Después de la exhibición del corto, nos acercamos a Rafael Lara para preguntarle:
Golem: ¿Cómo fue el proceso de preproducción de “Nadie escucha”, cuánto te tardaste?
El guión lo escribí hace más de dos años, pero se quedó enlatado, luego busqué meterlo en concursos y ver si conseguía algún financiamiento, en esos años pude afortunadamente conseguir algo de lana, y yo produje el proyecto ya que nadie quería entrarle.
Me puse a investigar nuevas tecnologías y formas de bajar los costos de producción, siempre buscando no arriesgar la calidad. El reto junto con mi equipo era romper ese cliché de que el cine independiente es igual a una buena propuesta pero mal hecha. Nuestra intención era hacer un cine independiente con valores de producción interesantes, obviamente mi historia ya estaba escrita pensando en no tener muchos problemas.
“Nadie Escucha” esta echo en video digital con una cámara DVcam Pal, con una calidad muy por debajo del HD, la mejor marca de esta cámara fue la que usó Lars Von Tier en Dinamarca y su movimiento Dogma `95. Nosotros no mejoramos nada, tomamos lo que había y le pusimos de nuestra cosecha, hubo nuevos procesos que se investigaron.
Al llevar el corto al tape to film trincamos todavía más la película y se nota un look muy particular, las personas que lo han visto no dan crédito a que fue filmado en video.
Estamos demostrando que se puede hacer buen cine en México, con excelente nivel técnico y con poco dinero, porque hay productores que no están produciendo porque no tienen los dos millones de dólares que requieren, yo les demuestro que con 2 ó 3 millones de pesos se puede hacer, porque si tienes una historia sólida que contempla cuidar que no se te revienten los costos de producción o la cantidad de actores y locaciones, etcétera, lo puedes lograr.
G: Dentro del corto hay algo que nos pareció muy interesante en cuanto a forma, cuando la protagonista tiene una especie de flashback ¿cómo ideaste esto?
La verdad es que es una cuestión muy libre, no me pregunto tanto qué quiero decir cuando escribo algo o visualizo una secuencia. Es una cuestión de feeling, de lo que yo siento, es como poder plasmar ese escaparse de su realidad para dejar el dolor atrás. Yo tuve entrevistas con gente que fue capturada o desaparecida y de los pocos que salieron vivos, el elemento en común era que cuando el sufrimiento es insoportable, la gente opta por escaparse, por concentrarse en los recuerdos que les son gratos y eso es lo que traté de plasmar. La secuencia onírica no tiene otro fin que el que pueda generar en el público.
G:¿Cómo fue logrado este efecto?
Es un efecto que es utiliza mucho en la narrativa visual moderna que se llama Rampas de velocidad y no es otra cosa que variar los cuadros a la hora de filmarlo, luego los pasos son tan rápidos que el ojo humano no puede captarlos y parece que se trasforman los escenarios de un lado a otro, y es un rollo muy interesante que toca la llegada de las ideas, porque como vienen se van.
G: Tu corto tiene un sentido de denuncia, ¿qué papel juega un corto independiente en la toma de conciencia del país?
Es clave porque el cine tiene que contar buenas historias, independientemente de qué traten, lo importante no es contar historias panfletarias o políticas, sino contar una historia sólida; yo recurro a este tipo de historias político-sociales en parte porque me duelen y porque es parte de mi formación profesional y es bueno que estas historias lleguen al público. Me parece que es muy válido y padre lo que están haciendo los nuevos cineastas mexicanos, pero personalmente me asfixia un poco el que solamente se hagan dos tipos de cine: el costumbrista ( historias de rancho) y las comedias de clase media. Tiene que haber un panorama mayor y creo que el esquema de producción que estamos presentando puede reactivar la industria.
G:¿Qué momento político esta viviendo el país?
Yo creo que es un tiempo muy importante, muchas cosas a pesar de las inercias se siguen trasformando, no por el poder o el gobierno, sino muchas veces a pesar de éste.
El cambio no nos lo regaló Fox, el cambio nos lo dimos nosotros al darnos cuenta de que teníamos que irnos abriendo, es un proceso lento, que toma tiempo, es un proceso que seguirá siendo doloroso porque habrá cosas que seguirán sucediendo, pero todavía no tenemos la forma de evitar que sucedan y los creadores tenemos que sumarnos, tener un compromiso con ellos; a mí personalmente me parece que hace falta el comprometerse con algo, más que el simple placer estético. Para mí el hacer cine solamente para que me entienda yo y si el público no entiende que se joda, me parece un ejercicio onanístico.
Para mí lo más importante es que el corto se vea; el cine no termina en la pantalla sino cuando los espectadores se llevan la magia a su casa o lugares de trabajo.
Contacto Rafael:
cinferoz@prodigy.net.mx