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Los niños de Guernica tienen memoria (R. Menéndez, 2008)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Los niños de Guernica tienen memoria
Roberto Menéndez (España, 2008) [50 min]

Portada


Sinopsis:

En "'Los niños de Guernica tienen memoria' repasa el éxodo de 4.000 niños vascos a Inglaterra", en El Mundo, el 26 de abril de 2008, se escribió:«No queremos ir al campamento de refugiados con los otros niños. Nuestro padre está luchando en el frente y nuestra madre está en Bilbao, rodeada de bombas y aviones. Queremos permanecer en el barco y volver con nuestra madre...». Este es alguno de los fragmentos que puede verse en el documental "Los niños de Guernica tienen memoria".

Producido por Drive, "Los niños de Guernica tienen memoria" reproduce el encuentro que mantuvieron esos niños hace un año en Eastleihg, cerca de Southampton, al sur de Inglaterra. Allí se reunieron un grupo de los 4.000 infantes que durante la Guerra Civil española dejaron atrás el País Vasco y se refugieron en tierras británicas huyendo de los horrores de la contienda, como el bombardeo de Guernica del 26 de abril de 1937.

Corría allá por 1937 cuando los cuatro millares de niños vascos se embarcaban en el buque La Habana rumbo hacia la Gran Bretaña. Ataviados tan sólo con dos mudas de ropa y un cartón en el que figuraban únicamente sus datos personales, tras un intenso viaje de 48 horas, los niños evacuados llegaban a Eastleigh.

En este lugar en el que serían alojados recibieron la bienvenida de sus cohabitantes. El alcalde de la localidad se volcó con los recién llegados, así como la Brigada de Niños, sindicatos y movimientos locales que contribuyeron con las donaciones y los trabajos para contruir el campamento destinado a alojar a los niños.

Allí los pequeños vascos vivieron intensamente aprendiendo la lengua inglesa y, acompañados por monitores, disfrutando del cine de aquel tiempo y de otras actividades lúdicas.

Hace tan sólo un año esos mismos niños se reunieron en Eastleigh para rememorar esos momentos. Y ello mediante una serie de iniciativas artísticas a lo largo de cuatro días. Una exposición fotográfica y de objetos relacionados con la historia de los niños, así como un film británico realizado para la BBC por Steve Bowles ensalzaron aquellos tiempos.

"Los niños de Guernica tienen memoria" recoge esos cuatro días en que muchos de aquellos niños, convertidos hoy en octogenarios, se encontraron para "regresar" a aquellos tiempos.


Idioma original: Castellano.





DVBRip VO - AVI [420 Mb]
detalles técnicos u otros: mostrar contenido
General
Nombre completo : Los.niños.de.Guernica.tienen.memoria.XVID.DVBrip.Mp3.avi
Formato : AVI
Formato/Info : Audio Video Interleave
Tamaño de archivo : 420 MiB
Duración : 50 min 10 s
Tasa de bits general : 1 170 kb/s
Aplicación de codifición : VirtualDubMod 1.5.4.1 (build 2178/release)
Librería de codificación : VirtualDubMod build 2178/release

Vídeo
ID : 0
Formato : MPEG-4 Visual
Formato del perfil : Advanced Simple@L5
Ajustes del formato : BVOP1 / Custom Matrix
Ajustes del formato, BVOP : 1
Ajustes del formato, Qpel : No
Ajustes del formato, GMC : Sin warppoints
Ajustes del formato, Matrix : Personlizado
ID códec : XVID
ID códec/Consejo : XviD
Duración : 50 min 10 s
Tasa de bits : 1 003 kb/s
Ancho : 640 píxeles
Alto : 368 píxeles
Relación de aspecto : 1,739
Velocidad de fotogramas : 25,000 FPS
Espacio de color : YUV
Submuestreo croma : 4:2:0
Profundidad bits : 8 bits
Tipo barrido : Progresivo
Modo de compresión : Con pérdida
Bits/(píxel*fotograma) : 0.170
Tamaño de pista : 360 MiB (86%)
Librería de codificación : XviD 1.1.2 (UTC 2006-11-01)

