Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931) : Filmoteca de ficción

Luces de la ciudad
City Lights
Charles Chaplin (EE.UU. de América, 1931) [81 min]

Sinopsis:

Albero Bedián Rodríguez, en Blog de Cine, el 3 de enero de 2008, escribió:Sin lugar a dudas, "Luces en la Ciudad" es una de las mejores películas de Charles Chaplin, donde otra vez apela a los sentimientos de la gente que ve este largometraje; en esta ocasión mostrándonos la relación que de manera accidental surge entre él y una joven que vende flores en una esquina de la ciudad; el detalle es que ella es invidente y poco a poco se enamora de la amabilidad que Charlot tiene para con ella.

Lo que me parece destacable de esta película es que Chaplin logra conjugar dos aspectos que considero que son difíciles de unir, se trata de la comedia y el romance. Además creo que con su gracia, logra captar la atención del público, a pesar de que en ese entonces era una gran desventaja poder transmitir un mensaje mediante una película que carecía de diálogos (audio) y que todo lo daba a entender por medio de la mímica, del lenguaje corporal que hoy en día es tan importante para todo buen artista.

Charles Chaplin reunía eso; en "Luces de la Ciudad" también se muestra una vez más, como en varios de los filmes de este gran actor, la constante lucha de clases en una sociedad tan dividida, pero en la cual el personaje interpretado por Chaplin, “Charlot”, logra salir adelante impulsado por el amor que siente hacia esta jovencita, a quien incluso ayuda a pagar la renta de la casa donde vive con tal de verla feliz.

Sin duda el momento cumbre es cuando Charlot se reencuentra con esta muchacha, a quien deja de ver un tiempo debido a que el huye de la policía, y ella la reconoce por medio del tacto. "Luces en la Ciudad" es sin duda una gran obra de este genio de la cinematografía mundial.

Jordi Batlle Caminal, en "Un verano con Chaplin (IV)", en Sopa de Ganso, el 15 de agosto de 2014, escribió:[...] "Luces de la ciudad" constituyó para Chaplin otro rodaje tantálico: casi tres años (concretamente dos y ocho meses) de esfuerzo ininterrumpido. Cuando comenzó a filmarla, en 1928, el cine sonoro era ya una realidad, aunque un tanto incierto su futuro. Cuando vio la luz, en enero de 1931, en un clima de gran expectativa (Albert Einstein acudió al estreno de Los Ángeles, George Bernard Shaw al de Londres), el público ya lo había aceptado y dado la espalda al cine silente. Sin embargo, Chaplin, aunque la sonorizó y aprovechó los efectos sonoros en algunos pasajes (los parlamentos de las fuerzas vivas en la escena de arranque, el silbato que el protagonista se traga en la fiesta…), continuó detestando el cine hablado entonces y aun en 1936: "Tiempos modernos" seguiría siendo, de facto, una obra muda. Que el acompañamiento musical ya no procediera de un pianista o una orquesta en la sala, tocando en directo, sino que formara parte de su banda sonora, también le trajo un quebradero de cabeza: el leit motiv melódico que arropa a la joven florista, supuestamente una creación de Chaplin, no es otro que "La violetera", de los maestros Padilla y Montesinos, que obviamente pusieron (y ganaron) una demanda por plagio.

Severo en sus ansias de perfeccionismo, Chaplin tardó semanas en rodar la escena del encuentro inicial entre el vagabundo y la cieguita (más de 300 tomas), pero el resultado es inmejorable: la chica confunde a Charlot con un millonario a causa del ruido de la puerta de un coche que no oímos pero que un raudo movimiento de cámara nos hace oír. La escena, milimetrada en su planificación, conjuga magistralmente el melodrama (Charlot recoge una flor del suelo y descubre, al verla a ella intentando todavía recogerla, que es ciega) con una pizca de comedia (creyendo que el hombre ha partido con el coche, cuando en realidad está sentado a su lado, contemplándola, la muchacha vacía un tiesto de agua arrojándolo sobre su rostro). Más complicada todavía resultó la elaboración de la culminante secuencia final. Insatisfecho con el resultado, Chaplin despidió a la actriz, Virginia Cherrill (que en 1933 se convertiría en la primera esposa de Cary Grant), y la sustituyó por Georgia Hall, la protagonista de "La quimera del oro" (1925), pero el proceso de filmación estaba ya demasiado avanzado y tuvo que recurrir de nuevo a Cherrill (sí había sustituido, en cambio, al actor Henry Clive, en el rol del millonario, por Harry Myers). Viendo ese momento de inmaculado, emocionantísimo cine puro (el primer plano de Cherrill diciendo “Ya puedo ver ahora”, y el contraplano de Chaplin, con los ojos húmedos, un rictus de timidez y un aura de felicidad), el enfermizo perfeccionismo del autor se justifica con todas las de la ley.

Marc, en @libroscinecómic, el 29 de mayo de 2018, escribió:Lo que el viejo zorro de Chaplin nos dice con el demoledor final de "City Lights" es que, contrariamente a la frase habitual, el amor no es ciego sino demasiado clarividente.

Ficha técnica

Charles Chaplin

Rollie Totheroh

Gordon Pollock

Reparto: