RebeldeMule

Cazadores de utopías (David Blaustein, 1995)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Cazadores de utopías
David Blaustein (Argentina, 1995) [145 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    Documental que hilvana decenas de entrevistas que testimonian y analizan la historia del movimiento montonero, brazo armado del peronismo que durante los años 70 se convirtió en el grupo guerrillero más importante de la Argentina. Un cuarto de siglo después, el realizador David Blaustein hace hablar ante las cámaras a combatientes y testigos de aquellos años. Además de tener estreno comercial en la Argentina, el film se exhibió, con muy buenas críticas, en muchos festivales internacionales.

David Blaustein, el director, en entrevista con Oscar Ranzani, con el título "David Blaustein habla del reestreno de 'Cazadores de utopías', a 40 años del golpe militar", en Página/12, el 22 de marzo de 2016, escribió:[...] Yo creo que "Cazadores de utopías" fue una necesidad [...] Responde más a una necesidad personal y colectiva de un pendiente, de una sensación. Básicamente de una sensación que es consecuencia de la teoría de los dos demonios y una sensación que fue producto del ninguneo de la época menemista para nuestra generación. [...] Me parece que hay una actitud, una decisión que tiene que ver con dos cosas. Primero, los veinte años marcan una ruptura, claramente una fractura. Hay cuatro hechos que son muy brutales. El nacimiento de Hijos con los pibes yendo a golpear las puertas de Tribunales para presentar el hábeas corpus colectivo por sus padres, también el libro La voluntad es otro ejemplo claro de los veinte años; el recital en la Plaza de Mayo de ese 24 de marzo marcó una ruptura con Fito y Charly. Yo tuve le sensación esa noche en la Plaza que la sociedad argentina perdía el miedo, que la sociedad argentina empezaba a hacer el duelo. Y que empezaba a ver el golpe no como una historia de duelo, tragedia, drama, angustia y negrura sino que empezaba a ver el golpe desde otro lugar. Me parece que "Cazadores de utopías" forma parte de todo ese conjunto que no tiene una sola explicación.

[...] Primero, tenía que ser una película policlasista; segundo, tenía que ser una película federal; tercero, tenía que ser una película donde las mujeres tuvieran una presencia importante, y cuarto, había una actitud que creo que es lo que le da a la película ese enorme nivel de credibilidad y emoción. Yo les decía: “No me cuentes la historia desde el presente, no me cuentes la posmodernidad de Fukuyama de qué ingenuos y qué tontos qué éramos los jóvenes. Yo necesito que vos me mires esa baldosa y me hagas la evocación de lo que yo te pregunto como vos lo pensaste en aquella época, no como lo vivís ahora. Sobre el final, te voy a preguntar un balance de cómo lo vivís ahora, pero necesito reconstruir desde aquel presente, no desde la tontería desde el ahora”. [...] De alguna manera, tenía que haber una articulación entre la práctica política, la extracción social y la geografía. Eso no salió siempre, pero cuando salió fue muy fuerte. [...] Yo creo que, por eso, "Cazadores..." se ha convertido, más allá de nuestra voluntad, en un clásico del cine político. Y creo que se ha convertido en un clásico de interpretación sobre la época más allá de lo que se pueda pensar si se está de acuerdo o no con la visión que tiene la película. No todo el mundo está de acuerdo con todos los que testimonian. Claramente, la intención de la película era que inclusive algunos testimoniantes pudieran contradecirse entre sí. Pero para mí era importante tener una visión que fuese reivindicatoria de la experiencia generacional, crítica de ciertas estrategias políticas pero que todas tuvieran un nivel de verosimilitud importante.


Ficha técnica

    Guión: Ernesto Jauretche, Mercedes Depino.
    Producción: Rodolfo Hermida.
    Fotografía: Alejandro Fernández Moujan.
    Edición: Juan Carlos Macías.
    Música: Litto Nebbia, Joan Manuel Serrat.
    Sonido: Abelardo Kuschnir.
    Productora: David Blaustein Producciones.
    Formato: 35 mm.
    Tipo: Color.

Intervenciones:

  • Envar El Kadri.
  • Francisco Biecho.
  • María Luisa Montaldo.
  • Jorge Luis Bernetti.
  • Andrés Framini.
  • Antonio Riestra.
  • Juan José Salinas.
  • Juan Manuel Abal Medina.
  • Nilda Garré.
  • Eduardo Jozami.
  • Manuel Cannizzo.
  • Lili Massaferro.
  • Fernando Porta.
  • Graciela Iturraspe.
  • Francisco Gutiérrez.

Idioma original: Castellano.





DVDRip VO - AVI [750 Mb]
detalles técnicos u otros: mostrar contenido
General
Formato : AVI
Formato/Info : Audio Video Interleave
Tamaño de archivo : 750 MiB
Duración : 2 h 32 min
Tasa de bits general : 688 kb/s
Aplicación de codifición : VirtualDubMod 1.5.4.1 (build 2178/release)
Librería de codificación : VirtualDubMod build 2178/release

Vídeo
ID : 0
Formato : MPEG-4 Visual
Formato del perfil : Advanced Simple@L5
Ajustes del formato : BVOP1 / Custom Matrix
Ajustes del formato, BVOP : 1
Ajustes del formato, Qpel : No
Ajustes del formato, GMC : Sin warppoints
Ajustes del formato, Matrix : Personlizado
ID códec : XVID
ID códec/Consejo : XviD
Duración : 2 h 32 min
Tasa de bits : 488 kb/s
Ancho : 640 píxeles
Alto : 480 píxeles
Relación de aspecto : 4:3
Velocidad de fotogramas : 29,970 (30000/1001) FPS
Espacio de color : YUV
Submuestreo croma : 4:2:0
Profundidad bits : 8 bits
Tipo barrido : Progresivo
Modo de compresión : Con pérdida
Bits/(píxel*fotograma) : 0.053
Tamaño de pista : 532 MiB (71%)
Librería de codificación : XviD 1.1.0 Beta2 (UTC 2005-04-04)

Audio
ID : 1
Formato : AC-3
Formato/Info : Audio Coding 3
Nombre comercial : Dolby Digital
ID códec : 2000
Duración : 2 h 32 min
Tipo de tasa de bits : Constante
Tasa de bits : 192 kb/s
Canal(es) : 2 canales
Channel layout : L R
Velocidad de muestreo : 48,0 kHz
Velocidad de fotogramas : 31,250 FPS (1536 SPF)
Profundidad bits : 16 bits
Modo de compresión : Con pérdida
Tamaño de pista : 209 MiB (28%)
Alineación : Dividir a través intercalados
Intercalado, duración : 96 ms (2,88 fotogramas de vídeo)
Intercalado, duración de precarga : 96 ms
Idioma : Unknown language
ServiceKind/String : Complete Main





DVDRip VO - MKV [1.36 Gb] (fuente)
detalles técnicos u otros: mostrar contenido
General
ID única : 253107072386636314773184731161545040710 (0xBE6AA623DA2957DCAD0DC1408C0A6346)
Nombre completo : Cazadores de utopías (David Blaustein, 1996).mkv
Formato : Matroska
Formato de la versión : Version 2
Tamaño de archivo : 1,37 GiB
Duración : 2 h 32 min
Tasa de bits general : 1 282 kb/s
Fecha de codificación : UTC 2012-09-27 04:30:58
Aplicación de codifición : mkvmerge v5.6.0 ('Kenya Kane') built on May 27 2012 16:44:04
Librería de codificación : libebml v1.2.3 + libmatroska v1.3.0

Vídeo
ID : 1
Formato : MPEG-4 Visual
Formato del perfil : Advanced Simple@L5
Ajustes del formato : BVOP2
Ajustes del formato, BVOP : 2
Ajustes del formato, Qpel : No
Ajustes del formato, GMC : Sin warppoints
Ajustes del formato, Matrix : Default (MPEG)
ID códec : V_MS/VFW/FOURCC / XVID
ID códec/Consejo : XviD
Duración : 2 h 32 min
Tasa de bits : 1 065 kb/s
Ancho : 656 píxeles
Alto : 480 píxeles
Relación de aspecto : 4:3
Modo velocidad fotogramas : Constante
Velocidad de fotogramas : 29,970 (30000/1001) FPS
Espacio de color : YUV
Submuestreo croma : 4:2:0
Profundidad bits : 8 bits
Tipo barrido : Progresivo
Modo de compresión : Con pérdida
Bits/(píxel*fotograma) : 0.113
Tamaño de pista : 1,13 GiB (83%)
Librería de codificación : XviD 1.2.1 (UTC 2008-12-04)
Default : Sí
Forced : No

