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Los internados del miedo (M. Armengou, R. Belis, 2015)

Largometraje documental, corto documental, reportaje, documental sonoro (no importa el formato)... ya sea en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Los internados del miedo
Els internats de la por
Montse Armengou, Ricard Belis (España, 2015) [75 min]

Portada
(página oficial)


Sinopsis:

    Miles de niños y niñas fueron encerrados en internados durante el franquismo y hasta los primeros años de la democracia. Colegios religiosos, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio Social se convirtieron en una especie de cárceles para estos jóvenes. Allí sufrieron abusos físicos, psíquicos, sexuales, explotación laboral o prácticas médicas dudosas. Hoy destapan este pasado oculto y silenciado. A diferencia de países como Irlanda, que han reconocido los malos tratos a niños bajo su tutela, en España estos abusos no han sido nunca juzgados ni reparados.

Comentario personal:

    Material extra En aquest apartat us oferim material inèdit (vídeos, fotos, documents...) que no s'han emès per televisió i que complementen el documental.

Brais Benítez, en "Un documental desvela las torturas a menores en los internados del franquismo", en La Marea, el 27 de abril de 2015, escribió:“Me quemaban el culo con velas y me restregaban ortigas por mis partes por orinarme en la cama”; “lo que le hice a este señor sé que se llama felación, pero yo entonces no tenía ni idea”; “pensé en suicidarme. Que un niño con 12 años piense en eso es muy duro”. Son algunos testimonios de los centenares de miles de niños y niñas que pasaron gran parte de su infancia, cuando no toda, encerrados en internados y centros de beneficencia durante el franquismo y los primeros años de la democracia. Allí fueron víctimas de palizas, violaciones, trabajo esclavo y vejaciones, en unos centros que el régimen utilizaba para su propaganda. Unas dramáticas experiencias vitales que quedaron sepultadas por el silencio y que recoge el documental Los internados del miedo, realizado por dos de los periodistas que más han documentado la barbarie de la dictadura en España, Montse Armengou y Ricard Belis, y que este martes estrena el programa Sense Ficció de TV3.

Los testimonios que han podido recabar destacan por su crueldad y evidencian la impunidad con la que órdenes eclesiásticas que cobraban por cada niño que acogían, e incluso funcionarios del Estado, actuaban contra unos menores que no tenían manera de defenderse ni denunciar. “Me llevaron a Sant Boi. A veces yo le contestaba a la monja y me castigaban con electrochoques, pero no porque estuviera loca, sino como castigo”, relata en la cinta Julia Ferrer, sobre su experiencia en la Casa de la Caridad de Barcelona. “Venía el sacerdote con la mano bajo la sotana, tocándote y tocándose él, teniendo un orgasmo. Y a este mismo señor al día siguiente lo veías dando misa a las 8 de la mañana. Mi creencia en Dios quedó trastocada”, explica Joan Sisa, que pasó varios años en las instalaciones Llars Mundet de la capital catalana, un internado inaugurado por Franco para acoger a niños procedentes de familias desestructuradas.

Algunos de los afectados dan fe de la explotación laboral a la que fueron sometidos. “Yo fui vendido. Me sacaron del colegio y me llevaron a León a cuidar ganado a los montes completamente solo, con 13 años”, cuenta José Sobrino, uno de los afectados. “Nos hacían lavar de la mañana a la noche con sosa. Me quedaron las manos llenas de agujeros, con sangre y pus. En el colegio éramos esclavas”, afirma Isabel Perales sobre sus años en el centro religioso Ángeles Custodios de Bilbao.

Otros testimonios relatan palizas cotidianas y vejaciones delante de los demás niños. “Un aspecto en el que hemos incidido bastante es en que no se trataba de castigos que se estilaban en la época, como podía ser pegar con una regla en la mano en la escuela, sino que rayan la tortura: los apaleaban de forma cruel, los humillaban en público, de manera que les han quedado secuelas terroríficas o les daban una comida infecta y si vomitaban les obligaban a comérselo, con el discurso aquél de ‘con el dinero que nos costáis y lo que hacemos por vosotros’”, expone Armengou. “Estamos hablando de mucha maldad, de mucho desprecio. Y un impacto muy fuerte para nosotros ha sido comprobar que este tipo de abusos tuvieron su auge en los 60 y 70, pero también se produjeron a principios de los 80. Con la amnistía del 77 mucha gente salió a la calle, pero en cambio estos niños continuaron encerrados en una especie de cárceles”, apunta.


La extensión del fenómeno

“El régimen franquista se encargaba de la beneficencia y la asistencia social, pero en la mayoría de casos era una beneficencia falsa, con ánimo de adoctrinamiento y formación ideológica. Además, había sido el régimen el que había creado esa situación: niños desvalidos porque los padres estaban en las cárceles, o porque se habían separado y la madre perdía la custodia, incluso abandonados porque la madre no podía soportar el estigma de ser madre soltera”, detalla Armengou. “Existía un organismo terrorífico, el Patronato de Protección de la Mujer, que se creó, textualmente, para ‘proteger a la mujer caída o en riesgo de caer’; pero ese centro que iba encaminado a la prevención de la prostitución acabó siendo un contenedor donde fueron a caer niñas en exclusión social, adolescentes con inquietudes políticas, o menores que habían sido violadas por algún familiar y se habían quedado embarazadas. A quienes encerraban era a las víctimas”, subraya la documentalista.

