Los años bárbaros (Fernando Colomo, 1998) : Filmoteca de ficción

Los años bárbaros
Fernando Colomo (España, 1998) [115 min]

(wikipedia | filmaffinity)

Sinopsis:

[fuente]

Manuel Lamana

Nicolás Sánchez-Albornoz

Universidad Complutense de Madrid

penal de Carabanchel

Valle de los Caídos

franquismo

Fernando Colomo, en "De la realidad a la ficción", en El Mundo, en 1998, escribió:La historia empezó a principios del verano del 96. Estaba celebrando con los guionistas José Ángel Esteban y Carlos López un premio a "Eso" en el Festival de Munich y cuando ya me despedía, después de tomar unas cañas con unas gambitas (el de Munich era un festival de TV Movies y la cosa no daba para más), me dijeron que tenían una idea para una película: época (año 48), épica (dos presos se escapan del Valle de los Caídos en construcción) y amorosa (dos jóvenes americanas venían de París en coche y los devolvían a la frontera). Me sorprendió la proposición (¿qué tenía que ver esto con "Eso"?). Me pareció una idea atractiva pero totalmente irreal. "Es una historia real", contestaron al unísono, sabiendo que el pez había mordido el anzuelo. Enseguida me hicieron llegar un artículo publicado en el desaparecido semanario El Globo en donde los dos fugados, Nicolás Sánchez-Albornoz y Manuel Lamana, volvían después a realizar el mismo viaje. Me quedé enamorado de la historia: a priori poseía todos los elementos del guión soñado. Por nuestras cabezas pasaban secuencias maravillosas, emocionantes, tiernas, tristes, vibrantes...

Y aquí empezó la segunda parte. Cada vez que nos acercábamos a la realidad, ésta se cerraba como una concha impidiendo llegar al fondo del asunto. Todo lo imaginado se desvanecía al encontrarnos con los hechos reales. Tuvimos la enorme suerte de contar con Nicolás Sánchez-Albornoz; Manuel Lamana, desgraciadamente, fallecía dos semanas antes de su viaje a España (vivía en Argentina) para colaborar en el proyecto. Trabajando con Nicolás nos dimos cuenta de que la historia real carecía (o tal vez escondía celosamente) de esos elementos que nos habíamos imaginado: el viaje real fue muy rápido. Nadie les persiguió, aunque el coche se averió (¡menos mal!), lo arreglaron enseguida. La parte más penosa fue al final: los cuatro días y cuatro noches en los que Nicolás y Manuel cruzaron y descruzaron a pie la frontera. Pero imagínense rodar esto ¡de noche! (y con lluvia).

Fue el propio Nicolás quien nos sacó del atolladero: "Yo no estoy aquí para vigilar que se cumplan todos los detalles, estoy aquí para que se mantenga el espíritu de nuestra fuga, su contenido político y lo que significó". En ese momento los guionistas comprendimos que nos teníamos que poner a trabajar, es decir, a escribir, a inventar, a ficcionar. Teníamos que retomar todas nuestras aspiraciones, nuestras ilusiones, recordar que teníamos en nuestras manos la mejor historia del mundo. Pero había que escribirla. Después de la inspiración llega la transpiración. Ninguno de los personajes responde a los reales; ni quienes se escaparon ni quienes, de distinta forma, les ayudaron a hacerlo. Y, por supuesto, los que directa o indirectamente dificultaron la fuga: ni el perseguidor (un arrogante y grotesco Jefe Nacional del SEU) ni el periodista (un precursor de cierto periodismo muy en boga actualmente) ni incluso Jorge Negrete o Carmen Sevilla, que también pusieron su granito de arena en este carrera de obstáculos que son "Los años bárbaros".