La señora sin camelias (Michelangelo Antonioni, 1953) : Filmoteca de ficción

La señora sin camelias
La signora senza camelie
Michelangelo Antonioni (Italia, Francia; 1953) [B/N, 105 min]

Sinopsis:

Comentario personal:

Una de las aportaciones italianas al Plan Marshall es el canon de mujer mediterránea. No importa tu origen de clase, ser actriz de carrera o no, si entras en el molde el cine te refina y guarda una plaza en el ascensor social. Pero si das un traspiés... otro juguete roto por el capricho empresarial. El "traspiés" es contrariar al sujeto moderno: hombre, hetero, blanco, burgués.

Clara Manni (la actriz Lucía Bosé), en el guion, escribió:
Hemos fallado en todo, Gianni. Culpa tuya, culpa mía... No lo sé. Seguro que más mía que tuya. Llevamos meses trabajando en esta bella aventura. Me has involucrado en ella sin darme tiempo a reflexionar. Ese es tu sistema. Y aquí, aquí estamos, como dos extraños. ¡Peor! Porque a veces se es más sincero con un extraño. Siempre me he dejado persuadir por ti. Cuando me dijiste que viniera a Roma a hacer cine, cuando nos casamos, ¡cuando me obligaste a hacer esta película! Siempre he hecho lo que tú has querido. ¡Todo! [...] Puede que no me diera cuenta de que se ponía en movimiento una máquina implacable. O no he querido darme cuenta para no tener miedo.

Juan Poz, en “Ha muerto una estrella: "La señora sin camelias", de Michelangelo Antonioni”, en El Ojo Cosmológico, 11 de febrero de 2017, escribió:Una aportación, en el ámbito del cine, a la antropología de la vida de pareja o la terrible vida sentimental de una mujer en busca de su autonomía: "La señora sin camelias", de Antonioni, o la coacción impune del machismo. [...] un productor descubre por azar a una joven dependienta a quien consigue convertir en una estrella del cine popular que quiere explotar su contundente aura erótica, algo que enseguida agiganta los celos de quien, para tenerla más bajo su control, decide casarse con ella, sin que entre ellos se haya manifestado, hasta la propuesta, ante los ojos del espectador, ningún tipo de relación apasionada. Un estrepitoso fracaso comercial desata las hostilidades, que incluye la violencia física contra la mujer, y, a partir de ese momento, asistiremos a la descomposición del matrimonio, al fracaso de la carrera de productor del marido, lo que lo lleva al suicidio fallido y los intentos de liberación de la protagonista y la nueva dirección que quiere imprimir a su carrera cinematográfica, dedicándose a estudiar para convertirse en una verdadera actriz, al tiempo que va afianzando su relación sentimental con un joven diplomático que, en el momento de la verdad, comprometerse matrimonialmente con ella, flojea y la deja en la estacada. Es tortuoso y humillante el camino que recorre la protagonista después de alejarse de un marido celoso, explotador y violento para, en un final espléndido de la película, acabar pidiéndole trabajo en unas escenas rodadas en Cinecittà que son una auténtica joya cinematográfica, sobre todo por el baño de realidad, entre los figurantes que allí trabajan, que ha de sufrir la actriz no venida a menos, sino venida a nada, de ahí que, tras rechazarla el marido, se vea obligada, por la ley de la supervivencia, pues está arruinada, a aceptar un contrato para rodar películas B cargadas de erotismo y ningún interés narrativo. [...]

Dani Bernabé, en "‘Maggioratas’. Libido comunista y de andar por casa", en CTXT, el 1 de octubre de 2016, escribió:[...] En 1953, Bosè trabaja bajo la dirección de Antonioni en "La señora sin camelias", donde reproduce su propia vida: la de una empleada de un trabajo común que acaba encontrando el éxito artístico. A pesar de que la película muestra el proceloso interior del mundo del cine, el argumento pone en pantalla el sueño de miles de mujeres jóvenes en esos momentos. Las actrices eran modelo de lo posible, del ascenso social, de la oportunidad de huir de una vida predecible y de sustituir al novio por el galán. Pero no sólo.

Las maggioratas fueron una de las construcciones culturales más exitosas del cuerpo femenino, hasta el punto de constituirse en el imaginario colectivo mundial como el ideal de belleza mediterránea. Al pensar o tratar de representar a la mujer italiana, el referente era el de las actrices de estas películas. Los directores y productores no tenían capacidad de alterar biológicamente el cuerpo femenino, pero sí, mediante su selección visual, establecer el modelo. La diferencia con otros contextos fue que esa selección se aproximó a la realidad social que pretendía representar. Las mujeres de la pantalla y las mujeres del vecindario no eran tan distantes. Ni los directores requerían estrellas extranjeras, ni los productores se las podían permitir. [...]

Ficha técnica

Michelangelo Antonioni

Reparto: