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Killer of sheep (Charles Burnett, 1977)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Killer of sheep
Charles Burnett (EE.UU. de América, 1977) [80 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    Stan es un hombre común, un trabajador negro de un matadero de Los Ángeles, con una vida llena de dificultades y contradicciones en su ámbito social y familiar. Film grabado durante varios fines de semana, a lo largo de varios años.

Alfredo Moreno, en 39 Escalones, el 29 de abril de 2007, escribió:[...] Cómo tardar tres décadas en estrenar un clásico

Un suburbio de Los Ángeles habitado por negros de clase trabajadora. Un padre de familia alienado por su rutina laboral en un matadero. Jóvenes que roban televisores sin pistolas en el bolsillo. Niños que juegan en descampados sucios, pero aún inocentes. Camaradería entre vecinos sin recursos. Tentaciones de saltar al otro lado de la ley. Un mundo de realidades tristes con ventanas a la ternura poética en el que aún no existía, en toda su crudeza, ese universo que alimenta las letras del hip-hop. Era 1977 y Charles Burnett, estudiante de raza negra de la University of California Los Angeles (UCLA), capturaba con su cámara de 16 milímetros y un puñado de actores principiantes la vida en el suburbio de Watts.

Su película "Killer of sheep", de ficción, pero con elementos robados al documental, era su tesis doctoral, pero, en plena era de la blackxploitation, cuando apenas había negros detrás de las cámaras dispuestos a hacer denuncia social, se convirtió en un filme de culto que comenzó a ser mostrado en universidades y festivales. En 1990, un año después de que la Biblioteca del Congreso creara el National Film Registry, "Killer of sheep" entró entre las primeras 50 películas seleccionadas, junto a El Padrino y Eva al desnudo.

Pero su poderosa banda sonora, cargada de la melancolía de clásicos de Dinah Washington, George Gershwin o Louis Armstrong, se convirtió en un pesado ladrillo que mantuvo el filme alejado de las taquillas durante 30 años. Hasta la pasada semana, cuando la pequeña distribuidora Milestone, especializada en clásicos y cine independiente, consiguió estrenarla en el IFC Center de Nueva York, pariente del Sundance Institute, provocando una auténtica peregrinación de cinéfilos ávidos por ver el clásico restaurado e hinchado a 35 milímetros. "Burnett era todavía un estudiante, pero su película demuestra que ya entonces tenía la visión de un artista maduro. Retrata la realidad de una comunidad empobrecida pero también sabe encontrar en ella belleza y ternura", explicó Ross Lipman, encargado de restaurar el filme en el UCLA Film and Television Archive.

Este especialista, por cuyas manos han pasado entre otras Shadows y Faces de Cassavettes, puso especial cuidado en preservar "ese aire algo sucio y callejero de una película de bajo presupuesto, para que no parezca La guerra de las galaxias". Lipman trabajó con Burnett en el hinchado a 35 milímetros y aprovechó para sugerirle que volviera al barrio de Watts e hiciera una segunda parte. "Pero Burnett no quiere. Asegura que ahora esa comunidad ya no existe. Todo ha sido barrido por el crack y la violencia. Sería demasiado deprimente".

Lipman fue quien avisó a Dennis Doros, fundador junto a Amy Heller de Milestone, de que la película estaba siendo restaurada en UCLA. "Dennis la había visto hacía 20 años en la universidad y sabía que era una joya. Nos ha costado siete años y 112.000 euros conseguir los derechos sobre la música [han tenido que eliminar una canción, Unforgettable, de Dinah Washington], pero es una película que había que distribuir", manifestó Heller. El director y productor Steven Soderbergh también ayudó. "Nos dio un cheque cargado de ceros para pagar por la música", dice Heller. "Es otro amante del buen cine".


Ficha técnica

    Guión: Charles Burnett.
    Fotografía: Charles Burnett.
    Productora: Milestone Films.

Reparto:

    Henry G. Sanders, Kaycee Moore, Charles Bracy, Angela Burnett, Eugene Cherry, Jack Drummond...

Idioma original: Inglés.





DVDRip VO - AVI
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Datos técnicos:

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En 1982 la XXVII edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid dedicó un ciclo al “cine independiente americano” (1). Entre las películas programadas estaba “Killer of Sheep”. Charles Burnett dio las siguientes respuestas al cuestionario para el catálogo de la muestra (2).