A pesar de no ser un fenómeno que sucediera en todos los internados, colegios religiosos, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio Social, los casos de abusos físicos, psíquicos, sexuales, de explotación laboral y prácticas médicas dudosas ocurrieron en multitud de ellos. Tanto que después de elaborar documentales como Los niños perdidos del franquismo, Las fosas del silencio o el retrato del Valle de los Caídos Abuelo, te sacaré de aquí, es el trabajo con el que sus autores se han encontrado más casos entre conocidos y allegados. “Mucha gente nos ha dicho que su padre, su hermano, un amigo… ha pasado alguna experiencia no demasiado agradable en uno de esos internados. Es el documental en el que nos ha pasado más”, asegura Armengou.


Sin reparación

Los autores del documental contactaron con algunos de los presuntos responsables de esos abusos para corroborar las historias y contrastar información, pero estos no aparecen en la cinta, que se centra en dar voz a las víctimas. Algunas de ellas se encuentran adheridas a la querella argentina por los crímenes del franquismo, pues afirman no creer en la justicia española. Hubo quien recientemente acudió a la justicia eclesiástica que, “aunque parezca extraño, es mucho más dura que la civil para casos de abusos, con plazos de prescripción mucho más amplios”, señala Armengou, aunque los casos se cerraron al haber fallecido los presuntos culpables.

Al contrario de lo que sucedió en Irlanda, donde tanto el Estado como la Iglesia han condenado los casos de abusos a menores, en España el Estado ni siquiera ha escuchado a las víctimas. Es mediante trabajos como éste que, por primera vez, sienten que alguien se interesa por ellos y se atreven a desvelar sus traumas. Armengou destaca el cariño que reciben por ese trabajo: “Una vez más nos hemos encontrado unas muestras de agradecimiento brutales por parte de la gente. Con todas las dificultades continuamos haciendo una apuesta por estos temas, pero es increíble que tengamos que seguir haciendo de bomberos, de UVI y de primeros auxilios sobre la verdad y la reparación en este país. A nivel profesional es muy enriquecedor. Pero como ciudadana es una vergüenza”.


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En Senseficció, el 22 de abril de 2015, se escribió:Documental dirigit per Montse Armengou i Ricard Belis que tanca la trilogia sobre la infantesa com a víctima del franquisme, iniciada amb "Els nens perduts del franquisme" (2002) i "Torneu-me el fill!" (2012). Fins ben entrada la democràcia, milers de nens i nenes continuaven tancats en internats. Col·legis religiosos, orfenats, preventoris antituberculosos o centres d'Auxilio Social es van convertir en una mena de presó per a aquests infants. Allà van patir abusos físics, psíquics, sexuals, explotació laboral o pràctiques mèdiques dubtoses. Avui destapen aquest passat ocult i silenciat. A diferència de països com Irlanda, que han reconegut els maltractaments a nens sota la seva tutela, a Espanya aquests abusos no han estat mai jutjats ni reparats.

Ser fill de mare soltera, pobre, amb pares a la presó per motius polítics o amb algun familiar malalt de tuberculosi era motiu suficient perquè un nen o una nena fos internat en un centre religiós o de l'Estat. La durada de l'estada era variable, però per a moltes criatures aquests centres es van convertir en autèntiques presons on van estar tancades des del naixement fins a la majoria d'edat.

Pallisses, violacions, treball esclau i vexacions van convertir en un malson la infantesa i l'adolescència de milers de criatures, i no només durant els primers anys del franquisme. La transició va arribar tard a molts d'aquests internats i els abusos van continuar fins ben entrada la democràcia.

El règim franquista va invertir pocs recursos en assistència però va explotar la beneficència amb finalitat propagandística donant la imatge d'una atenció exquisida a aquests nens. Però la realitat era ben diferent. Les criatures rebien caritat a canvi d'adoctrinament i sovint van patir uns maltractaments que excedien el que es pogués considerar normal per als càstigs de l'època.

Els maltractaments no eren, per sort, una pràctica generalitzada però sí massa freqüent. Tampoc no tenien lloc exclusivament en centres religiosos, ja que moltes víctimes van patir els abusos en centres dependents de l'Estat. A les tensions morals i la hipocresia de l'època, s'hi afegia la impunitat d'abusar d'unes criatures que difícilment podien denunciar res.

Les seqüeles dels abusos han perseguit tota la vida aquells nens. Ara, ja adults, han decidit obrir el quarto fosc de la memòria i denunciar uns fets que a altres països, com Irlanda, han merescut la condemna de l'Estat i de l'Església.

La majoria dels protagonistes del nostre documental no confien en la justícia espanyola i per això s'han afegit a la querella argentina contra els crims del franquisme que ha obert a Buenos Aires la jutge María Servini de Cubria. Mentrestant, han confiat el seu relat al programa “Sense ficció”, en unes entrevistes que per a molts han estat la reparació que els neguen les institucions.


Ficha técnica

    Música: Josep M. Homs.
    Fotografía: David Bou.
    Producción: Roser Costa.
    Productora: Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals.




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