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Dios y el diablo en la tierra del sol (Glauber Rocha, 1964)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Dios y el diablo en la tierra del sol
Deus e o diabo na terra do sol
Glauber Rocha (Brasil, 1964) [120 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    Las andanzas de Manuel y Rosa, dos pobres campesinos del Sertâo por esa tierra del sol que no saben si es de Dios o del Diablo. La pareja nordestina busca el camino apropiado para poner fin a sus infortunios.

Carlos Giménez, en "Análisis de Dios y el diablo en la tierra del sol (1964). Recordando a Glauber", escribió:Glauber Rocha fue la figura más importante del Cinema Nôvo brasileño. Nacido el 14 de marzo de 1938 en Vitória da Conquista (Estado de Bahía), Rocha se educó en el seno de una familia presbiteriana. Los libros y artículos que escribió sobre el cine de su país, especialmente su ensayo Revisión crítica del cine brasileño (publicado en 1963), analizaban a fondo el problema del malestar que atravesaba la cultura fílmica brasileña antes de la irrupción de realizadores como Lima Barreto, Roberto Santos y Nelson Pereira Dos Santos. En ellos, expresaba una ideología de carácter marxista que rápidamente se convirtió en el emblema del Cinema Nôvo, movimiento del que Glauber, sin ser pionero en su formulación, se convirtió, no obstante, en su principal y más destacado teórico. A través de esta nueva estética dio a conocer la desigualdad social entre los terratenientes y el campesinado en las zonas semiáridas del sertão (regiones agrícolas del noreste de Brasil donde pervivían tradiciones y costumbres antiguas). Definitivamente instalado en el terreno de la realización, Rocha planteó el tema de la lucha de clases como base argumental de dos de sus piezas-clave: Dios y el diablo en la tierra del sol (1964) y Antônio das Mortes (1969). Ambas supusieron la consagración definitiva de este joven cineasta.

Entre las dos cintas que componen este díptico, Glauber realizó su obra maestra, Terra em transe (1967), donde abordaba la temática del golpe militar del 64 a través de una puesta en escena barroca y crispada. Película de singular fascinación visual, este film contribuyó al exilio forzoso de su autor, que, al no encontrar apoyo financiero en su país, se vio obligado a emigrar a África y Europa. Rodó en el Congo Der leone have sept cabeças (1969), cuyo título se compone de palabras en alemán, italiano, inglés, francés y portugués (lenguas que se hablan en el film, además del congolés), y en España realizó Cabezas cortadas (1970), con Francisco Rabal, Emma Cohen y Pierre Clementi. Pero ambas cintas supusieron sendos fracasos crítico-comerciales debidos probablemente a la crisis creadora que Rocha padecía alejado de sus fuentes culturales indígenas. Este fenómeno ha sido comentado, con gran acierto, por el historiador José María Caparrós Lera:

“Un tanto en crisis creadora –por el trasplante y desarraigo, acaso-, su obra más reciente se enclavaría más dentro de una línea didáctico-política y estructuralista que en el mero testimonio socio-revolucionario que le hizo famoso"(1).

La etapa final de su carrera transcurrió dentro de un proceso de neurotización creativa respecto de las constantes estéticas que habían definido su obra durante los años del Cinema Nôvo, aunque esta vez alejado temáticamente de sus presupuestos ideológicos. Su testamento fílmico como autor, A idade da terra (1980), suscitó una abierta polémica dentro del panorama del cine latinoamericano al ser acusado por la prensa liberal brasileña de haberse vendido al Gobierno. Glauber Rocha falleció prematuramente –a causa de una neumonía– el 22 de agosto de 1981 en Río de Janeiro, a la edad de 43 años. La originalidad y la impronta genuina de su cine resultan tan incuestionables hoy en día como en el momento en que fueron filmadas sus cintas, pese a que pueden reconocerse en ellas ciertas influencias de Eisenstein, Buñuel, Godard, del western y el cine de samuráis.


Un film emblemático: Dios y el diablo en la tierra del sol (1964)

Con sólo 26 años, Rocha rodó, en 1964, su segundo largometraje, Deus e o diabo na terra do sol. Con este film, el joven cineasta recuperó la dignidad de la figura del cangaceiro, bandido típico del sertão brasileño que había sido tratado de manera históricamente imprecisa en los “films-espectáculo” de Carlos Coimbra o Aurélio Teixeira, rodados con fines exclusivamente comerciales.