Biografía

Nací el 13 de abril de 1944 en Vicksburg (Mississippi), pero fui al colegio en Los Angeles, California. Mi padre estaba en el ejército, y mi madre trabajaba en un hospital. Fui a una escuela donde estudie electrónica. Posteriormente, fui a la UCLA, donde consegui un B.A. y un M.F.A. (equivalentes aproximados a licenciatura y doctorado) en cine. El cine no me interesó hasta que tuve cerca de 23 años. Solia ir al cine y recibí muchas clases de escritura creativa. En aquella época, 1965, el cine estaba practicamente cerrado a las minorias. Basil Wright, el documentalista, era profesor en UCLA cuando estudiaba allí, y fue el que realmente me hizo ver las cosas de otra manera. Trabaje en un montón de películas de prácticas en UCLA. Cuando se trabaja en la película de otro estudiante es cuando realmente se aprenden los aspectos técnicos.

Influencias

Joris Ivens, Ousmane Sembene, Charlie Chaplin, etc. Me gustaba Herman Hesse, y gente como Puskhin, Dostoievski y Langston Hughes, por ejemplo, como escritores y cineastas respectivamente. En cuanto a pintura, el que sobresale más en mi opinión es van Gogh. Georg Lukács en la teoría.

Sucesos vitales que pueden haber influido en su carrera

Creo que reconciliarme con el pasado y comprender las luchas de la gente más mayor.

Proceso de creación de la película, planes para el futuro…

”Killer of sheep” era una historia construida por mí, sin embargo, los hechos que hay en la historia fueron tomados de situaciones reales y puestos en esta forma, cine, para darles algún tipo de sentido. Conozco a estas personas y quería hacer una película con la que pudieran identificarse. Creo que mi sentido de la música, la forma como los negros cantan y dan sentido a sus vidas en el blues y en la iglesia. Empiezo escribiendo un guión completo, muy detallado. Todos los planos están diseñados. Esto es para ahorrar dinero. Me interesa la gente que expresa sus sentimientos más profundos en una especie de contexto moral. Mi película costó 10.000 dólares, el 99 por ciento de los cuales vinieron de mi trabajo cotidiano. El rodaje se hizo en fines de semana a lo largo de casi todo un año. No pague a los actores, todos eran amigos míos.
Mi película no tiene distribuidor. Es distribuida en Europa, y ha sido comprada por la televisión alemana y Channel Four en Inglaterra. No puedo vivir de mis películas. Tengo un trabajo que me mantiene a flote.

Empecé haciendo películas en 8 mm en UCLA. La gente no se cree que eres un cineasta si no trabajas en 16 mm o 35 mm. Los laboratorios para 8 mm, aquí, no son muy buenos. Me gusta el 16 mm y el 35 mm para conseguir una mejor calidad de imagen.

No creo que mi película fuera bien con un gran distribuidor. Aunque sea un largometraje es una película pequeña, artística, no para el gran público. Para mí, es mejor formar parte de una organización, puesto que no soy un hombre de negocios y puesto que tratar de distribuir tu película te exigiría una dedicación absoluta.

Estoy preparando el rodaje de mi próxima película, "My Brother’s Wedding", en 35 mm y color. Al pensar en términos de 35 mm y color, tengo, por supuesto, que ser consciente de la composición y del efecto del color. En esta película no quiero demasiado color. No soy demasiado partidario del vídeo. Es barato hasta que llega el momento de hacer la edición.


Se publicó también un texto en el que Burnett se extendía más.

