Sinopsis:
- Lisboa 1938: la dictadura fascista de Salazar ha penetrado en el país, mientras que en la cercana España continúa la guerra civil, un anciano periodista quisiera ignorar todo y ocuparse solamente de los libros que adora. El encuentro con dos jóvenes "subversivos" lo ponen de frente con la dramática realidad. Adaptación de la novela de Antonio Tabucchi, con un Mastroianni fuera de serie, en perfecta osmosis con el personaje.
Comentario personal:
- Una de las mejores películas que he visto últimamente, la dieron en La 2, una pena la hora en la que ponen buenas películas. Un canto a la libertad, me emocionó. Grande Mastroianni.
Marc, en @libroscinecómic, el 26 de noviembre de 2018, escribió:Maravillosa adaptación de la novela de Tabucchi que, en el marco de la dictadura de Salazar, desarrolla tres aspectos: toma de conciencia y posición política, distintas personalidades psicológicas del yo y el hecho quijotesco de tomar la literatura como evasión de lo real. Genial.
José María Laso Prieto, en «Sostiene Pereira», en Utopías. Nuestra Bandera, nº 171; 1997 (Vol. 1); Madrid (pp. 159-161), escribió:Así se titula la novela de Antonio Tabucchi, editada en España (mayo de 1995) y que en septiembre de 1996 había alcanzado ya la octava edición. ¿A qué se debe tan destacado éxito editorial? Sin duda en ello influyen varios factores, sobre los que merece la pena detenerse aún en una recensión tan breve como esta. En primer lugar, su autor, nacido en Vecchiano (Italia) en 1943, se ha impuesto como el mejor escritor italiano de su generación y goza de un amplio prestigio internacional: un escritor «situado a la cabeza de la literatura europea» (Miguel García-Posada) que ejerce una «fascinación sin par», en palabras de José Cardoso Pires. Está también considerado como uno de los mejores especialistas y traductores de Pessoa. En segundo lugar, la película del mismo título, que constituye la versión cinematográfica de la novela de Tabucchi, está teniendo también un gran éxito entre esa selecta minoría integrada por los cinéfilos y el público culto. Su director es Roberto Faenza, escritor y profesor universitario, que viene actuando en el campo cinematográfico desde 1968 con creciente éxito. La película alcanza la categoría de gran obra artística, tanto por la maestría que demuestra tener Faenza del lenguaje cinematográfico, al convertir en imágenes una novela en gran parte basada en las reflexiones íntimas de su protagonista, como por la extraordinaria interpretación que realiza Marcello Mastroianni. En ese sentido es significativa la opinión de Faenza: «El papel de Pereira requería un alto grado de versatilidad y sólo un actor de los grandes como él daba el tipo. Yo creo que es una de sus interpretaciones más memorables. Incluso es difícil pensar en un Pereira que no sea Mastroianni. Él es grandioso».
En tercer lugar, el argumento de la novela se sitúa plenamente en el centro del eterno problema del compromiso de los intelectuales. Y, a nuestro juicio, lo resuelve muy eficazmente. Incluso paradigmáticamente, y en un doble sentido. Tanto por el personaje central de la novela –Pereira–, en el momento histórico en que se sitúa la narración, como por Tabucchi, al elaborar tal argumento en una época en la que la ideología de la postmodernidad ha logrado imponer el descompromiso político y social, así como el retorno a la privaticidad. Para comprenderlo adecuadamente, se requiere conocer mínimamente el argumento. Con esa finalidad, reproducimos la sinopsis que se hizo para la publicidad del filme de Faenza: Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, la guerra civil española y el fascismo italiano están en pleno apogeo. En esta Europa recorrida por el totalitarismo, Pereira, un viejo periodista que vive en un cómodo y rutinario conformismo, está dedicado a escribir la página cultural de un mediocre periódico, Lisboa. Pereira, que tiene un sentido cultural totalmente anclado en el pasado, necesita un colaborador que le ponga en contacto con la actualidad. El joven Monteiro Rossi es el hombre ideal para su periódico, pues, a pesar de haber hecho su tesis doctoral sobre la muerte –la más destacada obsesión de Pereira–, está inequívocamente comprometido con la vida. Entre Pereira, Monteiro y su novia, Marta, surge una intensa amistad. El encuentro con estos jóvenes provoca en Pereira un doloroso examen de conciencia que va a transformar profundamente su vida.
