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Nueve días de un año (Mijaíl Romm, 1962)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Nueve días de un año
Devyat dney odnogo goda / Девять дней одного года
Mikhail Romm (URSS, 1962) [B/N, 111 min]

Portada
IMDb
(Wikipedia | Filmaffinity)


Sinopsis:

    La acción de este drama intelectual se desarrolla en los sesenta. Dos jóvenes científicos nucleares, Gusev y Kulikov, viejos amigos, están enamorados de la misma mujer. En el transcurso de sus experimentos, Gusev recibe una dosis fatal de radiación. A pesar de los advertencias de los médicos, el científico no cesa en su empeño por hallar la verdad, incluso sabiendo que sus días están contados.

    The action of this intellectual drama takes place in the 1960s. Two young nuclear scientists – the possessed experimentator Gusev and the skeptical theoretician-physicist Kulikov – are old friends, both in love with the same girl, Lyolia. In the course of his scientific experiments, Gusev gets a possibly fatal dose of radiation. Despite the doctors’ warnings of life-threatening danger, the scientist wouldn’t stop his quest for the truth, although his days may be numbered…Starring in the principal roles were the most prominent Russian actors Innokenty Smoktunovsky and Alexei Batalov

Quatermain80, en "El año que experimentamos peligrosamente", en Filmaffinity, el 13 de abril de 2014, escribió:Muy pocos aficionados habrán visto películas de Mikhail Romm, cineasta soviético poco conocido, quizá porque su obra transcurrió entre dos generaciones mucho más populares (la anterior sería la de Eisenstein, Pudovkin, Dovjenko, etc, y la posterior la de Tarkovsky, Klimov, Abuladze y demás), mientras que la suya -de la que formarían parte realizadores como Bondarchuk, Kalatozov o Kozintsev- desarrolló su cine en las más restrictivas condiciones de la última etapa estalinista. Lo cierto es que Romm ejemplifica bastante bien la transición entre las dos mencionadas generaciones, pues precisamente con esta película plasmaría su intención de abrirse a las formas narrativas y dramáticas que ya estaban comenzando a experimentarse en las nuevas corrientes cinematográficas europeas, los llamados "nuevos cines" ("Nouvelle Vague", "Free Cinema", etc). De hecho, el que la URSS tuviera una brillante generación de realizadores innovadores se debe, en parte, al impulso de Romm, que fue profesor de gran parte de ellos en el VGIK (el Instituto Pansoviético de Cine).

Este filme aborda la historia de Dimitri Gusev, un físico nuclear fatalmente afectado por las radiaciones, a lo largo de un año, pero con la peculiaridad narrativa de que todo este período temporal se condensa y divide en nueve días concretos, los cuales ejemplifican sus decisiones vitales, así como las de los que le rodean, singularmente su esposa Lyolya y su amigo Ilya, ambos también físicos nucleares; los tres conforman un peculiar triángulo caracterizado por ciertos equívocos afectivos, pero a su manera todos serán leales entre sí. El guión reparte su interés entre los experimentos científicos y el ambiente en que se desarrollan -un Instituto de Física Nuclear plagado de personajes curiosos, que son observados bajo una óptica humorística- y la vida íntima de Gusev y su entorno. Llama la atención el retrato que se hace de la élite científica, que se expresa libremente acerca de temas e inquietudes poco habituales hasta entonces en el cine soviético, y sobre todo el acertado tono humorístico, tanto aplicado a los personajes como a las situaciones, lo que no impide retratar el empeño y el sacrificio -no pocas veces mortal- con el que desempeñan sus investigaciones.

En mi opinión, aunque ambas perspectivas destacadas desde el guión son interesantes, su desarrollo resulta algo desigual, y en ocasiones resulta difícil encontrar nexos de unión entre ambas, lo que dificulta un tanto la eficacia narrativa del filme. No obstante, estos defectos resultan compensados por los diálogos y situaciones en los que se acentúa el humor o la comicidad, como esa comida de celebración en la que se reúnen todos los científicos y que resulta francamente divertida y original, o los estrambóticos debates que se establecen entre los personajes, que más allá de su componente humorístico expresan interesantes cuestiones en torno a la ética científica.

