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Norma Arrostito. Gaby, la montonera (C. D'Angiolillo, 2008)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Norma Arrostito. Gaby, la montonera
César D'Angiolillo (Argentina, 2008) [97 min]

Portada
IMDb
([url=http://www.cinenacional.com/peliculas/index.php?pelicula=7024cinenacional[/url]| [url=http://www.filmaffinity.com/es/film732710.html]filmaffinity[/url])


Sinopsis:


En Escribiendo Cine se escribió:Corría 1970. De un día para otro el nombre de Norma Arrostito pasó del anonimato a la notoriedad pública, cosechando la adhesión de unos, la repulsa de otros y la curiosidad de todos. ¿Quién era esa mujer “buscada” por las fuerzas de seguridad, que exhibía su cara joven y agradable en los miles de afiches que empapelaban la ciudad? Había planeado, con unos pocos, una acción que acababa de sumir en la perplejidad a los argentinos y que cobró de inmediato la fuerza de un acontecimiento histórico: el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu.

Se hizo famosa gracias a que fue una de las secuestradoras de Pedro Eugenio Aramburu, el general de la Revolución Libertadora a la que el pueblo definía como “Fusiladora” en alusión a las víctimas del los bombardeos del 55 primero, y de los fusilamientos del 56 después, acontecidos en torno a la expulsión del presidente Perón del gobierno.

Norma, alias “La Gaby”, participó así del nacimiento de la organización político-militar Montoneros, que había elegido ese “ajusticiamiento” como bautismo, contando con el dolor y la impotencia del pueblo aún en carne viva, acrecentados por la proscripción política del peronismo.

Lejos de ese campo, esta maestra normal provenía de la insatisfecha juventud comunista que, al calor de la triunfante Revolución Cubana, celebraba, como tantos miles de jóvenes, la emergencia de los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo y asumía metas de equidad social, urgentes y extraordinarias, frente a la pobreza y la opresión reinantes.

Pero más allá de las referencias a su biografía familiar y política, el audiovisual que presentamos se centra, en gran medida, en la vida de Norma después de su muerte públicamente anunciada.

Corría 1976. El terrorismo de Estado desplegaba sus siniestros métodos y publicaba la noticia de su muerte en un enfrentamiento. Pero “La Gaby” vivía cautiva en la ESMA, como trofeo de los represores. Los testimonios de los sobrevivientes de esos días iluminan el tramo final de su vida hasta la verdadera muerte y abren una puerta más para la necesaria reflexión sobre el pasado.


Ficha técnica

    Guión: Luis César D'Angiolillo, Graciela Maglie.
    Música: Gustavo Pomeranec.
    Fotografía: María Inés Teyssié.
    Productora: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) / Centro Cultural Caras y Caretas.

Intervenciones:

  • Julieta Díaz.
  • Varios testimonios.

Idioma original: Castellano.





DVDRip VO - AVI [1.32 Gb]
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ESPECIFICACIONES TÉCNICAS
Ripeador: Chispawell
Grupo : CLAN-SUD
Resolución: 688 x 416
Calidad: DVDRip
Codec Video:XviD
Codec Audio: MP3
Bitrate Video: 2424 kbps
Bitrate Audio: 48000Hz CBR 64 kb/s total (2 chnls)





:str: Reproducción:

Raúl

Entrevista a César D'Angiolillo

Gaby, la montonera



Por Juan Manuel Fonrouge



¿Cómo nace el proyecto de la película y con qué objetivo?

Me lo propone María Seoane, (Directora General junto a Víctor Santa María del ciclo de documentales ‘Vidas Argentinas’). Lo que más me interesaba era hacer un abordaje lo más sensible y sincero posible de la generación, que es mi generación, que es algo bastante inexplicable para los jóvenes de hoy. Porque tomaba actitudes a los 20, 22 años, que hoy pueden resultar incomprensibles, como elegir la propia muerte, como el Che, luchar por una sociedad más justa, digamos que un poco a muerte o verdad. Era la entrega de la vida, pero no sólo en la guerrilla: en la fábrica, proletarizándose, trabajando políticamente en los barrios, la vida era eso, y me pareció que había que abrir un poco la puerta para acercarla a las nuevas generaciones. Ese es un poco el objetivo de la película, a través de los testimonios y de las escenas, y nos pareció que el mejor vehiculo era hablar con las compañeras de Norma, porque son mujeres que pasaron por las mismas cosas, ya sea militando o en el cautiverio, tuvieron las mismas sensaciones. Por ahí en la película falta algún dato histórico, como que viajó a Cuba, pero eso está en todos los libros.


Como parte de esa generación, y a partir de la realización de la película, ¿qué descubriste de nuevo o que no veías por aquel entonces?

