Ça ira, il fiume della rivolta (Tinto Brass, 1964) : Filmoteca de no ficción

Ça ira, il fiume della rivolta
Tinto Brass (Italia, 1964) [89 min]

Sinopsis:

Homenaje hacia los hombres y mujeres que hicieron la revolución y lucharon por la libertad durante el siglo XX, pero a la vez, con un tono sarcástico y tal vez cínico hacia esta infinita repetición de la historia de la humanidad de clases opresoras.

Antonio 2000, en Cine Clásico, en 2011, escribió:Revolución: palabra humana; Revelación: palabra divina. Así comienza este documental que cuenta con poesías de Paul Éluard y tiene canciones de Édith Piaf y Edmonda Aldini.

“Ça ira, il fiume della rivolta” es el primer film de largometraje en el terreno del documental, con un gran trabajo de investigación y montaje de Tinto Brass, que incluye el estreno de material fílmico inédito custodiado por diversas filmotecas del mundo, incluyendo la china y la japonesa, y, que, a modo de homenaje hacia los hombres y mujeres que hicieron la revolución y lucharon por la libertad durante el siglo XX (hasta 1964, lógicamente), pero a la vez, con un tono sarcástico y tal vez cínico hacia esta infinita repetición de la historia de la humanidad de clases opresoras y oprimidas, el realizador milanés muestra su primera faceta como director con marcados tintes anarquistas y marxistas que harán de este documental una obra muy valiosa y dificilísima de ver.

Las imágenes, muchas de ellas durísimas y de fuerte impacto visual, muestran la historia del siglo XX en casi todos los continentes, con relatos gráficos empezando en 1900 con Rusia, el Imperio de los Zares, la guerra ruso-japonesa, y la Revolución de Octubre; la revolución mexicana con el asesinato de Madero y de Pancho Villa; la Primera Guerra Mundial, la Guerra de los Boxers, el hambre en China con el enfrentamiento entre Mao Tse Tung y Chiang Kai-shek, hasta aprovechar la situación Japón e invadir China, provocando la guerra chino japonesa; el nacimiento y revuelta de los Partidos Comunistas en Inglaterra y Alemania con el asesinato de Rosa Luxemburgo; el nacimiento del fascismo en Italia, la marcha sobre Roma y el ascenso de Mussolini; la Guerra de Abisinia; la Guerra de España, el ascenso de Hitler en Alemania; el pacto de Hitler con Franco y el bombardeo de Guernika; la revolución pacífica de Gandhi en la India; la Segunda Guerra Mundial con imágenes inéditas de los campos de exterminio nazis (nada en que envidiar a “Noche y niebla” de Alain Resnais), con un paseo terrorífico por todos los campos de exterminio en imágenes exclusivas encontradas por los aliados el día de la liberación, donde ningun nazi ni las autoridades declaran “conocer nada al respecto”; la Bomba Atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki; el regreso a Jerusalén por los judíos en 1948 con el barco Éxodo, su asentamiento y el principio del conflicto con los palestinos; el Mau Mau en África; la guerra del Congo; el levantamiento húngaro contra los tanques soviéticos en 1956; la revolución cubana de Fidel Castro… y puede que me haya quedado algo en el tintero… hora y media de historia fascinante y verídica en una obra que nadie aseguraría que fue hecha como primera aportación al cine de su director Tinto Brass…

Un trabajo de vértigo, escueto pero conciso y cuyas impactantes imágenes te incomodan de una manera muy particular para quien se atreva a disfrutarlo.

TINTO BRASS

Tinto Brass nació en 1933 y comenzó su carrera como ayudante de dirección de Joris Ivens (“L’Italia non è un paese povero”) y Roberto Rossellini (“El general de la Rovere”), de ahí su pericia en el montaje cinematográfico. Debutó en el cine en 1963 con “Chi lavora è perduto”, una aguda crítica en clave de comedia de la sociedad capitalista y su constante producción de paro obrero. A continuación y gracias a Silvana Mangano y Alberto Sordi, pudo rodar dos películas para Dino de Laurentiis que le dieron prestigio y “caché”: “Mi señora” (con dos episodios protagonizados por Silvana: “L’uuccellino” e “L’automobile” y también “Il disco volante”, comedia de marcianos urbanos en la Italia del milagro económico con Alberto Sordi que interpreta aqui diversos personajes (el Sargento, el marciano, el amante de Dolores, don Giuseppe, el Conde Momi y el cura borracho) junto con su amiga Silvana Mangano.

No sé si debido al poco éxito de estas dos películas, o a la frustada relación con De Laurentiis, Sordi y la Magano, la cuestión es que Tinto Brass debe realizar (seguramente para sobrevivir) una película de Spaghetti Western, “Yankee” (“El Yankee”, 1966), protagonizada, eso sí por Philippe Leroy y Adolfo Celi, y como telón de fondo la miserable existencia de unos peones mejicanos, con escenas de cruel violencia. Película curiosa y atípica, su visionado aunque sea enmarcado en el género es bastante recomendable.

