Pim, pam, pum... ¡fuego! (Pedro Olea, 1975) : Filmoteca de ficción

Pim, pam, pum... ¡fuego!
Pedro Olea (España, 1975) [102 min]

Sinopsis:

Pepe Gutiérrez-Álvarez, en "Silencio roto y otras películas notables sobre los maquis", en Kaos en la Red, el 5 de septiembre de 2020, escribió:[...] No menos destacada fue "Pim, pam, pum... ¡fuego!" (1975), lo mejor de Pedro Olea, donde el maquis toma la palabra. En esta notable película, con toda probalidad la mejor de su autor y de Concha Velasco como actriz, el maquis es alguien que huye en un mundo de seres derrotados condenados a la parálisis permanente, que intentan sobrevivir en el Madrid oscuro de posguerra, por cierto una historia escrita por Rafael Azcona y Olea que tiene muchos puntos en común con la de Carmen Broto en la Barcelona de la inmediata posguerra, donde el hambre y la miseria condujeron a muchas mujeres a la prostitución. Olea ya no tuvo que recurrir a situaciones metafóricas para retratar las humillaciones de los vencidos como sucedía en "El espíritu de la colmena", ni necesitó de coartadas arguméntales para contemplar la posguerra desde la óptica de la resistencia. La derrota es evidente, cada personaje representa un aspecto básico. El maquis que huye (Luis, el mejor Josep Mª Flotats en el cine) busca complicidades para salvar su vida y comenzar de nuevo; el viejo republicano (el entrañable José Orjas) se encuentra paralizado en la cama, la vida le ha condenado a la parálisis permanente; ella admira lo que Luis hace, pero se tiene que ganar la vida, sobrevivir, incluso soñar. El régimen está perfectamente representado por el estraperlista sin escrúpulo (una composición de Fernando Fernán Gómez que habría tenido Oscar si la hubiera hecho en Hollywood), un tipo para el que lo único importante es ser uno de los vencedores… El tono es de una profunda tristeza; el aire, de depresión; es el Madrid del millón de cadáveres, que decía el poeta, el tono de la época se percibe hasta en la forma de comer. Es una película para la historia por la que no ha pasado el tiempo, digna de ser recuperada por las nuevas generaciones.