Audio
ID : 2
Formato : MPEG Audio
Formato de la versión : Version 1
Formato del perfil : Layer 3
Ajustes del formato : Joint stereo / MS Stereo
ID códec : A_MPEG/L3
ID códec/Consejo : MP3
Duración : 2 h 32 min
Tipo de tasa de bits : Constante
Tasa de bits : 192 kb/s
Canal(es) : 2 canales
Velocidad de muestreo : 48,0 kHz
Velocidad de fotogramas : 41,667 FPS (1152 SPF)
Modo de compresión : Con pérdida
Tamaño de pista : 209 MiB (15%)
Librería de codificación : LAME3.99r
Opciones de codificación : -m j -V 4 -q 2 -lowpass 18.6 -b 192
Idioma : Español
Default : Sí
Forced : No





Relacionado:


Leandro Germán, en facebook, el 21 de marzo de 2021, escribió:Hoy se cumplen veinticinco años del estreno en los cines de "Cazadores de utopías", el documental sobre Montoneros filmado por David Blaustein. Los 70 nunca dejaron de discutirse, pero a partir de 1996, luego de un “enfriamiento” de poco más de un lustro tras la etapa abierta por la recuperación democrática, que en realidad habría que reemplazar como fecha inaugural por los debates del exilio argentino que de alguna manera la propiciaron casi a la manera “teleológica” en que El desarrollo del capitalismo en Rusia propició Octubre o el Facundo la caída de Rosas (la diferencia es que Lenin nunca creyó lo que sí creyó Sarmiento – punto para Sarmiento), y cerrada por los indultos, se produjo una especie de “aceleración”. No es casual que el estreno de "Cazadores de utopías" haya coincidido con las movilizaciones de repudio a la dictadura en ocasión del vigésimo aniversario del golpe militar (la película se estrenó un jueves, las marchas fueron el domingo). 2001 hizo el resto, con el plus de que enlazó como nunca antes el pasado con el presente, cifrando este en aquel, y de que lo hizo con envidiable sentido de la oportunidad, porque ese presente era el peor posible. Para cuando Kirchner asumió la presidencia, el setentismo (que es mucho más que la discusión acerca de los 70: es, en rigor, una de las formas, acaso la más “conservadora”, pero así y todo “principista”, de resolver esa discusión) ya era un “sistema” que el nuevo presidente asumió con el debido beneficio de inventario (nada lo ilustra mejor que la supresión del fusil del Eternauta de Oesterheld en el Néstornauta de 2010, aunque también hay circunstancias más tempranas: de por sí, el cruce entre setentismo y derechos humanos define una entonación del setentismo distinta de otras entonaciones posibles, menos críticas -aunque a menudo lo hace con escasa conciencia de la potencia crítica que porta, como si en ella convivieran dos almas en un loop de anacronismos-, y esa es también una forma de resolver el debate sobre los 70). Algo similar ocurrió con el imaginario de los derechos humanos, que preexiste al kirchnerismo tanto como lo hace el imaginario setentista y que comenzó a forjarse en la versión que conocimos en 2003, distinta de otras versiones (por caso, la de 1983) tanto como las torsiones del setentismo en su catecismo de 2003 se diferencian de las que las precedieron, también a partir de 1996, cuando el abogado argentino radicado en España Carlos Slepoy presentó su denuncia por crímenes de lesa humanidad contra militares argentinos y chilenos ante los tribunales peninsulares: sus contornos estaban ya definidos para cuando Kirchner asumió la presidencia. Aquí, lo único que tuvo que hacer Kirchner fue pedir la llave y abrir el cofre.

De un día para el otro, a partir de marzo de 1996, Buenos Aires se llenó de graffittis con el título de la película. Era una invitación militante a los cines. En algún momento entre fines de marzo y mediados de abril, le propuse a Javier N., que militaba conmigo en Psicología, que la fuéramos a ver. “De ninguna manera voy a ir a ver una película que reivindica a Montoneros”, me dijo. No me animé a ir solo. Me quedé con las ganas.

Un sábado de junio de ese mismo año que pudo ser el sábado 8 o el sábado 15, nos juntamos a la mañana en Puan a hacer carteles. Terminamos bastante pasado el mediodía. Un compañero, Gustavo L., vivía en Alberdi y Emilio Mitre. Nos fuimos caminando para allá. Yo tomaría luego el 180 en Emilio Mitre y Rivadavia, a una cuadra de allí. Mientras caminábamos por Alberdi, más o menos a la altura de la iglesia que está en alguna parte entre Puan y Emilio Mitre, yo le pregunté a Gustavo o Gustavo me preguntó a mí si le/me hubiera gustado vivir los 70. “Sí…”, respondimos ambos sin demasiada convicción y tras algunas vacilaciones. Dijimos sí, pero podríamos haber dicho también que nos chupaba un huevo. A ninguno de los dos nos quitaban el sueño los 70. A nadie en el trotskismo, ni antes de los 90 ni después, le quitaban el sueño los 70. Cero nostalgia. Cuando llegué a mi casa, me puse a escuchar "Older", de George Michael, pura modernidad. Había salido ese mismo año.

Apenas se estrenó "Cazadores de utopías", se desató un debate en Página/12. Dos de sus animadores fueron Susana Viau y Claudio Uriarte, que incluso llegaron a enfrentarse en las propias páginas del diario. Una ex PRT en los 70 y un ex periferia de la izquierda nacional muy brevemente a comienzos de los 80. El biógrafo “deutscheriano” del almirante Massera (habían pasado cuatro años de Almirante Cero) y la futura y más módica biógrafa de Raúl Juan Pedro Moneta (faltaban cinco para El banquero). Fue entonces, a través de Viau, que supe que Trotsky había dicho alguna vez y en alguna parte que todo revolucionario ama la época que le tocó vivir. Yo no amaba la que me había tocado vivir a mí, pero no lo hacía en beneficio de los 70. Éramos crudamente concientes de que no nos había tocado una época revolucionaria. No nos hacíamos ilusiones, pero tampoco malasangre: aceptábamos la época que nos había tocado en suerte con espíritu militante. No íbamos a hacer la revolución, pero tampoco nos íbamos a aburrir. El militante nunca se aburre. Al contrario: lo que suele faltarle al militante es tiempo, de tantas cosas que tiene que hacer. Hay tantas cosas para hacer que son justas y valen la pena y no son la revolución, que para qué vamos a añorar lo imposible, debíamos pensar. Así tiene que pensar un militante. El debate Viau – Uriarte es uno de los más interesantes de los que motivó "Cazadores de utopías". Viau a favor, Uriarte en contra. Comenté el debate con Gustavo L., el mismo al que había acompañado o habría de acompañar desde Puan hasta Alberdi y Emilio Mitre, una mañana en Filosofía y Letras, mientras militábamos el CBC, cuando ya los artículos de los polemistas empezaban a quedar lejos en el tiempo. Yo estaba a favor de Viau, Gustavo estaba a favor de Uriarte. Gustavo se había detenido en algo que había dicho Uriarte en una de sus columnas, a saber: que había sido testigo en la Facultad de Derecho de cómo los militantes montoneros disolvían una asamblea a cadenazos. Claudio Uriarte falleció en julio de 2007 a raíz de un accidente doméstico. Fue nada menos que Susana Viau quien lo despidió en la página 3 de RADAR el domingo 5 de agosto. Habían pasado once años de la polémica sobre "Cazadores de utopías".

