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B (David Ilundain, 2015)

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B (David Ilundain, 2015)

Nota Lun Nov 16, 2015 4:13 pm
B
David Ilundain (España, 2015) [78 min]

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IMDb
(filmaffinity)


Sinopsis:


Comentario personal:

    Desde el colectivo RebeldeMule apostamos por otro modelo de financiación y distribución de materiales culturales, es por eso que fomentamos las nuevas vías de mecenazgo, crowdfunding o como se quiera llamar. Estas vías rebasan el criterio comercial de los productores y la previsible censura a la que son sometidos este tipo de materiales; con este modelo se financia, por ejemplo, la radio Carne Cruda y la revista Orgullo y Satisfacción. En este caso concreto, tenemos entre manos un trabajo excelente, con una clara voluntad política tanto en la temática de la película como en el modelo de comercialización, por lo que recomendamos seguir financiando estos trabajos, mantener activos estos equipos profesionales y que nunca más la industria pueda cancelar un programa, censurar una portada o bloquear el rodaje de una película.

David Ilundain, aquí, escribió:En 2014, fui a ver Ruz-Bárcenas al Teatro del Barrio, una cooperativa de Lavapiés, Madrid. Aluciné. Jordi Casanovas había usado la transcripción literal de la declaración de Bárcenas ante Ruz como texto teatral. Y Alberto San Juan había conseguido el milagro de que aquello fuera un éxito y que te despertara interés y emoción. Pedro Casablanc (Bárcenas) y Manolo Solo (Ruz) te ponían de frente ante el duelo de interpretación más difícil que he visto en mucho tiempo.

Así que allí fui yo, novato, a decirles que me parecía un trabajo enorme y que podíamos llevarlo al cine. Confiaron en mí con generosidad, y aquí estamos. También fue un milagro hacer la película con tan pocos recursos, apoyados en el micromecenazgo de 596 personas que apostaron por nosotros, sin televisiones ni ayudas públicas. Con trabajo. Y con la verdad.

La película ha estado seis semanas en cartelera, y créanme, hoy en día, es una heroicidad. Seguimos "de gira" con ella por ciudades a las que no llegó comercialmente. Haciendo coloquios. Viendo las caras de estupor del público. Viendo sus ganas de hablar. Las mismas que tuve yo con mis amigos al verla en el teatro.

Pedro Casablanc y Manolo Solo están de Goya. Y no lo digo yo, lo dice la crítica. Esta no es una historia basada en hechos reales. Es una historia real. Es la fotografía de lo que Bárcenas dijo aquel 13 de julio a Ruz. Aunque hayan oído hablar de ello, se sorprenderán. ¿La verdad no cambia nada? Eso dijo Berlusconi al ser condenado por primera vez. El primer paso es conocerla.

Ahora sólo hay que darle al play. Ahora o esta noche, o cuando le apetezca. Gracias al Huffington por entender que sus lectores quieren la verdad para sacar sus propias conclusiones. Cojan palomitas: aunque parezca mentira, se reirán. PLAY.

Juan Carlos Rivas Fraile, en "Luz y taquígrafos sobre la indecencia", en Mundo Obrero, el 13 de noviembre de 2015, escribió:597 “mecenas”, cuyos nombres figuran en los créditos finales, ayudaron a que una pequeña obra montada y dirigida por Alberto San Juan en el Teatro del Barrio de Madrid se convirtiera en una pequeña gran película, de las que consiguen abrirse paso en la jungla de las salas con un puñado de copias y sobreviven algún tiempo a los embates de un cine adocenado en poderosa competencia. El dramaturgo Jordi Casanovas había renunciado a cualquier aparato escenográfico y situó a sus dos actores, gigantes en un espacio virtualmente vacío, cara a cara con una transcripción sumarial por único libreto y herramienta dramática. Manolo Solo, como el juez Ruz y Pedro Casablanc personificando al encausado Bárcenas, el extesorero de un partido corrompido hasta la médula, se enfrentaban en un diálogo en el que el lenguaje burocrático y técnico perdía sus contornos oscuros y se tornaba milagrosamente en alegoría de la podredumbre, en reconocimiento límpido de la depravación, en confesión a las claras del envilecimiento político no castigado ni por las urnas ni por el sistema judicial.

