco de la Rubia) y la gente que escribía en las revistas de cine apostaban por ese tipo de películas antes ya de la guerra. Es el caso, por ejemplo, de Juan Piqueras, que planteaba otro tipo de cine revolucionario. Es algo que se debatía ya desde el comienzo de los años treinta. En las producciones llevadas a cabo hay de todo: hay filmes con un fuerte componente anarquista, pero otros son simplemente folletines, como Barrios bajos, aunque se puede decir que sí, que promueve un mensaje anarquista, pero en realidad no era un cine que hubiesen soñado de antemano. Y sobre esto hubo grandes debates también dentro del propio entorno anarquista.

R.H.: El cine anarquista contribuyó en buena medida a crear el mito de Buenaventura Durruti. Esa exaltación y glorificación de la individualidad, tal y como muy bien llama la atención Román Gubern sobre ello, suponía un contraste con los ideales y principios de la colectivización y el anarquismo.

O.M.: El propio Durruti no quería aparecer como un icono. Pensaba que era uno más, un compañero más. Esta exaltación era propia de regímenes que aborrecían ellos, como por ejemplo el estalinismo. El anarquismo nunca se ha caracterizado por la figura del líder, su ideología es algo totalmente distinto. Armand Guerra habló con el propio Durruti porque quería hacer una película sobre él, que finalmente no se realizó. Pero Durruti tampoco quería hacerla, era bastante reacio a ello. Prefería darle el protagonismo al pueblo que luchaba contra el fascismo.

R.H.: Algunas de las propuestas bebían del realismo francés, el vanguardismo soviético o, incluso, preludiaban posteriores movimientos como el neorrealismo, con Aurora de esperanza. Había, un conocimiento del cine que se hacía en el extranjero. Era un reducto de libertad creativa dentro de un cine bajo la influencia del conflicto bélico ¿Cómo recibió el público estos filmes?

O.M.: Realmente, mentiríamos si dijésemos que lo sabemos a ciencia cierta. Podemos ver que algunas películas estuvieron bastante tiempo en cartel, otras pasaron bastante desapercibidas… Incluso los propios historiadores no lo saben con certeza. Sí que sabemos, revisando las carteleras, que Aurora de esperanza y Barrios bajos se exhibieron en bastantes cines durante bastantes meses, los documentales de guerra se acompañaron de otros largometrajes... Esto era muy habitual... Los cines durante la guerra estaban llenos. Aquí me parece interesante comentar una cosa que no aparece en el documental. En el libro que escribió Juan García Oliver…

D.M.: El eco de los pasos.

O.M.: …cuenta que en Barcelona va al cine y se queda impactado de las imágenes de guerra de uno de los reportajes, porque él piensa que las personas que están al otro lado de la trinchera, en el bando franquista, seguramente antes habían sido compañeros de la CNT y la UGT, pero que no les queda más remedio que estar ahí, pegando tiros. Eso le impactó muchísimo. Al salir del cine se encontró con Federica Montseny y estuvieron hablando de esa sensación tan fuerte que habían tenido al ver los filmes de la CNT. Esto tampoco aparece en el documental porque tuvimos que acotarlo a 84 minutos y resultaba complejo incluirlo.

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R.H.: Sorprende ver lo arriesgadas formalmente que podían ser algunas películas. Había un manejo consciente de la técnica para producir efectos. Incluso muchas escenas de batallas en el frente eran construidas mediante montaje, tomando planos que no guardaban relación de causa-efecto unos con otros.

O.M.: Es muy interesante ver esa mezcla tan libre que realizaban, esa combinación de documental y ficción…Ver que funciona tan bien todo, perfectamente integrado. Era algo muy improvisado y muy insólito verlo en el cine. Sí que podemos decir que algunas de las primeras producciones, a nivel técnico, tienen cierta torpeza, porque algunos de los operadores que iban a rodar no tenían una formación técnica. Se trataba de coger las cámaras e ir a filmar. Y probablemente esas personas todavía no estaban técnicamente bien formadas. Por eso se pueden ver planos desenfocados, movimientos de cámara muy poco estables, etc. Esas primeras producciones tienen mucho de amateur.

D.M.: Estaban al hilo de los acontecimientos que transcurrían. Había que coger las cámaras, cámaras pequeñas de mano, y rodar lo que estaba ocurriendo… Es lo que hicieron Armand Guerra o Félix Marquet.