No está ni bien ni mal. Digo, nuestra indiferencia. Ninguna generación es heredera de la que la precedió, entre otras cosas porque los militantes jóvenes dejan alguna vez de ser jóvenes y de ser militantes, pero siguen viviendo y los jóvenes de la siguiente generación conocen no a los que fueron sino a los que son, y la imagen de lo que son puede llegar a no hacerle justicia a la de lo que fueron. "Cazadores de utopías" no me movió un pelo. La vi recién en video a fines de 2003, en casa de amigos, casi ocho años después de su estreno, cuando quien acababa de asumir la presidencia era… Néstor Kirchner, que parece que sí me movió algo, aunque por interpósito artefacto cultural. Había aprendido a despreciar a los setentistas. No a los de mi edad, que eran legión, pero también compañeros, sino a quienes habían sido militantes en los 70. La cultura de izquierda argentina fue setentista siempre: los 90 no fueron la excepción (son más bien el advenimiento de una nueva generación al setentismo y la cristalización del setentismo en su forma más o menos culminante), por lo que es legítimo afirmar que transité los 90 doblemente a contramano: marxista en la época de la restauración conservadora, antisetentista en una cultura que empezaba a serlo definitivamente. A los que habían militado en los 70 había empezado a despreciarlos cuando yo transcurría mi década del veinte. Los setentistas eran esos tipos quebrados, fundidos, apagados, cabizbajos, que en Sociales no se dignaban dar siquiera una clase pública por el edificio, y muchos de los cuales se habían refugiado en el Frepaso. Habían perdido las ganas de luchar, pero no las ínfulas y hasta la grandilocuencia vacua y el engreimiento. “Sí, yo la viví, no sabés lo que fue, eeehhh…” Los que circulaban por calle Corrientes y se tomaban un café en el bar de la librería Gandhi. Yo, en cambio, era puro ímpetu militante, como lo habían sido ellos a mi edad. La diferencia es que yo no me iba a quebrar como se habían quebrado ellos. Iba a militar hasta el fin de mis días. Ellos habían puesto en riesgo su vida más veces que yo y más intensamente, pero yo lo había hecho en una época que no era revolucionaria. Punto para mí. No me interesaba el diálogo con la generación del 70 si ese diálogo iba a transcurrir en el café de Gandhi. No era mi lugar. Mi lugar era la puerta de una fábrica a las 6 de la mañana. Cualquier persona formada en el marxismo (y yo lo estaba algo), por otra parte, desconfía de cualquier producto que contenga la palabra “utopía”, acostumbrado como está a la contraposición entre el “estado ideal” y el “movimiento que se desarrolla bajo nuestros ojos”. No había leído entonces La ideología alemana, pero había escuchado o leído citada la sentencia clásica. En 1996, bajo mis ojos, era poco lo que se desarrollaba: no me importaba. Si no amaba mi época, amaba lo que yo mismo hacía en ella. Como con "Cazadores de utopías", con todo. El presidente que no fue, de Miguel Bonasso, salió a principios de 1997. Recién lo compré y leí a fines de 2002, poco después de dejar de militar y bastante antes de volver a hacerlo. El primer tomo de La Voluntad salió también a principios de 1997. Recién compré ese tomo y los dos restantes a fines de… 2015. Aún no los leí. Insisto: no está ni bien ni mal.

Prensa Obrera jamás publicó una crítica de "Cazadores de utopías". Eso habla de la ajenidad del Partido en que yo militaba respecto del debate cultural de la izquierda, que a menudo se confunde (creo que el PO lo confundía por entonces, y tal vez lo siga haciendo) con el de la izquierda cultural. El PO simplemente la vio pasar. Eso es malo, pero en un punto también es bueno, porque la crítica del trotskismo (no sólo la del PO) respecto de los 70 quedó congelada en los propios 70. Se dice lo que se decía hace cuarenta y cinco años, y hasta con las mismas palabras (“seguidismo”, por ejemplo), con el solitario agregado de la denuncia de que la historia de los 70 se escribió a partir de la siguiente década (pero sobre todo a partir de la del 90, cuando la divulgación de esa misma historia fue best seller) en archisabida clave democratizante. La edición de En Defensa del Marxismo de octubre de 1997 contiene sendas críticas a El presidente que no fue y a La Voluntad. Lo que en el caso de "Cazadores de utopías" fue indiferencia no militante (porque hasta la indiferencia puede ser militada), en el de las dos obras que marcaron a fuego la comprensión noventista de los 70 fue ineptitud.