Nací el 13 de abril de 1944 en Vicksburg (Mississippi). Mississippi es un estado del sur y ahora es más liberal que el norte en muchos sentidos. Mis padres nacieron también en este lugar; sin embargo, mi experiencia en cierta forma es de segunda mano, porque mis padres y yo abandonamos el sur casi inmediatamente después de nacer yo, y nos fuimos a California, como hicieron otras muchas familias.
Mucha gente de color se trasladó a diferentes áreas como Chicago, Detroit, Nueva York, y otras ciudades que necesitaban con desesperación llenar el vacío creado por los hombres que se fueron a la guerra, y porque la industria necesitaba cubrir puestos de trabajo, los llenaban a base de gente de las minorías y de mujeres, creando así nuevas oportunidades de trabajo. Nos vinimos a california siguiendo a mi padre, que estaba en el ejército. En esa época, nadie en Los Angeles era nativo de California, todos parecían haber venido de otros lugares. Vivíamos en un carromato. Cada familia se duplicaba o triplicaba, viviendo en un espacio que en realidad sólo podía acomodar a dos personas. Nos trasladamos al este de Los Angeles cuando parecía lo que realmente podemos llamar una mescolanza. Estaba formado por diferentes grupos étnicos. La segunda guerra mundial había finalizado y la gente hacía dinero vendiendo inmuebles. La gasolina y la comida todavía eran baratas.
Justo cuando yo estaba estudiando español, nos trasladamos a la parte sur del centro de Los Angeles, que empezaba a ser el escenario de las revueltas. En los primeros años 50, Los Angeles todavía estaba dividido por barreras raciales. Los blancos estaban a un lado de la calle, y los negros y mejicanos al otro. Entonces los blancos se alejaron. Los colegios eran separados. Por alguna extraña razón, el departamento de policía reclutó ex militares y hombres blancos del sur y los situó en la comunidad negra, esto contribuyo enormemente a las revueltas y al sentimiento antipolicial. Los colegios eran separados y los profesores te hacían saber que su única función era actuar como niñeras y mantenerte fuera de las calles hasta que tus padres o tu padre volviera a casa de algún trabajo mal pagado.
Todo esto es para sacar a relucir el hecho de que desarrollarse en estas circunstancias es lo que hace que se tenga una estética diferente y que se mire la vida de forma distinta.
Se me ordenó que me olvidara de querer ser algo, ¿puede una rana convertirse en un rey?, etc. Uno de los problemas que tenían las instituciones era que ayudaban a perpetuar el racismo. Tanto la policía como el sistema escolar te miraban como si fueses un objeto inservible, un peso muerto de la sociedad mano de obra barata, etc. Ah… podías hacerte boxeador o servir para cualquier forma de entretenimiento. Todo menos ser una figura distinguida, como Booker T. Washington, W.E.B. de Bois, o incluso el doctor Ralph Bunche. La historia negra no existía, en otras palabras, nosotros, las minorías, no teníamos pasado; esto te producía un estado de confusión y querías saber quien eras realmente, y lo terrible era que la relación con el mundo y la humanidad, que es lo que te define, te era denegada. Se nos robó la cultura, las formas de expresar y comunicar tus sentimientos más profundos, corazón y lágrimas. Cualquier trabajo artístico que realizaras era mirado despectivamente como algo inferior.
La principal guarida de la cultura negra ha sido la Iglesia, sin embargo, sufrió graves ataques durante los años sesenta por parte de los negros nacionalistas, los intelectuales y los desarraigados que se metían con ella, cuando estaba de moda dejar de lado cualquier cosa que se refiera a la cultura occidental, excepto el coche y la tarjeta de crédito. Hubo un tiempo en el cual todo lo negro era bello. Dios era negro, pero la cristiandad era simplemente otro medio de mantenerte en la esclavitud.
Comparativamente hablando, cuando yo crecía, no había mucha violencia en la comunidad negra, puesto que estaba interiorizada, y cuando entrabas en una pelea, había un sentido de limitación. Ahora, las comunidades pobres sufren con los chicos que crecen viendo crimen tras crimen en la televisión y tomando las drogas más exóticas, dando lugar a una comunidad donde cada uno se encierra en sí mismo tras ventanas y puertas enrejadas, con temor a salir fuera por miedo a que atenten contra tu vida o tu propiedad.
Ahora os podéis dar cuenta de por qué, cuando fui a la escuela de cine de la universidad de UCLA, me encontraba fuera de lugar. No estaba preparado para esa clase de sociedad libre. Veía el mundo y, en particular, las películas hechas en UCLA durante estos años, desde mi propio ostracismo. Tanto su forma como su contenido me resultaban muy ajenos. He tenido otros asuntos importantes en mi vida, todos mis amigos murieron, bien en la guerra de Vietnam, bien en robos, bien a base de drogas, y los que no lo están pasando fatal en su intento de sobrevivir. De alguna manera me siento obligado con ellos. He intentado entender las condiciones de aquella situación que acabó con tantos de los nuestros, y, volviendo la vista atrás, veo el orgullo y la valentía que mostraron mis padres mientras sufrían todas aquellas penalidades. UCLA, en sus comienzos, no tenía ningún curso sobre películas del Tercer Mundo; cuando hubo suficientes minorías que empezaron a asistir a la escuela de cine, pedimos películas más relevantes. Durante la guerra de Vietnam había desórdenes en el campus, y era la clase media, así es como se les llamaba, quien gastaba bromas sobre una revolución de 9 a 5. UCLA está situada en una de las zonas más ricas de California y las revueltas tenían lugar en el campus, así los chicos que vivían cerca podían cruzar la calle y manifestarse durante ocho horas y después volver a casa a tiempo para tomar la cena de las ocho.