O.M.: Una leyenda urbana dentro del movimiento libertario es que para filmar esas primeras imágenes del movimiento revolucionario, aprovechando toda la incertidumbre creada con lo que estaba pasando, Mateo Santos y otros fueron a un banco, cogieron el dinero, compraron o alquilaron las cámaras y el celuloide y se pusieron a filmar. Es una información que nos ha llegado, pero no hemos podido contrastar… O puede que no fuese así…

R.H.: Armand Guerra es una figura que diversos estudiosos coinciden en la necesidad de rescatar del olvido. Carne de fieras es una de las películas más atrevidas e interesantes del período. ¿Ha jugado en contra de esa merecida memoria el haber desarrollado su labor durante tan delicado período, siendo eclipsada su figura por la contienda?

O.M.: Creo que el problema con Armand Guerra es que no se conservan sus materiales. Muchos papeles, al parecer, se perdieron en la Segunda Guerra Mundial. Y los dos filmes que hizo en la guerra, Estampas guerreras I y II, no se conservan. En cambio, su libro A través de la metralla es un testimonio directo y magnífico para seguir sus pasos en la contienda. La película Carne de fieras apareció hace unos años nada más, en el rastro de Madrid, creo. Luego la restauró Ferrán Alberich en la Filmoteca de Zaragoza. Hasta hace poco, Carne de fieras estaba perdida. Lo que sí sabemos es la vida tan interesante que tuvo y sí que es una figura a recuperar. Por ejemplo (ahora que tenemos aquí en Valencia la Ciudad de la Luz), hace años él ya quiso montar unos grandes estudios aquí. Vino con un grupo de alemanes que querían invertir, pero finalmente no cuajó. Guerra estuvo en muchas producciones que se hacían en París en la época del cine mudo…

D.M.: …en los estudios UFA, por lo visto estuvo en Nosferatu, aunque no se sabe bien…

O.M.: …nació en Llíria... La verdad es que es una persona muy, muy interesante…

R.H.: Durante el metraje, el espectador puede contemplar fragmentos de 41 películas rodadas en el período de la Guerra Civil, muchas de ellas inéditas hasta ahora. Un material que, como explica Alfonso del Amo, ha sido recuperado en muchas ocasiones desde copias. ¿Resultó muy ardua la tarea de poder localizar y disponer de los materiales que se han conservado de aquella producción? ¿Cuál ha sido el material que más les ha emocionado de todo lo que han visionado?

O.M.: Nos costó bastante reunir los 41 filmes de la CNT para poder utilizarlos. En el montaje final, hemos utilizado unos 30 de ellos. Para mí, las películas más interesantes son: Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona, Bajo el signo libertario, En la brecha o la serie de Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón, que, a pesar de su imperfección técnica, tienen una frescura y naturalidad considerables y reflejan muy bien el estado de ánimo que había al inicio de la guerra.

R.H.: Celuloide Colectivo fue proyectada en la Filmoteca Española el 20 de Mayo y en el IVAC el 27 del mismo mes. La exhibición ha buscado el público potencialmente interesado al que va dirigido (cinéfilos, historiadores de cine) más que una exhibición masiva.

O.M.: Esperamos acudir próximamente a festivales de cine. En estas dos proyecciones asistió un público más especializado, pero también había otro más mayoritario, que no está tan interesado por el cine, y que ha conectado bien con el documental. Realmente, sí que estamos intentando llegar más a aquellas personas que tienen interés por el cine (miembros de la Asociación Española de Historiadores Cinematográficos, gente de la industria en general…), pero también a colectivos que tienen inquietudes sociales, fundaciones o personas concretas que están interesadas por todo este período. La Fundación Ramón Acín ha colaborado en el documental. Nos están llegando buenas sensaciones y hay personas que nos están ayudando. Nos han hablado, por ejemplo, de un estreno en cines en las tres capitales de Aragón. Ese tipo de colectivos e iniciativas están ayudando a la promoción de nuestra película.

R.H.: ¿Algún próximo proyecto que tengan ya en mente?

O.M.: Estamos barajando distintos proyectos, pero lo que ahora quiero es hacer que Celuloide colectivo llegue lo más lejos posible. Quiero estar muy centrado en la promoción del documental. David va a comenzar a escribir otro proyecto, en la línea de Celuloide colectivo.