Se ha dicho, y no sin razón, que "Cazadores de utopías" es una película melancólica. Se ha dicho menos, en cambio, que puede llegar a ser también melancolizante. Y se ha dicho menos porque varios de sus más conspicuos críticos (vide Sarlo entrevistada en 1998 por Javier Trímboli para La Izquierda en Argentina) melancolizan la política (melancolía – incluso melancolía política – no es lo mismo que melancolización de la política) tanto como Blaustein y quienes prestan testimonio frente a cámara. La melancolía se percibe fácil; dar cuenta de la melancolización es más peliagudo, porque es una de las inflexiones posibles del discurso político, que hasta tiene un capítulo argentino que se ramifica como el árbol de la filosofía siguiendo a cada tradición política: todas tienen su glosa melancolizante. Muchos críticos de "Cazadores de utopías" no han reparado tampoco en cuánto de la melancolía que destila la película es la consecuencia de lo que el alfonsinismo y la teoría de los dos demonios no permitieron decir en su momento. Pocas cosas como el alfonsinismo obturaron y enrarecieron tanto el debate sobre los 70 cuando ese debate más necesario era. Como sea, no hay grandes diferencia de “talante” entre añorar los 70 y pensar que Argentina nunca tendrá una socialdemocracia (Sarlo piensa eso, aunque no añora a Alfonsín: melancolía y melancolización son cosas distintas). El pasado no puede volver, el futuro está clausurado de antemano.

En noviembre de 1997, la revista mensual Página/30 dedicó su edición de ese mes a la revolución. Se cumplían ocho décadas de la ya para entonces extinta revolución rusa. La revista traía "Octubre", de Eisenstein, en VHS. El artículo principal lo firmaba Claudio Uriarte. Lo reprodujo hace unos años Panamá Revista; como sea, tengo esa edición de Página/30 en mi archivo, y por duplicado (la compré por mi cuenta y me la compró mi viejo de regalo). En la línea melancolizante de los intelectuales de izquierda que a partir de 1991 comenzaron a afirmar que preferían morir como Allende a vivir como Lenin, pero dando cuenta de una melancolía y una melancolización ajenas que aquellos cultivaban y Uriarte, ya para entonces un ex hombre de izquierda, no, y que era más curiosa por tratarse precisamente de alguien que a duras penas, y a diferencia de esos mismos intelectuales de izquierda, había vivido (si los vivió) apenas unos pocos días (no más que eso) como revolucionario, lo cual la hacía paradójicamente más hiriente, Claudio Uriarte decía que las únicas revoluciones que legan un buen recuerdo a la posteridad son las derrotadas. España 1936, Hungría 1956. Ni tan siquiera. "Cazadores de utopías" habla de una revolución derrotada que lega en cambio recuerdos desdichados sobre los que no sólo el enemigo tiene responsabilidad ("Cazadores de utopías" no habla de Firmenich, no habla de Perdía, no habla de Galimberti, no habla de Vaca Narvaja). El mismo año en que se estrenó "Cazadores de utopías", "Tierra y Libertad", de Ken Loach (esa sí la vi en el cine, también se debatió en Página/12 y también comenté el debate con Gustavo L. mientras yo lo acompañaba a su casa y él me acompañaba a la parada del 180 después de una jornada de militancia en Puan), ponía el dedo en la llaga de las defecciones propias a propósito de una revolución derrotada, aunque no atribuía la derrota a las defecciones. Contra Uriarte, también el recuerdo de la revolución que no fue puede ser amargo. Nada como la derrota hace aflorar miserias, aunque la victoria puede también hacer aflorar algo peor. Como sea, hace veinticinco años, algunos añoraban los 70; hoy añoramos la época en que se estrenó "Cazadores de utopías". No sólo la revolución se añora. O mejor: no es la revolución lo que se añora. Por eso no vi "Cazadores de utopías" en 1996: no estaba aún en la edad de la añoranza, que llega con revolución o sin ella, pero llega.

Recuerdos de hace un cuarto de siglo.


Volver a Filmoteca de no ficción

Antes de empezar, un par de cosas:

Puedes usar las redes sociales para enterarte de las novedades o ayudarnos a difundir lo que encuentres.
Si ahora no te apetece, puedes hacerlo cuando quieras con los botones de arriba.

Facebook Twitter
Telegram YouTube

Sí, usamos cookies. Puedes ver para qué las usamos y cómo quitarlas o simplemente puedes aceptarlo.