Audio
ID : 1
Formato : MPEG Audio
Formato de la versión : Version 1
Formato del perfil : Layer 3
Ajustes del formato : Joint stereo
ID códec : 55
ID códec/Consejo : MP3
Duración : 50 min 10 s
Tipo de tasa de bits : Constante
Tasa de bits : 160 kb/s
Canal(es) : 2 canales
Velocidad de muestreo : 48,0 kHz
Modo de compresión : Con pérdida
Tamaño de pista : 57,4 MiB (14%)
Alineación : Dividir a través intercalados
Intercalado, duración : 80 ms (2,00 fotogramas de vídeo)
Intercalado, duración de precarga : 500 ms


este es el docu que emitieron por la sexta?

fonsorojo escribió:este es el docu que emitieron por la sexta?


Sip

El documental se suma a los documentales sobre la historia reciente de España, que La Sexta viene emitiendo desde su nacimiento: 'Del olvido a la memoria. Presas de Franco', '1977, el año que cambió casi todo', 'Los negociadores' y la serie documental '50 años no es nada', entre otros.

Ayer precisamente se publicó en kaosenlared.net el testimonio de uno de esxs niñxs que se embarcaron en el Habana. Aunque a este lo llevaron algo más lejos de Gran Bretaña, a la URSS más concretamente.

El pasado soviético de Gipuzkoa
José Ocamica Clementi es uno de los llamados niños de la Guerra. Con sólo diez años, fue enviado a la Unión Soviética dentro del primer traslado de menores organizado por el Gobierno Vasco.
Ahaztuak 1936-1977 | 23-2-2009

"Tuvimos un recibimiento increíble. Con música, con multitud de personas, con aires de fiesta... Aquello fue tremendo. Estábamos todos radiantes, contentísimos, era como si llegáramos de vacaciones", asegura José, sentado en uno de los sofás del salón de su casa, en Eibar. Apoyado en su relato por las imágenes que guarda en un álbum de la época y por un par de publicaciones especializadas que cuentan los avatares de las evacuaciones de niños durante la Guerra, este guipuzcoano nacido en Italia y forjado en Rusia narra con precisión y parsimonia la historia de su vida. Son las cuatro y media de la tarde -la única condición que pone a la entrevista es que se le respete la hora del txikiteo- y por delante aguardan dos horas de recuerdos, anécdotas y, sobre todo, nostalgia.

José Ocamica Clementi es uno de los llamados niños de la Guerra . Con sólo diez años, en junio de 1937, fue enviado a la Unión Soviética dentro del primer traslado de menores organizado por el Gobierno Vasco. Las tropas franquistas amenazaban con entrar en Bilbao y sus padres, como tantos otros, no dudaron en embarcarlo rumbo al exilio. Él no tenía mucha constancia de lo que ocurría -"para nosotros era como ir de campamento", dice-, pero pronto se dio cuenta de que el viaje que emprendía no se correspondía con ninguna excursión. Pasaron 20 años hasta que volvió a pisar suelo guipuzcoano.

Entre ambas fechas, José vivió dos décadas en las que, por encima de todo, fue feliz. Porque, a sus 82 años, y a pesar de lo que la memoria colectiva tiende a pensar, todo, o casi todo, son buenos recuerdos. "Si algo me ha pasado bueno a mí es haberme educado en la URSS. Haber crecido con los rusos, haber vivido con ellos, haber estudiado allí. La gente fue muy buena con nosotros y no nos faltó de nada. Claro que echaba en falta a los míos, y por eso volví en la primera ocasión que se me presentó, pero en toda aquella estancia no tuve sino buenas vivencias", afirma.

Huida de italia
La sombra de Mussolini


José tuvo que emigrar a Rusia cuando apenas llevaba tres años en Euskadi. Nacido en la localidad italiana de Brescia, de la que era natural su madre y en la que su padre, eibarrés, había abierto una fábrica de armamento, huyó junto a su familia ante la ola de persecución que ésta sufrió por parte del ejército de Mussolini. Pero lo que se encontraron aquí no fue mejor. El levantamiento militar de 1936 y el avance de las tropas sublevadas hicieron que sus padres y su hermana (cinco años mayor) se fueran a Deusto y le dejaran a él con sus abuelos, en Munitibar (Bizkaia), donde, sin embargo, tampoco pasó demasiado tiempo.