D.M.: Poseen una conexión indirecta. Se tratará de filmar las actividades de un cineasta que no hacía cine, lo escribía. Es sobre la figura de Juan Piqueras. Es un personaje que creo que hay que reivindicar y, como organizador del cine de su tiempo, es importante todo lo que hizo en la sombra. El proyecto todavía está en fase embrionaria.

R.H.: Para finalizar, ¿hay alguna anécdota que no haya surgido durante la entrevista y que deseéis dar a conocer a nuestros lectores?

O.M.: Me alegra que me preguntes esto porque siempre hay cosas que, por desgracia, se quedan en el tintero. Por ejemplo, la parte relativa al teatro la teníamos enfocada en el guión en relación a lo que nos contara Fernando Fernán Gómez, porque su familia tenía tradición teatral durante la guerra. Él empezó en una escuela de teatro colectivizada por la CNT. Esto lo sabemos por una entrevista que Julio Pérez Perucha le hizo para Dirigido por… en la que cuenta los entresijos de esa escuela de teatro. Pero por desgracia, no pudo participar. Cuando vi las imágenes de su féretro con la bandera roja y negra me pareció que se cerraba un ciclo.

D.M.: En esa escuela estaban también Rafael Alonso y Manuel Aleixandre. También nos hubiera gustado entrevistarles, pero no pudimos.

O.M.: Es curioso que esas tres personas empezasen en una escuela colectivizada.

D.M.: Fernán Gómez estaba en los primeros guiones como entrevistado, pero… es una de las cosas que lógicamente van cambiando.

O.M.: También entrevistamos a Luis García Berlanga, pero no pudimos usar sus declaraciones porque no se encontraba bien de salud. Nos hubiese gustado mucho, porque él siempre dice que es anarquista, tiene mucho cariño a Durruti, por cómo ha tratado la guerra en películas como La vaquilla, etc. Otra anécdota es la relativa a Antonio Isasi-Isasmendi. Su madre era actriz y de la CNT. En sus memorias, que nos llegaron cuando teníamos el documental prácticamente acabado, recuerda que él estuvo comiendo en el Ritz, lugar donde ocurre una secuencia importante de nuestra película. Una persona tan de cine como Antonio Isasi-Isasmendi nos hubiese gustado que nos contara su experiencia allí de niño. Otra leyenda urbana dentro del movimiento libertario era que para Las Hurdes, tierra sin pan, primera película producida por la CNT, Ramón Acín se había puesto en contacto con gente del sindicato que había hecho un atraco a un banco. Y con ese dinero, supuestamente, Ramón Acín pagó la película. Pero nosotros hemos investigado y no fue así: efectivamente, a Acín le tocó la lotería y, por ello, lo remarcamos en nuestra película. Otra anécdota es que, investigando, nos enteramos de que en Aurora de esperanza hace un papel el famoso payaso Charlie Rivel. Pero cuando entrevistamos a Juan Mariné, no teníamos ese dato. Son cosas que se quedan en el tintero y que, desgraciadamente, no puedes hacer nada para incluirlas en el documental.

1. Nota del autor: El siguiente texto se encuentra en deuda con Pablo Ferrando García, que propició el encuentro con los autores del documental y ayudó a enriquecer la entrevista con sus observaciones y amplios conocimientos.

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PELÍCULAS CITADAS

Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón. Serie compuesta de tres entregas. 1936 / Aurora de esperanza. Antonio Sau Olite, 1937 / Bajo el signo libertario. Les, 1936 / Barrios bajos. Pedro Puche, 1937 / Carne de fieras. Armand Guerra, 1936 / En la brecha. Ramón Quadreny, 1937 / Estampas guerreras I y II. Armand Guerra, 1937 / Las Hurdes, tierra sin pan. Luis Buñuel, 1933 / Nosferatu, el vampiro. Nosferatu, eine symphonie des grauens. Friedrich Wilhelm Murnau, 1922 / Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona. Mateo Santos, 1936 / La vaquilla. Luis García Berlanga, 1985.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