Lo que descubrí, a través de los testimonios de los sobrevivientes de la ESMA, que es algo inenarrable, increíble, es que es posible volver del infierno, es posible seguir creyendo en la vida. Una de las entrevistadas, maravillosa, que cierra la película, hoy es directora de una escuela, volvió a casarse, tiene nuevos hijos, nietos… cuando uno dice ‘hay cosas que te pasan de las que no volvés’, me da la impresión de que se puede volver de casi todo y depende quién, pero es posible no sólo sobrevivir malamente, físicamente, sino también con el espíritu para seguir peleando. Y quise sintetizar la película, al final, llamando un poco al cuidado de ellos, han sufrido mucho, aliviar las heridas. Lo que más me gustaba era plasmar la generación, y dentro de la generación, a las mujeres, que tomaban las armas, que era un hecho insólito, el hecho de que fueran mujeres, como en el caso de Norma, que iban con una granada en la cartera, que decidían no tener hijos, porque la organización planteaba que era muy grave la situación… la decisión que tomaban era de dejar de vivir cosas fundamentales.


Debían abandonar su rol prefijado en la sociedad…

Es muy interesante uno de los testimonios, que dice que Norma estaba decidida a irse de la organización, porque no coincidía con muchos de los postulados y la había defraudado la vuelta de Perón. Y no se va de la Orga por los compañeros muertos, algo por lo que siente culpa, y porque se tendría que separar de su marido. Como mujer no sólo luchaba por la liberación de la patria, sino por liberarse de un lugar que le reservaba el machismo, y ella dice ‘me faltó valentía, me faltó coraje intelectual para plantearlo y por eso lo pagué con la ESMA’


En la película plantean que venía haciendo una autocrítica…

Ella habla de lo de Ezeiza, de la vuelta de Perón, y del paso a la clandestinidad. Hay una militante que dice que no había otra opción. Lo que a mi me interesa es despertar, especialmente en los mas jóvenes, que se revea críticamente, porque nos vamos a encontrar en situaciones parecidas en cualquier momento, y me parece que no hay que cometer los mismos errores, si es que los hubo, (que para mi si), pero este es el motivo que yo encontré más allá de dar testimonio de ella como mujer de la época.


¿Cómo la retratan a ella como persona?

Como joven muy simple, pero que le gustaba vestirse bien, que llegaba tarde a las reuniones porque se vestía mucho, que le gustaba el chocolate… estos detalles los trabajamos mucho con Julieta Díaz, es desde donde podés construir un personaje para no hacer un esquema, un lugar común: ‘la guerrillera’. Estos gustos, estas cosas, te pueden dar una idea de quién podría ser, de lo que intuimos, es como una hipótesis, ‘esta es la posible Gaby’, posiblemente aparezca alguno que diga que no, que es otra. Lo que queda de dirigencia montonera no participó por propia decisión, y me vino bien porque quería hablar con los militante rasos, quería lo existencial, el estoicismo, dejar la propia vida en una causa. La idea es un poco despertar la necesidad de acercarnos y de entender por qué se hacían determinadas cosas.


¿Y cómo trabajaron esto con Julieta?

A partir de los detalles, como te contaba, sacados de los testimonios, Julieta fue construyendo el personaje, desde su propia sensibilidad también, que tenía una palanganita donde se ponía a lavar la camisa, que era la única que tenía, toda esa pulcritud. Así se fue construyendo un personaje de carne y hueso, ella se leyó toda la investigación de Cristina, después hablamos mucho, pero con total libertad, y fue notable, viste que no hay fotos de Norma, y me dicen que Julieta es igual, es que se ha convertido la imagen con la cara de Julieta. No quiero decir que no sea parecida, pero pasa porque es muy verosímil, hay escenas que son una imagen, casi fotográfica, esas cosas de los buenos actores, que aguantan la cámara, porque están imbuidos del personaje. Tiene intensidad, es una actriz muy interesante, creo que la construcción del personaje es lo que sabíamos, que no es mucho, y lo que fuimos volcando sensiblemente en la construcción del guión y ahí el set, con libertad para construir.


A Norma Arrostito se la conoce principalmente por el secuestro de Aramburu y por haber sido mostrada como un trofeo por los militares, ¿Cómo abordaron los hechos históricos?

Yo me guié por los testimonios, y por la investigación de Cristina. Uno de los testimonios que hay es que no fue torturada, porque se toma dos pastillas para matarse, y queda afectada del corazón. Como era un trofeo que querían conservar, tenían miedo de que si la torturaban se quedara, entonces la tenían aislada en una celda. La mayoría estaba en cajones, increíbles, que reconstruimos tal cual nos explicó uno de los detenidos que es carpintero, eran como cubículos, y ella estaba en un lugar pequeñisimo, que reconstruimos en una fábrica abandonada, pero la tenían aparte para quebrar a los otros, para presentarla. Y ella siempre se encargaba, según testimonios, de trasmitir que no se había quebrado y que había que resistir. Una de las entrevistadas dice que encontrarla le dio valor, el tener como una guía, no tenían mucha comunicación, pero el hecho de estar ahí dice que le dio fuerza para aguantar. La encrucijada histórica la había puesto en un lugar de jefa, incluso el enemigo la creía la jefa de los Montoneros, pero si estuvo a la altura en el cautiverio, se comportó no quebrándose, hay puntos que no los sabremos nunca…


Hay testimonios que dicen que Norma en su última etapa se volvió religiosa como sus compañeros.