A partir de aquí, Tinto Brass se convierte (al igual que otros muchos realizadores en Italia y Francia), en un “enfant terrible” del sistema, contestario, nacido de la revuelta del Mayo del 68 e innovador, proponiendo un cine, que, aunque enmarcado todavía en el género, tiene diversas propuestas tanto fílmicas como expresivas que van a “impactar a la Sociedad” con imágenes “fuertes”. Es es caso de “Col cuore in gola” (1967), thriller interpretado por Jean-Louis Trintignant y Ewa Aulin, ambientado en Londres y como telón de fondo la moda moderno-contestataria de los 60; “Nero su bianco” (1968), drama también esquizofrénico y provocador sobre la incipiente búsqueda del sexo por parte de los jóvenes y “L’urlo” (1968), una auténtica bofetada a la sociedad interpretada por Tina Aumont, donde las imágenes son un preludio del futuro “Sweet movie” de Makavejec en 1974.

Es en este cine independiente e innovador, donde Tinto Brass encuentra su mercado y también dos aliados de excepción que protagonizarán sus dos próximas películas, la pareja matrimonial formada por Franco Nero y Vanessa Redgrave, que serán los intérpretes, tanto de “Drop Out” (“Al margen de la sociedad”, 1970) y “La vacanza” (“La vacación”, 1971), donde la pareja interpreta y cambia los roles en estos filmes, ya que en “Drop Out” el personaje del loco es Franco Nero y en “La vacanza” la loca es Vanessa Redgrave. Películas polémicas y psicóticas, duras de ver, y bizarras, a mitad de camino entre la apología revolucionaria y la fábula, una de ellas, “La vacanza”, obtuvo el Premio de la Crítica italiana en 1972. La otra obtuvo el “secuestro administrativo”.

Tinto Brass cambia de registro y dirige “Salon Kitty” (1975), donde con un modo pretencioso y basado en “La caída de los dioses” de Luchino Visconti (los protagonistas son Helmut Berger e Ingrid Thulin); Brass toma de esta película los aspectos morbosos sexuales y provocadores, consiguiendo un porno “Light”, pero porno al fin y al cabo, y obteniendo un éxito sin precedentes de público con un título que es cabeza de serie en el pseudo-género italiano llamado “nazi-erotismo”, mezcla de sexo, masoquismo y crueldad.

El éxito lo repite al año siguiente con “Calígula” donde muestra una imagen del emperador y de Roma llena de orgías, y sexo a la carta, según los cánones de este realizador, con un reparto importante donde intervienen Malcolm McDowell y Peter O’Toole, y con imágenes excesivamente irritantes como los cortes de penes o los cercenamientos de cabezas en la arena del circo.

Tinto Brass, ya ha cambiado de registro y es el número uno de un cine porno-erótico recreado en la violencia que tiene un dudoso gusto, a la vez que un amplio éxito de taquilla. Investiga el mundo de los rodajes cinematográficos a base de coitos en “Action” (1980) y toma la novela de Junichiro Tanizaki para rodar “La chiave” (“La llave secreta”, 1983), con una película interpretada por una morbosa Stefania Sandrelli que realza los resortes ocultos en el placer con el morbo para mejorar y degustar los orgamos con mayor intensidad y refinamiento. “La chiave”, ambientada en la Italia de Mussolini fue polémica como siempre y tiene una música inmejorable del maestro Ennio Morricone basada en temas clásicos y valses, pero también dinámicos y sensuales.

Desde ese momento, el cine de Tinto Brass, lleva una etiqueta de marca y no hace sino repetir hasta la saciedad la fórmula de sus películas pornográficas autorizadas para mayores de 18 años porque no llevan orgasmos masculinos con lanzamiento de semen en sus imágenes, aunque no falta todo lo demás. Y su cine se convertirá en una relación de títulos que ensombrecerán la obra del que pudo ser un interesante realizador. Es el caso de “Miranda” (1985), descubrimiento en la pantalla de la tetuda Serena Grandi; “Los burdeles de Páprika” (“Páprika”, 1991) con la exquisita y bella Debora Caprioglio; “Così fan tutte” (“Así hacen todas” –sic-“,1992) título inspirado en la Ópera de Mozart con otro descubrimiento erótico de Brass, Claudia Koll; “El hombre que mira” (“L’uomo che guarda”, 1994), apología del voyeur que mira sin descanso el culo de Katarina Vasillisa; y “Fallo!” (2003), una colección de seis historias eróticas protagonizadas por Sara Cosmi, entre otros filmes que culminan por el momento una obra dedicada al mundo del placer y que su última aportación ha sido rodada el año 2009 y titulada “Chi ha ucciso Caligola?”, posiblemente retomando el tema de su film de 1977.

Tinto Brass ha pasado a la historia del cine por ser el “rizador del rizo” del género erótico o permisivamente pornográfico. Sus aportaciones también han pasado por lanzar a la fama a bellas y viciosas mujeres como Therese Ann Savoy en “Salon Kitty”; las actrices cuyos nombres se han expuesto anteriormente, todas ellas con senos espectaculares, culos perfectamente redondos y auréolas tan rosadas que fascinan y encadenan la mirada, sin olvidar explotar la madurez de una Stefania Sandrelli que no tuvo miedo a exponer sus carnes con algún kilo de más en esa morbosa película que es “La chiave”, o Anna Galiena en “Senso 45”.

Tinto Brass se ha convertido en un consumado poeta de la carne, y por eso estrenarme con su cine con este documental político y revolucionario tan desconocido, me parece tal paradoja en el género humano (un caso parecido al de la evolución de Marco Ferreri), que creo puede valer la pena darlo a conocer, y que hace homenaje al dicho popular “¡quién te ha visto y quién te ve!”.