ALBERICH, Ferrán: Carne de fieras. Colección Cuadernos de la Filmoteca Española, nº2. Madrid. 1993. CABEZA, José: La narrativa invencible: el cine de Hollywood en Madrid durante la Guerra Civil española. Cátedra. Madrid. 2009. CASTRO DE PAZ, José Luis y David: Cine y Guerra Civil: nuevos hallazgos. Aproximaciones analíticas e historiográficas. Universidad de Coruña. 2009. CLAVER ESTEBAN, José María: El cine en Aragón durante la Guerra Civil. Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza. 1997. ─ El cine en Andalucía durante la Guerra Civil. Fundación Blas Infante. Sevilla. 2000. DEL AMO, Alfonso: Catálogo general del cine de la Guerra Civil. Cátedra / Filmoteca Española. Madrid. 1996. GARCÍA OLIVER, Juan: El eco de los pasos. Planeta. Barcelona. 2008. GUERRA, Armand: A través de la metralla. Escenas vividas en los frentes y en la retaguardia. Editorial La Malatesta. Madrid. 2005. PEYROU, Óscar: El cine anarquista, el inicio de una ilusión. Festival de Cine de Huesca. 2004. SALA NOGUER, Ramón: El cine en la España republicana durante la Guerra Civil. Mensajero. Bilbao. 1993. SÁNCHEZ-BIOSCA, Vicente: Cine y Guerra Civil: del mito a la memoria. Alianza. Madrid. 2006. SORIA, Florentino: Juan Mariné: un explorador de la imagen. Filmoteca Regional de Murcia. Murcia. 1991.

CELULOIDE COLECTIVO: EL CINE EN GUERRA

Nacionalidad: España - Año: 2009 - Duración: 84 minutos - B/N y color.

Ficha técnica

Director: Oscar Martín Guión: Oscar Martín y David Martín Producido por: Nadie es perfecto y Just Films Con la colaboración: ICAA y UJI Productor: Kiko Martínez y Joan Ginard Productor ejecutivo: Ramiro Acero y Miguel E. González Productor delegado UJI: Javier Marzal Director de producción: Enrique Pallás y José Jaime Linares Montaje: David Martín Dir. fotografía: Juan Plasencia Ayudante de dirección: Robert Arnau Documentalista: Diego García Fabra Grafismo: Pablo González

Entrevistados

Juan Mariné, Vicenta Estívalis, Basilio Martín Patino, Luis Rubio Chamorro, Ken Loach, José María Claver Esteban, Román Gubern, Juan Antonio Ríos Carratalá, Alfonso Del Amo, Just Casas, Julio Pérez Perucha, Albert Girona, José María Caparrós Lera, Josep Lluis Sirera, Emeterio Diez Puertas, Concha García-Bragado Acín, Colette Durruti, Ramón García-Bragado Acín, Heleno Saña, Mercè Ibarz, Alejandro Montiel, Manuel Vicent.

Muchas gracias, interesante tema.
-Un saludo-

Gracias a todxs por las distintas aportaciones.

Salud.

Pablo Nacarino, director de cine y vocal de la Fundación Anselmo Lorenzo, según recoge Arainfo para Diagonal en la nota "La CNT edita los documentales y películas del período 1936-1939", el 26 de julio de 2012, escribió:[...] La colectivización del cine

En general afortunadamente ya es bastante conocido lo que pasó en el 36, pero hay una cosa que me causa mucha impresión siempre que hablamos particularmente del cine, y es que todo el mundo lo ve como algo improvisado, como que la gente de pronto se organiza y toma la producción del cine, como se tomó la producción de otros aspectos de la vida. Realmente ya estaba decidido desde antes del golpe de estado del 18 de julio que en caso de conflicto bélico se declararía la huelga general revolucionaria por parte de la CNT y, en la medida de lo posible, se apropiarían de los medios de producción. Eso se lleva a cabo claramente, incluso está escrito en las actas del congreso confederal de Zaragoza de mayo del 37. Por tanto era algo bastante premeditado, otra cosa es que el pueblo en masa se apuntase a este movimiento revolucionario, no solamente la gente que estaba en el Sindicato, no solamente la gente afiliada, sino que fue un movimiento social muy amplio con Cataluña y Aragón como epicentros.

[...] La industria cinematográfica colectivizada, y la del espectáculo en general, fue el primer fenómeno contrainformativo que se produce en la historia del cine. Hubo amagos al principio de la colectivización soviética, sobre todo en Ucrania, donde la gente cogió la cámara y grabó al Estado Mayor de Nestor Majnó, pero aquí donde se desarrolla con especial intensidad. Se realizaron producciones en tres ramas distintas.