"Poco después, Gernika fue bombardeado y me llevaron a Deusto. Un primo que trabajaba como chófer en la comandancia vino a buscarme y me trasladó hasta la fábrica en la que estaban ocupados mis padres, quienes, al ver el anuncio de la evacuación en el periódico, me apuntaron. Mi madre quería que fuera a Francia y mi padre, a Rusia. A mí me daba igual, porque no tenía ni idea de dónde estaba cada sitio, pero se impuso la opinión de mi padre", explica José, que embarcó en el Habana, en Santurtzi, en compañía de más de mil niños, varios de ellos conocidos de sus tres años en Eibar.

"Pensaba que me iba para un tiempo corto. Un año o así. Era como ir a una especie de campamento con otros niños. Iba contento, sin miedo. ¡Qué miedo puede tener un chaval de diez años que cree que va estar un tiempo fuera! La única preocupación era que no nos cogiera el Almirante Cervera (barco franquista que controlaba las aguas del Golfo de Bizkaia), aunque íbamos escoltados por flota británica", señala.

Tras doce días de viaje, y previa escala en Burdeos, José llegó a Leningrado (actual San Petersburgo), desde donde, tras dos o tres días de estancia, fue llevado junto a otros menores (muchos guipuzcoanos) a la localidad de Odessa, a orillas del Mar Negro. Allí, alojado en una de las múltiples casas de niños dispuestas para este fin en todo el país, acudió a la escuela y aprendió ruso, en buena parte ayudado por su educador personal, Naum. "El idioma no fue difícil. Lo empezamos a chapurrear enseguida", asegura.

Sin contacto familiar
"Sólo sabía que estaban vivos"


Más complicado, afirma, fue tratar de tener algún contacto con su familia. "No se podía. A través de alguna persona logré mandar una fotografía y conseguí tener alguna noticia, pero poca cosa. Nunca pude hablar con mis padres, aunque, al menos, sí logré enterarme de que estaban bien, de que estaban vivos. Era la situación que era y tenías que vivir con ella", comenta, mientras explica que se iban enterando de lo que sucedía en la Guerra Civil gracias a un mapa en el que les explicaban, con pequeñas banderas, la situación de los dos ejércitos a medida que pasaban los días.

Cuando contaba quince años, y después de haberse iniciado en el mundo de la máquina-herramienta, José fue evacuado de Odessa. La II Guerra Mundial llegaba a su fin y, ante la presión de las tropas alemanas, miles de rusos fueron trasladados al interior del país. Tras un largo periplo en el que se especializó en ese sector industrial en lugares como Saratov, Moscú, la península de Crimea o, nuevamente, Odessa, estableció su residencia en Dniepropetrosk, donde permaneció siete años y conoció a su esposa. Allí, además, tuvo a Diana, la primera de sus dos hijos (Esteban, el segundo, nació en Eibar).

En 1957, sin embargo, su vida volvió a vivir otro giro de 180 grados. El franquismo contaba con mayor presión internacional y las barreras para atravesar los Pirineos eran menores. A José le comunicaron la posibilidad de regresar a Gipuzkoa y no se lo pensó dos veces: "Mi mujer no quería, pero la convencí y nos vinimos los dos".

Y volvió. Primero a Valencia (donde llegó el barco) y, desde allí, a Eibar. "Me recibieron muy bien, muy emocionados, y eso es algo que no le ocurrió a todo el mundo. Había pasado mucho tiempo y a algunos les hicieron poco caso. De hecho, hubo varios que, pese a regresar, se volvieron a ir a Rusia", asegura.

Desde entonces, José sólo ha viajado una vez a la antigua URSS. "No me importaría volver", confiesa. Hacerlo, dice, le permitiría practicar el ruso, un idioma que nunca pensó aprender pero que ahora se niega a olvidar. No en vano, pasados ya los ochenta, aún esboza una gran sonrisa cada vez que le llaman para realizar algún trabajo como traductor aquí en Gipuzkoa. Esos contactos son, junto a sus recuerdos, uno de los pocos vínculos que aún hoy mantiene con aquella infancia en la que fue, sin ser consciente de ello, uno de los niños de la Guerra.


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