La película narra la historia del vaquero Manoel y su esposa Rosa, una pareja de campesinos que se ve obligada a abandonar su casa tras asesinar al terrateniente del lugar. Buscando la figura de un salvador que los libere de la tiranía de los latifundistas, se unen a la comitiva del Beato Sebastião. Su revolución es pacífica y pretende conseguir las tierras del sertão para sus fieles seguidores del pueblo. No obstante, Rosa se niega a participar en la fiebre mística colectiva y acaba asesinando al beato para recuperar a su fanatizado marido. Sus caminos vuelven a unirse con otro salvador de las gentes, un cangaceiro llamado Corisco que, como el difunto Sebastião, también se enfrenta a la injusticia y a la pobreza que imponen los ricos sobre los pobres. Sin embargo, los métodos del bandolero son sanguinarios y crueles, y se alejan de la vía religiosa que, en un principio, seguía Manoel. Los asaltos a iglesias y haciendas ponen en guardia al clero y al gobierno, quienes, para solucionar el problema del bandolerismo, envían a un mercenario especialista en la búsqueda y muerte de cangaceiros: su nombre es Antônio das Mortes. Sin embargo, este personaje, tras su larga trayectoria como matador, está ahora plagado de dudas y contradicciones. Con todo, acepta el dinero que le ofrecen y se enfrenta a Corisco, el último representante del cangaço (modo de vida de los bandidos) después del asesinato del bandolero más mítico que ha existido: Lampião. Antônio vence y pone fin a la vida de Corisco, cosa que implica una nueva victoria para la injusticia social que se imparte en las tierras del noreste de Brasil, azotadas por un sol abrasador.

Como se puede apreciar en el film, la conciencia proletaria de Glauber es una baza importante en el desarrollo argumental. Dios y el diablo en la tierra del sol plantea la lucha entre los dos poderes –el político y el religioso– y las gentes del pueblo, que se mueren en medio de la miseria y el hambre más absolutas. Y para este enfrentamiento, el cineasta recurre a dos figuras aparentemente antagónicas: la del místico y la del bandido. Sin embargo, Corisco, como representante del bandolerismo, no es un personaje irreligioso sino que está emparentado con la imagen legendaria de San Jorge en su lucha contra el dragón de la maldad, que, en este caso, sería el Estado. El realizador bahiano lleva a cabo una fusión de cristianismo y paganismo en la persona de este salvador y, de ese modo, mitifica su historia (éstas y otras características volverían a aparecer en su posterior film Antônio das Mortes).

En la película se da también una oposición entre el misticismo inicial y la posterior caída en la violencia de los dos personajes principales, Manoel y Rosa. Sin embargo, la evolución psicológica de ella es más paradójica, ya que pasa de un estado de lucidez –al no dejarse llevar por el fanatismo religioso– a un estado de incoherencia en que llega a sentirse atraída, en el plano ideológico y también en el sexual, por Dadá, la mujer de Corisco. Manoel mantiene una línea más constante que le impulsa, al final del film, a buscar desesperadamente ese mar que le profetizaba el Beato Sebastião.

Pese a todo, la presencia más destacada, aunque no sea el principal protagonista de la historia, es la de Antônio das Mortes, el popular matador de cangaceiros, cuyas dubitaciones tendrían su proceso de cristalización en el siguiente film que compone el díptico.

Sin embargo, aparece en Deus e o diabo na tierra do sol la figura de un ciego contador de leyendas que fue decisiva en la elaboración del guión, ya que Rocha reconoció haber incorporado este papel con un objetivo muy concreto. Los ciegos eran testimonios de la tradición y la memoria del pueblo, y las transmitían de manera oral a las gentes:

“Como los poemas de la Edad Media o los ‘western’, en Brasil hay una gran tradición de versos populares y de canciones, que viene de la herencia portuguesa y española, la de los trovadores, que en el Noreste se ha convertido en la especialidad de los ciegos; al ser ciegos tienen una mayor imaginación e inventan leyendas. El episodio de Corisco fue escrito partiendo de cuatro o cinco romances populares; la secuencia de la muerte de Corisco sigue el desarrollo de una canción. Hablé con algunos ciegos, y también con el hombre que mató a Corisco, que me contaron más o menos la misma historia, pero mezclando con la verdad detalles inventados. José Rufino, que me inspiró el personaje de Antônio das Mortes, me contó tres veces de manera diferente la forma en que mató a Corisco”(2).

La semiveracidad de estas leyendas no es un factor determinante en la película porque lo que a Rocha le interesa mostrar es la confrontación entre estas dos siluetas, los cangaceiros y los mercenarios, que encarnan respectivamente la rebeldía del pueblo y la opresión de los terratenientes. Es la excusa que permite a su autor hacer un alegato reivindicativo en torno a la pobreza de su tierra natal. Realmente el logro fue mayúsculo ya que Dios y el diablo en la tierra del sol ha pasado a convertirse en una pieza fundamental para entender los presupuestos teóricos y estéticos del Cinema Nôvo brasileño.


Ficha técnica

    Guión: Glauber Rocha.
    Música: Sérgio Ricardo.
    Fotografía: Waldemar Lima (B&W).
    Productora: Banco Nacional de Minas Gerais / Copacabana Filmes / Luiz Augusto Mendes Produções Cinematográficas.

Reparto:

    Geraldo del Rey, Yoná Magalhâes, Othon Baston, Mauricio do Valle, Lídio Silva, Geraldo del Rey, Yoná Magalhâes, Othon Bastos, Maurício do Valle...




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