La novela Sostiene Pereira tiene por subtítulo Una declaración. Y, efectivamente, por su forma parece una declaración prestada ante un policía o un juez. De ahí que muchos de sus párrafos se inicien con el «Sostiene Pereira», «Pereira sostiene» o, simplemente, «sostiene»... Con ello se inicia un estilo muy peculiar que Tabucchi desarrolla magistralmente. No es menos magistral la recreación del ambiente de Lisboa en 1938 o la descripción de algunas de sus calles, bares, cafés, etc. Pero no se trata sólo de recrear el ambiente urbano lisboeta de la década del treinta, sino también, como se ha dicho, de reproducir el marco político y social en el que se estaban gestando los trágicos acontecimientos que asolarían Europa en la Segunda Guerra Mundial. Pereira es un periodista que vive ajeno a los acontecimientos, dedicado exclusivamente a la sección cultural de su periódico, donde publica necrologías de personajes ilustres. Pero cuando sale del trabajo, mientras pasea por las hermosas calles de su ciudad, observa, atónito e incrédulo, el clima de intolerancia que está trayendo desde España e Italia el salvaje fascismo. Pereira no podrá permanecer ajeno a las circunstancias y en ello influyen otros personajes de la novela. Dos jóvenes luchadores comprometidos con la libertad harán que el periodista comience a replantearse su vida, pero también el encuentro en el tren con la señora Delgado, una mujer judía que va huyendo del terror nazi; las conversaciones mantenidas con el liberal doctor Cardoso; o las noticias frescas, de la calle, que le ofrece Manuel, el camarero del bar, donde todas las tardes acude Pereira a tomar su refresco. Son noticias que nunca cuentan los periódicos –Manuel representa la conciencia popular– y menos el suyo, cuyo director cada vez simpatiza más con los nuevos aires fascistas.
Analizando esta toma de conciencia, Roberto Faenza precisó: «El espíritu de Pereira se divide en dos, debatiéndose entre los valores que han regido toda su vida y los nuevos ideales que conoce a través de estos dos jóvenes [...]. Pereira tiene en torno a los 65 años y los hombres a esa edad no cambian normalmente su forma de pensar. La película es interesante porque ofrece la idea de que el cambio puede llegar en cualquier momento a la vida de las personas». A su vez, un crítico cinematográfico puntualiza: «Cuando finalmente Pereira haya comprendido el verdadero sentido de su vida, que es necesario tomar partido hasta mancharse, caminará entre las gentes decidido, por fin sin miedo a la muerte (el homenaje de Faenza al "Novecento" de Bertolucci es indiscutible)».
Tal toma de partido, o de conciencia –ambas expresiones se usan habitualmente cuando se trata del denominado «compromiso de los intelectuales»–, se produce con mayor facilidad en situaciones límites como las que produjo el fascismo. Muchos de los integrantes en vanguardias artísticas, que hasta entonces habían abominado del compromiso político y social, acabaron tomando partido hasta mancharse e, incluso, muchos entregaron su vida por causas que estimaron justas. Ello hace convincente la reacción de Pereira. Ahora no en el Tercer Mundo –donde, lógicamente, la tendencia al compromiso social de los intelectuales sigue siendo fuerte–, sino en los países denominados «occidentales», la propensión a tal compromiso tiende a declinar. La ideología de la postmodernidad, imperante en muchos medios intelectuales, ha contribuido mucho a tal declinación. Su rechazo de los denominados «grandes relatos», su eclecticismo y su exaltación del «retorno a la privaticidad» potencian el descompromiso político y social. Por ello es tanto más de agradecer a Antonio Tabucchi que con su novela Sostiene Pereira haya vuelto a prestigiar ese compromiso. Y que no lo haya hecho mediante un panfleto directamente político, sino a través de una brillante narración de gran calidad literaria. Lo mismo puede afirmarse de Roberto Faenza, por haber sabido transmitir, no obstante las dificultades que ofrece el lenguaje cinematográfico, todo el contenido humanista del mensaje de Tabucchi.
Ficha técnica
- Guión: Roberto Faenza, Sergio Vecchio, Antonio Tabucchi; basado en la novela de Antonio Tabucchi.
Música: Ennio Morricone.
Fotografía: Blasco Giurato.
Reparto:
- Marcello Mastroianni (Pereira).
- Stefano Dionisi (Monteiro Rossi).
- Daniel Auteuil (doctor Cardoso).
- Nicoletta Braschi (Marta).
- Joaquim de Almeida (Manuel).
- Marthe Keller (señora Delgado).
Idioma original: Portugués.
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Subtítulos: castellano (subdivx)
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