Ante la impunidad: En Argentina nació el "escrachar"; en Chile, el "funar"
La Justicia del pueblo se llama "funar" o "escrachar"
Mariana Cantero
Tribuna Latina // 15-12-2007Hay una característica común en los sistemas judiciales a nivel global: muchas veces no se logra inculpar a aquellos que cometen crímenes. La cosa se agrava cuando los delitos son de lesa humanidad. Pero, por suerte o por rabia, las sociedades sí que reaccionan. Eso es lo que pasó en Argentina hace unos diez años: la agrupación
HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) engendró una nueva forma de protesta, llamada
escrache. El
escrache consiste en hacer una manifestación en la puerta de la casa del ex represor, para que todo el barrio sepa que vive al lado de un asesino. La condena no es formal ni implica cárcel, pero sí el desprecio social, la condena pública. El
escrache, en Chile, se llama
funa.
Los realizadores Nèlida D. Ruiz de los Paños y Cristian Villablanca (catalana y chileno, respectivamente) estrenaron ayer en el auditorio de Casa Amèrica Catalunya el documental
"La Funa de Víctor Jara" (Cataluña, 2006, 30’), producido por Paral·lel 40 y Televisió de Catalunya, con Joan González como productor.
“Cristian me explicó de la existencia de la
funa en Chile, y yo pensé que teníamos que hacer algo, porque no puede ser que gente que hace eso sea tan desconocida”, decía ayer Ruiz de los Paños. “Encontrarte con la historia, conocerla, compartir con ellos las
funas, estar en la calle, todo eso es muy impresionante. Creo que piden justicia y tú te la haces tuya también, porque estamos hablando en nombre de muchas personas. A mí también me ha hecho reflexionar sobre lo que vivimos aquí, sobre la transición. Son preguntas que te vas haciendo a partir de la historia de los otros”.
Formas de protesta para sociedades sin justiciaEl
escrache fue el ejemplo de la
funa chilena de hoy en día. De hecho, ambas formas de protesta comparten canciones que funcionan como lemas. “Un miembro de HIJOS fue a la
funa y les explicó su experiencia. A partir de ahí se adaptó la vivencia argentina a la chilena”, decía ayer Villablanca. La
funa nació en el año ’99, cuando detuvieron a Pinochet. Ahora,
Funar ya es un verbo conocido entre los chilenos, que lo conjugan en sus distintas variantes, aunque desgraciadamente no sea admitido formalmente.
El documental nació a partir de un correo electrónico que el realizador le envió a ella. “Le dije que ésto era impresionante, sobre todo por la posibilidad de encontrarte un asesino caminando por calle y grabarlo con la cámara. En el fondo era eso. Entonces grabamos directamente, y al tenerlo todo filmado y a partir del montaje el productor de interesó por el material”.
Ahora, los realizadores esperan que el audiovisual “sea visto en el mundo entero”. De momento, es la primera vez que los espectadores pueden ver este trabajo en un auditorio europeo. “Fue mostrada aquí, donde la vieron 545.000 espectadores(en el programa 30 minuts, de TV3) pero en Chile no la vieron más de mil personas. Allá no se quiere escuchar la voz de la
funa, es una agrupación que esta vetada en los medios de comunicación. Es increíble que a treinta años de un caso como el de Víctor Jara los responsables no hayan sido juzgados. La pregunta es ¿qué pasa con la justicia en Chile?”, reflexionaba Villablanca.
"La funa de Víctor Jara" relata cómo fue apresado y asesinado el cantautor, señala a uno de los inculpados en el caso, Edwyn Dimter Bianchi, conocido como El Príncipe, y muestra cómo el pueblo lo va a buscar, su
funa. “Este es un caso emblemático, porque Víctor Jara marca una generación no solamente en Chile, sino también en el mundo. Lo que pasó en Chile fue un crimen de lesa humanidad. ¿Y cuántas personas más habrá como él en este momento?”, subrayaba ayer Villablanca.
Según la Constitución chilena del ’80, hecha y promulgada por Pinochet, existe un artículo que contempla “la figura de impunidad, que se ha aplicado en casos de asesinato o tortura. Han pasado veintisiete años y todavía no se ha cambiado la ley. Entonces, si no hay voluntad política para cambiar algo tan importante como la ley de amnistía, que implica el perdón a los asesinos, ¿qué pasa con la justicia? En Chile hay una sociedad donde conviven víctimas y victimarios, donde pueden encontrarse perfectamente en la calle. Sin ir más lejos, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, se encontraba en el edificio en el que vivía con su torturador”, señalaba el codirector del documental. Y remataba: “Pinochet fue juzgado en Chile, pero nunca condenado. Y murió sin ser condenado. Son acomodos de fuerzas políticas”.
Por desgracia, ésta es una historia que es universal. “Es una verdad que quiere ser callada, pero que habla sobre crímenes de lesa humanidad. No es un crimen de un país, sino de la sociedad completa. Con el régimen de Pinochet se rompieron más de 160 años de historia democrática en Chile”, decía Villablanca. Ruiz de los Paños remataba: “La mayoría de casos que se
funan están abiertos en la justicia, pero a lo mejor hace diecisiete años que están en proceso sin sentencia. Eso para la gente es muy duro, sobre todo para los familiares a los que les asesinaron a sus parientes. Ellos no tienen otra solución, dicen 'existimos por la impunidad que impera”. La
funa es la única salida para pedir justicia. "Este documental busca justicia, porque actualmente es muy difícil cambiar las cosas si no es a través de la opinión pública”.