Gracias a aquella campaña de micromecenazgo David Ilundain ha trasladado a la pantalla la palabra y el gesto de los actores principales y les ha arropado con algunos otros que estaban ausentes sobre las tablas. Fiscal del Estado, abogados defensores y de la acusación, secretaria, técnico de la grabación… en síntesis aportan sólo –en apariencia- algunas pinceladas con las que decorar una sala reducida a la máxima abstracción en la pieza teatral y algunas líneas de diálogo añadidas que enriquecen la dialéctica de la sociedad contra el acusado, pero sobre todo empañan y atenúan el carácter mítico del enfrentamiento entre el bien y el mal encarnados en el juez y el reo que adquiría la obra teatral.

Con estas mínimas diferencias visuales y argumentales el personaje de Bárcenas agranda sus dimensiones y el ímprobo trabajo de Pedro Casablanc brilla aún con más fuerza. Bárcenas es un villano arrogante que adoptando la pose de quien hasta hace nada era poderoso y se sentía intocable admite con descaro haber mentido en su primera declaración (estamos en julio de 2013 y su salida del juzgado le devuelve a la prisión de donde ha llegado) y se desdice sin ningún pudor de afirmaciones que ahora reconoce como falsas; es el hombre frío de memoria paquidérmica que va desgranando desmanes y tropelías cometidas por las máximas autoridades de su partido y de la nación, se siente herido por las amenazas sutilmente mafiosas proferidas por los abogados del PP, mensajeros de su camada política, y se muestra colérico al evocar el trato recibido de María Dolores Cospedal. Casablanc convierte a Bárcenas en un ángel del mal caído en desgracia y abandonado por su pérfido dios, una figura fascinante y odiosa, un lujo de personaje. Un lujo de interpretación. ¿Lo recordarán los académicos el próximo mes de febrero en la gala de los Goya?

Y David Ilundain proporciona al cine español algo de lo que anda tan escaso, un género tan infértil como imprescindible para la salud de una sociedad controlada y manipulada, el cine político. Un cine que no sólo habla de cuestiones de la máxima gravedad sino que se atreve a ponerle nombre y apellidos, arrebatando la máscara de la impostura a una clase política gobernante agazapada tras el control de los medios de comunicación públicos y el control de los mecanismos judiciales.


Ficha técnica

    Formato: Largometraje.
    Guión: Jordi Casanovas, David Ilundain.
    Fotografía: Ángel Amorós.
    Productora: Inicia Films.

Reparto:





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En cuartopoder se escribió:
Entrevista al director de ‘B, la película sobre los papeles de Bárcenas’

David Ilundain: “Si el día que habló Bárcenas no cayó el Gobierno, no lo va a tirar una película”



Ana V. Toscano

Cuarto Poder // 10 de abril de 2015




Cuatro candidaturas a los Premios Max de las Artes Escénicas (mejor espectáculo teatral, mejor actor protagonista y de reparto para Pedro Casablanc y Manolo Soto y mejor autoría teatral para Jordi Casanovas), no le han valido al director de cine y televisión David Ilundain para encontrar inversores que financien la adaptación cinematográfica de ‘Ruz-Bárcenas’, la obra basada en el segundo interrogatorio al que el juez de la Audiencia Nacional sometió el 15 de julio de 2013 al extesorero del PP y que aún se sigue representando en Madrid.

“Creo que un mal de este país es que la mayoría del dinero no circula ni en manos ni en cerebros especialmente democráticos”, apunta Ilundain, quien confía en poder rodar este “documental recreado” el próximo mes de mayo y estrenarlo, a ser posible, antes de las elecciones generales, gracias a ‘micromecenazgos’ ciudadanos. Hasta el 29 de abril, aquel que lo desee puede aportar desde 10 hasta 5.000 euros en la plataforma Verkami y contribuir a que B, la película sobre los papeles de Bárcenas se estrene en pantalla grande este otoño. Necesitan 50.000 euros, una cuarta parte de la fianza que consiguió reunir en 48 horas el extesorero para salir de la cárcel.