En primer lugar, son los obreros los que, nada más estallar la revolución en Barcelona, el 19 de julio, salen ya con las cámaras a la calle, Movimiento Revolucionario en Barcelona está grabado pocos días después, en plena efervescencia de la revolución, lo cual se deja notar en el documental y, en segundo lugar, las cámaras siguen al frente allá donde va, tal y como demuestran "Aguiluchos de la FAI", "Estampas guerreras" y "La Columna de Hierro".

Hay otro ámbito más centrado en cómo se va llevando la Revolución en la retaguardia, se graban documentales en la época de las colectividades de Aragón, todo el material de archivo que se ha utilizado para "Sueños colectivos" viene de ahí, se documentó cómo se estaban labrando los campos colectivizados y, por supuesto, de cómo se desarrolla la industria colectivizada en Barcelona también hay bastantes pruebas documentales.

Al margen de esto igualmente se producen películas de ficción, las cuales por un lado pretenden claramente tener un mensaje anarquista, pero por otro también pretenden distraer. La máxima joya que tenemos de esas películas es Aurora de esperanza, claramente es un película precursora del neorrealismo italiano, con ciertas influencias técnicas del cine francés de la época, del realismo poético de René Clair, Jean Vigo, Jean Renoir, pero realmente con una esencia de lo que es la revolución española, que está contada tan perfectamente en la película y que además acaba con la propia revolución.

Se llegan a producir más de cien películas, entre el 36 y el 38, la mayor parte entre agosto del 36 y mayo junio del 37, en el 38 ya se va aparcando, de hecho la industria vuelve a manos de la Generalitat, que es quien la gestiona, aunque sigue en cierto modo controlada a nivel de base por el Sindicato. Es el final de la Revolución, se produce la militarización, el PCE bajo las órdenes de Stalin y la presencia soviética cada vez es mayor, se va estrangulando la revolución para, se supone, ganar la guerra y no estando claro con qué intenciones, habría que analizar un poco eso. En cualquier caso todo se va yendo a pique.


La evolución narrativa

En las propias películas hay un proceso claro de evolución narrativa del contenido de las mismas. En el caso de "Los Aguiluchos de la FAI", que son cuatros episodios, se va viendo dicha evolución desde la euforia revolucionaria de la primera parte, de la salida de Barcelona hacia el frente, a lo que es el drama de la guerra en las siguientes partes, empiezan a aparecer los muertos, empieza a aparecer la cruda realidad.

En el año 36 todo es grabado de una manera muy naturalista. En el caso de las muertes en directo algunas pueden ser perfectamente reales, como las rodadas por Adrián Porchet, cámara y director de fotografía de "Aurora de esperanza" y metódico del cine, que colocaba la cámara en el trípode, apuntaba fijo e intentaba grabar con la máxima naturalidad posible lo que sucedía delante de la cámara. Otro operador, Félix Marquet, del cual Juan Mariné, que rodó el "Entierro de Durruti", dice que le comentaba que si llegaban 200 metros de película únicamente se podían aprovechar 20 o 30, porque el resto eran inservibles, y es que se rodaba "cámara en hombro". En "El cerco de Huesca" y "El carrascal de Chimillas" se ve mucha cámara en movimiento. Esta forma de captar la realidad luego se ha puesto de moda, parece que cuando se hace una película de guerra el reportero tiene que acarrear la cámara en el hombro, como de "reportero empotrado". En los primeros documentales del frente aún con trípode se jugaban la vida igual, fijaban la cámara e iban grabando. Ya en el año 37 se empiezan ya a hacer montajes en los estudios de Barcelona, se hace, por ejemplo, que las tropas avancen de cara a cámara. Esta evolución se ve perfectamente de unos a otros. tanto es así que en uno los documentales hay otra muerte que está montada con varios planos, algo parecido a lo que hace Robert Capa con la "Muerte de un miliciano", pero con cámaras distintas, lo que evidentemente no puede ser, se ve que es un especialista y que simula la muerte.

