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CRUSE, Howard (1944)

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...

CRUSE, Howard (1944)

Nota Vie Oct 18, 2013 11:06 am


Introducción

En la librería Libros Fugitivos se escribió:Nacido en Alabama, hijo de un predicador, Howard Cruse vio en los cómics "una oportunidad para experimentar con la narrativa y profundizar en sí mismo sin verse constreñido por criterios editoriales". Fundador de Gay Comix, comenzó trabajando para publicaciones como Dope Comix y Bizarre Sex. Es a partir de 1979, tras su traslado a Nueva York, cuando Cruse crea su serie de mayor éxito: Wendel. Prolífico como pocos y autor de obras como Barfootz, Stuck Rubber Baby y Dancin’ Nekkid with the Angels, entre otras, a día de hoy Cruse sigue trabajando incansable en su estudio de Jackson Heights, Nueva York. [...]

Aquí se escribió:Al hablar de Howard Cruse estamos hablando de uno de los fundadores del Cómic Gay, con mayúsculas. O sea, nos referimos al surgimiento de una publicación de historietas de calidad dirigidas al público homosexual y con garantías de disponer de una plantilla de autores seria y de una pequeña porción de mercado.

Todo esto en los Estados Unidos, claro está. Durante los años setenta hubo un intento de los autores de historieta gay de escapar de las revistas pornográficas donde a veces les dejaban un hueco para sus viñetas. Editores y autores embravecidos, como Larry Fuller o Mike Kuchar se atrevieron a publicar algún comic book. Pero no sería hasta 1980 cuando una publicación se instalara con mayor seguridad en el mercado, aportando para ello historietas de contenido menos escabroso y un tanto más pendientes de la sensibilidad que del sexo. Aquella publicación fue Gay Comix, distribuida por Kitchen Sink y dirigida por Howard Cruse (1944, Birmingham). Entonces ya dibujaba Cruse sus deliciosas viñetas de pulcro acabado, el "Billy Goes Out" que acaba de traducir La Cúpula para la revista Claro que Sí Comics, por ejemplo (lo cual menciona con cariño el propio Cruse en su blog inaugurado en febrero).

Cruse creció siempre apegado al arte, como actor de teatro aficionado, como director artístico de publicaciones (Starlog) y en televisión, hasta que se instaló en el cómic, donde siempre había destacado por sus cualidades innatas para el dibujo. Se movió tanto en el ámbito underground como en el general, con tiras como Tops & Button, que publicaba en el Birmingham Post-Herald. Barefootz, una de sus creaciones más aplaudidas nació entonces, en el circuito underground distribuido por Kitchen Sink, lo cual ya era un acercamiento de los cómics marginales al mainstream (como lo fue Comix Book, la publicación de Marvel Comics con aires underground, de la cual fue editor el mismo Cruse).

Cuando Denis Kitchen le dio la dirección de Gay Comix vio la oportunidad de canalizar sus deseos de hacer historieta gay de un modo adulto, honesto y sin bordes gruesos. Durante los años ochenta, sus labores como director (que duraron sólo cinco números) y como autor coadyuvaron a la instalación de los cómics gay como un género a ser tenido en cuenta en la historieta americana y mundial y el padre de Wendel se convirtió en un referente para la cultura americana de este tipo de historieta.

Esta claro que Wendel es la creación que mejor representa su importante aportación a la historieta estadounidense, si bien allí tampoco ha sido laureada durante mucho tiempo. Por ejemplo, hasta 2001 no hubo una compilación ordenada y cuidada de las páginas de Wendel (por Olmstead Press). Y todo ello, podría sospecharse, ocurrió tras el éxito de su 'graphic novel' Stuck Rubber Baby (DC, 1995), merecedora de los prestigiosos galardonres Eisner y Harvey. A España llegó más tarde -tras el premio de la crítica que le dieron en Angulema en 2002- y Wendel fue publicado finalmente La Cúpula, que pretende recuperar toda la obra.