– Bárcenas está de moda entre los creadores. El último en elegirlo como personaje ha sido el caricaturista Ibáñez para su nuevo libro El tesorero. ¿Qué te sedujo a ti?

– Digamos que yo no lo elijo, sino que me sumo a un producto que ya existe y que es una función que dirige Alberto San Juan en el Teatro del Barrio y que impresiona muchísimo porque parece que estás viendo realmente a Bárcenas en la Audiencia Nacional y porque, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, da la sensación incluso de que lo que está narrando es algo que todos los que están en la sala saben. Es decir, que en cuanto al manejo del dinero en B, todos sabemos algo. Quien más o quien menos ha ido a comprarse un piso y el constructor le ha dicho: “mira, vale nueve, pero dame siete y dos son en B”. Lo que quiero decir es que también pasa cerca de nosotros y tampoco podemos hacernos los idiotas, porque hay muchos niveles de corrupción. Algunos, por cuestiones de auténtica supervivencia, con gente que está al límite de la pobreza.

Pero, evidentemente, Bárcenas se ha convertido en el icono de la corrupción en España. Supongo que a su pesar; porque no es el único, hay muchos más. Su declaración demuestra, además, que no se trata sólo de un señor corrupto, sino todo un sistema.


– ¿Tan difícil ha sido encontrar a un productor que invierta en la película como para tener que recurrir al crowdfunding?

– Nos ha resultado difícil pero tengo la esperanza de que ahora sea más fácil. Es decir, el crowdfunding no es la solución a todos los problemas, ni mucho menos; ni siquiera debería ser una forma de trabajar de manera claramente profesional, pero sí que puede ayudar a sacar la cabeza a toda la creación emergente en este país, que es muy poco meritocrático y donde es muy complicado acceder a los circuitos establecidos. En nuestro caso, nos está sirviendo para darle mucha visibilidad al proyecto.


– O sea, que el crowdfunding no es un fin en sí mismo.

– Es que, claro, como creador pasas un miedo absoluto cuando te planteas si lo que quieres hacer te interesa sólo a ti o a alguien más. Con esto contrastamos que hay mucha más gente interesada y que incluso está dispuesta a invertir algo de su dinero para sacarlo adelante. Evidentemente, con lo que consigamos, podremos arrancar y pagar una parte básica de logística, pero luego, evidentemente, tendremos que encontrar la financiación necesaria para pagar un sueldo razonable y para llegar a tener la película bien colocada. Queremos un estreno como se merece para que el público que esté interesado pueda verla y que el proyecto sea rentable, es decir, que podamos conseguir un mínimo beneficio que nos permita seguir haciendo proyectos parecidos.


– ¿Cuántos empresarios, productores o inversores os han dicho que no?

– No lo sé, no los he contado… [ríe]. Pero esto es normal, ¿eh? Tampoco queremos hacer victimismo. Cuando presentas un proyecto hay gente que te dice que sí y otra que no, y nunca sabes la razón exacta de por qué te han dicho una cosa u otra. Depende desde del tamaño del proyecto hasta de que te quieran imponer a determinados actores famosos… en fin, pero las razones por las que alguien no entra en un proyecto son siempre muy lícitas.

Lo que sí es cierto es que, si es por miedo, deberíamos ser capaces de superarlo. Porque está muy testado que cuando agarras una buena historia desde la realidad y le das una buena mirada cinematográfica, funciona. Lo saben los británicos; y los americanos, mucho más. Y aquí parece que no se pudiera. ¿Pero por qué no? No pasa nada. Si el día que Bárcenas dijo esto no cayó el Gobierno, no lo va a tirar una película, ¿no? Lo que queremos es mirarnos a nosotros y ver lo que pasa en los centros de poder.


– En España no hay costumbre de llevar al cine o al teatro temas espinosos de la actualidad. ¿Hay pocos valientes en la escena española?