Era lógico, es la evolución narrativa del cine y la manera de contar cosas. En general se jugaron la vida, incluso muchos murieron, reporteros y periodistas, como siguen muriendo en todas las guerras, como le pasó a José Couso en Irak y a otra mucha gente. Ser un testigo contrainformativo siempre es un peligro, porque no interesan testigos que sean indiscretos. En la guerra de Irak inventaron eso de los periodistas empotrados en las tropas americanas, que lógicamente cuentan lo que ellos quieren que se cuente. Es una cosa terrible que aquí ya se dio. Son los primeros reportajes de guerra completos que existen. De la Segunda Guerra Mundial ya se hicieron muchísimos más, pero de la Primera Guerra Mundial sólo hay imágenes sueltas, no hay rodado ni estructurado un documental sobre lo que es una batalla concreta como pudiera ser "La toma de Siétamo". Y eso es también una innovación a nivel de la historia del cine. Otra pregunta interesante ¿cómo está narrado por las cámaras lo que pasó en realidad? Por ejemplo "La toma de Siétamo" me parece un documental de lo más sincero, está contando realmente lo que ocurre. De hecho es lo que se hace en los primeros documentales, se saca a los milicianos que están allí con las armas en primeros planos para que la gente cuando a vaya a retaguardia a verlos en el cine pueda ver a sus familiares allí, que están y siguen vivos, se hace también en este contexto. Se puede decir que antes se hacían películas para la historia pero aquí también se hace como testigos para familiares".


Conservación y desaparición

Las películas tenían mucho éxito, había grandes colas para ir a verlas, tanto en Barcelona como en Madrid, independientemente de que también se seguía poniendo cine americano, porque era necesario recaudar, de lo que se recaudaba en las películas mucho dinero iba para el frente. También era muy bonito cómo funcionaba a nivel interno. La colectivización funcionaba de manera asamblearia, no solamente se decidía lo que se hacía o no por los propios trabajadores, todos cobraban 10 pesetas diarias, desde el protagonista o director hasta el último técnico. Participó casi todo el mundo, por lo que cuentan, alguno sí que es cierto que se fue al extranjero, pero toda la gente que estaba metida en la industria del espectáculo se quedó a trabajar en la industria del cine. Y gracias a eso tenemos todo esto. Este patrimonio viene de toda esa labor que se hizo en aquel momento.

Muchos del material es nuevo, porque los originales se los apropió Franco, él pretendía ser un gran cineasta, incluso hizo un guión una película horrible que no ha lugar a mencionar. Utilizaron muchas escenas como contrapropaganda, prueba de ello es que estoy preparando un documental sobre los bombardeos de la legión Cóndor y he tenido acceso a un documental nazi de propaganda en España, para criticar lo que era la República empieza con las imágenes del frente revolucionario en Barcelona, sacando la momias en un convento, como diciendo que la República se dedicaba a saquear conventos para justificar las barbaridades que ellos hicieron, cosa además que ellos también hicieron porque la propia legión Cóndor bombardeó iglesias en el norte.

Mucho material se perdió por desgracia en el incendio de los laboratorios Riera en el año 45, eran los principales laboratorios cinematográficos que había en España, esos negativos estaban allí archivados porque era desde donde se editaban copias y desde donde se distribuían las películas a los cines. Las películas entonces eran de nitrato de plata, que arde muy rápidamente, ahora son de poliéster y arden mucho peor. La mayoría del material se recupera a partir de copias que se han ido sacando o del extranjero o que estaban depositadas en el antiguo Instituto Nacional de Cinematografía, que fue donde se quedó todo el patrimonio cinematográfico. Al igual que se hizo con el patrimonio sindical, el franquismo se quedó con todo el patrimonio cultural de la CNT y lo que quedan son sólo copias, por lo que muchas de las que se pueden ver están muy dañadas, se han pasado numerosísimas veces. El proceso de restauración para que puedan verse como originalmente es muy caro, se está trabajando pero es complicado. Mucho material se ha perdido.

En muchas películas aparecen planos repetidos de otros documentales, había montajes distintos sobre temas variados utilizando imágenes rodadas en uno y otro lado. Se hacía esto en función de dónde fuese destinado el documental, en "La toma de Siétamo" no tanto porque era del 36, pero en otros que están más manipulado sí, se sacaban de otros sitios para hacer una historia concreta, por ejemplo del entierro de Durruti hay muchas versiones distintas, se rodaron muchas horas de material y distintos montajes, se hicieron para Barcelona y para el extranjero, hay varios. Por eso muchas veces crea confusión sobre quién era el operador de cámara, o incluso quién es narrador de las películas.