Sí, dicen que sí, en la ESMA De hecho empieza a tener una cruz, que en la película la tiene, que se le da otra detenida. Era la única que venia del Partido Comunista, los otros eran nacionalistas católicos. No dije más nada porque no tengo elementos, además hay muchas cosas encontradas, hay algunos que dicen que sufrió terribles torturas, los testimonios de las compañeras que estuvieron con ella dicen otra cosa, yo no puse torturas, no me pareció, lo que sí, están las consecuencias, porque es inevitable.


¿Se tiene algún indicio sobre el paradero de sus restos?

No, en la película está cuando la llevan al hospital naval, y muere, pero no se sabe. Hay un testimonio que no está en la película, pero que dice que posiblemente fue quemada en el fondo de la ESMA.

Justamente Arrostito trasciende por la combinación de ser mujer y guerrillera, una doble carga. El género la hace más peligrosa, en una sociedad en la que predomina una moral inquisitoria que la persigue como a una bruja (le muestro un recorte del diario La Nación donde titulan la nota sobre el film ‘Norma ‘Arrostito, la "montonera" más peligrosa y famosa’).

Es interesante si agarrás la revista Gente, cuando fraguaron la muerte de ella, que inventaron y usaron una tapa donde hacen referencia a quién era esa mujer, y eso que vos estás diciendo, querer mostrar al demonio hecho mujer, no sé si te interesa a vos, pero ¿sabés quién dirigía la revista Gente en ese entonces? Chiche Gelblung.


¿Hasta qué punto la utilización de la ficción en este género es a causa de la falta de registros audiovisuales? ¿Se ha instalado principalmente a partir del ciclo “Vidas Argentinas” como un subgénero?

En el caso mío no es una falta de material, que de hecho no lo tenía, pero lo que me permitió el género es volcar lo que yo sentía. Porque el documental es sobre imágenes auténticas, que las manipulás en la edición, pero cuando vos te largás a la ficción y a poner actores en una escena, estás volcando una mirada tuya de la situación. Este mix lo potencia muchísimo, permite aportar sensiblemente, no sólo informativamente. Por ejemplo: Hay una escena en la que me basé en un testimonio que decía que, cuando lo matan a Fernando Abal Medina, Norma lo reconoce por los pies, sin destapar el cuerpo. Entonces, cundo lo matan a Aramburu, hay una escena en una habitación donde puse al actor que hace de Abal Medina acostado con los pies para afuera, y siendo un católico muy creyente acaba de fusilar a un tipo, mas allá de quien era el tipo. Entonces yo me planteo ¿no le genera dudas?, es una jugada personal, lo hablé con el actor, y él hace como una especie de lágrima, está conmovido, y Norma mira el arma, se acerca, y lo abraza. ¿Quién me contó esto?, no me lo contó nadie. Hay una posibilidad, que te da el género, que es poder crear un sentimiento que es más mío, pero que a la vez fui recogiendo de los testimonios. Ahora por ahí viene alguien y te dice no, Fernando no lloraba por nada, también cada uno ve lo que quiere. La ficción se potencia mucho cuando entra el testimonio concreto. Me interesa mucho esta posibilidad de mezclar ficción con documental. Me impresiona mucho el silencio con el que se sigue la película, y al final conmueve.





LA DIMENSIÓN DEL MITO

Además de la investigación histórica que había, de Cristina Suker, no había mucho más, porque Arrostito pasó la mayor parte de su vida en la clandestinidad, y además era una chica de muy bajo perfil. Pero formar parte de la célula originaria que secuestró a Pedro Eugenio Aramburu le dio notoriedad y la convirtió en el prototipo de la mujer guerrillera argentina. Me di cuenta de la dimensión del mito de Norma con las primeras exhibiciones, es impresionante la gente, esas cosas que no tienen mucha explicación. Viste cómo son los mitos, no tienen una racionalidad, y convocan muchísimo, y creo que la película no defrauda, y lleva dos meses sin parar, agotando todas las entradas en cada función, con varios días de anterioridad.





EL DIRECTOR

César D’Angiolillo se desempeñó a lo largo de su carrera principalmente en el rol de montajista, con 46 largometrajes en sus haber, entre los que resaltan Los hijos de Fierro, El desquite, Gracias por el fuego, Evita (quien quiera oir que oiga), Camila, El exilio de Gardel (Tangos), Hombre mirando al Sudeste, El sueño de los héroes y La nube. También dirigió Potestad, basada en una obra teatral de Eduardo Pavlovsky, y Matar al abuelito.


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