La tercera película de Hong Sang Soo, Virgin Stripped Bare by her Bachelors, parece cerrar una primera etapa preocupada por la construcción de estructuras narrativas férreas, al servicio de un estudio complejo y detallado del subjetivismo y el punto de vista. En este sentido, puede ser éste su film más característico, más autoconsciente de esa búsqueda, utilizando para ello una narración en torno a dos voces, y articulada, como ya es habitual, alrededor de un trío de amigos, compañeros, amantes...
Virgin Stripped Bare by her Bachelors es una película completamente simétrica, de estructura refinadísima, organizada como un misterioso puzzle que va mutando según la identidad de su constructor. Resulta difícil comentar sobre este film sin desvelar detalles que llaman mucho la atención, pero da la impresión de que Hong lleva al límite sus preocupaciones relativistas tanto en el fondo como en la forma.
La acción se nos muestra fragmentada en pequeños capítulos que desgranan las diferentes partes, de una manera similar a la que empleará en la inmediatamente posterior Turning Gate. Esta decisión, que en un primer momento puede resultar forzada o algo artificiosa, resulta muy clara como declaración de intenciones, mostrándonos que estamos presenciando una falsa realidad, una estilización de la misma que nos permita comprender mejor los mecanismos que mueven las decisiones y sentimientos humanos. Así, Hong Sang Soo nos viene a recordar constantemente que estamos viendo una película y que, por lo tanto, nos encontramos ante una deconstrucción de la realidad. Por ello también utiliza algunos recursos para hacernos ver "la trampa del cine" (idea que desarrollará totalmente en Tale of Cinema), que pueden recordar otras ilustres derivas ficcionales como las de Haneke en Código desconocido, Bergman en Persona o Lynch en INLAND EMPIRE. En una escena, por ejemplo, asistimos a la subida de un teleférico, que se acerca frontalmente a una cámara fija que creemos inexistente, situada en la cima desde el punto de vista de algún personaje. Pero cuando el teleférico se ha acercado lo suficiente, vemos que la cámara comienza a moverse lentamente hacia atrás, y sobreviene el rumor de una conversación. Es ese instante cuando comprendemos el engaño, cuando nos damos cuenta de que estábamos dentro del teleférico que marchaba delante del que veíamos en pantalla... Hong nos recuerda que no debemos dejarnos llevar tan fácilmente, que tenemos que reflexionar a cada momento ante lo que vemos, cuestionando todas las miradas y no despreciar ninguna. Así pues, la exploración de los puntos de vista es total: mediante la naturaleza de la historia narrada, la manera de contarla, y la inclusión de esos elementos distanciadores. Cada espectador se convierte en un nuevo punto de vista, completando los de los personajes implicados, y pasando a formar parte de un nuevo cine interactivo.
http://eldormitoriodemaud.blogspot.com/ ... ipped.html