En la actualidad sigue apareciendo material. Hace pocos años apareció en México un documental que se creía perdido, Aragón, trabaja y lucha. Se supone que podrán seguir apareciendo siempre porque muchas de ellas se distribuyeron en el extranjero y otras se las llevaron los propios exiliados. La de México apareció porque el embajador de España en México durante la República era también aficionado al cine y cuando se volvió para México se fue con un cargamento de películas españolas, las depositó en la Universidad de México y ahí estaba ese material.


En una frase...

Lo importante de esto es que es el primer fenómeno contrainformativo de la historia del cine, constituye un prolegómeno claro de lo que por ejemplo puede estar sucediendo ahora con el 15M o cualquier movimiento social en el que las cámaras ya lo narran todo frente al discurso oficial. Es la primera vez que sucede esto y eso es bastante importante conocerlo.

fuente: https://www.elsaltodiario.com/saltamos- ... ro-durruti



Juan Mariné, único superviviente del cine republicano

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María José Rodríguez Fernández

El Salto // 2 de febrero de 2018




Cuando has permanecido unos momentos junto al cineasta Juan Mariné es sencillo imaginarlo entre cintas de películas y sus cachivaches recuperando antigua filmografía y departiendo didácticamente con los alumnos de la ECAM. Lo que cuesta reconocer al ver en acción a este hombre de espíritu libertario, que ha dedicado su vida al cine, es que tenga 97 años.

El público que asistió el pasado martes 30 de enero en Mérida a la proyección "Aurora de la esperanza", rodada en 1937, pudo comprobar la envolvente lucidez del único profesional superviviente del cine republicano, el camarógrafo y director de fotografía, Juan Mariné, que fue presentado en la capital emeritense por José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX).

Con 141 películas en su trayectoria y numerosos galardones en su palmarés, este profesional participó en la primera película en color del cine español y ha incorporado novedosas técnicas y efectos de montaje y revelados en las películas en las que ha trabajado desde los años 40. Aún recuerda al detalle cómo se desarrolló la grabación del entierro del anarquista Buenaventura Durruti y las dificultades que tuvo para registrar el evento ante tal multitud.

Mariné acudió a Mérida invitado por la ARMHEX en el marco de la muestra itinerante "Tras las huellas de la memoria en Extremadura 1936-2017" que ha recalado en diez localidades de la provincia de Badajoz, con el objeto de poner en valor el cine republicano y dar a conocer la visión de arqueólogos, historiadores e investigadores en relación a la necesidad de la recuperación de la memoria histórica.


Superviviente de la quinta del biberón

A su avanzada edad, Mariné hizo gala de su impresionante memoria sin dejar atrás apellidos de compañeros de rodaje, nombres de milicianos y excombatientes, localizaciones e imágenes de los campos de concentración donde estuvo prisionero y cómo consiguió fugarse.

El cineasta fue uno de los pocos supervivientes de la columna miliciana La Quinta del Biberón, y el fotógrafo al que se le ordenó disparar con la cámara a las grupas de un caballo en el seno de la operación militar denominada la Línea Pérez, conocida oficialmente como la Organización Defensiva del Pirineo, ideada por Franco ante las amenazas de Alemania para vigilar la frontera con Francia.

Sin parar de apuntar detalles, relata con precisión técnicas de iluminación ideadas por él mismo para optimizar la imagen y la fuerza actorial, con especial esmero hacia la mujer y describe los procesos innovadores que empleaba ya en cine de posguerra. Mariné recuerda que, a los 13 años, trabajando de repartidor entró en un estudio de cine y tras una convalecencia por enfermedad decidió dedicar su vida al cine. Reconoce muchas dificultades para abrirse camino en tiempos de la dictadura, tras haberse iniciado como fotógrafo de guerra con la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y haber pertenecido a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Este catalán, todo un referente en la historia del cine español por sus innovaciones en técnicas y patentes para mejorar procesos de rodaje y edición, como director de fotografía no puede evitar dar indicaciones sobre posición o eje a operadores de cámaras y fotógrafos antes de responder a las preguntas de los medios con motivo de su estancia en Mérida.

Comienza reiterando que su pasión es el cine, oficio y afición a partes iguales, que mantiene encendida la mecha de su larga trayectoria y que aún lo mantiene en activo al frente de un departamento de investigación en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) donde asiste a diario a restaurar películas con una única pega.