– Yo no diría que hay pocos valientes, diría que somos lo que somos. Pero deberíamos ser mucho más si nos convenciéramos de que nuestra cultura es muy fuerte. Lo fue y debería seguir siéndolo. Además, hay que tener en cuenta que la cultura es también un sector económico que puede ser productivo y generar riqueza.

Creo que es un mal de este país que la mayoría del dinero no circula ni en manos ni en cerebros especialmente democráticos. Francia, por ejemplo, es un país bastante socialdemócrata, por decirlo de alguna manera; tiene un sistema muy fuerte de apoyo a la cultura y todos los franceses entienden que esto es algo muy importante. Existen otros modelos opuestos, como el británico o el anglosajón, que se mueven más por la filantropía o la inversión privada, pero que han conseguido igualmente que el sector cultural sea muy importante. Con ello consiguen que su visión del mundo y de su propia vida llegue a todo el mundo. Y eso no está en nuestra cabeza, pese a que España, como en el tema de las energías renovables, está en condiciones de ser una potencia mundial, sin ninguna duda. Pero, claro, para eso hay que regar ese ámbito, no ponerle freno y apoyarlo. Y no estoy hablando de la denostada subvención, sino de ponerse detrás de lo que ya está impulsado.


– Volviendo a la película, ¿le preocupa estrenar este documental recreado, como usted lo denomina, mientras la causa judicial contra Bárcenas sigue abierta?

– Lo primero y más importante es que la película no es un juicio paralelo. Ni lo es ni tiene ninguna intención de serlo. Hay un proceso judicial que respetamos absolutamente y cuyas conclusiones serán las que se consigan demostrar, o las que no estén prescritas o las que sea. Ahí no entramos. Pero, para el conjunto de la ciudadanía, para nosotros como espectadores y cineastas, lo importante es ver cómo se ha ido normalizando la corrupción y cómo eso, que ha sido y supongo que en buena parte seguirá siendo el modo de vida de círculos económicos muy potentes, al final lo pagamos todos. En ese sentido, ser un poco voyeur y poder asistir al interrogatorio de Bárcenas en primera persona es lo que queremos conseguir. Porque no es lo mismo que te lo cuenten, vía titulares por ejemplo, a que lo veas. El efecto no es el mismo. Así se convierte en algo emocional y personal, y espero que se convierta en una especie de vacuna también, porque alguna vez algo de esto pasa cerca de nosotros y conviene haber pensado sobre ello antes.


– ¿Cómo se han resumido cinco horas de interrogatorio en un guión cinematográfico de 85 minutos?

– Básicamente, hemos suprimido algunas intervenciones que nos parecían reiterativas. Hemos hecho un trabajo de ir a lo sintético y de tener en cuenta los tres actos narrativos para que la película funcione bien y la información llegue de la mejor manera al espectador. Pero todo el diálogo es literal. Para la estructura, sólo utilizamos como elementos narrativos las cámaras de vigilancia y algunas anécdotas muy buenas que ocurrieron durante el interrogatorio, pero prefiero no adelantar nada. En definitiva, se reproduce de alguna manera el microcosmos de lo que está pasando en la sala, donde hay 18 abogados, el fiscal, secretarios, policías, etc.


– ¿Crees que tu película servirá para cambiar algo?

– Bueno, todo sirve. Yo me sumo a Alberto San Juan cuando arranca el Teatro del Barrio con la idea de que la política no es ajena a todo lo demás y de que puede tratarse la cultura e incluso la fiesta desde un punto de vista político. Pero, ¿si servirá para algo? Pues será un granito de arena más. De todos modos, no tengo ninguna ambición en ese sentido. Tampoco creo que seamos algo demoledor. Pero las cosas tienen que cambiar porque si la corrupción se hace con el sistema de manera definitiva, ya no tendremos democracia. Será entonces esa cosa cien por cien mafiosa y podrida que hemos visto en películas como "Gomorra", donde no puedes ejercer de ciudadano. Y en esta pelea todos tenemos un papel y todos sumamos. La cultura, también.


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