Una idea excelente porque toda su obra es de gran calidad. Lo es desde la primera historieta de Wendel, aparecida en los años setenta en las páginas de la publicación The Advocate. Ya entonces el dibujo era refinadísimo y su contenido alegre, elegante y sensible. Como muy bien pondera Santi Valdés en Los Cómics Gay (Glénat), Cruse inauguró con Wendel la corriente ciertamente exitosa de la 'comedia gay', cómics que tratan el tema de la homosexualidad desde un prisma divertido y alegre para el cual exagera sin llegar a frivolizar. En Wendel lo logra narrando la convivencia de Wendel con Ollie, un joven sano de padres permisivos, el primero, y un separado y con hijo, el segundo. Estos a veces son sólo la plataforma para asomarse a otras vidas gays, las de sus amigos y conocidos, pintando con todos ellos un fresco de la homosexualidad en unos Estados Unidos aún sumidos en el conservadurismo (estamos en la era Reagan, recuerden) pero que van abriendo compuertas a su moralidad.

Wendel se ha convertido en un clásico en su género que sigue manteniendo, a día de hoy, su frescura e inteligencia ¡habiendo pasado casi treinta años desde su aparición! Cruse se revela en sus historieta como un gran conocedor del espíritu humano, sobre todo de los recovecos de la sensibilidad, y yo diría que lo logra sobre todo con Ollie, el compañero de Wendel, en el que él mismo se representa (sus dudas existenciales, su pasión por el teatro). Lo cierto es que, si de algo peca Cruse es de sensiblería ocasional, porque la obra discurre según el ritmo de una comedia ligera que se vería enriquecida con algunas gotas melodramáticas. O sea, que los dos novios apenas discutan jamás es muy raro, rarito, raro. Pero a través de su comprensiva mirada se nos muestran los modelos característicos del colectivo gay que luego otros autores explotarían, sus devaneos, miserias y triunfos, y por supuesto su lado cómico y tierno.

Cruse sin duda es un maestro de la comedia. Crea personajes muy definidos, creíbles, divertidos aunque sean odiosos, profundos pese a su aparente superficialidad, muy atrayentes y que nos hacen sonreir siempre. Ejemplos: el estirado sibarita, la ex esposa acongojada de Ollie, el efervescente Farley (perdón, Branman), el caradura de Sterno, el impresionable sr. Polyp (genial el tipo éste), los 'marcianos' padres de Wendel, la bruta de Tina... No tienen desperdicio.

A estos actores Cruse los mueve en un mundo muy real, vivo. Construye para ellos un espacio narrativo de gran eficacia que él compone en entregas de tres tiras por historieta (en origen ocupaban una página de medidas estándar, en la edición de La Cúpula se fragmentan) que constituyen un alarde de composición. Cuida detalles tan especiales como el pequeño gag introductorio al lado del logotipo, deposita mucho en el arranque de cada historia, desarrolla equilibradamente la trama con una narrativa perfecta (la intercalación de planos es magistral) y concluye con un gag final que suele ser inesperado y sorprendente. Sorprende en él casi todo, los planteamientos, la virtud narrativa, la cohesión compositiva.

Y a eso hay que sumar las cualidades para el dibujo de este hombre. Un estilo relamido, sí, eso parece en un primer vistazo. Dibujo detalladísimo, cuerpos redondeados con cierto ascendente del cartoon infantil, y lineas moduladas con mimo al estilo Disney. Casi se podría decir que sus tebeos repelen tanto como los Archie Comics. Pero no. Su definición está más cercana a Basil Wolverton que los estilemas cartoon, y con su detalle logra una profundidad de campo que pocos consiguen con esta técnica puntillista. En el caso español, se acentúa este maremagno de puntos y líneas debido a la reducción de las planchas para adaptarlas a la edición del formato apaisado escogido para estas primeras aventuras de Wendel. Algo muy reprochable de lo que seguramente es responsable la búsqueda de costes baratos de imprenta, si bien han elegido un papel más satinado, más lavado y de mayor gramaje. Esta disminución afecta también a la lectura, ya que las planchas aparecen fragmentadas (la del oso pierde mucho) y los textos quedan minúsculos en los bocadillos; unos textos excelentes, por añadidura, el trabajo de la traductora es perfecto.