Aun cuando UCLA era una escuela de cine, pienso que fracasó en su intento de hacerle saber a uno la verdadera historia del cine. Nunca se mencionó que muy al principio hubo realizadores de cine negros, mucho antes que Oscar Michaux, Noble y Spencer Williams. Hay un archivo completo de películas americanas hechas por negros en los años 40, que nadie tiene la suerte de poder ver. Oscar Michaux, por ejemplo, debería figurar en todos los libros sobre historia del cine debido al número de películas que realizó y al método como las produjo. Sin embargo, el escritor tiende a dividir la historia y a ignorar algunas de sus partes. Para aprender algo sobre los realizadores de cine negro tienes que acudir a algunas fuentes aisladas. Estos realizadores hacían películas que trataban sobre la raza negra como una colectividad. Por ejemplo, para los negros que se identificaban de forma más plena con los blancos, el color y la clase eran factores importantes. Cuanto más clara era tu piel, mejor te aceptaban y te consideraban más guapo. Existía entonces una estética negra o como quieras llamarlo, ya que estas películas estaban al margen de la corriente general. Ahora vuelve a aparecer la idea de la estética negra. Sólo puedo hablar de forma personal, ya que no existe un consenso en cuanto a películas negras se refiere, o en cuanto a las diferencias de sensibilidad de cada uno de nosotros. Creo que la mayoría de los artistas aspiran a formar parte de la clase media (artistas negros), y en el libro de E. Franklin sobre la clase media negra, se sugiere la idea de que renuncian a conocer su pasado cultural, su importancia y su falta de identidad respecto a la corriente general o las raíces más fundamentales de la cultura negra. Desgraciadamente la clase media, que resulta ser la que está más organizada, se ve casi siempre manipulada en cuanto a valores y demás. Sé que mi punto de vista depende y dependerá siempre de la experiencia concreta de la raza negra. Creo que es una tragedia el hecho de que cuando uno tiene la oportunidad de desvelar diversos aspectos de la condición humana tal y como la experimentamos, fracase y cometa un error. El mundo no puede llegar a ser una colectividad a no ser que se demuestre su totalidad.
Tengo que volver a gente como Georg Lukács y su “Teoría de la novela” y sus otros libros como “La novela histórica”, e Ian Watts y sus trabajos. El artista del que más cerca me siento es van Gogh. He leído casi todas sus cartas. Hay mucha gente, en particular los novelistas rusos, con la que me identifico enormemente. En cuanto a películas, me gustan las antiguas, los clásicos y las películas del Tercer Mundo.
La situación de los independientes es tal, en los Estados Unidos, que no puedo imaginar que nadie viva de su cine. El 90 por 100 de las películas independientes no salen de sus latas o del laboratorio. De acuerdo, acabas la película, la exhibes después de encontrar un distribuidor que sea honrado. Es raro que recuperes tu dinero. La televisión no es una salida, a no ser que puedas llegar a un acuerdo con televisiones europeas y conseguir una coproducción para tu próxima película. Tus posibilidades de ser independiente tienen una vida muy corta. Para los cineastas negros el caso es aún peor, tienes que cambiar tu escala de valores, llegar a compromisos con la historia. Me dijeron que vendería mi guión si cambiaba mis actores negros por blancos, y que nadie está interesado en ver ideas negras en una pantalla y que las películas de negros no funcionan bien en Europa. Conseguir fondos para una película de negros es como sacarte las muelas, una experiencia dolorosa. Pasado un tiempo, empiezas a dudar de ti mismo como artista y de tu propio valor. Creo que la mayoría de los realizadores negros se niegan a reconocer el hecho de que lo son y de que uno no puede ser simplemente un “cineasta”, negándose a reconocer igualmente el significado político del término y sus implicaciones. No se dan cuenta de que si han llegado a su situación actual es gracias a sus numerosos predecesores. Un cineasta no está fuera de su contexto histórico, no es independiente de la historia. Decir que soy un cineasta negro significa, para mí, que conozco quien soy y el tema de mis películas.
Cuando adquirí mi B.A. y mi M.F.A. (licenciatura y doctorado) en cine, los negros estaban sin sindicar. Si conseguías un trabajo era porque el gobierno decía que los negros debían asociarse de alguna forma en la producción de una película. Me hice a la idea de que si tenía que aceptar como una persona con algún talento, y con algo que aportar a la experiencia americana, me secaría como una hoja en un árbol muerto.
Como mencione anteriormente, Noble Johnson que tenía su propia compañía cinematográfica, Lincoln Pictures en 1916, junto al libro y película de Oscar Michaux en 1937, hacían pensar que existía una continuidad en los realizadores negros; la razón por la que no existe es que uno no puede ver “Scar of Shame”, de 1927, “Body and soul”, de 1924, y “God’s Step Children”, de 1938. Cualquiera podría decirte que nunca hubo un movimiento cinematográfico negro en los Estados Unidos, y los jóvenes realizadores de cine negro se creen que son los pioneros porque debido a las razones que sea esa parte de la historia americana nunca se les enseñó. Si le preguntas a alguien quien es Paul Robertson y si han visto sus películas o si les dices que Langston Hughes intentó hacer una película sobre una de las novelas de Richard Wrights, te encontrarás con esa mirada fija que quiere decir que no saben nada del pasado. Ah, eso sí, pueden decirte quien hizo “Star Wars”. Lo que es fundamental no se toma en serio. Por si alguien no supiera quién es Paul Robertson, y no conociera la lucha que mantuvo tratando de crear una imagen sana de la raza negra, intentando dar dignidad a quienes somos negros, un hombre conocido y reconocido internacionalmente como un gran portavoz de los derechos humanos, diré que saber que existió un hombre así debe inspirarnos la suficiente valentía como para al menos ser sinceros con nuestras convicciones. En mi película “Killer of Sheep” utilice la música “Going Home”, que es una parte de la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, cantada por Paul Robertson. También utilice la canción “What is America to me”, que fue la canción que él cantó en el Carneggie Hall. Pensé que podría ser muy irónico utilizar esta música mostrando lo que él sufrió en los Estados Unidos.
Parece que aumenta el interés por las películas americanas de negros, parece que el interés es tanto artístico como social, y que viene de Europa. En distintos festivales internacionales de cine ha habido una sección con películas americanas de negros. Ha habido interés en estas películas en uno de los mayores festivales de Estados Unidos. Los éxitos del Festival de los Tres Continentes, la muestra de cine negro realizada en Paris, el festival de cine de Berlín, el festival de cine negro de Amsterdam y el de Gante en Bélgica llegaron a impulsar la producción de este tipo de cine en mi país. La prensa de los Estados Unidos ha fracasado en su omisión del éxito del movimiento. Es como los Blues y el Jazz hace años, cuando eran reconocidos en Europa antes que aquí como una forma de arte. Creo que cuando Ard Hesseling, de Amsterdam, empezó a venir buscando películas de negros, descubrió que había realizadores de cine negros por todas partes, con una u otra clase de películas y que, a veces, estos realizadores vivían cerca los unos de los otros y nunca habían llegado a conocerse. Fue esta investigación realizada por gente como Ard Hesseling y Oliver Franklin la que hizo posible el pensar en un movimiento de verdad. Empiezas a darte cuenta de que estás situado en un amplio contexto.