“El cine es mi vida. Sigo yendo a la escuela, donde tengo un departamento de investigación. Únicamente tiene un problema para mí la ECAM, que yo he abusado tanto de ella que me tiene prohibido ir los sábados y los domingos. Entonces el sábado tengo que hacerme un paquete y llevarme el libro, la revista o la ley que esté leyendo y tengo que estudiar para llevármelo a casa y Concha (su compañera) me aguanta porque sabe que los sábados y domingos tengo que estudiar”, según apunta.

Vive feliz e intensamente con una dedicación plena al mundo del cine. “Un mundo muy difícil y en el que hay que tener una vocación que supere tus aspiraciones”, según aconseja a la juventud que quiera dedicarse a ello, mientras rememora las horas que pasaba estudiando física y química durante su juventud para lograr aprender y discurrir revelados especiales según las necesidades de la película que estaba rodando.

Sobre las colectivizaciones anarquistas de la CNT-FAI subraya que entonces en el cine al margen del puesto que se desarrollara todo el equipo “cobraba lo mismo, el trabajo se valoraba igual” y el compañerismo dinamizaba los rodajes. Mariné rodó películas de propaganda anarquista como Barcelona trabaja para el frente y Aurora de esperanza.


Entierro de Durruti

Recuerda con especial simpatía la persona del anarquista Durruti. “Me acuerdo de las columnas que salían para el frente desde la Diagonal de Barcelona y el Paseo de Gracia y allí se despedía a los que se iban. En el frente estaba Durruti con sus famosos aguiluchos de la FAI ocupando una serie de pueblos para que no quedasen a merced de todo el mundo. Durruti ayudó mucho hasta el punto que fue asesinado al venir a Madrid al querer ayudar tras haber aguantado el frente catalán y haber hecho que muchos pueblos se solidarizasen” con la revolución social, según explica.

Sin embargo, añade que, en su lecho de muerte, Durruti dijo que quería ser enterrado en Barcelona porque él pensaba que había tenido mucha más ayuda allí”. “Posiblemente, de permanecer allí, él no hubiese muerto, porque murió de un tiro en la espalda”, se lamenta.

A la hora de grabar su entierro, permanece en su retina el sentir popular y las dificultades para tomar tantas imágenes con los recursos de entonces y sin baterías. Un trabajo complicado, como el que desarrolló cuando participó en la primera película en color del cine español. “Para conseguir que aquello tuviese un color real era terrible. La cantidad de luz que había que poner y la cantidad de medios de los que había que disponer para poquita cosa”.

Tras la guerra, Mariné se encontraba todas las puertas cerradas y pese a ello supo cómo buscar un espacio en el séptimo arte”. Me insultaban, acusaban de rojo, masón y separatista y no podía entrar en ninguna parte. Pero poco a poco llegué a hacer películas de dibujos animados y publicidad en Barcelona. Además salió un puesto de fotógrafo en la cuarta región militar de Barcelona, aquello me permitió sobrevivir un poco y tener tiempo para dedicarme al cine”, explica con orgullo.

Reconoce que el cine es su lucha y lo que motiva su quehacer diario. “El cine era mi lucha, yo quería estar en el cine, comencé y aún hoy sigo dedicado a él”. Gracias a su dedicación, ha recorrido el mundo, y trabajado con relevantes directores como Fernando Fernán Gómez, Jess Franco, Antonio del Amo, Edgar Neville, José Luis Sáenz de Heredia, José María Forqué y Pedro Masó, entre otros y ha vivido con Orson Welles durante su asistencia a la conferencias en la Universidad de California en Los Angéles (UCLA).

Al respecto, apunta que aún continúa localizando fondos desaparecidos o deteriorados del cine español para recuperar. De hecho, hace pocos meses se ha estrenado en la filmoteca "María Fernanda, la jerezana" una película recuperada por él tras el encargo de un diplomático y “que todo el mundo daba por irrecuperable”, según precisa antes de subrayar que es uno de los trabajos más difíciles que ha desarrollado.

Recién cumplidos sus 97 años, Juan Mariné compatibiliza las investigaciones y restauración de películas con la asistencia a universidades, actos con estudiantes y ateneos porque lo tiene muy claro en la vida: “Para mí la primacía y lo que más me interesa es el cine, es que seamos todos buenos seres humanos, hay que ayudar al que tienes al lado y no pisotearle, ayudar siempre a quién puedas y vivir feliz, eso es lo que hago yo en la vida”, concluye.


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