Esperemos que los siguientes títulos adopten el formato del libro que La Cúpula publicó en en 2004. La obra lo exige. Pues Wendel es una obra imprescindible para el interesado en el cómic gay, eso está claro, y además es ya un clásico del género que resulta tan inteligente y divertida que en realidad ha pasado a convertirse en un clásico del cómic estadounidense de los últimos treinta años.
El trabajo más reciente de Cruse en papel es el libro ilustrado The Swimmer With a Rope in His Teeth (Prometheus Books, 2004). En internet ha publicado su última creación, Young Bottoms in Love (PopImage.com, desde enero de 2006) y es muy recomendable darse un garbeo por su sitio web, que es una delicia se mire como se mire.

Ah, y parece ser que finalmente este año Dolmen traducirá Stuck Rubber Baby para el Saló, despues de retener los derechos un tiempecito...

Qué alegría que estés por fin aquí, Cruse, de verdad.






Bibliografía compilada





Wendel (La Cúpula, 2004-2005) (v. aquí / fuente)

Stuck Rubber Baby (Dolmen, 2006) (v. aquí / fuente)




Relacionado:



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CRUSE, Howard (1944)

Nota Vie Nov 01, 2013 10:55 pm
Stuck Rubber Baby
Mundos Diferentes

Portada

Número único / Novela Gráfica
224 Páginas / Estados Unidos
ISBN/ISSN: 84-935092-0-5
Géneros: COSTUMBRISMO / DISCRIMINACIÓN / AÑOS 60


La vida en viñetas escribió:Stuck Rubber Baby es una de las novelas gráficas más sólidas y bien escritas que yo recuerde haber leído en mucho tiempo –y si mirais mis últimas reseñas podréis comprobar que últimamente he estado leyendo a Moore, Sacco o Sampayo- siendo, además, dentro del mundo del cómic de las pocas que por complejidad y profundidad funcionan verdaderamente como tal en todos los sentidos, es decir, como una auténtica novela. En ella Cruse recrea con minuciosidad la idiosincracia de ese sur profundo norteamericano que en la década de los sesenta, durante la era Kennedy, sufrió los violentos choques entre quienes lucharon en defensa de los derechos civiles y la apertura a la modernidad y aquellos que deseaban perpetuar el estado de las cosas, bien en beneficio propio o bien en nombre de la tradición y la identidad –triste identidad- colectiva de un pueblo. Negros, gays, lesbianas o simplemente mujeres oprimidas se dan cita en las páginas de Stuck Rubber Baby para componer un hermoso canto a la libertad y a la diversidad de estilos de vida. Pero además, Cruse enriquece su novela gráfica contraponiendo a estas luchas colectivas los conflictos internos de un individuo que, más allá de la comprensión del resto de la sociedad, necesita, en primera instancia, lograr aceptarse en su verdadera identidad. Porque al fin y al cabo es precisamente ahí donde reside la clave del, en opinión de Borges, desmedido aprecio de nuestra sociedad por la libertad: sin ella es imposible manifestar y desarrollar la verdadera identidad, sin ella no se puede aspirar a descubrir esa forma de ser que es propia de cada uno, que nace de las vísceras, que es más fuerte que cualquier condicionamiento social o cultural y es condición sine qua non, en definitiva, para lograr la felicidad.

En La Cárcel de Papel, el 6 de agosto de 2006, escribió:Debo reconocer que, en su día, me sorprendió mucho la lectura de Stuck Rubber Baby, de Howard Cruse. En primer lugar, por el hecho de que fuera Paradox Press la que se encargara de la edición, una filial de una grande como DC (heredera descafeinada de la sugerente Piranha Press) que se atrevía con una obra que resumía con brillantez la historia del colectivo homosexual americano a través de la vida de Toland Polk, un joven sureño que debe afrontar su salida del armario en plena era Kennedy.