Cuando fue esa edición del festival yo era pequeño, pero desde que leí estos textos había querido ver "Killer of sheep", así que es para mí muy grato que esté en la red -además, baja muy deprisa-. De Burnett se ha estrenado en España -en los primeros noventa, si la memoria no me falla- la película "Nunca te acuestes enfadado"; tengo un recuerdo vago sobre esta película, donde las creencias animistas que conservan las comunidades negras de E.U.A. jugaban un papel importante -pero que cuando ví la película se me escapaba-. También se distribuye en DVD Entre lo sagrado y lo profano, que forma parte de la serie patrocinada por Martin Scorsese sobre la música negra.

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(1) Entre otras cosas, el ciclo permitió ver, quizás por primera vez en España, las primeras películas de Jim Jarmusch y John Sayles, cuando éstas eran algo tan bizarro como otras de las películas que se programaron. Por cierto, algunos críticos españoles de mucha audiencia parecen no saber que "Permanent Vacations" y "The return of the secaucus seven" -las primeras películas en cuestión- existen, y ponen como inicio de las carreras de estos directores otras películas más conocidas.

(2) Cine independiente americano : una introducción / Fernando Herrero y José Ignacio Fernández Bourgon. - 1982, ediciones de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.

"Namibia, la lucha por la liberación", de Charles Burnett, es una de las películas programadas en la inminente edición del Festival de Cine Africano de Tarifa.


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