La realización de Romm, estructurada en nueve fragmentos -tantos como días, aunque de diferente duración-, destaca por su dominio del espacio, aprovechando a la perfección las posibilidades que le proporcionaba el rodaje en los laboratorios, plagados de salas alternativamente inmensas o atestadas de instrumentos, así como de largos corredores. Esto se percibe en la profundidad de campo, los ángulos (con acusados contrapicados) y la fotografía (que opta por el realismo), pero sobre todo en la brillantez de los desplazamientos de cámara, destacando los excelentes travellings (acompañando a los personajes por los pasillos); también son muy notables las secuencias corales, en las que el montaje resulta ágil y eficaz, acentuando el humor de las situaciones.

Las interpretaciones del trío protagonista son muy correctas, aunque yo destacaría la de Innokentiy Smoktunovskiy como el escéptico Ilya, que clava su personaje, dotándolo de especial encanto. Mención aparte para la amplia nómina de secundarios, gozando muchos de ellos de momentos ingeniosos y cómicos, tal vez lo mejor de la cinta (como el empecinado científico del comienzo, el corrosivo doctor, la pareja de físicos que debaten acerca de la utilidad de la guerra para el conocimiento científico, etc.).

En conclusión una interesante película, desarrollada en un ámbito no excesivamente frecuentado en el cine -el científico-, el cual es mostrado desde una perspectiva tan admirativa como humorística, acierto principal de este realizador, que merece ser rescatado del olvido.


Ficha técnica

    Guión: Mikhail Romm, Daniil Khrabrovitsky.
    Música: Dzhon Ter-Tatevosyan.
    Fotografía: German Lavrov.
    Productora: Mosfilm.

Reparto:

  • Aleksei Batalov (Dmitri Gusev).
  • Innokenti Smoktunovsky (Ilya Kulikov).
  • Tatyana Lavrova (Lyolya).
  • Nikolai Plotnikov (profesor Sintsov).
  • Sergei Blinnikov.
  • Evgeni Evstigneev.
  • Mikhail Kozakov.
  • Valentin Nikulin.
  • Pavel Shpringfeld.
  • Aleksandr Pelevin.

Premios:

    Mejor película en el Festival Internacional Karlovy Vary (1962).

Idioma original: Ruso.





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Datos técnicos:

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"No podrías haber nacido en otra época mejor que ésta, en la que todo se ha perdido"
Simone Weil

Muchas gracias, muy buena propuesta. ;)

Me la llevo...gracias
A volaaaaaaaaaar :lol:

un abrazo

En esta película se defiende nada menos que la importancia esencial de la energía atómica para garantizar el triunfo del comunismo. La energía abundante que proporcionaría supondría el sueño de la abundancia que se daría en el comunismo, según lo soñado por Marx.

Merece la pena ser vista, aunque solo sea para ver cuanto han cambiado las cosas desde 1962.

kanewelles escribió:En esta película se defiende nada menos que la importancia esencial de la energía atómica para garantizar el triunfo del comunismo. La energía abundante que proporcionaría supondría el sueño de la abundancia que se daría en el comunismo, según lo soñado por Marx.

Merece la pena ser vista, aunque solo sea para ver cuanto han cambiado las cosas desde 1962.

Y es que ha llovido mucho. Chernobyl, ahora Japón, pero también un mayor conocimiento de todas las propiedades nocivas de los residuos nucleares (antes se podían tirar al mar alegremente). Es evidente que cuando lees/ves algo anterior a los años 80 la energía nuclear es el futuro. Yo ahora con el especial de ciencia-ficción lo estoy viendo de primera mano. El caso es que nuestro conocimiento de la realidad ha avanzado, y sabemos ya que ser la primera potencia nuclear del mundo, ni salvó a la URSS, ni ha salvado el socialismo chino, ni salvará el comunismo nunca (ni al capitalismo) porque su evolución y desarrollo no ha logrado remediar sus indudables fallos.

Ahora la promesa de la abundancia (gratis, sin contaminar y sin que requiera constante compra de materia de ningún tipo) es la "energía verde". De todos los tipos. Y no sé si acabaremos por descubrir una gran nocividad a estos modelos, pero de momento me parece mucho más "socialista" obtener energía del viento que del petróleo, el carbón o el uranio, ¿no?
Cada duda es una bala, una barricada en cada respuesta
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