Pero sobre todo, me sorprendió por la impresionante calidad de la obra. Cruse, un desconocido para mí en ese momento (mi primera lectura de la obra se remonta al año 98 o así) era un reverenciado autor dentro de la comunidad gay por Wendel, pero su obra apenas se había visto fuera de esos circuitos y, mucho menos, había llegado a España, por lo que encontrar a un autor que demostraba ese despliegue de capacidad narrativa era cuanto menos, inesperable.

Casi diez años después, aprovecho la edición de Dolmen para releerla pausadamente en castellano, con una extraordinaria traducción de Diego García (a este hombre deberían clonarlo y ponerle a traducir todo tebeo extranjero publicado en España). Y no puedo menos que repetir todas aquellas sensaciones y descubrirme ante una de las grandes obras que ha dado este medio.

Curse consigue un delicado y difícil ejercicio de equilibrismo, a modo de los malabaristas que mantienen varios platos girando en lo alto de una vara sin que caigan ni paren en ningún momento. Usando el personaje de Toland Polk como eje de la narración, nos introduce en la sociedad sureña americana de los años 60, que se debatía entre la intolerancia de unas tradiciones ultraconservadoras, con una fuerte componente racista, y los vientos de renovación social y liberalidad que llegaban del norte y eran abanderados por la juventud. Un protagonista sobre el que se desarrolla un extenso reparto coral que va plasmando en paralelo los problemas de la comunidad homosexual y las reivindicaciones igualitarias de la comunidad negra, que Cruse compara acertadamente, pero sin dejar de evidenciar sus diferencias y, sobre todo, las contradicciones de aquellos que eran capaces de defender unas y no otras y viceversa. La búsqueda de la propia identidad de Toland se va transformando paulatinamente en el testimonio del cambio de la identidad de una sociedad que ve como sus cimientos morales y éticos deben evolucionar obligatoriamente.

Pero sobre todo, hay que destacar la capacidad de Cruse para humanizar a sus personajes. Sus errores, incoherencias y dudas son las de cualquier ser humano de carne y hueso, consiguiendo una cercanía completa hacia el lector, al que logra hacer llegar las sensaciones y sentimientos de todos aquellos que pasan por sus viñetas. Alegría, dolor, amor, miedo, ira… sentimientos universales que en Stuck Rubber Baby se reúnen y transmiten la lector con fuerza, pero dejando el espacio necesario para provocar una reflexión que nunca caerá en el fácil panfletarismo.
Stuck Rubber Baby es, sin duda, uno de esos tebeos de lectura obligada, que pone a la historieta al nivel de cualquier otra forma de expresión cultural y que se disfruta especialmente en la cuidada y excelente edición de Dolmen (4+).
Enlaces: Página de Howard Cruse


Comentario personal:

    Le teníamos ganas desde hace tiempo y la espera ha merecido la pena. Un pedazo de trabajo, sólido, largo y muy personal, una maravilla, un 10.




Secuencias

    Portada Portada




Premios

    - Premio Eisner 1.996 a la mejor novela gráfica.
    - Premio Harvey 1.996 a la mejor novela gráfica.
    - Premio de la crítica del Festival de Angouleme.
    - Premio a la mejor novela gráfica en los premios Comic Art del Reino Unido.
    - Premio Luchs de Alemania.
    - Obra nominada al Premio al mejor libro gay de la Asociación de libreros americanos.
    - Obra nominada al Premio literario Lambda.

Re: CRUSE, Howard (1944)

Nota Sab Oct 10, 2015 11:13 am
Wendel
Howard Cruse

Portada


Introducción:

La editorial escribió:Wendel Trupstock y Ollie Chalmers están enamorados... Y no les importa lo más mínimo lo que piensen los demás. Narrado con exquisita sensibilidad y un afinado sentido del humor, Wendel nos ofrece una visión única de uno de los periodos más tumultuosos en la historia del movimiento gay: la era Reagan-Bush. Los grandes conflictos del momento se entremezclan con los pequeños problemas del día a día en una saga divertidísima y conmovedora.


    Primera edición: Estados Unidos de América, 1985


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